🌊•Capítulo 29•🔥
Narrador anónimo
Ese mismo día, ya transcurridas seis horas, la salida del trabajo de Kim había llegado. Resulta que los días de sus turnos en la noche habían terminado y ya podía trabajar en el horario normal.
Él salía del hotel en donde trabajaba de camino al estacionamiento en donde había dejado su auto, con su mochila gris al hombro, en la que llevaba su uniforme de cocinero guardado. Una vez allí, al haber abierto la puerta de su vehículo para entrar en él, se le antoja escribirle a cierta estrella del k-pop. Decidió sacar su móvil y husmear en sus contactos, buscando el de Jary. Cuando lo hubo encontrado, se le alegra el corazón y un brillo espectacular adorna sus ojos.
-Hola -escribe en el mensaje de texto, con algunas inseguridades sobre si eso sería el saludo correcto. Inconforme, niega con un movimiento de su cabeza y lo borra, para formular otro nuevo:
-Buenas tardes -teclea, pero tampoco le gusta.
-¿Cómo está la princesa más hermosa del mundo? -indignado, vuelve a hacer lo mismo.
-My princess, ¿estás ahí?
Indignado, procede a presionar el botón de descartar. Para su desgracia, su dedo le falla y en vez de borrarlo lo que hizo fue enviarlo. Un ligero sonrojo se hace presente cuando ve las palabras en letras verdes "escribiendo... "
-Sí -le responde su amada-. ¿Cómo estás, Kim?
Tras suspirar profundamente, aliviado, el chico vuelve a enfocar la pantalla de su célular:
-Feliz de poder hablar contigo.
-Eh, literalmente no estamos "hablando", Kim.
-¡Tú me entiendes!
La joven ríe para sus adentros antes de responder:
-Sí, era broma.
El muchacho de cabellos azabache alza la mirada por un momento, pensando en qué podría escribirle ahora para no aburrirla. Se le ocurrió una gran idea, mucho mejor que chatear.
-Jary, ¿podemos vernos? Es que quiero hablar contigo, pero en persona -confiesa su idea.
-Ya te dije que no estamos "hablando" como tal.
-Ya deja de molestarme y respóndeme.
-Está bien jsjs. Sí, me gustaría verte. ¿Ahora ahora o ahora más tarde?
-Ahora ahora.
-Ah... ¿En dónde?
-¿Te parece bien el muelle "Jiu Chun"? ¿Sabés dónde queda?
-Está frente a la tiende de vestidos de novia de la señorita Min Lee, ¿cierto?
-Sí.
-Que bien, porque estoy allí con Estella. Acabé de ayudarla junto con Dea, su madre, a escoger su traje de bodas. Que casualidad, ¿no?
-No creo que sea casualidad, Jary.
-Entonces... ¡Nos vemos!
-Nos vemos.
Al haber escrito lo anterior, Kim suspira, sonríe con satisfacción y agacha su cabeza para entrar a su auto. Enciende el motor de este y sale del estacionamiento, de camino a aquel muelle. Tal lugar no le quedaba muy lejos, solo necesitaba doblar algunas curvas y ya habría llegado.
Con la pelirroja, ella había cruzado la calle para terminar en el pasillo que se encontraba antes del muelle. Ahora estaba sentada de piernas cruzadas sobre un banco de hierro, el cual yacía a una distancia considerable frente al mar. Contemplaba con admiración al deslumbrante sol ocultarse entre la línea que dividía, a lo lejos, el mar y el cielo.
-Que hermoso -dijo para sí misma, elevando ligeramente las comisuras de sus labios.
En ese momento, el chico de ojos cual océano buscaba por todos lados a la cantante, pero no la lograba hallar entre las personas que deambulaban por allí. Sin más opción, saca su teléfono de su bolsillo pero, cuando se disponía a pasarle un mensaje, escucha que alguien a lo lejos lo llama. Alza la mirada y observa a Jary saludarlo con su brazo, a unos veinte metros de él. Los latidos de su corazón se aceleran mientras contempla lo bella que se veía su amada hoy. Se quedó bobo mirándola, quieto sobre sus pies y sin pestañear. Ella vestía un abrigo blanco de tela peluda que dejaba al descubierto uno de sus hombros, y una minifalda negra. Su intenso cabello rojo estaba recogido en un moño alto, algunos de sus flequillos se ubicaban a los costados de su rostro. Le sorprendió verla sin peluca o algo por el estilo, quizás aprovechó que a estas horas no hay mucha gente para venir así, sin la necesidad de un disfraz.
Jary se puso de pie y empezó a correr hacia él, lo cual asustó un poco al muchacho. Cuando la distancia se le hizo lo suficientemente corta, la de cabellos escarlata saltó a los brazos de su novio, y este, sin más opción, la cargó. Los brazos de la pelirroja envolvían el cuello de Kim, y sus piernas, la cintura. Se vieron en un romántico abrazo, repleto de amor.
Él la dejó en el suelo, con cuidado para que sus pies se apoyaran correctamente en la superficie. Ambos intercambian miradas durante unos segundos. Kim le sonríe con ternura y acaricia con delicadeza su suave mejilla, a lo que ella disfruta de su tacto.
