Chapter XXIII: El Enemigo
Perder los estribos, arrojar todo a su paso, y gruñir como una bestia blasfemias que dejarían sorprendido a más de uno.
Era quizá la primera vez que perdía los estribos de esa forma, pero como no hacerlo, su obsesión fue secuestrada otra vez, nuevamente por aquel demonio de la corporación de Kakashi. Sabía que no debía dejarla otra vez con la ineptitud de su Familia, pero creyó que aquello serviría como un regalo para ella de su parte.
Algunos de sus subordinados miraban la escena desde una distancia prudencial, al igual que algunas sirvientas.
Arrojo de ultimo uno de sus jarrones de miles de dólares, hacia la mesa de igual valor o más de cristal del centro de los sillones piel que estaban en la sala principal. Debió saberlo al momento en escucho todo aquel estruendo que se dividió en la ciudad hacia unos días.
Las cosas ya no salieron según sus planes, y aquel festejo que tenía planeado dentro de unos días más, se vio arruinado gracias a esos idiotas de la organización de Kakashi.
Como todo buen hombre dentro de negocios peligrosos, conocía alguno que otro estrella dentro de esos negocios. Conocía a Kakashi, algunas veces hicieron tratos pequeños u otras eran reunidas por otros negociantes, asistían a algunas subastas de mujeres, de armas o terrenos. Eran conocidos de alguna manera, más nuca pasaron de alguna charla sencilla.
Toneri conocía a algunos de los subordinados de Kakashi, al menos los conocía de vista. Todos con sus máscaras y trajes negros que no dejaban distinguir más allá del hecho de saber que eran hombres y estaban en buenas condiciones físicas.
Podría haber conocido sus identidades, pero Kuro no quiso darle más información sino había una buena paga de por medio. No es que el dinero fuera un inconveniente, pero no creyó que se la volvieran a robar tan pronto.
Había salido a la terraza, y respiro profundamente tratando de controlarse para volver a su semblante tranquilo, retomar su compostura. La luna brillaba sobre su cabeza, la preciosa luna que no tardaba demasiado en completarse y brillar con fuerza.
Se quedó observando la luna varios minutos, lo suficiente para poder relajarse. Su belleza, su postura, su hermosura, todo lo que esa luna expresaba la encontró en los ojos de Hinata la primera vez que la vio. E de ahí de donde surgía su fuerte atracción hacia ella.
Para él, la luna era todo. De pequeño hablaba con ella, porque de alguna u otra forma sentía que lo escuchaba, que le apoyaba. Cuando se es tan solitario, encuentras la mejor compañía no personas, sino en cosas materiales. Como aquellos que se encariñan con un oso de peluche o algún muñeco, hasta aquellos que estando inmersos en la oscuridad encuentran algo con quien hablar.
"Toneri había sido hijo único, creciendo en un ambiente tranquilo. Un ambiente rodeado de lujos, de caprichos que se cumplían a su sola orden, de deseos cumplidos, un ambiente le convirtió en el hombre que era ahora.
Alguien que siguiendo los pasos de su Padre, creo un imperio poderoso. Pero así como obedeció al pie de la letra las acciones de su Padre, también siguió con esos malos negocios que el mismo hacía.
Contratos con mafiosos, asesinos, ladrones y distribuidores de objetos múltiples. Gracias a ellos, el ascenso a su imperio fue más fácil de lo que creyó.
Enviando a matar a la competencia, intimidar a aquellos que se oponían a él, y destruir. Todo ello le llevo a la grandiosa sima. Pero... así como estaba en esa sima, estaba solo. Sus Padres habían fallecido en un accidente, y él, que se dedicó más a su trabajo, que le obligo a dejar pasar muchas veces la oportunidad de casarse y tener hijos.
Un día, le invitaron a la Mansión Hyuga por una fiesta que se organizaba de cumpleaños por una de las princesas Hyuga. Asistió, solo por compromiso.
Pero, al momento de ver a la cumpleañera, en ese hermoso vestido blanco con detalles turquesas adornando la parte baja del mismo, su cabello suelto, oscuro y brillante a su vez, la piel tan clara como una muñeca de porcelana y esos encantadores ojos perlados, le enamoraron al primer contacto.
