Chapter IX: Sin esperanza

Otra semana más había pasado desde su escape, y Hinata tenía una pequeña esperanza de que Neji le encontrara ahora que sabía quién la tenía.

Una esperanza que pendía de un solo hilo para su existencia.

Ese miércoles, después de una rápida ducha matutina con Sasuke, estaba delante del espejo peinando su cabello. Usaba una playera azul con letras blancas cuyo significado no era del sumo agrado de Hinata, pero el Uchiha había insistido en que la usara.

Las palabras "F*ck You", no eran exactamente sus favoritas.

-Hoy tengo trabajo, no me esperes despierta- hablo Sasuke mientras terminaba de acomodarse el cuello de la camisa. A su respuesta, Hinata abrió sus ojos sorprendida por sus palabras. ¿Le dijo que no le esperara despierta? Pero si él siempre le exigía en la puerta para recibirlo.

-¿P-Pasa algo?-hablo con timidez. Esperando su respuesta, pero el Uchiha no respondió nada. Lo siguiente que pensó fue que debió haber cometido un error al preguntarle algo. Dejo el cepillo a un lado y después sintió los brazos de Sasuke envolviéndola desde la espalda. Respingo en su lugar.

-Habrá mucho trabajo hoy... por esa razón-susurro. Después de eso, se separó de ella.

Hinata siguió congelada el tiempo que Sasuke siguió en la habitación, solo cuando este salió de la misma y el sonido de la puerta se escuchó ella salió de su trance.

Sasuke salió de la habitación, suspirando pesadamente. Ese día o mejor dicho, noche, sería la reunión con Obito y por cociente, su enfrentamiento. Sabía que aquel enfrentamiento les daría demasiados problemas, causarían demasiados estragos, y que en cualquier descuido podría terminar con balas dentro de su cuerpo en el mejor de los casos. Pero ahora, ya tenía una razón para volver a casa... y esa era la chica de bellos ojos perlados.

Naruto le esperaba en la sala, mirando el móvil con una cara de pocos amigos.

-¿Que has hecho ahora, dobe?-hablo Sasuke una vez que estaba cerca de su amigo. Naruto le mostro su aparato, haciendo al moreno abrir sus ojos por la sorpresa.

Un mensaje con una imagen de un mapa de la ciudad que guiaba a su casa.

-¿Sabes quién te lo ha mandado?-

-¿Crees que si supiera estaría aún aquí?- Sasuke torció sus labios y fruncía el entrecejo molesto.

De algo estaba seguro, y eso era que la persona que les había mandado aquella imagen era alguien de alguna banda, alguien que buscaba usar esa preciada información en su contra. La pregunta era... ¿Quién?

Su banda, al igual que Kakashi, no era poseedora de grandes alianzas o de colegas que no tuvieran que estar bajo amenaza para ayudar. Si tuviera que pensar en quien les odiaba su lista no terminaría, en su vida muchas personas les juraron vengarse de ellos de alguna manera, tantas que el moreno perdió la cuenta.

-Tenemos que decirle a Kakashi-hablo Sasuke tomando su chaqueta negra del sofá. 

-Espera...-dijo Naruto, cuando su celular mostro otro mensaje proveniente del mismo número del cual le había llegado aquella imagen.-"Sino me ayudan esta noche a vencer a Kakashi, esta valiosa información será revelada a todos aquellos enemigos suyos, incluyendo esto..."-leyó el Uzumaki. Antes de poder decir algo, hizo crujir sus dientes con fuerza y gruñir a causa de lo mismo que acompaño aquel mensaje.

Dos fotografías; una de Hinata y la otra de Naemi. ¡Ese maldito les tenía!

En cuanto ambos miraron aquella información, la simple idea que les cruzo la cabeza fue abominable. Ya una vez las habían perdido, y menos mal que fue a manos de la policía... si algún enemigo suyo las hubiera tenido, otra historia sería.

-¡Ese malnacido hijo de puta!-grito Naruto enfadado. Y con aquello, supo quién era la persona misteriosa que les mando esos mensajes. 

-Así que a esto se refería Kakashi cuando dijo que Obito era peligroso... pensé que solo exageraba-carraspeo Sasuke.

-¡¿Qué hacemos ahora?! ¿Traicionar a Kakashi?-Ante las palabras dichas por el rubio, ambos les travesó una corriente eléctrica seguida de una escalofriante sensación. En sus vidas pensarían en traicionar a ese hombre.

