Chapter XV: SasuHina: La culpa de un Criminal

El domingo debe ser catalogado como un día al que no se debe trabajar. Un día libre para descansar, para relajarse de la semana. Para estarse todo el día en pijama, comer, dormir y en caso de vivir con una pareja, tener sexo hasta que el cuerpo ya no lo aguante más.

Pero su vida no era normal, no era parte de la cotidianidad... Y ahora mismo a medio día de ese brillante día de domingo, luchaba por salvar su vida o morir a manos de las bandas que se enfrentaban cerca del lugar donde estaba tratando de robar junto a su amigo.

Un nuevo trabajo surgía cada día... al menos podría decir que no se aburriría de la rutina diaria.

Su cuerpo estaba cortado, su cabeza dolía, sentía como si un feroz alambre de púas le pasara por la ganta cada que respiraba, y aunque sonara en mal sentido, su cuerpo ardía... pero no como a él le gustaba.

Shisui estaba a su lado, ocultándose detrás de un auto, tratando de salir ilesos de esa contienda que no tenía nada que ver con ellos. Su único objetivo era robar esa joyería, lamentablemente escogieron el lugar y la hora equivocada para hacerlo.

Dos bandas enemigas se estaban disputando ese lugar como propiedad, y ellos estaban en medio de aquello. Trataban de defenderse, pero la munición y armas que llevaban no eran aptas para ese momento.

-¡¿No puedes moverte?!-grito Shisui hacia Sasuke que lucía bastante mal. La misión anterior fue cerca de una piscina pública, ambos cayeron en medio de un forcejeo contra un sujeto que no quería pagar lo que debía al jefe que les contrato para ese trabajo, cayeron al agua y para empeorar las cosas una llovizna acompaño su noche.

El menor de los Uchiha ya estaba entre la enfermedad debido al ridículo ejercicio de resistencia que Shisui uso en él días antes. Aquella misión termino por enfermarlo.

Sasuke la clavo los ojos con las inmensas ganas de matarlo, Itachi le insistió que no lo llevara, pero Shisui mandaba...

Su respiración dolía, estaba cansado y se mareaba con facilidad. No podía mantener su arma en alto y disparar, solo fallaba irremediablemente.

-Solo un milagro nos podría salvar...-siseo Shisui.

Y como si el mismo diablo le escuchara, una camioneta se hizo paso atropellando a cuanto individuo se le pusiera enfrente. Balas que atravesaban cabezas, y explosiones que nublaban la vista de todos por el polvo que levantaban a su paso.

Un hombre bajo de la camioneta, cabello naranja, ropa floja y un curioso tatuaje en el hombro. Ese hombre con pistola en manos se acercó hasta ellos, mismo que reconocía a Sasuke al momento de verlo.

-¿Juugo?-Hablo el Uchiha entrecerrando los ojos tratando de enfocarlo mejor, y comprobar su identidad.

-¿Otra vez por aquí?- Sonrió aquel hombre.

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-¡Esa técnica jamás falla!-dijo un chico cuyos dientes estaban afilados, como los de un tiburón. Ojos purpura y cabello blanco.- ¡Ese Kakashi!-

-Baja la voz... me duele la cabeza-regaño el morocho.

-Pudiste avisar que necesitabas ayuda-dijo Juugo.

-Toma, Sasuke, esto te ayudara a que te sientas mejor-Una chica de cabellos rojos, gafas y ojos rojos como su cabello, le tendían al moreno un vaso de agua con una aspirina.

-¿De los conoces?-dijo Shisui al verse siendo excluido de las conversaciones entre esos cuatro.

-Suigetsu... Karin... y a Juugo que ya conoces.-Presento.-Integrantes de la banda, pero de lugares diferentes, fueron mis compañeros de equipo durante su entrenamiento.- Concluyo antes de tomar la aspirina.

-¿Qué estaban haciendo en medio de esa lucha?-pregunto Suigetsu.-De no ser porque trabajábamos cerca los hubieran hecho mierda-

-Las he tenido peores-respondió Shisui. Se estaba sintiendo incomodo con ellos, era la primera vez que estaba con personas que no conocía y vaya que Vivian en la misma ciudad, y hasta se dedicaban a lo mismo. Pero Suna es una ciudad grande, y él trabajaba en solitario. Más aparte por sentirse viejo, esos chicos no deberían de pasar de los veinticinco años, solo él que ya tenía veintinueve.

