Capítulo final: Unfair Life
Seúl, Corea. 8:16 a.m.
El silencio es incómodo, mucho más de lo que ha sido por todos los años que han compartido juntas. Momo observa a Sana, la manera en la que se mueve, como su pecho sube y baja con cada respiración.
El cabello de la menor ha mantenido el castaño natural que Momo recuerda desde que tenían catorce años. —¿Y qué tal va todo?
La pregunta de Momo hace que Sana quiera reír, pero ningún ruido sale y mucho menos una sonrisa. Si le dijera la verdad, le diría que todo va fatal; que cada día le cuesta levantarse y que extraña tanto a aquella mujer que las dejo justo donde están.
Le diría que lamenta mucho el que no sean suficientes para la otra, pues hay una pieza faltante muy lejos de Corea. Le diría que extraña sus brazos y la manera en la que solía besarla, que extraña el cabello negro y profundo de Dahyun en sus manos.
Le diría que extraña su calor, que extraña poder acostarse con su mejor amiga y hablar de las cosas banales, de los planes de la siguiente semana o de negocios. Hoy en día, su amistad y relación se ha vuelto tan rígida y distante que no hay nada que las conecte más allá del dolor de una pérdida en común.
—Va bien, supongo. El domingo que entra tengo un viaje a Francia para cerrar algunos negocios— Sana dice mientras se lleva un bocado de comida a la boca, recordando que está en un desayuno con Momo y que está viviendo el presente.
Momo asiente en señal de que está escuchando —¿Qué tal está tu papá? —pregunta, sabiendo que la conversación es un mísero intento de conectar con quien alguna vez fue su pareja y compañera de vida.
Mientras Sana había cambiado su apariencia física para afrontar el dolor, Momo se refugió en los negocios, lo que hizo que se alejara cada vez más de la japonesa frente a ella. Era tan constante los planes cancelados y las citas donde dejó plantada a Sana que ella misma se odia.
Sin embargo, Momo no pudo evitarlo. Ver los ojos de Sana la hace sentir un amor tan intenso como doloroso, pues le recuerda que su amor es para dos personas y una no está con ellas.
Intentaron contactar a la menor, de muchas maneras. Desafortunadamente, la familia Kim se encargó muy bien de esconder a su hija. Lo último que pudieron saber sobre Dahyun es que terminó en Europa, en algún lugar, pues desde que aterrizó en Italia se perdió su rastro al viajar en tren.
—Está bien, ya sabes como es. Terco. Preguntó por ti.
—¿Qué fue lo que dijiste? —Momo alza una ceja con interés. —Cosas buenas, espero.
Sana sonríe genuinamente. —Siempre fuiste su favorita, Momo. Aunque le llenará los oídos de mierda sobre ti, él no lo creería.
La conversación por fin se vuelve cómoda, volviendo por un momento a lo que alguna vez fue. Momo se pregunta de manera silenciosa que hubiera pasado si Dahyun se hubiera mantenido como una amiga, como una hermana menor.
Tal vez Sana y ella ya estuvieran casadas y esperando su primer hijo, tal vez ahora no estuvieran aquí. Tal vez no era el destino que les esperaba, tal vez su destino es estar las tres juntas o no estar juntas ninguna de las tres.
Sana se pone de pie después de haber pagado ambas cuentas y cuando Momo lo hace también, Sana la abraza con cariño, con urgencia y con necesidad. —Cuidate ¿está bien?
Momo asiente sin decir una palabra. Sabe que no verá a Sana en al menos tres meses, así que no le quita la vista de encima hasta que sube a una camioneta blindada y cierra la puerta.
Al final de cuentas, se han quedado solas.
En otras circunstancias, Nayeon estaría sumamente feliz. Haciendo nada en su departamento, comprando algunas cosas por internet o planeando su próximo viaje. Es una lástima que ahora esté en una tienda sumamente exclusiva comprando algunas cosas para decorar el cuarto donde el próximo Myoui va a dormir.