Más que nada por el hecho de saber lo que les pasaba a los traidores, pero de igual forma porque ese hombre fue más un Padre para ellos de lo que sus Padres biológicos, o en caso de Naruto, adoptivos, llegaron a ser. 

-Prefiero morir a manos de los cocodrilos que en manos de Kakashi-suspiro Sasuke.-Debemos decirle... o de lo contrario terminaremos por ser otro par de putas en el prostíbulo-

-Mi piel se ha puesto de ganilla con esa idea...- Naruto se abrazó a sí mismo, siguiendo a Sasuke a la salida.

Ya les podría ocurrir algo... o eso esperaba él.

--

En cuanto los dos chicos se hubieron ido, Hinata salió de la habitación, ansiosa por hablar con Naemi y así ambas tratar de escapar de nueva cuenta, o aunque fuera, apoyarse mutuamente y mantener viva la pequeña esperanza de que las rescatarían.

Durante todo ese tiempo, Naruto había prohibido estrictamente a Naemi salir de la habitación o ver a su amiga. ¿Tenía motivos para hacerlo?, realmente no, no al menos ninguno valido.

Hinata toco a la puerta impaciente por verla, pero tras unos minutos de espera la chica rubia no salió. Volvió a insistir... pero de nueva cuenta no hubo respuesta. Comenzó a preocuparse, pero lejos de aquella preocupación el miedo de que algo horrible le hubiese pasado rondaba su mente como alma en pena.

-¿N-Naemi?-De nueva cuenta volvió a tocar, y ahora, escucho un suspiro desde adentro, como si le hubiese molestado.

Trago saliva duramente, y después la puerta se entreabrió, la habitación estaba a oscuras y muy débilmente se notaba su amiga.

-Naemi... ¿e-estas bien?-La chica dentro volvió a suspirar, esta vez de una forma más triste. Hinata abrió la puerta con cuidado, permitiéndole ver mejor a su amiga, misma que al verla, no evito soltar tremendo grito. Uno que logro ahogar con su mano.- ¡Naemi!-

La chica de ojos azules se mostraba en paños menores, una simple playera de Naruto de color negro con letras que ya empezaban a borrarse a causa del uso, sus piernas se notaban llenas de marcas, desde las que reconoció fácilmente causadas por un látigo, hasta las marcas de las manos del Uzumaki sobre su rosácea piel.

Su cuello lleno de chupetes y mordidas, sus brazos estaban quizá igual que sus piernas, pero a diferencia de que estos no poseían las marcas de látigos, sino de esposas que marcaban sus muñecas. Sus ojos se notaban hinchados, pero sus ojos... oh, sus ojos eran lo peor. Aquellos ojos que alguna vez tanta alegría mostraron, que tanta vida irradiaban, que tanta felicidad y belleza demostraban... eran ahora opacos y carentes de toda emoción, de toda vida... como si la esperanza hubiera desaparecido de sus ojos y de ella misma.

-¿Qué te ha hecho?-Hinata se acercó hasta ella, tomándola por las mejillas. La chica mantenía su mirada clavada al suelo después de haberla visto. -¿Nae...?-

-¿Qué necesitas...Hinata?-soltó la chica apartando sus manos de ella y clavando sus ojos en los suyos. La Hyuga se quedó sin habla unos segundos, tartamudeo nerviosamente a causa de aquella mirada.

-¡T-Tenemos que escapar otra vez!- La rubia abrió sus ojos con sorpresa y algunas lágrimas salieron de los mismos. Hinata la observo unos minutos antes de volver a hablar.- ¿Qué pasa?... ¿Por qué lloras?-

-¡¿Es que no lo entiendes?!-grito la contraria con lágrimas aun y su voz quebradiza.- ¡Ya no hay esperanza para nosotras!-

-¿Q-Que?- susurro.

-¡Ya no hay más esperanza para nosotras!... ¡Estamos atadas a ellos hasta la muerte!- continuo, llevándose ambas manos al pecho y respirando aceleradamente sin que las lágrimas cesaran.

-¡Cl-Claro que no!- Su voz salió ahogada.- ¡Aún hay...!-

-¡¡Ya no hay más esperanza!!-grito.- ¡¿Es que acaso no te has dado cuenta?!- Hinata la siguió observando justo a los ojos mirando aquel vació en los mismos.-¡¡Entraron a una maldita Jefatura de Policía por nosotras!! ¡¡Casi mataban a tu familia!! ¡¿Qué más necesitas ver para darte cuenta que jamás seremos libres otra vez?! ¡Que toda nuestra esperanza de salir de esta ya no existe!-

Sus palabras aterraron a Hinata, haciéndole perder poco a poco aquella pequeña esperanza que dependía de un frágil hilo que su amiga estaba rompiendo sin una pizca de compasión.

