Punto de partida
Aquella noche lluviosa Jungkook se encontraba afuera de una tienda viendo las noticias.
Mientras las personas caminaban apresuradas para llegar a casa, el Sol se dio cuenta de que su tormento no había llegado a su fin; apenas estaba comenzando.
Las imágenes parecían hablar por sí solas.
La pregunta que resonaba en la mente de quienes lo veían era: ¿Qué hacía allí? ¿había participado en el asalto a la menor que se coló en la fiesta? ¿También consumía drogas?
Desde que esas imágenes se hicieron públicas, todo por lo que Jungkook luchó en algún momento pareció desvanecerse.
Su representante lo apartó del grupo sin esperar a escuchar su versión de los hechos, mientras la policía registraba cada rincón de su hogar, obligándolo a brindar declaraciones y pasando noches en una celda de detención provisional.
Aunque no se encontraron pruebas que lo incriminaran, no podía eludir el juicio de la opinión pública. El mundo ya lo había condenado, a pesar de su inocencia ante la justicia. Para los demás, era otro niño adinerado que compró la justicia y había destrozado la vida de una adolescente.
Un drogadicto echado a perder.
Las mismas personas que antes lo admiraban y apoyaban en cada pelea ahora eran las primeras en crucificarlo. Su carrera estaba arruinada, no podía caminar por la calle sin sentir los ojos condenatorios sobre él. Todo por una chica a la que nunca había visto. ¿Qué le quedaba? No tenía nada, no tenía a nadie. Estaba solo.
Optó por retirarse la mascarilla y usar las mangas de su polera para secarse el rostro. En ese fugaz instante, su rostro quedó al descubierto, y una anciana, que ocupaba un banco cercano, lo identificó de inmediato. La sorpresa y el reconocimiento se reflejaron en los ojos de la mujer mayor mientras le dirigía una mirada inquisitiva.
Jungkook comenzó a correr, alejándose de la tienda, mientras trataba de ocultar su rostro bajo la capucha de su polera en la medida de lo posible. Juraría que podía percibir susurros a su alrededor, como si el mundo hablara en su contra.
El Sol sintió cómo su corazón latía con una intensidad que parecía anunciar su propia muerte inminente. Y ¿por qué no? Regresar a casa, en estos momentos, parecía ser una sentencia de muerte en sí misma.
Había cortado todo vínculo con sus padres desde que optó por entregarse por completo a la lucha libre. Sin embargo, la perspectiva de no regresar lo abrumaba con preguntas inquietantes. ¿Qué camino tomaría si no lo hacía? ¿Se vería obligado a vivir aislado sin una oportunidad de redimirse?
Se volvió a colocar el cubrebocas y desaceleró sus pasos. La lluvia incesante ocultaba sus lágrimas, pero Jungkook no quería ser silencioso.
Anhelaba gritar, romper todo y expresar su agonía.
El destino se presentaba como un territorio incierto y enigmático. Siempre le habían advertido que cuanto más alto ascendiera, más dolorosa sería la eventual caída. A pesar de estas advertencias, el Sol nunca se inquietó por ese futuro incierto. ¿Por qué habría de caer?
Había llevado una vida en la que se esforzaba por hacer las cosas de la manera correcta, no tenía conflictos con nadie. Las personas con las que había compartido el ring eran profesionales que entendían la diferencia entre el trabajo y lo personal. Muchos de ellos se habían convertido en amigos cercanos. Al menos, hasta que el escándalo estalló y se lo arrebató todo, incluso a su novia. Ella no esperó a que comenzara la investigación y tomó sus pertenencias para marcharse, no sin antes lanzar mil insultos a su paso.
Sin darse cuenta llegó a un pequeño parque solitario bajo la lluvia torrencial. La furia y la frustración lo invadieron, y sin pensar en las consecuencias, dejó escapar un grito desgarrador hacia el cielo oscuro. El rugido de su voz resonó en el ambiente, una liberación de la tensión acumulada durante días interminables de incertidumbre.
