Chapter XVII: SasuHina: Te elegí a ti
Y los meses se hicieron paso... unos cinco meses para ser precisos. Sasuke e Itachi salían a trabajar con Shisui, mientras Hinata se quedaba en casa. Tenía una vida parcialmente feliz, los recuerdos de los días pasados ya no dolían tanto, el rencor que sentía hacia el menor de los Uchiha se fue esfumando de apoco a poco y de igual forma el amor se hizo paso, un amor enfermizo que conllevaba como aditamento el síndrome de Estocolmo. Claramente aun le entristecía el recuerdo de su familia, el hecho de que ya no viviría nunca más con ellos, y que su vida ya no sería normal como siempre debió ser.
Gracias a Ino y esa charla que tuvieron tiempo atrás, le sirvieron de mucho para poder componerse y tener más en claro sus sentimientos, y esa importante decisión. No negaba el hecho de que ya les tenia cariño a los tres Uchiha, cada uno por una razón; Itachi porque siempre tenía algo que le ayudaba a superar sus miedos y los traumas que le dejo su hermano menor, era algo así como su psicólogo. Shisui por brindarle un hogar, comida y ropa más decente, también por enseñarle defensa personal en algunas veces que tenía tiempo libre. Y por ultimo Sasuke... bien podría decir que ha vivido una historia de amor con él, una retorcida y llena de mucho dolor, físico, emocional... era una historia de clasificación C.
Bueno, quizá no una historia de amor como tal, pero que si contenía una que otra cosa... enamorarse de él por los pequeños gestos que hacía. Comenzó a conquistar su corazón con detalles como llevarle flores, chocolates, y trasnochar hablando sobre ellos.
Claramente en un principio todo eso era muy extraño y hasta cierto momento resulto incomodo, ya se había acostumbrado tanto a su trato que de un momento para otro se comportara como lo debería hacer un buen novio, era extraño, pero lindo a su vez por como lo intentaba.
Una relación depende de dos personas, y si se quiere que funcione ambos deben poner de su parte. Y lo hacían, al grado de que se convirtieron oficialmente en una pareja, y Sasuke le hacía llamar como su novia sin reglas absurdas de por medio, sin forzarla al sexo... -solo algunas veces-, de llevarla a cenar,-disfrazados claramente-.
Y con esos gestos, con esos detalles, con el trabajo en equipo que hacían, se fueron entregando al amor...
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Sasuke caminaba por la calle con Itachi siguiéndole, ambos Uchihas charlaban amenamente sobre temas de su trabajo. Itachi comentaba sobre que ya solo era cuestión de tiempo que Kakashi diera luz verde y regresaran a Konoha para tomar esa ciudad en sus manos como siempre debió ser.
En todo ese tiempo que Vivian en Suna, se hicieron de colegas que les brindarían ayuda si la necesitaban. Lo mejor era que no tenían que tenerlos bajo amenaza para eso. A pesar de que Suna estaba el mando de los tres de la Arena, eso no les impedía realizar su trabajo por debajo de la mesa, más aparte de la tregua que había entre ambas pandillas, misma que era pagar una cuota.
Ambos regresaban de la pequeña tienda cerca al departamento después de haber comprado algunas cosas, no siempre se debe robar o a veces no se tienen ganas de hacerlo.
Llegando al departamento, y tras entrar completamente unos gritos les tomaron por sorpresa. Lamentablemente para Sasuke, conocía a la persona que estaba gritando.
-¡TU ERES UNA PERRA DEL MAL!-gritaba la chica que se autoproclamaba como su novia y maniaca posesiva, Karin.
-¡LA ÚNICA PERRA AQUÍ ERES TU, KARIN!-grito igualmente un chico albino que le sostenía firmemente evitando que la pelirroja se lanzara hacia la Hyuga que le miraba con los ojos tan abiertos como platos, sus labios fruncidos y ambas manos a la altura de su corazón.
-¿Qué es lo que está ocurriendo aquí?-Sasuke intervino al ver a Hinata metida en todo ese lío. Karin logro zafarse del agarre de su colega para lanzarse a los brazos del Uchiha menor, fingiendo su pesar.
-¡Dile a esa perra que tú eres solo mío! ¡Dile todos los momentos que pasamos juntos! ¡Dile que es a mí a quien amas!-decía sin soltar al Uchiha.
Sasuke le aparto con brusquedad, ante la mirada de la Hyuga. Karin se quedó en shock al ver su desprecio.
-¡Sasuke!-recrimino molesta y con una voz aniñada.
El Uchiha mencionado rodo los ojos con molestia, era ahora o nunca. Le dejaría en claro a Karin que ella solo fue un polvo de una noche, que ella solo fue sexo y nada más.