-Debíamos robar la joyería, pero escogimos mal el momento-explico Sasuke.

-Lo bueno es que los encontramos... y ahora quizá... puedas pasar tiempo aquí, ¿cierto, Sasuke?-hablo Karin con cierta pizca de coqueteo envuelto en sus palabras.

-¿Qué no puede pasar ni cinco minutos con nosotros sin que tengas que seducirlo, zorra?-regaño Suigetsu a su compañera, misma que gruño entre dientes antes de iniciar con una pelea de insultos.

Sasuke rodo los ojos con molestia, no estaba de humor para soportar nada de eso. Solo quería regresar a casa y dormir hasta sentirse mejor. Shisui noto su molestia, e intervino.

-Bien, bien... creo que ya debemos regresar a casa, Sasuke está enfermo-Pero su intento solo alimento más a la chica pelirroja.

-¡¿C-Como que enfermo?! ¡No puedes irte entonces! ¡Debes quedarte aquí para que te cuide!... ¡Es decir, te cuidemos!- Hablo preocupada y con una sonrisa en sus labios, un sonrojo pequeño en sus mejillas y nada más.

-Oh no, lo siento señorita-Dijo Shisui de nueva cuenta al sentir esa mirada clavándose en su cabeza, Sasuke podía tener una mirada muy penetrante cuando se lo proponía.-Pero Sasuke ya tiene quien lo cuide-

Las ganas de matar a Shisui en ese mismo momento crecían como una fiera salvaje dentro de él. Conocía a sus compañeros, sobre todo a Karin y sus celos posesivos hacia su persona, más de una vez había golpeado chicas solo por el hecho de que le miraron con otros ojos coquetos. Si hubiese estado solo con su hermano, habría recurrido a ellos en busca de alojo. Pero con Hinata, Shisui era el único lugar seguro... tanto del mundo como de sus colegas, sobre todo Karin.

-Oh... ¿de verdad?-Forzó su sonrisa, pero sus ojos dejaban salir ese sentimiento de odio y celos enfermos.

-Shisui... ya vámonos...-dijo Sasuke poniéndose de pie del sillón donde estaban.

Tras que les hubieran salvado el culo,-como diría Hidan-, les llevaron hasta su guarida en un complejo de edificios donde vivía el resto de la banda. Suigetsu, Karin y Juugo se encargaban de los reclutas de la ciudad de Suna y al verlos listos los enviaban a Konoha a servir a Kakashi. También se encargaban de otros trabajos que el líder ordenaba, entre ellos pagar la "cuota mensual" al "Mapache" de Suna y les permitiera continuar con sus actividades de reclutas.

-Les veo luego-dijo Sasuke como último antes de salir, seguido de Shisui. Juugo estaba contento de verlo otra vez, Suigetsu también estaba contento, ya podría salir de nueva cuenta con su amigo, y por ultimo Karin... quien se mostraba tranquila por fuera, pero por dentro hervía en llamas. ¿Quién era la que estaba cuidando de Sasuke? ¿Quién era ella y porque se atrevía a tocar a SU Sasuke?

Si el moreno no quería darle detalles, ella los averiguaría. Costará lo que costara.

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Al llegar al departamento por fin, Shisui grito como siempre que habían llegado anunciando a los otros dos de su llegada.

Itachi y Hinata estaban en la cocina, terminando de preparar la cena. Un estofado, ensalada y de postre helado que compraron aquella tarde.

-¡Huele maravilloso!-Hablo el Uchiha dueño del departamento, a la par que se desprendía de algunas prendas como su chaqueta y camisa, para andarse con su torso desnudo.

-Por amor a Kami, tapate-Regaño el menor al verlo así.

-¿EH?, ¿Por qué? Es mi casa y puedo andarme en pelotas si me place... pero por respeto a tu novia me andaré solo en calzoncillos- Se cruzó de brazos indignado.

-Itachi...-Se quejó el menor. Si existía una persona a la cual Shisui siempre le haría caso sin chistar, ese era su hermano.

-Al menos espera a que estén los dos en la habitación para que te andes en "Pelotas"-dijo tranquilamente hacia su amigo, mismo que solo inflo sus mejillas como niño pequeño. Itachi rodo los ojos con una sonrisa pequeña, y cojeando se acercó hasta su amigo para tirar de su cabello y llevarlo lejos.

