| 65 | Ni un minuto más

Se avecinaba una gran guerra. Era algo sin precedentes, contra un enemigo inmortal; no sería fácil.
Por eso, incluso con la paz que trajo la evacuación, muchos no lograban conciliar el sueño. Especialmente dos almas, pertenecientes a quien haría frente a esta imparable tempestad: Fairy Tail.

Natsu, en su cama y abrazado por Lucy, observaba al techo como lo más alucinante jamás creado por el hombre. Recién había hecho el amor con la dama acomodada sobre su pecho, pero no sintió nada.
No hubo emoción, calor o entusiasmo de su parte; tan sólo ocurrió. Pero ella se veía tan feliz y tranquila que se empezó a sentir mal.

Tuvo el cuidado de no despertarla y, tras vestirse, salió de casa de Lucy, no para volver a la suya, sino sólo para perderse por ahí.

Había tanto que necesitaba reflexionar.

***

Levy, recostada en el lecho de Gajeel y arropada entre sus brazos, mantenía pérdida su mirada mientras diversas cosas cruzaban por su mente.
Justamente acababa de hacer el amor con Gajeel. El cayó dormido, pero ella no experimentó sensación alguna. Ni placer; ni emoción; ni entusiasmo; nada de nada.
Simplemente sucedió.

No hubo riesgo de que despertara. Aparentemente estaba tan agotado que era como sentarse en una piedra.
Luego de vestirse salió de la casa de Gajeel. No para volver a la suya, sólo para perderse por ahí.

Su mente debía explicarle demasiadas cosas.

***

El pavimento de Magnolia jamás estuvo tan frío. La luz de los postes no bastaba para brindarle alguna chispa de calor. Y no quedaba algún alma que pusiera su radiante actitud para alegrar al pavimento.

El mismo no se hallaba en condiciones de conseguirlo.

— ¿Mm'?—expresó extrañado.

Había bajado la cabeza por el sentimiento de vacío que, repentina e irónicamente, le llenaba el pecho. Pero se encontró un centavo, justamente tirado allí al alcance de su vista.

Lo recogió. No por necesidad o avaricia, simplemente por que quería algo con que interactuar. Ahora mismo, mas que nunca, se sentía realmente solitario. Tal vez esa pieza de metal podría brindarle segundos de entretenimiento.

— Que tonto...—dijo al instante que su mirada se posó sobre la fuente en el centro del lugar.

Se dió otro segundo para mirarlo desde otro ángulo. Si bien, no era alguien que creyera en esas cosas, ciertamente, sería un buen modo de apartar la mente de tantos asuntos tensantes.

Se acercó a la fuente y lanzó la moneda dentro.

— Una respuesta—era lo que más quería y necesitaba ahora.

Plof

— ¿Natsu?

Se movió sólo al girar sobre pies para verla, a ella.
Era Levy, la más lista del gremio. ¿Que hacía a altas horas de la noche, sola, vagando por la ciudad?.

¿Que haces aquí?—interrogó Natsu.

— Salí a despejar la mente. Mi cerebro me agobia y no se como ponerle un fin. ¿Y tu?—sus ojos marrones, tan brillantes y saltones, se posaron sobre los suyos.
Podría verlos por días y jamás se aburriria de ellos.

— Podría decirse que lo mismo—contestó metiendo las manos en sus bolsillos—. Hay tantas cosas que me agobian...

Un silencio emergió para tomar el control de la situación. No se miraban; tampoco hablaban... Se empezaba a poner incómodo.

— ¿Y Lu-chan?—preguntó Levy, sólo por romper el hielo.

— Esta bien—respondió del mismo modo—. Esta a salvo en su cama, dentro de su hogar.

— ¿Como sabes eso?

Un ligero deje de preocupación era lo que Natsu pudo detectar al preguntar eso. Pero seguramente era otra cosa.

— Pase la noche con ella—respondió sin rodeos—. Dijo que quería estar más cerca que nunca de mi y yo... No pude negarme.

— Entiendo—dijo calmando su tono—. Yo hice lo mismo con Gajeel—confesó. Ni el mismo lo sabía, pero pudo sentir que dentro de él, algo se rompió al escucharla decir eso.

— Ya veo... Me alegro por ustedes. No lo parece, pero el trozo de hojalata vendido por kilo te quiere de verdad.

— Gracias. Y yo también me alegro por ti. Lu-chan puede ser gruñona, mandona y hasta agresiva, pero eso solo significa que le importas mucho. Se que te quiere de verdad.

— Gracias.

Y de nuevo, el silencio.

Natsu, notando la tensión, se sentó sobre el margen de la fuente y miró al agua.
No había nada más que un montón de monedas derrochadas al fondo, pero ver su reflejo en el agua le daba una mejor idea de como verdaderamente se sentía.

