𝟎𝟏. unexpected partner

𝟎𝟏. ͏ ͏capítulo uno ͏── ͏compañero inesperado



              Astra caminaba rápidamente por uno de los pasillos del edificio de dormitorios de la Universidad de Piltover, con los hombros tensos y el ceño fruncido. A grandes zancadas, había abandonado la sala del consejo sintiendo como todas sus emociones desbordaban de su cuerpo con un solo motivo en mente: injusticia.

¿Quién diría que la Ciudad del Progreso ──catalogada como la epitome de la perfección── no era más que el centro de las personas más corruptas que yacían bajo el título de profesores con la supuesta ideología de orientar a las mentes del futuro? A aquellas personas que harían grande a Piltover. Astra sabía que desde que había llegado a la Academia, su mente brillante había sido la llave que le había abierto las puertas a su nueva vida. Pero claro estaba que para sobrevivir en aquel ámbito académico con una historia de origen como la suya, no bastaba con tener buenas ideas y una inteligencia que la favorecía, tenía que ganarse su lugar y confiar en su potencial. 

Pero todo perdía sentido cuando las personas que se suponía debían orientar a sus alumnos a explotar sus habilidades, eran las primeras en obstaculizar que eso siquiera ocurriera. Con tan sólo un semestre por delante para terminar sus estudios, Astra había sido asignada con uno de los profesores más reconocidos de la Academia, después de Heimerdinger por supuesto, para trabajar en su proyecto de grado. Pero, a pesar de su entusiasmo para trabajar de la mano de su profesor en uno de sus trabajos finales, todo su sueño se había hecho añicos frente a sus ojos.

Astra se detuvo frente a la puerta del taller por un instante, intentando regular su agitada respiración. Su corazón latía con fuerza, como si cada pulso gritara la frustración contenida. Finalmente, empujó la puerta con más fuerza de la necesaria, el estruendo del cierre resonando por el pasillo como un eco de su estado de ánimo.

──Genio trabajando. Debería poner un letrero... ──la voz de Jayce llegó tenue a sus oídos, como si hablara más para sí mismo que para quien acababa de irrumpir en su espacio.

Astra no se detuvo a responder. Su andar decidido la llevó a cruzar el taller sin siquiera dirigirle la mirada. Jayce, inclinado sobre su estación de trabajo, sostenía una herramienta que chispeaba contra una pequeña pieza metálica. Al percatarse del silencio inusual, dejó lo que estaba haciendo y alzó la vista, desconcertado.

──Me van a expulsar ──declaró Astra abruptamente tras unos segundos de silencio. Se desplomó en uno de los sillones de la pequeña sala del taller, hundiéndose en los cojines con una mezcla de furia y desolación.

──¿Qué? Astra, eso... eso es... ¿Pueden expulsarte? ──Jayce frunció el ceño, su desconcierto transformándose rápidamente en preocupación.

Astra suspiró profundamente antes de mirarlo. Había un atisbo de desesperación en su mirada, y su ceño ligeramente fruncido dejaba entrever la batalla interna que estaba librando. No estaba segura de por dónde empezar, la tarde en la sala del consejo había resultado abrumante. Su capacidad para hablar bajo presión había obstaculizado su única oportunidad para defenderse de las acusaciones en su contra. Tampoco había sido de ayuda estar de pie bajo el escrutinio de los grandes nombres de la Academia, quienes, a pesar del silencio que se había extendido en la sala mientras Astra exponía sus argumentos, parecían juzgarla con la mirada.    

──El profesor Merrick robó mi trabajo, Jayce. ¡Mi investigación completa! ──con un gesto de frustración, se pasó las manos por el rostro antes de apoyarlas en su cabello. Las palabras salieron apresuradas, como si mantenerlas dentro fuera aún más insoportable.

Jayce dejó su asiento frente al banco de trabajo y se sentó frente a ella, reflejando con su postura la atención total que le estaba brindando.