Su madre observa de cerca las cosas que Nayeon está considerando —Esa cuna no, cariño. Mejor la de caoba. —Su madre señala el mueble muy grande y costoso, incluso para su propio gusto.
—Madre, aún no estoy casada y no existe un hijo. ¿Qué hacemos aquí si no es perder el tiempo? —ante las quejas de Nayeon, la señora Myoui sólo puede apretar los dientes y seguir viendo cunas.
—Hay algo que no has entendido, Nayeon. Este es tu destino y es momento de que lo aceptes. ¿O la plática que tuviste con tu padre no fue suficiente? —No puede contestar nada ante la pregunta de su mamá.
Después de hacer algunas compras y asegurarse de que hayan quedado para entregar al domicilio donde Nayeon vivirá pronto, se van. La mayor de las Myuoi tiene un lugar que visitar antes de encontrarse con su prometido.
Cuando está en el elevador, por su mente pasan los momentos donde Mina y la pequeña rata estuvieron juntas, ella debió haber impedido a toda costa esa relación... pero confió mucho en Mina.
Se arrepiente tanto.
En su corazón se hacen surcos profundos y aún más en el fondo, añora que las cosas fueran diferentes. No solo con la situación suya o de su hermana... anhela que esto no hubiera sucedido de esta manera. Que ella hubiera tenido la confianza de hablar de su soledad y de sus sueños, pero tomó decisiones erróneas y ahora tiene que vivir con eso por el resto de su vida.
Como cuando la semana pasada, algún vago en la calle le gritó que no merecía su riqueza. Obviamente lo dejó con menos ternura y con mucho más odio. Fue evidente el enojo de las personas hacía ella, Hirai y Minatozaki por el gran fraude. Sin embargo su padre se había encargado muy bien de silenciar a los curiosos y apaciguar a los sedientos de justicia.
Unas cuantas llamadas, unos cuantos cheques y eso bastó para que Nayeon se diera cuenta que no todos los que dicen luchar, hacen lo necesario para hacerlo. Hablando de las personas que no lo hacen —cobardes— en su mente, y en su hipocresía, llega al departamento de su querida hermana.
Lleva algunos días sin saber de ella, nunca había visto a Mina tan alejada de la realidad como en los últimos meses. Apenas se ha parado en la empresa y ni hablar del contacto con otro ser humano. Aunque Nayeon odie a su hermana en estos momentos, no puede evitar querer asegurarse de que sigue respirando.
Cuando entra al departamento, todo está oscuro. No hay ni un rayo de luz natural entrando al espacio, pero aún así huele limpio. Casi como si el lugar estuviera abandonado y solo fuera limpiado de vez en cuando.
Camina por el pasillo hasta llegar a las escaleras, con mucho cuidado y sin hacer ruido comienza a subir a la segunda planta. Espera encontrar a Mina en su habitación, sin embargo no hay rastro de ella. Solo está su cama perfectamente tendida.
Si no estuviera tan oscuro, Nayeon se hubiera dado cuenta del polvo que cubre las superficies. Sin embargo, un estornudo le da la pista de que nadie ha pisado este cuarto en semanas. Los pensamientos corren a mil por hora en su mente.
¿Dónde está Mina? ¿Y si se escapó con ella? ¿Me habrá dejado aquí, sola lidiando con mis padres? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué fue lo que salió tan mal?
Son preguntas que pasan por su cabeza, que le acuchillan el corazón. Se pregunta una y otra vez cuándo fue que Mina cambió tanto, tanto como para estar con una chica tan jóven, para manipularla de esa manera. Para caer tan fácil.
Con algo de pánico, sigue recorriendo la segunda planta, hasta que escucha una pequeña melodía del estudio de Mina. Ese lugar tan privado al cual ni Chaeyoung ha logrado entrar, ni nunca lo hará.
Nayeon abre la puerta con sumo cuidado y lo primero que nota es que igual que en toda la casa, está muy oscuro a excepción de la computadora en el escritorio. Frente a ella se encuentra su hermana, con mirada perdida y los ojos cristalinos.
