Capítulo 20| Compartiendo felicidad
Cuando todos quedaron concentrados en la conversación que tenían, pude ver que papá se dirigía hacia su despacho. Lo seguí sin que los demás me prestaran atención. Necesitaba hablar con mi papá, me adentré a su despacho viéndolo de espaldas. Se encontraba observando a través de la ventana que estaba en dirección al jardín.
— Papá ¿está todo bien?— dió la vuelta observándome con parsimonia, una pequeña sonrisa casi una mueca diría yo, y sus manos en los bolsillos de sus pantalones.
— Si mi vida, está todo bien. No te preocupes, deberías regresar con los demás.
— No, no me iré papá. ¿Estás molesto conmigo? Estás decepcionado ¿no es así? Te decepcioné con esta noticia, lo entiendo, sé qué tal vez tú...
— Tú nunca me decepcionarías Alanís — papá se acercó a mi tomando mis manos y mirándome a los ojos— eres mi mayor tesoro, y si, desde que te encontré he querido que tengas todo lo que siempre te faltó, que vivas todo lo que de pequeña no habías podido. No sé... he querido darte una vida de en sueños pero sé que al darte todo mi amor, protección y sostén, tienes todo eso que deseo. Nada de lo hagas o dejes de hacer me decepcionaría de ti. Mucho menos esta hermosa noticia, soy el hombre más feliz del mundo al saber que seré abuelo.
— Entonces ... ¿por qué estás triste papá? ¿Por qué te siento lejano a este momento de felicidad?— nos sentamos en el sofá y pude ver que los ojos de papá se llenaban de lágrimas. Respiró profundamente antes de seguir hablándome.
— No estoy triste princesa, es solo que... Me hubiese encantado poder vivir todo este momento en compañía de tu madre. No me mal entiendas, Gladys es una gran mujer, con ella he logrado encontrar la paz y el cariño que buscaba. Pero ... Ella, tú madre estaría tan orgullosa de ti, estoy seguro que la noticia del bebé la hubiese traído vuelta loca. El sólo imaginármelo, te juro que si pudiera traerla de vuelta, lo haría princesa.
— Oh... papá, también me hubiese encantado que estuviera aquí disfrutando con nosotros. No sabes cuánto desearía haber podido tenerla conmigo desde pequeña y poder compartir con ella todos mis sueños, mis alegrías y mis miedos. Sin embargo no se pudo, eso me dolerá siempre pero debemos aceptarlo papito. Aunque nos cueste superarlo.
— Lo sé, lo sé princesa, perdóname. No quiero empañar este momento de felicidad, me puse melancólico recordándola. Tienes razón, sé lo duro que debió de ser para ti crecer sin ella y no sabes lo orgulloso y feliz que estoy por ti. Estoy completamente seguro de que tu madre estaría igual que yo. Espero sepas comprenderme, a esta edad... Los recuerdos pesan un poco.
— Aún eres muy joven papito y por supuesto que te entiendo. No tienes porqué disculparte, todos, en ocasiones, tenemos derecho de sentirnos melancólicos o tomarnos nuestro tiempo para recordar. Y tú ahora tienes una segunda oportunidad de empezar. Nada de estar diciendo que ya eres viejo ¿me escuchas? Tu futuro nieto, o nieta, te necesitará muchísimo. No olvides que Gladys también necesitará de ti, el amor ha llegado por segunda vez a tu vida, papito. ¡Mira nada más! Y tú aquí diciendo que ya estás viejo. ¡Nada de eso! Para todos aquí, la vida nos está regalando una segunda oportunidad y tenemos que vivir como si fuesen nuestros últimos días en este mundo. ¡Andando! ¡Que un almuerzo en familia nos espera!
Salimos de su despacho reuniéndonos de nuevo con toda la familia. No imaginaba que papá pudiera estar un poco triste por la ausencia de mamá. Y aunque a mí siempre me dolerá el espacio vacío que dejó, debo de seguir aprendiendo a vivir con eso, a ser cada día más fuerte y seguir avanzando con mucha seguridad. Sobre todo ahora que seré madre. Quiero ser una buena madre, una mejor mujer y demostrarme a mi misma, que todo lo vivido ha sido para fortalecerme y llegar a donde hoy día me encuentro. Está claro que gracias a papá, a que nunca se cansó, nunca desistió a mi búsqueda, hoy día no podría empezar una nueva vida. Y a pesar de todo lo malo, realmente hoy puedo respirar tranquilamente sin tener que preocuparme por si mañana tendré miedo o no. Después de muchos años, al fin puedo ser yo sin miedo a nada. Y agradezco Infinitamente a Dios por regalarme a esta maravillosa familia.
