Capitulo XIV

Media hora había pasado desde aquel encuentro en el supermercado, y tras esa media hora, tanto él como el rubio habían parado en una cafetería.

Estaban uno frente al otro, y de esa forma podían observar con atención al contrario. Cada uno de ellos había cambiado, Tsukishima ahora tenía el cabello un poco largo, haciendo que sus rulos se apreciaran mejor que antes, sorprendentemente era un poco más alto, ¿Era siquiera posible?, no le bastaba con ser más alto que la media, ya que incluso había crecido más, y por último, otra cosa que Tadashi pudo percibir fue su mirada, la mirada de Kei era la misma de siempre, esos ojos ámbar se veían igual pero por alguna razón, sentía que en estos había algo distinto, el punto ¿Ese algo era bueno, o malo?

Dejó de pensar y prosiguió a soltar un suspiro, le dió un sorbo más a su taza, de té, para poco después dejarla sobre la mesa. Los dos, Kei y Tadashi, llevaban las compras que habían hecho anteriormente, y éstas se encontraban a un costado de cada propietario.

-- (Deja vu?) -- Fue lo que pensó. Esa sensación se le hacia conocida, si, él ya había vivido una situación similar algunos años atrás. Él sentado en la mesa de una cafetería, acompañado por una persona cercana, de una u otra forma, a la cual no había visto en cierto tiempo prolongado, y justo después de haber realizado algunas compras. -- ¿Cómo te ha ido en este tiempo? -- La situación era muy parecida, pero está vez sería él quien iniciaría la conversación.

El rubio, al igual que el pecoso dejo su taza sobre la mesa. -- Pues, me ha ido bien. --

-- Eso me alegra. -- Sonrió. -- ¿Y la universidad? -- A lado de su taza había una plato con galletas, y así que tomó una al preguntar aquello.

-- Me gradué este año, hace algunos meses. -- Respondió llevándose un pedazo de pastel a su boca.

-- ¡¿Eh?! ¡Felicidades! -- Le dirigió otra sonrisa amplia. -- ¿Ya sabes que hacer después? -- Al escuchar eso Kei colocó sus brazos sobre la mesa, posando su cabeza entre sus manos.

-- No, y no quiero pensarlo. -- Gruñó, a la vez que sobaba sus sienes y una pequeña risa salió de los labios de Tadashi, ante aquello Kei solo gruñó una vez más, provocando otra risa por parte del contrario. -- Dejémoslo de lado. -- Bufo volviendo a comer de su pastel. -- ¿Qué hay de ti? ¿Cómo te ha ido en este tiempo? -- Cuestionó enderezandose en su asiento.

-- Con respecto a la universidad, me gradué el año pasado. --

-- Felicidades. -- Aquello fue dicho con una sonrisa, poco visible, pero muy notoria para el pecoso.

-- Gracias. -- Una sonrisa sincera, para otra sonrisa sincera. -- Y sobre el trabajo, decidí tomarme un año sabático. -- Un sorbo a su taza y la dejó nuevamente.

-- Increíble, quiero hacer eso. -- Mencionó divertido. -- ¿Residencia? --

-- Tengo un lugar. --

-- ¿Economía? -- Dijo llevándose la taza a sus labios.

-- Tengo dinero ahorrado en una tarjeta. -- Menciono con triunfo. -- Y mi mamá me prestó un poco antes de venir. -- Aquello fue dicho con una risita algo penosa. -- Se lo devolveré tan pronto empiece a trabajar. -- Tomó otra galleta y la comió.

Un corto silencio se formó, sin embargo Tadashi no lo notó. -- ¿Cómo ha estado ella? --

Lo miró durante unos segundos. -- Bien. -- Contestó con una sonrisa.

-- Ya veo. -- Pronunció. Tras eso no dijieron nada durante un rato, aquello no les molestó o incómodo, hasta sintieron que era algo así como un pequeño descanso necesario. -- Oye. -- Habló, el contrario lo miro. -- Respecto a lo que dije, aquella vez. -- Hablaba algo bajo, y con un poco de inseguridad, realmente disimulada. Dejó salir un suspiro. -- Lo siento. -- Dijo por fin. -- Solo hablé sin pensar, lo siento. --

Tadashi le miró. Se daba una idea de lo que el rubio pudiera decir, pero no pensó que en serio lo haría. -- Está bien. Estabas preocupado y lo entiendo. -- Intentó aligerar al rubio. -- Y como dije, si la situación fuera sido al revés, tal vez yo me hubiera comportado de la misma manera. -- Kei lo miró, dejo salir un sonrisa, la cual no se podía apreciar bien, ante las palabras del pecoso.