La comida ya estaba lista, solo restaba servirse en los platos. Sasuke se acercó hasta Hinata, y hundió su cabeza en su hombro, rodeándola por la cintura con ambos brazos.

-B-Bienvenido a casa-Dijo dulcemente hacia su oído. A pesar de sus dudas, del dolor de su corazón, y de los sentimientos que se contradecían unos con otros, hacia su esfuerzo por demostrarle su agradecimiento por lo que hacía.

Sasuke no respondió, solo se quedó en ese cómodo lugar, disfrutando de las sensaciones que ella le permitía sentir. Al momento de alejarse de ella, se quedó mirándola, dejando a relucir su cansancio.

-¿T-Te sientes bien?-llevo sus manos hasta el rostro del contrario justamente a sus mejillas, su rostro se sentía demasiado caliente, no evito alarmarse.

Llevo ahora una mano a la frente de Sasuke y la otra a su propia frente. Comparando temperaturas, lo supo de inmediato, tenía fiebre.

-Sasuke...-Pero el moreno ya no respondía, estaba demasiado cansado... se relajó demasiado y termino por apoyar su cuerpo contra el de Hinata.- ¡Itachi!- Llamo al mayor con la esperanza de que le ayudara a llevar a Sasuke hasta la habitación.

El moreno se dejó caer ante sus brazos, y después la oscuridad cubrió sus ojos.

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Despertó, ya no le dolía tanto la cabeza, pero si su garganta. Tosió bruscamente sintiendo que escupiría sus pulmones por la fuerza que hizo, incluso su pecho dolió con esa acción. Se quedó sentado sobre la cama, percatándose de su soledad en esa alcoba.

La puerta se abrió, siendo empujada por un trasero, mismo que él reconocía a perfección, que empujaba la puerta para abrirla. Hinata entraba a esa alcoba con una bandeja de comida, y sus ropas estaban cambiadas.

Ya no usaba una de sus playeras, sino una blusa de manga larga con escote en forma de "V" que no pasaba más allá de sus clavículas. Era de color turquesa, y los shorts que antes usaba, fueron reemplazados por unos pantalones de pijama negros. A juzgar por su apariencia ya llevaba puesta ropa interior.

-M-Me diste un gran s-susto cuando te desmayaste-ella le dedico una sonrisa bastante dulce que fue acompañada de un ligero rosa pálido plasmado en sus mejillas.

Sasuke quiso responder, pero su garganta dolió horriblemente. Como si las letras le desgarraran la garganta solo por el simple intento de hablar. Incluso pasar saliva para tratar aplacar la sequedad de su garganta fue una tarea tortuosa.

-T-Te prepare caldo de pollo, y Itachi trajo unas pastillas-Se sentó en el espacio libre de la cama con la bandeja apoyada en sus piernas. Sasuke solo se quedó mirándola en completo mutismo, le dolía hablar.

Hinata lleno la cuchara con el caldo, soplo un poco hacia la comida para no quemar la lengua del moreno y como si fuera un niño chiquito empezó a darle de comer. Pero tal y como todo niño chiquito, se negó a comer. Manteniendo sus labios cerrados y negando. Él no quería caldo de pollo, él quería un trago de vodka y una pastilla.

-Abre-decía Hinata en un intento por darle de comer. Pero el Uchiha se negaba.-Abre-

Insistía e insistía, pero nada. Suspiro.

-Tienes que comer, o no vas a mejorar, por favor... come un poco-Le rogo con su mirada, esos ojos perlados que doblegaban su orgullo, que eran capaces de controlarlo. Se cruzó de brazos bastante irritado, sus mejillas ardieron por la vergüenza de permitirse tratar como un niño y abrió sus labios. Hinata se emocionó y llevo la cuchara hasta su boca.

Sasuke pasó el caldo, y realmente no sabía nada mal. Le hizo bien a su garganta y a su estómago. Y así poco a poco fue dándole de comer.

Era extraña esa sensación, era extraña la forma en la que ella le hacía sentir. Era como olvidar todo lo que alguna vez causo, olvidar la sangre que manchaba sus manos y su alma. Que por un instante podía sentirse como una persona normal, un simple muchacho de veinte años que era cuidado por su amorosa novia a quien no violo, ni drogo, ni secuestro. Que tenía una vida feliz... o que al menos podía sentirse vivo.

