Mejorar
Capítulo 24: Mejorar.
Narrado por Ryoma:
Hoy era el cumpleaños de Sakuno, ella se encontraba muy contenta de que yo podía volver a la preparatoria, la doctora Minamoto me había examinado diciendo que el resfriado se había ido, por supuesto me indico que no podía esforzarme de más y que debía alimentarme bien. El estar comiendo de más y sin hacer ejercicio me estaba haciendo sentirme pasado de peso, lo cual me preocupaba al regresar a la cancha porque eso me volvería lento, por eso le pediría a Ben que realizáramos medidas para mantenerme en forma. La Dra. Minamoto me dijo que la próxima semana podía comenzar a entrenar con los chicos del club ejercicios básicos y sin sobrepasarme, por lo que supuse que Will y la entrenadora Sumire me tendrían vigilado.
Sakuno salió del cuarto de baño lista con el uniforme y su cabello sujeto en una media coleta con un hermoso prendedor de estrellas.
—Te vez muy bien, Saku— le dije con una sonrisa, lo cual ella me devolvió —el desayuno está listo— le informé tomándola de la mano —Sora y Natsumi están con Hikari— le indiqué al ver que dirigía su mirada hacia la habitación de las niñas.
—Hoy te vez muy animado— comentó caminando junto a mí.
Asentí deteniéndome por un momento para abrazarla —celebraremos tu cumpleaños en grande— le susurré al oído.
—¿Qué tienes planeado? — me preguntó curiosa.
—Sabes que no te voy a decir es sorpresa— le respondí retomando el camino.
Ella sonrió.
Después de desayunar y despedirnos de las gemelas Sakuno y yo caminamos hacia la preparatoria, al llegar lleve a Sakuno a la azotea para darle su regalo de cumpleaños aún era temprano por lo que teníamos tiempo antes de que iniciaran las clases.
Me acerque a Sakuno tomando sus manos con las mías para aproximarme más a ella y colocando una de mis manos en su mejilla bese sus labios con necesidad, ella me correspondió rodeando mi espalda con sus brazos haciendo que me acercara más a ella por lo que profundice el beso, dirigí mis labios al cuello de Sakuno besándola sin pudor escuchando los leves suspiros de ella con mis caricias, introduje una mano por su blusa tocando con suavidad la piel de su espalda, estaba comenzando a perder el control de mis pensamientos besando el inicio de sus pechos hasta que Sakuno dijo una palabra clave para mí.
—Rojo— susurró, logrando que me detuviera.
—Lo siento— me disculpe avergonzado bajando mi rostro al suelo, ella coloco sus manos en mi rostro para mirarme con ternura.
—Sabes que no debes disculparte cariño, de estar en otro sitio no te detendría, pero debemos cumplir con la terapia de Cambell— expresó besándome con suavidad en la frente —ven sentémonos un momento— sugirió jalándome junto a ella.
—De verdad lo lamento Saku, no tendrías que hacer esto si yo estuviera bien, debo ser sensato con lo que hago— me desanime.
—¿Recuerdas nuestra primera vez? — me preguntó con calma.
—Es imposible olvidarlo— le respondí sin entender su pregunta.
—Esa vez solo nos dejamos llevar por lo que sentíamos y no nos importó que fuera en la escuela, ahora tuve que detenerte no porque no quisiera seguir, sino porque no es el lugar correcto, así que no te sientas mal, ambos sabemos que nos dejamos llevar y no pensamos en las consecuencias, pero debo ayudarte a que esto sea de forma sana y no se salga de nuestro control como nos pidió Cambell— me animo tranquila.
Yo recordé la incómoda terapia de ayer.
.............................................Flashback..............................
—Como sé que ambos son impulsivos y algunas veces insensatos pondremos algunas reglas para que su relación siga siendo sana, además que debemos evitar enfoques negativos en Ryoma— comenzó a explicar Cambell con seriedad.
Sakuno y yo escuchábamos con atención sabía que ella estaba tan incomoda como yo por la conversación.
