Tres.

No había podido dormir casi nada, pensando en todo. En Taehyung, en el bebé, mi carrera, mis padres, en fin tenía muchas cosas en la cabeza. También había llorado y traté de no hacerlo, para no tener los ojos hinchados después. Pero fue casi imposible evitarlo.

Prendí mi celular, lo había apagado para ahorrar la batería. Eran las siete de la mañana. No tenía mensajes, ni llamadas.

Me levanté de la cama, me puse mi ropa de nuevo y salí de la habitación. Justamente Yoongi salía de la suya, sosteniendo una laptop en una mano.

–Buenos días –casi ni me miró, tenía su atención en la pantalla– En el baño hay un cepillo nuevo, en el estante. –Siguió su camino hacia la sala. No me dio el tiempo de responder de vuelta.

Entré al baño y busqué el cepillo en donde me indicó, me dispuse a lavarme la boca. Me eché agua en la cara, y me miré en el espejo. Tenía unas ojeras algo marcadas, mis ojos un poco hinchados, se notaba que estaba pasando por un mal momento.

Me dieron náuseas, pero no tan fuertes. Tomé varias respiraciones tratando de calmarme y salí del baño luego de unos minutos.

Me conseguí con Yoongi en la sala, estaba sentado en el sillón con el ordenador en sus piernas, había una taza con lo que suponía era café, en la mesa frente a él.

–Buenos días. –Mi voz estaba un poco rasposa. Él alzó la vista y asintió como en forma de saludo.

Me miró por unos segundos, observando todo mi rostro. Yo bajé la mirada, sentía que con sólo verme podía leer todo el embrollo en mi cabeza.

–Pensé que despertarías un poco más tarde. –Dijo.
No había mencionado nada con respecto a mi estado y lo obvio que era, que me sucedía algo. Me sentí aliviada por eso.

–Estoy acostumbrada a despertarme temprano. –Me encogí de hombros.

–Si tienes hambre, puedes ver en la cocina y comer lo que quieras. –Volvió su atención, a lo que fuera, que estuviese haciendo en la laptop.

Tenía que comer pero tenía miedo de que, si ingería algo, terminara por devolverlo. Pero no sólo era yo, tenía que pensar en el bebé.

Mi bebé.
Era raro tener que pensar en eso, que dentro de mí crecía alguien que dependería de mi por mucho tiempo.

Debía comprar las vitaminas que me había recetado la doctora, pero para eso tenía que pasar por el apartamento y no tenía las llaves. Él seguramente no estaría allí, así que tendría que esperar.  Fue una estupidez irme así. Tenía que comunicarme con Taehyung, por más que me doliera.

–¿No tienes hambre? –La voz del chico sentado frente a mí, me había devuelto a la realidad. Asentí y me hizo un gesto con la mano señalando hacia la cocina.

Entré en ésta. sintiéndome extraña por estar revisando el lugar de una persona que a penas conocía. Pero él parecía no tener ningún problema con ello. 

Tomé un paquete de pan, me haría un sándwich. Abrí el refrigerador, estaba muy surtido, miré por unos breves segundos y saqué las cosas con lo que  rellenaría. No sabía si él ya habría desayunado, así que salí a la sala de nuevo. Yoongi se encontraba hablando por teléfono, llamé su atención y volteó a mirarme, le hice un gesto como preguntando: ¿ya desayunaste? Y el sólo asintió y siguió hablando.

Tenía el ceño fruncido, no sabía si estaría molesto por algo o qué, aunque era una persona seria de todas maneras.

Volví a entrar a la cocina para continuar con la preparación del sándwich. Me lo comí allí mismo. No quería estar en la sala y que Yoongi pensara que quería escuchar su conversación.

Al terminar, me aseguré de dejar todo limpio y ordenado. Salí de la cocina, pero él no estaba en el mueble, me senté en éste a esperar, al rato escuché una puerta ser cerrada. Yoongi salió del pasillo, se había cambiado y ahora tenía una gorra puesta.

–Vamos. –Dijo y se acercó al comedor para tomar unas llaves que estaban allí, las de su auto.

Bajamos hasta el estacionamiento en silencio, nos montamos en su auto y arrancó saliendo del gran edificio. Sólo hablamos cuando él preguntó la dirección exacta y yo le respondí dandole indicaciones.

Estaba nerviosa otra vez, no sabía cuáles podrían ser las reacciones de mis padres. Ellos no eran tan estrictos pero sí algo conservadores, más que todo papá. Creo que para él sería difícil digerirlo.

