Primer final
Antes de empezar, recordar que éste final está ligado a la opción "Hechar toda la culpa a Labela". Si esta no es la opción que deseas, te recomiendo volver al menú y elegir sabiamente la elección. Un saludo.
—Decidido —pensé en voz alta cuando terminé de reordenar mi cabeza— Labela —la llamé—.
—¿Qué? —me espetó con frustración—.
—Labela, Alexa es imposible que haya podido hacer nada de esto —veo como me sonríe con cansancio, pero era una sonrisa al final— la única posible amenaza serías tu, que eres la única Octoling de aquí y te habrá provocado rabia no tener a nadie más —le dije con toda la seriedad que pude reunir en tan corto tiempo para no perder la atencion de Labela—.
—¿¡Qué!? —Labela prácticamente explotó de la rabia— ¡Yo no soy una asesina! ¡Soy la victima! —después de que gritase la última frase, se lanza a por mi cuello, pero soy más agil y la derribo antes, haciendo que ella chocase contra una pared, haciendo que gima de dolor—. Idiota... —es lo único que ella pudo susurrar antes de que se levantase y se fuese cojeando de allí—.
«Me sentía horrible, pero era lo que debía hacer»,al menos eso pensé durante los primeros segundos antes de darme cuenta de que Alexa me miraba fijamente con un extraño interés, lo cuál me incomodaba un poco.
—Emmmmm... Alexa, ¿pasa algo? —le pregunté discretamente, según yo—.
—Nada... Solo veo que elegiste bien —se levanta de la mesa con elegancia— tuviste a tu disposición un final mediocre, una muerte sin sentido,que obviamente, no sabías.
Alexa se dá cuenta de mi cara de estupefacción y habla más lento, sabiendo que no me estaba enterando de nada.
—Joakin —me llama la atención—, Yo soy compañera o directamente aliada de Desco, pero no te diste cuenta o decidiste ignorarlo —me sonríe con dulzura— me alegra mucho de que me hayas elegido, pero esto está llevando demasiado tiempo —su sonrisa desaparece y transmitía un semblante serio acompañado de un aire tenso—.
Ahora mismo tenía las manos entrelazadas reposando sobre la mesa, escuchando muy atentamente. No creo que tuviese oportunidad alguna de vencerla, pudo ocultar algo tan increíble como que era compañera de Desco, la enfermedad de este lugar.
—Aunque... —me agarra suavemente de las mejillas— Es hora de tu merecido descanso por tu preocupación y cuidado —me cierra suavemente las córneas, y para mi temor, no podía abrirlos—.
Mientras luchaba por abrir los ojos, oigo una voz gruesa e indescifrable y luego noto que una huesuda mano me toca con la punta de los dedos mi frente y empiezo a perder la consciencia. No aguanto más y me rindo ante la sensación.
¿Final Bueno?
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