Capítulo 14| Sergi

Alanís

— Pudimos dar con el cómplice, está a nada de cantar todo. Estoy seguro que pronto lograremos dar con el paradero de Sergi.

— Eso espero Philip, no me gustaría que Alanís recaiga por culpa de ese infeliz.

Sabía que algo me escondían, desde hace días ellos estaban muy raros. Y tío Philip no había venido a la casa hasta hoy. Me encontraba detrás de la puerta como si fuera una chismosa, intentando escuchar la conversación de papá con tío Philip. No quería llegar a estos extremos pero es que me siento peor al no saber que está pasando y ellos no me lo quieren decir por temor a que eso me afecte.
Ya no soy la misma chica de antes, ahora el miedo ya no puede apoderarse de mí. He cambiado y espero que papá se de cuenta de ello. Pues gracias a su amor, su protección, su apoyo y su comprensión he podido superar las dificultades. Tanto por mí como por mi madre y mi tía que en paz descansen he aprendido a ser fuerte, a no dejarme vencer y a que nunca más ninguna persona ejerza algún tipo de violencia sobre mí. Ojalá pudieran verme ahora, estoy segura de que estarían feliz por mí.

— ¿Se puede saber que haces espiando?— Cedric me dió un susto cuando de pronto me abrazó por detrás susurrando en mi oído. Por poco y hago que me descubran.

— ¡Cedric!— prácticamente grité entre susurros para que no se dieran cuenta de mi presencia. Él comprendió y luego me tomó la mano para alejarnos del despacho de papá— ¡Dios! Casi me matas de un susto.

— Lo siento mi amor, no quise asustarte. ¿Qué hacías espiándolos?

— No, yo no...— negar no tenia caso, la verdad si los espiaba. Cedric acarició mi mejilla con su mano y dejé escapar un suspiro para luego decirle la verdad— Bueno, si, escuchaba la conversación pero porque necesito que me digan lo que está pasando. Quiero que... no, necesito que confíen en mí, que sepan que ya no soy la misma de antes. Que pueden decirme la verdad sin temor a que algo malo me suceda. Pero no lo hacen, me esconden la verdad y sólo hablan entre ustedes como si yo fuera aún esa niña pequeña que no sabe defenderse.

— Lo siento amor, discúlpame. Tienes razón pero espero puedas comprendernos, realmente no lo hacemos para que te sientas de ese modo.

— Entonces dime lo que está pasando ¿Pudieron encontrar a Sergi?

— No, aún no lo hemos encontrado. Pero estamos seguros de que pronto lo haremos y ese hombre volverá a donde pertenece— habíamos llegado a la sala, Papá y Tio Philip no se dieron de que los había espiado. Y ni bien Cedric terminó de decirme esas palabras, comencé a sentir una presión en la boca de estómago. Me senté en el living dejando escapar un suspiro cansino ante la situación. Deseo que pronto acabe todo esto— Lo atraparemos, te lo prometo. Ese hombre no volverá acercarse a ti, ni a lastimarte— se sentó a mi lado tomando mis manos y acariciándolas suavemente.

— Cedric, no tengo miedo a que ese hombre vuelva a acercarse a mí o intente algo en contra de mí. De lo único que tengo miedo, es que intente algo malo en contra  de ustedes. Si te hace algo a ti, a tío o a papá, yo...

— Eso no pasará mi amor, nada malo va a pasarnos. Lo atraparemos, te lo juro— no dejó que terminara de hablar, interrumpiéndome para luego abrazarme y dejar un beso sobre mis labios. Conocía a Cedric, sabía que también estaba preocupado y nervioso por la situación pero no dije nada más porque lo amo. Lo amo demasiado y no quiero verlo de ese modo por mi culpa.

— ¿Podemos ir esta noche a tu departamento?

— ¿Cómo?— se separó un poco de mí observándome con duda ante mi pregunta. Pero es que no se me había ocurrido nada más para poder estar tranquilos y que Cedric se olvide por unos instantes de todo esto.

— Si... digo, solos tú y yo. Que esta noche no exista nada ni nadie más. Que nos olvidemos de todo, aunque sea sólo por esta noche. Por favor.

— Está bien, me encargaré de todo. ¿Qué dices si nos vemos aquí en cinco minutos? Antes de irnos quiero hablar con John ¿de acuerdo?

— De acuerdo, entonces iré a buscar mi bolso y luego estaré aquí, lista para irnos— me dió de nuevo un pequeño beso en la boca y luego se dirigió hacia el despacho de papá. Mientras que yo fui a mi habitación buscando un bolso pequeño para poder llevar lo necesario. Cuando ya disponía de todo, estaba por cerrar mi bolso pero Odette ingresó a mi habitación.

— Mi niña sólo quería ver si no necesitabas nada. Cedric aún está conversando con John y sé que esta noche no pasarán aquí.

— Gracias Odette, no te preocupes tengo todo listo. ¿Crees que — de pronto un mareo casi me lleva al suelo. Tuve que sentarme de golpe sobre la cama.

— Alanís ¿estás bien? Dios, estás muy pálida.

