Chapter XI: Hasta la Muerte
Un hombre solitario estaba recargado sobre una de esas gigantescas cajas de madera que usaban en el puerto para trasportar materiales pequeños. Expulsaba el humo de su cigarro por la boca tranquilamente, esperando pacientemente a que llegaran.
Esa noche se percibía más fresca de lo habitual. La bodega donde estaba era iluminada poco por las luces del techo, debido al tamaño de la bodega, aquellas luces no daban tanta iluminación, pero la frágil luz de la luna que se colaba por las ventanas superiores ayudaba a la tenue iluminación, pero de aun así, había zonas oscuras que todo aquel fanático de Historias de terror no evitaría pensar que algo saldría de esa oscuridad para matarlo.
Tras haber dado otra calada a su cigarro, retiro de su bolsillo su encendedor para empezar a jugar con él. Encendiéndolo y apagándolo. Eso hasta que el ruido de algunos autos llegando interrumpió su actividad.
Las luces de los mismos se hicieron paso por la puerta trasera de la bodega, y avanzaron hasta llegar al medio de lugar. Obito dejó escapar el humo de sus pulmones para arrojar el cigarro al suelo.
Camino tranquilamente unos pasos hasta quedarse plantado delante de ellos a unos cuantos metros.
-Llegas tarde-dijo Obito hacia el sujeto que bajaba de este.
Un hombre alto, de cabello blanco desalineado con la parte baja de color rojo; ojos de color rojo igual, y vestido de un elegante traje de color negro con camisa gris sin corbata. No tenía más haya de unos veinte a veinticinco años.
-No siempre es fácil conseguir lo que pides y menos con el tiempo que me has dado para hacerlo-El misterioso hombre dio una orden a su subordinado para que este bajara un maletín negro.-No llegue a pensar que querrías un arma como esta... ¿piensas matar a una banda tu solo?-
-Algo por el estilo-respondió.- ¿Te llego el paquete que mande?-
-Si... lo encontramos debajo del puente que está cercano a las afueras-Obito le clavo los ojos no muy contento con aquella noticia.-Sé que te gusta dar sorpresas... así que...-
-Ya te llevare yo a mi hija personalmente-hablo.-Solo debo mancharme las manos un poco más de lo que me habría gustado.-
-Estaré esperando ansioso-dijo sin más.-Será mejor que me marche antes que empiece la guerra aquí-
-Nos veremos después-Obito sonrió de medio lado, una vez que ya había obtenido el arma que buscaba. El joven se despidió de él con una sonrisa más pequeña, y sin más asuntos que poner sobre la mesa, se marchó.
Obito abrió el maletín, mirando esa belleza de arma que poseía ahora en sus manos. Un subfusil con una bella adornación extra de lanza granadas.
-Siempre haciendo maravillas...Kuro- Sonrió Obito.
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Kakashi hizo su aparición. Su equipo y él llegaban en las limusinas mientras detrás de ellos tres autos blindados se quedaban detrás.
El líder de la banda lucia su impecable Armani en color blanco como era su costumbre. Una vez que el auto se estaciono dentro de la bodega, Pain bajo para abrir la puerta a su Jefe.
-Veo que aun te tratan como Reina... Kakashi-la voz de Obito no tardo nada en hacerse escuchar.
-Ya sabes lo que dicen... una vez reina, siempre reina-hablo Kakashi hacia el pelinegro que salía de entre las sombras arrojando un cigarro al suelo.-Que alegría me da verte-
-Lo mismo digo-El hombre se acercó hasta ellos, ante la mirada de los subordinados de Kakashi. El contrario camino de la misma manera hasta que ambos quedaron separados por un metro de distancia.- ¿Dónde está mi hija?-
-Oh, ¿acaso ahora vas a redimirte y te volverás mejor ser humano?-El líder fingió alegría.
