Capítulo 15: Confiar en ella
Tiene los ojos cerrados, respira profundo. Como siempre, el olor a pinturas llena sus fosas nasales. Hay ruido, pero no mucho. La universidad se ha vuelto callada, ella se ha vuelto callada. Cuando abre los ojos puede ver el mural que está pintando.
Deja la lata de aerosol en el canasto de materiales, el graffiti nunca le gustó y no hay muchas cosas que hacer. Mira a su alrededor y los otros alumnos están en sus propias tareas. No ha hecho mucho desde que ella se fue. No sabe dónde está y no ha tenido la valentía de buscarla.
Hace una semana no sabe nada de ella, a veces cuando cierra los ojos como hace un momento puede ver la sonrisa radiante y sus orejas saliendo de entre los mechones de su cabello. En ocasiones, piensa en que Dahyun es la causante de que esté en está situación.
Después de todo, ella le dió la oportunidad.
A veces, no puede pensar en otra cosa más que en la última mirada que Dahyun le dió, saliendo de la oficina de Mina mientras Momo la abrazaba de manera protectora. En sus ojos vió mucho miedo, y ella no pudo ayudarla.
En ocasiones, escucha los murmullos de las personas a su alrededor pero a ella no le importa. No le importan las miradas de preocupación que Jihyo y Tzuyu le dan. ¿Hace cuánto se acercó a ellas? ¿Hace cuanto habla con alguien qué no es Mina?
Dahyun era la única persona que la entendía y ahora ella se fue.
Aprieta la mandíbula y sale del lugar sin importarle que es la séptima vez en la semana que abandona sus clases y los puntos que está perdiendo.
Maneja el auto que le regaló Mina, huele a su perfume y aún tiene algunos rastros de la empresaria. Cuando llega al edificio donde comparten el departamento, puede ver que Mina ya se encuentra ahí, debido a que la camioneta que suele llevar a la empresa ya está estacionada.
Toma el ascensor, ingresa la clave y el lugar está frío. Al parecer Mina se encuentra en su habitación. Chaeyoung va a la cocina y toma una fruta del canasto, muerde el plátano y después de tan solo una mordida, desecha el resto al cesto de basura.
Cuando abre la puerta, Mina está acostada en la cama leyendo alguno de sus libros. Ella la ha escuchado pero no la mira. Desde lo que pasó con Nayeon las cosas se pusieron algo tensas, pero las cosas se lograron relajar un poco.
—¿Qué tal la universidad? —Mina por fin la mira, cerrando su libro y abriendo los brazos para que Chaeyoung se sienta junto a ella.
La menor suspira pesadamente —Del asco.
Mina sonríe y la abraza contra ella. —¿Qué tal si comenzamos a pintar el rostro? Después de todo vamos muy atrasadas y es solo lo que falta.
Chaeyoung niega —No tengo ganas de pintar últimamente.
Ante su respuesta Mina bufa con enfado, sin creer lo insolente que se ha vuelto Chaeyoung. Tal vez debería recordarle que esa pintura es su único trabajo. —Quiero que eso quede terminado está semana, Chaeyoung. No podemos retrasarlo más —Chaeyoung asiente y no dice nada, sabe que tendrá que sacar inspiración de algún lugar—. Mañana necesitaré el auto.
—¿Qué? ¿Por qué? —Chaeyoung por fin le dirige la mirada, no entiende la razón. Mina tiene muchos y mejores autos. Chaeyoung conoce a Mina... jamás usaría una chatarra como esa.
Mina se levanta de la cama y sale del cuarto, no sin antes reafirmar su poder. —No te interesa, Chaeyoung.
Al día siguiente, Chaeyoung tiene que tomar el transporte público. Llevaba meses sin hacerlo y aunque pudo haber pedido un uber, realmente no tiene con que solventarlo pues Mina se encarga de todos sus gastos.
Mientras tanto, Mina se encuentra en su oficina. Está concentrada en el plan de negocios para una nueva inversión en Filipinas, no escucha la puerta cuando se abre pues está tan absorta que no nota los mechones castaños de su hermana.
—Mi padre está en la ciudad.
