🌊•Capítulo 11•🔥


Katie Chan Jary

Después de comer pizza, se me ocurrió subir al tercer piso de la mansión, ya que desde allí habían unas vistas hermosas. Jalé por el brazo a Kim y lo arrastré conmigo.

—¿Qué pasa? ¿A dónde me llevas?

Ignoré su pregunta y seguí caminando, eso bastó para que no hablara más.

Después de haber subido todas las escaleras, llegamos. Hoy el cielo estaba nublado, parecía que iba a llover. Una brisa helada llegó a mis hombros desnudos, provocando que temblara del frío. Me abracé a mí misma y di un paso hacia el alto peli negro.

—Te presento la azotea, mi lugar favorito —le dije mientras dedicaba mi vista al fascinante paisaje del bosque.

Hace algún tiempo no venía a este lugar por tanto trabajo, por eso aproveché para relajarme. Cerré los ojos en el intento de ganar tranquilidad, y tras un suspiro de paz, los volví a abrir. Miré a mi alrededor pero me sorprendió no ver a Kim a mi lado.

¿A dónde habrá ido? «pensé.

Lo busqué por toda la azotea hasta que lo vi a unos cuantos metros delante mí, con los brazos apoyados al gran balcón. Su cabeza estaba un poco inclinada hacia arriba, sería porque estaba contemplando el cielo con apreciación.
Me acerqué e hice lo mismo que él, centrándome en las nubes, tan blancas y grandes...

—¿De qué están hechas las nubes? —cuestioné, con tono de niña pequeña.

—De agua.

—¿Agua? —fruncí el seño.

Asintió levemente, volviendo a observar al horizonte, —En términos simples, se puede decir que una nube es una masa de gotitas de agua, cristales de hielo o ambos, suspendidos en la atmósfera y formados como resultado de la condensación del vapor de agua —volvió a dedicarme una mirada, levantando una ceja—. ¿Entiendes?

—No soy tan estúpida —admití, girando los ojos y recostándome al balcón también.

Bajé la mirada y me quedé así por unos cuantos segundos, reflexionando en lo tonta que fuí al dejar la escuela, por culpa de eso ahora no sé nada. Sentí que la mano suave del muchacho acomodó un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—¿Por qué haces eso?

—¿Qué cosa?

—Acomodarme el cabello cuando estoy pensando —aclaré, separando mi cuerpo del muro para quedar más recta frente a él.

La expresión de su rostro era irreconocible, pues no sabía decir si se estaba riendo o si estaba serio. Lo que sí sé es que algo en mí le causó una sonrisa tierna, quizás lo enana que me veía frente a él.

—Te ves tan linda cuando te enfadas.

Sus palabras instantáneamente hicieron que diera un pasito hacia atrás. Incliné la cabeza hacia un lado, mirando por encima de mi hombro algunos árboles. Me quedé en esa posición durante varios segundos, la verdad, ya no tenía de qué hablar, o... Tal vez sí.

Este podría ser un buen momento para decirle tu respuesta a su propuesta de ser pareja «me aconcejó mi subsconciente». Aunque... Si en verdad te ama, debería esperar más.

Mis pensamientos tenían razón, si Kim me amaba tendría que esperar, y yo tendría que aguantarme. Aunque pensándolo bien... Quién sabe cuándo volveré a verlo, debería aprovechar el tiempo que estoy a su lado. Suspiré. Le dediqué una mirada, la cual me devolvió enseguida. Bajé la cabeza, mirando al suelo. No sabía qué hacer.

Sentí una mano apoyarse en mi hombro, sacándome de mi tensión. Alcé mi barbilla y lo vi a centímetros de mi rostro con una sonrisa alentadora, —¿Pasa algo? Te veo nerviosa.

Negué con la cabeza rápidamente, —Todo está bien —fingí una sonrisa, la cual pareció mas bien una mueca.

Sus labios formaron una línea recta, —Puedes contarme lo que sea. Sé que nos conocemos desde hace muy poco pero creo que me he encariñado demasiado contigo —hizo una pausa para acercarse un poco más, invadiendo mi espacio personal y robándome el aire—. Te amo, Jary.

Kaito Kim

Su rostro se puso rojo como un tomate al haber escuchado mis palabras. Era la primera vez que mi corazón latía por otra persona que no fuera mi familia. Ella iba a bajar la mirada, pero yo lo impedí sujetando su barbilla con mi mano, obligándola a encararme.

—¿Katie Chan Jary está roja? Y, ¿por mi culpa? —dije eso con burla para sacarla de sus nervios. Giró los ojos ante mi comentario, estos se detuvieron en cualquier otra cosa menos en mi dirección.

—No sé si lo que me estás diciendo sea verdad, pues tengo miles de personas enamoradas de mí que afirman lo mismo que tú. Entonces, ¿qué te diferenciaría de los demás?

No me gustó lo que dijo, para nada.

Volví a hacer que ella me mirara fijamente, luego traté de sonar lo más serio posible, —Hay algo en mí que los demás no causan en tí, seguro —admití, acercándome aún más—. No soy especial, lo sé. Soy uno entre un millón de hombres a tu alcance, pero tengo claro que ninguno de ellos podrá darte tanto amor como yo.

Sus brazos cayeron a los lados de su cintura, como si pesaran kilos. Tragué saliva. Creo que estaba hiendo demasiado rápido, debí haberle dado tiempo, pero es que no sé si pueda esperar. Me di cuenta de que la estaba poniendo algo incómoda así que me alejé lo suficiente, decidí dejar el tema. Me recosté de nuevo al muro, dejándola atrás, crucé mis brazos y me dediqué a tratar de hacer que mi corazón se calmara un poco. Era algo imposible, pero de todos modos lo intenté.

Sentí manos envolver mi torso desde  atrás, abrazándome de una manera tan tierna que provocó que me sonrojara.

—Kim... No digas eso, eres único. En el poco tiempo que te conozco pude notarlo —dijo eso en voz baja, aún abrazándome. Me había tomado por sorpresa.

Abrí mis ojos como platos cuando sentí que su pecho se pegaba aún más a mi espalda, ejerciendo presión contra esta. Sus senos no parecían ser muy grandes, pero lo suficiente como para volverme loco al tenerlos tan cerca.

Cabrían perfectamente en mi mano.

Me di la vuelta y le devolví el abrazo con todas mi fuerzas. Sentí su aroma, su rostro estaba hundido en mi pecho. Empezó a llover, y bien fuerte. Ella procedió a alejarse de mí algo preocupada por las gotas que caían sobre nosotros, pero mantuve mis manos en su cintura.

—Kim, hay que entrar a la mansión, está lloviendo.

Volví a abrazarla, evitando que se alejara.

—No importa —le dije sobre su hombro. No tardó muchos segundos en devolverme ese cálido abrazo de nuevo.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top