| 54 | Misterio Color De Rosa

Las máscaras, los colores que la decoraban, los trajes de clase y los vestidos radiantes, y todo el buen aire de la alta sociedad, todo y eso, y más, reunido en un solo evento destinado a un propósito muy arcaico: Experimentación Carnal.

Una de ellas, Minerva, la mayor del trío, era una persona de la alta sociedad, alguien que había estado en más de un evento de esa índole, así que no era nuevo para ella. No obstante, sus dos amigas, las hermanas Aguria, eran una historia aparte. Era la primera vez, para ambas, en algo tan sofisticado como lo que Minerva les estaba proponiendo.

- Suena interesante-Sorano, la hermana mayor, rápidamente mostró que, a pesar de ser Virgen, tenía un lado oscuro, como todos. Jamás le escapaba a nada.
- Y-Yo... N-No lo se...-Yukino, la hermana menor, era todo lo contrario: Era alguien bastante tímida y reservada. Incluso su modo de estar sentada demostraba ese hecho.
- Será divertido-argumentó Minerva colocando su mano sobre la de Yukino para transmitirle tranquilidad-. Si no quieres que no suceda nada, no sucederá. Muchos van a esos eventos por imagen y actúan por ego y orgullo. Te puedo asegurar que estaré a tu lado en todo momento-y como siempre, las palabras de Minerva lograron calmarla lo suficiente para que lo pensará.
- Creo que... Puedo intentarlo-cedió bajando la cabeza con timidez y las mejillas ligeramente rosadas.
- ¡Nos iremos de juerga!-gritó Sorano saltando del sillón, totalmente emocionada.

Minerva soltó una ligera risita por la actitud de las hermanas. Eran como el Ying y el Yang, totalmente opuestas, pero necesarias e imprescindibles la una para la otra.
Y ahora que ambas ya habían dado la luz verde, sólo hacía falta vestirse de manera apropiada para la ocasión.

***

- Que ostentoso-comentó Sorano.
- Tiene clase. Me gusta-comentó Minerva con una mano en la cintura.
- Que nervios...-murmuró Yukino en voz baja con timidez. Esto estaba resultando demasiado para ella y eso que solo acababan de llegar.

La mansión pertenecía a Hisui, hija de un magnate metido en la política. Ella misma aseguraba que su padre jamás utilizaba esa mansión, que sólo la compró por imagen, y que nadie los molestaría durante esa noche de juerga.

Cuando las chicas llegaron ya habían muchas personas, y seguro que llegarían más.
Mientras tanto, ellas se disponían a disfrutar de la velada nocturna.

- ¿Tragos?-preguntó uno de los cientos de meseros trabajando esa noche. El también, como el resto de los invitados, llevaba un antifaz de cerámica decorada estéticamente propia del renacimiento.
- Gracias-dijo Minerva aceptando las copas que cargaba en su bandeja.

El mesero se retiró cuando la bandeja quedó vacía y las chicas bebieron un trago. A la única que le afectó fue a Yukino a causa de ser su primera bebida alcohólica.

- Esta muy fuerte-se quejó la peli-plateada menor con la lengua de fuera tratando de calmar el gran ardor que sentía allí.
- Ya te acostumbraras-aseguró su hermana para luego beber su copa-. Exquisito-comentó luego de probar el licor elevando su copa levemente en el aire.

Minerva soltó una risita por la forma en que sus amigas se llevaban.
A diferencia de todos las personas con hermanos que conocía, ellas tenían una buena relación.

***

- ¿Crees que nos excedimos?-preguntó Sorano mirando hacia cierto punto.
- Tal vez...-respondió Minerva observando al mismo punto.
- Oigan chicas hic' ¿Me trean mash hic' licor... Jejeje, es una palabra chistosa: "Licooooor"-no hacía falta decir que, por culpa del exceso de alcohol en copas, Yukino estaba ebria casi hasta las nubes.
- ¿Estas bien, Yukino?-preguntó Sorano preocupada por el bienestar de su hermana. La tomó por lo hombros buscando que dejara de tambalearse.

Con cara seria y estoica, Yukino se quedó quieto por varios segundos hasta que, con la misma expresión, alzó su mano derecha y atrapó la nariz de Sorano.

- Tengo tu nariz hic' -dijo risueña.
- Creo que ya fue mucho alcohol para ti. Ven, te llevaré a casa-avisó Sorano tratando de cargar a su hermana.
- No, mamá. No quiero ir a la escuela...-se quejó Yukino.
- ¿Cual? No tenemos mamá-le recordó Sorano.
- Ay que triste...-balbuceó pasando de alegre a triste.
- Muy triste-apoyó Sorano sin ponerle demasiada atención.

A pesar del bullicio que se inició por el baile, con música del renacimiento, Sorano logró llegar a la puerta principal por donde seguían llegando más y más personas enmascaradas.

- En breve te llevaré a casa, Yukino.
- ¿Quien es Yukino? Yo me llamó Carlos Santana.

Asustada, Sorano arrojó a ese tipo lejos de ella y buscó a Yukino con la mirada. Lo más probable era que al traspasar el bullicio del baile se intercambiarán parejas.