Como buena anfitriona, Hinata paseaba entre los invitados saludando y asegurándose de que todos la estuvieran pasando bien. Al momento de llegar con él, le dedico la sonrisa más hermosa que en su vida había visto.
Desde ese momento en adelante, se dedicó a hacer tratos con los Hyuga, trato de acercarse, volverse amigo de Hiashi y en algún momento, pedir la mano de Hinata en matrimonio. Sin embargo, al momento de enterarse de la desaparición de su amada princesa, recorrió cielo, mar y tierra para encontrarla.
Contacto tras contacto, ninguno fue útil. Su obsesión por encontrarla le estaba llevando a un abismo del que estaba seguro no encontraría salvación, pero, en medio de todo eso, recordó en muy lejanas memorias aquel albino de ojos rojos.
Lo conocía de años atrás, donde sus Padres se reunían para jugar cartas.
Cuanto pudo contactarlo, Kuro le hizo saber que él también buscaba a alguien que le robaron, y que encontraría a Hinata pagando un favor que le debía. Tras saber eso, Toneri no reparo en gastos y le comunico a Hiashi que podía encontrar a su hija, a cambio claro, de que ella se casara con él.
Hiashi Hyuga, en medio de la desesperación por encontrar a su hija y salvarla de las garras de aquellos demonios, lo concedió."
Regreso de sus memorias, suspirando con mayor tranquilidad. La luna aun brillaba solamente para él, sacando una amplia sonrisa.
-¿Cuento con tu permiso?—Hablo hacia el cuerpo celeste. Y como si la luna le respondiera, el amplio un poco más su sonrisa.
Un subordinado salió a la terraza, para asegurarse de que su Jefe ya estuviera tranquilo.
-¿S-Señor?—Cuestiono.
-Llama a mi amigo Kuro... dile que necesito que venga tan pronto sea posible—Toneri giro un poco para verlo por encima de su hombro, dedicando una sonrisa amable a el sujeto.
-¡Si señor!—El subordinado acato la orden y regreso dentro.
-Pronto vas a conocerla, espero que sea de tu agrado—Dijo Toneri una vez que estaba solo a su amada luna. Con una sonrisa.
--
Bajo de su auto, para mirar el enrome complejo de apartamentos que se alzaba frente a él. Su auto fue llevado por un valet parking al estacionamiento de tan elegante complejo.
El hombre que custodiaba la puerta, la abrió ante su presencia con una sonrisa y desenado un amable, "Buenos días", mismo que él como siempre solía hacer, correspondió con lo propio y una sonrisa amable.
Avanzaba por la estancia principal, elegante y lujosa, llena de muebles caros, personas que se movían de acá para allá, otros más sentados en esos sillones lujosos con colegas o familia, entre otras cosas más que no eran necesarias para su persona. Entro al elevador, marcando el último piso.
Saco el móvil de su bolsillo, mirando la pantalla de bloqueo. El reloj marcaba once de la mañana en punto, la fecha y la imagen personalizada que llevaba de fondo. Una fotografía que insistió en tomarla junto a Naemi con la cámara frontal. No evito sonreír, hacia tanto que no se sentía tan feliz como ese momento en donde todo estaba marchando de maravilla y solo restaban pocas horas para irse con su nueva mujer tan lejos como su dinero costeara.
El ascensor marco su piso con un pequeño tintineo, mismo que hizo abrir la puerta. Salió y camino un poco hasta llegar a la única puerta que se encontraba en ese lugar.
Toco dos veces, y espero a que alguien atendiera la puerta, misma persona que fue nada más y nada menos que una joven sirvienta.
-Busco al joven Otsutsuki—Hablo hacia ella con educación digna de un caballero.
-Adelante, por favor—La joven se apartó de la puerta, cediéndole el paso. Kuro entro, dedicando de ultimo una sonrisa amable a la chica, misma que se sonrojo un poco ante esa sonrisa.
Con ello, avanzo hasta la terraza donde estaba su colega albino, recargaba parte de su peso en la barandilla que le proporcionaba seguridad de no caerse, con una copa honda que tenía de contenido lo parecía ser vino.
-Habla rápido que tengo que tomar un vuelo en pocas horas—Se presentó ante Toneri.