──¿Quieres explicarme lo que pasó? ──preguntó con suavidad, aunque su voz denotaba una curiosidad genuina y una clara intención de ayudar.

Astra levantó la vista, notando el brillo de preocupación en los ojos de Jayce. Aunque ella solía ocultar sus emociones, algo en la tranquilidad que él le transmitía le permitió relajarse, aunque fuera solo un poco. Suspirando, enderezó su postura antes de comenzar a hablar. 

──Merrick presentó mi idea, mi trabajo final, como si fuera dueño de cada página de mi proyecto ──empezó, la ira y el dolor evidente en su voz, mezclándose en cada palabra── Fui a la junta de concejales a defenderme... dijeron que deliberarían qué hacer conmigo ──su voz se quebró brevemente, pero continuó, ahora con un tono que rayaba en la incredulidad── ¿Puedes creerlo? ¡Como si yo hubiera hecho algo malo!

Ambos guardaron silencio un momento. Astra apartó la mirada, temerosa de que su vulnerabilidad se reflejara demasiado en su rostro. Por lo general, estaba segura de sí misma y de sus habilidades como para enfrentar cualquier clase de desafío, pero en esta oportunidad, temía por su lugar en la Academia. Sentía los ojos de Jayce fijos en ella, pero no era un escrutinio incómodo, sino más bien un gesto comprensivo y cargado de apoyo silencioso. La conexión que ambos compartían no requería palabras; a veces, eso era exactamente lo que Astra necesitaba para recordar que no estaba sola, que siempre contaba con alguien dispuesto a respaldarla, sin importar las circunstancias. A pesar de la marcada diferencia entre sus orígenes, Jayce había sido de las primeras personas en la academia en reconocer y valorar el verdadero potencial de Astra.

Jayce tomó aire antes de hablar, su tono sereno como siempre, pero cargado de firmeza, un cierto tinte de consuelo.

──Estoy seguro de que tomarán la decisión correcta, Astra ──dijo Jayce, Astra dejó escapar una risa amarga casi como un reflejo involuntario. 

──¿Y si no es así? ──susurró, el miedo impregnando sus palabras──. El profesor Merrick es reconocido por su trabajo, y yo solo... 

──Eres una de las mentes más brillantes de la Academia ──interrumpió Jayce, su tono firme y sus palabras sinceras. Una sonrisa ladeada, genuina, apareció en su rostro, buscando infundirle confianza──. Y ellos lo saben.

Astra lo miró, sorprendida por la seguridad de sus palabras. Lentamente, una pequeña sonrisa curvó sus labios, como un agradecimiento silencioso. Por un instante, el peso abrumante de las últimas semanas pareció disiparse y la idea de demostrar que Merrick había traicionado su confianza ya no parecía imposible. 

Desviando su atención por encima del hombro de Jayce, Astra observó el evidente desorden en su mesa de trabajo: herramientas esparcidas, esquemas garabateados en hojas arrugadas, y un par de artefactos en distintas etapas de ensamblaje. Era el caos característico de Jayce cuando estaba absorto en sus invenciones.

──Estabas ocupado... ──dijo Astra con un suspiro, como si solo ahora se diera cuenta de que había interrumpido en el taller.

──Siempre estoy trabajando ──respondió Jayce con una sonrisa tranquila, restándole importancia mientras se inclinaba un poco hacia ella──. Pero nunca estoy demasiado ocupado si realmente me necesitas.

El comentario fue sencillo, sin dobles intenciones, pero aún así, Astra sintió un ligero rubor tiñendo sus mejillas. La calidez de la personalidad de Jayce siempre le hacía sentirse cómoda y segura en su compañía. Podía notar cómo, por un instante, las voces en su cabeza se silenciaban. Sin embargo, la situación vivida aquella tarde continuaba rondando su mente, como pequeños destellos de flashbacks que la hacían maldecir no haber podido decir todas las palabras que ahora se le venían a la mente, una vez disipado el temor de la situación.