Mina para de leer y toma un segundo para subir la mirada. —¿Y? ¿Lo saludaste por mi?
Nayeon aprieta la mandíbula. —Viene por lo que pasó hace una semana.
La hermana menor se encoge de hombros —¿Qué quieres que haga? —Mina pregunta con fastidio en su voz, sus padres es lo que menos necesita en estos momentos. Entre su trabajo y Chaeyoung, no puede tener un descanso.
—Mina, necesito que te concentres y pongas toda la inteligencia que aclamas tener en el ahora, ¿qué carajos vas a hacer?
—¡Preocúpate por tu mierda, Nayeon! No fui yo la que fue escándalo nacional por evasión de impuestos —Mina se pone de pie y enciende un cigarrillo. Tenía algunos días sin fumar, pero ahora Nayeon le ha puesto los nervios sensibles.
Nayeon aprieta el puente de la nariz, recordando su propio comportamiento. —Mina ¿por qué hiciste esto?
Mina da una calada al cigarrillo y se pregunta a que se refiere Nayeon. ¿A prender el cigarrillo? ¿a dejarla pasar? ¿a dejar que Chaeyoung se metiera profundo en su vida?
—Nayeon, por una vez en tu vida hazte responsable de algo. ¿Crees que yo quería esto? —Mina mira los ojos de su hermana y por un momento recuerda como la defendía en la escuela. Se pregunta en dónde quedaron esas versiones de ellas mismas.
—No es mi culpa que hayas sido una cobarde, Mina. Al menos yo tengo el valor de hacer las cosas y vivir la vida como yo decido.
Nayeon mira por última vez a su hermana. El cabello rubio cae por sus hombros y sino fuera por el hecho de que es su hermana, ella podría pensar que sus mechones son naturales. Lamentablemente, Nayeon sabe que queda muy poco de lo que alguna vez fue Mina.
Se pregunta en donde se perdió tanto, en qué momento se volvió tan fría.
En ese momento Mina se cuestiona también, Nayeon quien alguna vez fue su protectora ahora la confronta y la pone en situaciones incómodas. ¿Lo peor? Mina sabe que tiene razón, pero quiere aferrarse a eso que la hace sentir viva.
Chaeyoung.
El día ha terminado muy pronto y no sabe que más hacer, el departamento de Mina queda muy lejos y sabe que se va a aburrir ahí, así que decide visitar un lugar especial.
Camina por las calles de su antigua colonia, pasa por la panadería y puede ver a Jeongyeon acomodando algunos panes en las bandejas. Desde adentro, la mujer la saluda y Chaeyoung lo hace también.
Sigue caminando hasta que llega a la casa donde vivía con su madre, la pintura se ve aún más desgastada e incluso desde afuera se puede sentir la inmensa soledad que se percibe. Cuando entra, puede ver los muebles exactamente como los dejó junto a los cuadros con fotos de cuando era más joven.
Cuando se fue a vivir con Mina, no se llevó nada además de lo esencial. Se sienta en el sillón empolvado y piensa en la última vez que vio a su madre. Niega con la cabeza.
—No.
Es lo único que dice y se levanta, ve el lugar donde antes estaba el refrigerador nuevo y puede ver que hay telarañas por el tiempo que ha pasado sin limpiar el espacio. Camina con lentitud al cuarto que pertenecía a su madre, ha pasado poco tiempo pero por alguna razón Chaeyoung ha comenzado a olvidar el sonido de su voz y la calidez de sus manos.
Tal vez es porque piensa constantemente en las diferentes maneras para vivir aún mejor de lo que lo hace. Tal vez es una defensa ante la sensación constante que tiene de culpa, pero no quiere pensar en eso. No cuando Mina la espera en casa, lista para darle todo lo que necesita.
Cuando regresa al departamento Mina todavía no está ahí, por lo que corre al cuarto y prepara la pintura, lista para comenzar a trabajar cuanto antes. Conoce de memoria el rostro de la rubia y puede comenzar con el mentón sin necesidad de que modele para ella.
