| 79 | Hermanas de cama

Desde que tenían memoria fueron las mejores amigas. Rias recordaba haberla conocido en un parque, entre los arbustos, mientras ella jugaba con su hermano a las escondidas.

Desde ese instante se volvieron inseparables.

—¿Seremos amigas por siempre? —preguntó Akeno, alzando su brazo con el meñique extendido.

—Por siempre —prometió la pelirroja. Y segundos después su propio meñique se enlazo con la de su ahora mejor amiga de por vida.

Pero el tiempo pasa, y no lo hace en vano. Llegaron juntas a la preparatoria y muchas veces su amistad se vió en juego durante ese lapso de tiempo.
Por lo tanto, había llegado la hora de una renovación.

—¿Como debería buscarlo? —preguntó Akeno con el celular en manos.

Ambas estaban en la habitación de la pelirroja, en prendas interiores. Rias caminaba de un lado a otro, ligeramente ansiosa. La idea de renovar su pacto de amistad con Akeno le resultaba muy buena, pero también la ponía nerviosa. Es decir, ya eran un par de señoritas bien desarrolladas, así que necesitaban algo a la altura de su edad y mentalidad.

—¿Que tal "Pactos de amistad para mujeres"? —sugirió dudosa, deteniéndose un segundo para verla.
Akeno asintió y tecleo rápidamente en su celular.

—Bueno... No da muchos resultados "juveniles" —dijo la peli-negra, ligeramente decepcionada—. ¿Que tal si...?

Introdujo una búsqueda un poco más "específica" y fue ahí cuando internet arrojó mejores resultados.

—¿Algo interesante? —preguntó Rias subiendo en la cama para mirar el celular.
Akeno sonrió ligeramente cuando su amiga se sonrojó luego de leer el artículo en la página cargada en la pantalla—. Oh...

—Oh, si —expresó la peli-negra con picardía—. A mi me gusta.

—Mm' No lo sé... —expresó dudosa. El sonrojo en su rostro subió un ligero tono, pero no demasiado.

—Es apropiado para dos damas como nosotras. Ciertamente quedaría de por vida.

—Si lo dices así... —Akeno era muy buena haciendo que la pelirroja cediera a las locuras. No sabía cómo, pero siempre lo lograba. Y hoy no era la excepción.

—¿Entonces que dices? ¿Lo hacemos? —preguntó Akeno, sobre su oído.
Sentir su aliento la hizo estremecer ligeramente. Tuvo que alejarse un poco.

—Muy bien. Hay que hacerlo —declaró decidida.

Akeno soltó una risita divertida.

Ninguna de las olvidaría esto jamás.

***

"Hermanas de cama: Dos chicas, que se sientan en confianza y alta intimidad, mantienen relaciones sexuales con un mismo hombre al que ambas le tengan un gusto común. Una vez que se concluye el encuentro, ambas chicas son dignas de llamarse: 'Amigas de por vida'.

O al menos eso decía el artículo en aquella página Web que visitaron hace apenas horas.

Ahora estaban en la cafetería escolar, buscando selectivamente entre chicos que iban pasando o comían en el lugar. Todo, claro, discretamente.

—¿Que tal ese? —sugirió Rias, señalando con sus ojos a un chico castaño y de ojos azules sentado a varias mesas de ellas.

—Algo feo para mi gusto —descartó la peli-negra. Su vista se posó de inmediato en dos chicos, un rubio y un pelirrojo, que hablaban entre ellos—. Esos me gustan.

—¿No debía ser uno? —cuestionó Rias.

—A esos me los comería juntos.

—¡Akeno! —chilló la pelirroja apenada.

Gomen, gomen —dijo entre risas. Rápidamente su vista se posó sobre otro muchacho formado en la fila—. ¿Y ese de allá?.

—Muy andrógino para mi gusto —descartó, notando como ese chico, durante la espera, se retocaba detalles faciales viéndose a un espejo.

Un suspiro salió de los labios de Akeno. Claramente estaba decepcionada.

—Esperaba que no fuera tan difícil —dijo, desanimada—. Creo que iré por el rubio y el pelirrojo.

—¡Mira!.

La mano veloz de Rias se posó encima de su hombro y la obligó a girar. Fue así que sus ojos se encontraron con lo que Rias veía tan embobada. ¿Y como no? Ella se quedó igual que su mejor amiga.

—Hola, hola, hola... —balbuceó Akeno al verle.

Cabello Rosado, muy exótico, ojos Jade, piel bronceada y un cuerpo tonificado y esculpido... Parecía que tenían un ganador.

—Solo nos queda ver que tal es como persona. No quiero que mi virginidad la tome un idiota que la use para inflarse el ego —explicó Gremory, siendo apoyada por Akeno con un asentimiento.

Se acercaron a él al mismo tiempo. El muchacho peli-rosa, al notar que había alguien delante de él y su mesa, elevó la mirada para hallar a dos bellezas viéndole, algo nerviosas.

—Natsu Dragneel. ¿Puedo ayudarles? —pese a ser bastante directo, habló con calma y amabilidad. Además, sonreía de un modo encantador.

—Rias Gremory y Akeno–

—Hola.

—Y queríamos hacerte una pregunta.

—Adelante —accedió sin problemas.

—¿Tienes novia, Natsu-kun? —preguntó, esta vez, Akeno.

