🌊•Capítulo 12•🔥


Kaito Kim

El abrazó fue magnífico. Bajo la lluvia, sintiendo la suavidad de su piel, el aroma de su cabello. Nos separamos rápidamente por culpa del sonido de un auto pitar desde abajo, alguien había llegado a la mansión. Antes de empezar a bajar, tomé su mano y juntos caminamos hasta la Sala de estar.

Llegamos a la puerta principal y, tras un suspiro y una miradita a la peli roja, tomé el picaporte y la abrí.

Frente a nosotros había una mujer. Su cabello era de color castaño oscuro, el cual llegaba hasta el inicio de sus hombros, sus ojos del mismo color. Poseía una piel pálida y vestía una chaqueta negra a juego con su falda. En resumen, parecía se una mujer de negocios, elegante e independiente.

-¡Katie, querida! -la saluda la muchacha, estirando sus brazos hacia ella como señal de que quería un abrazo. Katie, sin pensarlo dos veces, se lo dio.

Ambas se separaron luego del apretón prácticamente amistoso. Los ojos marrones de la señorita pararon a observarme detalladamente, de arriba a abajo. Ella bajó la cabeza con una sonrisa pícara en sus labios. Luego de haberla eliminado por completo, me miró con cierto descaro y gracia.

-Tú debes de ser Kaito Kim, ¿verdad? El novio de mi amiga.

La pelirroja se sonrojó ante las palabras de la chica y tomó la palabra, dando un paso hacia delante y negando con sus manos, -¡Él no es... -la miré en ese momento, dudoso. Ella bajó la mirada para luego arreglar sus palabras- Sí, es él.

-!Lo sabía! -inquirió la muchacha de un salto- ¿Ves? No fue mala idea lo del sorteo.

-Cómo tú digas... ¿Por qué vienes, Estella?

La chica de la sonrisa pícara organizó su postura, -¿Qué día es hoy?

Di un paso al frente, incluyéndome en la conversación, -El tercer día del sorteo, ¿pero no tenía que irme más tarde?

Estella, creo que se llamaba así, me miró fijamente, -No. Sacando cuenta ya tienes que irte. Te lo demostraré -se giró hacia mí, quedando de frente-. Saliste de tu casa por la noche, ¿no es así? -asentí con la cabeza-. Y llegaste aquí a eso de las 7:30am, ¿verdad? -volví a asentir- Más o menos tardaste ocho horas en llegar desde tu casa hasta aquí. Ese tiempo que tardaste en llegar, hoy te lo quitamos. ¿Ahora entiendes?

-Ah... Pero es injusto -admití ante su explicación.

-Bueno... puede que sí. Pero estas son las reglas del juego, querido.

Suspiré. Alcé la cabeza para dedicarle una mirada a Jary, la cual debía estar tan triste como yo. Noté su sonrisa fingida al momento en que la vi.

Katie Chan Jary

Esto no podía estar pasando... No quería que Kim se fuera. Soy una idol famosa y él un chico común y corriente, si nos separábamos ahora sería muy difícil que nos volviéramos a encontrar, lo digo por experiencia. Él me miró y tuve que devolverle la sonrisa, pero ganas para que esta fuera de verdad. Miré a Estella, ella estaba esperando a que uno de nosotros dos hablara, pero como ninguno dijo nada ella misma tomó la palabra.

-¡Vamos, chicos! Esta no tiene que ser la última vez que se vean, pronto tendrán tiempo de volver a encontrarse -inquirió, con cierta razón en sus palabras. La chica hizo una pausa para luego tornar su tono de voz en seriedad-. Pero ahora Katie necesita volver a cantar, sus fans están locos por verla en los escenarios. Kim, -se dirige solo a él- seguro que tienes cosas que hacer en tu casa, ¿cierto?

Él solo se dedicó a suspirar. Luego de algunos segundos le respondió, -Sé qué intentas decir, iré a recoger mis cosas -informó, con una voz deprimente que puse notar con facilidad. Giró sobre sus pies y se dirigió hacia los adentros de la mansión.

Parecía que Estella estaba muy contenta por su victoria ya que tenía una sonrisa en el rostro.

-¡¿Por qué haces esto?! -le grité.

Su sonrisa se esfumó. Se acercó a mí y puso una mano en mi hombro, -Porque esto era un sorteo de amor, nada más, y el tiempo se acabó. Ahora quiero que vuelvas al trabajo -me ordenó con frialdad, recordándome que es mi mánager. Ella sujetó su barbilla con una de sus manos y con la otra abrazaba su pecho, mirándome pensativa-. Y dime... ¿Ya terminaste de escribir tu próximo gran éxito?

Me puse firme frente a ella y la miré, dejando caer mis brazos alrededor de mis caderas, -No he tenido inspiración.

