Cinco.

Ya habían pasado unos cuántos días, no me acostumbraba a estar sin hacer nada. Renuncié al día siguiente, de mi ida al hospital.
Pasaba el día leyendo cosas sobre bebés en internet, durmiendo -porque eso sí, me daba mucho sueño- o cocinando. Yoongi ha estado muy ocupado en la compañía, así que pasaba la mayor parte del tiempo sola. Pero hoy él se encontraba en casa aunque solo lo había visto salir una vez del estudio, parecía estar trabajando muy duro.

Era mediodía así que estaba preparando el almuerzo, hoy tenía ganas de comer alguna comida típica de Hawái. Por fortuna mi abuela me había enseñado a cocinar antes de venirme a Corea. Solía hacerle platillos muy deliciosos a Tae.

Taehyung.

Evitaba pensar en él, estaba algo sensible, no quería terminar llorando siempre. Aunque algunas veces me resultaba imposible. Pero me esforzaba mucho en no hacerlo, mi bebé sentía todo y no era bueno que me la pasara llorando.

Terminé de cocinar, hice: fideos fríos, arroz blanco y lomi lomi, que consistía en salmón asado. No sabía si a Yoongi le gustaría o lo había probado alguna vez, pero a mí me gustaba mucho.

Mi abuela me había transmitido su amor por la cocina. De verdad amaba cocinar y lo hacía con gusto. Yoongi solía comer afuera o comprar la comida, pero desde que yo pasaba los días aquí, ya no era necesario.

Serví todo en la mesa y me dirigí por el pasillo para llamarlo.

Toqué la puerta un par de veces, no quería interrumpir pero debía comer algo. A los segundos escuché movimientos y la puerta siendo abierta.

Yoongi lucía cansado y tenía leves ojeras debajo de sus ojos

–El almuerzo está servido.

–Bien, ya voy. –Dijo y volvió a entrar a la habitación.

Yo me devolví a la sala, y me senté en el comedor. Serví zumo de naranja en dos vasos, en eso salió Yoongi y se sentó frente a mi.

–¿Qué es esto? –Señaló el salmón.

–Pruébalo, te va a gustar.

Él me hizo caso y agarró un tenedor para tomar un poco. Esperé su reacción, asintió varias veces en señal de que le había gustado.

–Me gusta el salmón. –Dijo mientras tomaba los palillos para servirse de los fideos.

–Es un plato muy común en Hawái. –Comenté.

–Está muy bueno. –Sonreí satisfecha al escucharlo.

Llevábamos un rato comiendo, sin hablar porque él tenía su atención en algo que escribía en su teléfono.

Yo estaba disfrutando de la comida, hasta que sentí náuseas.

Otra vez no, por favor.

Me quedé quieta esperando a que se me pasara, pero decidí tomar un sorbo de jugo. El pelinegro era ajeno a lo que me pasaba.

La verdad era que tenía que aguantar esto por los primeros meses, al menos así me había dicho la Doctora.

Me levanté porque ya sentía que iba a devolver todo y salí corriendo al baño. Escuché que Yoongi me llamó, pero no pude decirle nada.

Entré y me arrodillé frente al váter, expulsando lo que había ingerido. A los pocos segundos sentí una mano en mi espalda, masajeando en círculos en ésta.

Cuando las arcadas se detuvieron, halé de palanca y tomé el papel que él me ofrecía para limpiarme. Era la primera vez que Yoongi me veía así y me apenaba un poco.

–¿Ya estás mejor? –Asentí sin mirarlo.

Me acomodé el cabello en una coleta alta e hice el ademán de levantarme, a lo cual él me ayudó.

–Gracias. –Mi voz salió temblorosa. Me acerqué al lavamanos para enjuagarme la boca.

–Ve a recostarte después, te haré un té. –Escuché que habló, para luego salir del baño.

Me sentía mareada aún, así que después de cepillarme entré a mi cuarto y me acosté. Siempre que me pasaba esto, esperaba una hora para volver a comer.

Al rato entró Yoongi y dejó una taza en la mesita al lado de la cama.