-Karin... te lo deje bien en claro la última vez que nos vimos... Tu solo eras sexo ocasional- Esa forma tan fría de hablar suyo congelaban peor que una noche en el polo norte. Sin decir nada, se acercó hasta Hinata abrazándola posesivamente delante de todos, cosa inusual en alguien como él.-Pero ahora tengo novia-
La mandíbula de Suigetsu quería dar contra el suelo por la sorpresa que le causo. Shisui buscaba su celular para captar ese momento, ver a Sasuke siendo así de meloso con su novia no era de todos los días, o quizá sí lo era pero él jamás llegaba a tiempo para verlo. Karin colapso en ese momento, algo se rompió en ella, y ella se rompió a llorar.
Hinata miraba a esa chica pelirroja, que en su momento le causo miedo, ahora le causaba lastima. Quería decir algo, ¿pero qué?
Juugo se mantuvo callado, mirando la escena. No negaría que si le afecto ver a Karin de esa forma, era su amiga y compañera de trabajo, de una u otra forma te encariñas con las personas a tu alrededor, que aunque no se comparta demasiado o llegar al grado de una amistad, te afecta verlos de esa forma tan mal.
Era su culpa... Shisui lo había dicho, y ella no quiso aceptarlo, no hasta que lo viera con sus propios ojos y el mismo Sasuke se lo dijera a la cara. Ahora sufriría con el corazón hecho añicos.
-¡ERES UN HIJO DE PUTA!-grito a los cuatro vientos aun con su voz ahogada por las lágrimas que no dejaban de escapar, marcando sus mejillas y por ultimo caer por su barbilla.
Debía salir o se ahogaría en ese mismo lugar. Se dio media vuelta para salir corriendo del departamento. Un silencio penumbra reino en lugar.
No había sido buena idea seguir a Sasuke para irlo a visitar.
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Tras lo que había sucedido, Suigetsu y Juugo hablaron con los tres Uchihas mientras que Hinata estaba fuera con Ino. Al ver las miradas de sus colegas/amigos, sabía que eran asuntos de los cuales era mejor mantenerla alejada.
-Bien... ¿Qué ocurre?-hablo una vez que se aseguró de que su chica ya estaba con su amiga rubia. Cuando se enteró de que Ino estaba en Suna, supo que las cosas ya andaban mal para la gente de Danzo, cosa que era preocupante. No le molestaba que Ino estuviera con ella, siempre y cuando no le metiera cosas a la cabeza.
-Esto-El albino saco de su bolsillo su móvil, mostrando una fotografía de dos albinos más.
-¿Quiénes son?-pregunto Sasuke.
-Esto es malo...-dijo Shisui al ver la imagen del aparato.- Otsutsuki Toneri... y Kurosaki Ryohei-
-¿Toneri y Ryohei trabajando juntos?-hablo Itachi.
-¿Quiénes son?-pregunto Suigetsu al igual que Sasuke miraron a ambos Uchihas, esperando la respuesta.-Reconozco a Toneri por su empresa... pero... el otro...-
-Ryohei es peligroso, temido en las grandes cinco naciones... que su apariencia de niño bueno no les engañe, es el de que los que no rompen un plato, sino que se llevan la vajilla completa-Hablaba Shisui.-Algunas veces me lo llegue a encontrar aquí en Suna, para mi suerte siempre hemos trabajado del mismo lado-
-¿A qué se dedica?-Cuestiono Sasuke.
-Nadie lo sabe exactamente-le respondió su hermano.-Siempre hemos pensado que se dedica a hacer las mismas cosas que Kakashi... pero, también hace otras cosas... realmente no está muy claro-
-Siempre y cuando le deje dinero, hace lo que sea-corroboro Juugo.-Lo recuerdo de cuando trabajaba con Orochimaru...-No evito recordar las veces en las que ese albino llegaba con su antiguo Jefe. Debía ser alguien muy peligroso como para poner a Orochimaru nervioso.-Incluso Orochimaru se ponía nervioso al estar cerca-
-Toneri también es peligroso-dijo Suigetsu.-He escuchado rumores de que manda a matar a su competencia y que posee contactos peligrosos-
-Si Ryohei es su contacto, sin duda es peligroso.-Dijo Shisui.-Pero... ¿Qué tienen que ver ahora?-
-Han estado moviéndose por Suna de forma sospechosa-dijo Juugo.-El Mapache nos dijo que tuviéramos cuidado, que esos dos estén cerca significa peligro-
Los Uchiha se intercambiaron miradas, al igual que los otros dos. Si Gaara les advertía sobre el peligro de esos dos, era para pensarse mejor las cosas.