No está mirando a la pantalla de su computadora, ni a su hermana que está justo frente a ella. Está mirando la pared a un costado de la puerta. Nayeon no pide permiso para entrar, solamente lo hace.
Como siempre lo ha hecho.
Cuando sus ojos miran más de cerca a Mina, se da cuenta de las profundas ojeras que están bajo sus ojos y de que su rostro ha adelgazado de manera alarmante. Esta Mina no es nada parecida a la Mina que salió hace unos días en una entrevista con el canal de economía nacional.
Su hermana ha hecho un buen trabajo escondiendo sus facciones y su dolor. Aunque si Nayeon es honesta, siempre lo ha hecho.
Su ropa se ve limpia y Mina también, al menos se ha bañado constantemente. Pero las botellas de vino tinto y whisky no son buena señal. Mina sigue mirando al frente cuando decide hablar. —¿Alguna vez has anhelado tanto algo que quisieras cambiar quién eres para tenerlo?
La voz suena rasposa y Nayeon se pregunta cuándo fue la última vez que Mina habló en voz alta. Sabe de primera mano lo cerrada que es Mina, que antes de toda está situación podría pasar semanas enteras sin salir de casa. Ahora le preocupa que ni siquiera haya visto un rayo de sol desde aquella entrevista, que fue grabada hace tres semanas.
Nayeon piensa en la pregunta que le ha hecho, curiosa la elección pues en el elevador justo pensó en que anhela que las cosas fueran diferentes. En cambio solo pregunta —¿Cuándo fue la última vez que comiste algo?
Mina suelta una risa burlona, sin despegar sus ojos de la pared frente a ella. Nayeon quiere mirar pero tiene miedo de lo que se pueda encontrar. —¿Cuándo fue la última vez que tomaste algo que no fuera alcohol?
—Pffff, no me respondiste. —Mina ajusta su posición y Nayeon aprovecha para analizar mejor el lugar. Puede ver que en el sofá de tres plazas hay una almohada y una cobija. Por primera vez desde que Nayeon llegó, Mina mira a otro lado. —Si te preguntas porqué está eso ahí, estás en lo correcto. He vivido prácticamente en está habitación.
Nayeon frunce el ceño y por fin se encuentra con la mirada de Mina clavada en sus propios ojos. —¿Por qué? Ve a vivir con papá y mamá, no sirve de nada que estés aquí sola.
—¿Sabes lo que fue vivir eso, Nayeon? Una pasión tan fuerte, carnal e intesa que pensar en volver a dormir en la misma cama estando sola y sin ella, es una maldición. ¿Lo has vivido, hermana?
Nayeon traga saliva y negó con la cabeza.
—Una experiencia que se te clava en la piel y te tatúa a cada momento, algo que jamás creí ser capaz de sentir. "Oh Mina, eres una amargada" "Pero que fría es la menor de las Myoui" "Por eso es buena en los negocios, porqué no tiene corazón" "Eres una egoísta".
—Mina-a.
Mina lleva el dedo índice a sus labios, aprovechando para humectarlos un poco con la botella de vino. —Fue algo que me dijeron toda mi vida, Nayeon. Opacada por tu personalidad burbujeante, la cálidez de mi mamá y obviamente heredé la dureza de mi padre. Pero dime ¿alguna vez has tenido algo así?
La rubia toma un sorbo más y saborea la amargura que le regala el vino. —Ni siquiera puedo decir con certeza si me enamore de Chaeyoung— decir su nombre en voz alta es revelador, le eriza la piel de los brazos y cuando cierra los ojos, lo único que puede ver son los dientes chuecos y la sonrisa burlona de aquella mujer —, ni siquiera puedo decir que sentí algo real por ella, Nayeon. Lo único que te puedo decir es que esa sensación de ser necesitada realmente, de proveer, esa sensación de poder que me daba es una adrenalina que estoy segura ni las mejores drogas me va a poder ofrecer.
—Mina, es mejor que la olvides —dice Nayeon en un intento desesperado de poder hacer que su hermana entre en razón.
