09
El sonido del timbre de la puerta hizo callar todo ruido en la habitación, el de ojos grises entrecerró los ojos caminando hacia la puerta con suma tranquilidad y cautela, como si fuera una pantera en medio de la selva.
Yuri lo siguió evitando que sus pasos se escuchen agitados, ¿Quien tendría la osadía en venir a este lugar? ¿Se habrán equivocado? ¿Nos habrán encontrado?
El timbre se volvió escuchar, Yuto tomo de una mese un cuchillo con el cual jugó un poco entre sus dedos, lo oculto en espalda, y abrió la puerta. Se clavó el filo del cuchillo en sus dedos debido a la sorpresa que sintio a ver a aquella persona tras la puerta, aunque su expresión no decía mucho.
Con una sonrisa radiante, el distinguido cabello de dos colores que sobre salia de su gorra, sus ropas radiantes y rojizas fueron reemplazadas por un buzo deportivo negro, sus googles colgando alrededor de su cuello y entre sus manos balanceaba una mochila deportiva que se veía pesada, era Yuya, su hermano menor.
-¡Nii-Nii! - exclamó - Finalmente te encontré, ¿sabes lo complicado que fue hallarte? Los rastreadores eran solo una pérdida de tiempo y dinero, ¡Siempre te cambias de ropa o lo dejas en la estación! Me hiciste trabajar más de lo que tú superior podría hacerlo -
- Bersek - saludo con normalidad, ganándose una sonrisa inocente del más joven.
- ¡Nii- Nii, Es muy injusto! Trajo a Yuri-nii y a yugo-nii, pero no trajo a Yuya ¿Yuya no es importante? ¿Nii-Nii ya no quiere a Yuya? - cuestionó mientras sus ojitos se llenaban de lágrimas.
Yugo y Yuri estaban detrás de una pared de la sala observando la escena, el de ojos morados observaba sin reacción alguna mientras que el motociclista estaba confundido ¿Desde cuándo Yuya habla en tercera persona? ¿Y que carajos quería decir que usaba rastreadores? ¿Acaso era el único idiota que no sabía nada esto?
Desde que despertó todo ha sido muy raro para el, una sorpresa tras otra, su cabeza dolía a horrores aún.
- No, Nii-Nii quiere a Yuya, iba ir por ti, pero hermano estaba mal, muy mal, no queremos que le pase algo ¿O si? - cuestionó, su voz salía suave y calmada, tanto que hizo que Yugo se pusiera en alerta.
-¡No! ¡Yugo-nii, dio un susto enorme a yuya!, yuya quiere a sus hermanos, ¡Haste les trajo unos regalitos! - dejo la maleta en el suelo para poder abrirlo más cómodamente, sacando de ella una bolsa y abriendola para tomar de las orejas el contenido y mostrarle al mayor - ¡Nii-Nii !¡Mira! ¡Mira! -
- Oh, por los dioses ... - sintió como la poca comida que había ingerido quería regresar, volteandose de lado para evitar mirar aquella cabeza putrefacta que estaba frente suyo.
- Tsk, sí que eres débil, fusión- rodó los ojos, saliendo de su escondite para acercarse al menor quien le sonrió y lo atrapó en fuerte abrazo, sin importar que la cabeza putrefacta de un animal estuviera a un centímetro de su cara.
Yuto tomo aquella cabeza entre sus manos, era un perro para ser específicos, seguramente era la de un Pastor Alemán. La cabeza estaba mal cortada, probablemente usaron un hacha u otro objeto con filo, no había ojos, solo tenía las cuencas vacías y la piel del animal no estaba tan muerta, seguramente murió hace mínimo un par de días.
- ¿No te... Gusta, Nii-Nii? - jugó con sus manos nervioso- P-pero ¡Tengo más! ¡Y de diferentes tipos! T-tengo de un gato, una paloma, un hombre viejo, y un ratón; aunque los ratones son sencillos de atrapar... ¡P-pero también tengo ojos... -
Se detuvo cuando sintió una mano posarse en su cabeza revolviendo sus cabellos, volvió a mirar a su hermano mayor, y pudo ver aquella diminuta sonrisa que se posaba en su rostro. Sintió una alegría inmensa invadirle de pronto.
- Lo has hecho muy bien - acarició sus cabellos con sumo cuidado - ten sentiste muy solo ¿No? - el menor asintió - Tu nii-san, no volverá a dejar solo de nuevo... -
- ¿Qué te parece si dejamos esto en la refrigeradora? - hizo pasar al menor adentro, Yuri tomó su bolsa deportiva guiando a Yuya, quien daba saltitos contento al interior.