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Ino y Hinata caminaban por un pequeño parque, habían comprado un helado y se disponían para hablar. Siempre iniciando sus charlas contando como les fue en la semana. Se reunían cada semana para hablar, y eso era una gran ayuda para ambas. De no ser por los disfraces, pareciera que salían aun como en Konoha... solo que sin Sakura y Naemi.
-¡No me lo creo! ¡¿Es enserio?!-dijo en voz alta la joven rubia al escucharle hablar a Hinata sobre la situación ocurrida en casa hacia unas horas.-Wow... digo... vaya, es decir- Realimente no sabría bien que decir.-Digo... Sasuke no está para nada mal, y es normal que te llegues a encontrar con alguna que otra mujer con la que se haya acostado... pero...-Sus ojos inevitablemente se posó en ella para verla con esa expresión de tristeza.
Hinata se sentía mal, pero no sabría si era por pensar en Karin y la forma en la que sus ojos expresaban todo el dolor de un corazón roto, o por la idea de encontrarse a más mujeres con las que el Uchiha compartía cama.
-Pero... ¡No te pongas mal!-Trato de levantarle el ánimo.-Sasuke te eligió a ti... y eso dice mucho-Coloco su mano sobre el hombro de su amiga, dedicándole una sonrisa. Hinata correspondió a esa sonrisa durante algunos segundos, hasta que fue borrada de nueva cuenta.
-Hinata... Entiende que Sasuke es un hombre, y como tal, debía de satisfacerse como uno-Dijo Ino.- ¿Sabes? Sai también me ha contado sobre sus encuentros sexuales, dice que es para no llevarme alguna sorpresa- Ella sonrió de forma lastimosa que mostraba la cantidad de cariño que le tenía a Sai. La Hyuga observo su sonrisa, y no evito abrazar a su amiga, aun con el peligro de llenarse del helado en sus ropas.
Un abrazo que reconfortante y ese agradable cariño que transmitía su amistad.
-¿No es gracioso?-Hablo la Yamanaka una vez que su abrazo se terminó.-Nosotras... celosas y tristes por criminales que nos raptaron y han obligado a vivir con ellos... vaya...-No evito que unas pequeñas risas acompañaran sus palabras. ¿Qué diría su hermano si la viera de esa forma? Estaría avergonzado o ya le habría metido a un sanatorio mental.
-M-Me duele... pensar en esa chica...-dijo Hinata.-Ella... parecía amar a Sasuke...-
-No es culpa tuya que él se haya enamorado de ti-Ino llevo la cuchara plástica hacia el helado y después a su boca.-A demás... dijiste que se dedica a lo mismo que él, ¿cierto?-La contraria afirmo.- ¿Ves? Ellas deberían saber que si te busca solo para sexo, solo para sexo será.-
Hinata estaba a punto de hablar, cuando recordó a que se estaba dedicando Ino durante esos meses. Su amiga conocía más ese mundo que ella, reacción que siempre le llenaba de dudas y muchas preguntas sobre cómo era la vida así, pero Ino al igual que Itachi, no quería dejarla traumatizada o arruinar esa encantadora aura de inocencia que envolvía a su amiga. Cosa que le sorprendía, ¿Cómo es que no perdía su inocencia completamente?
-Mira Hinata... chicas como ella no están enamoradas de hombres así... a ellas les gusta la forma en la que cogen.-hablaba Ino como si fuera lo más normal del mundo, cosa que así era, pero Hinata aún era "inocencia" o media inocencia.- ¿No me digas que no gozas en los brazos de Sasuke?- Ino movía sus cejas de forma sugestiva hacia la Hyuga, dándole pequeños codazos.
Hinata ardía en vergüenza, y lo que era peor era que era cierto. Como gozaba... Sacudió su cabeza mientras el rojo de sus mejillas era contagiado a toda su cara. ¿Cómo llego a esos temas?
-Apuesto que Sasuke tiene un gran "calibre" entre sus piernas-E Ino como amaba hacerla ponerse de esa forma, molestar a Hinata con esas cosas era su pasatiempo favorito.- Vamos, Hina-chan... cuéntame... ¿Cuántos rounds aguanta?... así como yo lo veo... creo que nos tres o cuatro, ¿o cinco?-
La Hyuga no hacía más que continuar aumentando el rojo de su rostro por esas cosas que decía Ino. La Yamanaka solo reía descontroladamente por el hecho de verla apenarse por esas cosas. Pero al menos de esa forma su amiga podría olvidar el mal trago pasado hacia horas, y de paso, reemplazarlo con esa charla graciosa y penosa que tenían.
A fin de cuentas... Ellos eran sus novios, y podrían cotillear sobre ellos de esas cosas. En momentos así... solo se puede reír.