—Lo primero es que los encuentros íntimos sean en lugares seguros, además de que sean encuentros agradables para ambos, por lo que Sakuno será la que juzgué si es correcto o no continuar, si por algún motivo te parece que no deben hacerlo le dirás "rojo" a Ryoma y él debe detenerse si no lo hace tu deberás obligarlo hacerlo— indicó Cambell con seriedad —esto lo haremos con el fin de que los encuentros sean sanos y ocasionales, no lo olviden no deben abusar de la libertad que les estoy dando— sentenció —además que no puede enterarse el juez de familia lo que están haciendo, por eso deben ser cuidadosos— nos recordó.
—¿Aun piensas que puedo salirme de control? — le pregunté con sequedad.
—Ryoma entiende es algo que quiero evitar— me respondió seguro. —Lo segundo que harán es hablar entre ustedes si algo en alguno de los encuentros los hizo sentir diferente, no importa si es positivo o negativo, si fuera negativo deberán comunicármelo— nos informó tranquilo.
—¿Qué podría ser algo negativo? — preguntó Sakuno con delicadeza.
—Por ejemplo, que Ryoma te obligara hacer algo que no quieres— contestó Cambell mirándome con atención yo me estremecí con desagrado al escucharlo.
—Aunque sé que Ryoma no lo haría— expreso Sakuno con seguridad.
—Para evitarlo tienes una palabra clave y por la cara de desagrado de Ryoma sé que se detendrá con solo que la pronuncies— afirmó Cambell —hemos terminado, no me parece necesario repetirles las formas en que deben protegerse— comentó.
—Quedo claro— le indiqué para finalizar con la tortura.
.................................Fin del Flashback...................................
—Sabes lo que me molesta— le comenté a Saku un poco frustrado —que en un día hayas tenido que utilizar la palabra clave dos veces, cada vez que la dices siento una punzada en el estómago, me hace sentir que te hago daño— expresé sincero y decaído.
—Ryoma, no debes sentirte mal, debes entender que te deseo y que no te detengo porque no quiera hacerlo, cariño yo disfruto mucho estando contigo y puedo demostrártelo cuando quieras— me indicó tomado mi rostro entre sus manos.
Sakuno me besó con pasión haciendo que me estremeciera, empujándome hacia atrás recostándose sobre mí intensificando el beso y sus caricias al pasar una de sus manos en mi abdomen al levantar mi camisa, me estremecí sintiendo mi respiración cortada, Sakuno descendió sus besos por mi cuello provocándome un jadeo.
—Ro-rojo— pronuncié con dificultad al sentir que volvía a perder la razón.
Sakuno se incorporó sentándose de nuevo junto a mí, yo también me incorporé respirando con dificultad y nervioso, más al ver que la puerta de la azotea era abierta por unas chicas, Sakuno tenía razón este no era un buen lugar.
Permanecimos en silencio por un momento mientras Sakuno acariciaba mi mano, las chicas salieron de la azotea dejándonos de nuevo solos.
—¿Qué estabas haciendo? — le pregunté confundido.
—Lamento si te incomode, solo quería que entendieras que yo también me puedo dejar llevar y que te dieras cuenta que tú también eres sensato mira que utilizaste la palabra conmigo, además evitaste que esas chicas nos vieran— respondió serena.
—Me pones los nervios a mil cuando tomas la iniciativa— susurré aun afectado por sus caricias —no sabes lo mucho que me gusta que lo hagas, y ya entendí que este lugar no es seguro— acepté poniéndome de pie —vamos a clases porque conozco un lugar donde podemos recordar nuestra primera vez— le insinué divertido.
—Mmm el camerino de chicas a esta hora puede estar vacío— me seguiste la corriente.
—No me des ideas— me reí al meditar la posibilidad, pero para evitar hacer una estupidez recordé el motivo por el que había traído a Sakuno a la azotea, así que abrí mi mochila sacando una caja rosa. —Feliz cumpleaños bonita— le dije colocando la caja en sus manos.
Sakuno me sonrió abriendo la caja dejando a la vista unos pendientes en forma de estrella que combinaban con el broche en su cabello.
—Ryoma son hermosos, gracias— hablo emocionada abrazándome con fuerza para luego colocárselos —¿cómo se me ven? — me preguntó contenta.
—Se ven estupendos, me alegra te gustaran— le contesté con una sonrisa.
El timbre de entrada sonó por lo que ambos nos sobresaltamos, corriendo a la puerta para dirigirnos a la clase y no llegar tarde.
