Capitulo XVIII
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Tsukki ✧
¿Vienes en camino?
4:23 p.m.
Si.
4:23 p.m.
Llegaré en unos 5 o 10 minutos.
4:24 p.m.
Entiendo.
4:24 p.m.
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Leyó el último mensaje que le mandó el rubio.
El autobús se detuvo frente a la parada del mismo, bloqueó su celular y prosiguió a guardarlo en el bolsillo izquierdo de su abrigo. Ya era enero y el frío de la estación de invierno aún seguía presente, aunque no era tanto como en diciembre.
Dió unos cuantos pasos y subió al transporte, no tardó mucho para que este comenzará a andar; cuando comenzó a avanzar giró hacía su derecha y miró por la ventana que tenía a su lado, no pudo evitar dejar salir un suspiro un tanto pesado. Al igual que los Tsukishima él también conocía la enfermedad de su tía, la conocía muy bien sabiendo así lo repentina y peligrosa que podría ser la misma, por lo mismo su preocupación era muy similar a la de la familia de la mujer.
Ella fue su figura materna por mucho tiempo, ¿Cómo no preocuparse?
Unos cuantos minutos después, los cuales pasó perdido en su mente; entre memorias, pensamientos y recuerdos, el autobús llegó a su destino, no directamente, pero si en la parada que lo llevaría a este. Pidió el baje y no tardó mucho en hacerlo. Estando ya abajo agradeció por el viaje y se encaminó a su verdadero destino.
El lugar al que iba no se encontraba muy lejos por ello fue cuestión de pocos minutos para llegar a su destino, el hospital. Estando ya dentro en la recepción de la planta baja fue directamente al elevador, se adentró y presionó el botón con el número 5, esperó paciente a que las puertas se cerraran cuando lo hicieron sacó su celular para revisar una vez más las indicaciones que el rubio le había dado con anterioridad, asegurándose así de haber presionado el botón del piso correcto, además de volver a ver el número de habitación donde se encontraba su tía. El característico ruido del elevador le hizo saber una cosa y es que ya estaba en su destino, las puertas se abrieron dándole paso para poder salirse.
Estando fuera, en la recepción del piso en cuestión, se acercó a la señorita que se encontraba en ella. -- Disculpe ¿La habitación 523? -- Cuestionó, la mujer que parecía estar acomodando algunos documentos de lo que suponía eran de pacientes le señaló un pasillo que estaba a su izquierda, agradeció y se encaminó hacia el. Mientras caminaba iba revisando el número de las puertas y poder encontrar la correcta; él no era el único caminando por ese pasillo, estaba en un hospital después de todo, doctores, enfermeras, camilleros, entre otros miembros del personal médico pasaban de largo dirigiéndose a otro destino; no era sorpresa conociendo lo pesado que llegaba a ser el día de un médico, él no serviría para esa profesión, su nerviosismo no se lo permitiría.
Pasó un poco más de tiempo hasta que divisó la habitación a la que se dirigía, se acercó y detuvo el pasó frente a la puerta, dejó escapar un ligero suspiro, dió unos cuantos toques y espero un poco. -- Perdón por molestar. -- Mencionó mientras abría la puerta para entrar, eso luego de que le dieran el permiso para hacerlo; caminó un poco debido a que había una cortina de lado izquierdo tan pronto entrar a la habitación obstaculizando así la vista completa de la misma.
-- Tadashi-kun, hola. --
Cuando se adentro por completamente lo primero en lo que sus ojos se centraron fue en Kei, pero no en su persona sino como se encontraba en ese momento. Estaba sentado en la cama en la cual se hallaba su madre, el rubio estaba recargado en el respaldo de la misma, quedando a lado de la mujer; tenía su mano izquierda sobre el hombro izquierdo de su progenitora casi que abrazándola, además de que su cabeza la tenía recargada en la de Reiko.
Kei se veía tan tranquilo y relajado, tanto así que parecía estar dormido.
Aparte de madre e hijo, Tadashi era el único que se encontraba en aquella habitación, y por eso mismo es que Kei no se inmutó o cambio la posición en la que se hallaba. Si se trata del pecoso no le avergonzaba mostrarse con la guardia baja. -- Hola Reiko-san. ¿Se siente mejor? -- Dió unos cuantos pasos quedando más cerca de la cama.
