¿Comienzo o tortura?
Capítulo 9: ¿Comienzo o tortura?.
Narrado por Ryoma:
Me encontraba observando por la ventana del salón de clases esperando que la lección del periodo después del almuerzo diera comienzo, hoy las gemelas se habían quedado en casa debido al clima, el día estaba lluvioso comenzando hacerse presente el inicio del invierno.
Al regresar a Japón después del torneo, Sakuno y yo habíamos tenido muy poco tiempo para estar con Sora y Natsumi, los exámenes serian en dos días y gracias al Open USA habíamos tenido clases extras prácticamente de todas las asignaturas para ponernos al corriente.
Sakuno se encontraba con Tomoka en la oficina de la entrenadora Ryuzaki ayudándole en el papeleo que se debería presentar para ir al torneo de Kanto, dado que los estudiantes de tercero de preparatoria se encontraban en gira conociendo la universidad de Tokio. Por lo que estaba solo en el salón, Ann y Momo tenían reunión con el consejo estudiantil y Kaoru estaba no sabía en donde con Kazumi.
Sin prestar atención a mi alrededor sentí que alguien se sentaba junto a mí, me voltee para poder ver de quien se trataba, al hacerlo por poco me caigo del asiento por la sorpresa.
—¿Qué haces aquí? — le pregunté molestó al ver a Lily en el asiento de Momoshiro.
—No tienes por qué molestarte, solo quiero disculparme por lo que paso antes de las vacaciones— habló serena.
Permanecí a la defensiva esperando que tuviera lógica el que ella estuviera ahí, justo ahora que el salón estaba prácticamente vacío y después de tanto tiempo sin siquiera verla.
—White, creo que lo mejor es que te marches— le sugerí con frialdad.
—Se que no quieres saber nada de mí, pero por favor escúchame— me suplicó haciendo cara de arrepentimiento.
—La última vez que hablé contigo se puso en juego mi matricula en Seigaku— le recordé con seriedad.
—Lo sé, por eso te pedí disculpas— expresó tranquila.
—Se breve— respondí tajante, si la escuchaba de seguro se iría.
—De acuerdo— sonrió.
Su cara de inocencia no me convencía en lo más mínimo, sabía que esta conversación no dejaría nada bueno, lo presentía, pero algo dentro de mí me decía que no tendría escapatoria, aunque no quisiera escucharla, debía poner atención a sus palabras.
—Creo que debí hacer esto hace mucho tiempo— meditó White por un momento —Ryoma— me miró con fijeza —la verdad es que tú me gustas desde hace mucho tiempo, desde antes de venir aquí, tu abuelo solía hablar mucho sobre ti cuando iba a visitar a mi madre, por lo que comencé a ver tus partidos y tus entrevistas, creo que me volví una fan más— expresó con calma, yo la miré sorprendido, no me esperaba eso —entonces tu abuelo me dijo que él haría todo lo posible para que nosotros termináramos juntos, pero ninguno de los dos nos esperábamos que tu tuvieras a alguien en tu vida y mucho menos que tuvieras dos hijas con esa persona, lo que dificultad que te fijes en mí— dijo con un tanto de enojo y tristeza en la voz.
Permanecí en silencio no tenía ni idea de que responderle.
—Por eso quiero que sepas que luchare por ti...—
—No lo hagas— la interrumpí —no pierdas tu tiempo en mí, busca a alguien que sienta lo mismo por ti— expresé con calma, tampoco quería ser grosero.
Se levanto del asiento con lentitud —no me importa la forma, pero tu tendrás que darme una oportunidad— afirmó segura de sí misma.
Me levanté de mi asiento suspirando un poco cansado con la situación —White, creo que ya te escuché, por lo que deberías irte— le señalé la puerta del salón donde Momoshiro y Ann estaban de pie observándome ceñudos.
—Bye Ryoma, don't forget our conversation, see you (Adiós Ryoma, no olvides nuestra conversación, nos vemos)— se despidió en inglés sonriendo levente.
Lily White paso en el medio de Momo y Ann con arrogancia, sin intimidarse ni un poco por las miradas reprobatorias de ambos. Sabía que estaban molestos conmigo por su presencia.
—¿Qué hacia esa chica aquí? — me preguntó Momo con rudeza.
—Vino a disculparse por lo que paso antes de las vacaciones— expliqué.
—Esa chica no solo vino a eso, Ryoma— me cuestionó Ann enfadada.
—Tienes razón no solo vino a eso— acepté sentándome de nuevo en mi sitio.
Respiré profundo un tanto pensativo contándoles a Momo y Ann la conversación que había tenido con Lily White, en parte les pedí que no le comentaran nada a Sakuno, porque eso solo la preocuparía y no quería que se pusiera a pensar estupideces con los exámenes tan cerca.
—Ryoma, entiendo que no quieras preocuparla, pero no es correcto que le ocultes esto ni nada— aconsejo Ann —Sakuno es mi amiga, por eso sé que le molestaría mucho y que desconfiaría de ti si se entera por alguien más de que hablaste con White— declaró.
—De acuerdo le diré después de clases— respondí aceptando lo que Ann me decía.
—Amigo, ten cuidado con esa chica, no quiero que te haga daño— se inquietó Momo preocupado.
—Si no te preocupes, no pienso volver hablar con ella— contesté poniéndome de pie.
—¿A dónde vas? — me preguntaron ambos nerviosos.
