Una crisis insospechada.

Capítulo 30: Una crisis insospechada.

Todo lo que sentía en mi cuerpo era el enojo por las palabras de mi padre, por lo que me encontraba recostado boca abajo abrazando mi almohada.

Aun no entendía como era capaz de hacerme algo así, yo pensaba que él me apoyaba, pero no lo único que le interesa es mi carrera. Mi padre es un farsante, apuesto que no le interesa en lo más mínimo las gemelas y a veces creo que quiere que abandone a Sakuno y dejarla con toda la carga, pero eso no es justo que solo ella sufra las consecuencias de nuestros actos si yo también soy culpable.

Estaba seguro de una cosa yo no iría a Australia. Mi padre estaba loco con solo acercarme a la cancha seria atacado por la prensa y me bombardearían con preguntas sobre Sakuno, el cual no creía soportar, eso podría ser agotador para mí, además de la presión del torneo y la preocupación por Sakuno me matarían. Lo que había dicho era cierto la presión psicológica no me dejaría avanzar de las preliminares, yo no iría hacer el ridículo ¡Eso nunca!

Yo sé que amo el tenis estamos de acuerdo y extraño jugar internacionalmente, pero en este momento mi mundo era Sakuno, y ¿porque tanta prisa? puedo volver a los torneos luego de que las gemelas nazcan junto con Sakuno. Claro volvería a la cancha con ella, un momento ¿y las gemelas? No puede ser como es que yo no había pensado en esto ¿Quién cuidara a las gemelas si Sakuno y yo vamos a un torneo? No podemos dejarlas en Japón con mi madre o la madre de Sakuno ambas trabajan, Nanako estudia y está a punto de terminar su carrera universitaria. Además que estoy seguro de que Sakuno no va a querer separarse de las niñas y en parte yo tampoco. Creo que voy a tener que consultarle a Will sobre esto.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta y la voz de mi ángel.

-Ryoma ¿estás ahí?- pregunto con inseguridad.

Me levante de mi cama y camine a la puerta abrí con lentitud, observando la cara de preocupación de Sakuno.

- ¿Estas bien?- susurró.

La tome del brazo jalándola al interior de la habitación para cerrar la puerta tras de mí.

-Estoy bien ¿Por qué crees que no lo estoy?- dije con calma acercándola a la cama para que se sentara, yo preferí quedarme de pie frente a ella.

-No lo sé, solo presentí que algo te pasaba y no sé porque de un momento a otro comencé a sentirme mal, tu madre lo noto y al ver que hace una hora no aparecías me mando a buscarte- dijo preocupada y afligida.

-Mmm ya veo, pero espera ¿Te sientes mal? ¿Qué sientes? ¿Qué te duele?- dije arrodillándome en el suelo para quedar más o menos a su altura y tomar sus manos.

-No sé cómo explicarlo, sentía como un vacío en el pecho y un tanto mareada, como si me faltara el aire- dijo pensativa acariciando su vientre.

-Creo que deberías llamar a la doctora, tal vez es una señal de que algo anda mal con las gemelas- dije comenzando a desesperarme.

-Ryoma cálmate, ya hablamos sobre eso, creo que solo estoy cansada y me sentí sola sin tu presencia- dijo acariciándome el rostro con cariño.

-Ven recostémonos un rato, aún falta para la cena y el dormir un poco te puede ayudar a sentirte mejor- dije indicándole que se acostara.

Ella asintió acomodándose de medio lado en la cama, ya sabía que esa era la posición más cómoda para ella por lo que la abrace por la espalda y comencé acariciar su vientre para que se relajara, de un momento a otro me olvide de todo dejándome llevar por el sueño.

Sakuno y yo aún permanecíamos recostados en mi cama, cuando los leves quejidos de Sakuno me despertaron.

-Hump- se quejó removiéndose un poco -mmm- gimoteó.

- ¿Saku?- dije con ternura levantándome un poco para poder observar su rostro -Saku, bonita- susurré en su oído, viendo como su cara hacía gestos de incomodidad -despierta- dije moviéndola un poco.

-Hump- se quejó de nuevo, abriendo con lentitud los ojos y suspiro derrotada -cuando quieren son malas pequeñas- protestó incorporándose un poco en la cama recostándose en el respaldo.

