Capítulo 6: Negociación
Chaeyoung siente una mirada insistente en su espalda mientras camina al salón de clases, es temprano por la mañana y ella realmente no quiere tener una clase teórica a estas horas. —¿Qué me ves Dahyun? —la sorna en la voz de la coreana es evidente, siente la mirada de Dahyun atravesando su cuerpo.
—Tu nueva mochila es bonita. —menciona desinteresadamente Dahyun mientras se adelanta para estar a un lado de Chaeyoung. —¿Dónde la conseguiste?
Chaeyoung piensa si es buena idea decirle de dónde viene un accesorio tan costoso, ella no podría pagar una mochila así nunca. El dinero que ganó de la subasta fue directamente a pagar deudas que su madre tenía y un refrigerador nuevo. El anterior se estaba deteriorando demasiado.
—Me la dio la señorita Mina. —dice Chaeyoung mientras encoge los hombros, entran al salón y van a los lugares de siempre.
Dahyun no puede decir nada cuando llega su maestra de Historia de Arte, exigiendo completo silencio. Para la mitad de la clase la mayor ya se encontraba dormida y Chaeyoung luchaba por no seguirle el paso, no es que el impresionismo fuera aburrido, pero su maestra no ayudaba con la dinámica de la clase.
Es hora del almuerzo cuando las dos horas de esa clase temrinan. Dahyun recargada en el hombro de Chaeyoung. —No seas floja, camina. —le exige Chaeyoung. —De por si soy pequeña, me vas a hacer más. —Dahyun por fin empieza a caminar por su cuenta aún medio dormida.
—Entonces la señorita Myoui ya es Mina para ti. —afirma Dahyun mientras se sienta en una mesa lo suficientemente grande para todas sus amigas.
—No dije eso, solo vio mi mochila gastada y decidió hacerme un regalo. —Chayeoung se encoge de hombros y saca el sandwich que su mamá preparo en la mañana para ella. —No es nada.
Dahyun entrecierra los ojos antes de hablar, Chaeyoung la mira con el ceño fruncido. —¿Y el iPhone 14 pro max es nada? —Chaeyoung se atraganta con la pregunta. —Nunca he visto a esa mujer siendo amable con nadie.
—Bueno, si tanto te metes en mis asuntos, ¿ya me dirás que pasa entre Sana y tú? —Dahyun se tensa al escuchar ese nombre. —¿O de donde salió ese chupete mal cubierto con maquillaje en tu cuello? —Chaeyoung eleva las cejas y una sonrisa amenaza con salir cuando Dahyun se pone roja hasta las orejas.
—No se lo hizo Sana. —dice Jihyo, que va llegando a la mesa junto a Tzuyu pero su oido es tan poderoso que escucha la pregunta de Chaeyoung antes de tomar asiento. —¿Qué? —pregunta cuando las menores la miran fijamente, preguntando en que momento escucho todo.
—Nada. —dice Dahyun rodando los ojos. —Además a ustedes no les interesa.
Tzuyu toma asiento a lado de Chaeyoung y decide molestar un poco también. —Escuché que Momo llegó a Corea hace unos días. — A este punto Dahyun estaba arrojando un pedazo de pan a Tzuyu.
—¿Quién es Momo? —pregunta Chaeyoung confundida mientras le da otra mordida a su sándwich.
—Japonesa, cabello negro, fleco, malditamente sexy. —La descripción de Tzuyu hace enojar a Dahyun y Chaeyoung entiende de quien hablan.
—Estuvo en casa de Mina ayer.
—¿Qué te dijo? —pregunta Jihyo antes de darle un sorbo a su batido proteico.
—Nada, fue algo grosera la verdad. Fue la primera vez que la vi. —dice la coreana antes de devorar la última parte de su sándwich. —¿Pero qué tiene que ver con Dahyun?
—¿No sabe? —pregunta Tzuyu con asombro, Chaeyoung sabe todo sobre Dahyun, o eso creía.
Chaeyoung eleva una ceja y mira a Dahyun, quien desvía la mirada hacía otro lado. —¿Saber qué?