-- Entiendo. -- Le dió una mirada antes volver a su taza. -- ¿Estás tomando té? -- Decidió cambiar de tema, para que de esa forma el ambiente anterior regresará, y para que la situación no se volviera pesada o incómoda. Tadashi entendió. Asintió ante aquella pregunta, pues era la verdad. -- Veo que tu gusto por el café sigue siendo el mismo. -- Había un poco de burla en su voz.

-- Pues déjame decirte que, el café y yo tuvimos una mala relación. -- La seriedad fingida provocó una risa por parte de Tsukishima.

-- ¿Mala relación? -- Su risa aún no se disipaba por completo.

-- Si. -- El otro volvió a reír. -- La cafeína y yo pasamos demasiados momentos juntos pero, todos ellos fueron malos o por conveniencia. -- El tampoco se aguantó la risa así que se echó a reír. -- Aunque, si no hubiera sido por lo mismo, habría muerto a mitad del primer año. --

-- Ya somos dos. -- Se miraron, y dejaron salir una risita. -- Y sinceramente, te sientes fatal luego de tomarlo, al menos, así me pasa a mi. -- Tadashi solo lo escuchaba. -- Tal vez y es por lo mismo que prefiero el té. --

-- Si tal vez sea por eso pero, el té suele tener su lado negativo. -- Kei lo miró atento esperando por respuesta. -- Sabe a tierra, a veces. --

-- Depende de si son la hojas o las bolsas. Pero no voy a discutir, porque es cierto. -- Tadashi lo miró con cara de "Sabía que dirás eso", él solo dejo salir un suspiro divertido. -- ¿Te puedo decir algo? --

-- Que parece que nos estamos emborrachando, pero en realidad solo tomamos té. -- El rubio lo miró y soltó una carcajada.

-- Aparte de eso. -- El pecoso dejo de reír para esperar su respuesta. -- Solo, me alegra saber que durante todo este tiempo te has encontrado bien. -- Lo miraba feliz. -- Te ves distinto, pero en el buen sentido. --

-- Gracias. -- Fue lo único que salió de su boca. -- Tú también te ves distinto. --

-- ¿Eso es bueno o malo? --

-- Bueno, es bueno. -- Al menos así lo quería sentir. -- ¿Puedo decir algo también? -- Kei asintió. -- Bueno pues solo quería disculparme por no haberme comunicado contigo durante este tiempo. -- Nuevamente el ambiente que tenían paso de ser un cálido y lleno de risa, a uno algo serio, Kei lo miró fijamente.

-- No te preocupes por eso. Supongo que algo sucedió ¿No? --

-- Si. Tan pronto como llegue mi celular sufrió un accidente. -- Junto sus manos en forma de disculpa.

-- Ya te dije que no te preocupes por eso. -- Hablo terminando con el tema. -- Mejor aún ¿Tu antena creció contigo o ya es todo? -- Apunto al mechón de cabello que sobresalía en la cabeza de su amigo.

-- ¡Oye! -- Y así una serie de risas y otra conversación comenzaron.

Unos minutos más tarde ya se encontraban en camino para ir a su respectivo hogar. Seguían conversando, hablaban sobre distinto tipo de cosas, en su mayoría trivialidades o simples cosas que se les pasaba por la mente, como cuando eran más jóvenes.

-- Me estoy quedando sin temas para conversar. -- Menciono divertido el pecoso.

-- Estamos igual. -- Dijo de la misma manera.

Siguieron caminando, ahora en silencio, era uno agradable a decir verdad, no querían decir nada, ya que no querían romper aquella linda sensación pero, no podían correr con la misma suerte.

Seguían caminando hasta que un ruido se apoderó del ambiente, era el celular del rubio, el cual estaba timbrando debido a una llamada. Ambos detuvieron el pasó al escuchar aquel sonido.

Kei se dispuso a buscar el dichoso dispositivo, cuando lo encontro miró el contacto y respondió. -- Deja vu. -- Aquello que salió de los labios del pecoso, fue dicho en un susurro prácticamente imperceptible.