*** Tres meses después ***
Me encontraba en la habitación que ahora compartíamos con Cedric. Y digo compartíamos porque en un par de días nos mudaremos a nuestra propia casa. Estoy muy entusiasmada por eso, juntos elegimos absolutamente todo, cada detalle de la casa y cada parte de ella. Lo más importante de todo... Mañana será nuestro gran día.
Cedric me propuso matrimonio una semana después de habernos enterado sobre mi embarazo y como Erwin había recomendado reposo, cuidados entre otras cosas más. Habíamos decidido que al cumplir los tres meses de embarazo, nos casaríamos aquí. Aquí en la casa de papá, donde nos conocimos y nos enamoramos.
Mi vientre apenas y aún se puede notar un pequeño bultito cuál bolsita de canguro de mamá. No dejo de agradecerle a Dios por toda la felicidad que me regala. Todavía no sabemos el sexo del bebé pero si se deja ver en un par de meses más, ya podremos conocerlo o conocerla. Tanto Cedric como yo sólo queremos que nuestro bebé nazca sano y salvo. No tenemos ninguna preferencia por si sea niño o sea niña. Desde aquel día, desde que supimos de su existencia, lo esperamos con todo el amor del mundo.
— Aquí estás preciosa, ¿por qué te escondes?— Cedric ingresó a la habitación llegando a mi y dejando un beso sobre mis labios. Dejé escapar una pequeña risa ante su comentario.
— No me escondo, solo vine a buscar algo y al final me entretuve viendo sus ropitas— me encontraba sentada en la cama con algunas cosas entre las manos, específicamente las ropas y accesorios que habíamos comprado para nuestro bebé— En poco tiempo más, ya sabremos si será niño o niña y sus cositas ya tendrán un color definido.
— ¿Y sabes que más sucederá en poco tiempo?— negué con la cabeza ante su pregunta y él me regaló una hermosa sonrisa para luego besarme una vez más recostándonos sobre la cama— En solo veinticuatro horas, tú y yo seremos marido y mujer. Serás mi esposa Alanís, mía, únicamente mía amor— reímos juntos para luego volver a besarnos como si fuese la primera vez que lo hacíamos.
Después de estar hablando de todo lo que queríamos cumplir de casados y dándonos besos cada tanto, bajamos para compartir la cena con la familia. Alessandro y Jessi estaban celebrando su noviazgo, por la misma razón Daniel se encontraba con nosotros. Nuestro mejor amigo no podía estar ajeno a todo lo que nos estaba pasando. Y él, estaba feliz de compartir tanto con Jessi como conmigo, una noticia que tenía que decírnoslo. Quedamos en que Jessi, Daniel y yo hablaríamos en el despacho de papá al terminar la cena.
— Permiso, me robaré a las chicas por unos minutos— Daniel se había colocado en medio de ambas casi arrastrándonos hasta el despacho de papá. Una vez que nos encontrábamos solos, los tres, él inició su charla— Chicas, esto que les voy a decir es realmente importante para mí.
— ¡Ya Daniel! Por favor dínoslo, la curiosidad me está matando.
— Jessi, Jessi, Jessi, tranquila que te saldrán arrugas si sigues frunciendo así el ceño— Daniel se reía ante su comentario mientras le señalaba a Jessi en la frente y ella le daba un manotazo.
— Chicos por favor... Daniel, yo estoy igual que Jessi. Ya habla de una vez y dinos eso tan importante que tienes que compartir con nosotras.
— De acuerdo, de acuerdo. Ahí les va. Estoy saliendo con alguien.
— ¡¿Qué?! — Jessi casi nos deja sordos ante su grito.
— ¿En serio?
— Si. Estoy saliendo con una persona increíble. De verdad creía que jamás sucedería, pues tengo que confesarles que cuando lo conocí, no imaginaba que también tendría los mismos gustos que yo. Mucho menos que se fijaría en mí.