—¿Qué les pasa? Voy al baño— objeté saliendo del aula.
Camino al baño me puse a pensar en lo que me dijo Lily, meditando si había algo más de fondo o simplemente quería declararse como las demás, muchas veces se me habían declarado desde primero de secundaria, pero en el fondo después de que conocí a Sakuno en el tren supe que ella era la única importante para mí, aunque me costara tanto tiempo admitirlo, por lo que rechazar chicas no era un problema para mí, claro con el tiempo aprendí que no debía ser tan frio al darles una negativa, pero en este momento ese no era el caso, Lily sabía que yo estaba con Sakuno y que no la dejaría por estar con ella. ¿Entonces porque decirme lo que sentía? Si ella sabe que la respuesta es no. No comprendía a que se refería con que tendría que darle una oportunidad ¿Por qué?
Entre en el baño moje mi rostro y trate de no darle más vueltas al asunto, respire profundo dirigiéndome de vuelta al salón, pero antes del llegar choque con alguien sin querer.
—Lo siento— me disculpe agachándome para recoger los libros que le había tirado.
—Ryoma— me llamo una voz familiar poniendo una mano en mi mejilla —¿estás bien? Venias distraído, no me viste— comentó mirándome preocupada.
—Saku— susurré sorprendido al verla —lamento no haberte visto, estaba metido en mis pensamientos— me disculpe levantándome con sus libros para extenderle la mano ayudándola a ponerse de pie.
—No pasa nada— me sonrió —¿te preocupa algo? — me preguntó tomando mi mano para dirigirnos al salón, quedaban 5 minutos para entrar.
—Mmm no realmente— expresé sereno pensando si era el momento o no de decirle la conversación con Lily.
Sakuno se detuvo colocándose frente a mí, paso sus brazos por mi cuello posando sus labios sobre los míos con suavidad, para separarse con lentitud y mirarme con cariño.
—Listo ya te vez mejor— anunció alegre.
—Gracias bonita— sonreí —Necesito contarte algo, pero prométeme que no te preocuparas— le pedí ignorando el sonido de la campana.
Ella asintió con suavidad, así que le conté lo que había pasado en el salón con Lily, ella se tensó al escucharme cambiando sus facciones a unas serias.
—¿Por eso estas distraído? — preguntó inquieta.
—No, en realidad me da igual lo que diga, pero estaba nervioso por decirte, no quiero que te pongas a pensar cosas que no son, ambos...— fui interrumpido por el consejero.
—Sakuno, Ryoma el timbre de entrada ya sonó— nos recordó.
—Lo sentimos mucho profesor iremos de inmediato— le respondió Sakuno con una reverencia.
Yo tome la mano de Sakuno para ir al salón, pero...
—Ryoma, tu vienes conmigo, has estado evitando mis citas y sabes que debemos hablar— puntualizó con sequedad.
Suspire derrotado no tenía escapatoria.
—Sakuno infórmale al profesor, por favor— le pidió con amabilidad.
—Si Sr. Tanaka— le respondió relajada.
Le entregué los libros a Sakuno acariciando su rostro —nos vemos luego— me despedí desanimado.
Al llegar a la oficina el Sr. Tanaka pidió sentarme, lo hice, el también tomo asiento y me miró con seriedad abriendo una carpeta.
—Ryoma estoy muy preocupado por ti, eres el único de segundo año con el que no he hablado de la universidad ¿te pasa algo en especial por lo que no quieres tocar el tema? — preguntó inquietó.
—No es que me pase algo, es que no estoy listo para hablar de ese tema— respondí relajado.
—Está bien— me comprendió —¿Tienes alguna carrera en mente o alguna universidad que te gustaría? — indagó.
Negué despacio.
—Ryoma, de verdad no tienes nada que te gustaría hacer— se sorprendió.
—Si quiere que sea sincero, no tengo ni la menor idea de que estudiar, siempre tuve una meta, el tenis, pero nunca me he detenido a pensar que carrera tomar— comenté un poco cansado con el tema, todos en el salón era de lo único que hablaban universidad, a excepción de Sakuno que sabía que me incomodaba el tema.
—No te preocupes, ese es mi trabajo ayudarte a encontrar tus mejores cualidades y darte opciones de carrera que podrían ir contigo— me calmó —lo primero que harás es responder este formulario y lo segundo es no faltar a ninguna de las asesorías ¿de acuerdo? — me explicó.
—De acuerdo— acepté.
—Entonces te veo en quince días— me entregó una boleta verde con la fecha y la hora —Nos vemos luego, regresa a clases— se despidió entregándome un justificante.
Me levanté de mi lugar caminando hacia la puerta —Adiós— me despedí cerrando tras de mí.
Las clases terminaron y la lluvia también, el club de tenis hoy tendría el día libre para darle mantenimiento a las canchas. Sakuno y yo saldríamos cada uno con nuestros amigos por lo que nos dirigíamos hacia la casa para cambiarnos de ropa he ir por las gemelas, Sakuno se llevaría a Sora y yo me llevaría a Natsumi. Sería la primera vez que salíamos por separado llevando a una de las niñas con nosotros, por lo que nuestras madres nos habían dado un largo sermón sobre la responsabilidad que debíamos de tener al llevarlas con nosotros, sabía que la conversación más que todo era por mí y los muchachos, así que tuve que prometerle a mi madre y a la Sra. Yukki que no habría tenis de por medio.