La sensación se volvió a repetir, puesto a qué sin duda ya lo había vivido, y fue eso mismo lo que le hizo recordar algo que pasó por alto. ¿En serio lo había dejado atrás? Si, si lo hizo, pero parece que no del todo. ¿Era un castigo?, ¿Por qué? No había hecho nada malo. Simplemente tomó una decisión necesaria para avanzar y seguir adelante. ¿Por qué le seguía afectando de cierta manera? Es como si esa piedra que se atravesó en su camino nunca se hubiese ido, simplemente se hizo a un lado pero volvió a estar frente a él.

-- Yukie. -- Vaya que era patético.

Dejó salir un tenue suspiró mientras se limitaba a ver al rubio hablar por teléfono.

-- Estoy algo ocupado, te llamo luego. -- Al decir eso finalizó la llamada y su atención se dirigió al pecoso frente a él. -- Lo siento. --

-- No importa. -- Silencio. Hace tan solo un momento platicaban tranquilos, incluso después de haberse quedado sin conversación no les importó, pero ahora, ahora sí que aquella situación era molesta e incómoda. -- ¿Era Yukie? -- Kei asintió ante aquella pregunta. -- ¿Siguen juntos? --

-- Si. --

-- ¿Cuánto ha sido? --

-- Siete años. --

No supo que decir, otra vez.

Esas sensaciones y emociones volvían a él ¿Por qué? Las había dejado atrás ya hace años, ¿Entonces por qué regresaban? ¿Iba a llorar? No, no valía la pena. ¿Iba a gritar? Posiblemente, pero no por si, sino por no haber soltado las cosas que debió soltar durante el pasado. ¿Qué iba a hacer? Estaba bien, todo se había terminado, todo se había cerrado. ¿En verdad? Bueno, eso quiso pensar sin tomar en cuenta aquella diminuta brecha que seguía y permanecía ahí, ahí mismo, frente a él.

Era como un cojín descosido, de esos que se les sale el relleno debido al agujero que poseía, ese mismo cojín que había arreglado, más sin embargo unos cuantos milímetros se quedaron sin reparar, abriendo paso para que el relleno saliese otra vez. Estaba colapsando lentamente, muy, lentamente. Sus pensamientos se querían apoderar de él por completo, iban a apoderarse de él por completo, como hacían en el pasado. Llegaba una idea, la cual daba paso a otra, y así se iba ramificando hasta llenarlo, pero de una manera tan lenta, iba a-... ¡No! Debía dejar de pensar, debía callar aquellas voces que hacían despertar sus inseguridades las cuales lo llenaban hasta el más mínimo, minúsculo espacio, pero ¿Por qué las dejaría llenarlo si no había un motivo importante? Tal vez para su persona parecía no ser importante, pero para su corazón era algo realmente serio. ¿Se dejaría llevar? ¿Dejaría a su maldito corazón ser? No, no podía, al menos no en ese momento. Soltó un suspiro, aquel quiebre emocional no lo iba a doblegar, no, no lo quebraría tan fácil, no está vez.

En la realidad fueron segundos, pero para la mente de Tadashi pasaron horas. Debía aceptarlo, justo como lo había hecho hacia un tiempo, ya que esa era la realidad.

Soltó el aire de sus pulmones y se relajó.

-- Es bueno escucharlo. -- Sonrió. -- Ha sido una buena y larga relación. Espero y sigan de esa forma. --

-- Gracias. --

-- ¿Y cómo ha estado Yukie? -- Volvió a retomar el paso, su amigo hizo lo mismo.

-- Bien. Sigue en la universidad. -- Respondió yendo detrás del pecoso.

-- Que bueno. -- Pronunció con una sonrisa, y era la verdad, saber que su hermana estaba construyendo un camino le hizo feliz. -- ¿Y Shiro? -- Cuestionó algo más animado.

-- Entró a la secundaria hace un tiempo. --

-- Me hubiera gustado verlo. -- Siguieron caminando, en silencio, si, la conversación ya estaba muriendo. Siguieron unos minutos en silencio, el pecoso miró al cielo, estaba oscuro, ya era tarde. Unos cuantos pasos más y se detuvieron. -- Creo que hasta aqui llegamos juntos. --

-- Supongo que si. -- Se miraron un rato. -- Me alegró mucho verte. -- Tadashi sonrió ante esas palabras.