──Veo que también estabas almorzando ──comentó Astra, observando los dos sándwiches a un costado de la mesa de trabajo──. Jayce, ya te dije que no es higiénico.

──No tuve tiempo de almorzar, ¿De acuerdo? ──respondió Jayce, mientras regresaba a su lugar de trabajo, seguido ahora por Astra.

Ella lo miró con una ligera sonrisa en los labios, aunque su mirada se desvió rápidamente hacia la mesa. Piezas de metal, herramientas dispersas, y pequeñas manchas de grasa cubrían la superficie de trabajo. Era evidente que Jayce había estado concentrado más en su proyecto que en su bienestar. Sin embargo, cuando le ofreció uno de los sándwiches, Astra lo tomó sin pensarlo demasiado. No había pensado en comer desde que había salido de la sala del consejo. El torbellino de emociones que había estado sintiendo había cerrado su estómago, nublando su mente con nervios y frustración. Aun así, la familiaridad de Jayce y la calidez de su gesto la hicieron aceptar el sándwich. Ambos chocaron ligeramente sus porciones, un pequeño brindis sin palabras, antes de dar el primer mordisco.

──Estuvo intensa la clase de hoy ──comentó Astra, rompiendo el silencio mientras observaba a Jayce, que seguía trabajando.

Astra quiso reír cuando vio cómo una de las herramientas resbalaba de las manos de Jayce, delatando su nerviosismo.

──Sí... seguro... ──respondió Jayce, con un tono que intentaba sonar desinteresado, aunque Astra no pudo evitar notar la tensión en sus hombros y la torpeza de sus movimientos mientras trabajaba.

──Creo que Heimerdinger va a renunciar a la idea de hacer debates en clase ──dijo Astra, dejando escapar un ligero tono de burla en su voz, mientras veía con atención cómo Jayce intentaba ajustar una pequeña pieza con precisión.

──Mi respuesta estaba fundamentada ──se defendió Jayce rápidamente, levantando la vista hacia ella, su tono entre ligeramente serio. La sonrisa en los labios de Astra se extendió ligeramente──. No es mi culpa que Sylvia Kiramman tenga una mente tan cerrada.

──Es la hija de tus patrocinadores ──Astra soltó una pequeña risa, observando cómo Jayce se tensaba al mencionar a la joven Kiramman. Ella había sido testigo de la acalorada discusión, disfrazada de un debate científico, entre ambos. No era la primera vez que veían cómo las diferencias de opinión entre Jayce y Sylvia se transformaban en una batalla de egos.

──Ella solo... no ve las cosas como yo ──Jayce se encogió de hombros, restando importancia a la discusión, aunque Astra notó que, a pesar de su actitud relajada, las palabras tenían cierto tinte extraño cargado de un ligero descontento.

──Nosotros también tenemos nuestras diferencias, Jayce. Y aún así, somos muy buenos amigos ──dijo Astra, mientras observaba como él continuaba con su trabajo, sus manos ágiles pero algo nerviosas.

──Astra... ¿Podemos... olvidarnos del debate en clase? ──preguntó Jayce con un ligero tono de súplica y molestia en su voz. Astra asintió, dejando de lado la conversación, guardando silencio nuevamente──. ¿Qué piensas hacer respecto a tu proyecto? ──continuó él, cambiando de tema.

──Bueno... ──Astra terminó su bocado y se recostó en el respaldo de la silla a un lado de Jayce──. Supongo que esperaré la devolución del Consejo, aunque no puedo evitar querer apelar de nuevo contra el profesor Merrick...

Jayce dejó de trabajar por un momento, observando a Astra con una expresión más seria. Sabía lo difícil que sería para ella mantener la calma, pero también era consciente de lo capaz que era.

──Lo sé. Si hay algo que pueda hacer para ayudarte, cuenta conmigo.

──Gracias, Jayce. De verdad... ──respondió ella, su voz un poco más suave── De hecho, Sylvia iba a hablar con su madre...