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Tras un par de horas después, Hinata regreso al departamento. Cenaron pizza, y tras la pizza Sasuke y Hinata se fueron hacia su alcoba mientras los otros dos Uchihas se quedaban en la sala mirando televisión.
Durante la cena, Hinata se percató de como su novio estaba muy serio... más de lo habitual. Mientras que él se cambiaba de ropa para ponerse un pijama, ella le miraba sentada desde la cama, pensando en que le estaría sucediendo al Uchiha para ponerse de esa forma. ¿Acaso fue por el asunto de esa chica pelirroja?
No evito suspirar tristemente por esa idea.
-¿Pasa algo?-Sasuke capto su atención, a la par que se sentaba a su lado en la cama. No le serviría de nada mentir, el Uchiha siempre había podido leerle como un libro abierto.
-Sobre... esa chica...-Comenzó a jugar nerviosamente con sus dedos, clavando su mirada en los mismos sin tener el valor de verlo. Sasuke suspiro.
-Ella no me interesa-respondió, tan seco como siempre.-Ella malinterpreto todo como siempre... cada vez que he tenido sexo con alguna mujer, le he dejado en claro que solamente para eso las quiero, para sexo.-
¿Aquello debía hacerla sentirse bien?
-Escucha...-sintió la mano de Sasuke sujetarle por el mentón con cuidado haciendo girar su rostro para encararle. Sus ojos se confrontaron, negro y blanco. Sus mejillas ardían, su corazón se aceleraba peor que un auto de carreras, al grado de que era lo único que podía escuchar.-Tú eres a quien yo elegí, y eso no cambiara.-
Se acercó hasta ella, tomando un beso de sus labios. Uno corto, y sencillo. Como si aquello fuera la prueba, como si eso sellara sus sentimientos por ella. Aún estaban cerca el uno del otro, mirándose, tratando de descubrirse, tratando de ver en lo profundo de sus almas. Sin haberlo evitado, se aceraron de nueva cuenta para besarse, siendo ahora un beso más profundo.
Se besaban como si el tiempo se congelara para ellos, y les diera la eternidad para hacerlo. Un beso que se volvía más demandante a medida que saboreaban los labios del contrario. Se separaban solo para tomar aire, y volvían a besarse, dejando paso ahora un baile entre sus lenguas.
Se sentía capaz de pasarse toda su vida saboreando sus labios, besándola y demostrarle lo mucho que le importaba. Sus manos se inquietaron de esperar las órdenes de su cabeza, y empezaron a moverse casi por su cuenta.
Sujetándola por la espalda para atraerla hasta él. Unirse en un abrazo sin romper el beso, para recostarla sobre la cama. No esperaría a que Itachi y Shisui se fueran a dormir, él iba hacerla suya en ese momento.
Sus manos traviesas que al concluir con su tarea de recostarla, se dirigieron hasta sus piernas. Acariciando celosamente sus muslos, y descendiendo poco a poco hasta sus tobillos. La atención de sus labios se pospuso para comenzar a besar su cuello, besos castos que le sacaban uno que otro pequeño suspiro de placer.
No se cansaría nunca de probar su piel, de morderla y dejarle pequeñas marcas. La ropa era estorbosa, y uno a uno, los botones de la camisa que llevaba en ese momento fueron quitados con los labios del moreno.
Sus manos siguieron jugando con las caricias a sus piernas, hasta que una nueva tarea se les fue asignada. Y esa fue retirarle las bragas de una forma lenta, disfrutando el momento. En cuanto las bragas salieron de sus piernas, las llevo hasta su nariz oliéndolas delante de la Hyuga, haciendo que se colorara como sus bellos tomates. Tapo su cara por la vergüenza que le dio que hiciera eso.
Pero una sonrisa surco los labios del contrario, era tan adorable verla sonrojarse y apenarse por cualquier cosa como esa. ¿Pero que podía decir? Amaba cada cosa de ella. Arrojo las bragas, y se dispuso a continuar con lo que tenía planeado.
Beso su pecho, casi a la altura del corazón, y después mordió con suavidad ese mismo lugar. Asegurándose de dejarle una marca. Su marca.
-E marcado ahora tu corazón- Dijo roncamente. Haciendo que Hinata lo mirara por entre sus manos, para ver aquellos ojos negros como la noche, desbordantes de deseo.-Y ahora marcare todo tu cuerpo-
Sasuke retiro con cuidado las manos de Hinata de su rostro, para verla. Ese sonrojo tan adorable, y esa vergüenza que expresaba, eran tan inocente que no evitaba las ganas de querer corromperla. Beso sus labios de nueva cuenta, haciéndola perderse otra vez en él.