- Como en la secundaria-pensó. A su cabeza llegó el recuerdo de la ocasión que ella misma perdió la virginidad. De no ser por un incidente como este en aquella ocasión, sería Yukino la desvirgada.

rdida en el baile, Yukino iba de pareja en pareja tambaleándose por la borrachera que le recorría la sangre dentro de las venas.

- Hola... Señorita-saludó un hombre con máscara, cabello azul y un fragmento de lo que parecía ser un tatuaje en su rostro.
- Hola... Señorito-respondió Yukino riendo risueña por el licor.
- Esta borracha... Esto lo hace más sencillo-dijo sonriendo confiado.

Previo a poder hacer cualquier depravación que circulaban su cabeza, alguien posó su mano, firme y fuerte, sobre su hombro.

- Voy a tener que pedirle que suelte a la señorita. No esta en condiciones de consentir nada-era el mesero que les ofreció las bebidas al llegar. Y también era un buen samaritano.
- ¿Y quien va a obligarme?-preguntó sarcástico y arrogante-. Sólo eres un patético mesero-le recordó.
- Es cierto, sólo soy un mesero. Pero lo bueno de los meseros es que pueden ir y venir a cualquier parte en repetidas ocasiones. Lo suficiente para saber que su esposa tiene cabello rojo y no rosa-esas simples palabras bastaron para asustar al peli-azul. Resignado, dejó a Yukino en sus brazos y se alejó de ahí.
- Gracias-dijo en voz alta viendo como se iba-. ¿Se encuentra bien, señorita?-le preguntó a Yukino quien descansaba a salvo entre sus brazos.
- Mi héroe... Hic' -musitó entre conmovida y aturdida.
- Vaya aliento...-murmuró haciendo la cabeza a un lado para no llenarse las fosas nasales con el aroma a alcohol de su boca-. Venga. La llevaré a una de las habitaciones de la señorita Hisui-sama-avisó cargando el cuerpo de Yukino.

En el trayecto a la habitación, Yukino sólo hablaba incoherencias, como que se iba a casar con Buzz Lightyear y que le gustaban las semillas sin manzana. A todo el respondía con un simple "Claro" hasta que finalmente llegaron a la habitación.

- Descanse, señorita-dijo al depositarla sobre la cama.
- Eres muy lindo...-murmuró todavía bajo los efectos del alcohol.
- Usted también-respondió.
- Ven aquí.

El camarero no se espero que esa chica lo sujetará y tendiera en la cama. Se sentó sobre su cadera y sus ojos empezaron a brillar.

- Tu cabello es muy lindo...-halago llevando su mano a la cabellera del camarero. Era muy sedoso. Yukino acercó su rostro al de el para hablarle de manera más "íntima"-. Mi ropa interior también es color rosa. Creo que hace juego con tu cabello...-susurró intentando sonar sensual.
- Diablos, señorita...-murmuró en respuesta a las palabras de la mujer que estaba a nada de abusar de el.
- Prepárate...-avisó quitándose el vestido como podía. Efectivamente, su ropa interior era color salmón-. Vas a tener el mejor sexo de tu vida y te haré gritar de placer tan fuerte que vas a...-y antes de proceder al acto, la chica se inclinó hacia atrás hasta caer inconsciente en el piso.
- Problema resuelto-se dijo levantándose de la cama.

5 minutos después:

- Déjalo salir-apoyó Natsu sosteniendo el cabello de Yukino mientras mantenía el rostro metido en el retrete vaciando el contenido de su estómago.
- Eres una buena persona...-lograba decir entre cargas de vómito antes de volver a la carga.

Toda una fiesta, sin duda.

***

- ¿Como te sientes?-preguntó Sorano dándole el vaso lleno de agua con una tableta efervescente para la resaca.
- He tenido mejores días-respondió Yukino a secas sentada en el sofá. Su aspecto lo decía todo.
- El lado amable es que sigues siendo virgen. Ya es ganancia-intentó sonar optimista. No era su fuerte, pero es lo que había.
- Si, supongo. Pásame mi bolso, quiero ver que no me salte, o sobre, algo-pidió extendiendo la mano a la espera de su bolso.

Sorano se lo dió en la mano y empezó a revisar sus cosas: Celular, libreta, bolígrafo, maquillaje, tampones, toallas sanitarias, gas pimienta, un paralizador, un revolver pequeño y una nota.

- Esto es nuevo-bebió el agua y abrió la nota para leer su contenido:

"Lo más probable es que no sepas cómo llegaste a casa. Yo te lleve, así de fácil.
Escucha, lo tengo prohibido, pero debo decirte que eres muy linda. Si tu interés por mi es real, me gustaría conocer a la chica que llegó a la fiesta, no la que estuvo durante el resto de la misma. Mi número en la página final de tu libreta. Espero verte de nuevo.

Atte: Natsu Dragneel, detective encubierto.

Pd: Por cuestiones de trabajo necesito ver una licencia o un permiso para el arma.

- ¿Que es eso?-preguntó Sorano al ver Yukino leía algo.
- Un recordatorio-respondió a secas rompiendo el papel y tirando los trozos a la basura.

Su primera borrachera y consigue una cita...... Maldita suertuda.




































































































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Esto no salió como yo pensé, pero estoy satisfecho con el resultado.

¡Gracias por el tiempo y la atención prestados a la lectura! Y sin más que agregar, hasta la próxima.

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