| 70 | Reina de las plebeyas

— Tienes que admitir que te ves muy linda con esa ropa—su sonrisa lasciva, por muy hermosa que fuera, no ayudaba.

— ¡No me estás ayudando!—chilló ella tomando el borde de su falda y empujando hacia abajo.

— No pretendía hacerlo—aclaró. Se acercó a ella, y a su rostro—. Compláceme, sirvienta.

Con todo el descaro del mundo, al pasar a su lado, le dió una nalgada.

Hisui, la reina de Fiore, chilló al sentir el azote en sus pompas y giró a verlo molesto. Pero Natsu únicamente se reía.

De todas las apuestas que pudo aceptar y perder, ¿Por que tuvo que escoger esa?.

***

La primera labor del día era preparar el desayuno. ¿Que tan difícil puede ser?.

Ya tenía la idea: Hot cakes con forma de corazón, jugo de naranja casero, tocino y un tazón de fruta fresca.
Lo primero serían los Hot cakes.

— 2 tazas de harina; 3 huevos; leche...—leía en el recetario—. Bien. Será fácil—aseguró con determinación.
Ya le enseñaría a Natsu de que estaba hecha.

Puso todo en un recipiente de cristal y comenzó a mezclar, con toda la alegría y seguridad del mundo.

5 minutos.

— ¿Eh...? No queda uniforme—musitó sin detener su labor, pero dándose cuenta de que los grumos no se disipaban.

10 minutos.

Decidió subir el ritmo. Ahora aplicaba más fuerza y velocidad. Pero finalmente la mezcla se desbordó, cayendo en la cara de la chica y la barra sobre la que lo preparaba.

— Buenos días.

— «Por un demonio, lo que faltaba»—pensó Hisui, molesta.

— ¿Y el desayuno?—sabía la respuesta incluso antes de que se hiciera la apuesta. Pero solamente estaba siendo descarado.

La peli-verde se dió la media vuelta lentamente, hasta darle la cara a Natsu.

El dedo del DS pinchó su mejilla y se deslizó un par de centímetros hacia abajo. Luego se llevó su dedo a la boca para probar.

— Delicioso—halago sarcástico—. Saldré con unas amigas. Tendremos una orgía y estaré cansado, así que espero que todo esté limpio cuando vuelva.

Y de nuevo, con todo descaro, una nalgada.

Entre risas salió del palacio, dejándola sola, enojada y, francamente, excitada.
Como le ponía ese hombre, y como le ponía furiosa que dijera esas cosas.
Especialmente por que si se dirigía a una orgía. Eso la ponía muy celosa.

***

— Estúpido Natsu...—murmuró tallando el suelo con un cepillo, postrada sobre el mismo.

La labor de limpieza tenis muchas ramas: Ropa, habitaciones, suelo, baños, muebles, adornos, camas, etc. ¿¡Como podía hacerlo cualquier persona!? ¡Era tan agobiante! ¡Ya sentía que no podría más!.
Incluso tenía un par de ampollas.

Ya era de noche, y Natsu apenas llegaba al palacio.

— ¿Y a ti que te sucedió?—preguntó al notar que cojeaba.

— La orgía fue una locura—contestó caminando a ella—. Cana es experta en romper caderas, y ahora... Estoy pagando la factura.

Hisui se levantó, tomando la cubeta llena de agua jabonosa y se retiró de ahí. No quería que la viera molesta. ¡Si a él no le importaba, a ella tampoco!.

Mientras tiraba el agua por el fregadero, sintió el bulto picarle atrás.

— ¿Me extrañaste?—preguntó Natsu, sensualmente, sobre su oído.

Sus manos empezaron a recorrer su cuerpo por encima de la ropa de Maid que debía vestir.
Natsu sabía dónde tocar.

— La verdad no—dijo tratando de sonar Tsundere... Pero no le salía. Luego le pediría consejos a Gray, el amigo de Natsu.

— ¿De verás?—volvió a preguntar, esta vez, estrechando sus cuerpos y acercando su boca al oído de la chica.
Podía sentir su cálido aliento sobre su oído—. Por que tu cuerpo me está dando otra respuesta.

Sus dedos atraparon el erecto pezón de la reina.

— Gya'

— Para no extrañarme te excitas muy pronto. ¿En verdad no me extrañaste?.

Esto era el colmo. No sólo era un descarado nefasto, también era ridículamente sensual.

— «Estúpido y sensual Natsu»—pensó molesta. Su cuerpo empezaba a sentirse caliente y muy pronto, mas de lo que quería, iba a ceder a la tentación.

— Aún hay una labor que toda Maid debe cumplir—informó el peli-rosa.

— ¿C-Cual...?—pudo preguntar entre sus intentos de resistencia y las recaídas fugaces.

— Complacer a su amo.

No pudo más. Natsu cruzó la línea y rompió la poca defensa con la que aún disponía.

La mano de Natsu se escabullo bajo su falda y le bajo las bragas de color verde que llevaba. De un sólo movimento le subió la falda y se introdujo en ella por detrás.

— ¡HIIIIIII'!—chilló al sentirlo dentro. Por muchas veces que lo hicieran, siempre parecía como la primera vez.

Para venir de una orgía parecía muy motivado.

Sus movimientos, turnados entre lentos y rápidos, con nalgadas incluídas, lo delataban. Y al mismo tiempo la volvía loca.

— Ho...' ¿Sin sostén? Que plebeya tan pervertida. ¿Esperabas que esto sucediera?—preguntaba con burla, al mismo tiempo que aumentaba al ritmo de sus estocadas.

Ahora Natsu la penetraba mientras Hisui estaba postrada contra uno de los sillones, con los pechos salidos, colgando, yendo hacia adelante y atrás al mismo compás que su dueña. La mirada de Hisui carecía de brillo y le daba vueltas. Su propio calor asfixiaba sus pensamientos coherentes.
A estas alturas, únicamente podía sacar la lengua y disfrutar a su amo.

— ¿Te gusta–plaf'–que te trate como–plaf'–mi perra?—los glúteos de porcelana de Hisui estaban al rojo vivo. Natsu atacaba sin reservas.

— ¡Si!—gritó sin poder evitarlo. Estaba poseída por el demonio del placer—. ¡Enséñale a esta plebeya por que tu eres el amo!—pidió a gritos.

— Con mucho gusto.

Las siguientes horas se fueron en sexo. Lo hicieron en cada habitación del palacio, incluída la sala del trono.

Ya habían acabado. Ahora, Natsu, se abotonaba su camisa, y Hisui yacía tumbada en el suelo, con la ropa desgarrada, a medio quitar, los pechos de fuera, las piernas abiertas y el semen de Natsu escurriendo fluidamente de su entrepierna. Además, y hablando del líquido, su cara, aparte de los ojos vacíos y perdidos por el placer, estaba cubierta por la semilla del Rey Dragón.

— Debo ir al gremio. Cuando vuelva, quiero que todo esté limpio. No me gusta hacer el amor donde ya lo hice sin limpiar.

Salió del palacio, dejándola en ese estado, además de muy agotada.

Por primera vez en la historia del apellido 'Fiore', una reina fue reducida a una simple y vulgar plebeya. Y a esa reina le encantó.

































































































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Creo que hasta ahora no había hecho, además de un Navis, un NaHi. Wow. Tal vez, ya para cerrar el círculo, haga un Navis. No se, sólo digo.

¡Gracias por el tiempo de tu vida y hasta el próximo capítulo, compadre!.

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