- ¿Puedo saber qué pasa?- pregunte curioso.

Me miró con fijeza y luego a su vientre -Tenemos hambre- respondió un tanto avergonzada.

Yo sonreí con la respuesta y más al ver su cara de molestia por ser despertada por tener hambre, se estaba dibujando una imagen muy tierna con sus mejillas sonrosadas y su leve enojo.

-Pues no tardan en llamarnos para cenar ¿Pudiste descansar? - dije mirando el reloj despertador para luego acercar mi rostro al vientre de Sakuno y besarlo con suavidad diciendo -dejen un rato tranquila a mamá pequeñas- con vos tierna.

-Sí, dormí fabuloso- dijo sonrojada -es la primera vez que le hablas a las niñas- dijo sorprendida.

-Me alegra bonita- dije apresándola en mis brazos para poder besarla con delicadeza en los labios -Bueno estuve investigando porque quisiera poder ayudarte más y leí que el que yo les hable a las niñas hace que se sientan vinculadas con nosotros por lo que podría hacer que estén menos inquietas- dije un poco apenado.

-Ryoma eres increíble y estas comenzando a ser un padre excelente- dijo Sakuno devolviéndome el beso con un poco más de intensidad, logrando que yo la aprisionara más en mis brazos y seguirle el ritmo del beso. Ella enredo una de sus manos en mi cabello apegándose más a mi cuerpo, por lo que pude sentir su vientre contra el mío. Continuamos besándonos con fogosidad por un rato, separándonos levemente para tomar aire pero cuando íbamos a retomar las caricias alguien toco la puerta de mi habitación interrumpiéndonos por lo que Sakuno se separó de mí con rapidez dejando un espacio entre ambos, yo me levante de la cama para disponerme abrir la puerta.

-Cariño la cena está servida- dijo mi madre mirándome de forma analítica - ¿está todo bien?- pregunto insegura.

-Mmm ¿El viejo estará en la mesa?-dije en voz baja para que Sakuno no escuchara.

Mi madre asintió. -Sé que estas molesto por la estúpida idea de tu padre, pero como sé que no le has contado lo sucedido a Sakuno vas a tener que cenar con él en la mesa cariño- dijo como si estuviera hablando con un niño pequeño.

-Solo trata de que no hable del tema, a Saku le diré más tarde- le pedí.

-De acuerdo ¿Piensas ir? Perdona que te pregunte lo que es obvio hijo pero quiero escucharlo de ti- dijo con calma.

-No, no quiero alejarme de ella- dije con sinceridad mientras bajaba la mirada avergonzado.

-Yo te apoyo Ryoma y es lo correcto- dijo mi madre acariciándome el cabello para luego alejarse caminando hacia las escaleras -Anda péinate un poco y baja junto con Sakuno al comedor- dijo con seriedad.

Me volví hacia Sakuno y ella me miraba expectante.

- ¿Con quién hablabas?- preguntó curiosa.

-Era mi madre, vino avisarme que la cena esta lista- dije acomodándome un poco mi cabello.

- ¿Y solo eso vino a decirte?- dijo levantándose de la cama con lentitud -O ¿acaso te llamo la atención porque yo estoy aquí sola contigo?- dijo preocupada.

-Claro que no fue eso- dije con rapidez.

- ¿Tiene que ver con la conversación que tuviste con tu padre?- preguntó cautelosa.

Sabía que no podía mentirle así que me dispuse solo asentir.

-Lo que tu padre te dijo te molesta ¿verdad?- dijo acercándose a mí para tomar una de mis manos.

Volví asentir, desviando la mirada de ella.

-Por tu silencio supongo que es malo ¿quieres que lo hablemos?- dijo tratando de estar tranquila, yo sabía que la curiosidad la estaba invadiendo.

-Lo podemos dejar para más tarde, tú tienes hambre y la cena ya está servida- dije encaminándola a la puerta.

-Mmm puedo esperar- dijo deteniéndome pero en ese momento su estómago rujió por lo que fue delatada de lo que realmente sentía.

-Creo que ni tu ni ellas pueden esperar un minuto más sin comer, anda vamos después de la cena podemos hablar, solo te pido algo, ignora todo lo que diga mi padre- dije saliendo junto a Sakuno de la habitación para dirigirnos al comedor.

