Capítulo 6| Grave error
Cedric
— Si, estoy molesta con mi abuela por esa razón. Pero no duré mucho tiempo sin hablarle, es decir... no la culpo, Cedric fue el responsable de eso. Ella terminó diciéndomelo porque quería que la disculpara y que no estuviera enojada.
— Oh... vamos, no puedes negar que aunque te dolió un poco, también te gustó que eso pasara.
Cuándo llegué a la casa para hablar con John, Odette me dijo que las chicas estaban arriba y deduje que Alanís estaba aquí. Efectivamente así era. Me encontraba escuchando la conversación de Alanís y Jessi. Si, sé que no tengo perdón por esto pero era la única manera de saber lo que piensa Alanís. Justo después de lo qué pasó en mi departamento y esa llamada, no había sabido nada de ella. Y gracias a Dios coincidimos hoy, en la casa de John. Ellas no sabían que yo me encontraba aquí y mucho menos me habían visto escondido como un adolescente entrometido.
Mientras seguían hablando en la habitación de Jessi, me cercioraba cada tanto de que alguien no viniera y me encontrara escuchando la conversación de la chicas cuál acosador acechando. Sería muy vergonzoso si me encontraran de este modo. Ante lo último que Jessi le mencionó a Alanís, realmente me gustaría saber que fue lo que le dolió del hecho de besarnos. Si bien me encantaría escucharla decir por qué le gustó, me interesaría enfocarme en el lado negativo, de ese modo sabré enmendar mi error.
— Realmente lo que más me duele de todo esto, es que él crea que puede venir cómo si nada, cómo si no me hubiese roto el corazón dejándome sola en esa despedida. Yo lo esperé Jessi, deseé con toda mi alma que él llegara ese día al aeropuerto y me dijera que todo lo que había dicho era mentira. Que me pidiera quedarme, sobre todo que luchara por nosotros, por mí. Cómo lo hubiese hecho un hombre verdaderamente enamorado. A Cedric no le importó destruirme con sus palabras, le fue más fácil huir que afrontar el obstáculo conmigo, a mi lado. Y ahora me dice que me ama, que lo perdone, encima de todo se atreve a besarme. Tiene el descaro de hacerlo como si con un simple beso él borrara el pasado.
— Oh, lo siento tanto amiga. En verdad que mi hermano fue un completo imbécil— bueno, no las culpo. Fui eso y más. Cómo pude ser tan estúpido, cómo pude dejar ir al amor de vida haciéndole creer que no me importaba y sobre todo, haber sido un cobarde sin luchar por ella.
Debo de aprovechar esta nueva oportunidad, si estamos aquí, hoy, es por algo. Esta vez yo no sabía que ella vendría aquí, fue una hermosa y perfecta coincidencia. Cómo sé que Jessi no querrá ayudarme por estar en medio de su hermano y su mejor amiga, tengo a la persona perfecta que me ayudara para esta ocasión.
Media hora después ...
— Odette no encuentro lo que buscas, ¿segura que están aquí?
— No soy Odette, pero puedo ayudarte a buscar lo que necesitas— Alanís giró hacia mí observándome con los ojos entrecerrados.
— ¿Qué haces aquí?
— Uhm... Hola, a mi también me da gusto verte ¿cómo has estado? — le contesté sarcásticamente con una sonrisa en el rostro, haciéndome del inocente porque me encantaba la forma en que podía hacerla enojar o ponerla nerviosa cuándo estaba cerca de ella.
— Hola. Ahora dime ¿qué haces aquí ?
— Es mi dormitorio, al menos lo era. Tengo derecho a estar aquí ¿no lo crees?— dejó escapar un suspiro de frustración ante mis palabras, cerró los cajones del vestidor e intentó dirigirse a la salida de mi habitación.
— No sé ni por qué pierdo el tiempo contigo— Alanís iba pasar a mi lado pero me coloqué en medio de su camino sin dejarle espacio para esquivarme.
— ¿No debería de ser yo quién pregunte? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estás hurgando entre mis cosas? — abrió sus ojos sorprendiéndose ante mi pregunta, realmente tenía que contenerme para no reír ante su inocencia y devorarla a besos.
— No estaba hurgando tus cosas, yo estaba buscando algo que... Odette me pidió que buscara ¡Ash! No tengo porqué explicártelo.
— ¿Qué buscabas? ¿Alguna prenda mía? Vamos, no tienes que poner de excusa a Odette. Sólo dime la verdad, me extrañas tanto que querías llevarte algo mío ¿no es así? — se puso roja de pronto, abrió y cerró sus labios al mismo tiempo cómo pececillo en el agua. Me acerqué a ella aún más e intentó mantener su cabeza en alta ante la invasión que provocaba.
