Capítulo 17 | Deseo consumido +18


Los días pasaban tranquilamente, dentro de muy poco me tendrían que sacar las vendas que llevo puesta. En este tiempo no había ido a mi departamento, me había quedado en la casa nuevamente y la habitación de Alanís prácticamente era nuestra. Me encontraba saliendo del baño cuando ella ingresa al dormitorio clavando su vista en mi.

— Oh... discúlpame no sabía que... — sólo tenía una toalla puesta al rededor de la cadera. Me acerqué a ella porque estos días han sido una completa tortura para mi, tenerla cerca y no poder tocarla como quisiera. Ella carraspeó y siguió hablando pero sobre mis labios porque me había acercado a tal punto de besarla en cualquier instante— ... No sabía que estabas duchándote.

— ¿Sabes lo hermosa que te vez cuando te sonrojas de ese modo? Te ves increíblemente sexy— como había entrado a bañarme tuve que sacarme el cabestrillo pero mi herida aún seguía con el vendaje— acarició suavemente mis pectorales, recorriéndolo con sus manos.

— Y tú también lo eres. Eres un hombre muy sexy. Sobre todo cuando te encuentras de este modo.

— ¿Medio desnudo? — sonreí ante la pregunta porque adoraba ver cómo sus mejillas se tornaban rojas cuando se ponía así. Tierna pero al mismo tiempo sensual.

— No... herido y tonto — Alanís me regaló una pequeña risa, de la que amaba oír cuando se veía feliz.

— Con que mi novia anda muy graciosa ¿eh?— presioné algunos dedos sobre su cintura porque sabía lo fácil que era hacerle cosquillas. Amaba llamarla así, mi novia, sobre todo porque fui un estúpido cuando terminé nuestra relación creyendo que eso era lo mejor.

— Cedric, no...

— ¿No que preciosa? — ella echaba a reír mientras yo seguía provocándole algunas cosquillas. Sin querer fuimos acercándonos a la cama y caímos sobre ella. Accidentalmente llevé mi peso en ambos brazos y se me escapó un pequeño gesto de dolor.

— ¿Estás bien? Lo siento Cedric, lo siento ¿te lastimé? — el dolor no había sido fuerte, mi herida iba sanando bien y no quería que este momento acabase por una tontería.

— No fue nada mi amor— ahora llevando mi peso a mi brazo sano, cómo Alanis se encontraba debajo de mi, besé su cuello haciéndola olvidar respecto a mi herida. Al menos eso quería.

— Cedric aún estás en recuperación— su voz fue entrecortada porque mis besos estaban dando el efecto que deseaba. Mientras que con la otra mano me adentraba bajo su blusa sintiendo su piel erizarse. Amaba con locura su reacción porque con ella siempre respondía como si fuera la primera vez. Y saber que solo conmigo ha experimentado este placer, me vuelve el hombre más feliz del mundo.

— Te necesito Alanís — susurré en su odio despojándola de su blusa para luego besar en medio de sus pechos, sobre su estómago hasta llegar a su ombligo. La toalla que traía puesta ya había desaparecido desde el instante en caímos a la cama.

Cuidando de no lastimar mi herida, me concentré en cada reacción de Alanís mientras la desnudaba para hacerla únicamente mía. Como siempre lo fue, como siempre lo será. Cuando quedó completamente expuesta, giré quedando ahora ella sobre mi.

— Cedric podría hacerte daño— acaricié sus pechos atrayéndola hacia mi callando sus labios con un beso.

— Tú jamás lo harías mi amor — era la primera vez que Alanís quedaba en esta posición. La guíe lentamente hasta adentrarme en ella y sentir la gloria. Ella gimió ante mi acción pero la callé besándola nuevamente. Este momento era nuestro. Solo nuestro.