— Estoy bien, estoy bien. Fue sólo un mareo, ya se me pasa. No te preocupes nana.

— No te ves bien mi niña, creo que iré a decirle a tu padre.

— No, no digas nada Odette. Por favor, estoy bien, no pasa nada. Erwin dijo que los mareos aún eran normales, no te preocupes. No es nada, ya estoy bien.

— Pero Alanís, mira lo pálida que estás. Estoy al tanto sobre lo que Erwin dijo pero de todos modos te traeré un jugo. Tal vez un poco de azúcar ayudará, enseguida regreso.

— Espera Odette, por favor no digas nada. De verdad esto pasará, no es nada grave.

— No diré nada mi niña pero promete que si vuelve a ocurrir hablaras con Erwin. Debe saber que esos mareos aún persisten.

— Te prometo que si vuelve a ocurrir, hablaré con él.

— De acuerdo, regreso enseguida. No te irás hasta que al menos tomes un vaso de jugo.

— Está bien, de acuerdo. No es necesario que vuelvas, iré contigo. Tomaré el jugo y luego esperaré a Cedric.

— Perfecto, entonces, andando señorita. Así me cuentas que pasó entre tú y Cedric para que vuelvan como dos tórtolos por toda la casa.

Odette me hizo reír con su comentario, fuimos juntas a la cocina y una vez que se aseguró de que haya acabado el jugo me dejó ir junto a Cedric. Luego de unos minutos llegamos a su departamento y como aún no me encontraba del todo bien, intenté que Cedric no se diera cuenta. Diciéndole que quería permanecer junto a él, en su cama, simplemente abrazándonos. Disfrutando de su persona, su perfume, sus caricias. De todo él.

***

No me había dado cuenta de que me quedé dormida y al despertar no encontré a Cedric en la cama. Me levanté para luego dirigirme a la sala, buscándolo. Las luces del pasillo estaban apagadas, al igual que las del comedor. Únicamente un velador que se encontraba encendido, iluminaba tenuemente el área del living.

— ¿Cedric?

— Quédate donde estás, no sigas— su voz dura hizo que me congelara en mi lugar, pude observarlo sentado en el sofá pero no alcanzaba a ver su rostro de frente. De pronto sentí escalofríos y no sabía que hacer, no me moví siquiera ni un centímetro más.

— Cedric... — lo llamé en voz baja. Sin embargo recibí respuesta de alguien a quién no deseaba ni tenerlo cerca.

— Yo que tú, le hacía caso pequeña. Pero a decir verdad... me divertiré más si te unes a nosotros— Sergi apareció en mi campo de visión con un arma en manos apuntándole a Cedric. Quise llegar a Cedric pero al mirarlo con mayor claridad pude darme cuenta de que traía una herida en la cabeza, exactamente en la sien. Y en cuánto puse un pie por delante, Sergi dirigió su mirada hacia mi negando con la cabeza mientras sonreía con malicia— no te acercarás a él, si quieres que siga vivo sabrás que no te conviene intentarlo cariño.

— ¡Déjala en paz!— Cedric se levantó rápidamente gritándole con rabia pero no pudo seguir adelante porque Sergi apuntó su arma directamente sobre su pecho.

— ¡¿O qué?! No harás nada porque si se te ocurre hacer algo, la mato. La mataré delante de ti y lo sabes. Ustedes arruinaron mi vida, por culpa de ustedes terminé en ese asqueroso lugar.

— Terminaste en ese lugar porque te lo merecías pero debieron llevarte a un manicomio porque eres un enfermo mental ¡como lo era tu estúpida hermana!— Sergi golpeó a Cedric con la mano en la que llevaba la pistola para luego llegar hasta mí y tomarme presionando mi cuello con su brazo.

— ¡Ah! ¡Suéltame! ¡Suéltame!

— ¡Déjala imbécil!— Cedric aún se encontraba intentando levantarse y ahora su labio también sangraba.

— Ahora lo disfrutaremos juntos, pequeña. Observa y recuerda bien su rostro porque será la última vez que lo veas— todo pasó absolutamente rápido, Sergi disparó directamente en el pecho de Cedric cuando él apenas se había incorporado del todo.

— ¡NO! ¡CEDRIC! ¡Suéltame! ¡No! ¡Por favor!

— ¡Cállate! ¡Por su culpa me encerraron en esa cárcel! ¡Los dos me las van a pagar! Ahora tu vendrás conmigo, me vas a servir hasta que decida deshacerme de ti.

— ¡No! ¡No me iré a ninguna parte contigo! ¡Lo mataste! ¡Mataste a Cedric!—presionó más su agarre y yo no podía dejar de observar a Cedric tendido en el suelo con la sangre escapándose en medio de su pecho. No quería dejarlo, ¡no podía dejarlo!

— Era mi objetivo, ahora camina.

— No, no, no me iré, no me iré a ninguna parte. ¡Ah! ¡Sue- Suéltame!— Sergi prácticamente me estaba asfixiado arrastrándome con él fuera del departamento. Hasta que llegamos en el vestíbulo, no había nadie. Nadie que pudiera ayudarme.

