Chapter VI: Odio
Un bendito mes había pasado desde lo sucedido, un mes en que ambas estaban atrapadas en aquel departamento, en aquel lugar...
Y las cosas solo empeoraban... pero lo que sin duda alguna fue peor, eran las reglas que debían seguir. Ambos dejaron en claro reglas principales, y después les dieron sus propias reglas.
Había cuatro reglas principales:
1- No tenían permiso de salir.
2- No abrir la puerta a nadie, no importa la insistencia.
3- En caso de que alguien tratara de entrar, y ellos no estuvieran, debían de entrar a la habitación de "Pánico" que tenían.
4- Mantener la casa limpia, y siempre tenerles comida caliente.
Después de eso, cada uno tenía un par de reglas más personales. Las de Sasuke hacia Hinata eran:
1- Mientras este en la alcoba, solo deberá de andarse con una de las camisas o playeras que este le dé. Nada de ropa interior. Y usar los pantalones deportivos o shorts cuando salga de la alcoba.
2- Si llega de trabajar a tomar una ducha, ella deberá ducharse con él.
3- Mantener ordenada y limpia la habitación.
4- Cuando él llegue a casa tendrá que ir a la puerta a recibirlo con un abrazo y beso.
5- Llamarle Sasuke y nada de palabras cursis.
6- Estar callada todo el tiempo a menos que le pida hablar.
7- Evitar cualquier contacto, visual, o táctil con otro hombre que no sea él, ni si quiera deberá tocar o ver a su mejor amigo.
8- Satisfacerlo.
9- Alimentarlo con lo que él pida.
10- Obedecer.
Diez reglas que ella debía seguir al pie de la letra, o de lo contrario, el castigo era atroz. Aclarando que no era nada de golpes, maltrato o insultos. Bien se podría decir que eran más bien... sexuales. Si bien un sutil lado de Sasuke era el pequeño gusto que tenía por el masoquismo, claramente solo hacia lo que tenía a su alcance, y eso eran solo latigazos a sus nalgas. Nada graves... solo que la marca quedara y cada vez que ella se sentara recordara de lo que él era capaz.
Naruto también tenía sus reglas hacia Naemi, si bien tenía alguna que otra como Sasuke, pero había unas que eran muy distintas:
1- Llamarle Amo cuando estuviesen a solas.
2- Esperar en su habitación hasta que él llegue.
3- Ofrecerle sexo cada que hubiera una oportunidad entre ambos.
4- Hacer todo lo que él pida, TODO.
Con esas reglas, ellas obedecían y Vivian.
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Debido al trabajo intenso al que se habían visto sometidos ese mes, no habían podido llevar a sus juguetes a reparación con Tsunade, por lo tanto, solo podían tener sexo con protección o la abstinencia.
Si bien a Sasuke ninguna de esas cosas le agradaba, pero era eso o ser Padre, aunque más de una ocasión pensó que no era tan mala idea ser Papá. ¡¿Pero en que pensaba?! ¡Apenas si tenía 20 años!
Por lo tanto, se abstuvo. Lo más que podía claro está.
El trabajo le estaba destrozando como era la costumbre, pero ahora cada que llegaba a casa, sentía su cuerpo relajado. Hinata era tan buena "pareja" con él, aunque fuese forzado, lo era y eso le encantaba.
Siempre que llegaba a casa, aquella casa que siempre estaba a oscuras, en otras sucias, y aquella horrible sensación de soledad que las paredes transpiraban, no importaba que viviera con Naruto, aun así siempre se sentía solo.
Era curioso, ¿no?, vivir con alguien y aun así sentirse solo.
Pero con Hinata, ya no era así. Al momento de llegar, ella estaba en la puerta con un delantal blanco con pequeñas manchas de la comida que prepara, su sonrisa, un beso, su abrazo y algo que ella añadió.
"-¿Cómo estuvo tu día?-"
Aquella soledad se disipaba, su humor mejoraba notoriamente y esa soledad que daba aquel lugar, pasaba a ser cálido, por fin podía decir que aquello era su "Hogar".