Yugo, por otro lado, se sentía ajeno a aquella realidad que se presentaba justo frente a él. Se sentía como si fuera un simple expectador, que solo estaba viendo a una familia de desconocidos pasarla bien, ignorando el hecho que tenían cuerpos de animales y una cabeza humana como si fueran las compras del super mercado. ¿Cuando fue que todo cambio? ¿O es que ya estaban así de jodidos desde un inicio? ¿Por qué piensa que todo lo que creyó simplemente fue una ilusión?
Qué alguien por favor le expliqué ¿Qué carajos estaba sucediendo? ¿Esa era su familia? ¿Sus preciados hermanos?
Ya no sabe que creer, quería estar sólo, lejos de aquellas personas.
El no conocía a esas personas
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- ¿Creen que estará bien, yugo-nii? - cuestionó Yuya preocupado, luego de ver a su hermano regresarse a la habitación de donde había salido.
- Bueno, no te puedo asegurar nada - empezó Yuri cruzándose de brazos - El era el más ingenuo de los cuatro, incluso más que tú, descubrir que nada de lo que sabías era cierto de golpe, no es fácil - explicó mirando de reojo a Yuto quien estaba prendiendo la estufa de manera tranquila.
- Yugo- Nii, no está bien - soltó Yuya echandose en la mesa, mirando todavía el camino por donde se fue su hermano.
- ¿Y quien de nosotros está bien? - cuestionó a la ligera Yuri, aunque en estos momentos parecía el más cuerdo, en realidad ni el estaba del todo bien de la cabeza.
- Pero él se hace daño asi mismo - recordó.
- Yugo es suicida si, pero ya me encargue de que no encontrará nada con que lastimarse, no te preocupes - le alboroto los cabellos al menor - Ahora, ¿Quieres ir a haber el sótano? Está en mejores condiciones que cuando llegué te va a encantar -
-¡Si! ¡Ya quiero encontrar un sitio en el que guardar mis juguetes! - exclamó alegremente siguiendo a Yuri - ¡Nii-Nii! ¡Yuri y yo iremos abajo! -
- Está bien, Bersek, con cuidado y tocan algo que no deben - avisó mientras cocinaba el desayuno, abriendo la nevera que tenía verduras, carne y todo lo básico, saco la leche que estaba al lado de un frasco lleno de ojos.
Bersek, era la segunda personalidad de Yuya, aunque suele hablar en primera persona todo el tiempo suele referirse así mismo con el nombre de Yuya en vez del suyo. Su personalidad en si es algo infantil, pero también es algo sádica, ella es la que mata y disfruta de la sangre. Es fácil identificar que aquella personalidad está presente por la forma en que lo llama a sus hermanos.
Yuya, no suele referirse con el Nii a yugo y Yuri, en cambio a Yuto es al único que suele llamar Nii-san como sus demás hermanos. Nii-Nii es el usa Bersek, es la misma forma de decir hermano pero más informal. No se sabe con exactitud a qué edad Bersek apareció, pero se estimula que fue en la etapa de la niñez. Por más increíble que parezca, Sakaki Yugo nunca se había enterado de la condición de su hermano, ni una sola vez sospechó.
La explicación es fácil, siendo Yuto, el mayor de los hermanos, como médico de la familia era quien mantenía bajo secreto sobre la existencia de Berserk, aunque no era del todo un secreto ya que la madre y Yuri sabían, pero teniendo encuenta de las decisiones suicidas de Yugo se sugirió mantenerlo en secreto hasta que esté estuviera listo. Bersek simplemente lo tomo como un juego de identidad, por los que se acostumbro a nombrarse asi mismo Yuya en vez de su propio nombre.
Yuya, obviamente no tiene mucha conciencia de los recuerdos de Bersek, solo breve fragmentos que aquella personalidad le daba cuando se le daba la gana. A pesar de eso, no se le considera una personalidad agresiva contra el paciente, pero si se considera un peligro para la sociedad debido a su sed insaciable de sangre. Urgente debe ser encerrado.
Yuri veía con algo de diversión a su hermano menor, recorriendo el sótano como si fueran un día normal en el zoológico, un zoológico de cadáveres y métodos de tortura de época medieval.