Al llegar a la casa, subimos a la habitación nos despedimos de Hikari y nos preparamos para salir, ya listos cambiamos a las gemelas de ropa por una más abrigada, tomamos cada uno una pañalera y bajamos a la primera planta, ahí nos encontramos con mi madre que acaba de llegar de la oficina.
—¿Ya se van? — nos preguntó dejando su portafolio en una de las mesas de la entrada.
—Si— respondimos ambos.
—Tengan mucho cuidado y no regresen tarde— nos pidió.
Ambos asentimos.
—Ryoma, ve por Sakuno para que no ande sola de noche y recuerda vas con Natsumi no hagas estupideces— me ordenó mi madre.
—Si mamá no tenías que recordármelo— conteste un poco enfadado con la poca confianza de mi madre.
—De acuerdo, que la pasen bien, no olviden llevar paraguas— se despidió.
—Adiós mamá— me despedí.
—Adiós Sra. Rinko— se despidió Sakuno.
Ambos caminamos juntos hasta la estación de tren ahí nos encontraríamos con nuestros amigos, Sakuno iría a un café con Tomoka, Ann, Kazumi y Shizuru. Yo iría por unas hamburguesas con Momo, Eiji, Oishi, Kaoru, Inui y Fuji. A pesar de que los exámenes darían comienzo en dos días todos sentíamos que necesitábamos de un pequeño descanso, además era viernes tendríamos todo el fin de semana para estudiar. El capitán Tezuka no había podido reunirse con nosotros por una situación familiar y Kawamura hoy debía ayudar a su padre en el restaurante.
Llegamos a la estación por lo que me detuve para despedirme de Sakuno y Sora.
—Cuídense mucho, si necesitas algo solo llámame— le pedí besándola con suavidad y besé la cabecita de Sora y Sakuno la de Natsumi.
—Ustedes también cuídense mucho y también puedes llamarme para lo que sea— expresó Saku con delicadeza.
—Voy por ti a las 8 pm— le recordé.
Ella asintió.
Sakuno y las demás subieron al metro por lo que los chicos y yo subimos en el otro metro que nos llevaría al centro de la cuidad. Al llegar caminamos a la hamburguesería, entramos en ella y yo tome asiento en una de las mesas junto con Oishi, coloque a Natsumi en la silla para niños y le pase un par de juguetes. Por un segundo observe por la ventana del restaurante sintiendo que alguien me observaba, desde que bajamos del metro me pareció que alguien nos seguía.
—Ryoma— me llamó Oishi —¿Estás bien? te noto distraído— me pregunto con amabilidad.
—Sí, no pasa nada es que creí ver a alguien— le respondí sereno. —¿Qué te pareció la universidad de Tokio? — le pregunté para entablar conversación.
—Pues el campus es estupendo y la facultad de medicina es increíble, tiene unos laboratorios fantásticos, creo que sería una buena opción si logro entrar— me comentó entusiasmado.
—¿Cómo sabes que universidad elegir? — lo cuestione, sabia que Oishi era el mas adecuado para hablar este tema, o con Tezuka, pero él no estaba aquí.
—Eso depende de la carrera que quieras elegir, en mi caso las mejores opciones son la universidad de Tokio o la universidad de Kyoto— me explicó —¿Ya tienes una idea de lo que quieres estudiar? — me preguntó.
Negué con mi cabeza.
—No debes preocuparte, solo pon atención a las otras cosas que te interesan que no sean el tenis y lograras ir visualizando lo que quieres— me alentó con una sonrisa.
—Gracias Oishi— le expresé.
—No fue nada, Ryoma si llegas a ocupar mas ayuda con el tema no dudes en buscarme— me ofreció con tranquilidad.
Natsumi interrumpió la conversación tirando uno de sus juguetes al suelo exigiéndome que lo recogiera con pequeños grititos.
Oishi río con su acción.
Me agache para recoger el sonajero, Natsumi estiro su mano para que se lo entregara —no puedo dártelo bonita, esta sucio y se que apenas te lo de lo primero que harás es ponerlo en tu boca— le hablé con delicadeza guardando el sonajero en su pañalera.
Natsumi me miro seria por un momento y no tardo ni un segundo en empezar a llorar molesta. Oishi me miró preocupado. Los chicos que acaban de llegar con la bandeja de comida, esperaron a ver que iba hacer.
Saque a Natsumi de la silla sentándola en mi regazo meciéndola para que se calmará, pero ella empezó a forcejear conmigo, odiaba tener que llamarle la atención, pero sabia que debía educarla.
—Natsumi— la llame con seriedad ella dirigió su mirada a mí —no te puedo dar el sonajero porque esta sucio, puedes seguir jugando con este otro— le hablé con autoridad sin tener que levantarle la voz ni ser odioso.
Le entregué el sonajero con luces y ella me miró llorando levemente, sentía un nudo en mi garganta odiaba tener que regañarla —en casa podemos jugar a tirar los juguetes, pero aquí no— recalqué sacando un pañito del bolso limpiándole el rostro.
Al calmarse levante la mirada para poner atención a los chicos, el cual me miraban todos con la boca abierta.
—¿Que? — les pregunté confundido.
—Vaya eso no me lo esperaba— expresó Fuji colocando frente a mi una bandeja con comida.
—Ryoma la regañaste— comentó Momo afligido.
