| 72 | Dragon's Paradise

Sus ojos se abrieron con parsimonia. Una agradable luz le bañó el rostro al instante, pero no se quejó en absoluto.
Su cuerpo se sentía como si flotara en algún estanque o, directamente, en el mismo océano. En sus fosas nasales abundaba un agradable olor; una deliciosa amalgama de esencias aromáticas que le embriagaba completamente.

Su cabeza era la más consentida, pues sentía estar recostada sobre algo mucho más suave que la almohada más fina, rellena con las más delicadas plumas del ave más exótica sobre Earth Land.

Sonidos distorsionados, que vislumbraba eran risas, invadieron sus oídos. No prestó demasiada atención a esos detalles y siguió centrado en disfrutar de ese paraíso al que había arribado sin saber exactamente como.
Quizás, luego de tantas hazañas heróicas, algún dios clemente se apiado de el, le dió una muerte rápida e indolora, y lo envió con todo y zapatos a ese paraíso de relajación absoluta.

Gracias, Dios. No sabía cuál exactamente, pero gracias.

—Natsu~

Esa voz...
Que extraño. Por un instante juraría que esa voz pertenecía a alguien que el mismo conocía a la perfección. Pero esta voz, a comparación de la persona dueña de ella, era suave, dulce, tierna y amable. Todo un némesis por comparación.

—Natsu~

Esa voz si la distinguía, y también concordaba con sus infinitos recuerdos sobre la persona dueña de ella.

—Natsu~

Un tanto mas melosa, pero coincidía. De eso no tenía duda.

—Natsu-sama~

La voz que hablaba no se podía ni comparar con la dueña de ella. Ella era mucho más dulce, tierna y melosa.

—Natsu-nii~

Al igual que la anterior, ni por asomo. Le faltaba mucha amabilidad y gentileza en esa voz para asemejarse siquiera un poco con la auténtica.

—Natsu~ hic'

Esa coincidía perfectamente con la auténtica. No había error.

—Natsu~

Pese a no tener tantas memorias de y con ella, como de las anteriores, las tenía. Y sabía que esa voz encajaba bien con la verdadera.

—Natsu~

Claro que la reconocía. Había pasado tanto tiempo junta a ella que sería un idiota por no poder distinguirla.
El era un idiota, pero no tanto, saben.

—Natsu~/ Natsu~/ Ryuo~

Dos coincidían acorde a sus recuerdos, pero la última... Vagamente la tenía entre sus memorias.

Los sonidos se detuvieron.
En su lugar le invadió un cosquilleo prolongado por todo el torso, especialmente sobre el pecho y el abdomen.
Pero era raro. Sentia como si algo o alguien le pasara plumas de terciopelo por esas zonas del cuerpo. No era que no le gustara, pero si lo cuestionaba un poco. Era la clase de persona a la que gustaba saber cómo sucedían las cosas, incluso si solo se lo contaran.

—Ryuo~

Ahora, como si nada pudiera volverse mejor, la suavidad en la que sentía reposaba su cabeza, fue intensificada a un nivel Fairy Law. Y justo antes de eso escuchó esa voz femenina que no lograba recordar.
Que extraño.

—Natsu~

Ahora todo estaba claro. Incluso más claro que el agua. Ahora entendía por que las voces que escuchaba eran tan parecidas a las de esas mujeres a quienes tanto aprecio les tenía: Es por que eran sus voces; ellas eran quienes hablaban.

Al disiparse la luz pudo tener una vista más clara de todo lo que sucedía, y darle una explicación a estos sucesos: Estaba tendido sobre un mullido y enorme colchón; no poseía ningún tipo de prenda sobre su cuerpo; todas esas chicas, a quienes estimaba tanto, estaban allí junto a él; y esa deliciosa amalgama de esencias aromáticas era producto de los olores mezclados de las chicas, causado por tenerlas tan juntas en un mismo sitio.

Y como último, pero no menos importante, detalle... Todas estaban desnudas.

Además, aquella suavidad, tan increíble y cálida, eran los pechos de Irene. Tan grandes y esponjosos, y su cabeza se hallaba recostada sobre ellos.
Y como último punto a notar: Todas tenían una mano sobre su torso, y le estaban acariciando con gentileza y cierta sensualidad intencionada.