-- Si, ya me siento mucho mejor. -- Sonrió dejando salir una risilla. -- Oh, lo siento Kei. -- La mujer extendió su mano derecha para acariciar los cabellos de su hijo, debido a que éste se había quejado por un movimiento que Reiko realizó.
Tadashi no pudo evitar sonreír, ya que sabía mejor que nadie cuánto amor y cariño tenía el rubio hacia su progenitora, ante aquella mujer Kei era un niño pequeño y consentido por lo cual verlo comportarse como ahora no le sorprendía, o al menos no mucho como a otros le hubiera hecho. -- Me alegra escuchar eso. -- Sonrió recibiendo otra sonrisa por parte de la contraria.
El pecoso y la mujer continuaron conversando, principalmente sobre trivialidades, ellos dos eran los únicos que mantenían el ruido en aquel cuarto ya que el de lentes no tenía intenciones de hablar y a decir verdad a ninguno le sorprendía aquello; siguieron de esa manera durante varios minutos hasta que, el sonido de la puerta abriéndose llamo la atención de los tres.
Todos giraron para ver de quien, o quienes, se trataba. -- Ya llegamos mamá. -- Al escuchar aquella voz Kei cambio su postura, ahora se encontraba un poco más derecho, ya no tenía su cabeza sobre la de su madre y su mano se mantenía en el hombro de la contraria. El moreno y la mujer rieron por lo bajo ante ello.
Sin duda, Kei solo se dejaría ver "débil" ante ellos dos.
Unos segundos después apareció un joven alto y de apariencia similar a la mujer que se hallaba en cama, junto a un hombre de también pronunciada estatura, pero aquel señor era rubio y de lentes, igual a Kei; aunque era Kei quien se parecía al recién llegado.
-- Lamentamos la tardanza. -- Al entrar a la habitación se acercaron hasta los presentes, y al llegar a dónde su esposa e hijo Kaito notó la presencia de alguien más. -- ¡Oh! Hola Tadashi-kun. -- Se acercó un poco más a donde el pecoso para saludarlo.
-- Hola Kaito-san. -- Tadashi al ver aquello se levantó de su asiento para así poder corresponder el saludo; el hombre abrazo al menor y él lo acepto gustoso, al separarse se acercó a Akiteru e hizo lo mismo, siendo correspondido muy alegremente por el mayor.
-- ¿No nos vas a saludar Kei? -- Akiteru cuestionó al nombrado tras haber depositado un beso en la mejilla de su progenitora.
-- ¿Cómo por qué? -- Kei es tan dulce.
-- Me dueles hermanito, mucho. -- Respondió con 'dolor' mirando a su hermano.
-- Ya los saludé cuando llegaron, no tengo porque hacerlo otra vez. --
-- Ey. -- Con su diestra, Reiko le dió un golpe en la cabeza a su hijo menor.
Tras aquella acción por parte de la mujer resopló con rudeza. -- Bienvenidos de vuelta. -- Habló entre dientes y con fastidio, todo mientras se sobaba la cabeza justo dónde su madre le había golpeado.
-- Que dulce eres Tsukki. -- Había gracia en el tono su voz. Aquello provocó molestia en su amigo.
-- Cállate. --
-- Respeto. -- Otro golpe fue dado en la cabeza de Kei. Los tres presentes rieron ante ello, haciendo que solo se molestara más.
-- Sabes hijo, no es justo que solo seas lindo con tu madre. -- Kaito se acercó a la mujer y le depositó un beso en su cabeza, ésta esbozó una sonrisa. -- Me hieres hijo. --
-- No tengo razones para hacer esto contigo. ¡Auch! ¡Mamá! -- Nuevamente su madre le dio un sape. El pecoso y Akiteru dejaron escapar una carcajada por lo que sucedió recibiendo así una mirada de fastidio por parte del rubio.
-- Jajaja, solo tú puedes controlar a Kei, querida. -- El señor Tsukishima también rio ante aquello.
-- ¡Cierto! --
-- Entonces debería enfermarme más seguido. -- Reiko fue la única que soltó una risa, ya que los demás no dijieron nada. -- Vamos, era una broma. -- Suspiro de forma pesada.