-Es un gusto hablar contigo otra vez, querido—Respondió el gesto. — ¿Qué tal te ha ido con tu nueva mujer?—
-Bastante bien... pero sé que no me has llamado para que nos pongamos al día con una linda charla, pastelillos y café. ¿De qué se trata?—Kuro se acercó un poco más a él, quedando separados por algunos metros.
-Quiero que encuentres a Kakashi y su gente... y los mates a todos—Kuro abrió sorpresivamente sus ojos ante la petición tan directa de su colega, usualmente Toneri le gustaba andarse entre las ramas o fingirse el mártir. —Me han robado a mi amada Hyuga otra vez—
-¿Te has puesto a pensar que quizá no sea para ti?—Ante el comentario, Toneri se dio media vuelta para encararlo y verlo con un semblante molesto que conllevaba su ceño levemente fruncido y sus labios torcidos en una mueca de desagrado.—Bien, bien... es broma—
Kuro rodo sus ojos con notoria frustración. ¿Nadie entendía su sentido del humor?
-Hinata debe ser mía si o si—Kuro bufo.
-Bien... los encontrare, pero tú te mancharas las manos—Sentencio el albino contrario. —Yo tengo cosas más importantes que hacer—
-¿Cómo estar con tu usado juguete sexual?—Toneri era quizá una de las pocas personas a las que Kuro no mostraba tanto su amable sonrisa. Con aquel albino de ojos turquesas no podía fingirla, a pesar de las similitudes entre ambos y un pasado que compartían, Kuro sabía que con él, su sonrisa amable y engañosa jamás funcionaria.--¿Crees que estando bajo el poder de uno de los cachorros de Kakashi nunca la toco? ¿Qué no tuvo sexo con ella?—
-Es lo mismo con tu querido trozo de luna—Era una pelea silenciosa de miradas y palabras que buscaban herir o cuan mínimo golpear alguna parte de ellos. Lástima que en ellos, todos esos sentimientos habían quedado oscurecidos por las vidas que llevaban, tanto que cualquier insulto a su persona, no causaría ningún daño.
Kuro se cruzó de brazos, borrando aquella sonrisa amable, dejando paso al semblante de un hombre frío y sin emociones. Aquel juego podía continuar y terminar con una pelea que era mejor no iniciar en ese momento.
-Solo por respeto, no pienso matarte hoy—Hablo Kuro.--¿Qué tienes en mente?—
Toneri sonrió.
-El crimen perfecto—
--
Naruto estaba sobre la cama, mirando el techo, perdido en algún rincón de su mente. Había hablado con Gaara como se lo había pedido el mencionado, más sin embargo, no llego a pensar que le hiciera una proposición como esa.
"-Trabaja conmigo—Hablo el pelirrojo. —Únete a mi organización—
Por poco y sus ojos azules salían de las cuencas de su cara por dicha sorpresa. Parpadeo incluso varias veces antes de poder responder a eso.
-Gaara... no puedo—Respondió con cierta incomodidad.
-Puedo pagarte mejor de lo que Kakashi te paga—Dijo. Con aquel tono serio que siempre le caracterizaba, sin sonrisas, ni un cambio rotundo en su voz. —Duplicar lo que te pague, incluso triplicarlo—
El Uzumaki estaba casi sin habla por tan generosa oferta, pero dejar la banda no era una opción para él.
Dejando de lado que Kakashi podría mandarlo a matar o que Sasori experimentara con él algún aparato tecnológico que borrara su memoria, tenía vínculos muy importantes. Ellos eran su familia.
Se sentó sobre el sofá, mientras Gaara imitaba el gesto tomando un lugar a un lado suyo. Los ojos aguamarina prestaban toda su atención hacia él, esperando pacientemente su respuesta.
-No... no pudo aceptarlo, Gaara. —Acompaño su negación con un movimiento de su cabeza negando igualmente. Pero el contrario no dejaría las cosas así.
-Ahora tienes alguien que te importa, ¿no es verdad?—Continuo. —Esa chica es importante para ti, y por cociente ya debes pensar en su seguridad también. Con Kakashi, solo encontraras TU seguridad, no la de ella—
-No estés tan seguro de eso, Kakashi también puede protegerla—Naruto debatió aquella injusta observación que hacia su amigo. No tenía por qué levantarle falsos a Kakashi de esa forma.