Llegamos al comedor y de inmediato Ryoga empezó con sus bromitas.

-Vaya cuanto tardaron- dijo con picardía.

Sakuno de inmediato puso sus mejillas de color carmín y yo le envié una mirada envenenada.

-Tomen asiento chicos- dijo mi madre comenzando a servir los alimentos, Sakuno y yo nos sentamos uno al lado del otro.

La cena estaba transcurriendo con normalidad, pero todo acabo cuando mi padre abrió la boca.

-Sakuno ¿has pensado que vas hacer con las gemelas para poder seguir en el mundo del tenis profesional? - pregunto mi padre sin pudor.

Sakuno de inmediato volteo a verme nerviosa, mientras mi madre, Ryoga, Nanako y yo mirábamos a mi padre molestos. - ¿Qué clase de pregunta era esa? - pensé.

-Nanjiro- dijo mi madre molesta.

-No se preocupe señora, entiendo la preocupación del señor Nanjiro, pero creo que esa decisión no me corresponde solo a mí- dijo Saku muy segura de sí misma, dejándome sorprendido.

-Mmm pues en parte tienes razón ¿Has pensado en eso Ryoma? - me pregunto de forma provocadora.

-De hecho si, y pienso discutirlo mañana con Will- dije tajante.

-Algo es seguro señor las niñas viajaran con nosotros a cada torneo y ya hablaremos Ryoma y yo en su momento quien las cuidara mientras juguemos- dijo Sakuno con seguridad dejándonos a todos con la boca abierta.

-Me parece bien, no queremos que su futuro en el tenis se vea dañado por esto- dijo con un tono que me pareció de desprecio. - Y Sakuno ¿Estarías de acuerdo que Ryoma viajara a Australia para el próximo abierto? - dijo con voz calculadora.

Sakuno me miro asustada, yo fulmine a mi padre con la mirada.

-P-pues si e-es el deseo de Ryoma ir lo apoyaría- dijo con tristeza.

-Vez Ryoma ya no tienes que sentirte mal por haber aceptado ir- dijo mi padre descolocándonos a todos.

-Con p-permiso- dijo Sakuno y con un movimiento brusco se levantó de la mesa provocando que se tambaleara, yo me levanté con la misma rapidez para sujetarla - ¿Estas bien? - dije de inmediato.

- ¿Te iras? - dijo acusante.

-Por supuesto que no- dije con enojo.

-No lo haces por mi culpa, ve eres libre de hacerlo- dijo con extenuación y derramando unas cuantas lágrimas.

-Ryoga, Nanako podrían llevar a Sakuno a mi habitación debe recostarse- dije tratando de contener la ira que sentía -llámenme si Saku se sintiera mal- dije dándole a Sakuno a Ryoga para que pudiera sostenerla, Nanako iba tras de ellos.

Al quedarme solo con mis padres en el comedor dirigí mi mirada hacia el asiento de Nanjiro mirándolo con furia, mi madre lo miraba con la misma cara de enojó que tenía yo. Ella se levantó de la mesa y se aproximó a mí. Supuse que para apoyarme o calmarme, pero yo sentía temblar todo mi cuerpo y sabía muy bien que lo que venía seria duro.

-No puedo creer que hicieras esto ¿acaso te has vuelto loco? Como se te ocurre decirle a Sakuno esas cosas, sabes muy bien que ella no puede recibir noticias fuertes- le reclame - ¿Acaso no puedes razonar un poco antes de actuar? El clima está fatal y si Sakuno en este momento tuviera una complicación o lo que fuera no podemos llevarla al hospital por la nieve- dije alzando mi voz enojado pero a la vez con preocupación. -Oye Nanjiro- dije golpeando la mesa con rabia -tu sabes que si a Sakuno o a las gemelas les pasa algo en este momento, yo no te lo perdonare nunca y para mi será como si hubieras desaparecido, así que deja las estupideces y deja de obligarme hacer cosas que no quiero- dije cortante.

Mi padre que en ese momento solo escuchaba se puso de pie y me miro con enfado.