–¿No volverás a tu apartamento? –Cuestionó el chico a mi lado, interrumpiendo mis pensamientos.

–No lo creo. –Suspiré.

–¿Tan grave fue la pelea con tu novio?  –paramos en un semáforo en rojo y giró para mirarme– Disculpa si soy un entrometido.

–Descuida –desvié mi mirada hacia el frente– y sí, terminamos, de hecho.

Me costó mucho decir aquello pero traté de disimularlo.

–Qué mal. –Arrancó de nuevo. Y no volvimos a hablar. Yo volví a hundirme en mis pensamientos.

Al rato, de casualidad giré la cabeza en su dirección, y vi que él miraba los movimientos que yo hacía con mis dedos por los nervios, luego fijó su mirada en la carretera nuevamente.

Quizás quería hacerme más preguntas, pero como él había dicho, no quería ser entrometido. Aunque yo tampoco estaba dispuesta a seguir hablando sobre el tema. No, si quería evitar el llanto.

A partir de ahí, lo que quedaba de trayecto no entablamos conversación nuevamente, sólo se escuchaba las canciones que pasaban en la radio.

Luego de casi una hora llegamos al área donde viven mis padres, él se estacionó al inicio de la calle donde quedaba mi casa, gracias al GPS. Antes de salir del auto, me volteé a verlo.

–Muchas gracias por todo, Yoongi. –Le agradecí de corazón.

–No hay de qué, Tami. –Sonrió levemente de lado. Primera vez que lo veía sonreír o casi sonreír, se notaba que no lo hacía seguido.

Me quité el cinturón de seguridad y salí del auto. Me incliné para verlo.

–Adiós, conduce con cuidado. –Agité la mano en despedida.

–Lo haré, adiós. –Cerré la puerta y esperé a que arrancara.
Cuando lo hizo, emprendí mi camino hasta la casa de mis papás. Sólo fueron unos metros.

Llegué a la puerta y toqué el timbre, mis llaves se habían quedado en el apartamento, obviamente. Me mordí el labio con nerviosismo y me pasé las manos por el cabello varias veces. Pasaron unos minutos hasta que abrieron la puerta, era mi mamá.

–¿Tami? –estaba sorprendida al verme y más a esta hora de la mañana– cariño, ¿que haces aquí? Pasa, pasa. –Se hizo a un lado y yo entré a la casa.

No era que no los visitara seguido, siempre encontraba un tiempo para hacerlo. Aunque tenía un mes que no los veía, pero si hablaba con ellos continuamente. Era raro que estuviese aquí si debía estar en la universidad, y por cómo me miraba mi madre, sabía que había sucedido algo. Además que cuando venía siempre les avisaba.

–¿Perdiste tus llaves? –Volvió a hablar.

–Mamá, necesito hablar con ustedes. ¿Papá se encuentra? –Cuestioné. No quería darle más vueltas, necesitaba decírselos y quitarme un peso de encima.

–Si... Está arriba, en un rato debe ir a la oficina. ¿Estás bien, cariño? –Ahora su mirada era de preocupación total. –¿Te pasó algo?

–¿Puedes llamarlo? –Evadía sus preguntas y eso hacía que su preocupación aumentara.

Ella asintió, subió la escaleras para buscar a mi papá, yo caminé hasta la sala de estar y me senté en el mueble más grande. Sentía que sudaba y movía mi pierna sin parar.

Escuché unos pasos y aparecieron mis padres entrando a la sala. Mi papá se acercó, yo me levanté y éste me recibió en sus brazos.

–Hija, ¿qué pasó? –Se separó de mí y me miró, también parecía preocupado. Verlos así, hizo que volvieran las ganas de llorar, pero traté de contenerme.

–Tengo que contarles algo. –Dije en un hilo de voz. Me senté en el mueble de nuevo, mi madre se sentó en el más pequeño frente a mí.

–¿Terminaste con Taehyung? –Inquirió mi padre, asentí. –¿Por qué? ¿Te hizo algo? –Volvió a preguntar, serio.

Yo suspiré y pasé mi mirada entre los dos. Sentía que no podía retener más las lágrimas y éstas se deslizaron por mis mejillas.

–Cariño, puedes decirnos. –Mi madre habló dulcemente. Yo bajé la mirada hasta mis manos y respiré profundo antes de soltar la bomba.

–Yo...estoy...estoy embarazada. –Pronuncié con voz temblorosa. Me tapé el rostro con las manos. No escuché nada y miré. Ambos tenían una expresión de total shock en sus caras.