Las pinceladas en el lienzo comienzan suaves, prometedoras y cuidadas. Cuando se sumerge el pincel con solvente el agua queda manchada en el agua. Sonríe al ver que los tonos han quedado perfectos.
Corre a la cocina y toma un vaso con agua potable, lista para recibir a Mina y por fin volver a lo que eran antes. Se sienta en un taburete y mueve su pierna de manera ansiosa, aprieta los puños de imaginar todo lo que harán una vez que termine el rostro.
Muerde su labio con fuerza y aprieta las piernas en un intento de disipar la emoción y excitación, cuando por fin escucha como se abre la puerta, corre para recibir a Mina. Sin embargo para en seco cuando se encuentra a un hombre grande y musculoso en traje.
Tiene una placa de metal con el logo de Myoui Infrastructure. Chaeyoung da un paso hacía atras cuando el hombre pone la mirada sobre ella. —¿Señorita Chaeyoung?
—¿Quién es usted? —Chaeyoung sigue dando pasos hacía atrás hasta que su espalda toca el borde de la encimera. El hombre no responde —¿Dónde está Mina?
—No tiene que preocuparse, el señor Myoui me ha enviado personalmente a recogerla. Él quiere conocerla personalmente.
La piel de Chaeyoung se eriza cuando escucha quien la ha mandado a buscar. ¿Él sabe de ella?
El hombre desconocido parece sentir la confusión de Chaeyoung e intenta una última vez —¿Por qué cree usted que tengo acceso al departamento Myoui? No tiene de que preocuparse, la señorita Myoui la estará esperando.
Chaeyoung cierra los ojos y asiente con lentitud.
No sabe en qué momento ha subido a una camioneta GMC grande y negra, con otras dos camionetas escoltando en la que va ella. Mira por la ventana y se aleja del lugar donde ha vivido con Mina por meses.
Cuando llega a la mansión Myoui, no puede evitar sentirse sorprendida. No sabía que había terrenos tan grandes para construir casas así de grandes. Cuando pasan el portón principal, son otros cinco minutos en camioneta hasta llegar a la entrada principal.
Las puertas gigantes y con la inicial "M" se abren ante ella, lo primero que puede ver es una escultura muy grande, Chaeyoung calcula que supera los dos metros de alto. Es una escultura abstracta de un cuerpo humano envuelto en una manta.
No puede seguir admirando la pieza de arte pues el hombre llama su atención. —Por aquí, la están esperando.
—¿A mi? —Chaeyoung pregunta con incredulidad.
Pasan por un pasillo hasta que llegan al área del comedor, en el cual se encuentra una variedad de personas. En el trono del comedor está el padre de Mina, lo puede suponer por su apariencia. Un hombre mayor vestido con traje muy caro y sus ojos rasgados denotan poder.
A su lado derecho se encuentra su esposa, una madre, una mujer cálida pero estricta; según Mina. Frente a ella se encuentra Nayeon, la primogénita de los Myoui y por primera vez Chaeyoung puede ver que está asustada.
A su lado se encuentra Mina, su mirada seria y estoica le pone la piel de gallina. Frente a ella, a un lado de su madre está Sana y Momo, quienes se toman de la mano por debajo de la mesa. Es la primera vez que las ve después de que Dahyun se fuera.
Sana ha perdido peso y ahora su cabello ha perdido el color anaranjado que tenía, volviéndose castaño. Mientras que Momo tiene ojeras bajo sus ojos, a pesar de que intentó cubrirlas con maquillaje.
De pronto, se da cuenta de la vestimenta de todos. Se ven formales y vestidos para la ocasión. Las mujeres de la habitación llevan vestidos ligeros y delicados o un traje confeccionado a su medida, mientras que Chaeyoung viste unos short de mezclilla y una camisa ancha llena de pintura.
Es lo más cómodo para pintar después de todo.
A ella la sientan a un lado de Mina, pero la hija menor de los Myoui no la mira ni por un segundo. —Gracias por acompañarnos, vamos a cenar.
La voz del señor Myoui es tranquila, serena y le recuerda a la voz de Mina. Después de un minuto de silencio incómodo, algunas personas llegan con la entrada.