Las horas del día pasaron con rapidez, estaba deseando que el timbre de salida sonara, observe el reloj sobre la pizarra por un momento notando que faltaba un minuto para la salida.
—Es todo por hoy pueden retirarse— anunció la profesora Hinamori y seguido de eso el sonido del timbre.
Recogí mis pertenencias apurado, sintiendo la mirada curiosa de Momoshiro.
—Tienes prisa— comento.
Asentí, observando a Sakuno y Ann se encontraban recogiendo su cuaderno de literatura del escritorio de la profesora Hinamori.
—¿Tienes algo especial para Sakuno? ¿por eso estas apurado? — me pregunto Momo curioso.
—Sí, me costo mucho convencer a nuestras madres para que me dejaran salir hoy, como estuve enfermo no querían que me esforzara de más, pero es su cumpleaños no quiero pasarlo en casa— le respondí sereno.
—¿A dónde la llevaras? — indagó.
—Mmm la llevaré la torre de Tokio, logré reservar en el restaurante y mañana por la tarde nos iremos a Kioto, Cambell nos acompañara— le conté terminando de guardar mis libros.
—¡Wow! Tuviste suerte de poder reservar yo lo he estado intentando para ir con Ann pero no he tenido éxito, mañana me contaras mas sobre ese viaje a Kioto— me dijo señalando a Sakuno y Ann que venían hacia sus lugares.
—Te prometo ayudarte a conseguir una reservación y si mañana te contare sobre el viaje a Kioto— acepté levantándome de mi lugar. —Saku, debemos irnos— le indiqué con delicadeza.
Sakuno tomo su mochila colocándosela en el hombro —adiós Momo, Ann nos vemos mañana— se despidió con una sonrisa.
—Adiós chicos— se despidió Ann.
—Que tengas un lindo cumpleaños— le deseo Momo.
Sakuno sonrió tomando mi mano para salir del aula.
—¿A dónde vamos? — me preguntó curiosa.
—Primero a casa a cambiarnos de ropa y luego tendremos una cita— le respondí con calma.
Al llegar a la casa y saludar a las gemelas subimos a nuestras habitaciones para cambiarnos de ropa.
Narrado por Sakuno:
Al entrar en mi habitación me lleve una gran sorpresa al verla llena de globos de colores con diferentes fotos de Ryoma, Sora, Natsumi y yo, además de un hermoso vestido blanco, botas grises y un abrigo del mismo largo del vestido color gris colocado sobre mi cama con una tarjeta rosa. Tome la tarjeta emocionada para leerla.
"Feliz cumpleaños bonita, Sora, Natsumi y yo queremos regalarte este atuendo para que lo uses hoy en nuestra cita, los tres te amamos mucho, como eres una excelente madre y novia quiero llevarte a la torre de Tokio al restaurante, sé que de hace tiempo querías ir, luego vendremos a celebrar junto a nuestras pequeñitas tu día especial. Atten: Ryoma, Natsumi y Sora."
Grite emocionada corriendo hacia la habitación de Ryoma, al verlo junto a su armario salte a él para abrazarlo con fuerza.
—Eres increíble lo sabias— expresé llena de felicidad —¿de verdad me llevaras ahí? — cuestioné asombrada.
Él asintió tranquilo y divertido sin soltar el abrazo.
—Parece que te gusto el regalo— comentó con una sonrisa.
—Me encanto, eres maravilloso— le dije feliz besándolo por todo su rostro, Ryoma se río con mi reacción, notando un pequeño sonrojo en sus mejillas.
—Ve cambiarte bonita, no quiero que se nos haga tarde— me pidió con delicadeza.
—Pronto estaré lista— afirme caminando hacia la salida —te amo Ryoma-kun— dije con cariño y sensualidad sonriendo al verlo que se volteó avergonzado, desde que se fue a Estados Unidos al Open por primera vez no le decía así.
Narrado por Ryoma:
Me sonroje al escuchar a Sakuno decirme Ryoma-kun me recordó cuando tenía 12 años y me hizo acordarme cuando me despedí de ella después del torneo nacional el primero que gane con los chicos.
.......................................Flashback.........................................
Al terminar el partido y las celebraciones camine hacia el camerino para cambiarme, el resto de los chicos se habían quedado rezagados. Al llegar a la entrada observe a Sakuno que estaba colocada a un lado de la puerta, me acerque a ella sin darle mucha importancia que estuviera ahí.
