Chapter XXX: Never...

Uno... dos... tres... cuatro... cinco... seis... siete...

Tantos golpes, esquivados y recibidos, eran lo que esos dos llevaban. Naruto contra Obito, Yerno contra Suegro.

Naemi solo miraba desde el suelo donde Obito le había lanzado con anterioridad, como aquellos dos trataban de matarse a golpes.

Golpes cargados con fuerza, con rabia, con odio, y una irrefrenable ira.

Un golpe directo, mejilla a mejilla, les hizo separarse casi un metro y medio de distancia, al igual que el tambalearse por lo aturdidos que ambos terminaron. A Naruto le tomo más tiempo recuperarse, gracias a la gran cantidad de veces que Obito le dio en el rostro, estuvo a poco de perder la razón.

Dio largas bocanadas de aire antes de ponerse en guardia nuevamente, pero si existía alguna cosa que Kuro y él compartían, era el despreciable juego sucio, ataco sin pensarlo dos veces.

Obito se lanzó hacia él, antes de poder recuperarse por completo, embistiéndolo con fuerza para hacerlo caer. Una vez en el suelo, el Uchiha le encesto patada tras patada al estómago, las piernas, brazos y la espalda. Vulgarmente se podría decir que lo agarro como un pedazo de carne al que golpeo hasta que el mismo se había cansado, porque no solo uso sus pies, después de unos minutos se inclinó hasta su altura para golpearlo con los puños.

Respiro por la boca durante algunos minutos, mirando al rubio muchacho aferrarse con todas sus fuerzas a seguir consiente, a levantarse y a respirar. Incluso le vio escupir sangre.

-Me has dado una buena pelea, Kurama... pero, por lo que veo te he ganado... y ya sabes lo que eso significa—Obito tomo la pistola que tenía en su funda del pantalón, y le apunto. —Anda... de pie—Ordeno, pateando con una considerable menos fuerza al rubio.

Naruto hizo lo que pudo, había perdido ante ese hombre, y ahora... debía pagar. Ni siquiera pudo levantarse, solo pudo quedarse de rodillas, jadeando con fuerza.

Obito se inclinó hasta su altura, y tomo la mano del Uzumaki, donde puso el arma. Como si fuera un muñeco, llevo la mano del chico hasta su cabeza. No es necesario recordar la santa golpiza que le había dado, y el hecho de que su cuerpo había perdido gran parte de sus fuerzas, que estaba seguro de no poder luchar más si trataba de oponerse.

Levanto la mirada hacia Naemi, ella lucia asustada, aterrorizada por lo que estaba viendo. Trato de sonreírle.

-Sonríe... sonríe para mi... por favor—Suplico Naruto entre jadeos.

La rubia reacciono a sus palabras, sus labios temblaban, sus ojos dejaban salir lagrimas que recorrían sus mejillas y caían por su barbilla. Toda ella estaba asustada, temblando y mirando al chico que amaba morir a manos de su Padre. Quería sonreírle... quería regalarle la sonrisa más hermosa que jamás vera... quería... pero no podía.

-Despídete de él, Naemi—Hablo Obito.

¿Qué harías tú? ¿Qué harías si vieses al amor de tu vida a punto de morir?... Algunos seguramente no harían nada, quizá por miedo... otros, lo salvarían a coste de su vida... y otros más, morirían con él... Solo por mencionar algunos.

Como un rayo, cada momento en que había pasado con ese rubio, llego hasta su mente. Cada risa que compartió con él, cada lágrima, cada discusión, cada castigo, cada abrazo, cada beso, cada cosa que pasaron juntos... Y... ¿esa sería la última vez que lo vería? ¿Es así como las cosas iban a terminar?

-Te amo—No supo si eso lo escucho o solo lo imagino. Pero, cuando sus ojos y los de él se encontraron, pareció afirmarle que no lo había imaginado, y que él se lo había dicho. Esa sonrisa que surcaba dolorosamente las mejillas de Naruto no mentía.

Escucho el seguro ser retirado del arma. Y su cuerpo solo se movió.

Había sido un impulso, una reacción, había sido cualquier cosa que quieras decir... pero eso, le valió para levantarse, correr y poder, por primera vez en todos sus años viviendo, en todos sus años viviendo con ese hombre... por primera vez, fue capaz de regresar uno solo de tantos golpes que él le dio.