Y claramente su estado de ánimo era más... soportable. Vaya, que incluso Kakashi estaba contento por eso, y Naruto más que nadie. Si hubiera sabido el notorio cambio en su discípulo, habría secuestrado a la Hyuga desde hacía mucho más tiempo.
Pero, ahora, el trabajo no le permitía disfrutar bien su nuevo Hogar, ni a su querida novia. Alguien había mandado a la policía hacia el puerto, causando un estrago de problemas. Y el embarque no logro salir, mismo que por consecuencia provoco que los chicos buenos se llevaran a las chicas.
¿Kakashi estaba asustado?, no. Sabía quién lo había hecho. Pero su mayor "problema" era el de si las chicas dirían algo.
No llegaría hasta donde estaba sino fuera precavido y claramente que dejo a las chicas lo suficiente traumatizadas para evitar que ellas dijeran algo. Las amenazas siempre son funcionales.
Perdió mucho dinero a causa de aquello, y ahora Kakashi planeaba verse con él, pero mientras la policía anduviera cerca, no harían ningún movimiento, así que ese fue el inicio a sus breves vacaciones.
Ese martes, llevarían a las chicas a ver a Tsunade. Advirtiendo que les dispararían si trataban de huir. Y no era ninguna broma, ellos hablaban muy enserio.
-¡¿Cuánto tiempo más les va a tomar estar listas?!-grito Naruto sentado desde el sofá bastante frustrado.- ¡¿Cuánto se puede llevar una mujer arreglarse-ttebayo?!-
-Tsk... deja de hacer escandaló.- dijo Sasuke mosqueado, odiaba compartir las mismas sensaciones que su amigo.- Tienen que ponerse pelucas, maquillaje y ropa decente.-
-¡Pero ya llevan más de una hora!- refunfuño inflando sus mejillas, guiño los ojos de cierta forma que recodaban a un zorro y cruzaba sus brazos como último toque a su berrinche.
El azabache suspiro. Volvió su atención a su móvil mientras Naruto hacia lo mismo, y se puso a revisar un par de cosas, entre ellas la información que Nagato e Itachi habían recabado sobre Obito. Siendo uno de los integrantes más jóvenes no siempre iba a las reuniones de Kakashi con otros miembros de otros grupos, el líder tenía sus razones.
Y dado que el encuentro entre ese hombre estaba próximo, debía conocer un poco de su enemigo.
"Puntería de Francotirador experto", "Amplio uso y conocimiento en armas", "Excelente en ataques cuerpo a cuerpo", "Precavido", "Inesperado"... esas eran algunas de las palabras que más resaltaban la atención del Uchiha. Pareciera que se fuera a enfrentar a Kakashi, o a alguien un poco más peligroso.
Sin pensarlo, hizo rechinar sus dientes, ese tipo... un solo descuido...
-Estamos listas- Hablo Naemi, haciendo que ambos varones posaran su vista en ellas.
Hinata lucia adorable, era impresionante lo que habían hecho con lo que les dieron. Su Hyuga lucía un hermoso vestido turquesa que le llegaba un poco por encima de la rodilla, y un pequeño escote, sin mangas a juego con un rebozo blanco, unos zapatos de tacón abiertos en la parte delantera en color blanco. Sin demasiado maquillaje, lentillas de color verde y una peluca castaña más larga que su propia cabellera.
Naemi por su lado, lucía una falda de mezclilla hasta por medio muslo, botas negras, una blusa a de tirantes blanca con una camisa azul encima, una peluca de cabello negro más largo que su cabello, y lentillas de color miel.
Ambas lucían bastante bien, y ambos disfraces parecían haberse amoldado perfectamente a ellas.
-Que sexy- ronroneo Naruto hacia ella. Se puso de pie para atraparla entre sus brazos y besarla. Naemi solo templo al sentir su toque hacia ella. El ojo azulado le había dado motivos en ese tiempo para hacerla temblar de esa manera solo con tocarla... o mirarla.
Sasuke se puso de pie igual, mirando a Hinata de pies a cabeza. Ante ese hecho la Hyuga tembló con el sentir solo su mirada, apretó el reboso contra ella, pasando duramente la saliva.