—¿Esto es un sueño? —debía preguntar, tenía que saberlo.
Si resultaba que todo era un producto de su mente, procuraria disfrutarlo al máximo.

—En absoluto —respondió Lucy, sonriendo como jamás le vió hacerlo.

—Esto es tan real como tú o yo, Natsu —prosiguió Levy a apoyar el argumento.

—Esto esta sucediendo, Natsu-nii. No puedes escapar de nosotras —le hizo saber Wendy, la mas jóven de la multitud, sonriendo como toda una degenerada.
Incluso si tan solo tenía 13 años y su cuerpo, por comparación, no eran tan voluptuoso ni majestuoso como el de sus hermanas de Harem, ciertamente desprendía un aire y aura de lujuria y deseo tan grande como sus hermanas de Harem allí reunidas. Y eso, para Natsu, era más que suficiente.

—Ahora, Natsu-sama, diga "Ahhh".

Juvia extendió a su boca un tenedor. En sus púas había pinchada un bocado de comida. Natsu, pese a no conocer la procedencia del mismo, no dudo en comerlo. Sabía delicioso. Juvia era una gran cocinera.

Todas las chicas, de algún modo, también habían cocinado y llevado sus propios platillos.
Del mismo modo que Juvia, alimentaron a Natsu un bocado a la vez. Y cuando quedó satisfecho, las chicas prosiguieron al siguiente y más importante paso de la velada.

Natsu, por su parte, contemplaba a sus estimadas amigas. Todas se veían particularmente hermosas ese día. No sabía si fuera la luz o el hecho de que estaban desnudas, pero, ciertamente, las féminas delante de él eran dignos monumentos a la belleza y la sensualidad.

Afrodita sentiría envidia si las viese.

—Natsu-Nii~ —cualquiera pensaría lo contrario a primera vista, pero de entre todas las chicas era ella la más atrevida. No tuvo reparos en sentarse sobre su cadera, frotando ligeramente su virginal entrada contra su tronco fálico.
Un suspiro salió de boca de Natsu y aumento el ego de la peli-azul—. Es tiempo de que ayudes a tu linda hermanita a quitarse este molesto escozor. Ayúdame a sentirme mejor, Natsu-nii.

Su cuerpo se elevó a una altura proporcional al tamaño del falo erecto del peli-rosa.
Lentamente fue bajando e introduciendo la vara de carne del hombre que amaba hasta lo mas profundo de sus entrañas.

Al ser tan pequeña, luego de traspasar el muro de la pureza, pudo sentir como llegaba hasta su útero. Pese al dolor, lo resistió bien. Un par de lágrimas escurrian de sus hermosos ojos marrones. Natsu, que la observó, hubiera preguntado, dicho o hecho algo para ayudarla, pero Erza se ocupó de captar su atención besándolo lenta y lascivamente. Rápidamente, siendo tan distraído, su atención se la llevó la pelirroja.

Cuando el dolor ofreció tregua no perdió el tiempo y comenzó cabalgando sensualmente al Slayer de fuego.
Montaba lentamente, sin prisa, haciendo un adelante-atrás con las manos puestas como apoyo sobre su fuerte abdomen. El sudor no tardó en hacer aparición. Su frente brillaba ligeramente y un par de gotas bajaban por su cuerpo.

Natsu, que ahora besaba a Lucy, se daba tiempo para contemplar a la mujer sobre el.
Wendy, esa tierna y adorable niña que consentia como a su hermana menor, sus ojos marrones brillaban con lujuria, su boca abierta, en un gesto de placer, exhalando dulces gemidos que a sus oídos eran los más prodigiosos cánticos del Olimpo, y su cabello suelto, con algunos mechones pegados a su frente por el sudor, se despeinaba más a medida que la intensidad se elevaba.
Personalmente, a Natsu, le gustaban más las coletas largas que el cabello suelto en ella.
Pero seguía viéndose hermosa, eso era lo importante.

—Natsu-Nii~ esta tan... Tan dentro de mi... Gyaaa' —gimió al instante que, por detrás de ella, un par de manos se posaron sobre su pecho.