Obito retrocedió, por la fuerza aplicada a ese golpe y después, se plantó mirando a su hija. A pesar de las lágrimas que dejaron su marca sobre sus mejillas, la afilada mirada de los Uchiha, se presentó en esos orbes azul oscuro.

Nunca antes había visto eso en ella... y cabe decir que estaba bastante sorprendido.

-No... yo... ¡No me despediré de él nunca!—Grito, seguido se lanzó contra él para poder quitarle el arma.

Hubo forcejeo por ambos lados. Si no hubiese luchado antes contra el Uzumaki, podría haber apartado a su hija de un golpe, pero tenía heridas que su súper traje de falso oficial no pudo proteger.

Sin embargo, el forcejeo se detuvo cuando el sonido de dos disparos se escuchó. Ambos se quedaron quietos, y después, Naemi cayó de rodillas al suelo.

--

Hinata continuaba corriendo por pasillos, haciendo lo posible por orientarse para llegar hasta donde estaban Sasuke y los demás.

-Derecha... no... izquierda—Se dijo en voz baja.

-¡¿Hyuga?! ¡¿A dónde se supone que vas?!—La voz de Sasori se escuchó en su comunicado. Ella se detuvo en seco.

-Yo... iré a ayudarlos—Hablo confiada.

-¿Es que quieres morir?, ¡Regresa ahora mismo con tus amigas!—Regaño el pelirrojo.

-No—Inmediatamente negó. —No... se... que no puedo hacer mucho, pero quiero ayudar en lo que pueda—

-Más ayuda el que no estorba, Hyuga, regresa ahora—

-¡N-No voy a re-regresar!—Levanto el tono de su voz. — ¡No pienso dejarlo morir!—

Aquellos eran sentimientos nobles, una chica dispuesta a todo por salvar al amor de su vida, no es algo que actualmente se veía... si no se cuentan las películas y series de televisión. Nunca antes hubiese visto eso en la vida real, y menos de una chica como ella que estaba dispuesta a salvar al monstruo de su hermano menor.

Se vio metido en una encrucijada, ¿Qué debía hacer? ¿Insistirle en que regresara, infundiendo miedo en ella? ¿O ayudarle a llegar hasta donde estaban los demás?

Las cámaras no mentían, necesitaban ayuda. Porque ahora, Kiba estaba luchando contra Kuro, mientras Sasuke hacia lo posible por llevar a Sai hasta donde estaba Kakashi. La herida del moreno le cobraba fuerzas de a poco a poco, y si él caía, nadie podría ayudarles.

-Si mueres... Sasuke va matarme—Le escucho suspirar. —Bien... Hyuga... sigue delante, y al primer pasillo a la derecha, sigue recto y llegaras—Hinata sonrió para sí.

-G-Gracias... Sasori—

-Ten mucho cuidado, ¿quieres?—No era exactamente que se preocupara por ella, sino, que si algo le pasaba a ella por su culpa, estaba seguro de que Sasuke no escatimaría en recursos para torturarlo... y lo que era peor, era que ahora en el grupo estaban los tres Uchiha... Nada bueno le pasaría a él estando esos tres juntos.

La observo por las cámaras, asegurándose de que llegara hasta su destino.

--

Las cosas estaban saliendo mal... la defensa trasera se vio obligada a entrar a la mansión debido a los demás mastodontes que llegaban con sus armas. No tenían cobertura desde el techo, y la munición no era infinita. Los recursos se agotaban y ellos perdían hombres.

Itachi, y Shisui estaban luchando contra el jefe Nagato y sus dos hombres. Cabe decir que no les quedaba mucha munición tampoco, no estaban preparados para que las cosas terminaran de esa forma.

Y la policía estaba aún cerca de la zona, pero ya no atacaban la mansión. Solo confiaban en el agente y en su jefe para que todo terminara.

--

-¡Vamos, vamos!—Decía Kuro. —Baila para mí, pequeño perro—Su cuchillo se movió ágil y velozmente, con la intención de matar al castaño con él. No sería mucho problema luchar contra él, pero aquellos movimientos que realizaba el contrario no eran algo común.

Pareciera que ese cuchillo y él habían estado juntos desde hacía muchos años. Parecía una parte vital del albino que sabía mover y hacer encajar con sus ataques físicos.