- ¿Qué te estas creyendo muchachito? Siempre has querido hacer lo que te dé la gana, pero ya es momento que comiences a vivir bajo mis reglas, si quieres vivir en esta casa tendrás que hacer lo que se te dice- dijo con furia. -Ryoma, tu perdiste el derecho a opinar en tu futuro en el momento que tomaste la mala decisión de dejar embarazada a esa muchacha, tu solo arruinaste tu futuro y por eso ahora seré yo quien decida cuándo vas a torneos y cuando no ¿entendiste?- dijo autoritario.

-Tendrás que montarme amarrado a ese maldito avión y de paso obligarme a entrar en la cancha para jugar, porque por voluntad propia no lo hare- le grite molesto.

-No me tientes muchachito, que si tengo que hacerlo lo hare- dijo amenazante.

-Hazlo, lo único que lograras es que me gane una mala reputación por jugar mal en los partidos- dije sin temerle.

-Ni tú crees lo que dices, Ryoma eres demasiado orgulloso y competitivo, como para entrar en una cancha y no dar lo mejor de ti- dijo mi padre muy seguro de sus palabras.

-Lo que no has entendido es que no lo hare a propósito, el estar lejos de Japón me afectaría demasiado como para poder jugar bien o concentrado, te lo dije en la tarde, yo no puedo estar lejos de Sakuno, la necesito cerca para poder estar tranquilo y ella me necesita para soportar el embarazo, cada mes que pasa más cansada se siente y más en peligro está de que algo salga mal. Además sé que ella estará triste en mi ausencia y eso podría ocasionarle problemas a las tres y yo no quiero eso, así que por el bien de los cuatro yo me quedo en Japón- dije afligido y nervioso por lo que diría mi padre pero él no fue el que hablo.

-Ryoma has cambiado mucho con esta situación, y es un alivio escucharte tan interesado y responsable por el embarazo de Sakuno, me haces sentirme cada día más orgullosa de ti- dijo mi madre con afecto. -Creo que esto que estás viviendo era necesario para que entendieras que el tenis no lo es todo en la vida y que por más bonito o interesante que sea un torneo, hay cosas más importantes y maravillosas en la vida, como lo es tener un hijo y estar en ese proceso- dijo mi madre acercándose más a mí, mirándome con fijeza leyendo cada uno de mis sentimientos, por lo que me puse más nervioso. -Estas tomando una buena decisión Ryoma, no debes dejar sola a Sakuno y sé muy bien que lo que has dicho es cierto, no puedes jugar bien con ella lejos- dijo mi madre acariciando mi rostro con delicadeza.

-Rinko no puedes reírle la gracia, por eso es como es y creo que le hará bien separarse un poco de esa jovencita- dijo mi padre con firmeza.

-No Nanjiro, Ryoma no irá a ningún lado- dijo mi madre tajante tomando una de mis manos -tu no lo notas pero yo si Nanjiro, yo sé muy bien lo que siente mi hijo y sé que en este momento está aterrado porque no sabe si serás capaz de separarlo de Sakuno- dijo mi madre adivinando exactamente lo que yo sentía, yo sabía que de hace rato ella había notado que mi enojo se había esfumado.

-Ryoma no podría tener miedo Rinko con lo altanero que es, no lo creo- dijo mi padre sin darle crédito a las palabras de mi madre - él solo te manipula para que lo defiendas y me obligues a dejarlo aquí- dijo acusándome. -Por eso no doy mi brazo a torcer o va al torneo o tendrá que irse de la casa y ver que hace con su vida- dijo como última palabra, logrando que realmente me asustara con su decisión.

-Na-nanjiro no puedes hacerle eso- dijo mi madre desconcertada.

-Si puedo- dijo con sequedad -escoge muchacho- dijo mirándome con frialdad.

Yo permanecí en silencio, sintiendo como mi madre apretaba mi mano con la suya, yo pase mi mano libre por mi cabello y comencé a sentirme impotente y derrotado. No tenía a donde ir y la única forma de quedarme en la casa era ir al estúpido torneo, me senté en una de las sillas del comedor sintiendo como mi corazón se oprimía dentro de mí, volviéndome al pasado a cuando tenía 8 años y el profesor dijo que en una semana me iría a Japón, alejándome de Ryoga. -No de nuevo- dije en mis adentros.