Hihi' Luces adorable cuando cabalgas a dragón —era Cana, su Onee-sama, quien acariciaba sus pezones circularmente.
Aprovechó su distracción para 'jugar' con ella. Acercó su boca al oído de la pequeña Slayer, mordió el lóbulo y entonces habló en susurros—. Siempre me he preguntado... ¿Que tan sensible eres, Wendy-chan?

Pellizco ambos botones rosados con los dedos índice y pulgar un instante después.
Un gemido más fuerte y entonado que los anteriores emergió desde el lecho de su garganta hasta la superficie, llenando los oídos de las doncellas y el dragón presentes.

—Bien dicho Jeje' —dijo Cana, divertida.

Al mismo tiempo que Cana jugaba con la pequeña Wendy, Dimaria y Brandish lamian el cuerpo del chico, paseando por su cuello hasta sus esculpidos abdominales.

Natsu alternaba besos y labios con las chicas cercanas a él.
Pasaba de Erza a Lucy; de Lucy a Juvia; de Juvia a Liss; y de Liss nuevamente a Erza.
Era un vaivén húmedo de lenguas en constante contacto.

—¡AAAAHHH~! ¡NATSU-NII!

Su pequeño y delicado cuerpo se estremeció hasta el punto de temblar notablemente. Echó su cabeza hacia atrás, junto a los ojos, al mismo tiempo que su lengua colgaba de su boca.

Wendy, en ese maravilloso momento, se sintió como el Titanic: Un duro y gran objeto la golpeó con todo lo que tenía y la hundió hasta el fondo de los océanos del amor.

—Parece que Wendy-chan quedó más que satisfecha —arguyo la demonio ayudando a Cana para retirar a Wendy del "dragón".
No quedaba atisbo de fuerza de ella como para hacerlo sola—. Es tiempo de que ejerscas tu deber y castigues a esta demonio mal portada, E.N.D.-sama.

Arrastró al chico a su cuerpo. Estrujo su cabeza entre sus pechos usando un efusivo y amoroso abrazo.
Las chicas veían molestas y celosas como la albina acaparaba para ella sola al chico. Pero no la culpaban o juzgaban; ellas harían lo mismo.

Un gemido salió de sus labios al sentir las manos calientes del chico posarse estrepitosamente sobre su trasero.

—Mira que eres codicioso... —bromeó sonriendo—... Pero esta bien. Hazme lo que quieras, Natsu.

Siguió jugando con el trasero de la albina un poco antes de darle la cara y besarla fervientemente. Como un dragón, Natsu devoraba a su presa con mucho apetito.
Volvió a bajar la cabeza, yendo directamente a sus pechos. Su aguda y traviesa lengua delineaba el ruedo de su aureola derecha. A eso le seguía ligeras mordidas en su botón accionador de placer.
Repitió el proceso con su seno izquierdo para volver a subir y comerle la boca nuevamente.

—Mira-chan, déjame Muac'... Déjame Muac'... Hacértelo... —podía articular entre beso y beso.
Con la excitación estaba perdiendo las pocas facultades cognitivas que poseía.

—Si...Muac' Hazme tuya y solo Muac' tuya, Natsu —suplicó con urgencia a flor de piel.
Ansiaba sentirlo dentro y ya no podía esperar más por ello.
El calor de Natsu, fusionado al calor que su propio cuerpo generaba la estaba asando y asfixiando viva.

Las acciones valen más que las palabras y Natsu le hizo verlo de primera mano.
Empezó por recostar su cuerpo, luego procedió a abrir sus piernas y finalmente se introdujo su dragón en la cueva demoníaca de Mirajane a una expedición de la que solo el podía regresar con vida.

—Ryuo.

Con urgencia le besó. Por instinto sabía que hacer. Besaba a Irene al mismo tiempo que penetraba a Mirajane con fuerza y fiereza.
Definitivamente se portaba como un Rey Dragón.

—Ahhh' Ahhh' Dios ¡Ahh'! ¡Natsu! —gritó la demonio al desborde.
La semilla caliente de Natsu la llenó al mismo tiempo que vació su fuerza física.

—Irene —al fin lo había recordado. Y ahora que lo pensaba, era algo raro que madre e hija fuesen profanadas por el mismo macho.
Cada quien, a fin de cuentas.

Con ella se volvió más salvaje. Se lanzó al ataque como la bestia que inverna y vuelve hambriento. Se abalanzó contra Irene sin piedad y fue directo al premio mayor.