— Lo recuerdo, sabes...

— ¿Que?

— Dije que lo recuerdo—repitió mientras se acercaba a él—. Recuerdo perfectamente cuando nos conocimos.

Levy se sentó a su lado sobre la fuente. A la mente de Natsu llegaron varias imágenes de aquel día.
El también lo recordaba a la perfección.

Era un día nevada de invierno como cualquier otro. Un pequeño Natsu había salido para jugar en la nieve por toda la ciudad. Entre toda esa diversión, llegó un punto en el que halló, hecha bolita, a una niña, recostada junto a la fuente.
El le preguntó si estaba bien; ella respondió que no, que tenía mucho frío y que sus padres se habían ido.
Natsu sintió como si le arrancarán el corazón. Se puso de rodillas y luego de colocar su abrigo sobre ella, empezó a emanar calor sobre su cuerpo. La niña, una vez ya provista de calor, se puso de pie y lo abrazo sin pensar.
El le preguntó por un nombre, y ella respondió con un simple "Levy McGarden".

— Te lo debo todo a ti, Natsu—dijo ella mirando el agua cristalina en la fuente.

— No fue nada—respondió sin darle muchas vueltas al asunto.

— En verdad, gracias, Natsu—su mirada, ahora algo cristalina como el agua, se posó sobre Natsu.
Cuando el volteó a verla, fue inevitable ceder a la tentación—. De no ser por ti sabe Kami-sama donde estaría y que estaría haciendo. Jamás te lo dije, pero gracias.

— Ya te dije que no fue nada—tuvo que desviar los ojos. Si no lo hacía, caería al abismo.

Más silencio. Un silencio mas abrumador. Y todavía más incómodo.

— Debo volver—anunció poniéndose de pie—. Mañana tendremos la batalla de nuestras vidas, y quiero estar listo.

Apenas se dió la media vuelta, cuando sintió un leve empujón, producido por Levy abrazándose a su espalda.

— Gracias—escuchó en un sollozo—. De verdad, muchas gracias...

— No llores—giró a verla. La tomó por los hombros y la obligó a verlo—. Por favor, no quiero verte sufrir...

— Jamás podrías terminar si ese es el caso—dijo abrazando su pecho con fuerza—. Sólo quiero que me digas algo...

— ¿Que cosa?—preguntó abrazándose a ella, igualmente con fuerza.

— ¿Vas a estar bien?

Otro silencio los invadió.
No era malo ni incómodo, sino más bien... Reflexivo.

— Lo estaré—aseguró—. ¿Tu vas a estar bien?

— Lo estaré—aseguró ella también—. Tengo varias razones para lograrlo, y una de ellas es–

Chuu~

Separó sus labios de los de Levy lentamente. La observó a los ojos, notando la clara confusión en ellos.

— Me negaba a pasar otro instante ignorando el sabor de tus labios—fue la corta justificación que dió para su acción.

Chuu~

Para su sorpresa, ella volvió a besarlo. No dudo en corresponder.
Fue un beso de principio tierno y amoroso, pero luego se tornó algo mas íntimo, sucio y apasionado. Gemidos ahogados emergían de su lucha de lenguas en busca de la supremacía sobre el contrario.
Las manos de Natsu se posaron sobre las nalgas de Levy y estrujaron con fuerza.

Aaahhh~'—en toda su vida, jamás había oído un sonido más hermoso.

Un hilo de saliva todavía los anclaba tras separarse.
Sus ojos conectaron, hallando la paz que salieron a buscar esa noche.

— Te amo, Natsu—confesó Levy. Su cabeza se colocó sobre su pecho suavemente. Podía oír los latidos acelerados del chico—. Te he amado desde que éramos niños, y jamás tuve el valor de confesarlo.

— Yo tampoco—reveló abrazándola más fuerte—. Yo también te amo, Levy.

Se separaron tomando distancia, unidos por sus manos entrelazadas.

— Espero que puedas perdonarme... Ya que esto no debió ser así—dijo Levy, con desánimo.

— Lo mismo digo... Pudo haber sido distinto—argumento Natsu con resignación.

Sus manos se separaron, al igual que ellos.

— Prométeme que volverás a salvo.

— Lo prometo.

Se dieron la espalda y volvieron sobre sus pasos para regresar a sus hogares, junto a las personas que amaban... O decían amar.

Incluso si la guerra estallaba, y ambos morían en el fragor de esta, sus almas podrían abandonar este mundo sabiendo que siempre hubo una oportunidad. La oportunidad de ser diferente.





















































































































____________________________________

Tanto tiempo sin hacer NaLe, pero aquí está, resurgiendo de sus cenizas. Se sintió bien hacerlo, no les voy a mentir.

¡Gracias por el tiempo de tu vida y hasta el próximo capítulo, compadre!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top