Dahyun traga saliva. —Puede que me esté viendo con Momo, —bien eso no lo esperaba. —y con Sana... a la vez.
—¿Qué? —Chaeyoung pregunta, intentando no sentirse herida por el hecho de que todas sabían, menos ella. —¿Por qué no me contaste antes?
—Lo siento, no quería preocuparte por mis problemas. —Y Chaeyoung se sintió peor. ¿Acaso sus amigas no tienen la confianza de contarle cosas así de importantes? —Ya tienes suficiente con lo propio, Chae.
—Vaya. —es lo único que dice Chaeyoung al levantarse del comedor y retirarse sin despedirse.
—Chaeyoung. —Dahyun se levanta para ir tras ella, pero Jihyo se lo impide.
—Dale tiempo y habla con ella a solas. —Dahyun asiente, culpándose momentáneamente por hacer sentir mal a su mejor amiga.
Chaeyoung se encuentra en la cancha con sudor corriendo por su nuca, el entrenamiento de hoy está siendo demandante, no está tan cansada como otros días pero aún así la carga física puede agotarla fácilmente.
Su oponente está lista para el saque, Chaeyoung flexiona sus rodillas y se prepara para el impacto. El balón se dirige con velocidad y Chaeyoung hace una buena recepción, dejando el balón para sus compañeras. Logran hacer un punto y su entrenadora está contenta con el resultado que el equipo está consiguiendo.
—Terminamos hoy.
Chaeyoung realmente desea tomar una ducha, pero son las cinco de la tarde y su cita con Mina es en una hora. Necesita tomar el autobús en cinco minutos o el próximo pasará hasta dentro de una hora.
Como si el ejercicio que acaba de hacer no fuera suficiente, corre a la estación que está a unas cinco cuadras, de lejos puede ver cómo el camión está avanzando sin ella. —No, no, no. —dice bajito y aumenta la velocidad. Estira los brazos cuando está corriendo por la acera a un lado del autobús, afortunadamente el conductor para y Chaeyoung puede subir.
Al llegar al gran edificio el logo de Myoui Infrastructure brilla con los rayos del sol. Sube hasta el último piso donde está la oficina de Mina. Al llegar Lia se encuentra a unos metros de la puerta que divide la pequeña recepción con todo el piso que es solo para la empresaria.
—Buenas tardes, Lia. ¿Se encuentra la Sra. Myoui? —pregunta amablemente Chaeyoung a la chica.
—Llegará en diez minutos, puedes pasar en lo que llega. —dice Lia y abre la puerta a través de un botón en su escritorio.
—Gracias, Lia. —Y Chaeyoung entra, su oficina huele muy bien y está muy organizada. Se acerca al escritorio y pasa los dedos por la madera, pensando en cosas obscenas. El estar ovulando no ayuda a su imaginación en este momento. Se pregunta que pasará el día de hoy.
Fuera de la oficina Mina ya está hablando con Lia. —Puedes irte, Lia. —dice Mina cuando llega al escritorio de su secretaria. —Por favor que nadie suba a este piso, bloquea el ascensor, utilizaré el privado para bajar. —Lia asiente, con mucha curiosidad, pero se la traga cuando Mina alza una ceja. —¿Qué esperas?
Lia asiente y en su computador teclea algunas cosas, después de que ella tome el ascensor para dejar el piso, la única manera de subir al último será por el ascensor de Mina, el cual tiene un reconocimiento facial para poder utilizarlo. Lia baja y un pitido suena por todo el piso.
Chaeyoung corre al sillón cuando escucha ese ruido molesto y cuando la puerta se abre, finge que no estaba fisgoneando en la oficina de Mina. —Hola, Chaeyoung. —dice Mina al darse cuenta que Chaeyoung está en el sillón. Mina aguanta la risa, tiene acceso a todas las cámaras del edificio y pudo ver la curiosidad con la que la coreana recorrió todo el lugar.
Mina agradece ser tan cuidadosa en estos momentos, camina a su escritorio y al encender su computadora, bloquea también la cámara de seguridad del último piso, solo ella tiene acceso a esas funciones y se encargará de que nada ni nadie se entere de lo que pasara.
