Capítulo 14: Confrontación

El aire se siente caliente, denso y no se puede respirar. Los murmullos se hacen cada vez más altos y sus pulmones se contraen en el intento de disipar su llanto. Voltea a su derecha y ve a Chaeyoung viendo la noticia que acaba de leer. Frente a ella Jihyo se pone de pie para impedir que los compañeros más problemáticos graben o tomen fotos de ella y Tzuyu se pone de pie para abrazarla y cubrirla de las palabras de los demás.

—Cha-Chaeyoung... —se agarra la camisa e intenta respirar de nuevo, pero no puede. La mencionada se pone de pie rápidamente y hace que se ponga de pie.

—Hay que sacarte de aquí —dice su mejor amiga. Caminan a paso apresurado al estacionamiento.

—¡No! Estará esperándome mi chofer. —Dahyun tiene las mejillas rojas y no ha soltado una lágrima. Su cerebro está corriendo a mil por hora.

—Vamos en el mío —dice Chaeyoung—, a la oficina de Mina. Ahí estaremos a salvo.

Dahyun no la cuestiona y se aferra a su brazo, dejando atrás a Jihyo y Tzuyu quienes se quedan intentando que nadie las haya visto salir. En el auto, Dahyun tiene la mandíbula apretada y sus fosas nasales se expanden con cada respiración. Ahora respirar se ha vuelto fácil.

Una necesidad.

La necesidad de respirar tanto como pueda antes de enfrentarse a sus padres, antes de enfrentarse a ellas. —Todo estará bien, Dahyun. Lo prometo. —Chaeyoung toma su mano y la mira los ojos por una fracción de segundo, sus ojos se ven sinceros.

Mina se encuentra firmando algunos papeles, contrataciones por aquí, materia prima por allá. La música sonando a volumen moderado. En unas horas verá a Chaeyoung para por fin pintar su rostro, siendo la única pieza faltante en su retrato.

Durante los últimos meses, vivir con la menor ha sido una experiencia rejuvenecedora. Adora los tratos de la menor. Siempre lista para cualquier situación que le solicite Mina, él único inconveniente en esos meses fueron las visitas constantes de su hermana mayor. Y en cada una de ellas, Nayeon y Chaeyoung mantenían una guerra fría de miradas y muy de vez en cuando comentarios filosos y mal intencionados.

Mina las dejó ser, sabiendo que no podría cambiar la actitud de ninguna de ellas. La presencia de Nayeon en su departamento no fue un impedimento para que ella y Chaeyoung continuarán con la pintura.

En cada sesión, Chaeyoung pintaba un fragmento de su piel en el lienzo y en cada sesión el óleo manchaba la piel de ambas a su paso; compartiendo mucho más que besos. A veces, Chayeoung le decía poemas recién inventados por la inspiración:

"En la penumbra, tu piel es arte vivo,

un lienzo suave donde el deseo fluye.

Curvas que invitan al tacto sutil,

pinceladas de pasión en cada rincón.

En cada roce descubro un secreto,

un universo pintado con fervor,

donde cada nota es un susurro ardiente,

en el lienzo eterno de tu piel."

Lo decía mientras pintaba los pechos rubios de la japonesa, admirando cada pincelada y cada trazo. Mina no puede negar que cuando su lírica se hacía presente, todo su cuerpo se erizaba y muy en el fondo su corazón se ablandaba.

Cierra los ojos y puede ver a Chaeyoung desnuda con el torso presionado contra la cama y sudor corriendo por su frente por las actividades tan lascivas y pecaminosas que estuvieron realizando por horas. Una sonrisa soñadora en sus labios y sus ojos llenos de amor.

Mina ha intentado persuadir a Chaeyoung de esa idea, de que el amor no es suficiente.

Respira, dispuesta a divagar en sus recuerdos con la menor hasta que la puerta se abre abruptamente. No tiene que abrir los ojos para darse cuenta de que hay algo malo pues escucha a Lia rogar porque no se interrumpa a la C.E.O.

—No puede recibir vi..

—¡Me importa una mierda, largate! —Mina abre los ojos cuando escucha la voz de Sana en ese tono. Nunca en todos sus años de conocerla la escucho hablarle así a nadie, ni siquiera a un empleado.

