| 48 | Por Un Día
— Estúpido Natsu...—murmura Lucy con odio y molestia mientras tallaba el suelo.
Lucy hacia de sirvienta en casa para el peli-rosado. Luego de perder una apuesta contra el susodicho no tuvo mas remedio. El lado amable es que sería únicamente por ese día, el lado malo es que debía debía vestir y actuar como el rol apostado.
"Al mal tiempo darle prisa" dicen algunos.
Algo que Lucy no se esperaba, y que al parecer nadie más sabe, era lo promiscuo que era el DS. Solamente ese día tuvo que presenciar como 7 mujeres fueron y vinieron, yéndose con sonrisas en el rostro. Y mucha fue su sorpresa al ver que 3 de ellas eran conocidas suyas: Minerva, Meredy y Lisanna, quien todavía seguía en la casa.
— Perdió una apuesta y ahora va a limpiar mi casa. No te preocupes por ella, mejor ve a ponerte bonita—dijo Natsu cuando Lisanna preguntó que hacía la rubia en su casa, y encima vestida así.
¿Que le había visto Lucy a Natsu? Fuera de su esbelta figura, cabello exótico, ojos penetrantes y pasionales, amabilidad, corazón y genes perfectos, ¿Que tenía Natsu?. Parecía un mujeriego, casi peor que Loke, y los gemidos por toda la casa hacían gala de eso.
— Fue una adorable velada—dice Natsu bajando las escaleras tomado de la mano con la albina menor.
— Realmente lo fue. Te veo la próxima semana—dice Lisanna despidiéndose—. ¡Nos vemos, Lucy! ¡Cuidate!—grita despidiéndose ahora de Lucy amistosamente. Ambas eran amigas y ninguna llevaba una relación seria con el dragón, así que no había motivos para molestarse.
— Nos vemos—dice Lucy moviendo la mano en señal de despedida mientras limpiaba la alacena de la cocina—. Bruja canosa...—murmura con odio regresando la vista a su trabajo y borrando la sonrisa que tenía dibujada.
— Lucy, Lucy, Lucy... Solo debías decir que no querías chicas aquí y no habría traído a ninguna. Sólo debes decirlo y seré todo tuyo—dice colocándose detrás de la rubia, pegando cuerpo con cuerpo y hablando a su oído sus últimas palabras—. Me encanta este traje. Se muy bien en ti, L-u-c-e—susurra sensualmente sobre el oído de la rubia, quien no puede prevalecer a sus sentimientos y cae presa de su corazón quien deja que Natsu comience a tocar.
— N-Natsu... Sa...ma...—gime levemente tratando de separarse, pero le resultaba imposible.
— Me gustan tus pechos. Son mejores que las de Lisanna. Tu trasero también—dice tocando su pecho derecho por encima del traje, y palpando uno de sus glúteos, igualmente, por encima de la corta falda del traje.
— Tengo... Tengo que traba...jar—dice tratando de parecer indiferente, pero no podía evitar sentirse realmente bien. El hecho de escuchar, de labios de Natsu, que era mejor que Lisanna llenaba de dicha su vanidad, esa que tienen todas las mujeres y que las hacen sentirse en competencia unas contras otras.
Las callosas manos de Natsu seguían tocando las zonas más sensibles de Lucy. Ella gemía por lo bajo, aumentando el ego de Natsu. El quería llevar esto al siguiente nivel, pero si no lo escuchaba, o intuía, de ella, no la obligaría. El no era un violador ni mucho menos. Existe una gran diferencia entre violador y promiscuo. El era lo segundo, y a mucha honra.
— Natsu~...—gime al sentir uno de los cálidos dedos de Natsu rozar con su entrepierna.
— ¿Puedo llevarte a las puertas del paraíso?—pregunta sensualmente sobre su oído buscando su aprobación. Ella, pérdida en su mezcla de emociones, asiente levemente al tiempo que mordía su labio.
— Hazme tocar el cielo, Natsu—dice Lucy dando la luz verde, en pocas palabras.
Natsu sonrió al escuchar esas palabras de los labios de Lucy.
Se separó y, tomada de la mano, la llevó hasta el sillón de la sala.
El se quitó la ropa por completo, tomó asiento, abrió las piernas e hizo a Lucy arrodillarse en ese espacio, justo delante del "dragón de fuego", como lo llamó Happy en cierta ocasión.
— Todo tuyo; cuento contigo—fue lo único que dijo Natsu, dando a entender que la sirvienta tenía todo el control.
Lo primero que hizo fue acariciar el falo con gentileza, mostrándole a su dueño que, a pesar de haber estado lavando y tallando, sus manos eran como terciopelo, el más fino sobre la faz de la tierra.
De caricias a lamidas, Lucy dió un par de probadas y finalmente se lo llevó a la boca, casi, por completo. Era muy grande para ella sola y no tenía una bocota, en ningún sentido.
— Sigue así; vas muy bien—dice Natsu al soltar un gemido.
Sus manos fueron a parar a la dorada cabeza de su sirvienta para empujar y hacerla llegar más profundo.
La imagen en tercera dimensión era muy interesante: Natsu desnudo, sentado en el sillón y Lucy haciéndole una felación, subiendo y bajando la cabeza en un vaivén guiado por las manos de su amo.
Natsu le lleno la boca a Lucy y no la dejó derramar una gota del "elixir de la vida" salida de la fuente, Natsu.
— ¿Que te pareció?—pregunta Natsu sonriendo con arrogancia.
— Delicioso—responde Lucy mirando hacia arriba a los ojos de Natsu.
— Y estas a punto de saber lo que es mejor, Luce—dice Natsu tomando su mano y besando el dorso de la misma, justo en la insignia del gremio.
Se puso de pie y se llevó a la rubia a su cuarto, ese lugar que había sido testigo ya de sexo, tríos y orgías.
En el camino Lucy pudo darse un buen "taco de ojo" con las nalgas de Natsu. Era como si hubiera sido moldeado por los dioses.
¿Que comían los hombres y mujeres hace 400 años para que sus hijos salieron así de bien hechos? Es un misterio...
***
La escena cambio a la alcoba de Natsu, con el susodicho de rodillas penetrando a Lucy, quien estaba a 4 patas, con los pechos y lengua de fuera, sin bragas, los ojos casi hasta atrás y con el traje aún puesto.
— ¡Mas! ¡Quiero más fuerte, Natsu-sama! ¡Hazme una sirvienta mejor!—gritaba Lucy como loca, pérdida en éxtasis.
— Eres una empleada muy degenerada. Mereces un castigo—dice Natsu aumentando sus movimientos y agregando unos cuántos azotes a las posaderas de su sirvienta de un día.
Natsu simplemente acabó dentro de Lucy y la dejó caer sobre la cama con el trasero al aire y goteando su semilla de su propia entrada.
— Natsu...
— ¿Si?—pregunta Natsu mirando a Lucy que lo llamaba.
— Mañana hagamos una apuesta con Erza—sugiere sonriendo cansada. Lucy también podía tener ideas raras a veces.
Natsu sonrió por dentro y por fuera por la idea que sugería la rubia. Si podía conseguir a Dimaria, o a Mavis, se haría un delicioso "sandwich de mermelada".
Sólo con pensar en eso ya se ponía deseoso.
Hora de la segunda ronda.
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Me salió más corto de lo normal, pero mi cabecita (la de arriba) no da para más. Espero que igual y lo disfruten.
¡Gracias por la atención y el tiempo prestados a la lectura! Y sin más que agregar, hasta la próxima.
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