—Hola. —saluda timidamente Chaeyoung.
—Siéntate en una de estás sillas, vamos a hablar. —pide amablemente Mina, sin darse cuenta que al estar con Chaeyoung su tono de voz cambia.
Chaeyoung se levanta del sofá y se sienta obedientemente. —Está bien. —Chaeyoung frota sus manos juntas ante el nerviosismo que está sintiendo.
—¿Qué has pensado entonces? —pregunta Mina, tiene curiosidad. —¿Te gustaron mis regalos? —la japonesa espera que se los haya tomado de la mejor manera, pero a juzgar por la mochila que escogió para ella reposando en el sofá puede que todo esté saliendo acorde al plan.
Chaeyoung suspira, la presencia de la japonesa poniendola de nervios, como de costumbre. —Fueron muy generosos. —dice con las mejillas, sus dedos tronando en un intento de calmar su ansiedad. —¿Qué es lo que quieres de mí, Mina?
Chaeyoung ya no quiere darle vueltas al asunto, quiere aclarar su mente y su corazón de una vez. No ha hablado de esto con nadie y espera no tener que hacerlo, ya conoce la respuesta que le dará a la japonesa.
—Ya te lo he dicho, a cambio tendrás todo lo que necesites. Solo te pido completa discreción. Aunque vamos a salir de vez en cuando, nadie se tiene porque enterar de lo que hacemos de puertas hacia adentro. —Mina es clara con sus palabras, organiza algunos papeles en el escritorio de madera. Quiere hacer espacio.
—¿Y qué es lo qué haremos de puertas hacía adentro? —pregunta Chaeyoung, quiere saber exactamente qué es lo que pasará. —¿Cuánto tiempo haremos esto? No quiero golpes o cosas sádicas, Mina.
La mencionada se ríe de lo que dice. —Mira Chaeyoung, no haré nada que no quieras, solo quiero pasarla bien contigo. Sé que si no estuvieras interesada ni siquiera hubieras aceptado mis regalos. He oído sobre ti. —Y esa es la manera en la que Mina acepta que tal vez investigo. —Puedes rechazarlo si no te gusta.
Chaeyoung puede ver como Mina encoge los hombros. —Pero si quieres aceptar —hace una pequeña pausa y se levanta de su asiento. —podemos divertirnos mucho...—se acerca lentamente pero con convicción. Gira la silla de la menor con sus manos y se acerca a su cara. —Puedo darte todo lo que te falta, Chaeyoung.
—No quiero ser un trofeo o un capricho tuyo, Myoui.
—Y no lo eres, solo déjate llevar. —la japonesa cierra el espacio entre ellas y se inclina para besar a Chaeyoung. No podía esperar para hacerlo de nuevo, sus labios carnosos y tiernos la han complacido más de lo que nadie lo ha hecho.
—Está bien, hagamoslo. —Chaeyoung da pequeños besos en los labios de la japonesa. Honestamente se siente poderosa. ¿Una empresaria rogando por que la folle? Nunca se lo hubiera imaginado, sin embargo está aquí. —Sin embargo...— hace una pausa y se separa ligeramente, toma las caderas ajenas y hace que se siente sobre ella— vamos a parar cuando yo quiera.
—Lo que digas, mocosa. —Mina la besa de nuevo, con hambre, con pasión. Pasa su lengua por el carnoso labio inferior pidiendo permiso para profundizar el beso y Chaeyoung abre la boca, deseosa, caliente.
Chaeyoung suelta un jadeo cuando Mina comienza a moverse sobre ella, pasando sus manos por todo su cuerpo. —Dios, no es justo que me has visto toda desnuda y yo a ti no. —Las palabras de Mina tienen una mezcla de lujuria y enojo, con sus manos firmes y delgadas sostiene la camisa de Chaeyoung y vuela a través de la oficina.
—Puede solucionar eso ahora, Sra. Myoui. —La humedad entre las piernas de la coreana comienza a incomodarla, pero se siente emocionada. Jamás había estado con una mujer mayor, siempre de su edad.