—Ryoma-kun— me llamo antes de que entrara, yo solo voltee a verla —felicidades por ganar las nacionales— me dijo sonrojada.
—Gracias— le respondí.
—¿R-regresaras mañana a Estados Unidos? — me preguntó entristecida.
—Si, mi vuelo sale a las 5 de la mañana— le informé tranquilo.
—Mucha suerte Ryoma-kun y espero regreses algún día— expresó con sinceridad.
—Gracias, espero que cuando vuelva hayas mejorado en el tenis— comenté relajado.
—Lo prometo— afirmó —¿Te molesta si te escribo? — me preguntó apenada.
—No hay problema, Ryuzaki gracias por animarme en todos los partidos— le agradecí entregándole una de mis raquetas.
—Siempre te estaré apoyando— afirmó tomando la raqueta dejándome solo.
........................................Fin del Flashback.............................
Me sorprendí al recordar ese momento dándome cuenta que desde que estaba con Sakuno nunca habíamos hablado de las cartas que nos habíamos enviado por unos meses, ni de la raqueta que yo le había dado, sabia que en ese entonces no quería aceptar mi interés por Sakuno y que ella solo me parecía una amiga sincera, pero cumplió su promesa se volvió excelente en el tenis.
Camine a la habitación de Sakuno, sin tocar la puerta entre en ella observándola colocándose el vestido.
—Ryoma— dijo alarmada y sonrojada al verme.
—¿Tienes la raqueta que yo te di? — le pregunté ignorando que estaba invadiendo su privacidad.
—La que tiene la inscripción, por supuesto ¿por qué? — cuestionó sin entenderme.
—No esa no, la que yo te di cuando teníamos 12— le respondí apurado.
Sakuno se sonrojo a más no poder con mis palabras mirándome sorprendida.
—¿La tienes? — volví a preguntarle.
Ella asintió —es uno de mis mayores tesoros— susurró abriendo su armario para mostrarme la raqueta roja que yo le di.
Sonreí al verla —sabias que esa es la raqueta que usé en ese partido, me alegra mucho que la conservaras— le expresé con cariño.
—Jamás me desharía de ella me la dio la persona más importante para mí— me aseguró con afecto.
—¿Y las cartas? — le pregunté con nostalgia.
—También las tengo— respondió sacando una caja celeste de su armario —¿tú las tienes? — interrogó esperanzada.
Asentí con una sonrisa —mi madre tiene la llave de ese cajón de mi escritorio para que mi padre no pueda tener acceso a ellas y otras cosas— le respondí con suavidad.
—Cuando vengamos de nuestra cita ¿podrías mostrármelas? —consultó nostálgica.
—Por supuesto— acepte sin dudar —iré a cambiarme no quiero que perdamos la reservación— le dije saliendo de la habitación feliz de saber que ella siempre atesoro mis cosas sin importar que perdimos la comunicación por un tiempo.
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Sakuno y yo llegamos a la torre de Tokio, subimos al restaurante y al llegar una chica me pidió la reservación, le mostré el código en mi celular y ella nos guio hasta nuestra mesa junto a la ventana. Tomamos asiento observando el hermoso paisaje, pronto atardecería y al estar despejado se vería increíble. Luego de ver el menú y hacer nuestra orden nos quedamos mirando por un momento.
—Gracias por traerme, este lugar es sorprendente— habló Sakuno con alegría.
—Sí, realmente lo es— le respondí tranquilo.
—Me sorprendió mucho que me preguntaras por la raqueta, nunca habíamos hablado de eso— comentó serena.
—Cuando me llamaste Ryoma-kun me hiciste recordar ese momento y me dio curiosidad saber si la conservabas— le dije con sinceridad.
—Me entristecí mucho cuando dejamos de escribirnos, era muy agradable recibir tus cartas— expresó nostálgica.
—Sí, fui un idiota al decirte que dejáramos de hablar— acepte —en esa época era muy inmaduro y creo que al comenzar a tener sentimientos por ti no quería admitir que tome la mala decisión de alejarme, creo que tenía miedo de abrir mi corazón, pero nunca deje de pensarte— expresé con cariño.