— Sé lo que piensas cariño, descuida. Me aseguré de que nadie se interpusiera en el camino— Llegamos a la entrada principal y al detenernos frente al edificio Sergi maldijo sin saber que hacer exactamente.

— Por favor Sergi, déjame ir. Te atraparán, darán contigo y lo sabes.

—¡Cállate! No puedo pensar... no me van a atrapar. No lo harán, no podrán hacerlo.

— ¡QUÉDATE QUIETO! ¡Y SUELTA A ALANÍS AHORA!— de pronto tío Philip se encontraba frente a nosotros junto a sus hombres de seguridad. Pero Sergi presionó el arma contra mí, amenazándolo. Y no tenía dudas, sabía que podía dispararme en cualquier momento cómo lo hizo con Cedric.

— ¡Si te acercas la mato! ¡Juro que la mataré!

— Dime que quieres para que la dejes ir, te daremos lo que pidas si la sueltas.

— ¡No mientas! ¡No me darán nada y lo sabes! Pero no dejaré que me atrapen ¡ella se va conmigo! Si me siguen o intentan acercarse ¡la mato! — algunas sirenas se escuchaban cerca, no sabía si eran de ambulancia o policías. Sólo quería poder escapar de Sergi e ir junto a Cedric. De un segundo a otro todo fue un caos, Sergi apuntó su arma hacia el frente para tratar de avanzar nuevamente pero un "ahora" bastó para que sintiera morir en ese mismo instante. Tío Philip dió la orden de que dispararan a Sergi, le dieron directo en la cabeza. No podía creerlo, le dispararon aún estando yo pegada a él. No supe ni cómo fui a parar al suelo, todo me daba vueltas y sólo quería ir junto a Cedric.

— Ce- Cedric — no dejaba de repetir su nombre, la persona que intentaba tocarme mencionaba el mío pero sólo pensaba en él. En Cedric.

— Alanís, princesa escúchame. Ya pasó, estás a salvo. Por favor mírame, todo estará bien— Logré enfocarme y darme cuenta de que tío Philip era quién me hablaba, abrazaba y trataba de calmarme. Me ayudó a levantarme y cuando lo hice no pude evitar mirar hacia el cuerpo inerte de Sergi.

— Cedric, tío él... necesito ver a Cedric por favor— culpa del llanto y la desesperación ni siquiera podía hablar claramente.

— Cuándo llegamos, algunos de mis hombres de seguridad fueron directamente por él. La ambulancia ya está aquí, lo seguiremos desde el coche.

— No, por favor, quiero ir con él.

— No lo permitieron Alanís, ya lo subieron a la ambulancia. Debemos seguirlos ... ¿estás bien? Dios, creo que debe verte un doctor— el mareo volvió a atacarme y sentía que no podia mantenerme en pie. Pero debía de ser fuerte para ir detrás de Cedric. Era lo único que me importaba.

— No, estoy bien... sólo fue un mareo. Por favor tío, llévame con él.

Seguimos a la ambulancia y apenas llegamos al hospital no me separé de la camilla pero cuando ingresaron a terapia, me pidieron que permaneciera en la sala de espera. Papá junto con Gladys llegaron inmediatamente y a medida que pasaban los minutos, me desesperaba mucho más el no saber nada de Cedric. Al cabo de casi una hora y media el doctor que había ingresado con Cedric, salió para informar sobre su estado.

— El paciente se encuentra estable, logramos extraerle la bala. Por fortuna no llegó a la zona del corazón, le dió en el hombro izquierdo pero perdió un poco de sangre. Con la transfusión y la bala extraída hemos logrado mantenerlo estable pero estas 48 hs. debemos mantenerlo bajo observación para que la herida no se infecte.

— Gracias Doctor.

— Gracias por todo.

— No se preocupen, estaré de guardia en el consultorio— el doctor iba a marcharse pero lo detuve porque necesitaba ver a Cedric.

— Espere doctor, ¿podemos pasar a verlo?

— Por el momento no sería conveniente pero les otorgaré el acceso en 24 hs— asentí a duras penas y luego el doctor nos dejó solos nuevamente.

— Hija, creo que deberías ir a dormir un poco. Estás muy pálida y con todo lo ocurrido no...

— No papá, yo me quedaré aquí. No me moveré de aquí hasta poder ver a Cedric— Papá aceptó mis palabras y todos permanecimos aguardando en la sala de espera. Y la verdad no pensaba moverme de aquí hasta que le dieran el alta.

Antes que todo, quiero agradecer a todas las personitas bellas que me dan su aliento, me escriben, me dicen para seguir, me preguntan que por qué estoy ausente y todos esos detalles.
Es muy importante para mí porque en ocasiones aflojamos la toalla y nos sentimos que no podemos seguir.
Pero de corazón muchísimas gracias a todos los que están allí, del otro lado y sobre todo por dejarme ingresar en sus corazones.
Los quiero muchísimo! 💜
Deseo les guste el capítulo y nos leemos pronto! 😘
Con cariño
Pati 💐

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top