-Claro, y lo primero será demostrarle el amor que le tengo con muchas posiciones, digo, con muchas palabras de amor-La sonrisa retorcida se apodero de sus labios.
-Me enfermas-
-Me alegra-
Ambos continuaron mirándose en pleno silencio, mientras que el resto de la banda de Kakashi se colocaba en sus lugares. Todos ellos con sus trajes y máscaras para evitar revelar su identidad, mismos trajes que estaban diseñados en color negro que cubrían cada parte de su cuerpo reforzado en las zonas más delicadas con metal, era algo incómodo y pesado, pero al menos de esa manera la mortalidad era disminuida casi en su totalidad. Naruto estaba aún lado de Sasuke, mirando a Obito. No podía evitar sentir rabia hacia ese sujeto, solo por escuchar sus palabras e imaginar la clase de ser que era con su juguete.
El silencio se rompió débilmente cuando Kakashi y Obito se dieron media vuelta para avanzar en lados opuestos, sus pasos eran lo único que se escuchaba. Y justamente ya, a unos cuantos metros de llegar cada uno a su respectivo lado, giraron con una impresionante rapidez. Sacando un arma cada uno y disparando al mismo tiempo, ambas balas colisionaron en el aire llenando el lugar con un pequeño sonido. Mismo que fue el detonante para iniciar la guerra.
Los autos blindados entraron al igual que del lado de Obito, para crear una especie de barricada. Subordinado de Kakashi y de Obito bajaron de igual forma de esos autos, pero las cosas no terminaron en ese momento.
Los disparos empezaron por el techo del lugar donde algunos hombres de los dos grupos se enfrentaron por tomar el terreno y acribillar de esa forma al enemigo.
Una guerra, una lucha.
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No sabían cuánto tiempo tenían así, cubriéndose como les era posible de los disparos. Ya casi no quedaba nadie de su equipo, solo quizá algunos diez o quince hombres. La mayoría yacía muerta sobre el suelo o sobre las cajas de madera de lo que lucharon en el tejado.
Naruto estaba luchando contra un tipo cuerpo a cuerpo cuando este se había escabullido por las cajas hasta llegar con él. Debido a su concentración en la zona de enfrente descuido sus lados recibiendo ahora santa golpiza.
Su máscara se había quebrado solamente en la zona de su ojo izquierdo. El sujeto estaba encima de él, con ambas manos sobre su garganta. La diferencia de peso le impedía empujarlo.
-¡La chica será mía!-dijo el sujeto.
-¿Q-Que chica?-hablo a duras penas el chico debajo de él.
-Tu novia-Los ojos de Naruto se abrieron como platos ante esas palabras.- ¡Ya imagino lo que será pasarle toda mi verga por encima!-
Aquellas palabras enfurecieron al Uzumaki de una forma que no debería estar permitida, sus piernas le dieron tremenda patada a la zona baja del hombre para poder quitárselo de encima. A causa de ese dolor, el hombre cayó en posición fetal unos segundos. Pero eso no impedido que el rubio se le lanzase encima, golpeándolo como si su vida se fuera en ello.
No decía nada, solo golpeaba con toda su fuerza. El sujeto trataba de quitárselo de encima, de defenderse pero le era imposible. Sus puños cargados con fuerza y rabia... y ese instinto asesino que derrochaban sus ojos que extrañamente cambiaban a un tono rojizo.
El sujeto quedo agonizando sobre el suelo, mientras que Naruto caminaba con tranquilidad por su arma. Cargo la misma, y después giro para ver a ese sujeto.
-¿Pensaste que sería simple matarme y quedarte con mi chica? ...-dijo Naruto, con esa sonrisa de psicópata.-Estas muy equivocado... - Y sin más, comenzó por disparar hasta vaciar el cartucho en la entrepierna del hombre.