Decidió detenerse en un banco empapado por la lluvia y, con el rostro oculto bajo su capucha, se sumió en sus pensamientos. ¿Cómo había llegado a este punto, donde las acusaciones lo envolvían como una oscura nube de tormenta? ¿Cómo podría demostrar su inocencia ante un mundo que parecía dispuesto a condenarlo sin pruebas? ¿Valía la pena el esfuerzo?
La ciudad continuaba con su rutina inmutable, indiferente a la tormenta emocional que lo arremetía. Las luces de la calle danzaban sobre el pavimento empapado, formando un paisaje urbano surrealista que contrastaba de manera intensa con la agitación que dominaba su mente.
El Sol cerró los ojos y alzó la vista hacia el cielo dejando que la lluvia le empapara el rostro, como si buscara un respiro en medio de la agobiante incertidumbre que lo envolvía. Jungkook se sintió como un náufrago perdido en un océano de dudas y desesperación, con la única compañía de su propia sombra en ese rincón solitario.
En ese banco empapado y bajo la lluvia implacable, comenzó a cargar sobre sí mismo la culpa de haberse dejado convencer a ir a la discoteca esa fatídica noche.
Se reprochaba la elección de haber estado en el lugar equivocado en el momento equivocado. ¿Por qué había cedido ante la tentación de una noche de diversión? Cada paso que había dado esa noche, cada decisión que había tomado, ahora parecía haberlo arrastrado al abismo de la desgracia.
El peso de sus decisiones lo abrumaba, y la oscuridad de su destino parecía cerrarse sobre él como un abrazo gélido en medio de la noche implacable. Repasaba cada detalle de esa fatídica elección, torturándose con pensamientos de cómo todo habría sido diferente si hubiera hecho una elección distinta. Incluso se culpaba por haber elegido ir a la discoteca en lugar de quedarse en casa con su novia esa noche.
La sensación de que había causado su propia caída se volvía más opresiva con cada pensamiento.
Se atormentaba con la idea de que su pasión por la lucha libre había sido la raíz de su desgracia. Se preguntaba si debió haber elegido un camino diferente, algo seguro y menos propenso a los escándalos.
—No es justo —murmuró, una punzada de dolor ardiendo en sus ojos, anunciando el comienzo de nuevas lágrimas.
Su mente obsesionada lo llevaba incluso a cuestionar su propio nacimiento. ¿Por qué había nacido si solo iba a enfrentar una vida llena de acusaciones y desgracias?
La tormenta emocional que lo envolvía lo llevaba a rincones cada vez más oscuros de autodestrucción y culpa.
En medio de la tormenta emocional y las acusaciones que lo consumían, Jungkook comenzó a sentir un extraño cambio en su interior. A medida que la lluvia continuaba empapándolo y sus pensamientos oscuros se agolpaban, algo se removió en su interior. Repasó una y otra vez los eventos de esa noche fatídica, y de repente, un pensamiento se abrió paso en su mente como un rayo de luz en medio de la oscuridad.
No había sido su culpa. No había sido él quien había provocado todo este caos en su vida. Fue entonces cuando recordó la figura de aquella chica, la que se había colado en la fiesta de la discoteca. Aunque nunca la había visto en persona en la discoteca, su nombre y su imagen ahora estaban grabados en su mente.
Park JiYeon
Ella había desencadenado todo este desastre. Un fuego ardiente comenzó a arder en su interior, y su corazón se corrompió con la sed de venganza. Jungkook se levantó del banco empapado, con la lluvia aún cayendo sobre él, pero ahora con una determinación fría y resuelta en su mirada.
La venganza se convirtió en su norte, una chispa de determinación en medio de la tormenta, y la oscuridad que se cernía sobre él comenzó a tomar una forma más definida.
—No es mi culpa... —Así nació la sombra, sedienta de venganza y corrompida por la oscuridad.
[...]
