Capítulo 22| Un final feliz

*** Cuatro meses después ***

— Mira esto mi amor, ¿te gusta? Creo que este conjuntito le quedará perfecto a mi albondiguita cuando nazca— nos encontrábamos con Alanís en una tienda de ropas para bebés y ella estaba escogiendo casi toda la tienda. Literalmente estaba por llevarse absolutamente todo lo que veía. Cuándo nos enteramos de que sería un pequeño varoncito, ella lo llamó albondiguita y no ha dejado de comprarle todo lo que se le antoja.

Actualmente se encuentra en el séptimo mes de embarazo, por lo que en ocasiones debo tragarme algunas incomodidades. Pues algunas veces la histeria supera el estado de ánimo de mi mujer. La entiendo, sobre todo porque según Erwin, Alanís es una de las embarazas más alegres y pacíficas que ha conocido en toda su carrera como médico.

— Mi amor creo que ya es demasiado. Tenemos suficiente, mira este conjunto que llevas es similar al que tienes en las manos— hoy era uno de esos días en que no se le podía decir que no. Parecía una niña caprichosa sobre todo cuando ponía su carita a punto de llorar cómo si la hubiese regañado por algo.

— ¿No te importa lo que nuestro bebé use cuando nazca? Además, también llevo un par de conjuntos para nuestro sobrino. A Jessi le encantará lo que escogí para su bebé— como si fuese poco un solo berrinche de mujer embarazada, en ocasiones debíamos de tolerar a dos. ¡Si! A dos, la cosa se puso peor el mes pasado cuando a Jessi le dieron la noticia de que también sería un niño. Ambas pegaron el grito en el cielo por esa hermosa noticia de compartir juntas esta felicidad. Mi hermana sin embargo se encuentra en su quinto mes de embarazo pero tanto Jessi como Alanís, si que saben como volvernos locos.

— De acuerdo, de acuerdo. Está bien, llevemos ese también. Pero ya vámonos porque tu abuela y tía Danila nos esperan.

— Está bien, gracias cariño— como si le hubiese dado el juguete que quería me dio un pequeño beso, colocó la ropa que tenía en manos a la pila de ropas que ya llevábamos y fuimos a la caja. Debíamos de ir a una cafetería cercana al centro comercial dónde nos encontrábamos porque le habían organizado un baby shower a Alanís y su abuela me había pedido por favor que no llegáramos tarde.

Minutos después llegamos al lugar indicado, pasando una agradable tarde y como si fuese que nuestro bebé aún no tuviera nada, más regalos llegaron a nuestras manos de parte de sus tías, tíos, abuelas, abuelo y todas nuestras amistades. Alanís estaba más que feliz, pues en el cuarto del bebé teníamos absolutamente de todo. Y eso que aún no lo había terminado de pintar. Habíamos quedado en que este fin de semana lo terminaríamos. Mientras yo terminaba de pintar, Alanís se encargaría de finalizar la decoración.

Al terminar las actividades fuimos a nuestra casa. Vivíamos cerca de la casa de John y eso le había convencido mucho a él sobre todo porque Philip estuvo a cargo de la seguridad como siempre lo estuvo. Y los guardaespaldas fueron completamente seleccionados por ambos.

— Estoy cansadísima, solo quiero llegar a la cama y dormir.

— Entonces vamos a la cama preciosa.

— Pero hay que guardar las cosas del bebé, mi amor. No podemos dejar todo esto aquí en la sala.

— No te preocupes, yo subiré las cosas al cuarto del bebé y tú adelántate a nuestra habitación ¿si?— era lo que ella quería escuchar, estaba clarísimo, pues con todo esto del embarazo la pereza también salía a flote. Y no lo objetaba, para nada, porque Erwin había dicho que mientras más cuidados tenía Alanís en todo este proceso mucho mejor sería el término del embarazo. Más que nada porque ella había superado muy bien las deficiencias en su salud y ahora estaba completamente recuperada.

— Gracias mi amor— Dios, adoro a mi mujer. Con el embarazo su cuerpo había cambiado un poco y para bien. Sus pechos resaltaban aún más y eso me enloquecía.

— No te duermas sin mi, cariño.

— No lo haré— me guiño un ojo y luego subió dirigiéndose a nuestra habitación mientras yo intentaba poder cargar con todas las cosas y llevar al dormitorio de nuestro bebé.

*** Dos meses más tarde***

Puja cariño, hazlo una vez más

— ¡Eso es Alanís! Lo estás haciendo muy bien!

— ¡Ahhh! ¡Ya no puedo más!

— Claro que si puedes mi amor, una más. Sólo una más mi vida— Alanís sostenía fuertemente mi mano mientras pujaba una vez más. Estábamos en la sala de partos con Erwin y su padre. Los únicos doctores que dejaría que vieran a mi mujer así. Pues no puedo negar que a veces los celos me matan, sobre todo cuando veo que algún estúpido se queda observándola o queriendo llamar su atención.

— ¡Ahh! — este último grito fue el que indicó la llegada de nuestro hijo.

— ¡Eso es! ¡Muy bien! ¡Felicidades a los nuevos papás! — el padre de Erwin sostenía a mi hijo para luego pasárselo a una enfermera a que lo limpiara y cortara el cordón umbilical. Cuando terminaron de asearlo lo acercaron de vuelta a Alanís colocándolo en sus brazos. Ella lloraba y sonreía al mismo tiempo. En sus ojos solo se veían lágrimas de felicidad.

— Aquí estas mí cielo, soy tu mami. No llores pequeño, ya estás con mami— pareciera ser que nuestro campeón entendiera a la perfección todo lo que Alanís le decía. Su llanto había cesado y observaba con los ojos bien abiertos.