-Pues que mal, debiste haber aprovechado tu tiempo libre para dedicarlo a la música. Por cierto, tus fans quieren que cantes esta noche en el centro de la ciudad. Ya hemos programado el concierto, todo está listo, solo faltas tú.

-¡Estella! -alcé la voz, ya me había dado cuenta de sus planes- Fue por eso que hiciste que Kim subiera a empacar sus cosas tan temprano en la tarde.

Estaba furiosa. No quería que esta chica me hablara, pues siempre hacía lo que quería sin consultarme. Ella suspiró, dejando que mucho aire saliera de sus pulmones, como si estuviera harta de mí.

-Está bien, me atrapaste, pero que sepas que todo lo que hago es por tí, para que tu carrera crezca. Recuerda que TODO lo que has logrado hasta ahora ha sido gracias a mi ayuda.

Tenía razón, Estella había sido de mucha ayuda todos estos años. A pesar de sus pesadez y su manera de hacer lo que se le antoje sin consultarme, ella era una buena persona, y mi mejor amiga.

Bajé la cabeza, apenada. Una mano fría se apoyó en mi hombro, otra vez.

-Tranquila, nena. Ya verás como dentro de poco volverás a ver a ese chico de nuevo, ya verás.

Alcé la mirada y me encontré con una sonrisa animadora en su rostro lleno de pecas. Le devolví la sonrisa, aunque esta era mentira. Ambas entramos a la casa ya que la lluvia estaba empeorando. Cerramos la puerta una vez que estuvimos dentro.

Transcurrieron treinta minutos. Estaba sentada al lado de mi amiga frente a la chimenea, esperando a que el de ojos azules bajara por las escaleras. Cerré los ojos por un momento, pero los volví a abrir cuando escuché pasos acercarse.

-Ya estoy listo -avisó Kim para indicar su presencia.

Estella se puso de pie, frente a Kim.

-Entonces... ¿Ya nos vamos?

Él asintió y ella le hizo una seña para que lo siguiera. Una vez que estaban los dos frente a la puerta, Estella la abrió y dejó que la brisa provocada por la lluvia se adentrase en la casa.

-¿Necesitas que te lleve o tienes en qué regresar? -es la pregunta que le hace Estella.

-Tengo coche, gracias -le responde Kim, quien tomó su maleta y empezó a dar pasos hacia la salida, mientras que a mí se me salía el corazón.

Sin pensarlo más, corrí hacia su dirección y lo abracé desde atrás, haciendo que se detuviera ahí mismo.

-Cuídate por favor -le dije, aún abrazándolo.

Sentí una risita proveniente del chico, -Sí, lo haré.

No quería soltarlo, pero tuve que hacerlo. Este era el momento, la lluvia había disminuido muchisimo. Lo solté y él continuó su camino, sin mirar atrás.

Unos minutos después, escuché el sonido del motor de su auto encenderse y más adelante, irse. Tragué grueso. Me quedé quieta siguiendo con la vista al coche, hasta que ya no se veía porque se había adentrado en las calles. Di media vuelta y caminé mirando al suelo. Iba a subir las escaleras para ir a mi habitación, pero sentí la voz de mi mánager llamarme a mis espaldas.

-¡¿Qué?! -estallé en gritos, dando media vuelta para verla.

-Iba a decirte que te tenía una sorpresa, pero al parecer no quieres saber -y con eso giró sobre sus pies y empezó a caminar hacia algún lugar de la Sala.

Suspiré, -¿Cuál es?

Esas dos palabras fueron suficientes para hacer que mi amiga volviera a caminar hacia mí de nuevo, con una sonrisa victoriosa.

-Acércate y te la cuento -le hice caso y caminé hasta quedar frente a ella, hasta que empezó a susurrarme al oído, -Esta noche cantarás con uno de los idols más famosos de todo el K-pop.

Abrí mi boca formando una O. Ella se separó un poco esperando alguna reacción de mi parte, pero lo que pasó fue que me quedé paralizada hasta que no aguanté más y empecé a gritar.

-¡¿Es en serio?!

-¡Sí!

Tras su repuesta nos tomamos de las manos y empezamos a dar saltos de alegría a causa de la emoción. Aunque esta chica es siete años mayor que yo, me entiende a la perfección como si tuviera mi edad.

Dos minutos después, cuando nos calmamos, nos sentamos en un sofá algo cansadas por haber saltado tanto. La miré y ella a mí. Creo que pensamos en lo mismo ya que ambas abrimos los ojos de par en par y nos sentamos con la espalda recta.

-Tengo que ir a ensayar para esta noche y luego al salón de belleza.

-Y yo tengo que ir contigo para controlar todo.

Observamos las escaleras, nos volvimos a mirar una a la otra y nos pusimos de pie para luego ir corriendo a mi habitación a alistarme para salir.

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