-¿Estás seguro de eso?—Gaara profundizo su tono de voz, clavando aún más su mirada en la contraria. Aquello de alguna manera hizo sentir inseguridad al rubio por la respuesta que vacilo en sus labios.--¿Cuántos años han tratado de controlar Konoha? ¿Cuánto aliados has perdido para poder tomar la ciudad? ¿Cuánta sangre más debes ver derramada para saber que Kakashi solo trae consigo la muerte a quien le rodea? El hecho de que estés vivo, solo quiere decir que has tenido suerte—
Naruto suspiro, llevo ambas manos a sus piernas, sujetando fuertemente el pantalón que usaba en ese momento. No quería reconocerlo, no quería recordar a cuantos conocidos había enterrado, a cuantos otros vio morir delante de sus ojos, a cuantos más no pudo salvarles la vida. Aunque pudiera tener la sangre fría para matar, eso no quitaba el hecho de que algunas partes de su humanidad siguieran en él de formas sutiles.
Una organización no es simplemente una banda de vagos que se dedican a trabajos ilícitos, también son una familia.
La vida como un criminal, como un ladrón, un asesino, secuestrador y todos aquellos que viven fuera del orden que la sociedad considera inmoral, podían llegar a encariñarse con seres iguales a ellos, y verlos morir era ver morir a un amigo. Algunos claro está, otros ver morir a los suyos no era nada que afectara su vida.
Mas sin embargo, su vida nuca sería fácil. Su vida no sería normal nunca, su vida estaba arruinada desde el momento en que asesino a ese sujeto en el despacho de Kakashi hacia tantos años.
Lo único que le quedaba, era ver por su vida, y sobrevivir a como diera lugar. Porque en esa vida nada es seguro, o bien te maten a la vuelta de la esquina o te arresten para pagar una de las muchas cadenas perpetuas que debes.
Tanto así como el pelirrojo tenía razón, podía equivocarse.
Si tuviera razón, no estarían teniendo esa charla. Porque si tenía razón, él ya debería estar muerto.
-Aunque tengas razón, no puedo hacerlo—Respondió con una extraña seriedad en él. —Kakashi, y toda esta organización son mi Familia, y a la Familia no se le debe abandonar nunca-ttebayo—
-No, pero tarde o temprano deberás dejar esto por un bien mejor, y ese bien es esa persona que te importa—Gaara no tenía la intención de renunciar. —Yo controlo Suna, yo controlo esa ciudad hasta al último de sus policías, y habitantes... mi poder supera al del Presidente, viviendo conmigo, ambos podrán salir sin miedo, podrán vivir una buena vida, disfrutaras más tiempo con ella—
Naruto se quedó mirando la seriedad con la hablaba el pelirrojo, sin duda no tenía la más mínima intención de renunciar. ¿A quién le recordaba eso?
-Escucha, Naruto... te aseguro que pasara mucho antes de que puedan tomar todo el control de Konoha. Años incluso podrían pasar. ¿Estás seguro de querer arriesgar ese tiempo que podrías invertir estando con ella, para tomar el control de esta ciudad?—Concluyo, colocando su mano sobre el hombro de su compañero. Dedicando de ultimo una sonrisa sencilla y pequeña. —Piensa bien las cosas, y elige que lo sea mejor para ambos—
Naruto se quedó callado, mirando sus manos que aflojaron su agarre del pantalón. Escucho el rechinar del sillón al momento en Gaara se puso de pie, y sus pasos que anunciaban que se alejaba para salir de la sala este, dejándolo sumirse en miles de dudas."
Lo había estado pensando cuidadosamente, más de lo que había creído. No todos los criminales deben permanecer siempre unidos a su trabajo por el resto de sus vidas, algunos se retiran tras un gran golpe, tras un gran robo, un gran acto de asesinato, que les da el pase a su libertad. Tal y como lo hizo Jiraiya, el antiguo líder, que se retiró con una fuerte suma de dinero a una isla paradisiaca donde vivía como un Rey, o cómo vivió hasta el día de su muerte.
Algunos otros, viven entre nosotros sin que nos demos cuenta. Fingiendo ser una persona más, viviendo la vida que jamás pudieron tener antes, teniendo una Familia, gozando de sus enormes botines, y disfrutando. O simplemente tomando un descanso de tanta sangre, de tantas adicciones e intentos de asesinato.
