| 63 | No se dice, ni se escribe; solo existe
Cuando nacen dos, da igual su género, siempre habrá una rivalidad implícita entre hermanos y hermanas.
Y las Strauss no eran la excepción.
Desde pequeñas competían por ver quien era la más bonita, la mas lista y, cuando empezaron a ser víctimas de las hormonas, la más sensual; siendo Mirajane la ganadora en todo.
Pero sus "competencias" se habían ido de las manos de todo lo razonable cuando, desde niñas, empezaron a competir por la atención de un chico en común: Natsu Dragneel. Y aquí decimos que "ido de las manos" por que ninguna sabía medirse en sus intentos por lograr su cometido.
Y todos, por muy morbosos que fueran, ya estaban hartos de oírlos coger en algún lugar del gremio.
***
— ¡Si, así! ¡Mas fuerte! ¡Dime que soy hermosa; dime qué soy la mejor!
— ¡Eres hermosa y eres la mejor!—obedeció Natsu como un perro a su amo.
Le pegó una nalgada, que hizo temblar su sedoso trasero como gelatina, y luego tornarse rojo por el golpe.
— ¡Así se hace, Natsu! ¡Soy tuya! ¡Y debes recordarmelo!
Mientras tanto, por fuera del baño, los demás miembros trataban de disimular la incomodidad en el ambiente. ¿Que como lo hacían? Ni puta idea. Ese era un misterio más en la vida.
***
— Natsu~ Natsu~ ¡Nya! ¡Natsu~!—no paraba de ronronear su nombre. Y a estas alturas, ya no sabía si era a propósito. Simplemente se dejaba llevar; era lo que el tiempo te enseñaba.
A cuatro patas, sobre el escritorio del maestro, Natsu se mecía rítmicamente dentro de Liss. Y ella, con su Take Over: Gato, disfrutaba la experiencia del modo que lo haría el animal mas mimoso y frío, al mismo tiempo, del mundo: El gato.
— ¡Dime que soy tu pervertida gatita, así como tú favorita también!—pidió a gritos Liss-gata.
— Eres mi pervertida gatita, y mi favorita también.
"¡Oh, si, Natsu!" fue lo que todos oyeron ese día. Eso, y los crujidos de vidrio desde la barra.
Dos cosas eran redundantes: Quien los rompía y decirle al maestro, cuando volviera, que había pasado en su oficina y quien fue.
***
A Natsu se le ordenó poner fin a tan ridícula competencia.
El argumento que no podía hacer eso y volver con vida; ellos argumentaron que siempre lo tendrían en su memoria como un mago fuerte, valiente y un gran integrante de la familia.
Básicamente fue un "Nos vale madres, ve y resuelvo, Memo". Así que sin más opciones, ni lugares donde esconderse, Natsu se adentró a las bocas del demonio y el animal.
Sólo esperaba salir de una pieza... Y con pene.
— Claro.
— No hay problema para mí.
Demasiado sencillo. ¡Algo andaba mal!.
— ¿En serio?—no tenía palabras. Fue más fácil de lo que–
— Pero antes de renunciar a ti, debes elegir...—habló Mira-chan sensualmente.
— ¿Quien de las dos te satisface más, Natsu~?—terminó la oración Liss, imitando la voz y acciones de su hermana.
Comenzaron a acariciar su cuerpo por debajo de la ropa. Lo único que palpaban por encima de sus prendas era su entrepierna, la cual dejó de estar tranquila.
— Vamos—dice Mirajane tomando una de sus manos.
— ¿A donde vamos?—cuestionó Natsu.
— A nuestro cuarto—respondió Liss.
— ¿Para?
— Serás el juez—explicó Mirajane—. Nos dirás, luego de una rigurosa competencia, quien es mejor y te satisface más.
— Oigan, esperen—logró zafar sus manos de ellas. Ambas giraron a verlo—. No pueden simplemente arreglar esto con sexo, ¿Saben? No somos cavernícolas.
— ¿Entonces no quieres tener un trío?—cuestionó Mirajane mordiendo su labio.
— ¿Q-Que...?—expresó tontamente.
— El juez debe ver meticulosamente la competencia. Y a todas las participantes a la vez. ¿No seas así, señor Juez-sama?
Sería un descarado e hipócrita santurron si dijera que jamás fantaseo con un trío con las hermanas Strauss.
Jamás lo propuso por el peso, que el creía, que había entre ambas en cuanto a pareja refería. Pero vaya que se equivocó...
— Soy su juez, chicas—declaró Natsu estirando las manos.
Juguetonas, las Strauss tomaron sus manos y retomaron la marcha hasta la alcoba de ambas.
No se supo nada de los tres hasta la mañana siguiente, cuando Natsu llegó al gremio cojeando.
La ganadora fue: Mirajane; eso resume todo el cuento.
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Escribir capítulos cortos, resumidos y menos elaborados en cuanto a redacción, es extrañamente satisfactorio y divertido. Creo que lo haré más seguido de aquí en adelante.
¡Gracias por el tiempo de tu vida y hasta el próximo capítulo, compadre!.
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