–Lo siento. –Dije en tono bajo, mirándolo. Él frunció el ceño por eso.

–¿Por qué lo sientes? Estás embarazada, es normal, Tami.

Si...pero igual me daba vergüenza.

Me coloqué de lado y tomé una almohada poniéndola entre mis piernas, así me sentía más cómoda.

–Yo recogeré todo, no te preocupes. Me llamas si necesitas algo. –Habló mientras caminaba hacia la puerta.

–Gracias, Yoongi. –Me miró y asintió antes de salir.

Aún me sentía como un estorbo aquí, pero la verdad es que él estaba siendo muy considerado conmigo.

Me di cuenta que Min Yoongi era una persona que vivía en su propio mundo y que tenía una vida sencilla, sin problemas. Pero ahora había llegado yo a su vida, y sentía que estaba invadiendo su espacio.

Aunque agradecía enormemente él que fuera tan amable conmigo, sus intenciones en ayudarme eran sinceras y de verdad no parecía incómodo el tenerme aquí, como pensé que sería cuando propuso que me quedara, ya sabiendo lo de mi embarazo.

Me reincorporé un poco, para alcanzar la taza y tomar del té. Inmediatamente se me vino a la mente Taehyung, un nudo se instaló en mi garganta.

Me sentía mal por pensar en él, no merecía que lo hiciera. Pero todos los buenos momentos que vivimos, no se podían olvidar tan fácil.

Volví a recostarme cerrando los ojos.



Descansé lo suficiente, así que salí de la habitación sintiéndome mucho mejor. Fui a la cocina, para servirme comida nuevamente, la verdad sentía mucha hambre.

La comida me sentó bien ésta vez.

Se me ocurrió llevarle un poco de comida a Matthew. Así que serví de lo que había hecho en dos envases desechables.

Fui al cuarto me cambié el suéter que tenía, por una camisa y volví a salir.

Justo se abrió la puerta de la habitación de Yoongi, éste ahora tenía ropa de salir. Debía decir que tenía buen gusto para la vestirse, como estudiante de Diseño siempre me fijaba en esas cosas.

Me gustaba su estilo, mucho negro. Pero me gustaba. Combinaba con su aura desinteresada y tranquila.

–¿Estás mejor? –Preguntó al verme.

–Si, ya comí de hecho.
Avanzó por el pasillo y yo lo seguí.

–Bien, yo iré un rato a la compañía. –Fue hasta la entrada para colocarse sus zapatos.

–Espera, bajaré contigo. –Me coloqué a su lado para ponerme los míos.

–¿A dónde vas?

–Le llevaré comida a Matthew, sobró mucha. –Dije con simpleza.

–Es un buen gesto. –Comentó.

–Si, se comportó muy amable la otra vez que me ayudó a subir mis cosas. –Sonreí.

Agarré los envases que había dejado sobre la barra. Yoongi ya me esperaba con la puerta abierta, permitió que saliera primero y cerró.

Caminamos por el corredor y llamamos al ascensor.

–Tienes mucho trabajo, ¿no? –Rompí el silencio.

–Si –suspiró– soy el productor de varios proyectos que están por salir, así que estoy algo ocupado.

Lo miré, recordando algo. Él lo notó y colocó una expresión interrogante.

–¿Qué? ¿Vas a volver a decir que parezco un gato? –Dijo en tono cansado y yo reí.

Las puertas del ascensor se abrieron, salió una pareja que vivía en el apartamento de al lado. Ambos nos inclinamos, apartandonos para que ellos pasaran y nos devolvieron el gesto. Entramos, Yoongi pulsó el botón para que se cerraran las puertas.

–No, sino que mi nov-...ex –me corregí– escucha rap y recuerdo que una vez me mostró una presentación de alguien –él me miraba atento– te pareces a ese chico.

–Pues, posiblemente era yo. –Se encogió de hombros.

Tenía días queriendo preguntarle eso a Yoongi, pero siempre se me olvidaba.

–¡Vivo con una celebridad!–Solté de forma exagerada.

–Tonta. –Puso los ojos en blanco, riéndose.