Astra se detuvo al notar el rostro de Jayce, cuya expresión ahora mostraba un claro desagrado. Sus cejas se fruncieron con una intensidad que delataba su molestia, y una ligera tensión se apoderó de sus hombros. Una risa irreprimible amenazó con escapar de los labios de Astra al ver lo obvio: el enfado de Jayce era tan evidente que no podía evitarlo. Sin embargo, se mordió el labio inferior, intentando ocultar la sonrisa que comenzaba a asomarse.

Jayce le arrojó entonces uno de los delantales de trabajo similares al que él llevaba puesto, haciendo reír finalmente a Astra. 

──Ya mejor ayúdame con esto ──dijo Jayce, una sonrisa divertida curvando sus labios mientras se acomodaba su propio delantal──. No puedo creer que Sylvia Kiramman supiera todo antes que yo... 



              El atardecer se cernía sobre Piltover, y así como la noche se abría paso en la Ciudad del Progreso, la oscuridad nublaba los pensamientos de Astra. Jayce había intentado distraerla de todos los posibles escenarios negativos que su mente recreaba una y otra vez en la soledad de su mente. Al principio, Astra se había sumergido por completo en el trabajo de Jayce, encontrando consuelo en el sonido metálico de las herramientas y en el ritmo constante de la conversación. Sin embargo, cuando el sol finalmente se perdió en el horizonte y la luz natural dejó en penumbras el taller, las sombras de sus peores temores se instalaron nuevamente en su interior.

Astra no había sido completamente honesta con Jayce cuando se vio en la obligación de abandonar la seguridad del taller. Por lo general, la jornada de trabajo de ambos se extendía hasta pasada la medianoche, y su pronta partida había dejado a Jayce visiblemente confundido. Pero para su alivio, él no insistió en conocer los motivos por los cuales ella había decidido irse temprano.

En aquel momento, Astra solo deseaba dar por terminado el día. Sin embargo, sus pasos la habían llevado por los pasillos de la academia en la dirección opuesta a su dormitorio. Cada eco de sus pisadas sobre el mármol era un recordatorio del destino final al que se dirigía, un peso creciente en su conciencia que la instaba a reconsiderar su decisión.

Y aunque fácilmente podía darse la vuelta en cualquier momento, inventar una excusa y desaparecer en la seguridad de su habitación, sabía que no sería lo correcto. Su presencia allí no era un simple capricho ni una casualidad; era consecuencia de sus propias acciones. Y por más que quisiera evitarlo, admitir su responsabilidad era lo único que podía hacer.

Suspirando profundamente, Astra se detuvo frente a la inmensa puerta del laboratorio del profesor Heimerdinger. Podía sentir los nervios recorriéndole el cuerpo, haciendo que su respiración se volviera más pesada y sus latidos retumbaran con intensidad en sus oídos. Sabía que este podía ser el momento en el que le informaran que debía abandonar sus estudios, todo porque no había podido demostrar que el trabajo que Merrick le había robado le pertenecía.

Y quién mejor que Heimerdinger para darle la noticia.

Estaba claro que el consejo había dejado en manos del decano de la Universidad la decisión final.

Al tocar la puerta, escuchó la voz del profesor que le permitía el paso hacia su despacho. Con la cabeza ligeramente gacha, Astra entró y se paró frente a la inmensa mesa de trabajo de Heimerdinger.

El laboratorio de Heimerdinger era amplio, iluminado ligeramente por la tenue luz de la noche que se proyectaba a través de tres inmensos ventanales y se mezclaba con la cálida iluminación proporcionada por las lámparas. Las paredes eran altas y estaban repletas de estanterías llenas de libros. En el centro de la habitación, varias mesas de trabajo se desplegaban cubiertas con proyectos mecánicos, herramientas y dispositivos de aspecto avanzado.

──¿Quería verme, profesor? ──murmuró, aunque sabía perfectamente que él la había mandado llamar.

