Nueve.
16 semanas de embarazo.
Era el día de la cita, ésta vez sería en la tarde, pero no sabía si Yoongi me acompañaría como me había dicho anteriormente. Desde hace un par de semanas que lo notaba algo distraído o pensativo, había días que no hablábamos mucho.
Quería darle su espacio por como había reaccionado la vez pasada y no sabía cómo abordar el tema pero de verdad me preocupaba. Algunos días eran mejores que otros.
La cita sería en una hora, Yoongi no estaba en casa y no había hablado con él, porque me desperté y ya no estaba. El día estaba extrañamente nublado y algo frío, así que me había colocado un pantalón y una blusa suelta, cuando saliera me pondría un abrigo. Agradecía éste clima porque estaba sufriendo con el calor, por las hormonas me pegaba mucho más, aunque llegué a creer que el aire acondicionado estaba averiado. Yoongi se burlaba de mi por eso.
Me vi en el espejo, no podía creer que ya tenía cuatro meses, el tiempo estaba pasando muy rápido. Mi vientre estaba más abultado y se notaba que había aumentado unos cuántos kilos. Por ahora dormía bien, la Doctora me había recomendado hacerlo de lado en cuánto el embarazo fuera avanzando. Mi abuela en una de sus llamadas me dijo que con las semanas probablemente no me sentiría tan cómoda al dormir. Al menos ya no me daban náuseas y eso era un alivio.
Busqué mi bolso de maquillaje y el espejo que utilizaba para esto, me senté en la barra de la cocina para comenzar a maquillarme. Me gustaba mucho hacerlo, para algunas personas quizás era tedioso, pero a mí me relajaba.
Mi celular comenzó a sonar cuando terminaba de aplicar la base, atendí colocándolo en altavoz para continuar.
–Hola, Yoongi.
–¿Cómo están?
–Bien, ¿pasó algo?
–No, nada sólo quería avisarte que hoy saldré tarde, quizás en la madrugada. –Me di cuenta que no se acordaba de la cita y hace dos días le había dicho que era hoy, pero no sabía si me había prestado atención. –¿Tami?
–Ah, está bien. –Respondí algo decepcionada. Odiaba tener que ir sola, pero tampoco podía obligarlo a que me acompañara, era claro que tenía cosas que hacer.
–¿Qué haces?
–Me estoy maquillando, hoy voy con la Doctora.
–Mierda –sonreí al escucharlo– se me olvidó por completo.
–Está bien, no te preocupes.
–Yo...te prometo que la próxima vez te acompañaré, lo anotaré en mi teléfono.
–Descuida, tonto. –Dije restándole importancia al asunto.
–Tengo que irme, tonta. Me cuentas como te fue.
–Claro. –Cortó.
Salí del edificio luego de hablar brevemente con Matt, tenía tiempo de sobra así que decidí ir caminando hasta la estación del metro. Cuando estaba esperando que llegara, junto a otras personas, mi celular comenzó a sonar. Era Yoongi, de nuevo.
–Hola...–
–¿Dónde estás?
–En el metro, ¿por qué? –Fruncí el ceño.
–¿Qué haces ahí? Estás embarazada, debiste tomar un taxi.
–Estoy embarazada, no inválida. No tiene nada de malo –sonreí burlona a pesar de que no pudiera verme– No exageres, Yoongi. –Escuché una exhalación profunda de su parte.
–Sal de la estación, pasaré a buscarte.
–Pero dijiste que...–Me interrumpió.
–Sé lo que dije, te acompañaré y luego volveré a la empresa.
–Está bien.
Después de colgar, salí de la estación y me senté en unos bancos que estaban fuera de ésta. Me sentía aliviada porque ésta vez no iría sola, ya estaba experimentando los nervios de la vez anterior, aunque no quería que mi amigo dejara su trabajo de lado por mi. Pasaron unos diez minutos y el auto de Yoongi se estacionó a unos metros de dónde yo estaba. Me acerqué y abrí la puerta de copiloto.
Cuando me subí, sobre mis piernas cayó un paquete de galletas dulces, miré a Yoongi con una sonrisa.
–Gracias. –Él me devolvió una pequeña sonrisa de lado.
–Ponte el cinturón. –Lo hice y cuando estuvo en su lugar, arrancó.
Abrí el paquete porque de repente se me antojó comer galletas. Culpa de Yoongi.
