| 82 | Juego previo
La noche despejada sobre la ciudad de Magnolia creaba un entorno pacífico e ideal para el descanso. Todos sus habitantes soñaban plácidamente, sin mortificación que pudiera asaltar en sus mentes y perturbar el valioso tiempo de descanso que cada quien, a su estilo, merecía justamente.
Pero todo era muy distinto para alguien habitando las sombras callejeras. Se desplazaba como la bestia que busca a su presa bajo finés puramente nutritivos y alimenticios.
Sin embargo, con la luna y las estrellas como las mas fieles testigas de la humanidad, algo insólito se llevaría a cabo esa misma noche de perfecta paz:
Esta noche un dragón sería la presa de un hada.
***
Arropado por el calor y la seguridad de su hogar, perdido en las profundidades del bosque, Natsu dejaba escurrir una gota de saliva de la comisura labial mientras una burbuja se inflaba y desinflaba al compás de sus ronquidos.
—Que lindo se ve mientras duerme —musitó la persona oculta entre las sombras.
Lentamente se acercaba al dueño de la casa, hasta llegar a su cama y recorrer la última distancia a gatas—. Pero se verá más lindo gimiendo mi nombre.
Su consciencia volvió lentamente, casi tanto como el tiempo que se llevó para abrir sus ojos jade.
Y vaya sorpresa que tuvo, casi al borde del infarto, cuando su mirada dejo de estar empañada por el sueño.
—Me alegra que despertaras, Natsu. Debo decir que hubiera sido aburrido hacerlo sin ti en toda facultad de pensamiento —dijo la persona, ahora sentada sobre su cadera y como Dios le envió a conocer el mundo.
—¿Que mierda...?
Claro que conocía a Erza. Demasiado bien, dirían algunos. Le sorprendía mucho verla allí... Así. Su mente mínimamente evolucionada lograba entender, vagamente, sus intenciones.
Sin embargo, incluso a estas alturas, necesitaba decirlo:
—¿Que estas haciendo aquí, Erza?
—¿No es obvio, tontito? —contestó, entre sarcástica y divertida; sarcástica por su ingenuidad y divertida por la misma razón—. Una chica a altas horas de la noche, en tu casa, desnuda y sentada sobre su zona más vulnerable... ¿Que crees que hace aquí?
—¿Quiere leer la biblia? —preguntó asustado.
—Si —contestó la mujer—. Voy a evangelizar cada rincón de tu lindo cuerpo, Natsu.
En un intento por escapar, lo comprendió al fin: Era imposible escapar. Grilletes de anti-magia lo sujetaban a la cabecera de su propia cama, mientras el peso del cuerpo de Erza lo aprisionaba de la cintura para abajo.
El escape era tan sólo una frívola ilusión que se desvaneció mucho antes de ser imaginada.
—Shhh' No luches, no luches... Si te tensas, tu carne se pondrá dura, y no de la forma que me gusta —lo tranquilizó. Retiró el dedo de los labios del chico y sonrió de una forma lasciva.
Otro forcejeo más se sumó a los intentos de escape. Estaba asustado, honestamente. No quería ser violado, mucho menos por Erza. Pero la conocía bien, y sabía hasta donde llegaría esa mujer con tal de hacer realidad lo que quería.
Y su semen llenandola era lo que quería justo aquí y justo ahora.
—Soy como un gato, ¿Sabes? —empezó a hablar—. Me encanta jugar con mi comida. Y eso es justo lo que haré contigo. Cuando nos hallamos divertido, la verdadera diversión empieza, querido dragoncito de llamas.
Su dedo índice, sin preocupación, se paseó por su rostro, y lentamente delineo un camino, pasando por su cuello, hasta llegar a su pecho. Pinchó levemente. Y con una parsimonia tortuosa se deshizo de la irritante prenda que cubría su torso... Su fuerte torso.
—Que curvas —dijo al ver su tan desarrollado abdomen y amplio pecho. La mano de Erza se deleitó acariciando ambos pectorales y volviendo a su rostro para acariciar su mejilla suavemente mientras sonreía—. Eres la fantasía de cualquier mujer, Natsu. Y esta noche serás todo mío.
—¿No podemos hablar? —preguntó, asustado.
—Me temo que no —respondió sonriente—. Ya lo decidí. Sabes que no aceptó un "no" por respuesta. Incluso si te rehusas, para mi sería muy fácil obligarte.
El asunto se elevó de tono.
Ahora estaba más abajo de su cuerpo. Sus manos quitaron la otra prenda irritante, dejando ver el "tesoro resguardado por el dragón".
—Vaya... Parece que alguien está feliz de verme —dijo de forma burlona, viendo al "dragón" de Natsu levantar la cabeza, enseñando lo largo de su cuello como decía el mito asiático—. Basta de aperitivos tontos, es hora de ver que tan alto puede volar este dragón.
El resto de la noche, y todo lo que allí sucedió, es algo que se le deja encargado a la imaginación.
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¿Uru o Vibranium?
¿Cual es más fuerte?
¡Gracias por el tiempo de tu vida y hasta el próximo capítulo, compadre!
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