— Eso no es verdad, no vine a llevar nada tuyo— sonreí de lado arrogantemente ante su respuesta quedando muy cerca de sus labios.
— Significa que sí me extrañas, no negaste eso — susurré mis últimas prácticamente sobre su labios, cuando estaba a punto de besarla ella se alejó de mí, molesta. Fue hasta la puerta queriendo abrirla pero estaba cerrada.
— ¡¿Por qué no abre? Está cerrada Cedric ¡ábrela!
— Yo no la cerré Alanís, no tengo la llave. Si no me crees puedes comprobarlo, mira, no tengo nada en mis bolsillos. La puerta debió cerrarse por fuera— era obvio que fue así, le había pedido a Odette que me hiciera ese favor. Ella lo aceptó con gusto.
— ¡No es gracioso, Cedric! Usa tu teléfono y pide que nos abran la puerta.
— ¿Qué crees? Olvidé mi teléfono en la sala ¿Por qué no usas el tuyo?— Me senté sobre la cama cómo si no me importara en lo más mínimo el hecho de que estuviéramos encerrados.
— No sé dónde está mi teléfono, ¡lo tenía aquí!— si, lo sé, estaba en la mesita cuando entré y lo tengo en mis bolsillos pero no pienso dárselo por ahora— ¡Ayúdame a buscarlo!
— ¿Y yo por qué? Eres tú quién lo quiere. Yo estoy bien, por mí puedo quedarme todo el día aquí.
— ¡Deja de hacerte el tonto, Cedric! Ayúdame a buscar mi teléfono para salir de aquí.
— Ya te lo dije, yo estoy bien, así que no pienso hacerlo— Alanís me golpeó con un cojín pequeño que estaba cerca mientras maldecía por lo bajo. Al volver al levantarme choqué con ella, haciendo que nos cayéramos juntos sobre la cama.
— ¡Ah! —pegó un pequeño grito quedando encima de mí. Llevé automáticamente mis manos sobre su cintura sintiendo su piel expuesta. Su blusa se había levantado levemente ante el impulso de la caída.
— Eres hermosa, mi amor —acaricié suavemente su piel por debajo de su blusa, nos mirábamos mutuamente. La respiración de Alanís se estaba volviendo irregular, subí una de mis manos dejándola sobre su rostro, sellando nuestros labios en un beso profundo. Ella gimió por lo bajo y eso bastó para dejarme llevar por completo.
La hice girar haciéndola quedar ahora debajo de mí. De sus labios bajé a su cuello disfrutando de su olor, su piel, su delicadeza. Mientras mi mano derecha ingresaba aún más por debajo de su blusa, acariciándola. Alanís estaba correspondiendo a mis besos, a mis caricias, se dejaba arrastrar por el deseo cómo lo había hecho yo al atacar sus labios. Pero de pronto algo comenzó a vibrar dentro de mis pantalones haciendo que ella rompiera el beso.
— ¿Qué... Qué es eso?
— ¿Qué cosa?— su maldito teléfono comenzó a vibrar, lo que indicaba que estaba teniendo una llamada. Me empujó alejándome de ella para luego pararse y tomar distancia de mí.
— Eso es un teléfono, lo que está vibrando en tus pantalones es un teléfono. ¡¿Acaso tú tienes mi teléfono?! — se alejaba aún más y eso comenzó a preocuparme. De nuevo me había equivocado, había metido la pata una vez más.
— No, no lo tengo.
— ¡¿Tienes mi teléfono contigo?! ¡Por Dios! ¡Cedric! Deja de hacerte el tonto, sabía que lo había dejado en la mesita, allí— ella comenzó a alterarse señalando la mesita de noche — Y cuándo entraste ya no estaba. ¡Ese es mi teléfono! ¡Dámelo! — Extendió su mano sin acercarse a mí para que le diera su teléfono. Pero hice caso omiso a su petición y la acorralé entre la pared y yo.
— No lo haré, no voy a dártelo. Tienes que escucharme Alanís, sólo te pido eso, escúchame.
— ¡Eres un idiota! Dame mi teléfono, ¡ahora! — intentó sacarme su teléfono llevando sus manos a mis pantalones pero mientras impedía eso, con la otra mano tomé su teléfono para poder parar la llamada que aún seguía insistiendo. Al fijarme el nombre de la persona que llamaba, no pude contener los celos y el coraje que sentía al ver que era Erwin quién la llamaba.
— No voy a dártelo, mucho menos para que hables con este imbécil— nos encontrábamos como dos niños chiquitos peleando por un juguete que ambos queríamos— Dime algo Alanís, ¿de verdad lo quieres? ¿Ah? ¿Te entregaste a él cómo lo hiciste conmigo?