Taehyung llegó a la oficina del director del proyecto mucho antes de lo habitual. Su padre, le había insistido en que esta era su oportunidad para convertirse en uno de esos actores que dejaban una huella imborrable en toda una generación y conquistaban los corazones de las adolescentes. Aunque la perspectiva de quedar encasillado en un tipo de papel no lo entusiasmaba del todo. Taehyung decidió no darle demasiada importancia.
Después de todo, convertirse en actor nunca fue una elección que él hiciera por sí mismo. Era algo inevitable, considerando que provenía de una familia de artistas. Era un legado que pesaba sobre él, una responsabilidad que había aceptado de alguna manera.
Las únicas alternativas que tuvo fueron de convertirse en actor o ser cantante, y Kim Taehyung decidió ir por lo primero. Sabía que siendo actor al menos tendría un poco más de libertad y vida personal, aunque sabía a la perfección que en la industria del entretenimiento, la vida personal era un lujo escaso.
A pesar de la insistencia de su padre y de la perspectiva de convertirse en un ídolo juvenil, la Luna no podía evitar sentir una cierta indiferencia hacia la actuación. No era su pasión, ni su sueño. En su interior, anhelaba dedicarse a algo muy diferente: quería ser un rescatista de animales. La idea de cuidar y proteger a criaturas indefensas siempre le llamó la atención, de alguna manera le llenaba de satisfacción y emoción.
Mientras esperaba a que llegase la hora en el que el director lo atendiera, la Luna no pudo evitar sentir otra vez esa sensación de descontento. Odiaba el proyecto por el cual estaba allí. Era otra de esas películas clichés absurdas que no le interesaban en absoluto. La trama predecible y los personajes estereotipados le parecían vacíos y desprovistos de autenticidad.
La película en la que estaba a punto de embarcarse no le resultaba atractiva en absoluto. La trama era una repetición de clichés vacíos y estúpidos: una inocente joven introvertida con traumas que se cruza en el camino de un multimillonario, interpretado por él.
Que emoción.
Lo que seguiría era una trama llena de escenas de sexo gratuitas y un villano absurdo cuyo único propósito era hacer daño a la protagonista.
Su único propósito en la vida.
Aquella película era un drama vacío, una acumulación de estereotipos y situaciones predecibles que lo dejaban indiferente. Se preguntaba si alguna vez tendría la oportunidad de trabajar en un proyecto que le apasionara.
Algo que lo hiciera amar la actuación.
Mientras tanto, Taehyung se encontraba atrapado en una película que parecía diseñada para complacer a las masas con un romance sin profundidad ni originalidad.
Además, no solo debía lidiar con todos los aspectos negativos que veía en este nuevo proyecto, sino que una vez más se encontraba atrapado en un papel heterosexual repleto de estereotipos machistas y numerosos red flags. La paradoja residía en que, a pesar de ser gay, la industria del cine parecía obstinada en encasillarlo en personajes que no reflejaban su verdadera identidad para ocultar su orientación sexual.
Por fin llegó el momento en el que Taehyung fue llamado a la oficina del director para comenzar la reunión que determinaría su participación en esa película que tanto despreciaba. Respiró con lentitud, dispuesto a enfrentar lo que viniera, aunque su descontento persistiera. La sala estaba iluminada de manera cálida pero artificial, con un aire que parecía gritar "éxito" por todas partes.
El director, un hombre elegante pero con una sonrisa que no lograba disimular su cansancio, lo recibió con un apretón de manos y una bienvenida protocolar. La reunión comenzó con la discusión de la trama y los detalles del personaje de Taehyung, quien solo podía pensar en cómo sobreviviría a los meses de rodaje.
A medida que la reunión avanzaba, Taehyung comenzó a sentir una cierta sensación de resignación.
Parecía que esta película sería solo otro trabajo más en su carrera, un paso necesario para mantener su estatus como actor, y en el peor de los casos, el papel que tendría mayor relevancia.