Unos segundos pasaron y Kei volvió a recargar su cabeza sobre la de su madre, quedando el cuarto en silencio total, el único ruido que se alcanzaba a escuchar era afuera de aquel cuarto.
El ambiente siguió con ese silencio durante unos cuantos minutos, los presentes se miraron entre ellos un poco incómodos, tan solo un momento atrás todo se encontraba tranquilo; tal vez exageraban pero la mujer que estaba en aquella cama era realmente importante para cada uno de los cuatro hombres presentes. -- Bueno, amh... cambiando de tema. -- Tadashi decidió romper con aquel momento tenso llamando la atención de la familia de rubios. -- ¿Qué les parece el clima de ahora? -- Era algo muy cliché de preguntar, pero ya no sabía que más decir.
El silencio continuó lo que le hizo pensar al pecoso que aquello no sirvió. -- Bipolar. -- Respondió el de lentes poco después.
-- Como tú, Kei. -- Susurró Akiteru con burla. El nombrado se levantó de la cama para estrangular a su hermano por lo antes dicho.
-- Retira lo dicho. -- Pronunció tratando de matar a su hermano.
-- Estó solo lo demuestra Kei. -- Sus padres y el pecoso observaban toda la escena, alejados de ella.
Mientras ellos tres reían y los hermanos estaban apunto de matarse o bueno, mientras uno intentaba matar a otro se oyeron unos cuantos toques en la puerta y poco después el abrir de la misma. -- Disculpen la intromisión. -- El doctor Shibuya, el mismo doctor que había atendido a Reiko la vez pasada y en otras ocasiones, entró a la habitación, todos los presentes centraron su atención en el recién llegado.
Los hermanos se habían detenido al verlo aparecer.
-- ¿Cómo está mi esposa? --
-- ¿Cómo está mi madre? -- Parecía ser que Kei heredó todo lo negativo de sus padres, el carácter de Reiko y la impaciencia de Kaito.
El doctor se quedó en silencio durante unos segundos, pero poco después se "recuperó". -- Por el momento, todo se encuentra bien. -- Pronunció al tener la atención de todos los presentes. -- Hicimos una última revisión y ya no hay nada fuera de lo normal. -- Los visitantes dejaron salir un suspiro de alivio.
-- ¿Qué tan grave fue? -- Tadashi habló. Kei le había dicho que fue grave, igual que las veces anteriores, o incluso tal vez un poco más, sin embargo no le dió mayor detalle.
-- Fue pesada, muy pesada, incluso diría que demasiado riesgosa. -- Los rubios no dijieron nada ya que lo sabían mejor que nadie.
La habitación quedó en silencio, se volvía a sentir una tensión enorme, era tanta que la podrían cortar con un cuchillo. -- ¿Qué sucede, doctor? -- La voz de la única mujer provocó que todos girarán a verla. -- ¿Hay algo más, no es así? -- Sus ojos fueron directos a la mirada del médico.
Suspiró. -- Así es. --
-- Lo espero. --
-- Seré directo. Una persona no puede morir a causa del asma. Es algo muy, pero muy poco probable, y son contados los casos sobre esto. -- Se sintió que aquello fue dicho de golpe, muy de golpe. -- Pero aún así no es imposible. --
-- ¡¿Qué quiere decir?! -- Los tres Tsukishima saltaron casi de inmediato; el pecoso solo abrió los ojos sorprendido y con algo de miedo.
-- Calma, calma. --
-- ¡¿Cómo que "calma" cuándo ha dicho algo de esa gravedad?! -- Se alejó de la mujer para encarar al doctor frente a ellos. Kaito era alto, al menos más que la media.
-- ¡Kaito! --
-- ¡Rei! -- El hombre volteó a ver a su mujer con indignación, ésta lo veía con reproche.