Él, como muchos otros, en algún momento de su vida, llego a imaginarse en una vida normal. Una casa a las afueras de una ciudad, una cabaña en el bosque, o una propiedad en una isla paradisiaca, o una simple y sencilla casa en los suburbios. Tener esposa e hijos, y redimir su vida.
Pero, aun así, había muchos contras y muchos pros en tomar una decisión de tan alto nivel. Debía pensar que ya no estaba solamente por él, sino por Naemi también. Ella le seguiría y debía asegurarse de que estuviera a salvo tal y como lo prometió.
De igual forma, no quería abandonar la organización en la que se crio, y a la cual le tenía mucho cariño.
Ya no era un niño al que debían cuidar, ya podía tomar sus decisiones por su cuenta, era un adulto en toda la expresión de la palabra,-aunque algunas veces se portara como un imbécil adolecente-, ya no requería del mismo cuidado que antes.
Giro sobre la cama, hasta quedar boca abajo y hundir su cara en la almohada.
-¡A la mierda todo!—Dijo para sí.
--
Por su lado, en una habitación continua, estaba el menor de los Uchiha, miraba el techo de su habitación de igual forma. Esa noche estaba solo en la habitación, debido a que Hinata y las chicas tuvieron la idea brillante de tener un pijama para ellas.
-Ya no son unas adolecentes moja bragas—Pensó al recordarlo. Pero no pudo oponerse, nunca podía hacerlo cuando se trataba de esos ojos perlados pidiéndole permiso.
Le resultaba gracioso en cierta parte y vergonzoso de la misma manera.
Él, un asesino, un ladrón, y ser despiadado que no tenía escrúpulos a la hora de ser cruel, era dominado como un gato por una sencilla mujer. ¿Qué podía decir? La carne es débil. Y él, como buen hombre era débil a una mujer, su mujer.
Gracias a ella, las cosas consigo habían cambiado. Dejaba de sentirse el monstruo que era, y reanudaba de nueva cuenta aquellos sentimientos que debía mantener reprimidos si quería continuar siendo bueno en su trabajo, era capaz se sentirse más tranquilo, relajado, e incluso feliz.
No se imaginaba la vida sin ella, un ser especial que era capaz de perdonar todos sus crimines y pecados. Un ser que fue capaz de ver más allá de su oscuridad, que fue capaz de ver más en él, de encontrar algo que ni él recordaba poseer.
Ya no solamente era su obsesión de hacía años, ahora era la persona que amaba. La persona de la que estaba seguro que amaba.
Pero... Había algo que estaba molestándole. ¿Por qué no se sentía tranquilo?, ¿Por qué sentía que algo saldría mal?
Giro sobre la cama, quedando de costado. Sentía una extraña sensación, una alerta interna, algo que le estaba advirtiendo que las cosas saldrían mal. Algo que le estaba impartiendo un miedo irracional.
Otras veces sintió esa punzada, y todas esas veces acertaba. La vez en que robarían el banco estando en Suna, sentía que algo saldría mal, y en efecto, casi eran arrestados. O aquella vez en que las chicas escaparon, también sentía que algo estaba por salir mal.
La duda... ¿Qué saldría mal esta vez?
Conocía el plan, incluso los planes alternativos que ingenio Kakashi y Shikamaru en caso de que el principal saliera mal. Además del plan de evitar darle información a Naruto sobre el paradero de Naemi.
Cada plan, cada plan B, C, D, cada uno de los planes de contingencia los conocía al pie de la letra. Y no había error en ellos que pudiera ponerlo a él o a Hinata en peligro, ni a Naruto, ni a su hermano, ni a Shisui.
Rememoro cada plan, cada uno de ellos, buscando algo que fuera el origen a tan malas sensaciones. Pero no encontró nada.
Se sentó sobre la cama, llevando ambas manos a su rostro durante algunos segundos, mismas que después retiro de su rostro. Con ello, prosiguió a sentarse sobre el extremo de la cama, al mismo tiempo en que la puerta se abría.
Alguien se asomó rápidamente y después ese alguien entro por completo.