—Olvidarla, ja. Si tan solo pudiera. Tomé la decisión correcta, Nayeon pero duele como el infierno— Mina se pone de pie y lentamente camina hacía la pared que ha estado mirando todo este tiempo, pasando a Nayeon quien aún no se atreve a mirar hacía atrás—. Si pudiera olvidarla, lo haría. Si pudiera olvidar su olor, sus dedos tomando el pincel, sus dedos tomándome. Si pudiera olvidar su rostro empapado en sudor o sus manos suplicantes por darle cualquier cosa. Lo haría.
>>Es imposible hacerlo cuando cada que cierro los ojos, la veo a ella de rodillas rogando perdón después de que me dijera que te intentó seducir. Es imposible hacerlo cuando aún conservo una silla que manchamos juntas cuando todo comenzó. Es imposible hacerlo cuando no tengo a nadie, ni a Momo, ni a Sana, ni a ti, ni a mi. Ni nadie. Es imposible cuando me veo a través de sus ojos.
En ese momento Mina está a su lado, la toma de los hombros y hace que su cuerpo gire de manera lenta y tortuosa. —Mira, Nayeon. Mirame.
Cuando termina la frase, Nayeon siente que se va a desmayar. Frente a ella, esa pared gris y plana, se encuentra colgado un cuadro enorme. Lo primero que nota es el marco de madera que lo enmarca, y siente vergüenza al verlo. Empieza por la parte baja, los pies esbeltos y bien cuidados de Mina están trazados y pintados con una perfección tangible. Casi quiere acercarse y acariciar para ver si no son reales.
De ahí, siguen las pantorrillas de su hermana, regordetas por el uso de tacones constantes. Sus rodillas y una cicatriz que se hizo cuando tenía ocho años y quiso demostrarle a Nayeon que podía trepar tan alto como ella, que podría ser tan valiente como ella. Mina terminó cayendo de puras rodillas al suelo.
Más arriba siguen los muslos lechosos y a partir de ahí, sube de manera rápida la mirada. Solo puede distinguir en el paseo de sus ojos hacía el estómago, un puñado de vello que adorna su entrepierna. No quiere mirar, no quiere pero sabe que Mina quiere que lo haga.
Pero se puede saltar esa parte.
Cuando llega a su abdomen, puede ver como se desliza un poco por la gravedad aún así, el color de piel es perfecto y pulido e incluso el lunar que tiene en su abdomen es representado con sumo cuidado. Cuando llega al cuello, tensado por la posición que toma se puede dar cuenta de que no hay rostro.
Hasta que desenfoca la vista de los detalles es cuando se da cuenta de los surcos gigantes que su hermana ha hecho en la obra de arte. La pintura es tan perfecta que Nayeon olvido ver las heridas.
Heridas en el lienzo que se asemejan a las que tiene Mina en su persona, a las que Chaeyoung decidió ignorar.
Nayeon puede observar el desastre que las uñas de Mina han hecho en su propio cuerpo. Puede observar el enojo y frustración con la que ha tallado aquel rostro que nunca pudo ser pintado, que nunca pudo ser.
Mina al ver a su hermana tan absorta, no puede evitar sentir un dolor que la carcome desde las entrañas hasta la punta de los vellos en todo su cuerpo. Guardando la compostura hasta que llega frente a su retrato, respira profundo.
Y frente a Nayeon comienza a golpear y arañar su rostro, su cuerpo. Por las pantorrillas que tanto besaba Chaeyoung, por las piernas que tanto acarició. Rasguña en su entrepierna, donde le enseño que sangrar es natural y hasta puede ser sensual en el sexo. Rasguña los pechos que rozaban con los de ella, rasguña el cuello en el que tantas noches se recostó aquella artista.
Golpea con frustración el rostro que miro y juró amar.
Nayeon suelta una lágrima al ver a su hermana tan destruida, como su propio retrato. Sin embargo puede ver que los golpes y rasguños apenas hacen daño, como si quisiera aferrarse a lo último que le queda de aquella mujer que le arrebató todo.
Mina para después de unos segundos y en su mente se forma un rostro sobre la parte maltratada donde deberían estar sus facciones, y eso le recuerda que jamás vivirá algo así de nuevo. Que jamás podrá tener la pintura terminada.