—No... —contestó, dudoso.

—¿No te gustaría tener un trío con nosotras?

Rias casi se desmaya y Natsu escupió, sobre su plato, la comida que tenía metida en la boca.

—¿Aceptas? —interrogó Akeno.

—Acepto —dijo el, sin dudar—. Sólo me tomaron por sorpresa, pero en fin.

—Te veremos en mi casa. Todo estará listo cuando llegues —aseguró la peli-negro, tan risueña como siempre.

Akeno tuvo que llevarse a Rias por cuestiones de nerviosismo extremo. O, más bien, por que la pobre pelirroja no se podía sostener sobre sus piernas a causa del temblor que sufrían.

—Oye, guarda algo de temblor para ese chico —dijo Akeno, a modo de reproche, antes de abandonar la cafetería con su mejor amiga en brazos.

***

Ding-Dong

—Que puntual —comentó Akeno, abriendo la puerta.

—Vaya... —expresó el peli-rosa, gratamente sorprendido.

—¿Te gusta? No sabía cuál te gustaba más, así que opté mi apuesta en algo "revelador" —explicó, finalizando sus palabras con una vuelta completa.
Por ese instante, Natsu pudo verle todo.

—Se ve bien en ti —halaga el muchacho—. ¿Y tu amiga?

—En mi cuarto, esperando. Todo está listo. Iremos directo al platillo principal, nada de entremeses o aperitivos; me muero de hambre —comentaba de manera lasciva, coqueta y divertida.

Llegó a su alcoba, donde Rias esperaba sólo con lencería sobre su cuerpo, guiando al muchacho tomándolo de la mano.

—Wow' El rojo te queda muy bien, incluso mejor abajo que arriba.

—G-Gracias... —dijo ella, apenada.

—Muy bien, chicos... —ambos, peli-rosado y pelirroja, escucharon claramente el sonido del pestillo al ser girado—... ¿Quien quiere jugar a "tortura erótica"?

Akeno lo investigó con antelación, y no era demasiado difícil: Excitas tanto al prisionero que este hace lo que tú dices y sólo te detienes hasta oír súplicas de los labios del contrario.
La idea, en teoría, de esto es aumentar el placer por medio de la dominación, el misterio y, especialmente, el masoquismo.

Akeno encontró muchas opciones divertidas y prometedoras, tanto para que Natsu les hiciera a ella o ellas el. 

—H-Hola...

Rias, apenada, sonrojada y vistiendo lencería roja, se veía excepcionalmente hermosa.
Era como ver una musa rojiza.

—Vamos a saltar todo el relleno —dijo Akeno. Sus manos tomaron el seguro de su brasier y lo abrieron de par de par.
Sus gemelas salieron rebotando a saludar—. Y vayamos directo a lo que nos gusta.

Rias, tratando de seguir el ejemplo de su mejor amiga, se quitó el sostén y pegó ambos senos en el cuerpo del chico.

—«Que mullidos» —pensó—. «Creo que son más suaves que las de Juvia. Pero ella sigue teniendo mejor trasero».

—¿En que piensas? —indagó Akeno, a la vez que entré ella y Rias lo guiaban a la cama.

—En otra mujer —contestó sincero.

—¿No te gustaría invitarla? —preguntó Akeno con picardía.

Le envió un mensaje, diciendo que estaba con dos chicas y les iba a hacer el amor, y que si quería participar, fuera a la dirección que le envió anexada.
Y como una posdata, puso: "Si puedes traer una amiga, sería estupendo".

—Bien, basta de charla. Es hora de la acción.

Ambas saltaron sobre el muchacho, dando inicio a la faena sexual de tres partes, mejor conocida como "Trío".

***

—¡¡¡DIOOOOOS!!!

El primer orgasmo había sido todo una amalgama de sensaciones muy nuevas para ella. Pero ahora, en su décimo orgasmo, estaba demasiado sensible y sentía que ya no podría.

—Denme un segundo. Necesito fluidos... —pidió Natsu entre jadeos de agotamiento masivo.

Akeno, todavía postrada sobre manos y rodillas, observaba a Rias, tendida a su lado, con las piernas abiertas y las muñecas esposadas.

Ambas jadeaban tratando de regular sus respiraciones. Akeno aún podría hacerlo unas 6 veces más, pero sería todo; Rias, por su parte, únicamente llegaría a 2 o 1 más (si tenía suerte).

Natsu volvió, siguieron haciendo el amor y finalmente cayó rendido entre ambas amigas.

Rias y Akeno se tomaron de las manos y, mirándose a los ojos, sonrieron.

—¿Amigas por siempre? —cuestionó.

—A partir de ahora, amigas hasta el final de los días —confirmó ella, cerrando los ojos y sonriendo tiernamente.

El sonido de la puerta siendo abierta llamó la atención de ambas. Era una chica de cabello azul, indumentaria invernal de estilo ruso, piernas preciosas, trasero grande y bonito y ojos tan azules como su cabello, o incluso mas.

—¡Natsu-sama, Juvia ya está aquí! ¡Y trajo a sus amigas de repostería y natación!.

Bueno, esto iba a ponerse interesante.

A partir de ahora, eran mejores amigas de por vida.










































































































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¡Gracias por el tiempo de tu vida y hasta el próximo capítulo, compadre!.

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