El profesor Heimerdinger estaba sentado detrás de su escritorio, su pequeña figura apenas visible tras una pila de libros y varios proyectos mecánicos inacabados. Sus grandes orejas de color rosado, ligeramente adornadas con pelo blanco, estaban erguidas, y su expresión, aunque seria, mantenía ese aire sabio y agradable que lo caracterizaba. Con un suave asentimiento, le indicó con un gesto que se acercara. 

──Sí, Astra, quería verte. Acércate, por favor ──dijo, haciendo un leve ademán con la mano.

Astra obedeció con cierta rigidez en los hombros. Notó que el profesor la miraba en silencio por unos instantes, como si analizara cada pequeño gesto de su comportamiento. No le pasó desapercibida la tensión en su mandíbula ni la forma en que mantenía las manos frente a ella con los dedos entrelazados con fuerza. Heimerdinger suspiró suavemente antes de quitarse sus gafas protectoras.

──Imagino que sabes por qué estás aquí.

──Sí, señor ──respondió Astra con un leve asentimiento.

A pesar de la inquietud que la invadía, la mirada comprensiva del profesor logró calmarla un poco. Sin embargo, su mente ya había trazado el peor de los escenarios y estaba lista para escuchar las palabras que confirmarían su expulsión de la academia. Sin embargo, antes de que Heimerdinger pudiera proseguir, Astra volvió a hablar.

──Si me lo permite ──lo interrumpió──, antes que nada, quería agradecerle sus palabras en la reunión con el consejo ──dijo con sinceridad, obligándose a mantener la voz firme──. Entiendo completamente si la decisión ya fue tomada y aceptaré lo que dispongan. Si desea que abandone la Academia lo antes posible...

Se interrumpió al ver cómo Heimerdinger ladeaba la cabeza, su bigote temblando levemente con una pequeña sonrisa que amenazaba con calmar los nervios de Astra.

──No voy a mentirte, Astra ──comenzó hablando con calma──, lo que pasó en esa reunión y las acusaciones contra Merrick fueron muy desagradables. El consejo deliberó y la respuesta de ellos me temo que no es a tu favor.

Sus ojos, habitualmente llenos de entusiasmo por el conocimiento, se ensombrecieron con una seriedad inusual. Astra sintió que el aire a su alrededor se volvía más pesado, como si cada palabra del profesor reforzara la sensación de que todo estaba perdido. Asintiendo, volvió a bajar la vista a sus manos nerviosa, completamente convencida de que sus actos habían dictaminado su futuro.

Heimerdinger hizo una breve pausa antes de continuar.

──Pero no voy a expulsarte.

El tiempo pareció detenerse por un instante. Astra parpadeó, procesando sus palabras, sin estar segura de haberlas escuchado correctamente. La pelinegra le dirigió la mirada, gesto que Heimerdinger correspondió con una ligera sonrisa al ver la confusión en el rostro de ella. Abandonando el taburete donde se encontraba trabajando, el profesor caminó cerca de ella, sus pequeños pasos haciendo un ligero eco en el piso de mármol azul. 

──¿C-cómo dijo...? ──preguntó Astra, la sorpresa en su voz era evidente.

Sin embargo, Heimerdinger continuó caminando por la sala, sin rumbo aparente. Como si la conversación fuera completamente informal.

──De hecho, te convoque aquí porque tengo una propuesta para ti. 

Astra frunció ligeramente el ceño. Su mente seguía procesando la idea de que no sería expulsada, pero ahora la incertidumbre la invadía de otra manera.

──¿Una propuesta? ──repitió, sin poder evitar que su tono delatara la cautela en sus palabras.

Heimerdinger se detuvo junto a una de las mesas de trabajo, donde un pequeño dispositivo metálico descansaba entre herramientas y planos esparcidos. Lo tomó con ambas manos y lo giró entre sus dedos con aparente fascinación antes de mirarla nuevamente.

