Capítulo 14

La familia Vega recibe una visita inesperada de Celestina Rey, además ella les pide un favor muy importante, algo que puede ayudar a la recuperación de Romeo Ruidíaz.

—Necesito que Ángelo visite a mi paciente, él cree que es su versión más joven y necesito estudiar su reacción. Ha progresado mucho últimamente.

—¿Disculpa? —suelta Milagros mientras se cruza de brazos—. Mi hijo no va a ir a ninguna parte.

En ese momento Diego toma su mano para tranquilizarla, le da una mirada para luego dirigirse a Rey.

—Es para ayudar a su recuperación, ¿no? —Él recibe la afirmativa de la mujer, entonces suspira—. Nosotros también iremos.

—Es nuestra condición —agrega Milagros.

Rey les da la gracias a ambos para luego despedirse, una vez en el auto le da la buena noticia a su compañero, quien ahora es el chófer. Con los ánimos y esperanzas renovadas, ella se recuesta por el asiento, entonces ve la mirada de Sebastián por el espejo retrovisor.

—No es una buena idea —murmura él.

—Tú me la diste, ¿recuerdas?

—¿Que? No, sólo te dije lo poco que vi. Además el muchacho no va a querer hacerlo, ¿pensaste en eso? —corrige el hombre para luego enfocarse en el camino.

—Yo me encargo. Puede que Romeo vuelva a ser el mismo después de esto —responde al darle una sonrisa. Ella debe disimular un poco su sonrojo ya que en realidad es una copia, la verdadera Celestina se encuentra con Romeo. Se dividió a sí misma para estar con él sin que nadie lo sepa, mientras que la copia se encarga de su vida.

A pesar de que el castaño no habla con ella, Celestina disfruta estar a su lado. Con dedicación se encarga de cuidarlo, lo alimenta, corta su cabello con tijeras de cerámica y mantiene su rostro libre de vello con cera. Ella sabe que no es nada profesional pero es guiada por sus sentimientos hasta el punto de dormir juntos.

—Ya es hora del baño, vamos —murmura al tomar sus manos para levantarlo de la cama. Romeo la mira por un momento y la sigue hacia el pequeño cuarto. Su estado es tal que ni siquiera puede cambiarse la ropa por sí mismo.

Celestina también se ocupa de desvestirlo para luego llevarlo a la bañera, la cual ya había llenado de agua tibia. Ella le pregunta si está bien, aunque Romeo sólo se recuesta por el borde y cierra los ojos. Deja que el agua cubra todo su cuerpo rápidamente, incluso se sumerge.

—Romeo. —Rey lo levanta inmediatamente ya que no tenía intenciones de volver a respirar—. No hagas eso, yo te amo. Pero odio que te desprecies tanto —murmura mientras coloca un poco de shampoo sobre el cabello castaño.

Romeo no responde y siente como los delgados dedos de la mujer masajea con cuidado su cabeza, lentamente la espuma resbala por su espalda. Minutos después una gran cantidad de agua se lleva toda la espuma.

—Pronto volverás a ser el mismo, tengo muy buenas noticias —habla al tomar su rostro con las manos. Ella le duele verlo con esa mirada perdida, sus ojos marrones ya no tienen ese brillo. Lamenta mucho no haberle dicho lo que sentía antes porque ahora él no está—. Espera un poco más —susurra al abrazarlo.

—¡Rey, Rey! —Sebastián la sacude para hacerla reaccionar. Había descuidado a la copia, haciendo que ésta se desmaye y preocupó mucho a su compañero.

—Estoy bien, jeje. Sólo me siento... un poco cansada.

—Estás trabajando demasiado, tú-

Él la toma de la mano para ayudarla de salir del auto, entonces nota que está fría. Su mirada se endurece mientras se cruza de brazos. Rey traga saliva, pero se tranquiliza, sólo debe actuar natural.

—¿Dónde estás Rey?

—Aquí.

—No tienes calor corporal. Estoy hablando con una copia. —Sebastián aprieta el punte de su nariz al escucharla que sólo tiene las manos frías—. Es una mentira.

—¿Dónde más estaría? Sabes que me importa la recuperación de Ruidíaz ―dice en su defensa al momento de salir del vehículo sin su ayuda—. Los Vega aceptaron ir a la visita, debo preparar los informes si no te molesta.

Sebastián la deja pasar, pues no tiene ninguna otra prueba de que es una copia y no la Rey original. La habilidad de Celestina crea copias perfectas de ella, que ven, escuchan y sienten todo lo que está a alrededor. La original recibe toda esa información y controla las acciones de cada copia, para llegar a ese nivel de control tuvo que entrenar durante años.

Al entrar a su oficina ella suelta el aire retenido. Se descuidó por un momento y su copia casi desaparece. Sebastián ahora es su mayor problema, tiene sospechas y lo conoce. Cuando una duda se instala en su mente, no se detiene hasta develar cada secreto y estar satisfecho.

—¿Qué haré contigo? —se pregunta mientras toma asiento.

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