La mirada de su mujer era aguda y seria, al observar eso Kaito decidió alejarse y dejar al doctor. -- Doctor por favor perdone a mi esposo. Puede continuar. --
-- Gracias. -- Se sacudió un poco la bata y volvió a mirar a los demás. -- Y no se preocupe por ello Reiko-san. -- El doctor aclaró su garganta antes de continuar. -- No hay duda de que, el cuadro asmático por el que acaba de pasar fue muy severo. Además de que, si no estoy mal, fue repentino. -- Reiko asintió ante lo dicho. Simplemente durante la noche la falta de aire se comenzó a presentar haciendo que despertará de golpe, no solo ella, también su esposo y poco después sus hijos. -- Por lo mismo de que fue repentino es que resultó ser mucho peor que cualquier otro cuadro que tuvo antes. --
-- ¿A dónde quiere llegar con esto, doctor? -- Kei fue quien habló en esa ocasión. -- Si va a decir algo, hágalo ahora y sin rodeo alguno. --
-- ¡Kei! --
-- Entiendo, entiendo. No sé preocupe por nada Reiko-san. -- Respondió a ambas personas. -- Lo que quiero decir es solo algo que notamos, pero todo se encuentra fuera de peligro. --
-- Entonces si todo está "fuera de peligro", ¿Por qué le hace de tanta emoción? --
-- ¿Aki, también tú? -- Suspiró rendida su progenitora.
-- Tienen razón, ya iré directo al grano. -- Dejo su carpeta sobre la cama y miró a los presentes. -- El asma es una enfermedad crónica, pero a diferencia de otras enfermedades de la misma índole, la tasa de mortalidad que tiene es demasiado baja. -- Los Tsukishima junto al moreno escuchaban atentos, Reiko también lo hacía, pero ella ya conocía todo lo que el doctor decía. -- No es imposible que una persona pierda la vida debido al asma, solo es difícil, demasiado difícil. Y por eso mismo, creímos que Reiko-san podría ser uno de esos casos. -- Suspiró. Los demás, incluyendo a la mujer se quedaron sorprendidos.
-- ¡¿Cómo?! -- Exclamó Kaito ante lo dicho.
-- Durante el proceso de estabilización, hubo un punto dónde se complicaron las cosas, haciéndonos pensar aquello. --
-- ¡O-oiga! -- Akiteru miró a su madre, y a su hermano cuando el doctor mencionó aquello.
-- Tranquilos. Ya se los he mencionado, Reiko-san no corre ningún peligro ahora mismo. Aquello, por fortuna, solo fue un susto de mal gusto. -- Respondió.
La habitación pasó por un corto periodo de silencio. -- ¿Fue por eso que la medicación es distinta? -- Cuestionó la mujer mirando al doctor.
-- Así es. -- Asintió ante aquellas palabras. -- Los medicamentos que se le está administrando son un poco más fuerte que los anteriores. Queremos evitar cualquier complicación que se pueda presentar en un futuro. -- Reiko no dijo nada, solo asintió. Nuevamente la habitación se quedó en silencio, se estaba haciendo costumbre aquello que ya no sorprendía a ninguno.
Akiteru se hallaba con lo cabeza agachada, Kaito junto a su esposa sosteniendo su mano, Kei se había vuelto a sentar junto a su madre para abrazarla y Tadashi no sabía a dónde dirigir su mirada. El hecho de saber que la mujer más importante en la vida de cada uno de ellos estuvo a nada de irse de su lado, sin duda alguna es algo que tiene un enorme peso sobre ellos.
-- Les digo todo esto porque quiero que conozcan la verdad. -- Volvieron a mirar al doctor. -- Ustedes cómo la familia de la paciente están en todo su derecho en obtener todos los informes de la misma, por eso quería comentarlo. Tal vez hice mal, pero mi código profesional, y sobre todo moral; pero en verdad debía comentarles esto. -- Nuevamente silencio.
-- Lo entendemos doctor. Gracias -- Respondió Tadashi al notar como nadie más iba a hacerlo.
-- No hay de que. -- Suspiró y tomó la carpeta nuevamente. -- Créanme que eso también fue un susto para mi equipo y para mi, así que me imagino cuan grande es el suyo. -- Dió una revisada rápida a los documentos dentro de la carpeta. -- Como ya he mencionado, ahora mismo Reiko-san se halla fuera de peligro, ya solo queda seguir todas las indicaciones e instrucciones que se le den para evitar riesgos. Si no hay complicación con eso, tampoco lo habrá con lo demás. -- Todos asintieron. -- Eso es todo, si necesitan o se presenta algo no duden en llamarme. Reiko-san, en unos días se le realizará un último análisis y después de ello podrá irse a casa. --
-- Entiendo, muchas gracias doctor. -- Asintió con una ligera sonrisa. El doctor realizó una pequeña inclinación y salió de la habitación.