Su aroma, su sabor, la experiencia con la que besaba haría perderse a cualquiera en un mar de sensaciones inexplicablemente placenteras. La forma en que sus manos le recorrían centímetro a centímetro cada parte de su piel, causaban pequeñas descargas eléctricas de placer a su cuerpo, que reaccionaba involuntariamente a sus caricias.
Retiro la última prenda que le quedaba de ropa, y dejarla desnuda ante su oscura mirada. ¿Cómo es que no se cansaba? ¿Por qué por más veces que lo hacían, él nunca se cansaba de tocar, de besar y saborear cada parte de su piel?
Parecía tan inexplicable y complejo, pero sencillo a su vez. Sus labios besaban castamente su piel, desde su cuello, siguiendo no solo un camino, sino muchos caminos que le guiaban por todo su cuerpo, sus pechos, su vientre, sus hombros y piernas eran víctimas de sus labios. Toda ella estaba a su merced, toda su piel solo para él.
Las caricias tan suaves, le hacían sentirse de cristal por esa forma de acariciarla. Sus besos, y los suspiros, se entregaban a él, adormeciendo sus sentidos, para llevarla a la tocar las puertas del cielo.
Una mano se paseó por su entrepierna, sacando otro suspiro. Volvió a besarla, dejando que su mano hiciese de las suyas con su intimidad. Acariciando los labios exteriores e ir después introduciendo un dedo con un lento compas.
Ahogaba los gemidos en sus labios, mientras sus manos le sujetaban por los hombros. Otro dedo más, le obligo a hacer fuerza en el agarre de sus hombros, juntándolo con otro gemido. Unos minutos de tortura, le hicieron saber que ella ya estaba lista.
Aprovecho un momento en que se separaron para tomar aire, y retirarse su pijama, que solo consistía en un pantalón y su bóxer. Arrojo su ropa, y se reacomodo sobre ella. Creando una deliciosa fricción de sus pieles.
Las tetas de su chica aplastadas suavemente por su pecho, la calidez de su cuerpo y la suavidad de su piel.
Ya no podría aguantarlo más, necesitaba sentirla completamente suya. La posición era perfecta, solo necesitaba acomodar sus caderas y después, penetrarla completamente.
Un pequeño grito quiso abandonar sus labios, mismo que fue sometido por los labios del Uchiha en aquel beso lleno de fogosidad y necesidad. Movía sus caderas, en un compás tan lento que parecía una tortura para ambos.
No quería que terminara, quería seguir con ella, besando su piel, acariciándola, y dejar muchas más marcas que le hicieran saber al mundo que era solo suya, pero eran simples humanos que llevaban consigo un límite.
Se entregaban el uno al otro, ahogando cada sonido en sus labios. Evitando ser escuchados, evitar ser descubiertos en pleno acto carnal, en plena entrega al amor. No había nada más que ellos dos, nada más que sus corazones latiendo a ritmos irregulares, respirando el mismo aire, y sentirse de la forma más íntima posible. Sus lenguas que luchaban y danzaban, tratando de tomar el control, de saborearse mutuamente.
Saboreando sus labios, disfrutándose con cada embestida, con cada gemido y jadeo. Con cada caricia encender sus pieles, aumentando la temperatura para hacerse sudar y disfrutar del aroma a sexo que desprendían juntos.
Envolvió la cintura de su amante entre sus brazos, para levantarla con él. Dejándola sentada sobre sus piernas y adquirir una penetración tan profunda que le sacaba gemidos más alto de placer, mismos que se ahogaban en los labios del Uchiha al que besaba como si su vida se fuera a terminar.
Las embestidas fueron aumentando, su fuerza y velocidad llegaban a un ritmo desquiciante. El choque entre sus caderas, el sonido de sus gemidos siendo ahogados casi a tiempo por los besos, el aroma del sexo, todo les estaba llevando al límite. Solo sería cuestión de tiempo para que tocaran los cielos juntos.
Volvieron a recostarse, y en un último impulso de sus caderas, dio la última estocada fuerte y profunda para hacerse llegar juntos al orgasmo más delicioso. Hinata en un impulso de su cuerpo al sentir el mar de placer, envolvió la cadera del moreno con sus piernas, aumentado un poco aquel mar de placer que azotaba sus cuerpos sin compasión alguna.
Ambos ahogaron el grito máximo de su placer en los labios del contrario, dejando que sus cuerpos reaccionaran a los espasmos de placer.
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Terminaron agotados, sin duda alguna, pero la noche aún era joven. Sasuke estaba acostado con Hinata sobre su pecho, acariciando su cabeza. Su mente se consumía en miles de recuerdos, de sensaciones y pensamientos que no parecían querer dejarlo dormir.