Mi madre volteó a ver a mi padre, este se tocó el mentón como pensando en qué decir.

–Estás consciente que arruinaste todo, ¿no? A penas estás comenzando tú vida, Tami. ¿Cómo pudieron ser tan irresponsables? –Soltó en tono fuerte. Mi madre sólo se limitó a verme como si no pudiera creer lo que yo acababa de decirles, tenía una mirada de consternación.

–Lo sé, papá. Créeme que lo sé.

–¿Taehyung se hará cargo? –Cuestionó  él, nuevamente.

–No, por eso terminamos. –Tragué fuerte y pasé las manos por mis rodillas, secando el sudor de estas.

–Nos decepcionaste, Tami. –Mi madre habló con pesar.

Y aquello fue como un golpe para mí. Que mis padres pensaran eso, me dolía muchísimo. Mi corazón volvió a romperse.

–Lo siento tanto. –Sollocé.

–Tú quisiste ir a vivir con ese chico, ¿y ahora nos sales con ésta? ¡Nosotros te dimos todo! ¿¡Cómo harás con la universidad?! –Mi padre estaba furioso y me señalaba con cada palabra que soltaba– ¡Tiraste todo a la basura! Eres una irresponsable.

Mi idea era estar aquí, mientras conseguía otro lugar. Pero no podría soportar que mis padres me vieran con decepción cada día y no imaginé que se lo tomarían así, es decir, tenía una idea clara de que se molestarían. Pero a mi papá, al parecer, le había afectado demasiado la noticia.

–Yo...me iré. Sólo vine a decirles. –Me levanté secándome las lágrimas.

–Tami, puedes volver a vivir aquí. –Dijo mamá. Me miraba seria, pero se notaba que quería llorar.

Antes de que pudiera decir algo, mi padre habló.

–No. –Soltó, sin siquiera mirarme.

–¿Cómo que no, Jinsoo? Es nuestra hija, sea lo que sea, debemos ayudarla. –Mi madre se levantó del mueble y lo enfrentó.

Yo no quería que ellos pelearan por mi culpa. Así que empecé a caminar para subir y entrar a mi antigua habitación. Me llevaría algunas cosas que aún tenía allí.

Ella misma se buscó esto, Lía. Ahora que asuma las consecuencias.
Eso fue lo último que escuché antes de  subir las escaleras.

Entré en mi cuarto, todo seguía igual de como cuando lo dejé, aunque no había pasado mucho tiempo. Me fui hasta mi closet y busqué un bolso, metí la ropa que había dejado aquí, que no era mucha, también otras cosas de uso personal. Cuando terminé, me colgué el bolso en el hombro, y bajé nuevamente.

Busqué a mis padres, estaban en la cocina. Al entrar ellos se quedaron callados, estaban discutiendo.

–Papá, sólo quiero pedirte un último favor –él me miró severo– ¿puedes darme dinero para volver al centro? –Mi tono era bajo, casi un susurro. Sentía vergüenza.

Pensé que no lo haría, pero vi que se llevó la mano hacia el bolsillo trasero de su pantalón, y sacó la billetera. Sacó unos cuántos billetes, muchos más de lo que tenía pensando y me los tendió.

–Gracias. Y...lo siento mucho. –Me disculpé, de nuevo. Los miré a ambos.

–Hija...

–Tranquila, mamá. Estaré bien. –La interrumpí, los miré por unos segundos más. Y me giré para salir de allí.

Salí de esa casa repitiéndome: Estarás bien, Tami. Todo estará bien.

De verdad quería creerlo.

Tomé un autobús de vuelta al centro. Estaba preocupada, el dinero que tenía no sería suficiente para alquilar un apartamento así sea pequeño, lo máximo sería quedarme en un hotel. Pero no era nada rentable en mi situación.

Me había quedado claro que con Dae y Yoona no contaría. Se me vino a la mente, Lis, mi compañera de trabajo. Teníamos una buena relación y quizás podría ayudarme. Le marqué, no me quedaba mucha batería, debía resolver rápido.

–¿Tami? –Respondió al primer tono.

–Hola, Lis. –Traté de hablar lo más calmada posible.

–¿En dónde éstas metida? –Escuchaba algo de ruido a través de la linea, debía estar en la calle. –¿Irás a trabajar hoy?

Ni siquiera había pensando en eso.

–Necesito un favor.

Claro, dime. –Respondió en tono amigable.