—¿Que esperas que la deje hacer lo que quiera? — le pregunté relajado tomando un poco de refresco.
—No, pero me sorprendiste, es la primera vez que te veo regañándola— se defendió.
—Ryoma, es asombroso como controlas las situaciones— me admiró Oishi.
—A mi me da miedo cuando el pequeñín se molesta— admitió estremeciéndose.
Natsumi volvió a llamar la atención de todos donde intento alcanzar mis papas fritas con su manita —da, da, da— balbuceó estirándose más para agarrarla.
—Lo siento pequeña, pero estás muy pequeñita para comer eso— corrí la bandeja tratando de sacar el cereal de la pañalera.
Kaoru tomo la tacita rosa colocándola en la mesa —¿Qué más necesitas? — me preguntó.
Devolví a Natsumi a la silla para niños y poder alimentarla.
—¿Puedes pasarme un babero? — le pedí a Kaoru, el saco uno color rojo y se lo puse a Natsumi.
Seguimos comiendo, charlando y riendo con los desastres que estaba haciendo Natsumi en la mesa, los chicos no me ayudaban mucho para corregirla con Eiji llevándome la contraria.
Me levante de mi asiento tomando la pañalera y a Natsumi, Momo se ofreció ayudarme a cambiarla de ropa, en un momento de juego con Eiji uno de los refrescos cayó sobre su ropa mojándola en gran parte. Me había apenado demasiado con la chica de limpieza por el desorden que teníamos, Oishi e Inui se disculparon con ella ayudándola a recoger.
Luego de cambiar a Natsumi y colocarle un abrigo mas grueso, salimos del restaurante para caminar un rato por el centro.
Narrado por Sakuno:
Me encontraba riendo con las chicas aun en la cafetería cerca del centro comercial, habíamos hablado de varios temas entre ellos, el nuevo noviazgo de Kazumi con Kaoru, era sorprendente pensar que Kauro tuviera novia y que fuera tan bueno como ella nos contaba.
Yo pensaba que Kaoru era parecido a Ryoma, el cual por dentro eran personas muy diferentes a como mostraban ser realmente, aunque no cabía duda que Kaoru era un chico tradicional y serio.
Sora había estado muy inquieta en todo el rato, pidiendo atención cada segundo sobre todo de mí, en una ocasión tuve que llamarle la atención por ponerse un poco maleducada al gritar por sentarla en la silla para niños, conforme Sora y Natsumi crecían más trabajo nos daba educarlas, Ryoma y yo habíamos decidido que si alguno de los dos reprendía a una de las niñas por algo estaríamos de acuerdo con el otro, o lo discutiríamos luego cuando ellas estuvieran dormidas.
Pasado un rato, Tomoka nos indico que era momento de ir al centro comercial, observé la hora notando que apenas eran las 6, así que aun faltaba para encontrarme con Ryoma.
Llegamos al centro comercial Shizuru y Tomoka estaban dispuestas a salir con varias bolsas, Kazumi, Ann y yo las observamos probándose distintos atuendos. Después de un rato entramos a una librería Kazumi y Ann querían comprar un par de libros, yo me aproxime a los libros sobre cuidados para niños, buscando alguno que nos ayudara a Ryoma y a mí en esta nueva etapa donde las gemelas comenzarían a gatear y a pronunciar sus primeras palabras.
Me encontraba entretenida viendo uno de los libros cuando de pronto Tomoka se acerco a mí molesta.
—¿Eres tú? — me preguntó tajante.
Observe lo que sostenía en la mano con cuidado, notando que era el ejemplar de la revista Vogue al que había participado, no sabía que me colocarían en la portada.
Asentí relajada.
—Ahora eres una de esas chicas ¿que se venden a una revista de moda? — inquirió con reproche.
—No entiendo lo que quieres decir— le respondí confundida con su actitud.
Ann, Kazumi y Shizuru no se habían percatado de la discusión.
—No te hagas la boba— chilló —sabes muy bien a lo que me refiero, ahora nos restregaras tu ropa de diseñador y te convertirás en una chica vacía que vivirá solo por mantener su cuerpo para las pasarelas en la semana de la moda en París— alegó ofendida.
—Son solo unas fotos Tomoka— me defendí —además no entiendo porque estas molesta si sabes que en el mundo del tenis me piden hacer varios anuncios y portadas para revistas— repuse sin entenderla.
—Porque te has vuelto justamente como dice Lily, una arrogante celebridad que no le pudo contar a sus amigas que estaba en la portada de la revista Vogue, ella tiene razón ahora estas con Ryoma porque juntos tienen fama— declaró mirándome con desprecio —creí que eras mi amiga— me acusó dolida.
—Tomoka— susurré sintiéndome fatal.
Ann que tenía rato de estar escuchando tras de mí salió de su escondite tratando de calmar la situación con Tomoka. Shizuru y Kazumi se quedaron paralizadas observando la situación sin comprender que había pasado.
Sora rompió en llanto por lo que salí rápido de la librería sintiendo pequeñas lagrimas rodar por mis mejillas.
—No llores Sora, mamá esta bien— la abracé con fuerza colocándole su chupete en la boca sentándome en una banca.
Pasados unos minutos sentí que alguien se sentaba junto a mí, no quise ver de quien se trataba.
—Saku ¿estás bien? — preguntó Ann preocupada.
Yo negué con mi cabeza.
—Quiero ir a casa— susurré derramando unas cuantas lágrimas.
