03
Misuk
"Debajo de la cama"
El señor Jeon era a veces un poco raro, se pasaba los días enteros mirándome cuando no estaba en el trabajo, llevaba ya dos semanas trabajando para él y había tenido descansos si acaso dos días, me preguntaba cómo podía hacer tanto trabajo y no cansarse, trabajaba aproximadamente más de veinte horas al días.
Cuando me levantaba ya no estaba, e intenté varias veces esperarle para la cena y nunca llegó, siempre terminaba dormida en el sofá hasta el otro día, al parecer sí que era un hombre bastante ocupado, estaba más tiempo en el trabajo que en su casa, y no había tenido nada de tiempo para hablar con él, porque yo tenía curiosidad, ya había limpiado la casa varias veces y no había visto ni un solo retrato de él, además, en la segunda planta había un cuarto el cuál nunca había podido limpiar, ninguna llave abría la puerta. Tampoco había visto amigos viniendo a su casa preguntando por el, me asustaba que fuera un chico demasiado solitario y el trabajo lo consumiera poco a poco, no era bueno sentirse solo.
A veces ni siquiera tenía que hacer en la casa, parecía más mi casa que la de él, como nadie lo visitaba se mantenía todo el tiempo limpia, cuando limpiaba era por aburrimiento y no porque estuviera sucia, se suponía, según mis cálculos, que mañana le tocaba su descanso de la semana, realmente él necesitaba un descanso, quería verle bien, tal vez darle un pasaje y prepararle comida deliciosa para que su trabajo se minimice.
Ya había olvidado su broma de sexo duro, supongo, a veces si la recordaba y me ponía tan roja que parecía que iba a explorar, lo había dicho tan abierto, tan normal, que pareció que lo había dicho más por molestarme que por la respuesta en si; y vaya que me molestó.
¿Como su pasatiempo era estar con mujeres cuando ni siquiera estaba en casa? Era absurdo, como único que estuviera con esas mujeres en el trabajo, no era apropiado, pero aquí las personas hacían lo que le diera la gana, y aunque me alterara su respuesta, no podía opinar ni pelearle al respecto.
Además, yo estaba entregada al señor y se suponía que esas cosas no me podrían afectar, llevaba años preparándome psicológicamente solo para que cualquier tema que me confesaran en un futuro no me afectara. Pero supongo que oír decir a un hombre guapo sexo duro si me alteraba un poco.
Si, el señor Jeon era guapo, ni siquiera había visto nunca cosa igual, ni mi amigo Hyujin del convento tenía una belleza como la del señor Jeon, incluso parecía sacado de un cuento de hadas, su cabello largo, su piel blanca, labios pequeños, ojos negros, cuerpo definido... Definitivamente cuando vaya al convento debería de confesarme y olvidar que estuve pensando estas cosas. Pero a veces era una cosa imposible no darse cuenta por más entregada a Dios que estuviera.
Yo estaba entregada a Dios en cuerpo y alma y unos pensamiento de belleza masculina no deberían definirme, la belleza tanto del hombre como la de la mujer se hicieron para ser admirados, y eso era lo que yo estaba haciendo.
Antes de que cayera la noche, decidí darle una limpieza profunda al cuarto del señor Jeon, a veces no quería entrar solo para no invadir su privacidad, pero sabía que también necesitaba una buena organizada de vez en cuando.
Empecé por su cama, la cual estaba hecha un revoltijo, incluso con sábanas caídas en el suelo, la dejé como una tabla de lo bien que la alicé. Acomodé al rededor de las lámparas de noche que tenía en cada lado, puse de pie algunos objetos pequeños que tenía adornando y sacudí también un poco, no pude evitar mirarme en el espejo enorme que tenía al lado de su cama, uno que cogía de un lado al otro y se podía ver prácticamente toda la habitación.
Todo en la casa del señor Jeon era blanco y negro, su habitación era blanca y las sábanas y adornos en negro, algo un poco extraño, yo definitivamente no era muy amante del negro. Acomodé su guardarropa, tenía prendas en el suelo tiradas de este sin ningún tipo de cuidado, como si se vistiera apurado y de mala gana, como si jalara la ropa para ponérsela, algo muy común en hombres, no tener cuidado en nada de lo que hacen.
Con la aspiradora quité polvo y desechos del suelo y de la alfombra que tenía, acomodé también sus cosas de cuidado de la cara, y me dio curiosidad oler su perfume, me lo llevé a la nariz y sentí el suave aroma masculino, cerré los ojos y con solo olerlo me vino a la mente él, lo solté como si el frasco me hubiera quemado pero con cuidado de no romperlo, parecía caro y no quería quedarme endeudada mi vida entera por un perfume. ¿Cómo podía pensar en el señor Jeon solo por oler su perfume? Era de locos, y tal vez el estar encerrada sin socializar me estaba afectando un poco.
Me coloqué de rodillas solo para mirar debajo de la cama, ahí era donde más se almacenaba suciedad, y yo quería dejarle la habitación reluciente ya que entraba poco. Miré debajo y solo había algo, bastante raro, parecía un tipo de... Correa para perros. La alcancé con mi mano, en un buen estiramiento de espalda, tanto que el borde de la cama me raspó la curva de mi espalda. Dolió, pero logré alcanzarla.