—El motivo de está cena es para que tengan conocimiento de lo que pasará— el hombre toma un bocado y suspira ante el sabor del platillo que tiene enfrente. Quienes están ahí lo disfrutan también, Chaeyoung no sabe qué es y siente ganas de vomitar al probarlo.
Gira su cabeza en busca de alguna muestra de disgusto, pero a pesar de las circunstancias, todos parecen disfrutar de la diminuta entrada. —Primero que nada me gustaría disculparme con ustedes, Hirai y Mintozaki. Las acciones de Nayeon las han dejado en vergüenza y entiendo que puede ser desafiante estar en el mismo lugar.
Chaeyoung no sabe qué carajos está haciendo aquí, pronto llega un trozo de carne más grande que la mitad de su cabeza. —Después de está cena, cada una pasará a mi estudio, donde discutiremos las soluciones a las que podemos llegar, como hombre y mujeres de negocios.
Mina aprieta su mandíbula y respira entrecortado, Chaeyoung nota el cambio en su persona y con discreción pone su mano en el muslo ajeno. La rubia se tensa, sin embargo es capaz de relajarse a los pocos segundos
—Padr —Nayeon comienza a hablar pero el hombre levanta la palma de su mano en señal de que no hay manera de que tenga voz en esta conversación.
—Nayeon, por favor no me dejes en vergüenza —la mencionada traga saliva, se pone recta en su asiento y busca ayuda en su madre, quien parece estar en la misma posición que su esposo.
Chaeyoung no sabe qué podría significar la presencia de la madre de Mina, y pronto cae en cuenta que no conoce ni siquiera sus nombres. Está segura que en algún momento los busco en internet, pero su memoria le falla y su ansiedad la entierra.
—Como decía, vamos a abordar esto de la mejor manera que podamos.
El silencio reina en el lugar y Chaeyoung no ha probado un trozo de comida desde que llegó el plato fuerte. —¿No comes, niña? —Chaeyoung siente un escalofrío en su espalda, la madre de Mina la observa con firmeza.
—Y-yo... —siente que el sudor corre por su nuca, desvía la mirada en busca de una distracción sin embargo sus ojos se encuentran con los de Momo. La mujer siempre le pareció intimidante, una mujer a la que no te puedes acercar con facilidad, pero ahora que la tiene casi de frente con dagas en sus ojos por primera vez siente miedo.
Momo tiene la espalda recta y a diferencia de Sana, quien se ve terriblemente destrozada, Momo demuestra enojo. Algo que sorprende a Chaeyoung es una sonrisa en el rostro japonés, la sonrisa es tan retorcida que la menor quiere salir corriendo de ahí.
Momo sabe lo que pasará una vez el hombre hable con Chaeyoung, y ella quiere ver eso.
—Papá, ¿es necesario hacer esto? —La voz de Mina suena por primera vez en la noche, sorprendiendo a sus progenitores. Normalmente su hija menor no cuestiona ninguna de sus decisiones.
La señora Myoui suelta el tenedor que tenía en sus manos, rueda los ojos y aprieta el puente de la nariz en señal de desagrado. —No puedo creer que hagas preguntas tan estúpidas, Mina.
La rubia aprieta los puños sobre sus muslos y en un movimiento quita bruscamente la palma que Chaeyoung tenía en su pierna. —¡Estamos aquí por Nayeon y sus tonterías! ¿Qué tengo que ver con todo esto?
Chaeyoung quiere llorar, quiere correr. Ella ya no quiere estar aquí. En estos momentos se siente tan fuera de lugar y eso sumado a las miradas de odio que llegan a ella por parte de Nayeon, Momo y Sana la hacen sentir frustrada.
El señor Myoui responde a su pregunta con un solo movimiento. Su propio tenedor apunta a la silla donde Chaeyoung está sentada. —Por lo que sé Nayeon no es la única haciendo destrozos y manchando nuestro nombre ¿en qué momento te hicimos creer que eres perfecta? Tu arrogancia me pone de mal humor, Mina.