Nuestros movimientos se intensificaron un poco más, el hombro lastimado aún dolía como la vida pero no me importaba en lo más mínimo. Sobre todo, no cuando Alanís dejaba pequeños besos alrededor de mi herida y podíamos amarnos sin ninguna interrupción. La había extrañado de este modo, suelta, plena, siendo ella misma sin ninguna barrera. Me incorporé lentamente aún con Alanís sobre mi, quedándonos sentados sobre la cama. No podía dejar de besarla y tocarla. Me levanté con ella acuestas sin utilizar el brazo lastimado.

— Cedric... — jadeó pronunciando mi nombre— ¿Qué... ¿qué haces? — me dirigí nuevamente hacia el baño bajándola con cuidado una vez allí adentro, abrí el grifo de la ducha y pegándola hacia los azulejos la embestí una vez más uniéndonos completamente— Ah... Cedric — con sus piernas alrededor de mis caderas ella intentaba sostenerse colocando sus manos sobre mi torso.

El deseo que llevaba dentro desde hace días, lo estaba consumiendo desesperadamente. Como si Alanís fuera a desaparecer en cualquier momento. No quería soltarla, necesitaba más de ella. Más de sus besos, sus caricias, sus gemidos. Mi nombre en sus labios y el éxtasis de saber que solo yo puedo provocar esta reacción en ella. Que solo yo puedo causar este resultado sobre su cuerpo. Estaba por llegar al clímax pero quería que ella llegara conmigo. Sin embargo me resultaba imposible porque cada vez que la oía gemir, me prendía mucho más.

— No aguantaré más mi amor, ah... me vuelves completamente loco— llegué a librarme besando la curvatura de cuello para luego dejar un mordisco sobre un hombro. Una par de embestidas más y ella llegó también.

— Ah... — permanecimos unos segundos más en la misma posición. Luego ayudé a bajar a Alanís cuidando de que no cayera bajo la ducha. Intenté todo momento no prestar atención a mi herida porque lo único que deseaba era poder amarla de esta forma.

— Te amo Alanís. Te amo como nunca imaginé que podía hacerlo.

— Y yo te amo a ti, osito. Moriría si tu faltaras — devoré sus labios encantado antes esas palabras y luego una vez más calmados, comencé a enjabonarla sin dejar admirar cada parte de su ser.

Nos duchamos juntos, luego la ayudé a vestirse y cuándo observaba cada lunar de su cuerpo, apreciaba el rubor en sus mejillas. Terminé de vestirme, con la ayuda de Alanís porque a causa de mi herida no podía movilizar correctamente el brazo. Al final tuve que colocarme nuevamente el cabestrillo a petición de mi pequeña traviesa. La verdad al bajar tomaría el analgésico que me recetó Erwin porque había realizados algunos movimientos que aún debía. Más no le diría eso jamás a Alanís.

*** Horas después ***

La noche había llegado y pude notar en la mesa que Alanís prácticamente no había tocado su cena. Ella dijo que tenía algunas náuseas, como había quedado en que ella misma llamaría a Erwin, así lo hizo. Él agendó una cita en la semana para mandar hacerle los estudios que necesitaban para saber sobre progreso de la salud. Y sobre todo para descartar alguna recaída.

Cuándo dijo que iría a recostarse y se despidió de todos, la seguí un par de minutos después. Al ingresar en el cuarto la encontré en el baño pegada al inodoro. Había vomitado lo poco que ingirió en la cena. La ayudé a limpiarse y luego me recosté con ella en la cama. Pero le insistí en tomara un té, lo cuál por suerte me aceptó. Fui a la cocina buscando a Odette para que me ayudara con la preparación pero no la encontré. Solo estaba la señora Lola, quién con mucho gusto me ayudó.