-Nanjiro, de verdad no apruebo esto, no puedes echar a Ryoma de la casa, es menor de edad y no puede vivir solo, además como le hará con los gastos del instituto y mantener a dos niñas es imposible a su edad, por más dinero ahorrado que tenga de los torneos anteriores no le alcanzara para todo- escuche decir a mi madre tratando de convencer a mi padre acercándose a él.

-Ese es su problema Rinko, creyó que era suficientemente maduro para dar ese paso en su relación y tras de todo hacerlo mal, ya que no se cuidó ni él ni la cuido a ella, ya que esa niña será madre a los 16 años Rinko, así que ese será el castigo de Ryoma- dijo con furia.

Mis padres continuaron discutiendo, pero yo en realidad ya no podía escucharlos, el dolor que sentía en mi pecho me hacía zumbar los oídos, por lo que coloque mis brazos sobre la mesa y me recosté en ellos un poco mareado, haciéndome recordar sensaciones que no quería volver a sentir -Contrólate, no puede pasar de nuevo- me dije a mi mismo tratando de tranquilizarme, situación que sabía que no se detendría. Sentía como mi rostro era humedecido por el sudor que botaba mi frente y mi respiración se hacía dificultosa, pero grande fue mi sorpresa al darme cuenta que no era sudor lo que bañaba mi rostro y que en realidad mi respiración era cortada por los sollozos no lo podía creer estaba llorando, lo que quería decir que la crisis ya había comenzado y me estaba invadiendo por completo. Todo fue confirmado al sentir a alguien abrazarme con fuerza, me tense pensando que era Sakuno, por lo que el miedo que sentía se incrementó más, pero no era ella si no Nanako, el cual me había jalado de la silla colocándome en el piso para poder abrazarme con más fuerza.

-Todo estará bien, todo estará bien- me susurro en el oído, yo continúe sacando mi sufrimiento apoyando mi cabeza en su hombro, sintiendo como temblaba mi cuerpo sin control. Ella continúo diciendo que todo estaría bien mientras acariciaba mi cabeza como si fuera un niño indefenso y en ese momento nada me importaba me sentía perdido, con miedo de tener que separarme de Sakuno.

Mi madre al ver la escena se acercó a nosotros acariciándome la espalda, ya que yo no soltaba a Nanako -no tienes que irte de la casa Ryoma y no tienes que ir a Australia, yo no permitiré que pase ¿entendiste Nanjiro? Y olvídate de tu colección de revistas, ya has hecho demasiado daño por hoy, mira que poner a Ryoma en este estado y creo que se te olvida que solo es un adolescente que se equivocó, por más maduro y sensato que sea no puede con todo. Y por la gran obstinación y orgullo que heredo de ti es que el intenta mantener la compostura. Por eso frente a ti no muestra sus sentimientos y te oculta su verdadero yo, pero yo todo lo veo Nanjiro y más tratándose de Ryoma, que lo he estado vigilando para que no tenga una recaída igual que cuando Ryoga se fue, ya que situaciones más duras vendrán ahora, así que no quiero que le digas nada más a nuestro hijo ni a Sakuno, mira que si les pasa algo a mis nietas yo tampoco podre perdonarte- dijo mi madre con rudeza arrodillándose al lado de Nanako preocupada por mi estado.

-L-lo lamento Ryoma no tenía idea- dijo mi padre casi inaudible saliendo del comedor.

Permanecí abrazado a Nanako varios minutos tratando de calmarme, odiaba que me vieran vulnerable principalmente mi padre, que para él siempre había tratado hacerme el fuerte, más desde la vez que tuve la crisis por la partida de Ryoga.

-Ryoma, cariño ¿estás bien?- dijo mi madre con gran preocupación en su voz.

Yo asentí levemente mintiéndole, sin separarme de Nanako, aun no me sentía en condiciones de hablar.

-Te traeré un té, estas muy frio y me da miedo que te de un ataque de ansiedad- dijo mi madre saliendo a la cocina, sin percatarse que el ataque ya se estaba dando, después de unos minutos mi madre regreso con el té.

Al escucharla entrar yo me separe de Nanako respirando profundo, tratando de controlarme para no inquietarla más. Mi madre que volvía a estar arrodillada en el piso junto a nosotros me miro con detenimiento.

-Cariño ¿de verdad te sientes bien?- dijo limpiando mi rostro con un pañuelo y acercándome el té.