-Afronta las cosas... y acepta lo que pasara... ya no habrá más una vida feliz, ni hijos, ni trabajos... solo somos sus juguetes...-Las lágrimas se detuvieron, dando paso a una mirada más sería y molesta. Su voz careció de su alegría.-Cuando lo hayas aceptado... avísame...-

Sin más que decir, cerró la puerta lentamente dejando a la Hyuga clavada en el piso, con pequeñas lágrimas saliendo débilmente de sus perlados ojos. Arrastro sus pies hasta la alcoba de Sasuke donde apenas cerrar la puerta, se deslizo sobre la misma hasta llegar al suelo.

Su mirada permaneció perdida varios minutos, antes de que empezara a llorar amargamente con más fuerza. Abrazo sus rodillas, hundiendo su rostro entre las mismas, soltando varios sollozos.

Tenía que ponerse en su lugar... entender porque Naemi le dijo esas cosas tan feas y horribles... tenía que entender que Naruto no trataba igual que Sasuke... que ella estaba mal... que...

... Que la esperanza se había terminado...

--

Ya en el prostíbulo, Kakashi terminaba de ver y atender los pequeños detalles para la reunión de esa noche. Sino quería morir, o terminar sin su otro ojo, tenía que tener no solo un plan B, sino también un plan C, D... ¡No importaba si hacia un plan con cada letra!, nada debía salir mal esa noche.

Conocía a Obito, un chico con el cual compartió gran parte de su vida, un chico que fue unos de sus pocos amigos que le siguió a esa vida tan despiadada que eligió, un chico... que le traiciono.

No siempre fue rivalidad mortal entre ellos, también tuvieron una bonita amistad... misma que se deterioró poco a poco con el entrar a ese mundo. Una amistad que se perdió por unirse a diferentes ramas de su trabajo.

Porque si, el trabajo al que él se dedicaba tenía múltiples ramas; desde especializarse en ser asesino, ser un ladrón maestro, traficante de objetos múltiples, hasta ser un gran proxeneta. Y esa misma separación fue el inicio a su constante enfrentamiento por territorios en la ciudad, hasta los clientes.

Obito se inclinó más al tráfico de armas y asesinato, Kakashi se fue más para el lado del tráfico y robo, sin olvidar claro su pasatiempo siendo proxeneta. Pero a la par que se unieron a otras ramas, siguieron a otras personas... Cada una peor que la otra.

-¿Jefe?... ¿Jefe sigue aquí en la tierra?-Itachi movió su mano delante del rostro del peligris, quien regreso de su ensoñación. Un viaje por sus recuerdos fue suficiente para hacerlo perderse del mundo que le rodeaba.

-Estaba en... una historia de terror dentro de mi cabeza-soltó el líder.- ¿Qué me he perdido?-

-Bueno...-Itachi se rasco la nuca. Para después tomar el móvil de Naruto y mostrarle los mensajes que Obito le había mandado.-Sasori ha rastreado el número, pero no parece tener relevancia... el numero nos guía al cementerio-

Kakashi se quedó mirando la pantalla que mostraba la información, Obito parecía no estar bromeando y eso era de que preocuparse.

El líder suspiro, mientras llevaba su mano a la frente para después moverla y pasarla por sus cabellos, eso no pintaba nada bien. Si había adquirido información como esa en poco tiempo, eso le daba a entender que su rival contaba con muchas personas dentro de la ciudad.

-Bien...-dijo Kakashi, mirando a sus integrantes.-Cambiaremos de planes... Shikamaru, ve haciendo cálculos de lo que vaya diciendo y después dime el porcentaje que tenemos...- el mencionado afirmo.- Estoy muy seguro que Obito tiene más información de la que parece, por lo tanto, en cuanto logremos matarlo cada uno deberá de irse de la ciudad tan lejos pueda-

-¿Por qué?-hablo Naruto.

-Lo más seguro es que revele esa información no solo a nuestros enemigos, sino también a la policía... y con eso no podremos, no hasta que hayamos tomado el poder la ciudad por completo, lo cual nos tomara meses...-suspiro.- Después de eso, esperaremos a que hayan pasado uno o dos meses, y regresaremos para tomar el control.-Continuo.- Ahora... Naruto, debes de regresar a la casa y llevarte a Hinata y Naemi a mi mansión... estarán seguras con Sebastián, Kiba acompáñalo necesitara ayuda-

El Uzumaki y el Inuzuka afirmaron.