— ¿Y cómo fue? Digo, ¿cómo empezó todo?
— Si, lo que Jessi pregunta, yo también quiero saberlo.
— Pues... fue muy difícil la verdad. Al principio creía que me odiaba, que me discriminaba por ser gay. Pero luego... Luego se fueron dando las cosas, coincidíamos en algunos lugares, tenemos amistades en común y... Y bueno, pude conocerlo mejor. La realidad era que tenía, no mejor dicho, tiene. Porque aún tiene miedo de decirle a su padre su orientación sexual.
— No puedo creer que estas alturas aún haya personas que juzguen a otras solo por su condición o preferencia sexual.
— Yo pienso igual que Alanís. Es una pena, pero ¿por qué no puede decirle a su padre?
— Porque es un hombre reconocido, muy importante y tiene miedo de que cuándo le diga toda la verdad, su padre lo rechace o termine odiándolo.
— Pero no creo que su padre lo odie, ¿qué clase de padre sería? Dios, pobre chico. ¿Podemos ayudarte en algo Daniel?
— No Jessi, gracias. De hecho, quiero pedirles absoluta discreción con este tema. Yo solo... Sólo quería compartirles mi felicidad, que sepan que estoy bien con esta persona y que decidimos darnos una oportunidad. Ni yo mismo sé cómo terminará todo esto, aún tengo algunas dudas pero de algo si estoy seguro. De que este hombre en verdad me gusta, lo quiero y mucho. Sin embargo no podemos gritarlo, no ahora. Sobre todo porque él... Èl es alguien quién ustedes conocen.
— ¡¿Cómo?!— tanto Jessi como yo saltamos ante el comentario de Daniel.
— No, no, déjenme adivinar— Jessi alzó la mano para luego negar con el dedo y terminar prácticamente gritando a los cuatro vientos quién era la persona de la que Daniel gustaba— ¡Estoy segura de que es Erwin!
— Chhh! ¡Cállate! ¡Te escuchará todo el mundo Jessi!
— ¡No puedo creerlo! ¿Entonces Jessi tenía razón?
— ¿Qué razón?
— ¡Por supuesto que la tenia! Una vez le dije a Alanís que algo había entre ustedes dos. Sabía que Erwin te movía el piso, estaba segura. Tú lo mirabas babeando siempre por él. Y déjame decirte algo mi querido amigo, ese hombre está loco por ti. Él también te mira del mismo modo en que tú lo haces.
— ¿Cómo no me di cuenta de eso?
— Ay mi querida Ala, aún te falta mucho que aprender de mí. ¡Menos mal soy tu mejor amiga! Sino estarías perdida amiga— Jessi colocó un brazo sobre mis hombros mientras reía negando. La verdad era que llegué pensar en lo que Jessi había dicho una vez, pero no imaginaba que podía ser verdad. Me encogí de hombros para luego felicitar a Daniel.
— En fin, muchas felicidades por tu relación con Erwin, Daniel. Estoy muy feliz por ustedes. Cualquier cosa que necesites, sabes que puedes contar con nosotras.
— Así es Daniel, si necesitan ayuda tú o Erwin, cuenten con nosotras. ¡Y también estoy muy feliz por ti mi amigo!— los tres reímos y nos abrazamos disfrutando del mejor momento de nuestras vidas.
La noche la habíamos compartido con todos nuestros seres queridos. Tanto Cedric como yo, no pudimos estar solos sino hasta después de media noche donde caímos totalmente rendidos por el cansancio. En lo personal, no estaba nerviosa como por lo general suelen estar las mujeres que están por casarse. Para mí fue todo lo contrario, me sentía plena, feliz y completamente en paz.
Porque allí, en los brazos Cedric, ese era mi hogar. Con él estaban mis sueños, mis sonrisas, mi seguridad. Toda mi vida es junto a él. Cómo bien me dice, era suya. Soy suya, únicamente suya.
Hola corazones 💕
Ya llega el final de la historia 😭😭😭 deseo en verdad hayan disfrutado de esta historia y no se olviden que The Race "porque la vida es una carrera por ganar" está disponible en todas las librerías del mundo!
Muchísimas gracias por la aceptación y preferencia.
Los esperaré en mis otras novelas, me despido con cariño.
Pati. 💜
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