Desde que era un bebé, se había encontrado bajo los reflectores y las cámaras, siendo el hijo de dos actores reconocidos. Incluso antes de que pudiera hablar, ya había sido utilizado como modelo en anuncios publicitarios. La presión por seguir los pasos de sus padres era abrumadora, y siempre se sintió como si estuviera destinado a la fama, como si no tuviera elección. Siempre estaba bajo la sombra de sus padres, y aunque intentó forjarse su propio camino, a menudo se encontraba limitado por las expectativas y prejuicios de los demás.
Incluso cuando intentó tomar enserio la actuación todo salió mal. No importaba cuánto se esforzara por demostrar su valía como actor, siempre lo verían como "el hijo de" y no como una entidad artística en sí misma.
Y si eso no fuera suficiente como para sentirse abrumado, incluso en el área sentimental, parecía que todo le salía mal.
¡Era todo un dolor de cabeza!
Antes de salir del clóset, las chicas que lo rodeaban siempre andaban detrás de él con el fin de ver si podían obtener algún beneficio de él.
Cuando salió del clóset pensó que todo mejoraría.
No pudo haber estado más equivocado. Los hombres que se acercaban a él lo hacían por razones superficiales, ya sea para obtener sus cinco minutos de fama o para satisfacer su propia curiosidad, y Taehyung había llegado a un punto en el que se había rendido.
La reunión parecía nunca terminar, y Taehyung no podía evitar pensar en lo poco que le importaba el proyecto que estaban discutiendo.
Agradecía haber grabado toda la conversación con la grabadora de voz de su celular, ya que no había prestado la más mínima atención, llegando a casa lo escucharía más a detalle.
La reunión por fin finalizó cuando el director anunció que habían cubierto todos los detalles El director le hizo una petición especial, mencionando que eran buenos amigos de sus padres y le envió un saludo a sus padres a través de él.
La Luna forzó una sonrisa y asintió, sabía a la perfección que estaba ahí gracias a las conexiones de sus padres y no por mérito propio. Era una realidad incómoda que prefería no confrontar.
Esperaba, al menos, llevarse bien con sus compañeros de reparto. Ese pensamiento lo inundó mientras se dirigía hacia la salida del edificio. La mayoría de las veces se encontraba con actores juveniles cegados por la efímera fama que los rodeaba. También estaban aquellos que lo subestimaban debido a su apellido.
—Buenas tardes. —se despidió del portero con un asentimiento antes de ir hacia su auto.
Una vez dentro del automóvil, Taehyung encendió la pantalla de su celular para pausar la grabación y revisar las notificaciones. No le sorprendió encontrar un mensaje de un número desconocido, ya que esta sería la tercera vez en esa semana que su ex novio intentaba comunicarse con él.
La última vez, la Luna lo había amenazado con denunciarlo si continuaba con ese plan.
Sin molestarse en leer el mensaje, Taehyung lo borró y procedió a bloquear el número, esperando que esta vez su ex dejara de intentar retomar lo que fuera que hubieran tenido. A pesar de las palabras de su ex sobre el amor y la pasión que sentía, la Luna sabía que todo eso era una farsa.
Su ex estaba casado, esperando a su primer hijo, y no tenía la menor intención de salir del clóset.
—Y yo que tanto me había cuidado para no salir con gays de clóset —suspiró tirando el celular en el asiento del copiloto antes de encender su auto.
El trayecto de regreso a casa fue más rápido de lo que pensó, sumergido en sus pensamientos mientras escuchaba a todo volumen su lista de reproducción favorita. Aparcó su auto en el estacionamiento antes de subir a su piso.
—Hogar, dulce hogar —suspiró apenas entró sacándose los zapatos para tirarlos en cualquier parte.
Pensó en tomar una ducha para después escuchar la grabación de la reunión y seguir repasando el guión pero sí era sincero consigo mismo, no tenía muchas ganas de ello. Por lo que fue directo a su habitación para tumbarse a su cama.
Mañana sería un mejor día.
Ojalá.
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Créditos por la portada a arbolcolorido
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