No era fácil, incluso ya llevaba varios cortes sobre la máscara, en las manos y en brazos. Kiba siempre fue mejor en cuestiones de rastreo de personas, seguimiento y la obtención de información. No era como Sasuke, quien se entraba diario para matar, que entrenaba diario a golpes y armas. Fue notorio para Kuro ese minúsculo detalle, que garantizaría su victoria contra otro de los cachorros de Kakashi.

Sasuke por su lado, había movido a Sai de donde estaba hasta llevarlo con Kakashi y el agente Gai. Cuando dejo el cuerpo inconsciente del otro moreno con ellos, se llevó una mano hasta su herida haciendo presión, torció sus labios un poco al sentir la punzada de dolor, tras ello, la retiro y observo su mano quedo pintada por su sangre.

-¿Quieres que te cauterice esa herida?—Hablo Kakashi.

-No... estaré bien... aún tengo un par de litros más dentro—Tomo una bocanada de aire conteniéndola, y después dejándola salir con lentitud. —Me encargare de Kuro tanto como pueda—

-Resiste hasta que regrese—

El Uchiha afirmo antes de lanzarse contra el albino a golpes y tomar de nueva cuenta toda su atención para él.

-¿Oh~... ya te has recuperado, Sasu-chan?—Sonrió ladinamente. Pero el Uchiha ignoro olímpicamente sus palabras, y continúo con su lucha sin mediar palabra alguna contra él.

Kiba respiro aliviado de no tener que seguir esquivando aquel cuchillo, y se encamino con velocidad hasta donde estaba Kakashi. Sin embargo, algo les falla. Solo dos podían caminar con normalidad, y había tres que no podían.

-Haremos dos viajes—Dijo Kakashi. —Yo llevare a Pain en mi espalda, Akamaru, lleva al Agente contigo, ya regresaremos por él—

-No, llévate a ese chico... yo puedo resistir aquí—Hablo Gai con una sonrisa hacia ellos.

-No creo que resistas, has perdido sangre, no de golpe como mi hijo, pero la has perdido, debemos llevarte hasta la zona segura... y mi novia te atenderá—Kakashi hizo una seña hacia el castaño de acercarse a Gai.

Aunque quisiera oponerse a esa orden, no podía hacerlo. Para variar el líder tenía razón. No había querido decir nada al respecto, pero a Kakashi nada se le escapaba.

Antes de ir por el agente, Kiba ayudo a Kakashi con poner a Yahiko sobre su espalda. Pero tras ello, el grito de Sasuke resonó en la habitación.

Kuro había logrado encestarle el cuchillo nuevamente en el hombro, un par de centímetros al lado de donde había dado el primer golpe.

-Te di, Sasu-chan—La sonrisa maligna de ese hombre se retorció en sus labios, a la vez que esos ojos rojos brillaban con un atisbo demencial. Estaba por torcer el cuchillo, cuando algunas balas fueron disparadas y unas rozaran su brazo.

Se apartó del moreno, para ver en dirección de donde vinieron aquellas balas. Y vaya sorpresa la de todos... Hinata sostenía esa arma en alto, aunque sus manos y cuerpo temblaran, sus ojos mostraban una increíble valentía.

Nadie se esperó que ella llegara en el momento justo.

-Oh~ cielos... la princesa Hyuga—Sonrió Kuro. — ¿Has venido a salvar a tu novio?—

Hinata paso saliva duramente. Tan solo ver nuevamente aquella sonrisa, y esos ojos tan rojos como la sangre le encogió en su lugar. Podría jurar que sus ojos quitaron todo su valor, toda su determinación, para dejar solo miedo en ella.

-¿Qué pasa princesa Hyuga?... ¿Te han comido la lengua?—Kuro lanzo el cuchillo de una mano a otra un par de veces, tratando de intimidarla.

Iba a acercarse a ella, quien aún continuaba bajo el marco de la puerta paralizada por el miedo.

-Yo... yo... yo—Tartamudeo en respuesta. Pero antes si quiera intentar más pasos, el Uchiha se abalanzo sobre él, para tratar de quitarle el cuchillo.

-¡Hinata!—Grito Kiba. — ¡¿Qué se supone que haces aquí?! ¡Te dije que regresaras!—

Ella reacciono a sus palabras, observo a Kiba y a Kakashi que le miraban al igual que el agente sorprendidos, tras ello, sus ojos se enfocaron nuevamente en Sasuke y su lucha contra Kuro. En ese momento vio su oportunidad perfecta para arrebatarle el cuchillo.