–¿De verdad quieres acompañarme? –Hablé luego de unos minutos en silencio. –No quiero que te sientas obligado, es decir, yo entiendo que tengas cosas que...–
–Tami –dijo antes de que pudiera terminar y cruzamos miradas por unos segundos– yo no hago nada por obligación. Tengo muchas cosas en la cabeza por el trabajo y se me olvidó, pero te dije que te acompañaría, eso es lo que haré. –Hablaba mirando al frente, con su típica expresión seria.
–Eres un lindo. –Le pellizqué la mejilla y él chasqueo la lengua. –No quiero que tengas problemas en tu trabajo.
–No te preocupes. –Se encogió de hombros.
Llegamos al hospital y tuve la suerte de que sólo hubiese una persona antes de mi, así que no esperamos mucho. Cuando fue mi turno, entré seguida de Yoongi, estaba algo nerviosa pero no tanto porque él venía conmigo.
Después de presentarle a Yoongi a la Doctora Jung, ella me pidió que me acostara en la camilla y me subiera la camisa para que pudiera aplicar el gel frío.
Al ver la imágen de mi bebé me emocioné mucho, le eché un vistazo a Yoongi que estaba a los pies de la camilla y él también veía la pantalla, mientras sostenía mi abrigo.
–Mira como se mueve, aunque no lo sientas ahora, pronto lo harás. –Habló la Doctora en un tono dulce como siempre.
–¿Ya puedo saber el sexo? –Pregunté.
–Por ahora no puedo decirte con seguridad, linda. No quiero hacerte ilusiones, en el próximo eco podría darte una respuesta concreta. –Sonrió viéndome, asentí. –¿Qué quieres que sea?
–No tengo preferencias, sólo espero que nazca sano. Aunque algo me dice que será niña.
–Está muy sano, ya veremos en la próxima cita si tú presentimiento es real o no.
Se me salieron las lágrimas y es que escuchar que todo iba bien me hacía sentir muy feliz. Al terminar, me dio una servilleta para limpiarme el gel.
Yoongi me ayudó a reincorporarme en la camilla, y me sequé las lágrimas con los dedos.
–Ten. –Lo miré y me ofrecía un pañuelo, lo tomé dándole las gracias.
–Se nota que cuidas a tu amiga. –Habló la Doctora Jung, mirando a Yoongi.
–Él me ha ayudado muchísimo. –Comenté. Miré al pelinegro y sonrió apenado.
–Eso está muy bien –asintió– vamos a pesarte, Tami y ya terminaremos por hoy.
Después de un rato, nos encontrábamos caminando por los pasillos del hospital.
–Gracias por acompañarme, Min Yoongi. –Me detuve, viéndolo.
–No las des, Kang Tami, somos bros ¿no? –Reí.
–Lo somos. –Alzó su puño y yo lo choqué. Pero lo tomé desprevenido abrazándolo, me separé a los segundos.
–Odio cuando haces eso, además estamos en público. –Mencionó en tono cansado.
–No seas amargado. –Me fijé en el gorro gris que tenía puesto, se le veía bien. –Me gusta tu gorro.
–Puedo darte uno, tengo muchos más como éste. –Dijo con simpleza.
–Eres un lindo. –Volví a apretarle la mejilla como hace un rato, fastidiandolo.
–Te odio. –Comenzó a caminar de nuevo.
–Me harás llorar, Min Yoongi. –Expresé con burla, colocándome a su lado.
–Oh, si, no queremos eso ¿verdad? –Respondió sarcástico.
Me alegraba qué hoy estuviera más relajado y pudiéramos actuar como siempre.
Ya estábamos en el auto, él me llevaba de vuelta a casa porque debía seguir trabajando.
–Deberíamos empezar a comprar las cosas del bebé. –Más que una pregunta, fue una sugerencia.
–Si, eso creo. –Estaba ansiosa.
–Tami...¿tú odias a Taehyung? –Me tomó por sorpresa que preguntara eso ahora, no habíamos hablado de él desde que le conté cómo fue nuestra relación. –No respondas si no quieres.
–Taehyung tuvo sus razones para actuar como lo hizo y no gano nada sintiendo odio por él, todavía me duele no te lo voy a negar y supongo que lo hace porque aún tengo ciertos sentimientos hacia él, obviamente ya no es como antes porque decidí no atormentarme con lo que un día fue –suspiré– Tengo a alguien creciendo dentro de mi que necesita toda mi atención.
–No estás sola, lo sabes.
–Lo sé, Yoongi. –Sonreí.
Y era un alivio saberlo.
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Me encantan ellos :c
Espero les haya gustado, gracias por leer💜
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