Mina se levanta abruptamente y jala de la muñeca a Chaeyoung, cuando están de pie Mina puede admirar el sostén deportivo. —Sude mucho antes de venir aquí. —confiesa Chaeyoung con vergüenza, sus mejillas se tiñen de un tono carmesí.
—No importa. —Mina la atrae hacía ella y comienza a lamer el cuello tenso, gime ruidosamente al sentir el sabor tan salado en su piel. Dios, es mejor de lo que pensaba. —Te voy a hacer sentir tan bien. —la promesa es sellada con las manos japonesas en los glúteos de Chaeyoung. Son pequeños pero bien formados y firmes por su deporte.
Chaeyoung tarda en responder, sus ojos cerrados disfrutando de la lengua ajena en toda ella, su cuello, sus clavículas, sus orejas. Mina está besando todo y la está volviendo loca. —Por favor. —ruega Chaeyoung, pero no sabe qué es lo que necesita,
Mina lo sabe.
Con calma se deshace del short de entrenamiento de Chaeyoung, la situación está escalando demasiado rápido, Mina puede oler la esencia más pura de Chaeyoung. Un olor fuerte, a que se esforzó mucho, y la húmedad creciente a través de su ropa interior hace que el olor sea más distintivo. Huele a algo que nunca pensó que le excitaría: fluidos vaginales.
Chaeyoung está condenadamente mojada, ella a diferencia de Mina no ha tenido nada de liberación por más tiempo que le gustaría aceptar. Chaeyoung se agita cuando Mina se hinca delante de ella, no sabe dónde poner las manos cuando la japonesa la sostiene y pega su nariz a las bragas sencillas y negras que lleva hoy.
Mina aspira con decisión, quiere probar.
Toma los bordes de la tela y con lentitud la desliza hacía abajo, Chaeyoung cierra los ojos, tratando de controlar las intensas punzadas que siente en su clítoris, necesita que Mina ponga cualquier cosa dentro de ella.
Mina se levanta del suelo, no cederá tan fácil cuando Chaeyoung se hizo la dificil en aceptar su negociación. Toma a la chica por los muslos, agradeciendo sus días espontáneos de gimnasio, Chaeyoung enreda sus piernas en las caderas ajenas y gime cuando echa hacía delante su pelvis, rozando directamente su intimidad sobre la ropa de Mina.
—Ah, ah. No tan rápido. —Mina le dice y la coreana no está segura en que momento fue puesta en el borde del escritorio con las piernas abiertas. —¿Sabes algo, Chaeyoung-ah? —Mina pregunta mientras vuelve a besar todo el cuerpo de la menor quien en un desesperado intento de calmar su alma y cuerpo, abraza los hombros de Mina.
—¿Qué? —no puede responder más allá cuando las manos de Mina acarician su espalda y sus labios serpentean sus pezones.
—Nunca me gustó el sexo con mi ex-marido. —Bien, eso no lo esperaba ni en mil años, pero Chaeyoung deja que continúe. —Nunca me gustó que metiera su pene en mi, que me tomará de las caderas o que se descargará en mi. Pero contigo cariño mío, deseo hacer de todo. —Chaeyoung asiente fervientemente mientras Mina desciende otra vez por su cuerpo, abriendo los muslos levemente bronceados, admirando profundamente la tierna vulva que tiene enfrente; resbaladiza, mojada, aparentemente apretada y de un color oscuro. —Y te vas a dejar follar por mi y a cambio voy a cambiar tu vida.
El gemido profundo y largo que Chaeyoung suelta cuando Mina lame por primera vez es la confirmación de todo lo que la japonesa ha dicho. Un juego de poder económico, donde el placer y el dinero es lo único en la mente de las dos mujeres que se encuentran intimando en lo más alto del edificio donde Myoui Mina trabaja todos los días, donde es la CEO más poderosa de toda Asia.
Y Chayeoung es quien la tiene entre sus piernas, chupando y lamiendo.
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Amonosssss, digan sus opiniones. Como siempre LOS LEO!
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