XXVIII

El mundo de Jimin de repente se enfocó. Sus huesos se sentían pesados como el hierro y tenía frío por la conmoción, pero un fuego feroz ardía en su interior. Levantó el labio y mostró sus dientes, queriendo morder y herir al monstruo que había amenazado con matar a su cachorro.

Todo giraba a su alrededor y el costado de su rostro latía en consonancia con los latidos de su corazón. Hoseok... ¡Hoseok!

El hombre luchaba valientemente con su gemelo malvado. Ambos estaban cubiertos de heridas y magulladuras, su camisa colgaba de su cuerpo. Cada golpe hacía que Jimin se estremeciera. Hoseok parecía perdido entre el cambio, el cabello oscuro le brotaba a lo largo de la mandíbula y los brazos, y sus ojos brillaban con una ferocidad salvaje. Él estaba luchando duro y el orgullo surgió momentáneamente a través de Jimin.

Algo se calentó en su palma y Jimin se dió cuenta de que todavía estaba agarrando la navaja. Apretando los dientes, se obligó a ponerse de pie y saltó sobre la espalda del hombre. Apuñaló al intruso en el cuello y le cortó el cuello en un esfuerzo por causarle el mismo dolor.

El hombre giró, derribando a Jimin y se volvió hacia él, sus ojos reflejaban sus intenciones. Ya había tenido suficiente, reflexivamente acunó su estómago mientras trataba de arrastrarse de cangrejo lo más lejos posible del hombre.

La sangre goteaba de las heridas que había hecho, el hombre cojéo hacia él.

Esto es todo, pensó Jimin. Iba a morir, Hoseok se acercó por detrás al hombre en un instante, con los brazos alrededor de su cuello como si lo sostuviera. El impostor gruñó y forcejeó, su cara se puso roja, las venas de sus ojos se hincharon. Una grieta de repente atravesó su cuello y sus brazos cayeron sin fuerzas a un lado. Hoseok soltó su agarre y Jongin cayó al suelo manchado de sangre.

Hoseok se dirigió hacia Jimin y recuperó la daga.

—Mira hacia otro lado —gruñó a través de los colmillos, las palabras apenas entendibles.

Jimin adivinó que no era fácil hablar con la boca llena de heridas. A pesar de la orden, no pudo evitar ver como Hoseok hundía la daga en la garganta de su gemelo. Ante el sonido de carne rasgándose y sangre salpicando, apartó su atención. Hizo una mueca cuando el hueso hizo el crujido de cuando Hoseok decapitó al macho.

Mejor prevenir que lamentar, supuso. Pero nunca pensó que este amable y amoroso hombre fuera capaz de semejante acto. Sin duda, Jimin no había pensado que fuera capaz de clavar un cuchillo en varías ocasiones.

Jimin tomó varias respiraciones profundas para intentar recuperarse, pero estaba temblando con fuerza, su corazón rebotando como un frijol mexicano.

—Bebé —La voz de Hoseok era una cálida manta para el menor y él cayó en esos ojos dorados que ahora brillaban con amor —Está bien. Ahora estás a salvo —Jimin se dió cuenta de que había emitido un sonido poco digno. Hoseok lo acunó en sus brazos y no pudo resistir la necesidad de buscar la protección de su alfa —Mi pequeño omega valiente —Hoseok retumbó suavemente. —Enfrentar al gran lobo malo.

Jimin se sintió levantado del suelo frío. Clavó sus dedos en los hombros de Hoseok, y enterró su rostro en el cuello del hombre. Inhaló el olor a sangre, tanto el del mayor como el de su hermano bastardo, y casi se amordazó. Sabía que su alfa debía estar agotado y necesitaba atención médica, pero Hoseok lo llevó a la cabaña como si no fuera gran cosa, lo sentó en el sofá y se arrodilló entre las piernas del menor.

Presionó una tela en el cuello de Jimin e hizo una mueca.

—Tengo que detener el sangrado —dijo su cara tierna, a pesar de estar cubierto de sangre.

—Lo siento —murmuró Jimin, sintiéndose completamente agotado —Pensé que eras tú y salí de la burbuja.

Hoseok asintió y tocó el hematoma en la frente de Jimin.

—Encontré su campamento a unos pocos kilómetros por el camino. Usó un hechizo para ocultar su olor. Probablemente ha estado observándonos durante semanas, meses quizás.

—¿Estás bien? —Interrumpió Jimin.

—Se ve peor de lo que es. Los cambiadores sanamos bien. Solo estoy preocupado por ti —Su mano cayó al estómago de Jimin —¿Cómo está nuestro cachorro?

—Está bien, pero creo que quería participar en la acción. Pateando mi hígado alrededor. Definitivamente Alfa... Quiero decir, ¿estás bien sobre matar a tu propio hermano?

El rostro de Hoseok se endureció.

—Amenazó a mi pareja y a mi cachorro. Matarlo fue la única solución. No tengo ningún remordimiento.

Tragando saliva, Jimin pensó que ese era un tema para otro día. Estaba contento de que todos estuvieran a salvo, si no un poco golpeados. Hoseok se ocupó de su herida, y apretó los dientes, lo ayudó a ponerse un par de prendas nuevas y luego comenzó a trabajar en sí mismo.

Jimin tomó el trapo de su mano y lo pasó suavemente por las heridas de Hoseok. El hombre no siseó ni se enfadó, solo miró al menor con ternura como si tratara de memorizar cada detalle. Una sonrisa se crispó como los labios de Jimin.

—¿Está mal de mi parte ponerme caliente? —Los ojos de Hoseok cayeron y una explosión de lujuria golpeó a Jimin, casi agachándolo.

—Tendremos que tener cuidado. Estás herido —dijo moviendo sus cejas.

Un gruñido vibró en la garganta de Hoseok y se movió para reclamar los labios de Jimin, éste quería expresar cuánto apreciaba que Ho hubiera luchando valientemente para protegerlos, pero algo explotó profundamente en sus entrañas y se inclinó, agarrándose el estómago.

Escuchó a Hoseok gritar su nombre, pero no pudo responder.

—¿Qué mierd...—murmuró mientras sentía algo cálido y húmedo gotear por sus piernas para empapar el piso —¿Me he orinado a mi mismo?

Hoseok contuvo la respiración y luego levantó a Jimin del suelo y lo llevó hacia la habitación antes de que pudiera darse cuenta de que se había levantado. El hombre lo colocó en el colchón, luego presionó su cálida palma contra el vientre de Jimin.

—Oh dios —graznó cuando la comprensión lo golpeó. Sacudió su cabeza mientras su interior vibraba dolorosamente —No estoy listo. Yo no estoy...

—Está bien. Todo va a estar bien —Hoseok se arrodilló para que sus rostros estuvieran nivelados —Sólo respira. Puedes hacer esto.

Jimin solo quería refutar, pero no pudo hacer nada mientras la agonía lo atravesaba.

No estoy listo.




¿me extrañaron ;)?

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