— Eres muy valiente mi amor, eres la mujer más valiente que conozco Alanís. Estoy orgulloso de ti, gracias por nuestro hijo— la abrazaba mientras dejaba un beso sobre su frente e intentaba acariciar suavemente la manito pequeña de mi hijo.

— Nuestro pequeño Alan Sedrik, será muy fuerte como su padre.

— Así será mi amor— Hace tan solo un par de semanas atrás habíamos decidido el nombre de nuestro hijo. Optamos por Alan porque ese nombre era del mismo origen que nuestros nombres. Tanto el de Alanís y el mío eran de origen celta y por ese motivo escogimos el nombre de nuestro pequeño. Y su segundo nombre lo había elegido Alanís, ella quería que nuestro hijo llevara mi nombre pero le habíamos hecho un pequeño cambio. Sin embargo tenía el mismo significado y de igual forma estaba correctamente escrito.

Cuando salimos de la sala de partos, llevaron a Alanís a una habitación privada y a nuestro bebé se lo llevaron en los cuneros. Mi pequeña traviesa no quería separarse de Alan pero tuvo que aceptarlo a duras penas porque también debía descansar y prometieron que breve estaría de vuelta junto a ella para que lo alimentara. Eso la tranquilizó un poco y acató cada una de las indicaciones que Erwin le daba.

Apenas Alanís quedó rendida, pude salir al pasillo para hablar con Erwin y su padre sobre los cuidados que recibiría ella de ahora en adelante y les pregunté si todo estaba en perfecto orden. Cabe resaltar que ya no me encontraba solo, en el pasillo estaba toda la familia presente y cuándo John terminó de conocer a Alan, se acercó a nosotros para estar al tanto.

— No tienen nada de que preocuparse tanto la madre como el bebé están en perfecto estado. Ambos gozan de una excelente salud — era el padre de Erwin quién en esta ocasión nos ponía al tanto de todo— pueden estar tranquilos, no obstante seguiremos haciéndole chequeos a Alanís para ver si mantiene el nivel de hemoglobinas en la sangre, sobre todo ahora que ha dado a luz. Si todo sigue igual, podremos decir que nuestra paciente está completamente curada.

— Y... ¿qué pasa si no es así? —John se adelantó en preguntar lo que también temía.

— No te preocupes mi querido amigo, en caso contrario seguiremos asistiéndola y tanto Erwin como yo, nos encargaremos de que las defensas de Alanís no vuelvan a decaer. Por lo pronto, me atrevo a asegurarles que todo está más que bien. Y podemos celebrar felizmente la llegada de tu hermoso nieto— el doctor palmoteaba el brazo de John dándole ánimos y dejándonos excelentes noticias. Minutos después permanecimos sentados frente a la habitación de Alanís. En lo que aguardábamos a que llegara el momento de ver nuevamente a Alan y llevarlo con su mami.

— Hijo, cuando Alanís despierte me gustaría ingresar a verla.

— Por supuesto papá, ¿Pudiste ver a Alan?

— Si, tiene tus mismos ojos. Dios mío, y la boquita es igual a la de Alanís. Mi nieto en verdad es hermoso— Papá se sentía muy orgulloso cuando hablaba de Alan. Desde que llegué a su casa nunca en toda mi vida, lo había visto tan feliz como ahora.

— Creo que Alan será muy consentido por su madre. Y sospecho que él no se despegará de ella.

— Ni que lo digas, desde que supo de su embarazo Alanís comenzó a llenarlo de cosas y no solo eso, soy testigo de todas las veces que mi hija hablaba con su panza y este pequeñín la incomodaba moviéndose y haciéndose notar.

— Así es papá, la hubieses visto cuando lo cargo. Ella simplemente le dijo que ya estaba con mamá y él dejó de llorar.

— Ya muero por verlos juntos— sonreímos llenos de alegría compartiendo algunas palabras más hasta que sin darnos cuenta el momento de tener de vuelta a Alan había llegado.

John y yo ingresamos a la habitación detrás de la enfermera que cargaba a Alan. Desperté con cuidado a Alanís y ni bien vio que traíamos a nuestro hijo, ella intentó levantarse pero tuve que ayudarla con mucho cuidado dejándola recostada. Cargó a Alan en sus brazos y luego lo amamantó. Ambos parecían dos piezas de rompecabezas que encajaban a la perfección. Su abuelo John estaba que no cabía ni en él mismo, regaba de besos a Alanís y luego al bebé. No podíamos dejar de sonreír, Alan no soltaba el pecho de Alanís, ni tampoco su dedo meñique. Creo que mi hijo en verdad tiene una conexión mágica con su madre.

Mi familia es todo por lo que yo soy fuerte, dejando para siempre el pasado atrás e intentando crear un futuro digno para nosotros. Porque cuando yo los veo... Cuando miro a los ojos a Alanís y veo a nuestro hijo entre sus brazos, sé que vale la pena vivir. Sé lo que es estar realmente vivo.

Deseo en verdad hayan disfrutado de esta bilogía. Alanís y Cedric sean parte de su historia y una vez más, Infinitamente gracias por haberme acompañado en esta aventura.

Los quiero mucho💕
No se olviden que mi novela The Race está disponible en librerías, Sólo Contigo en Amazon y quién sabe? Quizás muy pronto otra historia más en el formato papel 💜
Con mucho cariño, para mis lectores y sobre todo este capítulo dedicado a las lectoras mamis del Grupo Soñadores en el mundo de Pat 🦋 Gracias por el apoyo y sus comentarios que siempre me alientan a seguir.
Infinitamente gracias 🙏🏻

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