—¿Me puedes decir que está pasando? —Mina se pone de pie, indicando a Lia que se retire. Sana está frente a ella con un traje blanco, se ve hermosa como siempre, pero hay algo malo. Empezando por su cabello.

Sí, su cabello.

Sana con su cabellera larga y pelinaranja siempre procuro hacerla lucir bien, aplicando tratamientos y arreglando día a día cada mechón. Hoy es diferente pues sus manos van varias veces a su cabeza.

Se ve desordenado y la respiración de Sana hace que se alborota aún más. —¿Sana? —Esta vez Mina se acerca con cuidado a su amiga, intenta poner una mano sobre su hombro, sin embargo la palma de Sana golpea bruscamente su mano.

La mira con los ojos rojos por el llanto deprimido y con las pupilas dilatadas en lo que pareciera ser odio. —¿¡Lo sabías!? —grita Sana y la vena de su frente salta ante la voz que rompe el sonido de la música aún sonando.

—¿Perdón? —la rubia la mira incrédula, por qué la ha golpeado y la acusa de saber algo que no sabe.

En ese momento, Momo entra al lugar. Un poco más tranquila, pero sus no demuestran nada más que dolor y traición. —¿Ya le dijiste? —pregunta la mayor, yendo directamente a tomar la botella de Whisky del minibar de Mina. Ni se molesta en buscar vasos o hielo, simplemente lleva la botella a su boca y da un gran trago.

—¿Decirme qué?

Sana siente escalofríos en su espina dorsal. Aprieta la mandíbula y mira a Momo de reojo, que aunque su enojo no deja su cuerpo de la manera en la que ella lo deja salir, sabe que está endemoniada por dentro.

Momo ríe y antes de hablar toma otro trago de la botella. —Que tu hermanita nos estaba robando dinero para las donaciones.

El ceño de Mina se frunce en asombro —¿Qué? —es lo único que atina a decir.

—¡Sí, Myoui! Tu hermana ha estado desviando fondos de lo que se asigna al altruismo.

Mina hace un repaso mental en su cabeza de los informes que vagamente leyó, aunque el único recuerdo de ese día es ella y Chaeyoung en la ducha antes de inaugurar el nuevo edificio en la ciudad.

—¿Cómo pasó eso? —Sana toma su celular y lo empuja contra el pecho de Mina y cuando lo levanta y comienza a leer tiene que acercarse a Momo y tomar un trago del Whisky. —Yo sé que esto es malo, muy malo pero ¿ustedes no estaban evadiendo impuestos con ayuda de mi hermana?

—¡Sí, Mina! ¡Pero no el setenta por ciento de lo que nosotros le dábamos! —Sana comienza a caminar dando vueltas por la oficina de la rubia. —¡No se suponía que ella debía quedarse con ese dinero!

Momo apunta a Sana y asiente. —Tiene un punto, nosotras le pagamos muy bien porque hiciera su trabajo y ella simplemente tomó todo y ni se preocupó por que la fueran a describir. —Momo se pone de pie y busca más alcohol en vista de que Mina ya se había adueñado del Whisky. Encontró Sake en su lugar.

—Así son los negocios, chicas. Lo saben. —Mina toma una gran cantidad de licor en sus manos. No percibe cuando Sana se acerca a ella y toma su cabello desde la raíz, haciendo que la mirará en un fuerte agarre.

—Todas ustedes son iguales —Sana la suelta y arrebata la botella de sus manos mientras se sienta a su costado y recarga su cabeza en el hombro de su amiga.

Mina no la puede culpar, su hermana la cagó y ella misma acaba de decir que así son los negocios, pero hay algo que no cuadra. —¿Han hablado con Dahyun? —ante la mención de su chica, Momo deja de beber Sake y por una fracción de segundo, su rostro muestra dolor.

A su lado, Sana se acurruca más en Mina pues ya no puede controlar las lágrimas. Mina se pone de pie y piensa que es lo que pueden hacer. El dinero no importa, todo lo que se haya robado Nayeon es nada para ellas, el problema es de donde salió tanta información.

La información es poder y ahora todo el país tenía información sobre ellas, incluso podrían saber sobre ella y Chaeyoung.

Desvíar impuestos podría ser olvidado, pagandolos o incluso sobornando a hacienda, ¿pero meterse con chicas menores que ellas? Ahí estaba el riesgo.