-Hermosa-soltó el moreno, provocando que el par de ojos perlados posara su atención en él.-Andando, se nos hace tarde-
Tomo a Hinata de la cintura mientras salía de la casa seguido de los otros dos rubios.
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Sakura estaba en la sala de la casa ayudando a Sebastián con la limpieza. Aunque él negó su ayuda, ella insistió en hacerlo. Además Kakashi le había ordenado dejarle hacer lo que quisiera, menos salir, no tuvo más remedio que dejarla.
Ella limpiaba el polvo del estante de libros mientras que Sebastián acomodaba los mismos. Libros de escritores famosos, libros sobre anatomía, libros sobre la tortura medieval, entre otros más que Sakura estaba catatónica de ver.
-¿Los habrá leído todos?-pregunto mirando al pelinegro.
-Claro, sino, no los tendría aquí-respondió acompañado con una de sus habituales sonrisas.-Al amo Kakashi le gusta leer, y tiene muchos estantes llenos de esta clase de libros-
-¿Incluso en su despacho?-
-Cuando vayamos a limpiarlo, te darás cuenta-
Ella afirmo con un movimiento de su cabeza, aún asombrada. Kakashi estaba lleno de sorpresas.
Una vez terminada la limpieza de la casa, ambos fueron hasta el despacho que era el último lugar que Sebastián limpiaba. Atravesando el pasillo principal hasta llegar a una puerta de madera con hermosos adornos en la misma; tras abrirla estaba el amplio despacho que mostraba a los lados estantes llenos de libros, una alfombra roja que guiaba hasta el escritorio de madera que poseía solo dos sillas delante del mismo y una silla negra detrás. No había ventanas, solo estaba ese hermoso candelabro que mostraba un segundo piso con aún más libros, a los cuales se podía tener acceso por una escalera.
Sakura abrió sus labios sorprendida, mientras seguía mirando anonadada cada detalle del despacho, pero aquel hermoso candelabro era el centro de su atención. Aunque tuviera ya tiempo viviendo con él, nunca antes había entrado al despacho.
-¡¿No me digas que ha leído todo esto?!-levanto su tono de voz mirando al Mayordomo.
-No... apenas ha terminado de leer esta parte...-señalo los estantes de su izquierda.-Creo que quiere tomarse un descanso y después seguir leyendo todo lo demás.-
Por poco y su mandíbula tocaba el piso a causa de aquella noticia. Ahora todo pensamiento que llevaba de Kakashi fue borrado de un solo golpe. Ella pensaba que aquel hombre era como cualquier otro líder de bandas, traficante y demás, un hombre que solo le gustaba drogarse, tener sexo, torturar gente con sus propias manos o hacerlo con el poder que tiene... Pero no...
Le gustaba tomar su desayuno por las mañanas como una persona normal, como si no fuera más que un simple hombre de negocios; Ese habito de leer; sacaba a pasear a sus perros; era... tan diferente a lo que ella pensaba.
La Haruno pensaba que quizá Kakashi la había comprado para tener sexo con ella y nada más, pero los días habían pasado, y el jamás le puso una mano encima. Nada que no fuera para acariciar su cabeza o besar su frente aún con su máscara puesta.
No era tan mala persona... pero bien es sabido que las apariencias engañan... y a veces demasiado bien.
-¿Quieres comenzar?-hablo Sebastián haciéndola volver al mundo de nuevo.
-A...S-Si...- respondió sonriéndole. Para así ambos ponerse en marcha y terminar la limpieza, a fin de cuentas era lo único que podía hacer para pasar el rato.
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-¿Elevarías un poco más tu pierna?-hablo Sai.-Descuida, puedes apoyarla bien sobre la roca, es una estructura sólida-
-Bien-Ino coloco la pierna sobre la roca que más que solida parecía estar hecha de papel, pero si él lo decía, confiaría.
Ambos estaban en ese estudio de arte de aquella ostentosa mansión, mismo donde Ino pasaba su tiempo siendo pintaba por Sai, quien parecía nunca aburrirse por hacerlo.