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Sasuke estaba rematando a dos tipos con una sencilla arma, hasta que uno llego por detrás de él. Se llevó a cabo una lucha de cuerpo a cuerpo, pero aquel hombre saco una navaja de su bolsillo tratando de clavársela en el pecho.
El moreno ya había recibido varios cortes por causa de esa misma arma en los brazos.
-¡Muere! ¡Muere! ¡Muere!-decía el sujeto.- ¡Muere!-
Pero Sasuke no tenía intenciones de morir esa noche. Quizá en un pasado no le hubiese molestado morir, pero ahora tenía una razón para volver sano y salvo. Una razón que llevaba nombre y apellido: Hyuga Hinata.
-¡Tu chica será mía si logro matarte!-Aquellas palabras tomaron por sorpresa al moreno que se descuidó un par de segundos mismo que bastaron para clavarle la navaja un par de centímetros en el brazo.- ¡El líder dijo que si te mataba la princesa Hyuga sería mía! ¡Será solamente mía para hacer lo que me venga en gana con su cuerpo! ¡Y con sus bellas tetas!-
Otra persona más había sellado su destino con la muerte. Y Sasuke era la muerte. Ignorando el dolor de su brazo, y con movimientos agiles logro ponerse por detrás de aquel hombre a quien tirando una patada certera a su espalda le hizo caer de rodillas a él. El Uchiha se retiró la navaja sin emitir sonido alguno, dejándola misma a un lado suyo.
Sujeto al hombre por los brazos desde atrás y comenzó a tirar de los mismo con fuerza. Coloco su pie en la espalda del sujeto, para empujar hacia adelante su cuerpo. Y con la fuerza necesaria, el moreno termino por romperle los brazos. Sus gritos no hacían más que ampliar esa sonrisa extraña en los labios del Uchiha.
Soltó las manos de ese hombre haciendo que este cayera de cara al suelo sin dejar de gritar. Sasuke se inclinó hasta tomar la navaja que este le había enterrado minutos antes, para clavársela directo en el cuello, causando su muerte absoluta y por cociente callar aquellos gritos.
-Imbécil-chasqueo el moreno mientras se llevaba una mano a la herida que no dejaba de sangrar, misma que comenzaba a doler.
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Kakashi estaba detrás del auto blindado... solo quedaban sus mejores hombres, quienes solamente eran Itachi, Pain, Sasuke, Naruto, Hidan, Kakuzu y Kiba.
La muerte se olía perfectamente en la bodega, misma esencia que se mezclaba con el aire salado del mar y la sangre. Una caja ardía en llamas, y ese fuego empezaba a propagarse.
Su impecable traje Armani estaba lleno de sangre y sudor, porque no solo había luchado con armas, también tuvo sus enfrentamientos cuerpo a cuerpo. La munición se estaba terminando, estaba cansado y herido.
-¡No me digas que ya te has cansado!-grito Obito, siendo el único enemigo.- ¡La diversión apenas comienza!- Sin más que decir, el pelinegro se movió lanzando dos granadas hacia la dirección donde los dos hermanos Uchiha trataban de recuperar su aliento. Puesto que, Itachi había recibido un disparo a la pierna, Sasuke logro cargar con él y moverse antes de que las granadas impactaran contra ellos.
Claramente no pudo moverse muy rápido, y aquella explosión les alcanzo en parte, golpeándolos con pequeños restos de madera de la caja que exploto. La risa de Obito se escuchó fuertemente.
Pain y Naruto dispararon tratando de darle, pero siendo el único blanco y que los autos blindados estaban de paso, no lograban darle.
Kiba corrió en ayuda de los hermanos Uchiha, siendo cubierto por Hidan y Kakuzu. Kakashi se unió al fuego con Pain, pero nadie lograba darle.
-¡Oye Kurama!-grito Obito.- ¡¿Te has divertido con mi hija?!- Naruto se tensó.
-No lo escuches-susurro Pain hacia él.