-- A mi también. -- No supieron que pronunciar ante eso. Miró el cielo y luego su celular para revisar la hora. -- Entonces, adiós Tsukki. --

Se acercaron al contrario y se dieron un abrazo, fue simple y sencillo. -- Adiós Yamaguchi, cuídate. -- Ya se había separado.

-- Si, tu igual. -- Se despidió con la mano y luego comenzó a alejarse.

Llegó a su edificio, al subirse en el ascensor pensó en parar dónde Shoyo, pero al final decidió que lo mejor sería pensar él sólo. Al llegar a su piso comenzó a buscar la llave, cuando llegó a la puerta de su apartamento correspondiente, ya tenía la llave en las manos, abrió y entró dejando su calzado, cerró y colocó el seguro, para después dirigirse a la cocina, al hacerlo dejó las compras sobre la barra de la misma y tras haber revisado el contenido de cada una de las volada prosiguió a acomodar todo en su respectivo sitio.

Siempre fue una persona ordenada, le gustaba mantener el orden, tanto en sus cosas, como en su persona, aunque eso último se volvió algo difícil, no mentiría, había ocasiones en las que dejaba algún tipo de desorden, menor, pero igualmente era un desorden. Al haberse mudado con su progenitora aquel TOC* no hizo más que crecer, aquello fue para manter su mente y cuerpo en movimiento, o simplemente para mantenerse a si mismo ocupado.

Al terminar se dirigió a su habitación, su departamento era del tamaño perfecto para una persona, máximo dos personas, así que no tardó mucho en llegar a ésta misma, se retiró el abrigo para después tumbarse en la cama, se giró para de esa manera mirar el techo. Una parte de él se sentía feliz, feliz por haberse encontrado con su mejor amigo, ya que después de todo, él fue su primer amigo, la persona que estuvo a su lado, la persona que lo apoyo y creyó en él durante mucho tiempo, fuera de lo que llegó a sentir, o seguía sintiendo, el haberlo visto nuevamente le hizo recordar la felicidad que le proporciono, y todos los momentos que pasaron juntos, si, la sensación que ninguno de sus otros amigos le podía hacer sentir.

Pero por el otro lado, tenía una extraña mezcla de sentimientos, ¿Tristeza? ¿Decepción? ¿Confusión? ¿Qué era lo que sentía?

-- Patético. -- Utilizó su antebrazo derecho para cubrir sus ojos. No podía quedarse de esa forma, después de todo, tomó una decisión, decisión la cuál le ayudo a aclararse y pensar bien, decisión la cuál era más que necesaria. No, no dejaría que aquello fuera en vano. Se levantó de la cama para ir por su celular, al tenerlo fue al teléfono y escribió un número, era el número de la casa de su padre, inhaló y exhaló para poco después presionar marcar.

Esperó atento, tranquilo, y cuando escuchó una voz...

"Tu saldo se ha agotado".

Fue lo que se escuchó por la bocina, dejo salir otro suspiró y colgó. Se sentó en la cama, no quedaba de otra, iría a verlos en persona. ¿Era necesario? Tal vez no, pero la educación con la que se crío le decía que era lo mejor. ¡Al diablo la educación!, siempre la usaba de pretexto, así que sintió que ya la había utilizado mucho. Si, tal vez no era necesario, pero era algo que el quería hacer, después de todo, traer o temprano todo regresa, sin mencionar que lo más probable es que Yukie ya se hubiera enterado de que estaba en la ciudad, ¿Cómo podía saberlo? Simple, el rubio le debió de haber comentado aquello, y no podía recriminarle nada, puesto que tal vez Kei pensaba que era lo mejor.

Suspiró otra vez, para luego acercarse a su baño, incluso con el frío que hacía quería tomar una ducha.

Bajó del autobús en una parada que conocía perfectamente, aquella parada la cual era la más cercana a la casa de su padre.

Caminó con pasó lento, sin prisas, puesto que lo tenía ninguna. Estaba tranquilo así que solo se limitó a  apreciar la vista que le ofrecía el corto camino que tenía que recorrer, camino el cual, también conocía a la perfección. Siguió caminando hasta que logró divisar cierto parque que lo acompañó siempre, ese parque lo vio crecer, prácticamente, ya que siempre iba a aquel lugar, así fue desde que era un niño hasta ser un adolescente, ¿O joven adulto..?, se entendía lo que quería decir. Así como hay personas que marcan tu infancia/vida, hay lugares que lo hacen también. Sonrió, toda su persona se sentía ligera al recordar todo eso, había detenido su andar para poder ver mejor aquel sitio, se quedó de esa forma durante unos minutos, comenzó a avanzar lento sin apartar la vista, continúo y cuando dejó de ver el parque regreso la vista hacia el frente.