Con poses diferentes, trajes, escenarios, entre otros más. Esa vez Ino llevaba puesta una tela de color rojo, una tela de seda que cubría su obvia desnudez, su cabello suelto, un escenario de color negro y una roca falsa.
Sai estaba a pocos metros de ella, con su caballete y su paleta de pinturas. Mirándola de esa manera que tanto le solía poder de nervios las primeras veces que lo hacía, pero que ahora le resultaba normal.
Miraba el lienzo, y después a ella. Así eran sus días juntos, algunos ella solía sacar algún tema para charlar con él, otras solo eran ellos dos en ese cómodo silencio.
-¿Siempre vas a pintarme?-rompió Ino aquel silencio.
-¿Acaso no te gusta?-respondió sin siquiera mirarla.
-No... para nada, me gusta... pero... yo pensaba que... bueno... olvídalo.-suspiro. Esta vez, extrañamente Sai detuvo su pintar para mirarla mejor.
Dejo la paleta de pintura a un lado del caballete, y camino hasta ella. Ino se quedó mirándolo, esperando saber que planeaba ahora aquel chico.
-Ven.-pidió amablemente con su sonrisa. Ino bajo de su lugar sosteniendo la tela contra su cuerpo, Sai le tomo del rostro, la acerco hasta él, rosando sus labios.
Y después la beso, un beso simple y sin aliento a llegar a algo más. En cuanto se separaron, ella se quedó mirándolo con los ojos entre abiertos.
-Espero que te guste... has hecho mucho por mi modelando y obedeciendo, sigue así y seguiré haciendo estas cosas- Era extraña la forma en la Sai solía hablar algunas veces, pareciera que al hablar era como un autómata o un extraño robot.-Bien, ¿quieres seguir o quieres descansar?-
Ino solo se quedó estática ante él, mirándolo sorprendida y claramente sonrojada.
-S-Sigamos-tartamudeo dulcemente ante él, recibiendo una de esas sonrisas tan bellas, una sonrisa honesta y verdadera.
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Tras haber llegado al consultorio de Tsunade, y empezara a atenderlas a ambas, la mujer les notaba tan... melancólicas.
Ella conocía el mundo del que ellos venían, y sabía mejor que nadie lo que era tratar con un hombre así. Para su suerte, ella logro escapar de las manos de aquel demonio que le poseyó tiempo atrás, pero la única forma en la que pudo escapar, fue cuando el murió en aquella riña de bandas. Sin embargo, una vez que estas en ese mundo, siempre estarás en ese mundo.
Y conociendo a Sasuke y Naruto, solo la muerte de ellos les daría la libertad a ellas.
-Bien... ya está listo...-dijo Tsunade mientras se retiraba sus guantes blancos y miraba hacia Hinata.-Te vas a despedir de tu periodo un año-sonrió hacia ella, esperando la misma respuesta, pero la pobre Hyuga solo pudo sonreír débilmente.-Los chicos deberán traerlas cada dos meses para revisar que todo sigue en su lugar. ¿Tienen alguna duda?-
Ambas negaron con la cabeza gacha, sin mirarla. Tsunade suspiro.
-Voy a traerlos para explicarles-ninguna dijo nada. Ella salió dejándolas solas unos minutos, suficientes para que Hinata rompiera en llanto una vez más. Tal y como siempre lo hacía cuando estaban solas.
Naemi le tomo entre sus brazos, tratando de darle un consuelo inexistente. Porque ella estaba igual que la Hyuga. Rota y vacía por dentro.
Puede que solo hayan pasado un mes con ellos, pero aquel mes basto para haberlas quebrado hasta la más fina fibra de sus cuerpos. Desde el uso sexual, la indiferencia, hasta la violación, bastaban para matar por dentro a cualquier mujer.
-Calma, Hinata...-trato de consolarla.-Calma... por favor...-
¿Cómo puedes consolar un alma cuando ni si quiera eres capaz de apaciguar la tuya?