──No es ningún secreto que el consejo sigue viendo con desconfianza todo lo que ha sucedido ──explicó──. Pero también sería una estupidez de mi parte negar tu talento y la dedicación que has demostrado a lo largo de los años.

Astra sintió un leve calor en el pecho ante sus palabras, pero no se permitió bajar la guardia.

──Tu investigación, por lo que he visto, es realmente brillante ──la elogió──. Creo que tiene el potencial de marcar una diferencia, de mejorar la calidad de vida de muchas personas, especialmente en Zaun. Por eso me gustaría que trabajaras con otro de nuestros estudiantes más brillantes.

Astra frunció el ceño confundida.

──No comprendo...

Antes de que Heimerdinger pudiera responderle, dos golpes en la puerta de su oficina interrumpieron la conversación. Heimerdinger respondió al golpe como si ya supiera de quién se trataba y tan pronto como la puerta se abrió, Astra pudo ver la figura de Viktor, el asistente del profesor Heimerdinger, entrando en la oficina.

──Ah, Viktor... Justo a tiempo ──saludó Heimerdinger antes de acercarse al joven.

Astra lo observó ligeramente, aún con cierto tinte de confusión tiñendo su expresión. La figura alta y delgada de Viktor cruzó el umbral de la puerta con una calma casi metódica. Su andar era pausado, acompañado por el ligero ruido de su bastón cuando apoyaba sobre el mármol. La luz de las lámparas acentuaba los afilados rasgos de su rostro y resaltaban las sombras bajo sus ojos, los cuales brillaron en un color ámbar intenso cuando su mirada encontró la de Astra. En su mano libre, llevaba una carpeta repleta de documentos que, cuidadosamente, le extendió a Heimerdinger.

Astra esbozó una pequeña sonrisa, algo incómoda por la presencia de Viktor. Aunque lo conocía de vista y sabía de su brillantez, nunca habían intercambiado más que saludos cortos y formales. Se podría decir incluso, que ambos habían tenido ligeros intercambios en cuanto a las formas de hacer sus inventos, opiniones que Astra solía no tomarle importancia.

──Astra, supongo que ya conoces a mi asistente, Viktor ──dijo el pequeño yordle mientras revisaba los documentos que Viktor le había entregado.

Astra asintió con la cabeza, sin apartar la vista de Viktor, quien se mantenía erguido, con su expresión neutra de siempre. 

──Sí, lo conozco ──respondió con cautela.

Viktor ladeó la cabeza apenas, evaluándola con confusión en su mirada. Sin embargo, Astra pudo interpretar su pequeño ademán con la cabeza como un saludo silencioso. Astra percibió un atisbo de cortesía en su gesto, aunque no pudo evitar notar que parecía más una formalidad que un verdadero ademán de amabilidad.

──Viktor es uno de nuestros estudiantes más brillantes, al igual que tú ──continuó Heimerdinger, mientras volvía a avanzar por el laboratorio enfocado en sus propios asuntos más que en sus palabras──. Le pedí que se uniera a nosotros hoy ya que la propuesta lo involucra a él y a ti. Creo que tú investigación y tus habilidades podrían beneficiarse enormemente si trabajarán juntos. Creo que los dos formarían un gran equipo.

Astra parpadeó, ligeramente confundida y preocupada.

──Disculpe, ¿Qué...? Usted... ¿Usted quiere que trabajemos juntos? 

Astra sintió su garganta apretarse. No es que dudara de la capacidad de Viktor. Sabía que tanto ella como él eran dos de las mentes más brillantes de Piltover y que de ahí radicaba la competencia entre ambos, la cual, aunque era en privado, Astra sabía que Viktor estaba ganando.

Su forma de trabajo era radicalmente distinta a la suya. Sus métodos, aunque mayormente efectivos, eran rígidos, estructurados al extremo. Mientras que Astra, por el contrario, trabajaba con la intuición, la improvisación y una creatividad más libre. No estaba segura de cómo encajarían sus estilos, mucho menos en un proyecto que le pertenecía.