-Si mamá estoy bien- dije bajando mi rostro para que no notara mi mentira.

-De acuerdo, sabes que solo me importa tu bienestar y actuaste muy bien ante tu padre- dijo señalándome la taza para que la bebiera.

La tome con ambas manos para disimular el temblor en ellas y bebí un sorbo cayendo a la cuenta de que Sakuno estaba en la casa, haciendo que la ansiedad que aun sentía se incrementara levemente provocándome punzadas en el pecho -Nanako ¿y Sakuno?- dije sin poder controlar mi voz asustada.

-Está bien, Ryoga y yo le dimos uno de los calmantes que nos había dado la doctora, es que se puso un poco violenta porque cree que tú le estás mintiendo con lo que realmente quieres, Ryoga y yo tratamos de convencerla de que tú quieres estar aquí con ella, pero no lo acepto y comenzó a ponerse más nerviosa, me preocupe por su presión arterial y al querer tomársela se enfadó conmigo, Ryoga la tomo a la fuerza y pude tomársela al ver que estaba muy alta me preocupo que tuviera contracciones, por lo que Ryoga la obligo a tomar el calmante, por ahora está dormida- dijo tratando de no alterarme.

-Está bien gracias por todo- dije intentando de calmar mis sensaciones.

-No hay problema- dijo Nanako con una sonrisa -sabes que aquí me tienes- dijo con dulzura.

-Nanako ¿Por qué bajaste?- pregunto mi madre curiosa.

-Por... RYOGA- dijo levantándose con rapidez -Sakuno lo golpeo en la cabeza con el despertador de Ryoma, al sostenerla para darle el calmante- dijo corriendo al refrigerador por hielo.

- ¿Y está bien?- pregunte entre risas y mareado, recordando la vez que la hice enojar en el instituto y me lanzo el libro de inglés que apenas pude quitarme de su trayectoria.

-No te rías primo, le dejo tremendo golpe- dijo Nanako -Sakuno es peligrosa cuando se enoja- dijo divertida.

-Lo sé- dije sonriéndole de lado, pasando mi mano por mi frente notando la capa de sudor que se estaba haciendo.

Mi madre y yo nos quedamos solos en el comedor, ella me miraba con detenimiento analizándome cuidadosamente.

-Ryoma, lamento lo que te hizo tu padre, no pensé que llegara tan lejos y que te lastimara tanto- dijo entristecida.

-No es tu culpa- dije tomando una bocanada de aire -pero sabes me asusté mucho, de solo pensar en las dos posibilidades que me dio, y el darme cuenta que nunca ha estado de acuerdo con el embarazo me dolió bastante- dije abatido. -Yo sé que los defraude muy feo y que no es lo que quieren para mí, pero mamá estoy tan ilusionado con el embarazo, aunque a la vez también me aterra el pensar que puede pasar algo malo con Sakuno y las gemelas- dije percibiendo que me dolía el pecho por lo que puse mi mano sobre él.

- ¿Qué pasa hijo?- pregunto mi madre.

-Me duele de solo pensar en que algo le pase a Sakuno- dije sincero y sintiendo como el miedo crecía de nuevo en mí.

-Debes preocuparte menos hijo, todo saldrá bien y vas a ver que pronto Sakuno y tu sabrán lo maravilloso que es ser padre- dijo mi madre animándome. -Cariño, debo decírtelo pero me espanto tu reacción, por un momento pensé que tendrías otro episodio como el que tuviste cuando lo de Ryoga- dijo mi madre con calma.

-Mamá ¿puedo ser sincero y me prometes no preocuparte?- le dije mirándola con fijeza a lo cual ella asintió. -Creo que si tuve otro ataque de ansiedad- dije cabizbajo. -Creo que el abrazo de Nanako logro tranquilizarme un poco, pero aún no me siento bien del todo- dije mostrándole mis manos que temblaban notoriamente.

-Cariño ¿Qué sientes?- dijo mi madre preocupada.

-Dijiste que no te preocuparías- la regañe.

-Ryoma no estoy para juegos, sabes que es grave si tuviste o si estas teniendo otro atraque- dijo mi madre molesta - ¿Qué sientes? Quiero cada detalle ¿entendido?- dijo con autoridad.