Las hijas Myoui guardan silencio ante eso. Nunca les faltó nada, ni cariño, ni dinero. La vida les regaló todo lo que pudieron imaginarse y sus padres nunca fueron malas personas con ellas. Claro que su padre sabe muy bien cómo hacer negocios, como evadir impuestos el mismo "—Vamos que todas las empresas lo hacen" le dijo un día a Mina.
Su madre estricta las crió para ser las mujeres perfectas y funcionales para la sociedad, pero pequeñas cosas hicieron que cambiarán su comportamiento. Mina comenzó a sufrir de bullying desde primaria y el alma libre de Nayeon comenzó a causar problemas.
Ellas no pueden quejarse con sus padres, así que Mina toma un suspiro y se levanta del comedor. —Hagamos esto.
Cuando el señor Myoui se levanta también, es momento de ir a su despacho. —Sachiko les hará compañía. Momo, Sana. Adelante por favor.
Las japonesas miran una última vez a donde están las demás mujeres. Chaeyoung tiene la cabeza entre sus manos, pensando en qué momento llegó aquí. Mina está recargada en una columna de la sala que está fuera del estudio de su padre, con los ojos cerrados e intentando tranquilizar sus emociones.
Nayeon mientras tanto las mira a los ojos. —Suerte, chicas — dice guiñando un ojo, sin saber que la acción tendrá consecuencias graves.
Sana rueda los ojos mientras Momo ingresa al estudio— Gracias, Akira. Espero le pongas bozal a la perra que tienes como hija —la voz de Sana es tan tranquila que sorprende a los presentes.
—Lo haré, señorita Minatozaki. Adelante.
Cuando la puerta se cierra, todo queda en silencio. La madre de Mina se acerca a Nayeon, quien se ha parado a pensar en todo lo que la llevó a este lugar... cuando mira a Chaeyoung una ira irracional la invade desde la punta de los pies hasta las orejas.
—¿Arrepentida, Chaeyoung?
—Ni un poco.
Mina abre los ojos ante el intercambio de palabras entre Chaeyoung y su hermana, y solo puede rogar que esto termine pronto.
Mientras tanto dentro del despacho, el señor Myoui saca algunos papeles. —Lamento mucho está situación, entiendo lo riesgoso que fue para sus negocios y sus nombres el que Nayeon hiciera tales barbaridades.
—Tiene suerte de que no hayamos actuado por otros medios, Akira —Momo dice con firmeza. Si bien, son mujeres de bien, ellas conocen personas que son malas. Hacer una llamada pudo haber terminado con la vida de Nayeon.
Akira sonríe —Sabemos que eso no hubiera terminado bien, Hirai.
—Al grano, Akira. No soporto estar en el mismo lugar que un Myoui ahora mismo —Sana escupe con desprecio el apellido de la familia.
—Aquí tienen una copia certificada de su registro en hacienda, he limpiado cualquier rastro de lo ocurrido. En cuanto a los medios de comunicación, he comprado todos los derechos sobre la noticia; que ahora son de ustedes —el hombre arrastra la carpeta con todo lo mencionado, Momo alza una ceja. —Sé que realmente no lo necesitan, pero también sé que mi hija robó mucho dinero... quién lo diría, teniendo tanto en la cuenta de banco nunca es suficiente.
Sana lo mira y agita su pierna, queriendo salir de una vez por todas de aquella mansión llena de víboras y arpías —Tengo entendido que Nayeon tomó aproximadamente el setenta por ciento de las donaciones por unos seis años... les devolveré el dinero con un porcentaje de intereses —Sana asiente, no le podría importar menos. —Sobre lo que pasó con la chica Kim, no puedo hacer nada. Está fuera de mi alcance y es su problema.
Momo aprieta la mandíbula. —¿Lo qué hace el amor, eh?
—Eso no es amor, muchacha. Puede retirarse.
Sana se levanta de la silla y arroja un adorno que se encuentra cerca de la puerta. Cuando sale, las miradas sorprendidas de las mujeres la enfrentan. —Si Dios existe, espero que jamás les vuelva a ver sus rostros, porque juro que las mataré.
La frase es contundente, el señor Myoui no tenía porqué haber mencionado a Dahyun. Todos son iguales, piensa Sana. Siente unos brazos tomar su cintura mientras la guían a la entrada principal de la casa, Momo la sostiene.