—¡Hazme tuya, Ryuo! ¡No pares incluso si te suplico por lo contrario! —gritó extasiada.
Natsu no tuvo reparos al devorar directamente su húmeda vagina. E Irene tampoco los tuvo al pedirle hacerlo más fuerte.

Wendy, que aun jugaba con Cana, observó la escena con una sonrisa pervertida.
Ella mejor que nadie sabía bien lo que era.

—«La cúpula real» —pensó excitada. Tuvo que morderse el labio, en un intento de contención para no quitarse a Cana de encima e ir con ellos en ese instante—. «Jamás pensé que viviera para verla en persona».

La cúpula real: Un acto de índole sexual, perpetuada por dos reyes dragones. En general es raro, pues la raza sólo puede tener un Rey o una Reina a la vez, jamás ambos.

Las chicas, las que aun no tenían verdadera acción con el peli-rosa, se acercaron a gatas hasta rodear a la pareja.
Tal vez Wendy, una Dragon Slayer, respetara el sagrado acto llevado a cabo entre reyes, pero ellas no. Tenían algo mejor en mente.

—¿Are? —musitó al sentir sus brazos ser tomados por sus hermanas de nación—. ¿Pero que...?

Juvia sujetó su pierna derecha y Lisanna la derecha. Lucy y Erza, usando cada una una mano, empujaron la cabeza de Natsu más a fondo.
Irene sintió su lengua llegarle aún más adentro. Tal acto la hizo echar la cabeza y sacar la lengua mientras sentía como sus ojos se volteaban.

—Que pervertida eres, Mamá —bromeó Erza ejerciendo más empuje sin ofrecer la oportunidad de descanso—. Eres una asquerosa asaltacunas.

Irene la oía sin responder. No podía hacerlo de igual modo. Estaba muy absorta sintiendo como Ryuo la devoraba sin piedad. Así proclamaba que ella era suya y punto. No estaba a discusión.

—¡RYUOOOOOO~!

Ese no había sido un grito, fue un rugido. Fue el rugido de la reina dragón siendo sometida por su semejante y a la vez superior.
Tenía que aceptarlo, la venció.
Los fluidos abundantes que Natsu bebió como agua eran la evidencia.

Quedó agotada y cayó semi-inconsciente a causa de ese orgasmo talla Sayayin.

Jadeante, Natsu también sintió que quería caer. Claramente las chicas no lo permitieron.

—Natsu/Natsu-sama.

Se arrodillaron delante de él y atraparon su pene entre sus pechos.
Se notaba una clara diferencia entre ambos, inclinada a favor de Juvia, pero aún así el aludido gruñó el sentir tanta suavidad envolver su pene.

—Chicas... Que bien lo hacen —gruñia conforme el paizuri se tornaba más audaz.
Ambas mujeres tenían noción de lo que hacían. Le quedaba claro.

Sus labios fueron sellados por Erza. Lo besaba con pasión.
Lucy exigió su turno sin palabras. Se dispuso a engullir la boca del Slayer sin piedad.

Las chicas también podían ser codiciosas. Era un dato importante a tener en cuenta.

¡Plaf!

Kyaaa —chilló la roja al sentir una bofetada en sus mejillas de culo. Y encima fue con la mano mojada.

—Que suave es Erza-san —comentó divertida—. Me pregunto si también lo será por enfrente.

Wendy se colgó de sus pechos casi de inmediato.
Sus labios chupaban y la lengua mojaba su pezón y la aureola. Al soplar era cuando realmente la golpeaba fuerte con placer.

—Luce... —gimió al separarse de ella.

—Natsu... —imitó ella en igualdad de condiciones.

Cana seguía sin ser atendida por el dragón, por lo que debía darse gusto de otra manera.

Apretó con fuerza los pechos de la rubia desde atrás. Luego la arrastró con ella para jugar del modo que hizo con Wendy.

—¡Juvia! ¡Lisanna! —gritó, instantes después, cuando su cuerpo no pudo más.
Todo el contenido de su segunda carga fue para las aludidas.

Bañadas en la semilla del Slayer, ambas comenzaron a besarse y lamerse entre ellas con el propósito de limpiar su desastre.