Ni siquiera lo pensó bien, solo dejo a su cuerpo reaccionar solo. Mismo que corrió, hasta llegar a donde estaban los dos luchando.

Sus manos dieron contra las de Kuro, y parte del mango del cuchillo, estaba dispuesta a quitárselo mientras Sasuke le retenía. Hubo un momento paso a cámara lenta... la mirada de perlados ojos se concentró en los ojos negros del moreno, dejando ver los sentimientos de cada uno.

Ella estaba decidida, asustada de igual forma, pero decidida a ayudarlo. Él por su lado estaba molesto, asustado, y extrañamente reabastecido de energía.

La escena era diga de enmarcar, los dos amantes luchando juntos contra un enemigo formidable, para darles tiempo a los demás de huir.

-¡Date prisa y vámonos!—Ordeno Kakashi a Kiba.

-¡Pero que pasara con...!—Dijo el castaño.

-Estarán bien... estarán bien—Extrañamente lo creía y no. Casi en ese momento, Sai había despertado poco a poco de esa patada tan ruda que recibió en la cara hacía rato.

-¡Vamos bello durmiente, es hora de la retirada!—Kiba le dio un par de palmadas a la mejilla del moreno para que pudiera espabilarse mejor.

-¿Qué... paso?—

-¡Pasa que muevas tu culo para salir de aquí!—Repitió Kiba quien ayudaba al agente a pasar uno de sus brazos por sus hombros y ayudarle a ponerse de pie.

Sai se levantó, se tambaleo incluso, pero poco a poco recupero su conciencia. Observo primero la pelea de Hinata y Sasuke contra Kuro, y después al agente, a Kiba y a lo que parecía ser Yahiko siendo cargado sobre la espalda de Kakashi.

-Mueve muchacho, no tenemos tiempo—Ordeno Kakashi. Quien observo a su hijo y a la chica que luchaba junto a él. –Resistan—Pensó antes de irse hacia la zona "segura" de la mansión.

Kiba y el agente le siguieron, al igual que Sai. Dejando a la pareja SasuHina luchando solos contra el albino, quien había perdido su bendita paciencia.

-¡Suficiente!—Grito bastante enfurecido. Levanto su pierna lo suficiente para patear a Hinata lejos de él, ella se tambaleo hasta caer de nalgas al piso, pero con el cuchillo en sus manos. Tras alejar a la mujer, sujeto a Sasuke de sus ropas por la espalda y le arrojo con fuerza casi hasta donde Hinata había caído. El moreno cayó de espaldas.

-Sasuke—Ella se acercó a él.

-He sido muy paciente con ustedes... he sido muy blando... he sido... bueno—Kuro se llevó una mano hasta la frente y después la paso por sus cabellos. Sin embargo, al hacerlo, mostro una mirada totalmente distinta. Sus brillosos ojos rojos adquirieron un tono demasiado oscuro, la sonrisa que se cargaba fue borrada por un semblante de seriedad absoluta. —Quería divertirme esta noche... quería pasarla bien... pero veo que ustedes no me lo permitirán—

Mientras que Hinata y Sasuke se ponían de pie, Kuro había sacado un móvil de los muchos bolsillos de su traje. Marco algo en ese aparato, y después se escuchó el altavoz.

-¡HINATA!—Grito alguien al otro lado de la línea... mismo alguien que ella reconocería. Su Madre.

-Ma... Mamá—Vacilo en sus labios.

-Exactamente... ahora mismo, algunos de mis hombres están con tu familia... y no creo que te guste escuchar sus voces siendo asesinados... ¿o sí?—Una sonrisa salió de sus labios, demasiado retorcida. —Ahora... estoy seguro de que Sasuke no les dejara morir, ¿verdad?—

-Eres un hijo de puta—Rechino entre dientes el contrario.

-Si... Mamá nunca fue buena conmigo... solo Papá... pero a él le perdí... y todo gracias al bastardo de un oficial—Su mirada se perdió unos instantes en la nada, como si recordara la última vez que vio a su Padre y los sentimientos que tuvo en ese momento.—Si Obito aún no ha matado a tu amigo, quiero lo traigas—

-¡JA! ¿Crees que realmente lo haría?—Respondió Sasuke.

-Bueno, es tu decisión... y tu decisión puede matar a la familia de Hinata—Inevitablemente su mirada se centró en ella, quien le miraba bastante más asustada que hace un rato.—Si ha muerto, bueno... tu y yo nos arreglamos aquí—

Sasuke le clavo la mirada, pero Kuro no sonrió con satisfacción por ello. Incluso frunció más su entrecejo.