Sakuno sonrió con mis palabras —no debes disculparte ambos éramos muy jóvenes, además yo nunca tuve el valor de decirte lo que sentía, me daba miedo que me rechazaras o que por eso nunca más volviéramos hablarnos por lo que me conformaría con ser tu amiga—
—Tú has sido la amiga más sincera que he tenido— le dije con afecto —de hecho, el día que te vi en la secundaria de nuevo me sorprendiste bastante, sabias que eres muy guapa, me deslumbraste— hablé con picardía observando como sus mejillas se tornaban rojas.
—Que dices— dijo apenada.
Sonreí —la verdad— afirmé con seguridad —me alegra que unos meses después abrí los ojos y decidí aceptar mis sentimientos, porque eres lo que más amo— le expresé tomando una de sus manos con la mía.
La mesera colocó nuestro pedido en la mesa mientras Sakuno intentaba controlar sus sonrojos.
—Hace mucho no te veía tan apenada— comenté con una sonrisa.
—Es que has dicho cosas muy tiernas, además hace mucho no teníamos una cita y aunque no lo creas tu siempre me harás sentir mariposas en el estómago, porque me encantas Ryoma— hablo con suavidad y ternura.
Ahora el que estaba sonrojado y acalorado era yo, Sakuno de verdad no se enteraba de lo sensual que podía ser, me descolocaba cuando hacia eso.
Sorbí un poco de mi bebida para controlarme —me enloqueces— susurré —mejor cambiemos de tema— sugerí —no hemos hablado del viaje a Australia ¿has pensado si jugaras? — le pregunté.
—Mmm en realidad aún no me decido, creo que es mejor que solo vayamos de paseo y disfrutemos un tiempo los cuatro— comentó relajada.
—Yo creo que este es tu momento de brillar y demostrarle al mundo de lo que eres capaz— la alenté esperanzado.
—Lo puedo hacer contigo cuando vuelvas a la cancha— alegó tomando un trozo de su plato.
—Saku, quiero que juegues en el torneo, yo puedo hacerme cargo de Sora y Natsumi mientras tu juegas, es necesario que lo hagas no quiero que toda tu carrera en el tenis parezca que estas bajo mi sombra, es enserio cuando digo que es tu momento de brillar, yo estaré muy orgulloso de apoyarte en cada partido— expresé con sinceridad mirándola con fijeza a los ojos.
—Ryoma— susurró asombrada con mis palabras —no es el momento— agregó.
—¿Por qué no? No me digas que, por mí, porque estoy mucho mejor y yo no soy un impedimento para que participes— comenté un poco molesto.
Suspiro —me da miedo ser el centro de atención y no hacerlo bien, además que me aterra que te pase algo si yo no estoy pendiente de ti, se que estas mejor, pero puedes romperte en cualquier momento y no sabemos cómo reaccionaras después del juicio— se desahogó.
—Saku— me levante de mi lugar abrazándola —lamento que estés preocupada por mí, tienes razón no sabemos cómo reaccionare después del juicio, te propongo algo si me mantengo bien después del juicio jugaras, y yo te prometo ser responsable por las gemelas y no derrumbarme, enserio quiero estar bien para ti y que no tengas que dejar tus oportunidades por mí, harás un papel excelente si decides jugar, además estas en perfecta forma si no has dejado de entrenar— le dije con delicadeza soltando el abrazo depositando un pequeño beso en sus labios.
—Eres muy tierno, acepto tu propuesta cariño— me indicó besándome con dulzura.
Sonreí con su respuesta. Terminamos de comer, levantándonos de nuestros asientos para dirigirnos de vuelta a la casa y continuar con la celebración del cumpleaños.
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Era viernes en la tarde, Sakuno y yo nos dirigíamos hacia la casa después de finalizadas las clases, ella no se imaginaba la sorpresa que le tenia y esperaba que le gustara la idea de ausentarnos unos días de todo. Llegamos a la casa, encontrándonos con Sora y Natsumi en el recibidor Hikari y la Sra. Yukki venían hacia ellas, pero al vernos se detuvieron, Sakuno tomo a Natsumi en sus brazos y yo a Sora, ambos las saludamos con cariño.
—Estas pequeñitas cada vez son más traviesas— expresó la Sra. Yukki un poco cansada.