Nayeon por fin abraza a su hermana, y hasta ese momento piensa en que su castigo es igual de horrible que el suyo.
—¡Mañana! —dice Jihyo con entusiasmo —¿Y vas a ir?
—Yo sí, obvio —Tzuyu dice mientras revisa algunos apuntes que tiene en la mesa —Es algo que debemos hacer, lo hemos hecho todos los años.
Las chicas hablan sobre la fiesta de bienvenida que la escuela organiza para los chicos que ingresan en primer año, pero ella no estará aquí está vez. Así que no encuentra razones suficientes para aprobar el plan de Jihyo y Tzuyu.
—Eh, Chaeyoung aquí. —Jihyo aplaude frente a su rostro, y por fin regresa a la realidad.
—No quiero ir, gracias —no, no debes ir Chaeyoung. Me dejaste sola. Chaeyoung aprieta sus manos contra los costados de la cabeza, queriendo callar aquella voz que suena como su mejor amiga.
Lleva tanto sin saber de ella que duele, que su voz empieza a sentirse como un susurro constante y agonizante. Vivo recuerdo de su sonrisa y de su juventud arrebatada a manos de la avaricia de quien decía ser su mejor amiga.
—Tengo que ir a entrenar —Chaeyoung dice y se pone de pie, camina arrastrando los pies hacía el gimnasio y ahí ya están todas. El volleyball nunca volvió a ser igual después de pedir con vergüenza que la incluyera y aceptarán otra vez.
Aferrandose una vez más a la beca deportiva.
La entrenadora le pone una paliza, hace que casi se arrastre del cansancio y eso que solo es el calentamiento. Se olvidaba de lo duro que era llevar está vida, y se quiere dar contra la pared de concreto tantas veces como sea posible.
Su error fue dejarse llevar por el enojo, su error fue haber hecho esa llamada. Pero la parte más orgullosa de ella no se arrepiente de haber contado todo, aunque se haya llevado a Dahyun y a la rubia que sigue en sus pensamientos.
—¡Corre Son! ¡Ya nadie te paga la carrera! —Alguna compañera grita, es obvio que con los rumores que desató la noticia, ciertas personas chismosas hicieron correr la voz de que Chaeyoung mantenía una relación con alguien de la alta élite. Sin embargo nunca se confirmó con quién.
Una parte de Chaeyoung quiere gritarle al mundo que se follaba a Myoui Mina por dinero, una parte de ella quiere que sufra públicamente como ella lo está haciendo. Pero la vida es tan injusta que sabe que Mina nunca tendría consecuencias reales.
Cuando termina el entrenamiento, se dirige a la panadería de la señora Yoo. Trabaja como de costumbre y adelanta algunas tareas teóricas. Al final del día se quedó donde siempre debió estar.
Abre la puerta de su casa, y en ese momento el olor llega a ella. Huele a su madre, se ha encargado de esparcir un poco de su perfume en aquella casa para sentir que está con ella. Va hacía la cocina y abre el mini refrigerador en busca de comida. Solo se encuentra con un plátano completamente café y con una botella de catsup.
—Ja, que bueno que vendiste el refrigerador de Mina, mamá. De todas maneras no lo hubiera podido llenar —dice cerrando el pequeño electrodoméstico y se sienta en el sillón, el único mueble que queda en la sala además de sus pinturas.
Mira hacía el techo y siente que su garganta se cierra y sus ojos se llenan de lágrimas, llevaba todo el día queriendo soltar el llanto, sin embargo, jamás se permitiría llorar frente a sus compañeros y mucho menos frente a sus amigas.
Eso es señal de que tenían la razón, y Chayeoung no quiere lidiar con esa culpa aún. Cierra los ojos e intenta recordar cómo se veía su casa aún con su madre viva y con todos los muebles. La primera lágrima se desliza por su mejilla al recordar cómo tuvo que vender los muebles de la recámara de su madre para poder comer y pagar algunas de las necesidades básicas.