──Sí, eso es exactamente lo que estoy sugiriendo ──afirmó Heimerdinger──. Dada tú  situación actual, creo que trabajar juntos es la mejor solución. Ambos son estudiantes brillantes, y tener sus mentes trabajando juntas podría producir incluso mejores resultados ──detuvo su andar para mirar a ambos estudiantes atentamente──. Piensen en esto como una oportunidad.

──Profesor, no quiero sonar irrespetuosa, pero... ──Astra tragó saliva, buscando las palabras adecuadas──, ¿cree que esto realmente funcionará?

──Yo también tengo mis dudas ──intervino Viktor. Astra se sobresaltó ligeramente al verlo de pie a su lado──. Aunque no pongo en cuestión la capacidad de Astra, nuestras metodologías difieren completamente.

Astra sintió que un leve escalofrío recorría su espalda al escuchar su tono. Estaba de acuerdo con su observación, pero no estaba dispuesta a decirlo en voz alta. No tenía una relación tensa ni mala con Viktor, de hecho, apenas se habían conocido durante sus años en la Academia. Era consciente de su potencial, pero no entendía cómo podría ayudarla.

──He estado trabajando en este proyecto sola durante todo el semestre ──se defendió, mirando al profesor. 

El profesor Heimerdinger asintió, entendiendo su vacilación.

──Soy consciente de que has estado trabajando en este proyecto sola durante algún tiempo, Astra. Pero es exactamente por eso que te estoy sugiriendo esto. Además ustedes dos son más parecidos de lo que creen ──dijo con un ligero aire de diversión──. Y esa es precisamente la razón por la que esta colaboración será interesante.

──Tiene razón ──interrumpió Viktor──, esta es una oportunidad para los dos. He visto tus avances y he leído tu trabajo. Has hecho grandes avances en el Proyecto de Purificación, pero... aún no es perfecto...

──¿Disculpa? ──Astra lo miró con un dejo de confusión y enojo en sus ojos.

Viktor sostuvo su mirada con calma, su expresión impasible ante el evidente descontento de Astra.

──He analizado los datos que presentaste en tu último informe ──continuó, su tono medido, sin rastros de burla ni condescendencia──. Tu teoría sobre la purificación del caudal de agua de Zaun mediante el uso de ósmosis inversa es fascinante, pero aún tiene inconsistencias en la estabilidad de la maquinaria.

Astra entrecerró los ojos.

──¿Y qué sugieres?

──Eres experta en ingeniería química, pero puedo ayudarte a llenar los vacíos ──dijo Viktor, su mirada intensa y segura le generó un escalofrío a Astra──. Has estado trabajando en el desarrollo de los componentes mecánicos y tecnológicos necesarios para que tu proyecto funcione. Ahí es donde entro yo.

Heimerdinger observaba la interacción entre los dos jóvenes estudiantes con cierta mirada divertida. Podía ver el enojo y la confusión en los ojos de Astra y la postura tranquila y analítica de Viktor. Sabía que ambos tenían mentes brillantes, pero se preguntaba si serían capaces de trabajar juntos.

──Viktor es un ingeniero mecánico, un inventor al igual que tú, Astra ──interrumpió Heimerdinger──. Si ambos trabajan juntos, creo que el proyecto de purificación puede completarse y presentarse nuevamente al consejo. Podrás defender tú autoría nuevamente con una base para sustentarlo.

Astra quiso discutir, pero sabía que ambos tenían razón. Ella había tenido dificultades para desarrollar algunas de las máquinas y aspectos de ingeniería del proyecto. Tenía una vaga idea de la teoría, pero no estaba completamente segura, y tener una opinión diferente y más experiencia habría sido útil en un primer lugar. 

Astra exhaló con frustración, desviando la mirada hacia Heimerdinger, quien los observaba con una sonrisa satisfecha.

──¿Cuánto tiempo tenemos?