-¿Jamás seremos libres?... ¿Siempre seremos juguetes sexuales para ellos?-dijo Hinata dando pequeños hipitos.-No quiero esto... quiero volver con Neji... con mi familia...-
-Hinata...-Naemi se separó de ella para verle a los ojos, aquellos ojos perlados que se notaban tan vacíos y carentes de toda chispa de vida que siempre irradiaban.-Si pudiera... te sacaría de aquí... pero... ya los has escuchado antes... Aunque huyamos, no habrá rincón en el mundo donde podamos ocultarnos de ellos... siempre van a encontrarnos... siempre...- sus últimas palabras salieron de ella como en un susurro apenas audible.
No quería mostrarse débil ante Hinata, porque su amiga la necesitaba y necesitaba su apoyo, su fuerza... Pero incluso ella, se sentía frágil y a punto de romperse en llanto.
-¡Al fin han terminado con ustedes!-entro Naruto seguido de Sasuke con ambos brazos detrás de su nuca y una sonrisa amplia que mostraba sus dientes.- ¿Eh?... ¿Qué pasa?-
Hinata se giró hacia otro lado limpiando sus lágrimas, mientras la Uchiha hacia lo posible por tragar las suyas. Verlas así, ver esa tristeza que mostraban, les llenaba el corazón de lastima... Una lástima que provoco al mismo demonio que poseían dentro.
-¿Por qué estas llorando?-ordeno Sasuke quien se mostraba bastante irritado. Hinata paso saliva y dio un par de hipitos más que enfurecieron a Sasuke.
El moreno se acercó hasta ella, tomándola fuertemente por el rostro obligándola a verlo directo a la cara. Verla con las lágrimas aun saliendo de sus ojos, ver esa tristeza pintada en ellos... le enfurecían, le molestaban como no era normal.
-¡¿Por qué lloras?!-levanto su voz hacia ella, provocando que solo soltara más lágrimas.
Hinata trataba por todos los medios controlarse pero no podía, era imposible para ella tratar de controlarse y peor aún, reprimir sus lágrimas.
-¡¿Acaso quieres que te de verdaderos motivos para llorar?!... ¡¿Por qué carajo estas llorando?!-Otra vez su agresión, otra vez sus gritos. No se media y se cegaba a su propia rabia, empezó a apretar demasiado fuerte el rostro de la Hyuga provocándole daño.
-¡La estas lastimando!- dijo Naemi, pero el Uchiha no hacía caso. Y ella no permitiría ver a su amiga sufrir y menos que la lastimaran en su presencia. Tomo valor de alguna zona de su corazón y simplemente dejo que su cuerpo arrancara solo. Hizo puño su mano, y después encesto un golpe contra él.- ¡Maldita bestia!- Su fuerza provoco que el Uchiha cayera.
Se llevó una mano a la mejilla dañada mirando a la chica rubia con el ceño fruncido. Hinata dejo de llorar a causa de la impresión, se puso de pie colocándose delante de Naemi, para evitar que Sasuke le hiciera daño. Pero se olvidó de Naruto.
El Uzumaki se acercó hasta su juguete, tomándola entre sus brazos para empotrarla contra la pared con fuerza, ella gimió de dolor.
-¡Na-Naemi!-Hinata trato de ayudarla pero Sasuke le tiro del brazo con fuerza. Evitando que se moviera.
-¿Es que acaso aun no lo entiendes, cariño?-hablo Naruto hacia Naemi, a la par que apegaba más su cuerpo al de ella oprimiéndole demasiado.-No son más que juguetes para nosotros... y no permitiré que un simple juguete golpe de esa forma a mi amigo... no sin un buen castigo.-
-¡N-No le ha-hagas nada por favor!-pidió Hinata.
-Eso debieron pensarlo mejor antes de retarnos de esta forma-dijo Sasuke hacia ella.-Debiste decirme porque llorabas desde un maldito principio, Hinata.-
La Hyuga giro a verlo, para toparse con aquellos ojos carentes de todo sentimiento, ojos tan opacos y vacíos, como si fuera una simple marioneta más. Apretó sus labios, y volvió a ver a su amiga que estaba a poco de llorar.
-¿Te molesta si la castigo delante de ti, teme?-El rubio sonrió.
-Hazlo rápido antes que llegue Tsunade.-
Naruto tiro de su juguete con fuerza arrojándola contra la cama donde Tsunade revisaba, y se colocó sobre ella.