— ¡Cállate! — presioné con más fuerza su brazo derecho porque en verdad el sólo hecho de imaginármela con él en la cama, me hacía querer explotar de rabia.
—¡Dímelo! porque no voy a dejar que le hables. Puede seguir llamándote pero no te daré tu maldito teléfono. ¡Contéstame! ¡¿Te entregaste a él cómo conmigo?!— lancé el teléfono contra la pared rompiéndolo completamente. Alanís me empujó con algunas lágrimas sobre sus mejillas.
— ¡No sabes lo que dices! ¡Ya cállate! — la acorralé de nuevo tomándola con fuerza y besándola del mismo modo.
— ¿Él te besa cómo yo? — me cegué completamente por los celos sin pensar en las consecuencias.
— Para Cedric, ¡ya basta! — la besé una vez más y cuando quiso alejarse de nuevo, mordí sus labios para que pudiera corresponderme el beso pero su llanto se intensificó haciéndome ver la estupidez que había cometido. Tomé distancia e inmediatamente ella corrió lo más lejos posible de mí, quedando en un rincón.
— Yo... Alanís, yo no quise — ella comenzó a gritar y decir que me alejara, que no la tocara, que no me acercara a ella. Con las manos sobre sus oídos, los ojos cerrándolos con fuerzas, negando una y otra vez. En el suelo con las piernas flexionadas cómo si yo fuera capaz de hacerle algún daño físico. Jamás en mi vida haría algo así.
—¡AH! ¡No me toques! No me toques ¡aléjate de mi! — era cómo si ella me desconociera por completo.
— Alanís mírame, soy yo, soy Cedric. Mi amor, mírame por favor— levantó la cabeza observándome con las lágrimas empañando su rostro— perdóname, no sé porqué hice eso, por favor perdóname mi amor.
— No te me acerques, ¡no vuelvas a llamarme así! ¿Qué querías? ¿Ah? ¿Recordarme el pasado? Recordarme cómo ese asqueroso intentó aprovecharse de mí, besándome del mismo modo en que lo había hecho. ¡No! ¡No me toques! ¡No vuelvas a tocarme! — quise tocarla pero se alejó aún más arrastrándose para atrás y mirándome con mucho dolor.
— ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué están encerrados?— John entró al dormitorio observando muy preocupado a Alanís— Hija ¿Qué haces allí? ¿Qué ocurre? —corrió hasta dónde estaba ella e intentó tocarla pero también lo rechazó cómo lo hizo conmigo. Levantándose y alejándose de nosotros.
— Alanís por favor, perdo-
— ¡Te dije que no quiero que te acerques!
— Hija ¿Qué te ocurre? ¿Qué pasó aquí? Dime cariño, sólo quiero ayudarte, protegerte.
— Nada, nada que puedas hacer tú. No hay nada en lo que puedas ayudarme. Me enviaste lejos de ti por él ¿no es así? — me señaló mientras hablaba con John, verla de ese modo y que sea sobre todo mi culpa era estar sintiendo el mismo dolor que ella. Podía sentir su angustia, su rabia, y yo era la razón de ello. He cometido un grave error por los estúpidos celos— Lo prefieres a él antes que a mí, nunca me quisiste contigo. ¡Nunca quisiste que fuera tu hija! ¡No me digas que te preocupas por mi cuándo eso no es verdad!
— Alanís, John es tu padre, él no tiene la culpa de lo que-
— ¡Cállate! Cállate, no quiero escucharte, no quiero verte, ¡no quiero nada de ti! ¡No quiero nada de ustedes!
— Hija, por el amor de Dios ¿Por qué dices todo eso? Te amo, sabes que te amé desde que supe que tenía una hija. Sabes que es así, creí... Creía que ya todo estaba bien entre nosotros— Ella bajó la mirada para luego secarse las lágrimas y salir de la habitación— ¡Hija, espera!— John salió corriendo detrás de Alanís mientras que yo únicamente pude permanecer como un imbécil en medio de mi habitación. El error que había cometido por los celos me hizo cruzar una raya, la que claramente ella, aún no había superado.
— ¡AH! Lo siento, lo siento mi amor, por favor perdóname— aventé el velador que tenía cerca y luego me dejé caer de rodillas. Ahora había puesto una mayor distancia entre nosotros dos. Yo mismo lo había provocado, ganándome el rechazo de Alanís.
Nada de lo que haga servirá para enmendar todo el daño que había provocado.
Hola lectores hermosos!! He aquí un capítulo más de únicamente mía 😍🙌🏻
Deseo lo disfruten !
Hasta el próximo capítulo y no se olviden, los leo siempre !
Besos y abrazos 🥰😘
Pati 💜
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