—Llamaré a Momo para preguntarle donde están e iremos donde ellos ¿de acuerdo? — me consultó.
Asentí observando a Sora durmiendo en mis brazos.
Narrado por Ryoma:
Los chicos y yo nos encontrábamos en una tienda de detalles ayudando a Kaoru a comprar un regalo para Kazumi por su cumpleaños, Momo y yo nos separemos un momento de ellos porque Natsumi insistía en querer tomar un gato de felpa color gris.
—Creo que tendremos que comprárselo— río Momo divertido —¿verdad ahijadita? — le pregunto Momo sonriéndole entregándole el gato que ella quería.
—Tu la vas a maleducar, no la puedo acostumbrar a comprarle todo lo que me pida, ahora tendré que buscar uno para Sora— le repuse un poco serio.
—Lo lamento amigo, pero me vas a decir que puedes decirle que no ha esa carita tan tierna— expresó con dulzura haciendo reír a Natsumi.
Tomé un conejo de felpa blanco para Sora —¿Qué te parece este para Sora? — le pregunté a Momo.
—Se va a poner... — no pudo terminar de hablar porque fue interrumpido por su celular.
—Hola Ann— respondió sereno.
—Mmm estamos en el centro cerca de la heladería que te gusta— le indicó Momo —¿paso algo? —
Al escuchar esa pregunta saque mi celular de mi bolsillo con rapidez para escribirle a Sakuno.
"¿Están bien bonita?, Ryoma."
—Entiendo ¿Ustedes dónde están? — preguntó relajado.
—Espérennos ahí Ryoma y yo iremos por ustedes— le contestó Momo guiándome para pagar los peluches de felpa.
Le entregue a Natsumi a Momo para buscar mi billetera, al encontrarla le indique a la dependiente que me llevaría los dos peluches, le quite a Natsume por un momento el gato ella me miro entristecida, haciendo pucheros.
—Natsumi, espera un momento ya te lo voy a regresar— le pedí acariciando su cabeza, Momo ya había terminado la llamada.
—Es muy tierno que salgas con tu hermana— comentó la dependiente devolviendo el gato, se lo entregue a Natsumi, ella sonrió.
Momo se río por lo bajo.
—No es mi hermana— respondí encogiéndome de hombros divertido con la reacción de la mujer.
—¿No? pues se parece mucho a ti— expreso confundida entregándome el conejo de Sora en una bolsa.
—Eso es porque es mi hija— le comuniqué sereno.
—Eee— se sorprendió, Momo no pudo más y se río —pero eres muy joven—
—Lo sé— acepté.
—Ryoma debemos irnos— me indicó Momo.
—Gracias— dije tomando a Natsumi en mis brazos.
—Gracias por tu compra y esta muy linda tu hija— expresó sincera la dependiente.
Sentí mi celular vibrar lo saqué leyendo la corta respuesta de Sakuno.
"Estamos bien. Sakuno"
Momo camino hacia los chicos indicándoles que debíamos irnos por las chicas, yo empecé a sentir que algo no estaba bien, comencé a inquietarme.
—¿Quieren que los acompañemos? — preguntó Syusuke.
—No se preocupen, iremos en metro para llegar rápido— informó Momo.
—Pssh ¿Todo está bien? — cuestionó Kaoru mirando a Momo con fijeza.
—Sí, solo que Sora se quedó dormida, así que será mejor que Ryoma y Sakuno vuelvan a casa— explicó, no sabia porque, pero no le creí del todo.
—Nos avisan cuando llegan a casa, sobre todo tu Ryoma— pidió Oishi acariciando la cabecita de Natsumi, Eiji estaba jugando con ella y el gato de felpa.
—Nos vemos el lunes— me despedí.
Momo y yo llegamos al centro comercial pasados 5 minutos en realidad estábamos muy cerca de ellas. Caminamos a una de las terrazas observando a Ann sentada en una banca cargando a Sora, note como Ann nos señalaba y Sakuno se levantó de un salto corriendo hacia mí. Al llegar y como no tenia a Natsumi en brazos ella me rodeo abrazándome con fuerza escondiendo su rostro en mi pecho.
Vi como Momo paso junto a mi con Natsumi dormida en sus brazos acercándose a Ann. Sakuno se aferro a mi sollozando levemente.
—Sabia que algo estaba mal— le susurré rodeándola con mis brazos.
Ella simplemente siguió con su llanto sigiloso.
—Llamaré a mi madre para que venga por nosotros— le sugerí tranquilo sacando mí celular.
Llamada con mi madre:
—Hola mamá— saludé en la llamada.
—Ryoma ¿está todo bien? — se preocupó.
—Mamá— la llamé.
—¿Las gemelas están bien? — expresó inquieta.
—Mamá, me dejas hablar— espeté.
—Lo siento ¿para qué me llamaste? — se relajó.
—¿Puedes venir por nosotros al centro comercial "Tokio Central"? vine por Sakuno y las gemelas se durmieron, además esta lloviendo un poco— repuse sereno.
—No hay problema los veo en la salida en 20 minutos— me indicó.
—Gracias— dije terminando la llamada.
Sakuno aún seguía abrazada a mí sin mostrarme su rostro, acaricie su cabeza con suavidad notando que ya estaba mas tranquila.
—¿Qué sucedió? ¿Por qué estás así? — le pregunté con delicadeza levantando su rostro para poder verla.