Las puertas del ascensor se abrieron y yo seguía riendo. Salimos, ambos nos dirigimos hacia la entrada.

–¿Lo dejaste? –Cuestioné curiosa.

–Si, hace un par de años. –Respondió algo seco. No agregó más y yo tampoco dije más nada.

Dejé de caminar cuando estuve cerca de donde estaba Matthew, el cual parecía hablar por teléfono.

–Regreso más tarde. –Yoongi volvió a hablar.

–Cuídate. –Le sonreí levemente.

Se despidió con la mano y yo hice lo mismo.

Me acerqué al mostrador, colocando los envases sobre éste. Matthew se dio cuenta de mi presencia e hizo un gesto para que esperara.

Matthew era un chico algo mayor que yo. Era muy alto, corpulento o el uniforme lo hacía ver así. También era amigable, aunque al principio se mostraba serio, de todas maneras no habíamos hablado mucho. Sólo me había contado que su papá era extranjero, pero que él nació aquí.

–¿Necesitas algo, Tami? –Preguntó al colgar la llamada.
Yo le había dicho que podía llamarme así, sin problemas.

–No, sólo vine a traerte esto. –Señalé la comida. –Como agradecimiento por la otra vez que me ayudaste. Pensé que te gustaría comer algo, pero supongo que ya almorzaste. –Finalicé con una sonrisa.

–Oh, no fue nada. Gracias –sonrió de vuelta– si ya almorcé, pero no te preocupes lo probaré. ¿Lo preparaste tú?

–Si, espero que te guste.

–Lo hará.

–Bueno, subiré de nuevo –señalé detrás de mi– que tengas un buen día.

–Gracias, Tami –Dijo de nuevo y yo le hice un gesto quitándole importancia. –Ehm... ¿Puedo preguntarte algo antes de que te vayas?

Incliné la cabeza a un lado, curiosa.

–Claro.

–Disculpa si soy entrometido, pero ¿eres novia de Min Yoongi?

Era comprensible que pensara eso, si lo había venido a buscar un día y luego me mudé aquí.

–No, no –solté una risita– somos amigos. –Aclaré.

–Su relación era tormentosa. –Habló negando con la cabeza, parecía haberlo dicho más para él. Pero lo escuché perfectamente.

–¿Cómo?

Él me miró con los ojos bien abiertos.

–Eh...–chasqueó la lengua– estoy hablando de más.

–Te escuché, ¿que quisiste decir con eso? –Inquirí.

No quería entrometerme, además yo no le había vuelto a preguntar a Yoongi por su relación, parecía ser un tema delicado para él cuando hablamos de eso la vez anterior. Y en realidad, no era de mi incumbencia. Pero me había dado un poco de intriga gracias a lo que Matthew dijo.

–Pues, vi varias veces como la chica salía llorando de aquí –hablaba inseguro– y una vez él se desahogó conmigo, estaba borracho. Decía que la quería pero no sabía qué hacer con lo que tenían...

–Luego terminaron. –Completé y el asintió.

–No la vi más por aquí...no le vayas a decir que te conté esto. –Pidió con un deje de nerviosismo.

–Tranquilo, no le diré nada. –Le aseguré.

Después de que me despidiera de Matt, y de que volviera agradecerme, subí al apartamento, no me gustaba estar sola pero debía adaptarme. Cuando Yoongi estaba, a pesar de que casi no saliera de su estudio, al menos sabía que se encontraba en casa y no me sentía así.

No me gustaba estar sola porque me recordaba que en realidad si lo estaba, me habían dado la espalda: mis amigas, el que creí era el amor de mi vida, mi familia, aunque mis abuelos aún no sabían nada o eso suponía porque no había recibido noticias de ellos. Prácticamente, con el único que contaba era Yoongi. No pensé que mi vida cambiaría tanto.

Tomé mi laptop para ver una serie, y distraerme para no pensar tantas cosas. Ya no seguiría viendo Stranger Things porque me recordaba a Tae, así que buscaría otra.