El lugar quedó en silencio hace algunos minutos, ninguna dice nada asimilando todo lo que está por venir. En ese momento el teléfono suena, Lia contesta y anuncia la llegada de Chaeyoung y Dahyun.

Cuando ambas jóvenes entran a la oficina, Momo y Sana tienen reacciones diferentes. Sana corre y abraza a una Dahyun temblorosa, quien se permite llorar en los brazos de la mayor. Al mismo tiempo y a una velocidad increíble, Momo toma a Chaeyoung por el cuello de su camisa y la estampa contra la pared más cercana. —Tu maldita escoria —dice en japonés mientras mira con navajas afiladas a los ojos de Chaeyoung.

—¡Momo! ¿¡Qué te pasa!? —Mina grita e intenta separar a Momo de su agarre, pero es inutil pues con una mano la empuja lejos. Chaeyoung no dice ni una sola palabra desafiando a Momo.

—Tu puta hizo esto. —Ante las palabras de Momo, Chaeyoung azota su mano contra la mejilla de la persona que la mantiene prisionera contra la pared.

El silencio reina una vez más, Sana y Dahyun están con la boca abierta ante las declaraciones y ante el golpe. Después de unos segundos Sana sale del shock y camina hacía Momo, la abraza por la cintura y poco a poco Momo suelta a Chaeyoung.

—No vuelvas a dirigirte a ella de esa forma. —Mina se pone frente a Chaeyoung, defiendo a la niña indefensa. —Que esto les haya pasado no es culpa de ella, no es culpa de nosotras.

—Así es, Momo. ¿Cómo te atreves a ponerme en contra de mi mejor amiga? Debes estar muy desesperada. —Chaeyoung dice, mientras apoya su barbilla en el hombro de Mina y sostiene la mirada.

—En la inauguración preguntaste por alguien de hacienda. Yo lo recuerdo. —Sana dice, empezando a conectar los puntos ¿pero por qué Chaeyoung les haría algo así?

Mina ríe y se comienza a exasperar. Chaeyoung puede oler el olor a licor que emana de su boca. Del otro lado Dahyun sostiene el brazo de Momo, intentando apaciguar su furia. Ella misma duda de Chaeyoung al verla tan relajada.

Antes de que nadie pueda decir algo, el celular de Dahyun suena. Es su madre, desvía la llamada y guarda su teléfono pero segundos después vuelven a llamar. Un mensaje de voz la espera en la bandeja de notificaciones:

"Te juro por Dios, Kim Dahyun que si no vienes a casa en diez minutos te buscaré hasta por debajo de las piedras"

Dahyun suelta un suspiro tembloroso y Momo la abraza de manera protectora. Sana mira a las mujeres delante de ella y no puede reconocer a ninguna. Y duele no hacerlo con aquella que fue su amiga desde hace años.

—Dile a Nayeon que queremos cada centavo de regreso, una disculpa pública y que nos deslinde de los problemas. Dirá que fue su culpa y que nosotras no estábamos enteradas.

Mina se cruza de brazos ante las palabras de Sana —¿Y si no lo hace? —la pelirroja, con su cabello alterado se acerca a ella y la mira a los ojos, por un momento ve a Chaeyoung pero regresa a su objetivo.

—Me encargaré de hundir a los Myoui. Y a esa rata que llamas Chaeyoung.

Ante eso, las tres salen de la oficina. Chaeyoung busca la mirada de su amiga, pero se gira acojonada al agarre de Momo, sin querer ver a su amiga, creyendo ciegamente en sus novias.

—Vamos a casa.

Mina asiente, esperando relajarse un poco y que su dolor de cabeza baje. Chaeyoung acaricia sus muslos en un tacto relajante. —Te haré un té de jazmín. ¿Qué tal suena eso?

Mina sonríe débilmente, pensando en que muy probablemente su amistad con las chicas ha llegado a su fin. Al bajar del coche, puede ver el de Nayeon también. Suspira y comienza a prepararse para la batalla.

Chaeyoung abre la puerta y espera verse con una Nayeon destruida, con una Nayeon arrepentida rogando perdón de rodillas e inclinándose ante ella, pero cuando abre y ve a Nayeon tomando una mimosa en un traje elegante, la sangre comienza a burbujear en su ser.