—¿Qué haces Misuk? —entré en pánico cuando escuché su voz, un poco ronca, cansado.
Estaba detrás de mí, porque cuando intenté salir con la rara cosa en la mano y echarme hacia atrás, mi trasero golpeó con sus piernas y yo me pegué un golpe en la cabeza con la parte de abajo de la cama, además de rasparme mucho más la espalda con el movimiento brusco, sentí sofoco de momento porque me sentía atorada, e intenté respirar para no entrar en crisis. Ser claustrofóbica no era bueno, aunque no era tan grave en mi, en estos momento me comentaba a alterar, porque lo sentía a él demasiado cerca de mí y necesitaba salir para alejarme.
—Tranquila, tranquila, te atoraste un poco, déjame ayudarte —por la sombra pude ver que se agachó a mi lado.
Abrí los ojos grandes y abrí la boca para que el aire entrara a mis pulmones, pero era como si todas las vías de oxígeno de mi cuerpo se hubieran taponeado de un momento a otro, me sentía cada vez más sofocada.
—¡No! ¡Yo puedo sola! —vociferé en un grito agudo y desesperado, no podía dejar que el señor Jeon me tocara, no era adecuado, pero también tenía que admitir que estaba desesperada por salir y mi mente no me dejaba pensar como debía de hacerlo, y solo conseguía hacerme más daño en la espalda y en la cabeza cada vez que intentaba salir con urgencia.
—Estás atorada y desesperada, Misuk, puedo ayudarte y lo voy a hacer —concretó sin ponerle atención a mi grito —Trata de relajarte, ¿Vale? No intentes volver a salir, solo toma aire y relaja los músculos del cuerpo —me indicó, yo intenté seguir sus palabras, respirando con suavidad y dejando que mis articulaciones se relajaran poco a poco y yo dejara de forzar el salir de aquí —Muy bien, Misuk, voy a tocarte pero necesito que no te alteres, no te voy a hacer nada, solo te voy a ayudar a salir —abrí los ojos al oírlo decir que me iba a tocar —Sshh —colocó una mano en la curva de mi espalda, casi en mis glúteos, haciendo presión para bajarme.
Intenté pensar en frío, y que sólo me estaba ayudando a salir, claro, ¿Qué más podría estar haciendo? La tonta fui yo por meterme tango debajo de una cama tan baja.
—Estira las piernas, Misuk —lo hice ante su orden, estiré un poco mis piernas y me sentí más ligera en la parte de la espalda —Ahora arrastrate hacia atrás y podrás salir —me ordenó.
Yo lo hice al dedillo y pude salir al fin, con la respiración agitada, el cabello despeniado y sudada por todas partes, y con la cosa rara en la mano, y sí, era una correa para perros, pero ¿El señor Jeon tenía perros?
Luego volví a la realidad y que mi jefe estaba aún sentado en la alfombra que yo había limpiado antes mirándome.
—Oh, buenas noche, señor Jeon —le saludé, mirándome —Lo siento por... Esto que acaba de pasar, pero vi esto debajo de la cama y como estaba limpiando quise secarlo, ¿Usted tiene perros? —pregunté acelerada.
Estar en el mismo ambiente y respirando el mismo oxígeno que él en un lugar cerrado me sofocaba tanto como estar debajo de la cama segundos antes.
—No tengo perros, eso no es para animales, Misuk, y gracias por recogerlo, hacía días que no lo veía —contestó, arrugue mi entrecejo un poco confundida.
—Y si no es para animales entonces ¿Para que es? Tiene forma de correa para perros —le mostré.
El collar de cuero tenía varios orificios para ajustarlo a la medida que fuera, y tenía una gran cadena colgante bastante brillante, esto sí era para perros.
Pero al parecer mi confusión le hizo gracia al señor Jeon, porque soltó una carcajada que me asustó, lo miré reírse sin encontrarle la gracia a lo que había dicho. Deje que terminara de reírse y escuchar su respuesta al respecto.
—No es para perros, sabrás para qué es a su debido tiempo, te vas a encontrar varias correas de vez en cuando, y solo pido que no te asustes —contestó.
Yo me encogí de hombros. Él estiró la mano para coger la correa, pero para agarrarla acarició mis manos, me tensé al sentir sus tibias manos sobre mi piel y solo reaccioné mirándole a los ojos, los cuales me miraban con algo profundo, y tal vez aterrador para mí.
—La curiosidad mató al gato, y tú tienes que ser una gatita buena y no ser tan curiosa —me quedé de piedra.
¿Yo... Era una gatita...?
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Holaaa! ¿Como están?
Si hay algún error lo editaré después, quería publicar de nuevo y ya lo he hecho😁.
Bueno bueno bueno, una correa para perros, claro, o para perras también 😅.
Jsjsjs, bueno, a me gustó este capítulo a pesar de que no es la gran cosa, porque es el primer acercamientos mínimo que tienen estos dos, y esto va como flash☺️😁.
Espero que les haya gustado, nos vemos prontito en el próximo.
Lxs sarangheo❤️
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