Era sentirse absuelto de todos sus crimines, era sentirse como inocente otra vez... pero a su vez, los demonios que a todo criminal atormentan inundaban su cabeza como un maremoto devastador. Ella era tanta bondad junta, tanta amabilidad, tanto cariño... que no evitaba sentir ese sentimiento que en su lugar de trabajo solo sirve para volverte blando o para hacerte llegar hasta la locura, para terminar dándote un tiro entre la cien y regresar al infierno del que saliste para pagar por todos tus pecados. Sentía culpa.

Por primera vez en toda su vida, era capaz de sentir culpa por algo que hacía. Quizá después de su charla con Shisui, la idea de ir y dejar a Hinata en Konoha para que regresara a su hogar al lado de su familia y ese idiota que sería su esposo fue tentadora, pero la idea de estar lejos suyo, de ya no ver más su sonrisa, de no apreciarla mientras duerme, de no disfrutar su calor, de hacerla suya... Le asustaba perderla, le asustada alejarla de su lado, pero a su vez, la culpa de arrebatarle una buena vida, de sellar su destino le estrujaba de la forma más horrible que alguna vez imagino.

¿Eso era amor? ¿A eso se le llamaba amar? ¿Por qué les gustaba? Es la sensación más horrible del mundo. Querer lo mejor para la persona que te importa, pero a su vez tener miedo de que tu no seas lo mejor para esa persona, ¿acaso estaban dementes por permitirse semejante dolor? ¿Eran unos malditos masoquistas?

Se quedó mirando a Hinata, ver esa forma tan dulce de verlo, esa forma en la que se preocupaba por él. Aun después de todo lo que le hizo... De nuevo la culpa azotaba su cuerpo con latigazos dolorosos que le harían sangrar si fueran físicos.

La Hyuga tomo el vaso de agua y le paso una pastilla también. Pero se detuvo al ver su mirada perdida.

-¿S-Sasuke?-le llamo y él pareció salir de un trance. ¿En que estaría pensando?

Le tendió la pastilla y el vaso, para que tomara la medicina. Una vez tomada la medicina, Hinata salió de la alcoba para fregar los platos, Itachi y Shisui habían salido a comprar comestibles y de paso la medicina para Sasuke.

Tras terminar de fregar, regreso a la habitación para ver a un moreno dormido. Sonrió, si había algo que le gustaba de él, y que ahora podía aceptar que le gustaba, era verlo dormir. La tranquilidad que demostraba, esa ternura notablemente visible, no había duda que era muy atractivo. Se acercó hasta él, tapándolo bien con las cobijas y de paso besar su frente. Tarareo una canción de cuna que su Madre le cantaba cada que enfermaba, pero aquello no hizo más que atraerle el recuerdo de su familia.

¿Qué estarían haciendo sus Padres ahora? ¿Su hermana? ¿Neji la estaría buscando aún? Esas preguntas no tenían respuesta, pero si afectaron su aura emocional, haciéndola suspirar tristemente. Extrañaba a su familia. Una solitaria lágrima descendió por su mejilla, misma que representaba el resto que yacía oculto en sus ojos.

Sasuke comenzó a toser bruscamente otra vez, haciéndola salir de esos dolorosos pensamientos para ahora concentrarse en él y cuidarlo. Después de todo, se enfermó por mantenerla a ella sana y salva.

Salió de la alcoba para ir y preparar un té. Sin saber que Sasuke no había estado dormido todo ese momento.

Claramente cuando estas enfermo no duermes bien, no menos que te drogues con pastillas medicinales y te causen sueño. Sintió todo, desde el momento en que acomodo las cobijas, el beso en su frente incluso ese suspiro. Mismo que le hizo sentir incluso más culpa. Ella sufría por su culpa, SU CULPA.

Volvió a toser bruscamente y después estornudo.

-Eres un hijo de puta... Shisui-Maldijo internamente. No solo se enfermó por su culpa, sino que también le dejo en un caos mental, entre la culpa y el llamado "amor".

--

Los días pasaron, siendo ahora Itachi quien acompañaba a Shisui a los trabajos, aun con su pierna recuperándose. Hinata cuidaba de Sasuke con empeño y dedicación, incluso salió varias veces a la farmacia para comprarle medicamento. Ella sola.