Sana ya no sabe si eso es suficiente.
La conmoción sigue presente en el lugar, Akira sale de su despacho y hace una señal para que Chaeyoung entre. Con las piernas temblando se dirige a la entrada de la habitación, busca con la mirada a Mina sin embargo ella no la mira.
La puerta se cierra y se queda a solas con el hombre. —¿Así que Chaeyoung?
Ella asiente, sin decir una sola palabra.
—¿Cómo es que llegaste a la vida de mi hija? —el hombre pregunta, está vez sin papeles de por medio.
Chaeyoung carraspeó la garganta, obligándose a hablar —Me pidió una pintura personalizada.
El hombre mueve su cuello de un lado a otro. —¿Eres artista?
—Sí, señor... estoy en la universidad.
El hombre hace el intento por no reírse ante la situación ¿cómo es que Mina pudo ser tan estúpida? —Chaeyoung ¿tienes familia?
La menor negó con la cabeza gacha.
—Lo que pasará es esto —Chaeyoung alza la cabeza.
—¡Lo que sea por favor! —la mujer se pone de pie y hace una reverencia profunda y llena de respeto.
—Dejarás el país.
Chaeyoung tiembla al escuchar la condición aún estando doblada casi a los noventa grados. Levanta poco a poco la cabeza y se encuentra con los ojos rasgados de Akira. —¿Mina irá conmigo?
—Será su decisión. Si te quedas en Corea me encargaré de quitar cada oportunidad que tengas, no te quiero cerca de mi hija. Vete y espera afuera.
Chaeyoung se siente mareada mientras camina, abre la puerta y recarga su espalda en la pared. Mina la va a elegir, ellas se irán juntas y serán felices. Ella todavía podría darle todo lo que necesita.
Chaeyoung en cambio puede darle todo de ella, su cuerpo, su alma, todo lo que es. Ella tiene que confiar en Mina. Cuando su padre habla para que entren a su despacho, la rubia posa sus ojos sobre ella.
Chaeyoung le devuelve la mirada y por un momento, todo desaparece. Los ojos de Mina parecen ser sinceros... sin embargo cuando deja de mirarla, sus ojos regresan a su estado frío y calculador.
Ella tiene que confiar.
—Padre...
—Nayeon por favor guarda silencio, haz hecho mucho.
Mina está sentada a su lado y se siente como si tuviera quince años, siendo regañada por su padre. —¿Saben en lo que nos están metiendo? Nayeon te crié más inteligente que esto ¿Qué carajos te hizo falta si te cagas en dinero?
El lenguaje de su padre la sorprende y lamentablemente no sabe cómo responder a su pregunta. —¡Y tú! ¿Con una mocosa de universidad, Mina? Que para ponerle la cereza del pastel es pobre, al menos Momo y Sana escogieron una cría decente ¿pero tú?
—¡Nunca en mi vida tuve la decisión! —Mina dice con la voz alterada y lágrimas en sus ojos.
—¿Mako? Tu decidiste casarte con él, tu decidiste divorciarte de él. Está claro que fue un capricho ¿no has pensado que la mocosa te puede chantajear con esto? ¡Mira lo que le hizo a tu hermana!
—No es mi problema si Nayeon se robó dinero, yo no hice absolutamente nada para que me tengas aquí condicionada.
—Tu puta fue la que nos trajo aquí, que no se te olvide —Nayeon dice viendo sus uñas de manera despreocupada.
Akira arruga su nariz —Nayeon parece que lo que a ti te hace falta es tomar responsabilidades —ante eso, la hermana mayor se tensa —Es momento de que haya un heredero en la familia Myoui ¿no crees? La edad ya te está llegando cariño, es mejor buscar algún marido para que nos des al siguiente en la cabeza del imperio... ya que tú no quisiste tomar el puesto.
Nayeon siente que su cabeza da vueltas, recuerda las palabras que le dijo a Mina más temprano:
" Al menos yo tengo el valor de hacer las cosas y vivir la vida como yo decido"
Eso ya no será posible.