Luego de que el doctor se marchara la habitación volvió a quedarse en absoluto silencio.
-- En algún punto de mi vida he tenido esa posibilidad en mente. -- Su voz fue tan dulce y tranquila, como si de una conversación trivial se tratara.
-- ¡Reiko-san! --
-- ¡Madre! --
-- Oh vamos, es más normal de lo que creen. -- Una risa salió de sus labios. -- Además, solo ha sido un pensamiento de cuando era más joven, ahora mismo me encuentro de maravilla. Más de cincuenta años con esta enfermedad no fueron en vano. -- Volvió a dejar salir otra risa, esta vez un poco más fuerte que la anterior.
-- Mamá. -- Ante los comentarios de la mujer, Kei fue el único en "responder" a ellos.
-- No me miren de esa forma. -- Suspiró con resignación. -- Si solo le veo lo amargo a la vida entonces mi salud y mi condición sería mucho peor. -- En eso Reiko tenía razón. -- Además estoy muy agradecida de ser yo la que este postrada en esta cama, y no ninguno de ustedes dos. -- Señaló a sus dos hijos con su dedo índice de la mano derecha. -- Después de todo Aki, tu tuviste asma ¿Recuerdas? --
Posó su vista en su hijo mayor. -- Si. -- Con una voz baja respondió el nombrado.
-- En verdad me asusté cuando nos enteramos de eso, saber que le heredé está enfermedad a uno de mis hijos me asustó. -- Su voz se apagó un poco al decir aquello, y a su vez, su vista se centro en sus manos. -- Por suerte lo tuyo fue un asma infantil. -- Tan pronto dijo aquello, elevó la cabeza y esbozó su tan característica sonrisa. -- El asma no es una enfermedad tan fuerte, o riesgosa como lo son otras de esta clasificación; pero pese a eso, al momento de entrar en un cuadro piensas de todo, sientes como tu vida pasa frente a tus ojos, al menos así lo siento yo. Y por ello no creo que habría tenía la fuerza para verte pasando por estas situaciones. --
-- Mamá. -- Su hijo mayor se acercó más a la cama para así tomar entre sus manos la izquierda de su progenitora.
Reiko acariciaba las manos de su hijo con su otra mano. -- Pero bueno. No hay nada por lo cual asustarse. Cómo dijo el doctor, la única forma en la que suceda algo de esa magnitud es si me descuido a mi misma o no tomo mis medicamentos. -- Sonrió nuevamente y ahora acompañada con una risilla. -- Si sigo tadas las indicaciones y la medicación al pie de la letra no hay nada de lo que temer. -- Finalizó.
Los tres rubios miraron y no dijieron nada tras eso. Miraban bajo, sabían que Reiko no estaba en peligro pero aún así, el susto era más grande y cuando se trataba de ese tema, la mente de ellos se volvía realmente pesimista. -- Re-... Reiko-san tiene razón. -- Tadashi pronunció un poco inseguro. -- El doctor Shibuya lo dejo claro, son muy pocos los casos registrados sobre fallecimiento a causa de asma, además de que en estos momentos Reiko-san se encuentra realmente bien, así que no hay de que preocuparnos ¿Verdad, Reiko-san? -- Sonrió nervioso viendo en dirección a la mujer.
Se formó un corto silencio. Reiko sonrió tras haber dejado salir un ligero suspiro. -- Así es. -- Respondió en dirección al pecoso; Tadashi sintió un ligero calor en sus mejillas, aquella mujer lo hacía sentir tan cómodo y tan consentido como si de un infante se tratase. Cerró los ojos y le devolvió la sonrisa. -- Lo ven. Tadashi-kun lo entendió más rápido que ustedes tres, cabezas de mula. -- Soltó una risita y Tadashi no se pudo resistir a hacer lo mismo.
-- Rei... -- Kaito esbozó una pequeña y sutil sonrisa. Aún así había una pequeña pizca de preocupación y era normal, casi pierde a su alma gemela y él ni en cuenta.
-- Kaito. -- Pero ante ella su esposo es un libro abierto, por ello no tardo nada en saber lo que estaba pensando.