-Itachi, Sasuke... saquen todo el arsenal y armen a los hombres hasta los dientes si es necesario.- Los dos hermanos Uchiha afirmaron.-Sasori, mantén el control de la zona en la que estemos y trata de abarcar todo el terreno a su alrededor- El pelirrojo afirmo.

-Hidan, Kakuzu... hagan lo que mejor saben hacer, no se contengan... a fin de cuentas no pagamos lo que rompemos en esta ciudad- los otros dos afirmaron con sonrisas maliciosas.- Y Pain... Si algo pasa... o me pasa...-

-No se ponga sentimental ahora-regaño el peli naranja.

-¡Kakashi el sentimental!-se burló Naruto.

-¿Qué no es usted un tipo duro?-hablo Sasuke.

-Siga así y terminara el respeto que le tengo-hablo Itachi.

Los demás empezaron a lanzarle más bromas y burlas por ese momento, cosa que lejos de molestar al líder, le hizo sonreír bajo su máscara.

-¡Sino quieren que este sentimental les meta plomo por el culo muévanse de una maldita vez, perras!-Ordeno contra ellos con furia y una extraña pero demoniaca felicidad.

Dado que, no solo eran una banda, no solo eran una pandilla... también eran una Familia... Una extraña familia.

--

Obito expulso el humo de su cigarro, estaba reunido en el pent-house de Madara, fumando tranquilamente en la terraza. El dueño del lugar estaba sentado en uno de los pequeños sillones que estaban en la terraza, le daba constantes sorbos a su vaso de whisky. Ambos lucían tranquilos, como si la reunión de esa noche no significara nada.

-Luces muy tranquilo... Obito, ¿me estas escondiendo algo?-Madara rompió el silencio entre los dos, posando sus orbes negras en su colega, quien solo continuaba fumando.

El contrario sacudió el cigarro dejando caer las cenizas al vació. Aparentaba tranquilidad, pero realmente estaba ansioso y nervioso. A diferencia de Kakashi, él no contaba con un equipo, ni con subordinados o trabajadores. La única persona que contaba ahora como colega, era Madara. Y estaba más que seguro que su colega no se ensuciaría las manos.

-¿Obito?-volvió a llamar su atención el contrario.

-Mande a los gemelos Zetsu a recoger a Naemi y a su adorable amiga... con ellas, los dos niños de Kakashi no dudaran en estarse a mi lado-dio otra calada.-Además... tengo que pensar que en las posibilidades tengo para enfrentar a Kakashi y su banda.-

-Mph... como siempre... un despistado lobo solitario- soltó Madara bebiendo lo último de su vaso.-Ven conmigo-

Obito le clavo sus ojos, mirando como su colega entraba de nueva cuenta al lugar. Este sin más que decir le siguió el paso hasta el interior, donde camino hasta llegar al ascensor.

Madara pulso el botón del sótano, en pleno silencio iban ambos.

Una vez que llegaron al destino, Obito abrió sus ojos sutilmente por la sorpresa al ver a tantas personas ahí.

-¿Quiénes son ellos?- Madara le miro con una sonrisa maliciosa.

-Ellos son tu equipo... al igual que tú, ellos tienen cuentas pendientes que atender con Kakashi y sus integrantes- Hombres armados no solo con pistolas sino también con armas de cuerpo a cuerpo.

Todos charlaban entre ellos, dejando escuchar a Obito parte de sus pláticas. Algunos hablaban sobre las estafas, otros mostraban sin pena alguna cicatrices que les dejaron, entre otras cosas más.

-Bien... yo reuní al equipo... ahora tu dirígelo- Madara dio media vuelta para subir de nueva cuenta, mirando a como último a su colega de espaldas.

Obito sonrió, para acto seguido ser el centro de atención de aquellos hombres.

Una guerra iba desbastarse en los muelles, y el mar se teñiría de sangre.

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Naemi había salido de su habitación, con la intención de hacerse algo de comer. Cuando salió de la alcoba de Naruto, vislumbro la puerta de la habitación de Sasuke estaba cerrada y no tardo nada en suspirar con tristeza.

No quería decirle esas cosas a Hinata, no quería hacerla sentir mal, pero tenía que entender que ya no había nada más para ellas que esa vida.