No faltaba mucho para llegar a su destino.

Se acercó a otro sitio que conocía mas que bien, volvió a detenerse, era la intersección, una de las tantas intersecciones que había sobre la calle, que la mayoría, pese a ser iguales él sabía identificar la gran parte de las mismas, hasta que se detuvo en una, el punto en el que solía encontrarse, o en el que solía esperar a su mejor amigo, para así ambos fueran a la escuela. Desde la escuela primaria era de esa manera. Volvió a sonreír, siguió caminando, hasta que paró en la calle de la casa de su amigo, bueno, de su familia, mientras que la suya, la de su padre, estaba a una cuadra, siguió hasta la siguiente y se adentró en esa calle.

Los minutos pasaron y entre todas esas casa identificó la suya de inmediato, siguió hasta esa casa que ubicaba con la vista, se detuvo enfrente de ella, miró la placa de metal en la cual se hallaba escrito "Yamaguchi". Exhaló el aire y siguió el pequeño camino de piedra, el cuál conducía a la puerta de entrada, éste mismo iniciaba desde la banqueta hasta la puerta. Pasó a través del jardín para así llegar al otro extremo. Al estar frente a la puerta respiró un poco y luego de unos segundos presionó el timbre.

Esperó paciente, como había dicho, él no tenía prisa alguna. Luego de unos segundos logró escuchó unos pasos, estos se estaban acercando. Inhaló una vez más.  -- ¿Qué se le ofrece? -- La puerta se abrió dejando ver a un hombre de cabellera verde, igual que la del pecoso, con algunas canas, lentes, igual de alto que el joven frente a él. -- Tadashi. -- Pronunció al ver a su hijo.

-- Hola. -- Saludó con cierta incomodidad, disimulada. Pero, era su padre ¿Por qué habría de sentirse así? Bueno, sabía la respuesta. -- ¿Cómo han estado? -- Cuestionó al notar como su padre estaba "congelado".

Satoshi no supo que decir, su hijo, su primer hijo varón, su primogénito estaba frente a él, después de los años que estuvo lejos estaba ahí, frente a él. Se quedó viéndolo durante un rato, sin pronunciar palabra alguna, no sabía cómo reaccionar.

-- Papá ¿Quién es? -- Unos pasos que venían desde las escaleras se fueron acercando hasta donde estaban Tadashi y Satoshi. -- ¡Ah! ¡Tadashi nii-chan! --

-- Shiro. -- Un joven se había acercado donde su padre y al hacerlo logró divisar al alguien en la entrada a su hogar, y ese alguien era su hermano mayor, así que tan pronto lo vio corrió hacia el mayor, Tadashi recibió el abrazo de su hermano menor.

-- ¡¿Cómo has estado?! ¡¿Cuándo llegaste?! -- La emoción tanto en su mirada como en su voz, era muy notoria, al igual que la gran y brillante sonrisa que había en su rostro.

-- Primero ¿Puedo pasar? -- Cuestionó con diversión al escuchar a su hermano, Shiro asintió con euforia dando espacio para que su hermano entrase. -- Hola papá. -- Al estar dentro se acercó a su padre y lo abrazó, Satoshi lo correspondió haciendo lo mismo, poco después se separon y Tadashi fue detrás de su hermanito.

Shiro llevó a su hermano hasta la sala de estar. -- ¡Tada-chan! -- En esta Yukie se encontraba sentada leyendo un libro, pero al ver a su hermano se abalanzó contra él.

-- Hola Yuki. -- La abrazó cuando la nombrada se lanzó hacia él.

-- Entonces no era mentira ¡Si volviste! -- Efectivamente, Tsukishima le había contado sobre su regreso.

-- Si. -- Sonrió para después irse separando del abrazo.

Cuándo se separaron los tres se sentaron en el sofá. Yukie y Shiro le preguntaron a Tadashi cómo había sido su viaje, el como había estado y qué estubo haciendo, entre otras cosas, y al mismo tiempo ellos le contaban sobre lo que hicieron y otras cosas. Poco después Satoshi apareció, le dirigió una sonrisa a Tadashi y fue directo a la cocina.

