Capítulo 22
-¿Cuándo saldremos de misión Kakashi-sensei? llevamos un mes atados a la aldea ¿hay algún motivo? -el sensei sonrió -maa maa Sakura, estás muy curiosa hoy- la chica volteó los ojos con fastidio -tch ¿por qué demonios debo llevar ese color? no lo usaré, estás loco- Naruto infló su mejilla -es mi boda teme, eres mi padrino, debes usarlo, cuando sea tu boda eliges tú el color -Sasuke volteó los ojos una vez más- ¿de qué hablan? ¿por qué susurran?- ambos chicos vieron con seriedad a la chica que reclamaba -desde aquel día en el bar ambos me hacen a un lado ¿se puede saber por qué?- Naruto no lo retuvo -porque no me agradas, así de fácil ttebayo -el equipo vio con sorpresa al chico. Sasuke sonrió ligero satisfecho con lo que escuchó -tch hablé con madre, usaré negro con detalles rojos, no más -Naruto sonrió con emoción, lo abrazó con fuerza -gracias gracias gracias ttebayo, todo será perfecto - Sasuke trataba de alejarlo como podía -tch quitate bastardo -la chica por primera vez se sintió un cero a la izquierda, rascó su brazo tímida, el equipo entrenaba posiciones de combate y estrategia.
Kakashi se acercó al rubio -deberías tratar de hacer las paces con Sakura, se ve un poco deprimida- Naruto giró su mirada azul escuchando al Hatake -¿por qué cuando yo estaba deprimido no le pidió lo mismo a ella?- el sensei lo vio con cuidado -no lo haré, no me interesa hacerlo, me ha jodido y humillado desde la academia, para mí sólo es una compañera más; fuera de entrenamientos y misiones, no tengo la obligación de tener contacto con ella -Kakashi lo vio con seriedad, suspiró con fastidio - haz cambiado bastante- Naruto giró hacia el mayor- si darme a respetar y poner límites es cambiar, supongo que sí lo he hecho -el sensei abrió ligeramente su ojo con sorpresa -entiendo- Naruto continuó su entrenamiento dejando de lado al peliplata.
….
Naruto llegaba a su casa pensando en lo que había hablado con Kakashi, no debería sentir culpa, aún así la bastarda le recordaba a su amiga en el otro mundo con la que vivió bastante y sentía algo de culpa al hacer recuerdo -Naru-chan, bienvenido ttebane- sonrió con alegría al escuchar la voz alegre de su madre -maaaa ya llegué ttebayo, te traje unas flores del bosque, las pondré en un jarrón -Kushina sonrió al verlas, le encantaba recibirlas, en verdad su hijo parecía otro, había días en los que pensaba seriamente en que lo habían cambiado, después se daba cuenta de algunos rasgos tímidos de su anterior versión y la idea remota se descartaba por completo, esa mirada perdida que a veces usa para perderse en sus pensamientos, le hacía temer que el viejo Naruto había vuelto y con ello una preocupación constante por su vida y salud mental -ma- la pelirroja salió de sus pensamientos viendo a su hijo con seriedad arreglar las flores -¿me perdonas?- la señora guardó silencio un momento sin entender -¿de qué hablas Naru-chan?-
Naruto abrió sus azules enormes y aguados, la pelirroja se preocupó sin entender, un enorme puchero apareció en el rubio -se me rompió tu jarrón ttebayo, yo sólo quería poner flores y todo se me cayó, yo quería hacer un bonito arreglo -Kushina sonrió con diversión más tranquila -Naru-chan, no me asustes así ttebane, recoge todo, el otro jarrón está en el mueble tras la mesa- Naruto sonrió con un enorme brillo, la Namikaze lo vio con amor, gracias a kami esa depresión en su hijo había desaparecido.
La puerta sonó, no dudó en ir y abrirla, la pelirroja vio con sorpresa al chico -Kushina-san ¿Naruto estará en casa?- la señora sonrió -claro que sí, le diré que venga ¿quieres pasar? está arreglando algo- Itachi asintió con algo de vergüenza, estaba cabreado, el bastardo mocoso había dejado un portaretrato con su foto lanzando un beso en su escritorio ¿cómo demonios había entrado? mientras avanzaba observó al rubio acomodar las flores con demasiado dedicación, una a una las ponía en posición perfecta en un enorme arreglo floral, lo vio correr al jardín y regresar con un poco de follaje, ni siquiera se había percatado de su presencia, tomó asiento, la pelirroja levantó su dedo insinuando que guardara silencio, sonrió ligero viendo con atención al pequeño que levantaba su puchero mientras reacomodaba el orden de las flores- ma, algo falta ttebayo-
Kushina se acercó viendo el ramo- tal vez un poco de las flores blancas pequeñas del jardín -Naruto asintió con velocidad, corrió hacia el jardín y regresó terminando su obra maestra, para Itachi fue como ver una nueva versión de su prometido, se veía adorable trabajando con las flores, sonrió al ver los azules abrirse demasiado al ubicarlo, la sonrisa se acabó al ver su sonrisa pícara -¿te gustó mi regalo Itachi-kun? ttebayo- Itachi suspiró con fastidio -en verdad ¿cómo te colaste en mi oficina?- Naruto rio quedito -me veo divino en esa foto ttebayo- Itachi sonrió quedito olvidando su molestia al ver su sonrisa.
-¿Qué debo hacer con ella? ¿no pensarás que la dejaré ahí?- el rubio infló su mejilla, se acercó a él ofendido, el Uchiha lo vio con seriedad -seré tu marido, debo estar ahí alejando a la jauría de resbalosas que a diario te llevan cartitas de amor con su cara de moscas muertas, pensé en un enorme mural con mi rostro, me vi ligero ttebayo -una gota cayó por la nuca del azabache -¿por qué no simplemente admites que estás celoso?- Naruto rio con diversión -no digas tonterías, simplemente estoy delimitando mi territorio gruñón- Kushina sonreía mientras sacaba ropa de la lavadora y escuchaba a su hijo molestar a su prometido.
Naruto con descaro se acercó al mayor invadiendo su espacio quien se paró con velocidad carraspeando audiblemente, el rubio rio divertido, le encantaba ponerlo nervioso -llévame al cine ya que estás aquí ttebayo -el Uchiha apretó ligeramente el ceño -soy un clon que vino a reclamar tu osadía, me iré ahora mismo- el rubio afiló su mirada -entiendo, sabes que esto fue poco caballeroso ¿no es así?- Itachi suspiró -no empieces, no he hecho nada malo- Naruto sonrió ligeramente con falsedad, levantó su dedo lanzando aire de él reventando al clon -bastardo, maaaaa saldré a dar una lección -Kushina negó -deja trabajar a Itachi-kun, no seas latoso Naru-chan- el rubio infló su mejilla -no, me siento solito, daré lata, nos vemos en la noche -la Namikaze negó con diversión, sólo esperaba que Itachi no se enojara con su hijo.
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