Porqué aunque la casa es de ella, los servicios, la comida y los materiales de la escuela no se los regala nadie. Recuerda cómo se aferró a la cama donde dormía de pequeña cuando tenía pesadillas, sus mejillas se empapan cuando recuerda el calor que su madre le proporcionaba en las noches de invierno donde no tenían cómo pagar el servicio de calefacción.
Ahora está sola y nadie la cobija ni la abraza. Cuando el llanto no es suficiente se levanta y en un intento desesperado de callar sus pensamientos, golpea su cabeza con los puños cerrados. —¡Ya! ¡Ya!
"Nayeon se instala muy cómodamente en el sillón empolvado de la sala. —Mi hermanita por fin hizo algo coherente, Chaeyoung.
Chaeyoung no tiene ánimos para bromas. —No me vengas con estupideces Nayeon dime que está pasando.
La mujer mayor toma una respiración. —Sabes, tu jueguito me dejó en un lío inmenso, me voy a tener que casar por tu puta culpa Chaeyoung. ¿Te volviste loca?
—¡Tú me orillaste a esto! —grita Chaeyoung con la vena de su frente saltada y punzante del enojo.
—¿Yo? Hermosa, tu fuiste quien contó todo, de verdad no tuviste suficiente con lo que te daba mi hermana que tuviste que hacer eso. Dios mío, si eres tonta niña. Pudiste dejar pasar lo que pasó, yo lo hubiera hecho.
Chaeyoung se burla de ella con una carcajada —¿Lo hubieras hecho? ¿Dejarlo pasar? ¿O solo lo dices porqué ya estás jodida?
—Y-o..
—No me digas mentiras, hubieras estado jodiendo hasta que Mina te escuchará.
—¡Eso no importa ahora!
—¡Dime que carajos sucedió! —Chaeyoung la toma de la mandíbula y hace que la mire.
—¡Suéltame mocosa! — Nayeon suelta un golpe en las manos que la sostienen y por fin Chaeyoung se aleja. —Papá le dió dos opciones. ¿Cuál quieres primero, la buena o la mala?
—¡La que sea!
—Su primera opción era salir del país contigo, que no volvieran nunca y que se mantuvieran con un bajo perfil.
—Ajá... —Chaeyoung piensa que eso fue lo que la detuvo, vivir en las sombras con ella, sin dinero, sin nada.
—Con el diez por ciento de su herencia.
Chaeyoung siente lágrimas en sus ojos. Sabe que el diez por ciento de cualquier cosa es una misería, pero no para lo Myoui. El diez por ciento equivale a una fortuna más grande que la de otras personas ricas combinadas.
El enojo crece en su pecho, pudieron haber vivido plenamente en el extranjero, sin trabajar ni preocuparse por apariencias, pudieron haber disfrutado en alguna casa en playa mientras Chaeyoung la pintaba, haciendo el amor hasta que se cansarán.
—La otra era desaparecer de tu vida y quedarse con lo que le corresponde. Básicamente toda la empresa. —Nayeon dice de manera simple — Ella no te ama.
La piel se le eriza, su cuerpo tiembla y en un movimiento brusco se pone de rodillas, mirando al cielo y pensando en todo lo que su madre alguna vez le dijo, suelta un grito ensordecedor. Nayeon aprovecha el momento y sale del lugar.
En ese momento el personal de la familia Myoui regresa exactamente las pertenencias que se llevó a casa de Mina, ni más, ni menos. Chaeyoung se queda ahí, anhelando estar con su madre"
—El diez por ciento...—Chaeyoung dice, preguntando cuánto es eso en el mundo Myoui Mina.
Tenía tantos sueños, tantas metas. Tenía a su madre, tenía a su mejor amiga y ahora no tiene nada. Sobrevive de algunos cuadros que logra vender gracias al nombre que se hizo a un lado de Mina mientras la fantasía duró.
Sobrevive de suspiros perdidos al aire y del dolor contenido convirtiéndose en arte. Algunas veces no concilia el sueño por pensar en que su arte es mediocre, porqué lo es.