—Así tendrás algo en que ocuparte y por fin puedas poner fin a tu rebeldía ¿qué te parece? —el hombre sonríe hacía su hija.
Mina escucha un sollozo por parte de Nayeon, la última vez que lloró fue cuando falleció su mascota hace algunos años. —Papá, no por favor.
—Sí, lo único que hiciste estos años fue vivir del dinero ajeno y sabes muy bien que yo no tengo problema con mantener a mis hijas. Tenemos el dinero y recursos para hacerlo por décadas, sin embargo no pienso tolerar este comportamiento, Nayeon. Las cosas pudieron haber sido diferentes.
Nayeon aprieta la mandíbula y sus ojos se nublan. Ella nunca quiso una familia, ella siempre quiso viajar y conocer el amor de muchas maneras, no de una sola... y ahora será una ama de casa.
—Es eso el exilio, corazón. Y yo te amo mucho como para hacer eso ¿tu quieres irte? —su padre pregunta y ante tal dolor, lo único que puede hacer Nayeon es negar.
—Ahora vamos contigo, Mina.
Mina mira los ojos de su padre, sus brazos cruzados sobre el escritorio y se pregunta cuál será su castigo. Siente su corazón palpitar con fuerza cuando escucha entre lo que tiene que elegir.
Después de lo que parece una eternidad, ambas hermanas salen del estudio de su padre, Chaeyoung se levanta e intenta acercarse a Mina, pero Nayeon la toma del brazo mientras la rubia se aleja a otra parte de la casa —No ahora, se verán después. Yo te llevo.
—¿A dónde? —pregunta Chaeyoung, imaginando la conversación que tendrá con Mina.
—A casa.
Chaeyoung voltea hacía atrás donde están los padres de Mina. —¿Qué sucedió?
—Cállate y sígueme.
Ambas mujeres dejan la mansión Myoui en el carro de Nayeon. Chaeyoung agita su pierna con emoción, pronto estará en su departamento con Mina, por fin terminando el cuadro que las unió. Chaeyoung cierra los ojos por un momento y se pierde del paisaje.
—¿Sabes Chaeyoung? Tienes mucha ambición, podría decir que eres una trepadora pero al final de cuentas algo.
—Me subestimaste, Nayeon —dice con alarde, inflando el pecho hasta que... —¿A dónde vamos?
Nayeon la mira de reojo y sonrie. —Vamos a casa, Chaeyoung. A tu casa.
Y pronto, Chaeyoung comienza a reconocer el camino de su infancia. Pasa por el parque donde solía practicar voleibol contra la pared. Pasa por la panadería de Jeongyeon, por las calles que conoce tan bien pero que desea tanto olvidar.
En un abrir y cerrar de ojos, el carro se estaciona afuera de la casa donde estuvo hace unas horas. Su respiración se vuelve aparatosa, mira a Nayeon en busca de respuesta y su cuerpo se siente frágil.
Pronto siente que todas las casas alrededor la aplastan y estrujan, llevando su aliento. Nayeon ve como Chaeyoung comienza a llorar. —Ella no me eligió ¿verdad?
Nayeon inhala profundo, siente satisfacción al ver el estado deplorable de Chaeyoung, incluso su ropa se ve desaliñada. Le da gusto ver que deja a la chica tal cual como Mina la conoció, sin nada.
—Te contaré dentro.
Bajan del coche y Chaeyoung está de vuelta en su casa.
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VOLVÍ!!!!!!
WOWOWOWO que opinamos de este cap? es el penultimo!!!!! así que aprovechen y lean cuidadosamente. ¿qué tal los padres de Mina?
Diganme sus teorias de lo que el papá le pidió a Mina, de lo que pasará con su relación ¿dónde creen que este dahyun ahora?
Gracias, gracias por estar y esperarme. Espero poderles traer el final de está historia muy pronto, he trabajado MUY duro en ella y las personas que me siguen desde hace mucho lo saben.
Una pregunta a todas mis lectoras ¿alguna vez se han identificado con alguna de mis historias? si es así ¿con cuál? o tal vez han encontrado consuelo o refugio en ellas?
Como sea, muchas gracias por todo.
Besos
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