-- ¿Qué es todo ese alboroto? -- Y ahí estaba, aquella persona que en un pasado llegó a querer, o respetar, pero ahora era alguien que no era, para nada, de su agrado.

-- Mamá. -- Yukie dejo de ver al pecoso para dirigir su vista a su madre, la cual había bajado las escaleras.

Kasumi se acercó hasta la sala dónde estaban sus hijos. -- Tadashi nii-chan llegó. -- El más pequeño de esa casa veía a su madre mientras apuntaba a su hermano, éste se había levantado para pararse frente a su madre.

-- Hola madre. -- La última palabra fue pronunciada de tal manera que pareció que la escupía. Pero aún así, le había acercado la manso para saludarla.

-- Hola. -- Fue lo único que dijo mientras tomaba la mano del pecoso. Se quedaron unos segundos así para después soltar la mano contraria.

Tadashi volvió donde sus hermanos mientras que Kasumi iba hacia la cocina, dónde su esposo.

-- Nii-chan ven. -- Shiro le gritaba a su hermano desde la parte de arriba de las escaleras.

-- Ya voy. -- Respondió cuando terminó de subir todas las escaleras. Shiro continúo con su andar hasta una puerta y la abrió, el pequeño pasillo del segundo piso dejaba ver algunas puertas, éstas conducían a una habitación/cuarto individual, Tadashi las reconocía de toda la vida, la del fondo a la izquierda era el baño y la del fondo del lado contrario, era a dónde se dirigían. -- Ésta era mi habitación. -- Pronunció cuando estuvieron frente a ella.

-- Si. -- Respondió castaño mientras abría la puerta frente a ellos. -- No te molesta ¿Cierto? -- Giró para ver al mayor justo después de entrar.

Tadashi entró a la habitación viendo cada centímetro de la misma. Habían muchas hojas pegadas en la pared, y los muebles fueron cambiados de lugar. -- Claro que no. -- Se perdió un poco, pero cuando escuchó a su hermano hablarle respondió con una sonrisa. -- Es la casa de nuestro padre, y yo ya no vivo aquí. (Y tampoco es como si quisiera volver). -- Era cierto, ya era un adulto, independiente, por ello y otras cosas ya no debía volver a aquel lugar. -- Así que no tengo motivos para molestarme. -- La verdad, ¿Por qué se molestaría por ese tipo de cosas?

-- Entiendo. -- Sonrió sin mostrar sus dientes al escuchar eso. -- ¡Cierto! Lo que te quería mostrar. -- Shiro fue hasta el escritorio, y a su vez Tadashi se acercó a la cama para sentarse en ella. Antes la cama se encontraba a lado de la ventana, en una esquina del cuarto, pero ahora se encontraba, "en medio" del cuarto, pegada a la pared, justo donde antes estaba el escritorio, éste ahora estaba frente a la ventana, casi en el mismo sitio donde estaba su mesita de noche.

Shiro se acercaba a su hermano con algo en las manos, parecía ser lo que buscaba en el escritorio, cuando Tadashi lo tuvo en sus manos notó que se trataba de un block de dibujo, el chico se sentó a lado de su hermano. -- Ábrelo. -- Dijo y tras escucharlo el pecoso procedió a hacerlo.

-- Wow. -- Pronunció cuando miro la primera página del cuaderno. -- ¿En serio lo hiciste tú? -- Shiro asintió, algo sonrojado. En la primera hoja había un hermoso paisaje dibujado, con lo que parecía ser ¿Crayola? Simplemente increíble. Tadashi, siguió pasando de hoja en hoja, admirando los dibujos de su hermano menor, mientras lo felicitaba.

Continúo viendo las hojas hasta que llegó a una, Shiro la cambio al instante, impidiendo que Tadashi la viese, quiso regresarla pero el contrario lo dificultaba. luego de un rato logró que le dejará verla, al hacerlo notó que se trataba de un retrato. -- Eres tú. -- Dijo muy avergonzado. -- Aún estoy aprendiendo a dibujar rostros, por eso no es muy bueno. --

-- ¡¿Qué no es bueno?! -- Se sorprendió al escuchar al mayor exclamar. -- Shiro, yo muy apenas se dibujar monitos de palo. -- Le rodeó los hombros con el brazo derecho, acercándolo más a él.

-- Pues todo se inicia con monitos de palo. -- Mencionó divertido, a la vez que la risa del pecoso no se hacía esperar.