Se ha dedicado a realizar réplicas de obras famosas, sin ningún valor añadido o creatividad usada, todo su ser quedó plasmado en aquella pintura. Se pregunta si aún la conserva, se pregunta cuánto valdría hoy en día, por qué a pesar de todo Chaeyoung sigue pensando en dinero.
En dinero en vez del rostro de Mina, o sus piernas o sus pantorrillas. En dinero en vez de pensar en el lunar de su estómago o en sus vellos delgados e incitantes al tacto más allá.
Ella piensa en lo injusto de la vida, porqué mientras ella está aquí en su sala, sin su madre y sin dinero, Mina seguramente sigue viviendo plenamente de sus herencias y negocios. Ella no cuenta los billetes que le quedan para comer y tampoco se lamenta en su miseria por ser una mala artista.
La vida tan malditamente injusta, que hace que nazcas en una familia donde tu padre te abandona y hace que tu madre trabaje tanto que enferme. La vida tan injusta que te hace prostituirte y caer en las garras de una mujer rica.
La vida injusta que te da todo, menos amor y seguridad. La vida tan injusta que te quita a tus mejores amigas y a la persona con quien experimentaste lo más cercano al amor. La vida tan injusta que te orilla hasta convertirte en una sombra.
La vida tan injusta que por amor a dos mujeres te lleva hasta lo más lejos en un internado en Europa.
La vida tan injusta que te quita a tu mejor amiga, amante y compañera de vida, la vida tan injusta que se lleva al otro amor de tu vida tan lejos de ti que sientes que ya no quieres vivir.
La vida tan injusta que hace que tomes la mano de un desconocido que tus padres te han presentado, que te pares en el altar y des el sí. La vida tan injusta hace que las relaciones sexuales ya no sean para el placer, sino para porcrear el siguiente heredero.
La vida es tan injusta que hace que en el lecho de muerte, tu hija no pueda aceptar seguir tu consejo. La vida tan injusta que te arrebata el aliento justo cuando más quieres quedarte.
¿La vida es injusta? ¿O son nuestras decisiones las que nos llevan a enfrentar las consecuencias de la vida misma?
Chaeyoung se pregunta eso todos los días, aferrándose al olor de su madre y cerrando los ojos, soñando con aquella rubia que le cambió la vida y a la vez, se la quitó.
FIN
Agradecimientos:
Gracias principalmente a mis lectores, a aquellos que llegaron desde el incio y vieron está historia llegar en mi cuenta pasada. A aquellos que se quedaron y esperaron por años para que esto tuviera conclusión. Gracias a mis lectoras que siempre comentaron como si estuvieran viviendo la historia. Gracias por su calidez y apoyo.
Gracias a mi amorcito por apoyarme always always y aguantarme en mis crisis de bloqueso, por darme tus opiniones honestas y objetiva. Gracias por apoyarme en este hobby y por darme ánimos siempre. Te amo.
Gracias a aquellas amigas que me dieron sus opiniones e ideas, no solo una o dos veces. Aprecio mucho su tiempo y empeño.
***
EN FINNNNN SE ACABO OMGGGGG dios mio cuanto trabajo implico esta maldita historia, fue muchisimo. Ustedes saben que me quise rendir muchas veces, no le encontraba el gusto a la historia y he de confesar que en repetidas ocasiones me costaba escribir los capitulos, pero siempre fue un placer hacerlo.
Le puse mucho empeño a está parte de mi vida y verla hoy conlcuida me llena de orgullo, no puedo mentir diciendo que no quise llorar. Conecté mucho con Chayeoung en cierta parte y me conmovió mucho el dolor de Mina. Ni se diga de saidhamo.
Quisiera saber sus opiniones, del final y de la historia completa. Espero amanecer el día de mañana y que me encuentre con renglones largos y sinceros sobre lo que piensan. Gracias una vez más por leer y seguir en mi cuenta.
Nos vemos en Tdoong School y en Lighthouse of hope, y en alguno que otro one shot que se me ocurra.
Mil gracias por todo, las quiero.
Besos.
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