—Oh, Mina. Que bueno que llegas. Tenemos que discutir ciertas cosas —dice la mayor ignorando completamente la presencia que acompaña a su hermana.

—¿Qué has hecho? —pregunta Mina sentándose frente a ella, jalando a Chaeyoung a sus piernas.

Nayeon ve con asco la escena. —Nada, simplemente aproveche la oportunidad. Aunque no lo creas mis padres tienen límites y no querían gastar tanto en una desempleada como yo, tus amigas fueron muy generosas.

Mina se echa hacía atrás y Chaeyoung cae con ella. —Quieren que pagues lo que les debes y aceptes toda la culpa.

Nayeon ríe con sarcasmo. —Eso no va a pasar. Me pagaban por algo, puedo sobornar a algunas personas para que no haya cargos y que la prensa deje de hablar de ello.

—¿Qué hay de Dahyun?

—Ese no es problema mío, yo no soy la que se mete con chicas siete años menores que yop.

Chaeyoung aprieta los dientes— No tienes vergüenza.

—A ti quien te hablo, muerta de hambre. Me tienes hasta la coronilla con tus estupideces "Oh amo a Mina" "Oh, dinero, dinero"

—¿Qué les pasa a todas ustedes hoy? —Mina dice exasperada, empujando a Chaeyoung fuera de su regazo.

—¿De verdad quieres saber, hermanita? —Nayeon se pone de pie y se acerca a su hermana que está sentada aún. —¿De verdad quieres saber por quién estamos aquí?

Chaeyoung pasa saliva pesadamente, su respiración se agita cuando Nayeon comienza a hablar: —Mira, resulta que tengo ciertos contactos en hacienda, no es sorpresa —está vez se dirige a Chaeyoung — ¿O cómo crees que puedo desviar los impuestos tan fácil, mocosa?

—Callate, Nayeon. —Susurra la menor, esperando que eso detenga su confesión.

La mencionada la ignora y otra vez habla con Mina— Total que me contó un pajarito que el día siguiente de la inauguración del nuevo edificio, recibieron una llamada anónima queriendo reportar una anomalía. Supongo que esa anónima les dio información valiosa y hacienda hizo el resto. ¿Sabes que pasó esa noche, Mina?

Mina rueda los ojos —¿Qué?

—A Chaeyoung le encanta el dinero, se lo diste a manos llenas y ahora es una mal agradecida necesitada de más. Esa noche me intentó seducir, le dije que no, hasta que la golpee. Que casualidad que al día siguiente hacienda recibiera tal llamada ¿no?

La mandíbula de Mina parece a punto de explotar, mira a Chaeyoung quien tiembla como chihuahua en su lugar. Tiene miedo de perder a Mina, tiene miedo de perderlo todo. —¡Sal de mi casa!

Grita, grita muy alto. Lo más alto que la han escuchado tanto su hermana como su protegida. Chaeyoung se sorprende cuando Mina apunta a Nayeon —¿Cómo puedes decir eso, Nayeon?

La hermana mayor se encoge de hombros, toma su bolso y antes de salir por la puerta sentencia una frase que se queda en el cerebro de Mina: —Qué no se te olvide, Mina. Yo soy tu sangre, ella es nada y podría trepar a cualquiera con tal de conseguir más.

La cachetada suena en toda la sala, la mejilla roja de Nayeon es elevada por una sonrisa cínica y al parecer indolora. —Nos vemos por ahí, Chae —Y sale del lugar.

—Mina, gracias por creerme de ver...

Otra cachetada suena, está vez más fuerte que cualquier otra que se haya escuchado en la estrepitosa mañana. —¡Le creo a ella, Chaeyoung!

—Pe-pero... yo— Chaeyoung se queda sin palabras, agacha la cabeza —Me iré.

—¡No! Te quedarás aquí, sé agradecida por una puta vez en tu vida. Creo que hiciste eso, pero de hoy en adelante me vas a prometer una cosa Chaeyoung.

—Sí, lo que sea Mina, por favor.

—Antes que nada ¿le dijiste a hacienda sobre Dahyun? —Chaeyoung niega con desesperación, no sabe en qué momento ha descendido hasta el suelo, poniéndose sobre sus rodillas mientras abraza las piernas de Mina.