Hablaron un poco hasta que tocaron la puerta del cuarto, y poco después abierta. -- Shiro, mamá dijo que bajarás a ayudar. -- Yukie se mostró en el marco.

-- De acuerdo. -- Respondió al ver a su hermana. Se levantó de la cama tomando el cuaderno en sus manos, y acercándose al escritorio para dejarlo en su lugar.

-- Espera. ¿Le mostraste el block por cuenta propia? -- Al escuchar eso salió corriendo del cuarto. -- ¡Shiro! ¡Ni siquiera a mí me lo muestras! -- Exclamó cuando escuchó que bajaba las escaleras. Tadashi rio ante ello.

-- Mejoró mucho en el dibujo. -- Dijo al dejar de reír.

-- Y que lo digas. -- La castaña se acercó dónde su hermano, sentándose dónde anteriormente estaba su hermano menor. -- ¿Cuándo regresaste? --

-- Hace unos días. -- Mentira, a medias. Ya que había regresado como unas dos semanas atrás.

-- Ya veo. -- Sonrió mirándole. -- Kei me lo dijo antier. -- Amplió un poco más su sonrisa. -- No quise creer para no ilusionarme, pero si era verdad. -- Lo abrazó con ambos brazos, rodeando así su cuello.

-- Si. -- Respondió también con una sonrisa. Se quedaron de esa forma durante un momento, ambos en silencio. Después se separaron, ambos con su anterior sonrisa. Tadashi ya lo sabía pero, aún así. -- Yuki. -- La nombrada volteó a verle. -- ¿Cuánto llevas saliendo con Tsukki? -- Quería escucharlo de ella también.

¿Por qué se obsesionaba tanto? Ni él lo sabía.

Mientras Tadashi discutía consigo mismo, a decir por la expresión de Yukie, parecía que intentaba recordar algo. -- En abril cumplimos siete años. -- Habló tras un momento en silencio, extendiendo los dedos de sus manos. -- Estamos en octubre... -- Volvió a quedarse pensativa mientras murmuraba muy para ella, contando algo con sus manos. -- Poco más de siete años, siete meses. -- Dijo por fin, había una sonrisa, acompañada de un ligero rubor en la mejillas, en su rostro. El pecoso lo miró durante unos segundos y luego sonrió de manera ligera.

-- Ya. -- No sabía que decir. Otra vez ¿Por qué se obsesionaba tanto?, las respuestas ya las sabía de todas formas.

-- La cena está lista. -- Por suerte el ahora, dueño de la habitación había aparecido.

-- Está bien Shiro, bajamos en un momento. -- El otro asintió para abandonar la habitación otra vez. Yukie y Tadashi se habían levantado de la cama, para posteriormente dejar el cuarto al igual que Shiro.

Cerraron la puerta y fueron a las escaleras. -- Creo que ya va siendo hora de que me vaya. -- Habían bajado todas las escaleras, ya estaban en el primer piso.

-- ¿Eh? ¿No te quedas a cenar? -- Cuestionó mirándole.

-- Si. -- Respondió. -- En realidad yo so-... --

-- ¿Cómo que ya te vas? -- Kasumi estaba frente a ambos.

-- Si. Tengo cosas que hacer. -- El semblante de su rostro se enfureció un poco.

-- ¿Entonces hice comida de más para nada? -- Escupió mirando fijamente al pecoso, éste le devolvió la mirada.

Aprendió algo muy útil al estar con su mamá, y eso fue a devolver miradas filosas y pesadas.

-- Mamá. -- Yukie rompió con aquella silenciosa pelea. -- Ya lo escuchaste, tiene cosas que hacer. Mejor no atrasarlo más. -- Kasumi parecía querer decir algo, pero al final no lo hizo y mejor decidió retirarse.

-- Yukie, ayúdame con la mesa. --

-- Si. -- Respondió por lo bajo mientras veía a su madre irse. -- Vamos, te acompaño a la puerta. -- Iba a negarse, pero ya lo había tomado por el brazo. Fueron hasta la entrada, mientras Tadashi se dedicaba a colocarse su calzado Yukie quitaba el seguro a la puerta. -- ¡Tadashi ya se va! -- Al decir eso unos pasos apresurados se escucharon, Shiro apareció y se lanzó a su hermano.

-- Adiós, y ven a vernos. -- Dijo colgándose del pecoso.