-¡¿Te gusto penetrara?! ¡¿Cómo se escuchaban sus gemidos cuando llegaba al orgasmo?!-con ello las sus carcajadas que no hacían más que enfurecer al rubio.- ¡Tiene un bonito trasero como su Madre y unos bellas tetas!-continuaba echando leña al fuego iracundo que llenaba al Uzumaki.- ¡Tengo celos de que hayas probado a mi hija antes que yo! ¡Pero se solucionara cuando te mate!-
Naruto temblaba a causa de tanta rabia contenida, estaba demasiado furioso, demasiado molesto. Se sentía ahogar con su propia rabia.
-¡Tiene que calmarte!-grito Sasuke.- ¡Recuerda lo que te dijo!-
-"Ten cuidado"- Las palabras de Naemi hicieron eco en su cabeza, relajándolo para evitar cometer una locura; como lanzarse a ciegas y tratar de matarlo directamente.
-¡Oh, pero si es Taka!- la burlona voz de Obito no tardo nada en entrometerse.- ¡¿Cómo es la princesa Hyuga en la cama?! ¡De seguro que debe ser todo un manjar! ¡Con esa piel, esas tetas, esas piernas y esa carita de inocencia!- Ahora era el moreno que comenzaba a enfadarse.- ¡Solo imaginármela haciéndome sexo oral me hace venirme!- Sus risas eran insoportables.
Quería matar a ese bastado por las cosas que decía de su Hyuga, de su chica. Apretó sus puños al grado de poder enterrarse las uñas en la palma de la mano. Sus dientes crujieron a tal punto de que dolió la fuerza que aplicaba en los mismos en un patético intento por controlarse.
-¡Cuando te haya matado, esa chica será mi mujer!- Ya no podía más, se ahogaba consigo mismo.
-Si vas de cabeza solo vas a matarte...- la voz de su hermano le atrajo.-Solo quiere provocarlos-
Aunque el Uchiha menor sabía aquello más que de sobra, no podía evitar sentirse de esa forma. Sentir que se ahogaba con su propia rabia, que se ahogaba con el odio que crecía a medida que ese hombre hablaba de Hinata.
-¡¿Y qué me dices tú?!-ahora la voz de Kakashi se hizo paso.- ¡¿Aun te sientes resentido porque Rin me eligió a mí en tu lugar?!-
Disparos volaron en varias direcciones mostrando el efecto de aquellas palabras en él.
-¡No la merecías!- grito más enfadado.- ¡Ella debía ser mía! ¡Solo yo podía darle una buena vida! ¡Tú la mataste!- Más disparos en su dirección y balas perdidas. Mostraban el dolor de ese hombre.
-¡Tú tampoco la merecías! ¡Ella se suicidó al no soportar más el peso de esta vida!-grito Kakashi.- ¡Tu debías ser diferente, pero fuiste incluso peor que yo!- Obito guardaba silencio, apretando el arma con fuerza por las palabras que decía su enemigo.- ¡Yo trate de cambiar por ella! ¡Trate de hacerla feliz! ¡¿Tu qué hiciste?! ¡Te aprovechaste de una mujer cuyo único error fue amar a un ser tan despreciable como tú! ¡Mostrándole a Rin que en esta vida solo se puede empeorar!-
-¡Debiste preocuparte más por Rin en lugar de la puta con la que me case!-grito de nueva cuenta Obito.
-¡Rin no podía amarte! ¡Ni si quiera a mí me amaba!-continuo Kakashi.- ¡Se suicidó al darse cuenta de que era un demonio, un monstruo como nosotros!-
-¡Cierra la puta boca! ¡Maldito monstruo!-grito Obito.
Ambos salieron de sus escondites para dispararse vaciando ambos cartuchos, algunas balas colisionaron entre ellas y otras más se perdían en la distancia, rosando por poco sus cabezas.
