🌊•Capítulo 25•🔥
Narrador anónimo
Dejando la charla atrás, Estella y Hiro procedieron a sentarse a cenar en la mesa ya decorada anteriormente.
Los de la pareja restante solo se dedicaron a observar el mar durante pocos minutos. A la mente de Kim le llegó el recuerdo de la promesa que le había echo a su hermana: llegar temprano. Rápidamente le contó a Jary la razón por la que tenía que irse y tomó rumbo a su coche, el cual había dejado estacionado lejos de la arena.
Mientras tanto, Lia y su nuevo amigo se detuvieron frente al edificio en donde vivía la rubia, pues Blake le había prometido que la iba a acompañar hasta su casa.
-Gracias por venir conmigo -le agradeció la chica, con una sonrisa.
-No es nada. Además, -el muchacho le acarició la cabeza al dálmata, haciendo que el animal sacara su lengua y moviera la cola de un lado a otro- creo que le caíste bien a Max.
Ella inclinó su cuerpo hacia delante, pasó su mano por el cuello del perro, orgullosa, -Es tan lindo.
Blake se sentía cómodo con su nueva vecina, pues no era como las demás: esas chicas que solo querían coquetearle, algo que él no soportaba si no se trataba de nada serio
-Bueno... Hasta luego, Blake -se despidió ella, con una pequeña reverencia.
Pero algo que ninguno de los dos sabía era que el auto de Kim se estacionó a diez metros por detrás de los chicos. Sin salir de este, el hermano mayor se quedó en su lugar observando con curiosidad lo que estaba pasando frente a sus ojos.
El de cabellos castaños dio algunos pasos hacia delante, quedando a una corta distancia de Lia, y tras darle un beso en la mejilla esta se sonroja tímidamente.
-Hasta luego -le dice un atrevido Blake, jalando la correa de su mascota y girando sobre su propio eje para luego avanzar en línea recta por la acera, en sentido contrario al de ella.
La rubia se mantuvo firme, contemplando como su nuevo amigo seguía su camino hasta que lo perdió de vista.
El de ojos cual azul océano se bajó del coche, caminó hasta quedar frente a su hermana -sin que ella se enterara- y le pellizcó el hombro, acabando con su distracción.
-¿Quién era ese chico?
-He-hermano, ¿p-por qué ll-llegas tan t-temprano? -le pregunta ella, sin poder pronunciar bien las palabras.
-Quedé contigo en que llegaría "lo más pronto posible"¿recuerdas?
-Ah sí, pero de todos modos pensé que vendrías tarde, como ayer lo hiciste -admite, girando los ojos y cruzándose de brazos.
-Ayer no es siempre, y no me cambies de tema -la sancionó el mayor. Hizo que su hermana lo mirase, ubicando en un ángulo correcto su barbilla.
Sin más opción, la muchacha suspira para empezar a confesar, indignada por causa de su hermano.
-Hoy Zwoo se escapó del apartamento, así que tuve que salir a buscarlo, pero ese gatito para ser tan pequeño corre demasiado rápido. Luego de perseguirlo por un buen rato, un perro salió a su encuentro, pero apareció Blake, el muchacho que se acaba de ir, -le explicó- y detuvo al animal. Me preguntó que si el gato era mío y le respondí que sí. A partir de ahí empezamos a caminar juntos hasta que nos hicimos amigos.
Kim sonrió, le encantaba cuando su hermana le decía la verdad, si es que esa era la verdad.
-Ya entiendo. Vamos a subir que se está haciendo tarde -le propuso, a lo que ella aceptó y se empezaron a adentrar en el edificio.
Kaito Kim
Transcurrieron unas seis horas, por lo que ya era la una de la madrugada. Estaba viendo la tele sentado en el sofá, cuando de repente escuché el sonido de nudillos dar golpes pequeños sobre la puerta.
¿Quién será a esta hora?
Me puse de pie, pausé el programa que estaba viendo y me dirigí hacia la puerta. Cuando estuve frente a esta, la abrí lentamente, logrando ver a un hombre muy conocido en frente de mí.
¿Qué? No puede ser.
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