-Estrenemos ese agujero secreto... ¿te parece mi caramelo?- aquella sonrisa retorcida creció en sus labios, haciendo que la chica bajo él temblara.
Sin embargo, Hinata no iba a quedarse callada. De igual forma, saco parte de su propio valor para defender a su amiga. Crujieron sus dientes, a la par que forcejeaba su brazo para lograr zafarse del agarre del Uchiha. Pero él le apretaba el brazo mientras lo hacía, a tal grado que su mano quedo marcada sobre su piel.
-¡Detente ahora mismo!-le ordeno furioso. Pero ella siguió.- ¡Te he dicho que te detengas!- Apretó mas su agarre.
-¡¿Quieres sa-saber porque estaba llorando?!-ella clavo sus ojos en los suyos, su ceño fruncido y sus labios encorvados mientras más lagrimas salían.- ¡Dile que suelte a Naemi!-
Sasuke frunció igual el ceño, llevando a cabo una pelea de miradas. Naruto mantenía las manos de la rubia sobre su cabeza apretando firmemente sus muñecas, esperando a Sasuke.
El Uchiha desvió la mirada para ver a su amigo, dándole a entender que no hiciera nada.
-Habla-
-¡Te odio!-grito Hinata.
Sasuke soltó su brazo mientras sus ojos se abrían más por la sorpresa, sus labios se entre abrieron. Pudo sentir el fuerte apretón contra su corazón, como una puñalada clavaba directo hacia su espalda de un cuchillo muy mal afilado. Eso le hacia sentir que Hinata siempre le mintió, que siempre actuó para él.
-¡Odio estar contigo! ¡Odio que me hayas tomado de esa forma! ¡Odio todo lo que eres! ¡Odio esta vida! ¡Y te odio a ti! ¡Te odio por lo que me has hecho! ¡TE ODIO!- Gritaba mientras más lagrimas salían y su voz quebraba a cada una de esas palabras.
El Uchiha solo se había quedado mirándola sin decir una sola palabra, al igual que Naruto que estaba sorprendido también. Poso sus ojos sobre la chica que yacía bajo él, para verla llorar tan amargamente como Hinata.
Ninguna chica les había gritado de esa forma, ninguna había sido capaz de golpearlos y a su vez, ninguna había sido capaz de hacerles sentir algo que no fuera odio y vacío.
Sasuke pensaba que su vida iba bien y que Hinata no sentía esas cosas hacia él. Sabía que le guardaría rencor por haberla tomado de esa forma y drogarla, pero no dudaba que ella lo amaría como él lo hacía... si es que a lo que él sentía se le podía llamar amor.
El silencio reino, hasta que el moreno reacciono sonriendo maniacamente, la empotro contra la pared acorralando su cuerpo, mientras acercaba sus labios hasta el cuello de la Hyuga.
-Es una lástima que me odies...-hablo contra su piel, besando castamente la misma.-Tu eres mía... y siempre serás mía... Aun lo quieras o no...- Succiono la piel de su cuello ruidosamente haciendo que Hinata solo pudiera respingar a causa de sus acciones.
-Vamos a divertirnos nosotros también, caramelo- el rubio clavo sus ojos en ella mientras seguía sonriendo tan retorcidamente y ese matiz rojo teñía sus ojos.
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Vacías por dentro...
Quebradas hasta el alma...
Hundiéndose más en la oscuridad...
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D: D: D:
Lamentamos enormemente esta gran demora... pero Cheryl no tenía internet y no podía enviarme su parte, ademas de que ya esta por llegar Navidad, a ambas no tenían de un lado a otro por esas compras de Navideñas, de regalos de intercambio y esas cosas ¬¬
¡Pero bueno! Ya pudimos adoptar el ritmo... así que... ¡Yey :D!
Esperamos que les este gustando y que apoyen esta historia. :D ¡Gracias!
Att:
Midna-Nightly & Cheryl
PD: Como siempre para molestar a Cheryl xD ... ah claro, como Cheryl es quien tiene más tiempo que yo, ella responderá comentarios en caso de que yo no pueda o no me de tiempo :D
PD: Tengo frió :S
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