- Wow, no puedo creer que todo esto haya logrado caber aquí - parecía fascinado, tomando en sus manos una especie de caja de metal - ¿Qué es esto?
- Eso, se coloca en el estómago de una persona la parte del agujero, debe atada de pies y manos, y se coloca a un pequeña rata dentro de la caja - explicó - y encima de la caja de metal de coloca algo caliente, eso provocará desesperación en el roedor, así que para liberarse va a cavar el cuerpo de la persona para escapar, la persona debe estar viva -
- Ugh! Vaya forma de morir, ¡Me encanta! - exclamó brillando le los ojos, caminando por el sótano se encontró con una camilla y al frente de ella había una gran mancha de sangre, frunció el ceño - y ¿eso? -
- Tuvo un ataque de histeria y trate de matar a Nii-San - explicó con tanta naturalidad, provocando que el ojo carmín frunciera más el ceño - El me encerró en una habitación de cuatro paredes sabiendo que soy claustrofóbico, y encima olía como la mierda por todos los órganos podridos bajo una manta negra, estuve ahí por dos putas horas -
Yuya vaciló un poco y luego asintió, el también querría matarlo luego de haber hecho lo hizo - ¿Te hiciste daño? - cuestionó curioso, por esa era bastante sangre como para una sola persona viva.
- Mmm, le disparé a Nii-San con una escopeta en el hombro luego de haberle apuñalado en el estómago, el me apuñaló con el mismo cuchillo en una área de la pierna que aún me cuesta moverla, pero va sanando - explicó, ignorando que también había recibido dos disparos en ambas piernas por un revólver, y también de que el trato de ahogar a su hermano con una de las tantas cuerdas que había en este sitio, pero su hermano sabía defensa personal por lo que se libero fácilmente.
Sip, trataron de matarse y ahora se encuentran de lo más tranquilo como sino hubiera pasado nada, eso ocurrió el día en que Yugo casi muere por una sobredosis, por suerte ya habían dejado de matarse y Yuto corrió hacia el hospital al enterarse, y lo secuestró.
Su hermano si que es especialista en eso, pensó con ironía, aunque, era cierto.
Aún recordaba los días, en donde se aislaba en su habitación, en el armario para ser exactos, pasaba encerrado por horas que se sentía asfixiado, pero no quería irse, no podía irse.
Siempre veía a papá estar sentado en la sala con las manos en la cabeza, junto a varias botellas vacías, el era el mayor de los trillizos y debía ser fuerte y enfrentarse a los peligros que lastimaba a sus hermanos, pero cada vez que habría la boca era encerrado en un espacio tan pequeño, recordándole constantemente que hacía se trataba a los prisioneros de guerra, donde en un pequeño lugar apretado cabían hasta 40 hombres, muriéndose de hambre, sed o por las malas condiciones que se encontraba el lugar donde estaban encerrados.
Mientras vía a su madre dormida o haciéndose daño, diciendo que estaba enferma tan enferma que ya estaba muerta en vida, su carne se podría aunque estaba intacta, sus dientes se caían aunque los tenía puestos, y su corazón había dejado de latir mientras seguía latiendo, escuchaba con atención todos sus relatos sobre lo que le sucedían a la gente mala en la antigüedad, como si lo hubiera vivido en carne propia cuando ni siquiera lo había vivido.
Estaba tan acostumbrado a los golpes, que lo prefería mil veces a estar encerrado en esas prisiones de guerra, lo que antes era una más grande refugio se volvió su más grande temor, pero decían que lo querían y con eso él estaba bien.
Mientras se sentirá querido por alguien todo estaba bien, no importaba nada, ni los golpes o ni nada, con tan solo no lo dejen encerrado y solo, todo estaba bien para el. Pero el tiempo pasó, sus hermanos menores no estaban bien, y confiaba plenamente en Nii-San quien era el único que estaba bien.
Yugo, trataba de quitarse la vida sin la necesidad de cortes o sangre, simplemente un exceso de pastillas y un sitio de gran altura era lo que necesitaba. Yuya se comportaba como otra persona, con otra personalidad muy distinta ni tan diferente u otra veces se sentaba en una esquina y permanecía por horas en silencio, se sentía asfixiado y tan encerrado, que le entraba una ansiedad tan incontrolable, que usaba polos de manga larga siempre por sus propios arañazos.
Padre desapareció, y madre ha intentado cambiar, ahora no estaba ninguno de ellos, Nii-San no estaba bien como creía, pero aún lo quiere y eso estaba bien, todo estaba bien.