Ella me observó con tristeza —Tomoka se molestó conmigo por salir en la revista Vogue— susurró.
La abracé con fuerza sintiéndome confundido, Tomoka era amiga de Sakuno desde la primaria porque se molestaría con ella por una pequeñez de esas, Tomoka sabía muy bien que Sakuno tenia ese tipo de apariciones debido a los torneos de tenis, a lo mejor se sentía celosa.
Pasados unos minutos Momo y Ann se acercaron a nosotros con las gemelas inquietas, tome un pañito de las niñas entregándoselo a Sakuno para que limpiara su rostro soltando el abrazo. Tome a Sora en brazos meciéndola levemente, luego pedí a Momo que me entregara a Natsumi, ambas se calmaron en mis brazos.
—Saku, te vez más tranquila— se alivió Ann abrazándola.
Ella asintió.
Mi madre llego por nosotros y regresamos a casa, mi madre al llegar nos preguntó cómo nos había ido, al final terminamos diciéndole todo lo sucedido.
—Saku, no te preocupes por Tomoka en algún momento ella se dará cuenta que se esta equivocando con lo que dijo, solo dale tiempo— le aconsejo mi madre.
—Gracias Sra. Rinko— le respondió con una pequeña sonrisa.
—No fue nada— le devolvió la sonrisa.
—Creo que es mejor ir a recostar a las niñas— viéndolas bostezar.
—Que descansen— nos despidió mi madre.
—Bunas noches— contestamos Sakuno y yo.
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Narrado por Sakuno:
Ha pasado una semana desde que Tomoka se molestó conmigo, Shizuru como se había convertido en gran amiga de ella casi no se relacionaba conmigo, ahora ella y Tomoka almorzaban junto con Horio, Kachiro y Katsuo.
Ann y Kazumi habían estado animándome para que olvidara un poco el asunto, ahora ellas eran con las únicas que podía contar, sobre todo con Ann que siempre estaba para ayudarme, de hecho, si lo pensaba bien ella fue quien estuvo mas pendiente de mí durante el embarazo, los momentos difíciles que viví con mi padre y la ansiedad de Ryoma, entonces podía decir que ella era una verdadera amiga y Ryoma me lo había comentado la noche que paso todo.
Los exámenes terminaban hoy y cerraríamos con literatura japonesa. Me sorprendió ver a Ryoma en el receso estudiando su libro de literatura, por lo que me di vuelta hacia él contemplándolo.
—¿Estas preocupado por el examen? — le pregunté serena.
Él levanto el rostro para mirarme y asintió.
—Te puedo ayudar— me ofrecí levantándome de mi lugar para sentarme en el de Momo.
—Gracias bonita— expresó tomando una de mis manos poniendo el libro entre los dos.
—Dime ¿Qué no comprendes? — le pregunté.
—Mmm esta lectura no le veo sentido— me contestó frustrado —por más que la leo no entiendo que tiene que ver el pájaro con la joven— me explicó molesto.
Yo me reí levemente —cariño es muy simple— expresé serena —el pájaro es el equivalente a la libertad para la joven, si lees este párrafo otra vez vas a entender que lo que más ama la joven es la libertad y no vivir bajo las reglas de las geishas, siempre sirviendo a los hombres— le expliqué, el me miró asombrado.
—Entonces cuando le dice al pájaro que ella lo que ama no se puede tocar solo se puede sentir y le brindará felicidad ¿habla de la libertad? — cuestionó pensativo.
—Exacto de eso habla— le afirmé.
—¿Y qué tipo de narrativa es? — me preguntó.
—Es un cuento cariño— le respondí relajada.
—Gracias bonita— expresó cerrando su libro acercándose a mi para abrazarme.
—No fue nada, pero la próxima vez dime en casa que te ayudé— le comenté un poco seria.
Narrado por Ryoma:
—Te prometo hacerlo— la bese con suavidad en labios.
—A ver par de enamorados la profesora ya viene— interrumpió Momo.
—Es el de la buena suerte— mencioné separándome de Sakuno el cual estaba sonrojada.
—Tienes razón— acepto Momo tomando a Ann por sorpresa y besándola con rapidez.
—Momo— lo llamó confundida.
Yo me reí con la reacción de Ann.
—Buenos días jóvenes, colóquense en sus lugares, guarden sus pertenencias a excepción de su bolígrafo, lápiz y borrador— entro la profesora al salón todos obedecimos con rapidez. —El examen tiene una duración de una hora, al finalizar levantar la mano y permanecer en su asiento en silencio— ordenó repartiendo los exámenes, al entregárnoslo a todos nos indicó que comenzáramos.
El examen termino y como era normal tendríamos un descanso de 15 minutos para iniciar la próxima clase. Momo y Ann salieron del salón, yo me levante de mi lugar poniéndome junto a Sakuno, Kazumi y Kaoru también habían salido del aula.
—¿Quieres ir por una ponta? — le ofrecí.
—Claro— aceptó levantándose.
Tomé su mano y caminamos a la tienda, en el trayecto nos encontramos con algo un poco peculiar, Tomoka se encontraba hablando animadamente con Lily, Yoko y Megumi, las tres al vernos guardaron silencio, yo no les tomé importancia por lo que seguí el camino, pero antes de llegar a la tienda, Sakuno se detuvo con la cabeza gacha.