-¿Qué es lo que quieres de él?—Cuestiono Sasuke.

-Bueno... aparte de que me ha quitado a mi precioso ángel... su Padre fue quien mato al mío, es justo que quiera venganza. Tú lo comprendes mejor que yo, ¿cierto?—Sasuke se tensó unos segundos. —Ahora... llámalo—

-No va contestarme, está molesto conmigo—Ahora mismo daba gracias porque así fuera.

-Inténtalo... o la pequeña Hanabi Hyuga morirá—Su tono se suavizo enfermizamente.

-Sasuke... yo—Hinata atrajo la atención del moreno.

-No dejare que los maten... aunque me odien—El Uchiha suspiro.

Y llevo una mano hasta el botón de su comunicador.

--

Tras verla caer de rodillas, sintió una rabia increíblemente poderosa al igual que una terrible tristeza luchando dentro de él como dos huracanes categoría cinco. Si ese hombre la había matado, él le mataría con sus propias manos. Pero, antes de hacer nada, Obito había caído de igual forma.

Pueden llamarle karma, azar del destino, mera coincidencia, no importa como... pero aquellos dos disparos habían dado justamente donde su súper traje de policía falso no protegía. Ambas balas habían dado contra el vientre del Uchiha.

Al caer, se apoyó contra su hija, apoyando su barbilla en su hombro.

El cuerpo de Naemi se había congelado en su posición, aunque los temblores se esfumaran, los latidos elevados de su corazón hacían retumbar todo dentro de ella. No sabía que sentir... no sabía si debía llorar, apartarlo, gritar... era tan confuso.

-Siempre fuiste una... carga—Susurro en su oído, haciendo que su hija respingara en su lugar, y los temblores de su cuerpo regresaran como si con sus palabras le devolviese la vida que juro escaparse de ella. —Pero fuiste la mejor carga que tuve—Naemi rompió en llanto al momento de escuchar esas palabras salir. Provoco que todo su cuerpo se estremeciera y aquellas emociones se volviesen mucho más inestables.

Naruto se acercó como podía hasta poder tomar el arma que había caído de las manos de los dos, ese era el momento adecuado para terminar con la vida de Obito de una buena vez por todas.

-Perdóname—Finalizo sus palabras. Sabía que pedir perdón ahora no serviría de nada... no se ganaría el cielo con eso, pero al menos se quitaría de encima esa rara sensación que obtuvo cuando Kuro le entrego ese dinero aquella vez...

Naruto sujeto a Naemi en sus brazos, apegándola tanto como fuera posible a su pecho, apartándola de Obito.

Obito se quedó de rodillas, llevando una mano hasta esa zona que no dejaba de sangrar debido a las balas que aún tenía dentro de su cuerpo. Naruto sostuvo el arma en alto, apuntándole a la cara sin ninguna clase de titubeos.

Ambos se miraron a los ojos en ese preciso instante, permitiéndose intercambiar palabras mediante sus miradas.

Tras unos cuantos segundos mirándose, disparo sin pensarlo dos veces hacia Obito. Matándolo en cuestión de segundos.

El silenció reino en ese momento. Un silencio que se fue rompiendo poco a poco por los sollozos de Naemi.

Realmente no pensó que dolería, no pensó que fuera a sentirse así si lo llegaba a ver morir, pero así estaba... llorando amargamente por la muerte de ese hombre, que con su último aliento, le pidió perdón. Toda su vida él siempre le trato mal, siempre fue cruel y abusivo con ella. Ella no debería de sentirse así... No debía, ¿cierto?

¿Por qué debía dolerle su muerte entonces? Si toda la vida le trato mal... ¿Por qué dolía de esa forma? ¿Es que acaso aun después de muerto ese hombre la haría sentir mal?

Debería estar prohibido sufrir por personas así; Por personas que solo entraron en tu vida para hacerla miserable. Debería existir una pastilla, un elixir o algún otro remedio que curara ese dolor que esas personas causan... es una pena que no exista. No al menos como tal.

Abrazo a Naruto con fuerza, y hundió su cara en su pecho, llorando. Aunque ese abrazo le dolió al Uzumaki, se contuvo de mostrarlo para no apartarla de él.