Cuantas cosas había hecho por esa chica... cuantas veces se sintió vulnerable por ella, cuantas veces sentimientos que creyó muertos dentro de sí, surgían como un fénix de sus cenizas para atormentarlo.
La culpa, remordimientos, y la rara sensación de perdonar una vida. Se volvía débil... Y esa debilidad le estaba llevando hasta esa ocasión en casa de sus Padres, esa vez... que todo su mundo colapso.
-¿Sasuke?-Hinata se levantó de su pecho, para mirarlo tan distraído. Había estado llamándole desde hacía un rato y el moreno no respondió en ningún momento. Paseo su mano con cuidado por su mejilla, atrayéndolo de vuelta de aquel viaje por sus memorias.
Al salir del trance de sus recuerdos, se quedó mirando a Hinata a los ojos.
-¿T-Te pasa al-algo?-tartamudeo dulcemente. A lo que respuesta del moreno fue suspirar. Quizá ya era tiempo de contarle su pasado. Al menos de esa forma se aseguraba de que ya no se fuera a llevar otra sorpresa como lo fue con Karin.
Se sentó sobre la cama, y le dio tiempo a la Hyuga de que hiciese lo propio.
-Quiero contarte sobre mi pasado-comenzó.-Si vas a pasar el resto de tu vida conmigo, cuan mínimo debo ahorrarte la molestia de encontrarte con sorpresas desagradables como lo fue con Karin-
Hinata afirmo, mientras que Sasuke ignoraba el hecho de que la chica ya conocía su pasado, o al menos una gran parte del mismo.
"Mi hermano escapo cuando yo era muy pequeño, desencadenando una tragedia para mí y mi Madre. Sin mi hermano, mi Padre era capaz de maltratarnos a voluntad.
La escuela era otro piso del infierno que fue mi vida en mi infancia. Hasta que aquel hombre apareció. Hatake Kakashi.
Ese hombre al que podría llamar orgullosamente mi Padre.
Lamentablemente la vida no siempre es color rosa, y mi vida pudo empeorar y mejorar cuando Kakashi me adopto.
Asistía a un colegio privado, donde por fin pude hacer amigos. Aparte de Naruto claramente. Kakashi solía consentirnos con viajes al extranjero, regalos, juguetes e incluso entrar a tomar cursos extras. Aprender otros idiomas, artes marciales, karate... entre otras cosas más. Mi vida era la clásica de un niño adinerado que podría comprar el mundo.
Encontré a mi hermano, quien trabaja para Kakashi, y con ello fue el inicio a una nueva vida. Podría llamarlo un prólogo a lo que continuaba. Recuerdo que no quería llevarme bien con Itachi, sentía tanto rencor hacia el por haberme abandonado a mí y a mi Madre. Que sentía que jamás le podría perdonar. Pero a su vez, me sentía mal. No quería alejar a mi hermano de mí, era mi familia y alguien a quien apreciaba mucho, tanto como apreciaba a Naruto.
Pero como dije antes, la vida empeoro y mejoro con Kakashi... pero esa vez, fue una de las peores cosas que jamás hice.
Mate a un hombre inocente. O al menos eso es lo que yo pensaba. Aquella vez, algo murió dentro de mí, algo en mi desapareció.
Los siguientes días tras aquello fueron horribles. Pesadillas tras pesadillas, insomnio, pérdida de apetito... me sentía tan mal conmigo mismo que no entendía como sería capaz de continuar viviendo cargando en mi conciencia la muerte de aquel hombre.
Recuerdo algunas pesadillas, en las que se repetía esa escena en mi cabeza. Yo lo miraba llorando y suplicándome con esa mirada que no lo hiciera. Una voz alentaba esa semilla de odio que se plantó años atrás con el maltrato de mi Padre y lo que vivía en la escuela. Y después solo tiraba del gatillo.
Despertaba jadeando, sudoroso y con ello no quería dormir otra vez. Más de una vez, me escabullía a la alcoba de Naruto para toparme con la misma escena que yo, el sentado sobre su cama abrazando sus rodillas llorando y diciendo que no era su culpa. Que él no quería hacerlo, que alguien le había obligado. Pasábamos las madrugadas enteras hablando sobre cualquier cosa que nos tranquilizara o dormíamos en la misma cama, como dos hermanos que se asustan en una noche de tormenta cuando Mamá y Papá no están en casa. O como si hubiésemos visto una película de terror que no nos permita dormir. Odio admitirlo, pero sabiendo que Naruto estaba conmigo no sentía tanto miedo.
Los años pasaron, siendo más difíciles de llevar, a causa de esa acción que cometí. No todos tenemos la sangre tan fría como para matar sin miramientos.
Yo no la tuve hasta años después que volví a hacerlo y que descubrimos a que se dedicaba Kakashi.