—No le tomes importancia Saku, Tomoka sabe lo que hace y ya te lo dije la vez pasada, tal vez no es tan buena amiga como creías, ya se vendió al diablo— expresé.
—Esto me confunde ¿porque Lily? — cuestionó cabizbaja.
—Tal vez se dieron cuenta que no son tan diferentes— me encogí de hombros.
—¿Por qué crees eso? — me preguntó confundida.
—Porque tu eres demasiado dulce para ver el lado oscuro de las personas, Tomoka muchas veces te manipulo y eso era algo que me molestaba bastante, ya que tu por no llevarle la contraria hacías cosas que no te gustaban— expliqué —claro, si volvieran hacer amigas me gustaría que tu te des el lugar que te mereces y no le permitas nunca mas que te insulte o pizote ¿de acuerdo? — le pedí.
—Wow no eres tan despistado como pensaba, pones mucha atención a las relaciones de las personas— mencionó sorprendida.
—Solo pongo atención a todo lo que esté relacionado contigo, cuando vea que necesites de mi estaré listo para ayudarte— le informé.
—Eres muy sobreprotector— expresó sonriendo.
Entramos en la tienda y compré las dos pontas, le di una a Sakuno caminamos de vuelta al salón.
—Gracias por explicarme el texto antes del examen, eres excelente profesora y muy guapa— le dije rodeando sus hombros con mi brazo para tenerla más cerca.
—Ryoma— susurró con sus hermosas mejillas en carmesí.
—¿Que? Es la verdad— tome de mi ponta separándome de ella levemente para tomarla de la mano.
Las clases transcurrieron con normalidad, Hikari no pudo llevarnos a Sora y Natsumi debido a la lluvia, por lo que el almuerzo lo pasamos con Kaoru, Kazumi, Ann y Momo dentro del salón, ahora me encontraba en servicio en la biblioteca, Sakuno no había podido hacer le servicio conmigo porque el profesor Tanaka la había citado.
Me encontraba organizando unos libros de historia cuando siento que alguien se aproxima a mí.
—Hola Ryoma— me saluda una voz que no es muy agradable para mi oído.
—White— dije con frialdad colocando uno de los libros en su lugar.
—Hay algo que debo decirte— me comunicó.
—Creo que la vez pasada te escuche lo suficiente y ahora no tengo tiempo— le expresé continuando con mi trabajo.
—No te quitare mucho tiempo, solo quiero recordarte que no olvides lo que te dije, tú me darás una oportunidad— mencionó segura de sí misma.
—No veo como eso sea posible, pero eres libre de pensar lo que quieras— le respondí moviendo el carrito con libros a otra estantería, dando por terminada la conversación.
—Pronto lo veras— escuche que dijo, no le tome importancia.
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El fin de semana llego, el día era cálido por lo que Sakuno y yo nos encontrábamos de camino al supermercado junto con las niñas. Mis padres habían salido de la casa, para ir a un almuerzo de negocios de mi padre. Sakuno al no estar mi madre quería aprovechar de cocinar uno de mis platillos favoritos camarones fritos, así que debíamos comprar algunos de los ingredientes.
Volteé un momento hacia tras sintiendo que nos seguían igual que el día que salí con los chicos, Sakuno me preguntó si todo estaba bien, yo solo asentí siguiendo nuestro camino.
Al llegar Sakuno tomó una de las canastas de compra mientras yo continuaba empujando la carriola de las gemelas, note que varias de las personas del lugar nos miraban de diferentes formas, intente no incomodarme y seguir a Sakuno.
—Ryoma— me llamó Sakuno —¿podrías traerme un paquete de arroz y estas especies? — me pregunto mientras ella hacia la fila para pedir los camarones.
Yo asentí dejándole a las gemelas tomando la cesta para compras. Camine hacia el pasillo correspondiente buscando las cosas que Sakuno me había pedido de pronto sentí que mi celular vibraba en mi bolsillo, lo busque observando el numero de mi madre en la pantalla.
—Hola— contesté relajado.
—Hola hijo, te llamaba para avisarte que llegaremos un poco tarde a casa— me anunció.
—No te preocupes estamos bien— le dije tranquilo.
—Se que estarán bien— acepto —en realidad quiero que le pidas a Sakuno que por favor te prepare la cena y no queda de más recordarte nada de aprovecharte de nuestra ausencia, si no quieres quedarte sin ir al próximo torneo— me amenazo.
—Mamá, no haré nada— me defendí incómodo.
—Esta bien cariño, no descuiden a las niñas ni un segundo— me pidió.
—No lo haremos, menos ahora que aprendieron a gatear— acepté.
—Nos vemos mas tarde— se despidió.
—Adiós mamá— corte la llamada.
Sakuno llego junto a mi colocando los camarones en la cesta —¿Paso algo? — me preguntó.
—No realmente, era mi madre, dice que llegaran tarde a casa, así que debemos hacer la cena— le respondí.
—Estas sonrojado— se aproximo a mi tocando una de mis mejillas con una sonrisa —no me digas nada me puedo imaginar lo que dijo tu madre ¿con que te amenazo esta vez? — cuestionó divertida.
—Como si pudiera darse cuenta de lo que hacemos— le respondí besando su mano.
Ambos reímos.
Mi madre pasaba amenazándome para que no me acercara de más a Sakuno, pero la mayoría de veces no cumplía con sus órdenes, aprovechándome de los momentos a solas, cuando las gemelas tomaban su siesta.