-Te extrañé -le confesó Jary.
-Yo más.
Tomaron distancia y se dedicaron a caminar en dirección al muelle.
Cuando llegaron al final de este, en donde se observaban unas mejores vistas a la puesta del sol, los se sentaron sobre la madera, con las puntas de sus zapatos a medio metro del agua.
-Es lindo, ¿verdad?
-¿Qué cosa? -le pregunta el pelinegro, sin saber de qué le hablaba. Resulta que este joven había estado mirándola solo a ella, absorto en sus pensamientos.
-El sol.
-Ah sí, -concordó con eso. Cabizbajo, se sonroja ligeramente,- pero tú eres más linda aún.
-¿Se puede saber por qué siempre me dices eso?
El de ojos azules se encogió de hombros, aún observando su propio regazo, -¿Qué quieres que haga si ni yo mismo me creo esto? Soy muy afortunado de tenerte, ¿acaso no sabes cuántos de tus fans son mejores que yo?
-No digas eso -le ordena, tomando su mano, ambos cruzaron miradas-. Como tú no existe nadie igual, para que lo vayas sabiendo. Te amo y no amaré a nadie más como a tí, Kim.
Que no se movieran de sus antiguas posiciones -sus rostros demasiado cerca- era la señal de que se estaban pensando una sola cosa.
El chico fue el primero que quiso acabar con la distancia, acercando lentamente sus labios a los de su amada.
Quedaron a exactamente un centímetro cuando el grito descontrolado de una mujer los alejó del susto. La pareja le prestó atención a aquella mujer, girándose para verla. Arrodillado frente a ella había un hombre con una cajita abierta en sus manos, dentro de la cajita se podía ver algo reluciente, quizás un anillo.
-¡Sí! ¡Sí quiero casarme contigo, Ian Chen! -gritó alegre la mujer que los separó, a lo que el señor sacó con cuidado el anillo de su lugar para después ubicarlo en el dedo anular de la señora.
Como ya ellos sabían qué era lo que sucedía no era necesario seguir mirándolos. El teléfono de Kim sonó de repente, despertando la curiosidad de su novio al instante.
-Un momento -le pidió a su chica para contestar la llamada, Jary asintió-. Dime
-Hermano, ¿en dónde estás? Llegué de la escuela hace ya una hora y no estabas en casa -habló Lia al otro lado de la llamada.
-Perdón, lo había olvidado. Estoy en el muelle "Jiu-chun" junto a Jary. Tranquila, llegaré en menos de una hora -le avisó.
-Está bien. Solo quería recordarte que papá vendrá a cenar así que tienes que llegar, ¿recuerdas?
-Sí, sí lo recuerdo -rueda los ojos-. Nos vemos.
-Nos vemos -se despide la rubia, colgando la llamada.
Él separa el célular de su oreja para llevarlo al bolsillo de su pantalón. Luego de esto le dedica una mirada cariñosa a su chica, junto con una sonrisa.
-¿Qué pasa? -le pregunta la cantante, sin saber lo que sucedía.
Kim, elevando una ceja, le señala sus labios, -Me debes un beso.
Jary, sin más pensar, se sonroja y mira hacia sus piernas, poniendo una de sus manos encima de la otra, -No te debo nada, mentiroso -se ríe para sus adentros, tratando de que él no se dé cuenta.
El peli negro le dedica una mirada, confundido, pero los ojos de la muchacha estaban mirando hacia abajo.
Decide acercarse más. Le da un beso en la mejilla, cosa que ella no se lo esperaba, por lo cual se sorprendió. Kim se fija en el sonrojo su rostro, ríe un poco y le da más besitos en la mejilla, coritos pero eran varios.
-¡Ya! -se queja entre risas la chica, colocando su mano en su mejilla para que Kim parara.
Este aparta la mano de la cantante del medio y continúa con los besitos.
-Te amo mucho -le dice al oído, volviendo a besar su mejilla pero con más lentitud.
-Sí, -Jary lo jala del cabello por detrás, consiguiendo alejarlo- pero no me lo demuestres tanto.
Él se cruza de brazos y mira hacia otro lado, fingiendo estar enfadado o, quién sabe, quizás sí lo estaba. Jary suelta unas carcajadas ante la acción de su novio, muy gracioso ante sus ojos.
La pelirroja se inclina hacia delante para lograr contemplar mejor su expresión; ríe para sus adentros al ver lo gracioso que se veía y le da un tierno y rápido beso en los labios, para luego pararse, girar sobre sus pies y proceder a irse de allí, siguiendo recto por la superficie del muelle.
El muchacho se había quedado con la boca entrecerrada después de eso, junto con un sonrojo en sus mejillas; sin poder mover si un músculo.
Cuando al fin procesó lo ocurrido, Jary ya se había marchado. Se quedó pensando, en ese mismo lugar.
¿Me ha besado? ¿Lo ha hecho? ¿En serio? «se preguntó una y otra vez hasta que recordó que debía regresar a su casa.
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