Yuya y Bersek entienden eso, y esperaba que Yugo lo entendiera, hacer que otras personas se sintieran asfixiados, encerrados y solos, le provocó una gran satisfacción que no creyó que podía sentir, debió haberlo hecho hacía mucho tiempo.
Salió de sus pensamientos cuando escucho mucho ruido de la parte superior, el junto a Yuya salieron a ver qué estaba pasando, la cocina se estaba incendiando.
- ¡Trae rápido el extintor! - exclamó a lo que el menor corrió y con dificultad lo entrego, abrió como puedo aquella maldita cosa, quitándole el seguro para luego tratar de apagar el fuego.
- ¿Donde esta Nii-San? - oyó decir a Yuya, al no ver al mayor por ninguna parte - ¡Yugo! - corrió hacia la habitación donde estaba el motociclista, golpeando la puerta.
Luego de haber apagado el incendio, soltó un suspiro, para luego quedarse paralizado al escuchar las sirenas afuera de la casa.
¡¡ Somos la policía!! ¡¡Estais rodeados!! ¡Salgan de aquella casa o disparamos!
De pronto muchos puntos rojos aparecieron, lo que le alarmó más ¿Como los encontraron? ¿Como carajos los han encontrado?
Se acercó a la ventana con cuidado y corrió un poco las cortinas que siempre las tenían cerradas, podía ver muchas patrullas de policías y camiones de la SWAT, maldijo en voz baja. Escucho pasos cerca suyo y vio a Yuya a su costado, tenía un semblante serio y frío, y en sus manos una bomba.
"Carajo! Olvidé que Nii-San los tenía guardados dentro de la habitación donde estaba yugo" se maldijo a si mismo, un momento.
- Yugo- Nii los llamó, les dio nuestra ubicación, no tengo ni la maldita idea de cómo consiguió un maldito teléfono - gruñó molesto abriendo la puerta principal con cuidado, quitando el seguro y lanzando la bomba, inmediatamente todos se refugiaron en sus vehículos al momento de la explosión.
¡¡FUEGO!! - se escuchó ambos se agacharon cubriendo sus cabezas al momento que los disparos empezaron, la paredes que estaban haciendo agujeros y los pocos muebles que había se destruían por los disparos.
Yuri veía todo, y a pesar de tener las manos cubriendo sus orejas, había un ruido molesto en ellos, una vez, que la balacera término. Sus manos temblaban, miro a Yuya y vio que estaba herido, ignorando el sangrado de sus brazos y oído, trato de acercarse con cuidado de no vaya hacer que vuelvan a disparar, nunca había visto una balacera de ese modo, sintió miedo.
La puerta de abrió de golpe, pero aún tenía ese molesto sonido que no le dejaba escuchar las cosas con claridad. Hombres uniformados entraron con sus armas revisando el perímetro, y se acercaron a ambos para atenderlos, eran menores de edad, eran las víctimas de ese lunático.
Escucho que se gritaban y trataban de llevárselos, cargaron a Yuya y trataba de hacer fuerza, no quería irse. Vio como un oficial con chaleco antibalas puesto corría hacia afuera cargando a yugo que se estaba desangrando, otro intento de suicidio.
Todo daba vueltas, no podía entender como de un momento a otro, no. No, no podía irse, no ha visto a Yuto, aún debe estar aquí, dijo que estaría con ellos,el dijo que estaría con él. No debía irse, debía esperar.
Mordió el brazo de un policía y bastante rapidez agarro su arma y les apunto, todos lo apuntaban a el ahora, se habían llevado a sus hermanos menores, el debía esperar a Nii-San. Trataban de hablarle, ¿Qué es esa falsa honestidad? ¿Causaba tanta pena en estos momentos? Quiere esperar, necesita esperar a su hermano. El no podía dejarlo solo como lo hizo su padre, no podía hacerlo como lo hizo su madre.
Sintió un agudo dolor en la nuca y sintió como su cuerpo caía al suelo, su vista se tornó borrosa, lloró dentro de sus adentros, tan solo ese pensamiento le destrozó, no quería creerlo, sabía que no era posible, pero su conciencia era tan cruel que le gritó.
¡Nos abandonó, nós prometió que no lo haría!
Quedó inconsciente, con ese cruel pensamiento que lo perseguira durante sus sueños.
Sakaki Yuto, ¿A dónde te fuiste?
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