—¿Qué te gustaría cenar? — me sacó Sakuno de mis pensamientos.
—Todo lo que cocinas es delicioso, pero tu pollo al curry tiene algo especial— le contesté con amabilidad acomodando a Sora en el cochecito el cual intentaba escaparse de él.
—Pollo al curry será— sonrió Sakuno.
Al terminar las compras caminamos de regreso a casa cruzando por el parque de juegos aun era temprano para volver a casa, al estar el día despejado y cálido decidimos quedarnos un rato jugando con las gemelas en el césped.
Sakuno había sacado una de las mantas de repuesto de las gemelas poniéndola en el suelo con unos cuantos juguetes, sacamos a Sora y Natsumi del cochecito sentándonos con ellas en la manta, ambas de inmediato se pusieron a desplazarse tomando uno que otro juguete.
—¿Quieres algo de beber? — le pregunté a Sakuno levantándome de mi sitio al verla asentir.
Llegue hasta la maquina dispensadora iba a poner el dinero cuando sentí que alguien se colocaba al lado de la máquina, donde solo yo pudiera verle.
—Hola Ryoma— me saludo una voz familiar —me alegra que te separaras por un momento de tu noviecita— expresó con molestia.
—¿Tu eres la que me ha estado siguiendo? — pregunté enfadado observando fijamente a la persona que estaba ahí.
—Mmm tal vez— aceptó.
Después de terminar la conversación comencé a sentir mi pulso acelerarse, mis manos sudar y mi cabeza a doler, caminé despacio hacia Sakuno observándola reír con las niñas. Al llegar relativamente cerca de Sakuno y las gemelas me detuve, ella me miró con fijeza yo no pude más la ansiedad y el miedo me recorrieron todo el cuerpo, sentí como empecé a respirar con dificultad quedándome sin aire debido al gran dolor que sentía.
—Ryoma, Ryoma— escuche la voz desesperada de Sakuno.
—No me siento bien— susurré.
—Ryoma ¿Por qué estas teniendo una crisis? — se alteró Saku.
Me recosté en el césped tapando mi rostro con mis manos al sentirme mariado, esto estaba mal, muy mal mi mente quedo en blanco, lo que quería decir que había perdido la conciencia.
Narrado por Sakuno:
—Ryoma, Ryoma— lo llamé histérica sin poder acercarme a él.
Observe como él tenia una crisis de ansiedad, lo que no entendía era el ¿por qué?
—Ya te voy ayudar— le dije tratando de mantener la calma.
Tome a Sora poniéndola en la carriola y luego a Natsumi las asegure bien para acercarme a Ryoma examinándolo, note que estaba inconsciente y respirando acompasadamente. Natsumi y Sora comenzaron a llorar alteradas, trate de calmarlas con su chupete. Saqué mi celular de mi bolso pensando a quien llamar, no quería interrumpir a los señores Echizen. Mi madre y mi abuela estaban de paseo, por lo que pensé por un segundo más decidiendo llamar a Ryoga. Espere a que me contestará al tercer timbrazo escuche su voz.
—Hola cuñadita— me saludo con alegría.
—Ryoga ¿D-dónde estás? — tartamudeé.
—¿Estas bien? — preguntó serio.
—No— se me cortó la voz por un sollozó estaba asustada —Ryoma tuvo una crisis, esta inconsciente— le expliqué tratando de calmarme.
—¿Dónde estás? Estoy cerca de la casa— respondió sobresaltado.
—Estoy en el parque a tres cuadras de la casa— le indiqué observando que Ann y Momo pasaban por ahí. —Ann y Momo están cerca de mí los acabo de ver— expresé un poco aliviada.
—Llego en 5 minutos— cortó la llamada.
—Ann, Momo— grité desesperada por el llanto de las niñas y el ver que Ryoma aún estaba inconsciente.
Ambos corrieron hacia mí, al llegar ambos me bombardearon con preguntas que yo no podía responder. Momo se acercó a Ryoma examinándolo. Ann se acercó a las gemelas atendiéndolas y de inmediato vi a Ryoga entrar al parque como un loco, al vernos se acercó a nosotros.
—Ryoma, Ryoma— lo llamó Ryoga dándole leves empujones.
Narrado por Ryoma:
Sentí que era movido por alguien por lo que abrí los ojos con pesadez incorporándome, el dolor de cabeza me estaba matando y sentía mi cuerpo temblar a pesar de no tener frio.
—Ryoma— escuché la desesperación de Sakuno y seguido sus brazos abrazándome, no pude evitarlo le correspondí. —Ryoma— sollozó en mis brazos.
—¿Qué te paso? — preguntó Ryoga sentado junto a mí, no entendía cuando había llegado.
—No lo sé, solo me sentí mal— respondí respirando profundo, Sakuno aún lloraba en mis brazos.
—¿Tomaste tu medicamento? — me cuestionó Ryoga.
Me quede en silencio por un momento—No lo hice, lo siento— me disculpe —lo olvide— mascullé sabiendo que era mentira.
—Ryoma, pudo ser peor, debes tener más cuidado con eso— me reprendió Ryoga.
—Saku, lo lamento— cabizbajo —no llores— le pedí.
Solo estaba seguro de algo a partir de ahora todo cambiaria y seria gracias a una sola persona Lily White. Como había dicho ella varias veces entraría a mi vida como fuera, enredándome en sus planes.
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