—No, no lo hice. Perdoname, Mina no sé lo que estaba haciendo —la mayor acaricia el cabello de Chaeyoung, cierra los ojos y de nuevo tiene esa sensación que tanto le gusta, la sensación de poder.

Por un momento no importa que la mujer hincada ante ella haya intentado seducir a su propia hermana, no importa que haya puesto en riesgo su amistad con Sana y Momo. Por un momento no importa nada, así que toma la barbilla de Chaeyoung y hace que la mire.

—Prométeme que no harás algo así de nuevo, y yo te daré todo. Todo.

Chaeyoung voltea hacía arriba y con la boca llena de mentiras, porqué sabe que Mina también miente, le contesta: —Te lo prometo.

—¿¡Qué hacen aquí!? —la señora Kim grita exasperada al ver a las adultas en su sala, protegiendo a Dahyun.

—Venimos a solucionar las cosas, señora Kim —dice Momo, sosteniendo la mano de Sana. Dahyun se encuentra detrás de ella.

—¡No quiero saber! ¡Largo de mi casa!

—Mamá, escuchalas.

—¡Kim Dahyun! Ven aquí. —La señora está alterada, incrédula de que las personas en las que confío se hayan aprovechado así de su hija.

—¡Mamá! Yo las amo.

—¿Crees que eso me importa, Dahyun? Ven con tu madre, por favor. Recibí llamadas de las casas de moda y me piden explicaciones. No quieren que les vendamos más tela, estamos en graves problemas por su culpa.

—Podemos resolver eso, somos allegadas y embajadoras de esas casas. Por favor, señora Kim.

Su madre rodea a las japonesas y jala a su hija hacía ella, y en ese momento Dahyun sabe que ha perdido. —¡No quiero tener nada que ver con ustedes! No busquen a Dahyun, no quiero verlas.

Comienza a jalar a Dahyun para subir las escaleras, pero la joven se resiste mientras Momo y Sana sienten que sus corazones se desgarran poco a poco.

Momo ve la escena en cámara lenta, la seguridad de la familia Kim ha llegado para echarlas de aquella mansión. Sana se agita con brusquedad, pidiendo que la suelten, lágrimas caen de sus ojos.

Unos brazos fuertes la toman a ella también, ella no grita, ella no llora. Ella mira a Dahyun quien lucha contra su propia madre, buscando la manera de llegar a ellas... se esfuerza, quiere un último beso, un último abrazo.

Momo y Sana también lo quieren, ellas quieren abrazarla, darle un beso y hacer que el dolor en su corazón desaparezca. Porque a pesar de lo irracional, de lo moralmente incorrecta que es su relación, ellas se aman.

Y eso duele.

Al día siguiente, Dahyun no aparece en la escuela. Ni a la semana siguiente.

—Rápido, Kim. Tu primera clase te espera —la señora mayor le dice. El clima es muy frío y está temblando. —¿Tienes frío?

—Sí —responde a secas Dahyun. Muy débil para seguir llorando y lamentandose de confiar en ella.

—Así es Suiza, bienvenida al internado, jovencita.

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:OOOOOOOOOOOOOO así quedé y eso que ya estaba planeado JAJAJAJAJJAJA

Damnnnnnnn que agusto escribí este capítulo, necesito sus opciones ¡ya!, la verdad es que le puse tequila a mi agüita de jamaica y ni sentí las dos horas que estuve escribiendo, pero lo disfruté demasiado.

Perdón por desaparecer tanto, un poco de contexto es que ha habido cambios muy grandes en mi vida, el principal es que tengo un trabajo más exigente y pues llego muy cansada a mi casa después de mi jornada y de la uni por la mañana, pero ya casi salgo de vacaciones e intentaré darle seguimiento a mis historias.

Les quiero dar las gracias por su paciencia, por sus comentarios en mis anuncios y por los ánimos, intentaré seguir aquí por más difícil que sea.

También le quiero dar las gracias a mi novia, hoy pase el día con ella y su simple presencia me inspira a escribir, ojalá mis palabras fueran suficientes para describirla pero no me alcanzaría la vida para hacerlo. Te amo, amorcito.

En finnnnnn!!!!! Espero que me comenten mucho, amo ver sus opiniones.

Besos, les quiero. 

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