–¿Será que puedo quedarme contigo algunos días? Después te cuento lo que pasó. –Me mordí el labio esperando su respuesta.

No tengo problema, linda. –Respiré aliviada. –Tienes que saber que vivo con mi abuela y mis hermanos, pero te haré un espacio.

Volví a preocuparme, no quería estorbar, y no sabía cuántos días serían hasta que pudiera conseguir un lugar para vivir.

Se me vino otra persona a la mente, pero me daba mucha vergüenza de sólo pensar en pedirle ayuda. Pero era otra opción.

–Bueno, yo te aviso cuando me iré para allá. Muchas gracias. –Le dije aquello, porque no quería que pensara que no estaba apreciando su ayuda.

No es problema, Tami. Nos veremos en el trabajo, ¿no?

–Si, si...seguro. Hablamos después, casi no tengo batería.

Cuídate, linda. Nos vemos. –Colgué.

Después de un buen rato el autobús llegó al terminal, de ahí caminé hasta la estación de metro más cercana. Iría al edificio de Taehyung, quería ver de casualidad si estaba o si había dejado mi llave con el conserje.

Quería recoger mis cosas, aún no sabía si irme a lo de Lis o recurrir a la otra opción que había pensado.

Agradecía que no me habían dado más náuseas, necesitaba estar bien.

Después de unos minutos, ya estaba entrando al edificio. Subí por las escaleras, ya que el ascensor estaba en reparación. Afortunadamente no eran muchos pisos. Llegué a la puerta del apartamento, me entraron unas inmensas ganas de llorar, porque recordé lo de la noche anterior. Toqué un par de veces y esperé. Taehyung no estaba en casa.

Bajé hasta planta y fui hasta la conserjería, toqué y al segundo abrió, Lee, uno de los conserjes del edificio.

–Hola, Tami –hice una reverencia leve– ¿Necesitas algo? –Preguntó.
Lee, como todos lo llamaban, era un hombre de unos cuarenta años. Era muy amable.

–Lee, ¿cómo estás? Una pregunta, ¿de casualidad Tae no dejó mis llaves aquí?

–Ehm... No. Él no ha pasado por aquí. –Se encogió de hombros. –¿Las dejaste arriba?

–Si y pensé que él podría haberlas dejado aquí.

–Si quieres llamo a un cerrajero. –Ofreció.

–No tranquilo, yo esperaré. –Sonreí un poco. –Hasta luego, Lee.

–Hasta luego, Tami. Ten un buen día. –Me incliné de nuevo y me giré para salir del edificio.

Caminé por la acera sin saber qué hacer, revisé mi teléfono pero ya se había apagado.

Lo que necesitaba era que me dijeran: "Caíste, saluda a la cámara". Pero eso no sucedería.

No lo pensé más y caminé hasta la estación del metro. No sabía dónde vivía Lis, y ya no tenía como comunicarme con ella, por ahora. Así que iría al lugar donde vivía Yoongi, él era mi otra opción. Me moría de la pena, pero estaba desesperada.

Luego de unos veinte minutos llegué al lugar. Recordaba el camino y cuál era el edificio. Crucé la recepción del mismo, hasta donde estaba el vigilante en su casilla.

–Hola. –Saludé al hombre detrás del mostrador. Este estaba leyendo un libro y cuando escuchó mi voz, centró su atención en mi.

–Hola, ¿en qué puedo ayudarte? –Preguntó amable.

–Ehm... Quiero saber si Min Yoongi se encuentra en su apartamento.

Cuando dije aquello, él me miró curioso y se tomó su tiempo para responder.

–Soy una amiga, yo vine ayer. –Volví a hablar.

No podía comprobar eso puesto que la noche anterior no pasamos por allí, sino que subimos directo desde el estacionamiento. Y hoy habíamos hecho lo mismo para bajar.

–Déjame llamar al apartamento. –Asentí. Me recosté del mostrador, apoyando mi codo en este. El hombre llamó, pero no hubo respuesta. En serio, esto no podría ser peor. –Al parecer no está.

–Bueno, gracias de todas maneras. –Respondí desanimada. Él asintió y volvió su atención al libro.

Salí de allí y me senté en la acera a un lado de la entrada del estacionamiento, me quité el bolso y lo dejé a un lado. Me sentía agotada, tanto física como mentalmente. Si alguien me hubiese dicho que yo pasaría por esto, definitivamente no le hubiese creído, en absoluto.

Decidí quedarme sentada ahí, pensando en que haría. Me sentía abrumada.