—Lamentamos si les causaron molestias— dijo Saku apenada, Natsumi y Sora recostaron sus cabecitas en nuestro hombro haciendo cara de niñas buenas.
—No se preocupen, ambas son adorables— expresó la Sra. Yukki dejándose llevar por la carita de ternura que pusieron las gemelas, yo me reí por lo bajo.
—Ven Saku— le dije tomándola de la cintura guiándola a las escaleras —debo decirte algo— le hable al oído, la Sra. Yukki y Hikari caminaron hacia la cocina al escuchar que mi madre llegaba a la casa.
Entremos en la habitación de las gemelas colocándolas en una de las cunas, tome a Sakuno de la mano haciendo que se sentara en una de las sillas mecedoras, ella me miro expectante.
—Saku, estuve hablando con Cambell y me di cuenta que tu y yo necesitamos un tiempo para nosotros dos, para renovar energías y prepararnos para el juicio, por lo que se me ocurrió que fuéramos este fin de semana a Kioto para el festival de invierno— le comenté esperanzado con que aceptara.
—Solo tu y yo ¿te refieres a sin Sora y Natsumi? — me preguntó con calma.
Asentí temeroso.
—No lo sé ¿estás seguro de separarnos de ellas? — consultó no muy convencida.
—Será difícil, pero lo necesitamos, Sakuno desde que Sora y Natsumi nacieron no hemos estado solos tu y yo, amo a las gemelas y te juro que las voy a extrañar muchísimo, pero también sé que nos hará muy bien hacerlo— le respondí con seguridad.
—¿Cuándo nos iríamos? — preguntó.
—Hoy en la noche partiríamos a las 7 pm— contesté con suavidad.
—¿Y quién las cuidara? — indagó.
—Nuestras madres— le dije sereno.
—¿Y ellas te dieron permiso de que fuéramos de paseo completamente solos? — se asombró.
—Eso se debe a que Cambell nos acompañara, por supuesto que nuestras madres no nos iban a dejar ir solos, así que él se ofreció a ir, pero no molestara— le informé con calma.
—Ya me parecía extraño que nuestras madres aceptaran algo así— comentó divertida.
—No te burles— la regañe.
—Lo siento cariño, me pareció divertido, en ese caso creo que es bueno que te olvides de todo lo que a pasado y creo que podríamos intentar salir sin las niñas, Kioto no esta demasiado lejos si necesitáramos volver podemos hacerlo— meditó —en ese caso debo preparar mi equipaje ¿volveremos el domingo? — preguntó con una sonrisa.
Asentí —ya veras que la pasaremos muy bien— expresé contento de que aceptara.
Luego de prepararnos para el viaje Sakuno y yo estuvimos junto a las niñas consintiéndolas, disfrutando el tiempo con ellas. A pesar de que quería compartir solo con Sakuno se me dificultaba saber que tendríamos que dejarlas con nuestras madres.
Cambell llego a la casa indicándonos que era hora de partir, informándonos que ya había llamado al taxi que nos llevaría a la estación de trenes de Tokio.
Sakuno y yo abrazamos a las gemelas con cariño para luego depositar un beso en sus cabecitas.
—Se portan bien con las abuelas— les dije con ternura.
—La extrañaremos mis angelitos— expresó Sakuno un poco afligida.
—Las queremos princesas— dijimos los dos volviéndolas abrazar.
Le entregue a Natsumi a mi madre mientras Sakuno le entregaba a Sora a la Sra. Yukki, las miramos por un segundo saliendo de la casa.
—Mamá, papá— nos llamaron ambas estirando sus manitas hacia nosotros, se me congelo el corazón, me estaba arrepintiendo de no llevarlas. Sakuno presiono mi mano insegura, la observe que estaba también deduciendo si ir o no.
—Vamos chicos o perderemos el tren— nos llamó Cambell.
—Cualquier situación nos llaman— pedimos Sakuno y yo al mismo tiempo a nuestras madres.
—Estarán bien no se preocupen— nos tranquilizaron.
Subimos al taxi temerosos, al ponerse en marcha Cambell nos miró con atención.
—¿Están seguros de querer ir? — cuestiono un poco preocupado.
Ambos asentimos.
—Solo es difícil despedirse de ellas— concluimos los dos.