-Tranquila... todo está bien... todo está bien—Escucho decir al rubio, que soltó el arma a unos centímetros suyos, para poder acariciar con una dulzura inusual la cabeza de la chica, y de paso envolverle entre sus brazos.

-No... no entiendo porque me duele tanto... el... el jamás me trato bien... me odiaba... yo—Hablaba entre pequeños hipitos.

-No lo sé—Dijo. —No lo sé—

Duraron así, abrazados unos instantes hasta que el comunicador de Naruto sonó.

-Naruto... tienes que escucharme—Escucho decir a Sasuke. Pero no se dignó a contestarle. —Sino me contestas... Kuro va a matarme a mí y a Hinata—Volvió a decir después de unos minutos en que el contrario no respondiera.

Fue en ese momento en que Naruto contesto.

-¿De qué hablas?—Contesto entre preocupado y molesto.

--

Sasuke le explico resumidamente lo sucedido cortando evidentemente la parte de que era una trampa, y tras momentos de silencio por parte del Uzumaki, este acepto en ir.

-Bien, bien... Sasuke—Sonrió ladinamente Kuro. —Ahora... dile a Kakashi que no regrese—

El Uchiha le clavo la mirada asesinamente. Se notaba las ganas que tenia de matar a ese albino, pero, mientras que él tuviera a la Familia de Hinata bajo su poder, no podía oponerse a sus órdenes. Delo contrario, los mataría. Y no permitiría a Hinata sufrir de ninguna manera... ya suficiente tenía con lo que estaban pasando, y lo que pasaron antes.

-Oh, es verdad... Pide que desactiven las cámaras de esta sección—Dijo, mirando hacia una esquina donde la cámara era apenas visible.

-¿No quieres un maldito helado también?—Rechino entre dientes bastante furioso por la cantidad de cosas que estaba pidiendo.

-Oh, no, no... Me está doliendo la garganta, prefiero evitarme la enfermedad—Y ahí estaba otra vez esa sonrisa de antes. Tan misteriosa y maliciosa.

-Oye—Hablo Sasuke por el comunicador con la mirada de Kuro en cada movimiento que hacía.

-No tienes que decirlo, lo he escuchado todo y le informe a Kakashi—Respondió casi de inmediato el pelirrojo. —Ya tenemos resuelto lo de la familia de tu novia. O al menos esperamos no empeorarlo, pero el Agente ya está enterado de eso, ya ha dado orden a algunos de los oficiales a que fueran a su ayuda—

El Uchiha reprimió su sonrisa.

-Pero no creo que lleguen antes que Naruto contigo—Continuo.—Kakashi dijo... que dejara el resto a ti, porque es Kuro quien los quiere a ti y a Naruto... así que... ¿quieres que desactive las cámaras y corte la comunicación? Estarán solos después de eso—

Sasuke inhalo profundamente. Su vida ya no era la única que debía salvar, también estaba la de su amada Hyuga, y la de los dos rubios. Apenas diera la orden, se quedarían solos.

Observo a Hinata, seguido a Kuro, y después decidió.

-Hazlo—Confirmo la orden, provocando que la sonrisa de Kuro se ensanchará.

-Como órdenes—Respondió Sasori al cabo de unos minutos de silencio.

El pelirrojo miro la cámara de esa sección, y la desactivo con algunos tecleos rápidos. Corto la comunicación con Sasuke, y pronto lo haría cuando Naruto llegara con ellos.

-¿Qué dijo?—Escucho la voz de Kakashi tras unos instantes.

-Están solos... Padre—Respondió.

El peli-gris suspiro

Kakashi nunca supo ese detalle... si bien sabía que el Padre biológico de Naruto era policía, pero no que había sido el mismo policía que encerró al Padre de Kuro y que gracias al exhaustivo trabajo de ese oficial le condenaron a muerte.

No podía hacer mucho, se arriesgaba a que mataran a la Familia de la Hyuga si trataba de hacer algo, o que peor, llegar a enterarse que ese maldito albino tenía a la Familia de su novia y le tenga atado de manos al igual que a Sasuke, aunque a él le daría lo mismo si los mataran claramente, pero se arriesgaría a que Sakura lo odiara por el resto de su vida o que peor, que la dulzura de su mujercita se muriera junto a ellos.

Claramente no estaba seguro de que aquello fuera cierto, pero si algo han estado aprendiendo de ese albino, es que está lleno de sorpresas.

--

Un momento...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top