O al menos ese era el consuelo que ella tenía. Con pasos pequeños llego hasta la cocina, sin poder evitar perderse en sus memorias, las memorias de la última semana.

Después de que Naruto se hubiera saciado de su cuerpo por lo que parecía ser la última de la noche, se levantó de la cama para ir al baño. Cerro la puerta una vez dentro y se dispuso a hacer sus necesidades. Su mente se mantenía sumida en sentimientos y pensamientos, ¿su vida sería de esa forma hasta su muerte? ¿Acaso ese sería su destino?

Una vez terminadas, se mojó la cara para espabilarse un poco y de paso sacar esos pensamientos que agobiaron su cabeza. Con ello realizado y su mente más estable, salió de la alcoba para sentir un oleaje frío azotar su cuerpo desnudo. Su piel se erizo de sobre manera a causa de tan brusco cambio de temperatura. Sus ojos se posaron sobre la cama donde vio un bulto entre las sabanas y solo se podía ver los cabellos rubios.

No solía entender la razón del porque Naruto hacia esas cosas algunas veces; encender el aire acondicionado hasta que la habitación estuviera completamente fría y antes de dormir apagarlo. ¿Acaso era para bajarle la temperatura? ¿O era un extraño hábito?

Sea cual sea, ella camino rápidamente hasta llegar a la cama y meterse entre las cobijas. Su cuerpo temblaba a causa del cambio tan brusco de temperatura. Trataba de calentar su cuerpo, pero sintió como el rubio le atraía hacia él, envolviéndola entre sus brazos y apegarla a su pecho.

A pesar de lo todo, ese era un momento intimo entre ambos, uno donde ella en varías veces lo percibía frágil. Como un niño asustado que abrazaba posesivamente aquello que le traía paz. Y a ella misma le gustaba ese agradable calor que el emanaba en ese momento. Poco a poco, empezó a caer en los brazos de Morfeo, pero...

-¿Me odias?-dijo el rubio con extraño matiz triste en su voz.

-Me violaste... ¿tú que piensas?- respondió molesta. Aquello había salido tan rápido de sus labios que ni siquiera pudo pensarlo mejor... pero eso era lo que sentía... odio.

-Fue mejor que yo te tomara a que tu Padre lo hiciera o algún otro de sus "colegas"- Sus palabras despertaron amargos recuerdos en ella.

Uno de ellos era cuando su Progenitor llegaba ebrio, arrojando cosas por la casa mientras decía juguetonamente a su hija: "¡Vamos a jugar querida mía!... ¡Podemos tomar una ducha juntos!"

Varias veces tuvo que atrancar la puerta para evitar que su Padre entrara, y otras veces que sus colegas iban a jugar cartas a la casa se encerraba en su habitación, o salía tan pronto fuera a alguna parte, tratando de olvidar la forma en la que solían hablarle o tratarla.

Su cuerpo tembló de nuevo, pero ahora no era por el cambio de temperatura, sino, por solo recordar lo que habría sido de su vida si siguiera con ese hombre.

Naruto la abrazo con más fuerza, sintiendo su fragilidad, su cuerpo débil y pequeño. Ella era algo que él quería proteger... Algo que no entendía por qué le daba tanta paz, ahora podía entender las palabras dichas de su Maestro y de Pain.

"-Algún día encontraras algo que quieras proteger... y cuando eso pase, más te vale no cagarla, idiota-"

No habían sido las palabras más memorables, pero sin duda alguna se quedó marcadas en su mente.

-Escucha... Naemi...-El Uzumaki le llamo, su voz sonaba tranquila.-Te haré una promesa... ¿está bien?...- Un golpeteo en su pecho le dificultaba las cosas, esa fuerza que hacia el golpeteo le recordaba a una sensación dolorosa, como si le estuvieran dando patadas directas a esa zona.

Ella se giró a verlo, en medio de la oscuridad e intimidad que tenían dentro de las sabanas, aunque no pudieran verse completamente, él sabía que ella lloraba sutilmente. En ese momento, aquellos sentimientos que ahogaba con alcohol, con drogas y sexo, estallaron como bomba atómica dentro de él.

-Mientras estés a mi lado... Nadie te hará daño... solo yo...- acompaño sus palabras con una sonrisa amplia, una sonrisa que aunque ella no pudiera ver completamente por la oscuridad, era quizá más brillante que otras, más sincera y llena de alegría.-Pero te haré daño sexual... con látigos y esposas... y mis mordidas a tu linda piel-dattebayo-

Ella sonrió, antes de acurrucarse en su pecho. Mientras susurraba:

"Gracias"

Tras ello, se quedó dormida.