—Ven aquí. No creas que te estás salvado de las bellezas de Álvarez —dijo Brandish, riendo y sonriendo con perversión al mismo tiempo que lo arrastraba para recostarlo sobre la cama—. Eres todo un semental. Pero estoy segura que eres susceptible al cambio. Yo me haré cargo.

Uso su magia para un fin más "creativo". Tanto, que el mismo se sorprendió.

Hooo...' —solamente eso pudo expresar al verse a si mismo.

—Un gran cambio —comentó Dimaria gateando hasta llegar a el—. Muéstrame de que mas eres capaz, demonio.

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—¡Que grande! ¡Que caliente! ¡Ahhh~'! ¡Por Kami-sama, vas a partirme en dos, demonio!

Vertió hasta la última gota de su semilla en su útero. Con tres estocadas más bastó para lograrlo.

—Maldito... Demonio... —farfulló exhausta. Y cayó rendida.
De nuevo, fue derrotada por el Demonio.

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No cabía enteramente en su boca. Era este el momento donde se daba cuenta de que, tal vez, cometió un error de cálculo.

—Jeje' ¿Demasiado para la demoledora de naciones? —se puso arrogante. La expresión en su rostro, sumado al ritmo que ponía en la mano puesta sobre la cabeza verde de Brandish, denotaba superioridad.
La tenía totalmente dominada.

Instantes después se corrió en abundancia dentro de su boca.

Y no conforme, sacó su pene, se masturbo rápidamente y la baño del rostro hasta su generoso busto con su esperma.

—Limpialo —ordenó, dando un acercamiento de su pene a su rostro.

Obedeció sin rechistar.
Amaba ser una perra.

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—¡Natsu-sama~!

¡PLAF!

Besó el colchón luego de ser asediada por el dragón de fuego hasta la muerte.
Su boca aún derramaba la sustancia blanca, señal de que no la ingirió en su totalidad. Que niña tan desobediente.

—Estas estrecha, Liss —comentó haciendo el vaivén lento, bombeando a un ritmo lento.

Lisanna era penetrada a cuatro patas. De hecho, ella y Juvia fueron "amadas" del mismo.

A Natsu le gustaba así cuando tenían traseros grandes.
Que pervertido.

—¡Dios, Natsu~, gracias! —gritó al ser llenada por el hombre que amaba.
Su lengua acabó colgando y su mirada tan perdida como nublada.

Abandonó su interior, y no pasó ni medio segundo cuando un par de manos muy tersas envolvieron su cuerpo para recostarlo sobre otro par de sedosas piernas.

Lisanna, agotada, pudo mantenerse en aquella posición sexual. Con suerte podía seguir sin moverse y no caer.

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Mmmhg' Ahhh' Si... Natsu...

Lucy, con gesto de placer y perdido, gemía de modo rítmico, al mismo compás que se movía sobre el pene de Natsu.

El susodicho degustaba los pechos de su reina dragón.
La princesa dragón sostenía su cabeza entre sus propios atributos para mantenerlo cómodo. Eso era trabajo en equipo y convivencia madre e hija al mismo tiempo.

Juvia seguía tendida sobre la cama, babeando semen con un gesto de placer perpetuo; Lisanna se sostenía sobre sus manos y sus rodillas, en el mismo estado que Juvia; Brandish cubría sus pechos en iguales condiciones; Mirajane lamía todo lo que su lengua le permitiera en el pecho de Natsu; Wendy, Cana, Levy y Dimaria, ya recuperada, esperaban pacientemente su turno mientras observaban como se apareaba con Lucy.

Por tremendo semental valía la pena la espera.

—Ya lo saben —dijo Levy, sosteniendo una lacrima de comunicación que apuntaba a Natsu y las chicas con quienes estaba en esos instantes—. Quien desee unirse, es bienvenida a Dragon's Paradise sin costo alguno. Las esperamos ansiosas.

Con una sonrisa coqueta dió por cerrada la transmisión para poder enfocarse en lo suyo.
Aún había mucho Natsu por probar.









































































































































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Me tomó 4 días hacer una parte de esto y luego ya no supe que demonios hacia y me deje llevar por el instinto. Pudo quedar mejor, supongo.

¡Gracias por el tiempo de tu vida y hasta el próximo capítulo, compadre!.

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