Miró en dirección a su esposa y suspiró tranquilo. -- Lo siento. --
Sus hijos y el pecoso presenciaban la escena como terceros, no era la primera vez que lo hacían así que dos de ellos sonreían divertidos y el otro suspira tranquilo. -- ¡Bueno! Ya solo queda descansar y todo estará bien. Se los dije antes, si solo veo lo negativo me voy a amargar la vida como ustedes y no me podré sentirme mejor. -- Los cuatro asintieron ante las palabras de la mujer, ésta al ver eso sonrió grande.
Se quedaron un rato más tras aquello; estuvieron platicando y haciendole compañía a Reiko para que no se sintiera sola, y ella al ser la única mujer en aquel cuarto fue "consentida" de alguna manera por cada uno de los hombres ahí presentes; así siguieron hasta que se anunció que la hora de visitas iba a concluir en breve y fue en ese momento donde se dieron cuenta que el tiempo se les había ido volando.
Los hermanos y el pecoso se levantaron para despedirse de la fémina, Kaito había dicho que se quedaría un poco más de tiempo y después se retiraría; los tres menores asintieron ante lo dicho por el adulto, luego salieron de la habitación, tras haberse despedido del señor y la señora Tsukishima, ya fuera del cuarto se marcharon del hospital.
Luego de que los tres chicos se marcharan el hombre se movió por la habitación para acomodar un poco el desorden que habían hecho momentos atrás. -- Oye, Kai... --
-- ¿Qué pasa Rei? -- Kaito, quien se hallaba en frente del pequeño closet que había en el cuarto fue a acercarse a la cama de su esposa para tomar asiento y escucharla mejor.
La nombrada le miró directo a los ojos por unos segundos para después girar la cabeza y ver hacia la ventana. -- Es solo que... -- Observaba el cielo, estaba oscuro puesto que ya había anochecido. -- ...a veces Tadashi-kun me recuerda a ti cuando éramos jóvenes. -- La estrellas bañaban aquel cielo de color azul marino.
Kaito prestaba atención a su mujer y solo a ella. -- ¿En serio? -- Reiko asintió.
La señora Tsukishima dejo salir una risilla tras eso. -- Lo cuál es gracioso. Ya que Kei... --
-- Tiene tu actitud y carácter. -- El señor Tsukishima termino completando la frase de la mujer, ésta lo miró y rio; no tardo mucho para que el contrario la acompañara.
-- Toda la razón. -- Habló entre risas. -- Kei es una copia exacta de ti, pero en alma y espíritu es como yo. -- Su risa aumento junto a la de su esposo.
Era una risa tranquila y despreocupada, una risa que disfrutaba las cosas de la vida.
•
-- ¿Lo vas a tomar? --
Al escuchar eso Tadashi reaccionó. -- Perdón, ¿Qué? -- Cuestionó para voltear a ver al rubio.
-- El metro, ¿Lo vas a tomar o regresaras de otra manera? --
-- ¡Ah! Espera... -- El pecoso dejo de hablar para empezar a ver a los lados. -- ¿En que calle estamos? -- Dirigió su vista al rubio nuevamente y este último no resistió más en aguantar su risa. Aquello molestó al moreno. -- ¿Qué es tan gracioso? -- Habló con un tono serio.
-- Es solo que, vives en otro mundo Yamaguchi. -- Su risa se disipó pero la sonrisa aún se mantenía en su rostro. -- Estás muy perdido. --
-- Es verdad. Pero no es motivo de risa. -- Respondió con algo de molestia.
-- Si, si, como digas. -- El contrario gruñó lo que provocó otra risa. -- Ya, lo siento. Si no estoy mal, estamos en la calle principal. --
El pecoso volvió a mirar a los lados. -- Es verdad. -- No dijo nada más y continuó caminando junto al rubio. -- Tal vez tome un autobús. --
-- ¿Tu departamento está lejos? --
-- La verdad no. --
-- Ya veo. -- Aquello fue lo último que mencionó el rubio
Siguieron con su camino a paso tranquilo y calmado, el silencio los rodeaba no era incómodo pero ambos creían que era mejor que no estuviese ahí. -- ¿Cómo te sientes? -- Miró el cielo nocturno mientras continuaba con su andar.