-Por favor... Hinata... perdóname- Pensó con tristeza, mientras no evitaba dejar escapar algunas lágrimas y suspirar.

Porque ya había tomado una decisión. Suspiro... estaba cayendo a él, cayendo y sufriendo el síndrome de Estocolmo, pero su decisión ya estaba tomada. A fin de cuentas, toda aquella vida que Naruto y Sasuke llevaban... Ya estaba en sus venas.

--

Hinata estaba en la habitación de Sasuke aún, estaba sentada sobre la cama abrazando sus piernas, hacia un rato dejo de llorar y ahora solamente se dejaba consumir por sus propios pensares.

Dejaba que varías preguntas ocuparan su cabeza, buscando alguna respuesta.

Trataba de procesar las palabras dichas por su amiga, trataba de hacerse a esa idea... Pero entre más pensaba en una vida con aquel chico de cabellos negros, sentimientos extraños se formaban de igual manera.

Como una disputa. Una parte de ella alegaba que estaría demente y muy tonta si se permitía caer a sus diabólicos encantos, mientras que la otra daba buenos argumentos sobre que debía ponerse en sus zapatos... a fin de todo, ella había sido un fiel testigo del maltrato que sufría.

Quien sabe que clase de cosas le hayan pasado y que clase le hayan obligado a cometer. Porque nadie se vuelve así, nadie se levanta por las mañanas con la idea de: "¡Hoy quiero ser el peor ser humano del mundo!"

No a menos que tenga motivos demasiado fuertes que le hayan orillado a ser lo que es ahora. ¿Qué tal si le obligaron a matar?, ¿Qué tal si una prostituta abuso de él?, ¿o algún hombre?

No quería si quiera explorar esas cosas... o terminaría por sentir algo que ella no quería. No quería enamorarse...

Pero pensándolo bien... ¿Qué tanto mal le haría?

Extrañamente empezó por analizar su vida... ¿Qué sería de ella si estuviera con Neji?

Aburrida. Fue la única palabra que mejor describió su sentir hacia esa idea. Habría terminado por casarse, irse a vivir lejos, tener hijos, y ¡Listo!, así se resumiría su vida con él.

No era que no le agradase esa idea, pero ella esperaba algo más, pero conociendo a Neji y lo reservado que era como su Padre, no podía esperar grandes cosas.

En cambio, cuando pensó en la vida al lado de Sasuke, la palabra que le definió fue: Excitante. ¿Y porque fue eso?, ¡solo bastaba con recordar lo ultimo vivido!

El sexo con él, aunque forzado y en otras doloroso, le hacia sentirse viva. Sentirse como toda una mujer en sus brazos, sentir cada espasmo muscular, cada rincón de su ser que se estremecia con su sola mirada, cada célula que se llenaba de placer y éxtasis.

Usaba ropa floja y cómoda, aunque fuera de hombre, podía estar sin peinarse y eso no le parecía molestarle a Sasuke, comía lo que quería sin restricción, dormir más haya de la cuenta  y no hacer casi nada. Ni tareas o deberes. 

No tendría hijos... Bueno, aquello no sanaba tan mal si lo pensaba detenidamente y el moreno no parecía tampoco molestarse por eso. Pero aun había algo que ella no podría superar...

La había violado.

Y eso es algo que no se supera tan rápido, a veces ni siquiera se llega a superar. Y mientras aquella escena siguiera, y mientras aquella herida siguiera presente, no podría disfrutar nada. No por ese amargo recuerdo.

Porque si, ella no le negaba, Sasuke era una tentación tan buena, tan perfecta y tan... adictiva, que no negaba el hecho de que si alguien le diese escoger entre su prometido y él, vergonzosa y apenada, elegiría al chico de ojos negros.

¿Por qué? Ni ella lo podría explicar... no al menos aun.

--

¡WAAAAA! 

¡Al fin pude terminar! (?)

Cheryl no me pudo mandar nada... Bueno si me mando una que otra cosilla xD Pero bueno... el caso es que aun no llega de sus Vacaciones, pero no la culpo, creo que solo sale así con su Familia una vez cada tantos años xD 

¡La extraño Xc! No tengo a quien joderle la vida.

Okno, pero si le extraño u.u

Bueno, como siempre...

¡Gracias por leer, votar y comentar! :D

Att:

Midna-Nightly & Cheryl 

PD: Tengo frío :S 


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