Llegamos a Kioto después de 2 horas y 30 minutos en el tren bala, subimos en un taxi y las 10:00 pm nos encontrábamos en el hotel, Cambell había reservado dos habitaciones, al recibir las llaves nos indico que entráramos en su habitación un momento. Tomamos asiento en uno de los sillones de la sala de estar.
—Como saben en Japón son muy tradicionales y no es bien visto que dos adolescentes estén solos en una habitación así que traten de ser discretos— nos pidió con calma —yo estaré disponible por si me necesitan algo, pueden llamarme a cualquier hora, por otro lado, no quiero que abusen de la libertad que les estoy dando, ya saben lo que hablamos en la sesión del otro día— nos recordó —esta es su llave nos vemos mañana a las 8 pm aquí— nos indicó sereno.
Sakuno y yo tomamos la llave ingresando a nuestra habitación quitando nuestros zapatos, era realmente increíble amplia y cómoda, con una salita de estar, una amplia cama y un baño fenomenal. Colocamos nuestro equipaje a un lado y sin perder el tiempo tome a Sakuno entre mis brazos para besarla con sensualidad en los labios, aunque ya había decidido que esta noche no pasaría nada, solo dormiríamos.
Sakuno y yo nos besamos por largo rato, de pronto sentí las manos de Sakuno quitando mi jakect dejándola caer en el suelo, luego sentí como intentaba quitarme mi camiseta, me reí con suavidad separándome de ella tomándola de una de sus manos jalándola al cuarto de baño.
—Ryoma ¿Qué haces? — me preguntó jadeante y curiosa.
No le dije nada encendí el jacuzzi y volví a besarla, pero con más delicadeza y cariño.
Sakuno estaba de espaldas al jacuzzi le quite su abrigo ella volvió a intentar quitar mi camisa y en ese momento la levante del suelo colocándola en el agua caliente del jacuzzi.
—Ryoma— me reclamó intentando de salir.
Me reí ingresando también en el jacuzzi con la ropa que tenía puesta —solo diviértete— expresé contento.
—Estás loco ¿sabías? — me dijo sentándose tranquila a un lado.
—Un poquito nada más— comenté sereno quitándome la camisa colocándola a un lado.
—No deberías hacer estas locuras aun debes cuidarte cariño— me dijo con delicadeza.
—Lo sé bonita, pero vinimos a olvidarnos de todo— la abrace con suavidad —Sabes las gemelas cumplirán pronto su primer año, creo que debemos hacer algo especial para ellas— comenté de muy buen humor.
—¿Qué te gustaría hacer? — me preguntó.
—No lo sé, tal vez podamos hacerles una fiesta pequeña junto a nuestros amigos, para esa fecha ya hemos vuelto de Australia— respondí encogiéndome de hombros.
—Seria muy lindo y tierno—aceptó Sakuno.
—Entonces debemos planearlo— afirme levantándome del jacuzzi no quería que ninguno de los dos nos enfermáramos por el cambio de temperatura.
Tome una toalla y le extendí la mano a Sakuno para que pudiera salir, le coloque la toalla en la espalda, tomando yo otra para comenzar a secarme y quitarme la ropa mojada.
Sakuno se sonrojo al verme —¿Qué haces? — interrogó nerviosa.
—Quitarme la ropa mojada, me dijiste que no quieres que me enferme— le conteste como si fuera obvio —tu deberías hacer lo mismo— le sugerí mirándola con atención.
Sakuno se dio vuelta y comenzó a quitarse el pantalón me reí al ver su nerviosismo, pasando junto a ella con la toalla atada en la cintura.
—No sé porque te pones nerviosa no es la primera vez que te veo— me reí con suavidad —traeré tu maleta, cámbiate tranquila— le dije besando su cabeza saliendo del cuarto de baño.
Luego de cambiarnos de ropa vimos televisión por un rato para después apagar la televisión abrazarnos suavemente y consumirnos en el sueño, estaba muy contento de tener este tiempo con Sakuno, sabia que sanaría lo ocurrido con la estúpida de Lily y tendríamos un nuevo comienzo.
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Muchas gracias a todos por su apoyo y por tener paciencia con el capitulo espero que lo disfruten mucho.
Espero que no tenga errores de redacción no quise tardar más en revisarlo, así las disculpas del casa, poco a poco voy retomando el ritmo =D
Gracias por leer...
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