Más de una vez pensó en escapar, vaya, que en una ocasión una patrulla paso cerca suyo. Pero... la idea de dejar a Sasuke en esa deplorables condiciones le remordían la conciencia. Él enfermo por salir a esos trabajos que no debían ser para nada sencillos, solo para que Shisui les dejara quedarse con él y ella tuviera donde dormir, donde comer y donde estar a salvo.

Una parte de ella se regañaba por ser tan buena persona, y la otra se sentía orgullosa. Porque estaba cuidando de un ser como él, de alguien que le había hecho mucho daño.

Las palabras dichas por Itachi, la historia, le hacían saber que Sasuke no era tan mala persona. O no del todo al menos. Darle una oportunidad... tratar de olvidar el pasado, tratar de seguir adelante y sanar las heridas, pero aun había una duda... ¿ella sería capaz de perdonarlo? ¿Sería capaz de superar todo lo que le hizo y quedarse con él?

Los sentimientos son cosas muy complicadas, a veces ni uno mismo puede entenderlos. Y eso es lo más molesto.

Cuando hubo llegado al apartamento otra vez, dejo la medicina sobre la mesa y fue calentar algo de agua para hacer un té. Fue a revisar a Sasuke quien parecía dormir más tranquilamente que otros días. Tenía tres semanas y media desde que había enfermado, y quizá hubiera tardado más de no ser por su insistencia en llevarlo a un doctor, mismo que les informo que tenía una infección en la garganta.

Receto otro medicamento, y una inyección. Una historia graciosa fue que Shisui le dio esa inyección.

-Ya he inyectado antes-dijo orgulloso el pelinegro mientras que Itachi y Hinata sostenían a Sasuke de espaldas.

-¿Enserio?-cuestiono Itachi.

-A un perro para dejarlo inconsciente para que me dejara robar en esa casa-respondió. Itachi y Hinata estaban a punto de replicarle al igual que Sasuke, pero la mano de Shisui ya había dado contra el glúteo del moreno, pero al no ser experto en eso, provoco que el Uchiha menor gritase de dolor por aquella punzada que le causo, tenía la mano pesada pero el trabajo estaba hecho.

Río un poco solo por recordarlo. La mirada asesina del Uchiha menor contra el otro Uchiha era atemorizante, pero extrañamente divertida. Dado que después de eso, Shisui empezó a reír. Sasuke solo suspiro irritado.

A veces cuando veía la forma en la que se trataban esos tres Uchihas, le hacía pensar que no eran malas personas... que eran personas que no tuvieron más remedio que hundirse en lo más pútrido de la sociedad. Personas que la vida se encargó de romper, que se encargó de llevarlos hasta la desesperación, obligándolos a unirse a esa vida de pecados y autodestrucción.

Miraba la caja de pastillas, perdiéndose en sus pensamientos y muchas dudas. Recordaba esas historias que leía antes, sobre la chica tímida e invisible de su colegio que se enamora del chico popular o del rebelde.

Que Vivian toda una historia de amor, superando tragedias, compartiendo risas y llorando juntos. Que en algún momento él se da cuenta de que está enamorado y que no piensa pasar su vida sin ella, que hace hasta lo imposible para estar juntos, que se traga su orgullo o renuncia a su reputación solo por ella. Y al final, en una cursi escena, quizá donde la chica esta por irse lejos, o algo así, él llega en auto, motocicleta, corriendo o incluso es capaz de abordar el mismo avión o aún más interesante, que usa un auto para meterse en la pista aun sabiendo que podría morir por ese acto tan temerario, solo para que ella no se aleje de su lado. Y como es de esperarse, ella se percata de que no quiere irse de su lado, que lo ama y ambos terminan juntos. Vaya cliché. Pero, si ella pudiera asimilar su actual vida a una historia... ¿Cómo se llamaría? O más bien, ¿Qué papel tenía ella y cuál era el de Sasuke?

Ella podría ser la chica tímida e invisible... Sasuke sería el rebelde de mala, pero muy mala actitud del colegio, o bueno, un rebelde que ni siquiera asistía al colegio y vivía como un vago. ¿Cómo se enamorarían?, ¿Quizá Sasuke la extorsiona con algo importante que él adquiere de ella? De ser así el caso, debería ser una fotografía vergonzosa, o su diario íntimo.