-- Si. -- Bajo al menor de si. -- Adiós Shiro. -- Se abrazaron y al separarse miró a su hermana. -- Adiós Yuki. --

-- Adiós. Cuídate. -- También se habían abrazado, se separaron y abrieron la puerta, Tadashi se despidió una vez más y salió de la casa, sus hermanos lo despidieron con la mano, hizo lo mismo y atravesó el jardín otra vez.

Llegó a la calle, dándole la espalda a la casa. Se la había pasado bien, se había divertido y estubo tranquilo, hasta que esa llegó a interrumpir su paz. Dejó salir un suspiro, siguiendo con su camino. Iba tan perdido que no escuchó que alguien se acercaba hacia él. -- ¡Tadashi! --

Volteó al oír su nombre, encontrando así a su padre. -- ¿Qué sucede? -- Preguntó cuando lo tuvo cerca.

Satoshi se quedó en silencio. -- Yo solo quería decirte que, estoy feliz de verte. -- Estaba algo nervioso, eso Tadashi lo notó. -- Y gracias por venir a vernos. -- Le sonrió ¿Hace cuánto que no lo hacía?

-- Son mi familia, por supuesto que vendría a verlos. -- Tardó en responder, puesto que quería analizar y pensar lo que le había sido dicho.

-- Si. -- Pronunció bajo. Ninguno supo que decir después de eso, ambos eran así, ya que Tadashi había heredado gran parte de la actitud y/o personalidad, de su padre. Pero pese a ello, Satoshi parecía querer decir, o más bien, preguntar algo.

-- Mamá. -- Tardo en entender. -- Ella está bien. Ocupada con el trabajo, pero bien. -- Habló con una sonrisa, Satoshi por su parte se sorprendió un poco al escucharle. -- Por si te lo preguntabas. -- Tadashi lo sabía, su padre amaba a su mamá con todo su corazón.

-- Si. -- Sonrió, se sentía algo raro, pero en el bien sentido. -- Adiós hijo, cuídate. -- Se acercó para abrazarle, el contrario le correspondió.

-- Ustedes igual. -- Se separaron. El pecoso se comenzó a alejar luego de eso.

Se sentía ¿Bien..?




°•°


うるさい 山口

めん ツッキー

Holi -w-'

Ahhhh, tengo varias cosas que decir..?

Bueno, empezemos.

*TOC: Son las siglas que significan Trastorno Obsesivo Compulsivo.

Es algo que es conocido, pero por si hay personitas que no sabían su significado :³

Lamento mucho la tardanza de este capítulo, tuve varios problemitas al escribirlo, ya que al inició estaba más que inspirada, pero al llegar como a la mitad, ésta murió, F. Pero aún así, creo que fue mejor, ya que siento que quedó un poco mejor de la idea original. O no sé unu

Otra cosita, ¡Feliz año nuevo uwU! Espero y la hayan pasado bien, y hayan comido mucho ewe.

Bueno, también quería hablar sobre los personajes, creo que aún no los describo bien, y bueno, aquí va.
- Satoshi: Es alto, casi de la estatura de Yama, ya que es un poco más bajo. Tiene el cabello verde, igual que el pecoso. Ojos café claro y es algo moreno de piel.
- Kasumi: Es más alta que la media. Cabello castaño, ojos negros, de piel blanca.
- Yukie: Es más alta que Yachi, eso sí. Cabello castaño, igual que su madre, ojos de color, esto debido a su padre biológico, también es de tez blanca.
- Shiro: Cabello castaño, pero más oscuro que su madre, ojos igual que los de Satoshi, estatura promedio para su edad (12), y es aperlado.
- Tadako: Es más bajita que Kasumi. Cabello negro y ojos color avellana (los de Yama), es aperlada.
Creo que ya .- .

Sinceramente, siento que estoy apresurando las cosas, y al sentir eso, también siento que la narrativa se está apresurando y/o perdiendo coherencia, ay no se, pero siento que es algo así qnq

También también. Gracias a la personitas nuevas, (y a las de siempre uwU) que están leyendo esta historia. Me hacen el día al leer sus comentarios y esas cosas, y aunque no responda quiero que sepan que los leo, y que me da miedo responder ya que no se qué decir arhe.

Creo eso ya es todo..?

Gracias por leer.

Espero les haya gustado, si encuentran alguna falta de ortografía, o cosas sin entender, pueden hacermelo saber.
No olviden tomar awita, nuevamente gracias, nos leemos luego y bye bye ~ ✨

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top