-- ¿Respecto a qué? --
-- A Reiko-san. --
Un corto periodo en silencio se formó. -- Supongo que estoy bien. -- Y a los segundos el mayor respondió. -- Es decir. Sigo un poco asustado, quizá respecto a lo que dijo el doctor; pero por lo que mencionaron ambos, mi mamá y tú, parece ser que no hay problema y la verdad... -- Si vista miraba un punto inexistente delante de él. -- ...no se que pensar. -- Soltó tras unos segundos perdido en su mente. -- Lo siento. --
-- Está bien. No todos los días recibes la noticia de que tu madre casi se va sin darte cuenta; es normal que te encuentres así. -- La naturalidad de su voz por alguna extraña razón, tranquilizó al rubio.
-- Supongo. -- Suspiro. -- Es solo que... -- Quería pensar positivo, y debía hacerlo puesto a que no había peligro alguno, pero... -- ...tengo miedo, de que algo más ocurra mientras no estoy a su lado. -- ...se trataba de la mujer más importante en su vida, tenía un profundo miedo en perderla.
-- Oye, recuerda lo que dijo. -- Tadashi noto aquello así que le dió un golpe en la espalda con la mano abierta. -- No hay peligro al menos que se descuide respecto a los medicamentos. --
Sobaba su espalda mientras decía eso. -- Y el reposo... --
-- Hey. -- Volvió a darle otro golpe en la espalda, lo cual sorprendió al rubio. -- Tranquilo. -- Mencionó mirándole. -- No puedo asegurar cuál será el resultado, pero creo que algo es obvio. -- Detuvo su andar haciendo que el de lentes también lo hiciera. -- Reiko-san y el doctor Shibuya ya nos aclararon que no hay riesgo alguno, que solo fue un susto de muy mal gusto. -- Colocó sus manos sobre los hombros del contrario y miró directamente a los ambarinos de su amigo. -- Además hay algo que es muy obvio, y es que el doctor es igual de terco que Reiko-san, así que dudo mucho que algo malo ocurra. --
Kei se quedó "paralizado" ante las palabras de Tadashi, y tenía razón. -- Si... -- El pecoso siempre tenía la boca llena de la maldita razón, al menos a su punto de vista. -- ...Gracias Guchi. -- Yamaguchi sonrió al escuchar esas palabras.
Pasaron unos minutos de esa manera y tras un rato el pecoso sintió como su amigo quitaba una de sus manos de su hombro, por un instante pensó que tal vez lo había incomodado y por eso lo "alejaba" pero a los segundos pudo sentir como el contrario unía su mano con la suya; sus manos juntos le hizo sentir cálido, el sentimiento y el tacto a ello lo hizo feliz; era muy agradable estar así con él, amaba estar así con él pero por más que lo quisiera...
...no podía quedarse así con él para siempre.
Se quedaron juntos de esa manera. -- Mira la hora, debemos irnos. -- Lentamente fue separando su mano de la de Kei, y con una sonrisa lo miró.
-- Tienes razón, hay que irnos. -- Lo miró y poco después comenzaron a andar otra vez.
Caminaron unos cuantos metros hasta llegar a una parada de autobús, el pecoso de detuvo en ella y el rubio lo miró durante unos segundos. -- Voy a tomar el autobús de aquí. --
-- Ya veo. Yo seguiré hasta el metro. --
-- Está bien, regresa con cuidado Tsukki. --
-- Tu igual. -- Se miraron y después cada unos giró en direcciones opuestas. Kei empezó a andar y Tadashi permaneció ahí esperando a que el transporte llegará.
El pecoso escuchaba los pasos de su amigo, pero en cierto punto dejo de hacerlo. -- ¿Ya se fue? -- Murmuró para si mismo por lo bajo, mirando a sus pies, al suelo. Dejó escapar un suspiro había una mezcla de sentimientos en su corazón e iban desde el inicio del día hasta ese momento, y el hecho de saber que el rubio ya no estaba lo tranquilizaba, ahora podía pensar mejor. -- Si, ya puedo pensar. --
-- ¿Dijiste algo? --
-- ¡Ahhh! -- El pecoso volteo de inmediato encontrándose con el rubio. -- ¡¿N-no te habías ido?! -- Cuestionó con su mano sobre su pecho.
