—¡Preparate para ser sorprendido, Natsu-nii!

El aludido dió un par de aplausos en señal de apoyo. Su gesto facial era serio y estoico. Mejor así que reírse en la cara de su hermana menor.

Wendy, la aludida, prosiguió con el show. Estiró ambos brazos, atrapó su mano izquierda con la derecha y dobló los dedos un par de veces para luego soltar y empujar a lados opuestos.

La idea era crear una ilusión óptica que diera la idea de que la mano atravesaba a la otra.
Pero Wendy... No lo logró.

—Vas mejorando, Wendy. Ánimo —apoyó Natsu, sin cambiar sus gestos.

De inmediato siguió con el truco del vaso y la moneda.
Golpeó la base del vaso las dos respectivas veces y a la tercera, que era donde lanzaba la moneda y chocaba en la mano para depositarse en el vaso, esta salió volando, golpeó en el techo y, como un acto karmico, impactó sobre la cabeza de la niña ojimarrón.

—Itte... —chilló llevándose ambas manos al punto de impacto.

—Bien dicen que el dinero, mal usado, puede dañar a la gente —profesó Natsu aún estoico, pero con una pequeña sonrisa de gracia en el rostro.

Ahora seguían algo más sencillo: Adivinar la carta.

—Elije una carta, Natsu-nii.

—Ya esta —avisó con el objeto en la mano—. ¿Ahora que?

—Ponla nuevamente en la baraja —al ver que su hermano hizo lo indicado, comenzó a barajar el mazo—. ¿¡Esta es tu carta!?

—No —respondió estoico.

—¿Y esta?

—No.

—¿Esta?

—No.

—¿Esta?

—No.

Un aura oscura y densa, que detonaba depresión, inundó la cabeza de Wendy. Tanto así que fue a abrazar sus piernas en un rincón.

—Ya, ya. El fracaso es sólo el éxito sin pulir. Tranquila —decía Natsu dándole palmaditas en la espalda a Wendy buscando animarla.

El que persevera alcanza, dicen por ahí.

____________________________________

Homenaje a la senpai mágica más inútil del manga, y ahora del anime. Me encantó la canción del opening, por cierto.

¡Gracias por el tiempo de tu vida y hasta el próximo capítulo, compadre!.