La obliga a hacer cosas que ella claramente no quiere... y poco a poco, tras mucha vergüenza, tras mucho dolor y momentos que llegan a compartir se enamoran... Y fin.

El sonido de la tetera le saco de aquella historia que vivía en su cabeza, anunciando que el agua ya estaba lista.

Empezó a preparar el té, con una sonrisa, sin dejar de pensar en esa historia.

-Sasuke el chico rebelde...-dijo para sí.-Un chico muy... pero muy rebelde-

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Por su parte, el Uchiha estaba mirando su móvil. Un mensaje de su entrañable amigo burlándose de él por estar enfermo pero que de igual forma contenía un "Mejórate pronto teme". Tenía la intención de hablar con Kakashi de su actual estado emocional, mismo que ya no lograba controlar como lo hacía siempre con su usual indiferencia.

Hinata le estaba llevando al límite de su cordura. Quería hablarlo con su hermano, pero el maldito de Shisui le tenía demasiado ocupado esos días. Esperaba ansioso el mensaje de su Padre/Maestro, le había resumido lo que sentía con los vocablos; "Siento culpa".

Para darse tiempo, le pidió a Hinata que le cocinara algo y ella amablemente accedió, aquello le daría algunos minutos para hablar con su Padre.

El móvil sonó, y atendió.

-Estás enamorado- Fueron sus primeras palabras hacia su persona.-Eso causa el amor, sentimientos que no hacen más que ocasionarnos problemas-

-¿Y qué debo hacer entonces? ¿Ir y dejarla en Konoha?-su voz aun sonaba ronca debido a su enfermedad, pero de igual forma Kakashi lograba percibir los sentimientos de su hijo.

-¿Qué parte de "enamorado" no has entendido? Si vas y la dejas en Konoha, a los tres o dos días la habrás secuestrado otra vez- Sasuke suspiro irritado.-Escucha... en el momento en que la secuestraste sellaste su destino junto al tuyo, velo como un matrimonio, la secuestraste que eso vendría siendo como que se casaron, hicieron el amor que eso viene siendo cuando la violaste, ya te las has llevado a vivir contigo que fue cuando la has mantenido de rehén en tu casa, has hecho ya mucho por ella como para que ahora quieras arrepentirte.- Tenía razón.-Pero es tu decisión a fin de cuentas... si quieres devolverla y que tenga su vida de regreso, hazlo... -

Kakashi se quedó esperando la respuesta de su hijo, entendía por lo que pasaba. A él le había pasado antes, y sabía lo difícil que era alejar a una persona que es capaz de no verte como el monstruo que eres, porque esa persona es capaz de ver algo en ti que ni tú mismo ves. Una persona especial. Lamentablemente en su vida, no fue capaz de enseñarles a sus hijos lo que era el amor y lo que era una obsesión con una persona. Y ahora sufrían por esa razón, al principio creía que Sasuke solo estaba obsesionado con esa chica debido al buen acto que hizo al ayudarlo de pequeño, pero ahora se daba cuenta de que no era así.

-El amor apesta-respondió Sasuke, sacando una sonrisa en su mentor.

-Hagas lo que hagas... no vayas a arrepentirte, no quiero un marica que sienta culpa en mi equipo, ¿te queda claro?-

-¿Entonces porque Naruto sigue con nosotros?-dijo aquello como una broma hacia su amigo, haciendo reír a Kakashi.

-Espera que le diga-

-Mph-

-Bien... te llamare después para saber cómo sigues. Adiós- Con ello colgó.

Sasuke se quedó mirando el aparato sobre sus manos, Kakashi tenía razón, ya le había hecho mucho a Hinata y también había hecho mucho por ella como para empezar a arrepentirse.

No podía imaginarse la vida sin ella ahora... quizá volvería a sus andadas y revolcarse con una fémina cada noche. Beber hasta que su hígado falle, y fumar hasta toser sangre. Pero con tan solo tener esa idea en su cabeza, su cuerpo tembló, no quería ni siquiera seguir imaginando la vida sin ella, esa sensación de vacío, esa presión en su pecho, termino por aclarar cualquier duda restante, termino por hacerle saber que lo que sentía no era obsesión. Apretó las sabanas, mientras susurraba solo para él, las dos palabras que anuncian la muerte de una persona, que anuncian que estas muy, pero muy jodido.

-Estoy enamorado-

--

Un momento... :D

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