Claramente cuando lo supimos no teníamos ni la más mínima idea sobre cómo reaccionar... digo... ¿Tu tutor era traficante, asesino y proxeneta? ¿Qué niño lograría asimilarlo? Ni siquiera conocía el significado de esas palabras. Lo supimos una vez que nos ofreció a acompañarlo a su trabajo... de saber lo que pasaría, no lo habría seguido.
Mate a mi segunda persona al tratar de proteger a una prostituta que se metía en problemas con un cliente. Y uno a uno... fui matando poco a poco.
Cada vez sintiendo menos culpa, menos remordimientos... hasta que un día ya no sentí nada. Ya no había culpa, ya no había más pesadillas, ni gritos, ni dolor. Ya no había nada.
Mi primera vez con una mujer, fue con una prostituta amiga de Shisui. Y mi primer vez bebiendo y drogándome hasta perder el sentido fue con Naruto en un bar que ni siquiera recuerdo su nombre, solo recuerdo que termine en un motel, dos chicas a cada lado mío y completamente desnudo.
La primera vez que viole a una mujer... fue a una chica que trabajaba en un bar de mesera. Castaña... ojos negros... y unos gemidos que me hicieron perder mi poca cordura, cediendo a uno de mis lados más oscuros. Todo eso por haberme dado una bofetada creyendo que fui el bastardo que le dio aquella nalgada. Al menos me ocupe de ella y de ese sujeto.
Con ese acto tan vil... empezaba a darme cuenta de que tan podrido estaba ya. Pase muchos días aislándome de todos por lo que hice. Me sentía tan sucio... tan destruido que ya no me soportaba. Bebía y fumaba para olvidarlo todo, y olvidar la clase de ser que era por dentro.
Cada que alguien me miraba, sentía que lo único que miraban era aún completo monstruo. Me odiaba... así que decidí volver con la única persona que jamás me vería así. Mi Madre.
Más de una vez, quise volver por ella y alejarle de ese horrible ser que era mi Padre. Pero no quería meterla en esta horrenda vida de porquería. Por lo que jamás pude salvarla.
Llegue a casa. Mi Madre me recibió, misma que al momento de verme rompió a llorar, abrazándome con fuerza. La calidez de su cuerpo, el amor que expresaba hacia mí en aquel abrazo era una sensación que me rompió como si fuera cristal en sus brazos.
Me sentía como un niño pequeño otra vez. Sus ojos no dejaban de llorar mientras me seguía mirando y con sus manos recorría mi cara, diciéndome lo maduro que me veía. Me invito a pasar, a que bebiéramos un té o algo. Cocino para mí, y el sabor de aquella comida era único.
Es curioso como la comida puede saber diferente dependiendo de quien la cocine. Preparo para mi comida que podría comprar en cualquier lugar hecha por chefs profesionales, pero apostaría mi vida a que ninguna le ganaría a la que mi Madre preparo aquel día. El amor y cariño con el que te sirven los alimentos, demostrándote lo especial que eres para ella.
Charlamos un poco, hasta que ese hombre entro por la puerta la cocina, mirándonos. El mar de odio que inundo todo mi cuerpo me obligaban a querer lanzarme y enterrarle un cuchillo en el cuello para después mirarlo desangrarse.
Pero por amor a mi Madre, no hice nada. Solo lo observe sentarse mientras mi Madre le servía de comer. Hizo preguntas sobre mi trabajo y el hecho de donde había estado tantos años. Me sorprendió ver lo frío que seguía siendo, hablándome como si nada hubiera sucedido. Como yo era en ese momento respondí con un:
"-¿Qué carajo te importa?-"
Se puso de pie, para empezar a gritarme. Diciendo que con qué derecho tenía yo de aparecer así en casa después de tanto tiempo. Controlarme era un reto, más que un reto, era una misión imposible y terminaría por explotar en cualquier momento.
Y lo hice... tomando un cuchillo para enterrarlo en el hombro por primera vez. Mi Madre grito, el corrió hasta la sala seguido de mí.
Sus ojos expresando terror, sujetando su herida que no dejaba de sangrar, y continuando gritando. Recuerdo que mi Madre se quedó mirando todo desde el marco de la puerta que dividía la sala de las escaleras. Estaba cegado por el odio, y no media nada de lo que hacía.
"-¿Qué pasa Padre?... ¿Acaso no era esto lo que querías?... ¿Qué tu hijo dejara de ser un marica? ¿Qué se volviese un verdadero hombre?...-"
Eran las palabras que le decía, mientras que él continuaba gritando que me detuviera, pero ya no podía hacerlo. Ya no...
Una puñalada... dos puñaladas... tres... cuatro... cinco... Y muchas más eran impactadas una a una en su cuerpo por mis propias manos.