Cuándo regresé a la habitación había llevado el té en vano. Alanís ya se encontraba dormida. Bajé la taza en la mesita de luz, me acerqué con mucho cuidado a ella y acomodé mejor el edredón tapándola. Acaricié su mejilla con mis dedos sintiéndome completamente en paz. Porque eso era ella para mí. Mi paz, mi vida entera. No sabía cuánto la había necesitado, de la forma en que hoy pude amarla hasta que eso pasó. Tal vez haya sido un poco brusco, muy intenso o posesivo pero realmente la necesitaba. Alanís es todo lo que necesito para ser feliz. Me acosté a su lado y cómo si en verdad ella supiera que estaba allí, a su lado, se acercó a mí apoyando su cabeza sobre mi pecho. Está era otra de las cosas que más amaba de ella, que pareciera sentirme aún estando dormida. Dejándome vencer por la tranquilidad, la calma y el sueño, me dormí abrazándola no sin antes dejar un beso sobre sus labios.

*** Al día siguiente ***

— De nuevo casi no tocó el desayuno— estaba llegando al comedor cuando escuché a papá hablar con mamá.

— Buenos días — los saludé incorporándome junto a ellos en la mesa.

— Buenos días hijo, ¿Cómo está tu hombro?  Sabes que aún sigues en reposo porque insistes en moverte a tus anchas cuando no puedes.

— Mamá...

— Gladys déjalo, conozco a Cedric y sé que no estará quieto por más de cinco minutos— papá realmente me conocía muy bien. Pero la verdad era que no había encontrado a Alanís en la habitación y bajé a ver si estaba aquí.

— Así es, ojalá pronto me quiten esta cosa. ¿Y de qué estaban hablando? Escuché que decían que no tocó el desayuno. ¿Se trata de Alanís?

— Si, apenas y comió un bocado. Yo creo que hablaré con Erwin y le pediré que adelante esos estudios.

—Creo que deberíamos de preguntarle si no es necesario otro tipo de tratamiento. Porque últimamente esas vitaminas tampoco le caen bien. Tal vez no sean las adecuadas porque le provocan náuseas y anoche terminó vaciando su estómago a causa de eso. Le llevé un té que la señora Lola me ayudó a prepararlo pero cuando regresé junto a ella, ya se había quedado dormida.

— Eso me preocupa aún más porque la otra noche ocurrió lo mismo. Pero sin embargo lo dejé pasar porque dijo que hablaría con Erwin. Creo en verdad tendré que pedirle que adelante esos estudios— papá tenía razón. Al inicio del tratamiento no había sido así. Al menos, cuando llegaron aquí, de Canadá, no fue para nada así.

— ¿Y dónde está ahora? La verdad bajé buscándola, creyendo que aquí la encontraría pero no fue así.

— Fueron a la habitación de Jessi. Hace unos días que esa niña también está actuando raro— mamá respondió a mi pregunta con un poco de preocupación por Jessi — Tendré que hablar con ella al respecto. No me gustaría que algo malo le pasara y me lo esté ocultando.

— Tranquila cariño, de seguro son cosas de chicas. No creo que sea nada malo.

— Eso espero.

— Iré a buscarla — me levanté sin si quiera tocar el desayuno. Un pensamiento ha estado rondando en mi cabeza desde los otros días y siento que no estoy equivocado.

— Pero Cedric no has desayunado.

— Lo haré más tarde mamá, creo que será mejor que vaya de una vez con Alanís junto a Erwin. También necesito que me reciben la herida.

— ¿Te duele la herida? ¿Pasó algo con tu..

— No papá, no se preocupen no es nada. Solo es algo de control, ya quiero dejar de usar este cabestrillo. Y además, será mejor que de una vez vayamos a la clínica.

No esperé a que me respondieran y simplemente salí con prisa del comedor, dirigiéndome junto a Alanís. Hace días he estado sospechando de algo que podría ser verdad. Fui un completo inconsciente y le fallé a John. Si llegara a confirmar mis sospechas... Estoy seguro que decepcionaría a John. He faltado a mi promesa de cuidarla.

Hola soñadores !
Este capítulo va dedicado a Lolitha2528 , Nell-To y CoeurMine  espero lo disfruten ! Y estos capítulos nuevos son para poder concluir mejor con la historia de únicamente mía y participar en los wattys 2020

Los quiero 💜😘

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