Conseguí una que llamó mi atención, me acomodé para verla. Sólo vi el primer capítulo, cuando me dormí y ni me di cuenta. Me desperté sobresaltada, buscando mi teléfono para ver la hora. Eran las siete de la noche.

Me levanté de la cama, me estiré y agarré mi laptop para ponerla sobre el estante.

Sentía ganas de comer algo, así que fui hasta la cocina. Todo estaba oscuro, por lo que prendí las luces en mi camino.

Quería comer algo dulce, era un antojo.


Así fue como terminé haciendo tostadas, colocando fresas picadas sobre ellas, sirope de fresa, crema batida y miel. Lo que conseguí en el refrigerador. Nunca había probado las fresas con pan, pero sabía rico. Había también sirope de chocolate, pero ahora me repugna todo lo que tenga que ver con eso. Cosas del embarazo.

Estaba entretenida sentada en la barra comiendo el manjar de los dioses, cuando escuché el ruido de la puerta.

Yoongi entró a paso lento, estaba cansado. Se quitó el gorro y lo dejó sobre el perchero.

Se dio cuenta de mi presencia y me sonrió leve, acercándose.

–¿Quieres? –Le ofrecí de mi tostada.

–No sabía que a las embarazadas le daban antojos tan raros. –Comentó burlón, haciendo un gesto de que no quería.

–Yo tampoco. –Reí, encogiéndome de hombros.

Él se fue por el pasillo y yo volví a concentrarme en mi tostada, dándole un mordisco. Estaba muy rico, en serio.

A los minutos salió, con un pantalón de pijama y una franela.

–¿Cenaste? –Pregunté, mientras colocaba más crema batida sobre las fresas. Él miraba lo que estaba haciendo. –Te compraré otro bote. –Dije apenada.

–Descuida, tonta. –Había notado que le gustaba llamarme así, pero lo decía en tono amigable. No me molestaba, la verdad. Teníamos cierta confianza como para que lo hiciera. –Y no, me prepararé un poco de ramen, ¿quieres?

–Estoy bien con esto. –Señalé mi plato con la tostada que me quedaba.

Asintió y se dispuso a preparar su cena. No quise sacar un tema de conversación porque él parecía cansado, no quería molestarlo.

A los minutos se sentó frente a mí con un plato mediano, empezó a comer.

–¿Que hiciste hoy? –Preguntó mientras soplaba la porción que tenía en los palillos.

–Comencé a ver una serie, pero me quedé dormida. –Me metí el último pedazo de tostada a la boca.

–Te da mucho sueño, ¿no?

–Si, mucho. –Suspiré sonriendo.

Me fijé su plato, me provocó comer un poco. Pero yo le había dicho que no quería.

–Dormir es bueno, estamos iguales. Yo también duermo siempre, cada vez que puedo. –Sonrió.

Reí, con la atención puesta en su plato todavía.

–¿Quieres? –Alcé la mirada rápidamente como si me hubiesen descubierto haciendo algo malo.

Y bueno en realidad si lo estaba haciendo, era muy obvio que quería, porque no dejaba de ver su plato.

Que vergüenza.

–No... –Comencé a decir. Pero él puso los ojos en blanco, luego se levantó.

–Quedó un poco en la olla. –Tomó la misma y un plato, colocándolo frente a mí y se volvió a sentar.

Me sentía apenada por lo anterior, pero de todas maneras me serví.

–Tengo que controlarme. –Comenté mientras negaba con la cabeza.

–Lo bueno es que fue conmigo y no con otra persona. ¿Te imaginas si hubieses estado en la calle y ves a alguien con un helado? Se lo quitas. –Se burló tapándose la boca con la mano.

–Muy gracioso. –Entrecerré los ojos. Pero riéndome a los segundos.

Sus ojos se volvían aún más pequeños cuando reía. Era adorable, considerando que sus rasgos no pegaban con su personalidad.

Terminamos de comer, me despedí de él pensando en darme una ducha, para luego acostarme a dormir.

Pensé en lo que había dicho Matthew con respecto a Yoongi.

Quizás el ya lo había superado.

Yo estaba en proceso, o hacía el intento.





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Espero les haya gustado, gracias por leer💜

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