-¡El único monstruo aquí eres tú, Obito!-
Balas y más balas siguieron volando tratando de darle al objetivo. Pain analizaba la situación, sabiendo que ellos no querían matarse con las pistolas...
Un grito atrajo la atención, Sasuke había recibió una bala perdía en el hombro. Naruto siendo el primero en reaccionar se acercó hasta su amigo, presionado la herida.
Las heridas de ambos, el cansancio, estaba llegando un punto crítico... mismo al que Sasuke estaba por superar en menos tiempo con esa herida.
Kakashi lo entendió... no podían continuar así. Ya era tiempo de acabar con todo como lo habían comenzado, sino, sus hijos morirían por una lucha que no era suya.
-Pain... llévate a todos de aquí-ordeno el líder arrojando su arma.
-¡Pero Kakashi...!-dijo antes de ser interrumpido por el líder.
-¡Es una orden!-grito. El resto del equipo no estaba del todo seguro, no querían alejarse y dejar morir a ese hombre que tantas cosas buenas les trajo. Quien cuido de ellos cuando nadie más lo hizo...
Pain no pudo negarse, y ayudo a sus amigos a subir al auto blindado esperando que este arrancase.
-Tu y yo... Obito... mano a mano-Kakashi salió de su lugar caminando hacia en medio de la bodega con ambas manos levantadas mostrando a Obito que no llevaba consigo ningún arma. El pelinegro arrojo su arma e imitando a Kakashi, se acercó hasta él, quedando separados por un metro como en el principio.
El fuego se había propagado a las demás cajas, dando un ambiente más interesante a la pelea. Lo último que sus hijos vieron de Kakashi fue esa sonrisa debajo de su máscara. Esperando a que el líder regresara.
Ambos estaban solos, rodeados del infierno al que se habían aferrado toda su vida. Un trozo del infierno seria el testigo de su última pelea.
Golpes, patadas, puñetazos y demás golpes eran lanzados con la única intención matarse el uno al otro. Sus cuerpos ya estaban cansados, heridos y sus fuerzas fallaban constantemente. Pero ambos a su vez, poseían una razón para luchar.
Obito llevaba en su sangre la rabia y el odio contra su ex mejor amigo. Por arrebatarle a la mujer que amaba y dejarla morir.
Kakashi tenía el mismo odio contra él, pero a diferencia del suyo, era para hacerle pagar por todas las atrocidades que había hecho a la mujer que le apoyo mucho, a la mujer de la cual él se enamoró después de Rin, la Madre de Naemi. Le haría pagar por todo el daño que había causado.
La sangre recorría sus cuerpos, manchan dado sus ropas. Mezclándose con la sangre del suelo de sus subordinados.
Todo debía terminar esa noche.
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Lejos, en la mansión de Kakashi. Las chicas estaban en la sala principal, metidas en sus pensamientos, tratando de imaginar que ellos entrarían por esa puerta con sonrisas victoriosas, pero las horas pasaban y nadie llegaba.
No había noticias, no había señales... no había nada.
Sebastián sirvió un poco de café y pastelillos, pensando igualmente. Aunque no lo mostrara estaba tan preocupado como ellas. Esa sensación siempre agobiaba su cuerpo cuando sabia de una misión peligrosa.
Kakashi siempre llegaba, lleno de sangre y herido, pero llegaba entero. Los dos más pequeños ni se diga, llegaban en las mismas condiciones tan deplorables como su Padre, pero siempre llegaban enteros. Pero... esta vez... no podría ser así.
Un sonido saco a todos en la mansión de sus pensamientos, el ruidoso sonido del auto blindado cuyo motor estaba a nada de fallar llego a la mansión. Sebastián, fue cauteloso. No estaría vivo si Kakashi no le hubiese entrenado bien, por lo tanto, antes abrir la puerta saco una pequeña arma de atrás de su pantalón, las chicas se ocultaron como él les había instruido.