-- Ah...no. -- El contrario lo miró con cierta molestia. -- Es que quería preguntarte algo. --
-- ¿Ah? --
El moreno lo volvió a ver, pero ahora esperando por la respuesta a su "pregunta". -- ¿Te gustaría salir la próxima semana? --
-- Casi me provocas un infarto para decirme eso. -- Respondió mientras regulaba su respiración.
-- Si. -- Tadashi lo miró un poco mal ante aquello. Lo amaba, pero no quitaba el hecho de que Kei fuera tonto en varias, por no decir, muchas ocasiones. -- ¿Eso es un no? --
Dejó escapar un suspiro después de unos segundos. -- ¿Cuando? -- Cuestionó ahora un poco más tranquilo.
-- Aún no lo sé, pero te mandaré mensaje para decir que día, ¿Te parece bien? --
-- Si, está bien. -- Asintió aún con una sonrisa ladina.
-- De acuerdo, ahora sí ya me voy. -- Se dió media vuelta para ver y caminar en la dirección contraria.
-- Adiós. -- El rubio miró hacía atrás luego de escuchar la voz del pecoso. Tadashi movía la mano en forma de despedida.
Imitó la misma acción que su amigo y luego comenzó a alejarse. -- Adiós Yamaguchi. --
Kei desapareció de la vista de Tadashi, ahora sí se había ido de verdad; dejó salir un suspiro mientras regresaba su vista al frente. Varios minutos pasaron y el autobús para delante de él, subió tranquilo sentándose en los asientos del principio, ahora solo quedaba esperar hasta llegar a casa.
Y que el rubio le dijera cuando salir. Estaba feliz.
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°•°
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*Se acerca y sopla el polvo* ¿H-hay alguien por aquí todavía? (-_-;)
Bueno, bueno, bueno; tengo varias cosas que decir y mencionar, así que esto irá para largo...
Antes que nada, una disculpa por la tardanza para este capítulo; haber entrado a la escuela me afectó mucho más de lo que pensé y esperé, además de que no me había sentido muy bien durante estos días, mi mente fue un desastre hasta tal punto que me dió un ataque de ansiedad, o de pánico, la verdad no sé que fue, y también las tareas me tomaron muy con la guardia baja.
Otra cosa, amh creo que está no es muy interesante pero, tengo varias historias en mente el problema es que no sé cómo llevarlas a cabo, son historias TsukkiYama y de Haikyuu en general, tengo algunos borradores pero aún no se cómo hacerlas ;;
También he estado pensando en cambiar el título de la historia, en un principio me gustaba pero ahora siento que no queda mucho, ¿Ustedes que piensan?
¿Qué más? Ah! Si ¿A alguien de aquí le gusta Danganronpa :³?, Es que tengo ganas de escribir una historia sobre la serie.
También, también; hace poco descubrí la "NSFW TsukkiYama week", y me dan ganas de participar pero siento que mis habilidades de escritura no son lo suficientemente buenas para lograrlo.
Siento que este capítulo está algo desordenado y 'sucio', ay no se ¿Que piensan ustedes? (;;-﹏-)
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Y bueno ahora sí algo importante y serio. Lo que está pasando actualmente en Latinoamérica es simplemente horrible, cada país tiene un problemática distinta o similares, y es difícil expresar el sentir que tengo respecto a esto; se que este espacio es para entretener y divertirse pero en verdad desde el fondo de mi corazón
¡Fuerza México!
¡Fuerza Chile!
¡Fuerza Perú!
¡Fuerza Colombia!
¡Fuerza Honduras!
¡Fuerza Argentina!
¡Fuerza a todos los países del Latam!
Simplemente les deseo la mejor de las suertes a cada una de las personas que pertenezca a esos países, fuerza para todos, y si tengo algún lector de Colombia espero y todo se resuelva en su país, en todos en general; pero los de Colombia que salieron a protestar espero puedan volver a sus casa con sus familias, fuerza, nosotros podemos!
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Bueno, creo que eso es todo por ahora.
Espero el capítulo les haya gustado, si ven alguna falta de ortografía o algo que no se entienda háganmelo saber con gusto, sin nada más que decir les deseo la mejor de las suertes, cuidense mucho, nos leemos luego (・∀・)✨
Y si hay personitas nuevas leyendo esta historia, un saludo y espero que te guste, ahora sí, bye bye ✨
Ya extrañaba escribir uwu ✨💗
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