Pasaron como diez minutos, hasta que vi que se acercaba un auto, me fijé bien y era el del chico que estaba buscando.

Pasó a mi lado entrando al estacionamiento, pensé que no me había visto. Me puse de pie y me quedé meditando la idea de pedirle ayuda o no. Estaba contrariada y desesperada.

Quizás lo mejor hubiese sido insistirle a papá, para quedarme en casa.
Quizás lo mejor sería aceptar la ayuda de Lis.
Quizás lo mejor...

Salió del estacionamiento.
Yoongi, salió del estacionamiento.

Se acercaba con una expresión confundida en su rostro. Lo comprendía, es decir, me había llevado a las afueras y ahora me veía nuevamente aquí.

–¿Qué pasó? –Preguntó al estar frente a mi. Alternó su vista entre mi cara y mi bolso, que estaba en el suelo, para luego volver a fijarla en mí.

Yo tomé una respiración profunda para comenzar a explicarle.

–Pues, discutí con mis padres. A ellos nunca les cayó bien mi novio...bueno, mi ex –corregí– así que me corrieron. Como te dije anoche, no tengo a dónde ir y mis amigos no están aquí. –Mentí, aunque mi padre si me había corrido o eso había dado a entender. –No entiendo que hago aquí, mejor me voy, fue una idea absurda. –Hablé rápido y me giré dispuesta a irme. Me había arrepentido.

–Hey, espera –volteé a verlo de nuevo– no te vayas.

–Yo...en serio, no quiero mole–
Me interrumpió.

–Te ayudaré –Dijo tranquilo. –Puedes quedarte en mi apartamento el tiempo necesario.

Quise abrazarlo pero me contuve, se veía del tipo que no le gustaban los abrazos. Y si lo hacía, quizás se arrepentiría de aceptarme en su casa.

–¿En serio? –No llores, Tami, no es el momento.

–Si te ayudé una vez, puedo hacerlo otra. –Se encogió de hombros.

–¿Ayudas a desconocidos muy seguido? –Me atreví a preguntar.

–No, pero me caíste bien. Además de que tu vida parece un dorama, así que...¿por qué no? –Quise reír, pero no me salió.
Estaba más concentrada en contener las lágrimas, no me gustaba estar tan sensible.

En realidad mi vida se había convertido en eso: un dorama.

–Gracias...yo...de verdad, gracias. –No podía expresarme bien.

–Tranquila, subamos. –Hizo un gesto con la cabeza para empezar a caminar hacia la entrada. Yo tomé mi bolso y lo seguí.

Pasamos por la recepción, Yoongi saludó al vigilante con la mano y este le devolvió el saludo, tenía una expresión curiosa como hace un rato atrás cuando hable con él. Nos metimos al ascensor.

–¿No deberías estar trabajando? –Cuestioné de forma casual, después de todo conviviríamos.

Aún me parecía una locura todo esto, pero no me quedaba de otra y él estaba dispuesto a ayudarme.

–Lo estaba, pero se me olvidó algo y vine a buscarlo –asentí comprendiendo– ¿Trabajas? ¿Estudias? –Inquirió.

–Trabajo en un bar-restaurante, J.J Luxury, ¿lo conoces?

No hablaría sobre la universidad porque no iría más. No tenía caso mencionarla si me retiraría, por ahora.

Las puertas del ascensor se abrieron y salimos.

–Si, he ido un par de veces. Pero nunca te he visto o no lo recuerdo. –Abrió la puerta del apartamento, entramos.

–Llevo un tiempo trabajando allí, soy bartender. –Coloqué mi bolso en el mueble y me giré a verlo. –En serio, gracias por dejar que me quede aquí, prometo que no será mucho tiempo.

–Te repito que no es problema. –Se rascó la nuca. Me llamó la atención ese gesto, se vio adorable a pesar de la expresión seria que siempre cargaba. –Ponte cómoda. –Asentí.

–¿Tienes un cargador que me prestes? –Pregunté apenada.

–Claro, lo buscaré. –Se fue por el pasillo.

Volví a apreciar el lugar, me gustaba y me sentía cómoda aquí. Menos mal había traído las cosas de mi antigua habitación, necesitaba tomar un baño. Se me había cruzado por la mente no ir al trabajo hoy tampoco, pero con toda la situación, debía ahorrar lo más que pudiera y no me podía dar el lujo de faltar de nuevo. Recordé que tenía un uniforme limpio en mi casillero, así que ese tema no me preocupaba.

Por ahora mantendría oculto, el asunto de mi embarazo, a Yoongi. Esperaba irme antes de que comenzara a notarse.

