Capítulo 2

Es imposible estar más nerviosa que yo en este momento. Termino de meter en la mochila todo lo que necesito para mi primer día de entrenamiento con el equipo de voleibol y me miro al espejo. Perfecciono mi cola y tomo aire. Hoy volveré a ver a Derek. Me pregunto si realmente se habrá fijado en mí. No lo sé, pero, sin duda, yo me he fijado en él.

Salgo y llamo a la puerta de la casa de al lado, Ana no tarda en aparecer tras ella con una sonrisa reluciente y con su mochila a la espalda. En silencio, nos dirigimos al lugar en el que hemos quedado con Amy. No tarda mucho en llegar y, una vez que estamos las tres juntas, continuamos nuestro trayecto hasta el pabellón.

—¿Estáis nerviosas? —pregunta Ana con la voz temblorosa.

—La verdad es que sí —admite Amy—, pero chicas, somos buenas, nos va a ir genial. Lo sé —intenta animarnos.

—Y yo veré a Derek —digo fantaseando y mordiéndome el labio.

No obstante, cuando llegamos no le veo por ninguna parte, en su lugar está Julen. No puede ser, no, no, no.

—Hola —nos saluda sonriente—. Las nuevas, ¿cierto?

—Sí —dice Ana con emoción—, yo soy Ana y ellas son Bianca y Amy.

—Me han dicho que sois muy buenas, espero que sea verdad. Es el primer año que entreno a las chicas, por lo que yo también soy nuevo —nos informa.

Todas mis ilusiones desaparecen de golpe. No entiendo nada, ¿por qué me ha seguido el juego entonces? Pensé que nos veríamos en los entrenamientos, que estaría animándonos y explicándonos qué debíamos hacer en cada partido.

—Las pruebas nos las hicieron Derek y José, pensé que Derek sería nuestro entrenador —me quejo como si sirviera para algo.

—Derek este año entrenará a los chicos —agrega Julen mientras se acerca a las demás chicas.

El entrenamiento comienza y yo me noto desganada. Me dirijo a los baños para coger mi botella de agua y después de darle un trago me miro al espejo y me hablo en voz alta:

—Estás siendo idiota. No está Derek, ¿y qué? ¡Es tu maldito sueño! ¡Por fin estás aquí!

Me siento ridícula regañándome de esta manera, solo espero que nadie me haya escuchado, sería muy vergonzoso. Doy otro trago a la botella y salgo, después de todo, que Julen sea el entrenador no es tan malo, se le da genial el voleibol, lo sé porque le he visto jugar en los partidos del equipo masculino. Estoy segura de que será capaz de sacar lo mejor de nosotras.

El resto del entrenamiento me lo tomo más en serio y termino agotada. Lo primero que hago al llegar a casa es darme una ducha, luego, ayudo a preparar la cena y le cuento a mis padres cómo ha sido el primer entrenamiento.

Cuando subo a mi habitación, agarro mi teléfono y entro en el perfil de Derek para cotillear sus doscientas quince fotos una vez más.

Suspiro con frustración. Las chicas tienen razón, ¿cómo me gusta un chico al que ni siquiera conozco? Pues no lo sé, pero me gusta, y mucho. Por más que lo intento no logro sacarlo de mi cabeza. Es agotador.

Subo una foto y escribo en el encabezado: «Desilusión». Derek le da me gusta un cuarto de hora después, ¿se habrá sentido aludido? No lo creo, dudo mucho que esté pensando en mí tanto como yo en él.

Al día siguiente, en el instituto, estamos apoyadas en la barandilla de las escaleras esperando que llegue la profesora de matemáticas mientras Ana y Amy comentan lo bueno que está Julen. Yo les doy la razón y de vez en cuando suelto algún comentario, pero lo cierto es que lo único que aparece en ese momento en mi cabeza es Derek.

«¿Por qué me ilusioné pensando que sería mi entrenador?».

—Julen es genial —asegura Ana.

—Derek es mejor.

—No estoy de acuerdo.

—¿Qué más da? —Amy intenta que no se forme una discusión.

Suspiro, sin duda me estoy volviendo loca por culpa de este chico.

—Creo que estoy enamorada de él —suelto sin más.

—¿Bianca? —Amy arruga la nariz.

—Olvidadlo.

Vale, soy una exagerada. No estaré enamorada de él, pero me gusta, me gusta mucho. Tal vez si hablo con él deje de hacerlo porque sea un idiota o yo que sé. Nunca me había pasado algo así y, por el momento, no puedo evitar revivir una y otra vez el día de las pruebas.

—¿Qué miras? —pregunta Amy de repente.

Observo la escena y me doy cuenta de que su pregunta va dirigida a Dylan, un chico un tanto insoportable que no la deja tranquila.

—Nada, ¿qué miras tú?

—Nada.

—Vale.

Amy nos mira con una sonrisa de idiota.

—Qué pesado el niño, ¿no? —pregunta Ana.

—Una se acostumbra. —Encoge los hombros.

—¿En serio? —pregunta incrédula.

—Bueno, supongo...

—La profe —digo interrumpiendo su conversación.

Por la tarde, nos meten en el grupo de WhatsApp del equipo de voleibol femenino.

Bianca [17:23]: Yo no entiendo por qué Derek entrena a los chicos este año.

Eva [17:24]: El ayuntamiento le ofreció más dinero por entrenar a los chicos. Como siempre, el machismo presente en el mundo del deporte. En fin, la verdad es que lo echamos mucho de menos. Aunque no me disgusta el cambio, Julen es genial.

Amy [17:24]: Joder, ojalá eso cambie algún día.

Sara [17:26]: Nos dio mucha rabia, a él también, pero comprendemos su decisión.

Bianca [17:27]: Que cambie y que vuelva Derek.

Sara [17:29]: ¿Te gusta Derek?

Bianca [17:29]: ¿A mí? No.

Eva [17:30]: Te hemos pillado.

Me muero de vergüenza, aunque reconozco que ha sido mi culpa. La conversación continúa y yo me siento bastante cómoda formando parte del equipo. Loren propone organizar una quedada para ir a tomar café y, además, dice que invitemos al equipo masculino. No puede ser, estoy hiperventilando.

Le mando un mensaje a Amy por privado.

Bianca [18:26]: ¿Te imaginas que Derek venga?

Amy [18:27]: Tía, te estás pillando.

Bianca [18:28]: Me muero por verlo.

Amy [18:18]: Yo muero de todas formas. ¡Los chicos

del equipo masculino!

Bianca [18:20]: ¿Con cuál te quedas?

Amy [18:21]: Ninguno se fijaría en mí. Nunca.

Bianca [18:22]: Tú eres tonta, tía.

En el entrenamiento del día siguiente, Julen nos dice:

—Así que tendréis fiesta de bienvenida

—¿Cómo? —pregunto confundida.

—Este viernes, los chicos de Derek también vendrán. Aprovecharemos para hablar del calendario de liga, este año puede que el equipo femenino tenga un partido amistoso con los chicos. —Quiero gritar—. Bueno, comencemos, hoy vamos a darle duro —nos informa y se aleja.

¿Los chicos de Derek incluye a Derek? ¿Cierto? No puedo esperar al viernes. NO PUEDO.



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