-De acuerdo- dije vencido -Me duele mucho el pecho, estoy mareado, creo que mi pulso esta acelerado, tengo escalofríos, de hace rato no me llega bien el aire y siento como si tuviera las manos entumecidas- dije sin mucha gana.

-Hijo ¿piensas que ya paso o apenas está pasando?- pregunto tomando mis manos y mirándome con atención.

-Ma- dije afligido apretando sus manos -Mamá no quiero que pase, no de nuevo- dije con temor -Ma, mamá no me siento bien, no quiero que Sakuno se aleje de mí, mamá ¿dónde está Sakuno?- comencé a decir desesperado.

Sentí que mi madre me jalaba hacia ella apresándome en sus brazos -Sakuno no irá a ningún lado y tú tampoco- dijo tratando de calmarme -deja que pase y pronto te sentirás mejor- dijo con delicadeza.

-No quiero que pase, mamá me duele mucho el pecho- dije agobiado.

-Ryoma ¿puedes respirar?- dijo mi madre tratando de mantener la calma.

-No puedo- dije asustado.

-No pasa nada, solo dime a que le temes- me pregunto con delicadeza.

-No puedo respirar- dije tomando bocanadas de aire que no sentía que pasaran por mis pulmones pero mi subconsciente me decía que si estaba recibiendo el aire.

-Si estas respirando hijo hazlo despacio, dime a que le tienes miedo, para ayudarte- dijo mi madre con calma.

-Y-yo yo tengo miedo que Sa-Sakuno muera en el parto- dije dejando salir todo lo que había estado apresando estos meses.

-Cariño, Sakuno y las niñas están muy bien cuidadas por ti, y la doctora la ha estado vigilando muy de cerca, así que esta difícil que eso pase- dijo con delicadeza.

-Pero ¿y s-si algo sale mal? Yo no puedo e-estar sin ella- dije entre sollozos.

-Lo sé hijo pero ella está bien- dijo mi madre dándome palmaditas en la espalda.

Por mi rostro corrían las lágrimas de mi sufrimiento, mi pecho aun dolía, la desesperación aun me inundaba, por las imágenes que pasaban por mi mente solo veía el parto de Sakuno donde todo salía mal y me quedaba solo, sabía que esas imágenes no eran reales, que solo estaban en mi cabeza pero las sensaciones que tenía si las percibía completamente reales. Todo en mi mente cambio al escuchar la vos alterada de Sakuno.

-RYOMA- la escuche gritar y en menos de un segundo sentí sus brazos abrazándome por la espalda haciendo que volviera a la realidad de golpe.

-S-Sakuno- dije con vos ronca.

-R-Ryoma- dijo tartamudeando - ¿Qué tienes? ¿Qué te paso?- dijo asustada.

Mi madre se separó de mí con lentitud para que yo pudiera ver a Sakuno, al hacerlo la abrace con fuerza.

-Estas aquí- dije aliviado provocando que los malestares de la crisis de ansiedad disminuyeran en gran cantidad.

-Aquí estoy- dijo con suavidad -Ryoma, estoy asustada, no sé lo que pasa, no sé lo que tienes- dijo alterada.

Me quede en silencio por un momento mientras me acomodaba en el suelo y soltaba el abrazo.

-Ryoma- dijo desesperándose.

-Ya paso- dije mirando a mi mamá y sin contestar las preguntas de Sakuno.

-Me alegra cariño ¿te sientes bien?- dijo mi madre serena.

-Cansado y un poco mareado- dije con seguridad.

-De acuerdo, iré a la cocina a prepararles un chocolate caliente- dijo mi madre dejándonos solos.

Respire profundo dirigiendo mis ojos hacia los de Sakuno mirándola como si tuviera mucho tiempo sin verla, ella me miraba afligida, preocupada, ansiosa y a la vez confundida, por lo que decidí explicarle lo que había pasado.

-Saku ¿recuerdas cuando leíste mi expediente en el instituto?- le pregunte con tranquilidad.

-Sí, pero no entiendo que tiene que ver eso con lo que pasa- dijo sin comprender.

- ¿Recuerdas lo que decía?- dije sereno.