Termine lleno de sangre en las mangas y unas manchas más en mi ropa. Gire a ver a mi Madre que al momento de verme subió las escaleras corriendo, le perseguí para tratar de explicarle todo, pero apenas entrar a su habitación, ella tomo una katana que le regalamos Itachi y Yo en su aniversario para que los protegiera, y me apunto con ella.
"-Sasuke... hijo mío... ¿Qué... que eres?-"
Sus palabras sacudieron mucho en mí, tanto que algunas lágrimas salieron sin que las pudiera detener. Sus manos temblaban aun sosteniendo esa arma, me miraba con sus ojos hundidos en lágrimas.
"-Mi hijo... mi Sasuke jamás... él... no...-"
Trate de acercarme a ella, pero no me dejaba. Comencé a explicarle lo que me había pasado en tantos años, tanto a mí como a Itachi. Y su mirada cambiaba más drásticamente, reflejando miedo y horror. Continuaba llorando aun sin dejar de apuntarme con esa arma.
Volví a intentar acercarme a ella, pero retrocedió. Aquella vez que vi sus ojos, fue sentir la culpa de tantos años explotándome en la cara. El remordimiento, el dolor, los gritos de las personas que mataba, todo regresaba a mí, pero esta vez haciendo un poderoso efecto. No sabía que hacer... estaba tan mal... todo estaba mal.
"-Mis niños... mis hijos... convertidos en monstruos viles y despreciables...-"
"-Madre... por favor...-"Fue la primera vez que suplique. Sus sola mirada sobre mi eran la peor tortura que alguna vez haya experimentado.
"-Mataste a tu Padre... y... mataste a mis hijos...-"
En ese momento, que pude verme reflejado en sus ojos vi la clase de persona que era. Vi a un monstruo... si en algún momento había quedado algo en mí, algo que dijera que aún tenía esperanza para redimirme, ese algo se fue con ella.
"-No vas a llevarme a mí-"
Con esas palabras dichas, giro la dirección de la katana, y sin pensarlo dos veces la enterró en su pecho, yo solo pude quedarme paralizado mirando cómo se suicidaba frente mío. Reaccione solo cuando le escuche suspirar...
"-Lo siento-"
Corrí hacia ella, sujetadora en mis brazos, mirando como poco a poco su vida se escapaba de sus ojos. Acaricio mi mejilla, aun mirándome. Y después... murió en mis brazos.
La deje sobre la cama, hasta que escuche como Itachi llegaba conmigo. Me pregunto qué había pasado.
"-Mamá se quitó la vida... Itachi...Ya no tenía motivos para vivir... porque había perdido a sus dos queridos hijos, y ahora solo le quedaban tres monstruos en casa.-"
Con esas palabras dichas, ambos nos quedamos mirando a nuestra Madre.
Incendiamos la casa... quemando con ello lo último que quedaba de nosotros."
Hinata daba pequeños hipitos, mientras más lágrimas recorrían sus mejillas inclementes. Si antes pensaba que su vida fue difícil ahora entendía más que mejor él porque era así. Sasuke se mantuvo callado después de su narración, esperando la respuesta de Hinata.
Fue muy difícil para él abrirse de esa forma hacia ella, solo unos cuantos selectos conocían la historia de principio a fin. Y ahora ella era una de esos afortunados seres que la conocía. Sasuke no solo había sufrido en su infancia, también continuo sufriendo después. Enterrándolo cada vez más hondo en ese abismo de dolor y odio.
A veces las palabras sobran, y solo un pequeño acto puede expresar todo. Ella lo envolvió en sus brazos, con la esperanza de que sintiera todo lo que no sabía explicar con palabras. Apenas sentir su calor envolverlo, la fragilidad y vulnerabilidad se hicieron presentes explotando en todo su cuerpo.
Solo esa noche, se permitiría ser débil en sus brazos...
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¡OOHHHH!
¡Nada mejor que concluir con los SasuHina con un capitulo más largo! :D Y que mejor... que conocieran una parte turbia del pasado de Sasuke :(
Pero bueno, ya tiene alguien que cuidara de él y le dará todo el amor que pueda (?) n.n
Advierto de una vez... para que no haya sorpresas. El siguiente capitulo sera de NarutoxNaemi, contando lo que paso con ellos durante esos meses, no se asusten, solo es un capitulo :3
Ya después de ese capitulo continuara la historia como tal.
Y bueno, como siempre, comentarios y votos son bienvenidos y agradecidos infinitamente n,n
Att:
Midna-Nightly ;u;7
PD: ¡Chocolate! x3
PD: Lamento como siempre publicar tarde, pero no había terminado de pulir el capitulo ñ_ñ
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