Él regresó con el cargador y unos papeles, supuse que eso era lo que había venido a buscar.

–Ten. –Me lo extendió. –Conectalo ahí. –Me señaló un toma corriente, al lado del mueble.

–Gracias. –saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón y lo conecté.

–Debo irme, te anotaré el código de seguridad. –Fue hasta la barra, tomó un papel y un lapicero que había allí y anotó los números. –Nos vemos después, Tami. –Caminó hasta la puerta.

–Yoongi. –lo llamé y él se giró– se me ocurrió que puedo ayudarte con lo de la limpieza aquí, ya sabes, como agradecimiento.

–No es necesario. Le pago a alguien para que lo haga una vez por semana.

–Insisto, puedo hacerlo yo mientras me quede. También te pagaré por dejarme estar aquí. –El me miró por unos segundos como analizando la idea.

–Luego hablaremos de eso, ¿si? –Asentí. Y él se despidió con la mano antes de salir.

Agradecí al cielo el haberme topado con una persona como él. Bueno, en realidad que él se hubiese topado conmigo. ¿Quien metía a su apartamento a una persona que a penas conocía?

¿Tendría novia?
No quería que se ganara un problema por tenerme aquí.

Entré en la habitación dónde había pasado la noche, solté mi bolso sobre la cama y me senté en ésta. Exhalé profundamente. Mi vida había dado un giro radical y no era momento de quejarme, debía ser fuerte.

Pasé una mano por mi abdomen y la dejé reposada en mi vientre. Una vez leí que la mayoría de las madres, al enterarse del embarazo, inmediatamente sentían una conexión con el bebé, sentían amor. Yo no sentía eso, pero creo que era porque aún no lo terminaba de asimilar. Sólo sabía que debía hacer todo lo posible por estar bien.

Me fijé en una puerta al otro lado de la habitación, me levanté para abrirla y me di cuenta que era un vestidor. Saqué las cosas de mi bolso y coloqué la ropa allí.

Salí de la habitación y caminé hasta donde había dejado mi teléfono cargando, ya se había encendido. Busqué el contacto de Taehyung y lo pulsé para llamar. No atendió.
Decidí enviarle un mensaje.

TaeTae🐯
Taehyung avísame cuando estés en el apartamento. Necesito buscar mis cosas.
11;56 am

Tenía que cambiar el nombre de como lo tenía registrado.

Esperé unos minutos a ver si respondía pero nada. Dejé el teléfono sobre el mueble y me dirigí al baño. Me daría una ducha e iría a la farmacia para comprar los suplementos vitamínicos.

Con el dinero que me había dado mi padre, pude comprar las vitaminas que necesitaría. Regresé al apartamento, y ahora me encontraba cocinando, tenía hambre. Cociné suficiente para dos, por si Yoongi cuando llegara, quisiera comer.

Cada tanto revisaba mi celular, aún no me llegaba respuesta de Taehyung. Lo llamé varias veces y seguía sin contestar. Era un idiota.

Una parte de mi seguía queriéndolo, eso no se me pasaría tan rápido y otra parte, sentía mucha rabia por haberme hecho esto. Por haberme dejado sola. ¿En dónde estaba el amor que supuestamente me tenía?






Ya estaba lista para ir a trabajar, había dormido un poco en la tarde. Lo necesitaba. Yoongi no había llegado y no sabía si lo haría pronto. Decidí dejarle una nota antes de irme.

"Fui a trabajar, regresaré en la madrugada.

Pd: Te guardé comida, espero sea de tu gusto.

Tami. "

Dejé el papel sobre la barra, ahí podría verlo fácilmente.
Caminé hasta la entrada me coloqué mis zapatos. Estaba haciendo algo de frío, el suéter que llevaba no sería suficiente para soportarlo. Vi que Yoongi tenía chaquetas colgadas en un perchero, me tomé el atrevimiento de agarrar una y ponérmela, me quedaba un poco grande pero no le di importancia. Salí de allí, rumbo a mi trabajo.

Desde Insa-dong hasta Gangnam, donde queda mi trabajo, no era tan lejos. No me quedaba tan lejos como anteriormente lo hacía.

Entré en el vagón del metro, busqué con la mirada un asiento vacío, afortunadamente había uno y me senté.
Vamos Tami, tienes que seguir con tu vida. Por los dos.



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Que locura por lo que está pasando Tami:cc

Les está gustando la historia? Espero que si c;

Gracias por leer💜

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