Heimerdinger sonrió al ver que ella empezaba a aceptar la idea.

──He hablado con el consejo. Han accedido a darles una semana más para trabajar en el proyecto. Es tiempo suficiente para incorporar todos los ajustes, modificaciones y fases finales de prueba necesarios.

──Espere... ¿qué pasará con el profesor Merrick? ──preguntó preocupada──. ¿También tendrá que presentar su defensa? 

La expresión de Heimerdinger se tornó seria al comprender su preocupación. Con una mirada más comprensiva, asintió antes de responder.

──Desafortunadamente, me temo que al profesor Merrick también se le dará la oportunidad de presentar su defensa ──respondió. Astra asintió disgustada──. El consejo debe darle una oportunidad de defenderse de las acusaciones que has presentado en su contra.

──Entiendo...

Astra apretó los labios con frustración. Sabía que esto no sería fácil, y la idea de compartir su trabajo con alguien más, incluso con alguien tan brillante como Viktor, no le resultaba del todo cómoda después de todo lo que había pasado. Pero si quería que el consejo la tomara en serio, no tenía otra opción.

──¡Ese es el espíritu! ──dijo Heimerdinger──. Estoy seguro de que lograrán algo extraordinario juntos. 

Sin decir ninguna palabra más, Astra fue la primera en abandonar el laboratorio de Heimerdinger seguida de cerca por Viktor. Cuando la puerta se cerró detrás de ellos, de repente se encontraron en el pasillo en completo silencio. Astra quiso romper el hielo con algún comentario sarcástico pero no encontró las palabras. En cambio, observó a Viktor de pie frente a ella, con su mano derecha sosteniendo su bastón pero aún manteniendo una postura erguida. Cuando sus miradas se cruzaron, ella le dedicó una pequeña sonrisa que parecía más una mueca y por un breve instante se perdió en la intensidad de su mirada.

──Bueno... supongo que trabajaremos juntos, compañero ──dijo, aunque rápidamente se arrepintió de su elección de palabras.

Viktor la observó atentamente, notando la pequeña mueca en su rostro y la ligera tensión en su actitud. Podía ver la mezcla de emociones en su mirada, una pizca de determinación, y de repente, se sintió completamente intrigado. No podía negar que había algo en ella, una terquedad, un impulso que lo irritaba y lo fascinaba al mismo tiempo.

──Bien, entonces... ¿por dónde empezamos? ──preguntó Astra, intentando disipar la incomodidad que la invadía.

Viktor apoyó su bastón con un leve golpe en el suelo.

──Nos vemos en el laboratorio mañana a primera hora ──indicó sin dudar──. Hay muchas cosas que discutir.

Astra apretó los labios ligeramente, aún insegura del trato que había aceptado, pero al mismo tiempo, sabía que ésta era realmente su última oportunidad. 

──De acuerdo... Nos vemos mañana, entonces.

Viktor hizo un ademán nuevamente, ésta vez a modo de despedida, antes de comenzar a alejarse por el pasillo con su andar metódico. Astra sintió que algo en su interior se agitaba. No estaba segura de si era entusiasmo, ansiedad o simple curiosidad. La idea de que Viktor le brindara su ayuda la desconcertaba y el temor de brindarle su confianza a un compañero que pudiera traicionarla la perseguía. Pero si de algo estaba segura, era que este proyecto cambiaría más cosas de las que imaginaba.











GIULY AL HABLA. . . 

Buenass buenasssss, primer capítulo AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA ¡Estoy muy emocionada amores! Les agradezco el apoyo que le han dado al prólogo, estoy muy orgullosa del resultado y me alegra mucho que les haya gustado. 

Recuerden pasarse por los fics de mis nenas solongleon y -mdnightloki los cuales forman parte de ésta trilogía. Espero les haya gustado éste primer capítulo, no olviden dejar algún voto y/o comentario para saber si les ha gustado.

xoxo giuly 🩵

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