-Mmm si, decía que eras un chico cayado, con buenas calificaciones, centrado en el tenis y - hizo una pausa mirándome con atención - y decía que habías tenido un - volvió a detenerse preocupada -Tuviste un ataque de ansiedad, pero tú me dijiste que nunca volverías a tenerlos, que el psicólogo te había dicho que te había pasado por la separación de Ryoga- dijo alterada.

-Sí yo te dije eso y desde esa vez no experimentaba una crisis, se suponía que no volvería a pasar y créeme aun no estoy muy consiente de porque paso- dije tratando de calmarla.

-Sakuno- dijo mi madre entrando en el comedor - el doctor de Ryoma dijo que en una situación de mucho estrés podría ocasionarle otro episodio- dijo mi madre poniendo la bandeja sobre la mesa.

- ¿Y porque yo no estaba enterado de eso?- le pregunte a mi madre un poco molesto.

-Porque eras solo un niño hijo y el doctor me dijo que era mejor que tú no lo supieras, para que no vivieras con miedo a una nueva crisis, tú siempre has sido un chico muy fuerte Ryoma y no tienes que avergonzarte por esto, el que te pasen estas cosas no quiere decir que seas débil- dijo mi madre con delicadeza.

-Entiendo- dije no muy contento poniéndome de pie, para luego extender mis brazos y ayudar a Sakuno, la acerque a la mesa indicándole que se sentara.

Mi madre nos sirvió el chocolate caliente y puso unas galletas de vainilla sobre la mesa, para luego sentarse con nosotros.

-Ryoma, creo que deberías volver a ver a tú psicólogo- dijo mi madre haciendo que me atragantara.

Tosí por un momento, para mirar a mi madre sorprendido -Mamá pero se te olvida que él vive del otro lado del mundo, y si no quise viajar a un torneo tampoco quiero ir a Estados Unidos para verme con "mi doctor"- dije con firmeza y enojo.

-Hijo, de verdad comprendo que no quieras irte de Japón pero se podría pensar en otras posibilidades- dijo tranquila.

- ¿Cómo cuáles?- dije sin entenderla.

-Tal vez podamos hacer que él venga aquí o que Sakuno y tú viajen haya por unos días, tal vez yo los pueda acompañar- dijo pensativa.

-Señora Rinko ¿Usted cree que yo podría viajar en mi condición?- pregunto Sakuno con entusiasmo.

-No lo sé con seguridad pero podríamos consultarle a tu doctora- dijo mi madre serena.

-No siento que sea tan necesario hacer esto, yo estoy bien y lo que paso no volverá a pasar, solo me deje llevar por lo que sentía- dije molesto.

-Yo opino igual que tu madre Ryoma, creo que debes ver a tu psicólogo, no me gusta que reprimas lo que sientes- dijo Sakuno mirándome con determinación.

-Mmm no creo que sea buena idea- dije sin ganas.

-Mañana le preguntaremos a la doctora si Sakuno puede viajar por unos días- dijo mi madre con decisión.

-Saku no te hagas ilusiones aunque ella diga que si no es seguro que vayamos, hay varias cosas que discutir antes de tomar una decisión así- dije levantándome de la mesa -vamos es tarde y tú y las gemelas deberían descansar- dije tomándole la mano para dirigirla a mi habitación.

-Buenas noches- dijo mi madre -pórtate bien Ryoma- dijo antes de que saliera del comedor con tono amenazante.

Al llegar a mi habitación nos encontramos con Nanako y Ryoga que estaban terminando de poner el colchón en el piso para que yo durmiera.

-El cuarto está listo, Saku en la cama te deje un pantalón de pijama y una camiseta de Ryoma para que te cambies- dijo Nanako con dulzura.

-Gracias- dijo Sakuno con una sonrisa.

-Bueno que descansen- dijo Nanako saliendo del cuarto.

-Buenas noches, nada de perturbar a mis sobrinas con cosas indebidas- dijo Ryoga saliendo con rapidez de la habitación.

-RYOGA- grite moleste observando el gran sonrojo de Sakuno -no le hagas caso, solo dice estupideces- le dije para tranquilizarla.

-Mmm pues a veces quisiera que hicieras alguna locura- dijo tomando la ropa para salir de la habitación y encerrarse en el cuarto de baño.

- ¿Qué abra querido decir con eso?­- me pregunte confundido sacando una pijama de mi armario.

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