Abrió la puerta para toparse con aquella espantosa sorpresa. Itachi venia recordado en Pain, quien le ayudaba como podía a caminar, detrás de ellos Kiba y Naruto ayudando a Sasuke. Hidan y Kakuzu heridos también, pero al menos no tan mal para caminar por cuenta propia.
-¡Son ellos!-levanto su tono de voz el mayordomo, haciendo que las chicas saliesen de sus escondites.
-¡Naruto!-dijo Naemi contenta de verlo.
-¡Sasuke!-Hinata se apresuró a llegar a él, pero este le impedido que se acercara de más.
-T-Te... ensuciare... con... sangre...- jadeo difícilmente.
-¡N-No importa!-E ignorando las palabras del moreno, ella se acercó hasta él, haciendo que se apoyase en ella para ayudarlo a llegar al sofá. Las ropas de la Hyuga se llenaron de sangre y sudor, pero no le importaba. Ver como Sasuke llegaba en tan deplorables condiciones, le encogía el corazón, la herida de la bala era la más llamativa de todas, pero sus perlados ojos le recorrieron mirando su cuerpo y las demás heridas que llevaba consigo.
La idea de que pudo perderlo, hacia rasgar su garganta con sollozos aferrados a salir. Y así como así, la herida que él causo se borró o se bloqueó en su memoria, como un golpe que le hiciera olvidar el daño, que le hiciera olvidar lo que le hizo... dejando paso solo a lo que su corazón deseaba. Tenerlo con ella a su lado, vivir con él y ser su mujer. Sasuke le saco de su trance, para pedirle que le abrazara con más fuerza, queriendo sentir algo que no fuera el dolor de su cuerpo, queriendo sentir la calidez de la Hyuga y su suave tacto sobre el mismo.
-¡Naemi!-El rubio se acercó hasta ella o al menos lo intento ya que al momento de estar cerca de ella se desmayó. Para su suerte la joven rubia lo atrapo en justo momento, pero cayo aun así con él debió a su peso y tamaño. Kiba se acercó hasta ellos para ayudar a la chica debajo de él y colocarlo sobre el sofá.
-¿D... Donde esta Kakashi?-cuestiono Sakura hacia Pain que dejaba a Itachi sobre el sofá. El contrario suspiro para después encararle, sin el valor de decirle a esa niña de cabello rosa lo que podría pasarle al líder.
Sebastián lo comprendió, pero no dijo nada... tenía que atender a los invitados.
-Señorita Sakura, ¿Podría ayudarme?-hablo el mayordomo tratando de controlar sus sentimientos de angustia por su líder. La chica afirmo pausadamente, para ayudarle a atender las heridas de los chicos.
Pain solo se quedó en silencio, mirando a sus colegas, pensando en si había estado bien dejar al líder solo.
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Un golpe a sus caras al mismo tiempo, con gran fuerza les hizo caer a unos metros lejos uno del otro. El fuego del infierno que ardía a su alrededor hacia pesado su respirar, y arder sus pulmones como si estos fueran las cajas quemándose.
Ya no podían más... morirían en ese lugar.
-La... dejaste morir... Kakashi...-jadeo Obito tratándose de poner de pie, fallando.
-Ella ya no quiso vivir esta vida de mierda... ella no aguantaba el peso que cae en nuestros hombros... ella era demasiado inocente, demasiado buena...-respondió con cierto aire melancólico.-Ella no merecía ese final, ella merecía un final como de cuento de hadas, envejecer junto a un hombre, tener hijos, una vida normal... y ninguno de nosotros podría habérselo dado... no importaba hasta donde escapáramos... los demonios de nuestro pasado llegarían tarde o temprano-
Las sirenas de las patrullas se escucharon a la distancia, el lugar aún se notaba estable y no contaban con que se derrumbase para que los matara. No tenían armas cerca para terminar...