-¿Se te ha olvidado algo?—Cuestiono Sasuke al ver entrar a Hinata. Ella negó con su usual timidez, solo que en esta ocasión, al momento en que ambos se miraron ella aparto la mirada tan pronto pudo dejando relucir un sonrojo en ambas mejillas, puesto que, el atractivo Uchiha solamente llevaba de pijama unos sencillos bóxer negros que se ceñían mucho a la parte de su cuerpo que cubrían de la desnudez.
Hinata negó, sonrojada y evitando a toda costa mirarlo directamente. Sasuke expreso su duda en su rostro, alzando una ceja sin entender porque continuaba así de tímida. Hasta que claramente se percató de su semidesnudo cuerpo.
-Ya me has visto desnudo muchas veces, no entiendo porque aun te avergüenza verme así. —Uso una de las sabanas para cubrirse.
Hinata continúo encogiéndose de hombros, aun sonrojada. Mismo sonrojo que desapareció un poco al verlo ya cubierto por la sabana.
Cerro la puerta tal cual estaba antes, y camino hasta llegar con él y sentarse a su lado.
-No... no quería dormir con ella hoy—Expreso jugando con sus dedos nerviosamente.
-¿Por qué no?, ¿Qué no son tus mejores amigas?—Algo le ocurría a Hinata, algo que era evidente pero misterioso a su vez.
Hinata se encogió de hombros, aun jugando con sus dedos. No lo miraba directamente, o sabía que las palabras que diría se quedarían hundidas en su garganta de alguna forma.
-T-Tengo... miedo—Expreso.
-¿Miedo?—No evito sorprenderse. Justamente el sentía miedo hacia unos instantes, y ahora llegaba ella diciendo eso. — ¿A que le temes precisamente?—
Tomo coraje, junto a una bocanada de aire antes de soltarlo.
-De dormir con ellas... y al momento de despertar, ver que todo fue un sueño—Sincero. —A-Antes, solíamos hacer pijama das en mi casa... y... tenía miedo de levantarme, y... y—Ahora sus mejillas, ya no estaban sonrojadas, sino que poco a poco su cara se tornaba roja.
-¿Y?—Animo a proseguir el pelinegro.
-Y... saber que no estabas, que todo había sido un su-sueño—Al mencionarlo, ella permitió que sus ojos se encontraran con los contrarios del moreno, mismos en los cuales noto la sorpresa de lo que sus palabras causaron.
Solo ella era capaz de ablandar su corazón con palabras sencillamente dulces. Con esas expresiones, y esos sonrojos.
Siempre fue malo para expresar lo que sentía, siempre era directo, siempre cortante. Pero, como si de un cliché se tratara, ella era capaz de dejarlo sin habla, sonrojarlo como un niño, y obligarlo a ver otra cosa avergonzado por su actuar. Con ella, fue difícil iniciar, cambiar, y mostrar algo que no fuera su carácter frio y calculador.
Sasuke dejo de observarla para poner su atención en otra cosa, puesto que no quería que viera su sonrojo pintando sus mejillas.
-Tonta—Soltó el Uchiha al cabo de unos minutos. Ahora fue el turno de Hinata de no comprender. —No pienses esas cosas. ¿Qué más debo hacer para que te des cuenta que de mí no te alejas?—
Sasuke volvió su atención a ella. Clavando sus ojos sobre los de ella, provocando que ahora fuera Hinata quien desviaba apenada su mirada.
El Uchiha prosiguió por acercarse a ella, lo suficiente para susurrar a su oído, lo suficiente para que ella sintiera su aliento rozando la piel de su cuello, y el fuera capaz de sentir el aroma de su cabello.
-Eres mía—Susurro de forma posesiva y seductora con la voz grave, que causaron escalofríos por todo su cuerpo, aumentando más su sonrojo.--¿Quieres que te lo vuelva a demostrar? ¿Que vuelva a marcar cada rincón de tu cuerpo como mío?—
Paso saliva duramente, ahora añadiendo un ligero temblor en su cuerpo entre más decía esas cosas.
Aquello solo era un juego previo que desato los instintos bajos de ambos cuerpos. Estaban solos, en su habitación, y la noche aún era joven.
-----
¡Gracias por el apoyo, comentarios y votos! :D
Att:
Midna-Nightly ;u;7
PD: SasuHina <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top