Kakashi logro ponerse de pie, para llegar hasta donde recordó haber dejado su saco, mismo del cual saco una caja negra. Al abrirla, en esta se encontraba una jeringa con una sustancia dentro.
Sin pensarlo, el peligris se inyecto el contenido de la misma sobre el brazo. Nada mejor que la adrenalina para poder salir de ese lugar... Pero, algo lo impidió.
Obito yacía moribundo lejos de él, quería dejarlo hay... dejarlo morir o que lo arrastraran... pero, no podía hacerlo. Las palabras de "Ella", sonaron en su cabeza. Era increíble, incluso para él, recordar a esa mujer agonizando, pidiéndole que cuidara de su esposo y de su hija.
"-Obito esta tan herido como tú... tan lastimado y arrojado a la oscuridad, lleno de odio y maldad... pero... confió en que aún hay algo bueno dentro de él... así como creo que hay algo bueno en ti también-" Una mujer que veía bondad en cualquier ser humano. Suspiro.
Mientras su cuerpo estaba debajo del efecto de la adrenalina, llego hasta donde estaba su rival, y con sus pocas fuerzas logro apoyarlo sobre su hombro. Para ambos salir.
-¿Q-Que estás haciendo...?-cuestiono el contrario.
-No sería... divertido si te arrestan... o mueres aquí... debo matarte yo con mis propias manos-respondió y como podía caminaba.
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Salir habría sido una tarea imposible, misma que solo el gran Houdini podría ejecutar... pero Kakashi también podría ser un gran escapista, a su modo claramente.
Unos hombres que "trabajaban" en el puerto, fueron ayudantes a su escape. Un camión de trasporte, y dos hombres que se vendieron a él por una generosa cantidad de dinero fueron la pieza clave de su escape.
Usando una ruta alterna, salieron a la cuidad. Donde en el primer callejón, Kakashi arrojo a Obito contra unas pilas de basura, seguido un móvil para que llamase a alguien y fuera a recogerlo.
-¿Crees que con salvarme voy a perdonarte lo que has hecho?-Hablo Obito, haciendo el débil intento de ponerse de pie de esa pila de basura.-Esto no ha terminado... y no terminara, no hasta la muerte. No voy a descansar hasta que tú y la bastarda de mi hija estén muertos...-
-Eso lo sé-dijo el contrario.-Hasta la muerte-
Sin decirle nada más, el líder de la banda ordeno al hombre que le llevase hasta su casa, dejando a un Uchiha muy débil en aquel callejón.
Los primeros rayos del sol comenzaban a salir, y con ello, un nuevo día se alzaba.
No llego a pensar que aquello solo era una batalla simple, porque si Obito hubiese querido la guerra... toda la ciudad habría ardido como el mismo infierno del que ellos salieron.
Pero, por ahora solo descansaría y recuperaría de sus heridas. Sabía que tarde o temprano Obito regresaría y terminaría el trabajo. Sabía que Naemi corría peligro al igual que su hijo... Hinata y Sasuke también lo hacían ahora que Hiashi sabía quiénes eran los que tenían a su hija.
Todos sus hijos corrían peligro ahora. Sin embargo, Kakashi no permitiría que ninguno resultase herido... antes caería él para salvarlos.
Como dijo antes, los demonios de su pasado llegarían hasta ellos tarde o temprano... y a él, le estaban alcanzando.
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¡Wiiiii!
Actualización temprana para que puedan leerla y no se desvelen :D (?)
Bueno, ni tan temprana... xD
+Kuro; un personaje que añade mas drama, creado por inspiración escuchando un drama CD de un anime que no recuerdo su nombre. Así que... ^u^U
Kakashi tan paternal como siempre (?) y Obito siendo un monstruo .-.
Como siempre, comentarios y votos son siempre bienvenidos y muy apreciados n,n Las dudas tambien se aclaran en caso que las tengan xD
Att:
Midna-Nightly :D
PD: ¿Les esta gustando el fic? .-.
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