IV E

Jimin gimió frustrado cuando su celular se apagó por tercera vez en una hora, después de que el mensaje de voz de su jefe fuera enviado de nuevo al buzón. Estaba a un brazo de distancia, pero no parecía poder encontrar la energía para moverse. Y todo era culpa de Hoseok, estaba seguro.

El sexo había sido innegablemente increíble. Pero después de unos días, la fatiga comenzó a asentarse y parecía que no podía comer sin que su estómago hiciera un gran alboroto. Al principio, pensó que había contraído una ETS. Después de todo, no habían usado protección, algo poco común en él.

Pero con Hoseok todo lo demás parecía no existir, así como el condón que tenía en su bolsillo aquella noche.

Rápidamente concluyó que había contraído alguna clase de gripe por parte de Jung. Aún así, le preocupaban las consecuencias de no usar condón.

Dos semanas después de esa noche, todavía no tenía energía para hacer nada, pero su estómago se sentía un poco mejor esta mañana.

—Hola jefe. Lo siento —Finalmente en el cuarto intento contestó el teléfono.

—Suenas horrible —dijo el hombre, del otro lado de la línea —Supongo que no puedes venir hoy.

Sí, sobre eso. No creo que pueda siquiera salir de la cama. Sin embargo, trabajaré en el proyecto en casa.

Está bien. ¿Ya has visto a un médico?

Médico. Había querido agendar una cita, pero atribuyó todo a un resfriado pasado de moda que no necesitaba tratamiento médico.

—Creo que haré eso.

Por favor hazlo... Odiaría encontrarte muerto en tu cama. Bebe mucha agua y descansa. No te preocupes por nada, lo tengo cubierto —Jimin colgó y prometió compensarlo. Su jefe era increíble sobre todo y, a veces se sentía como un buen amigo en lugar de un supervisor.

Con un suspiro, Jimin se relajó, los músculos de su brazo se sintieron estirados por el simple acto de alcanzar el celular. Mientras se formaba una opresión en su estómago, gimió y miró la puerta de su baño.

Tomando algunas respiraciones profundas, levantó su torso de la cama y jadeó cuando sus pies descalzos hicieron contacto con el piso frío que le envió escalofríos por la espalda y se estremeció. La debilidad, la miseria general eran tan poderosas, que quería arrastrarse por debajo de las sábanas, pero necesitaba orinar.

Con un montón de esfuerzo, él cambió su peso sobre sus piernas y fue al baño, sin equilibrio.

—Ow —Murmuro débilmente mientras vaciaba su vejiga, sonrió aliviado. Captó su reflejo en el espejo y se inclinó. Sus ojos parecían opacos, y su piel estaba mortalmente pálida.

—Jesús, me veo como una mierda. Gracias, Hoseok.

¿Qué tipo de nombre es 'Hoseok' de todos modos? No es un nombre real, estaba seguro. Lo cual apestaría cuando tratara de rastrear al hombre para descubrir si estaba limpio o no.

Encogiéndose de hombros, sacudió su polla y luego la guardó en sus pantalones para correr. Ignoró la tentación de colapsar en la cama y se dirigió a la cocina. Abriendo el refrigerador, se sintió nauseabundo cuando el olor lo golpeó. No fue agrio, solo fuerte. Él colocó sus ojos en una botella de agua.

—Está bien, estómago. Realmente te amo así que sé amable conmigo, por favor. Lo prometo, no más burritos de la gasolinera —dijo y bebió un sorbo en el agua. La frialdad deslizándose por su garganta fue agradable y cuando su estómago no se quejó, se relajó.

Consideró probar un poco de avena, pero no quería presionarlo. Mientras tomaba un poco más de agua, se relajo aún más. En el fondo, podía escuchar el mundo exterior vivo y bien.

Las obras viales a pocos kilómetros de la calle estaban en marcha; grullas girando; martillos neumáticos martilleando; los hombres se ríen en sus pausas: los sentidos de Jimin siempre se intensificaron durante aquella época, pero la sensibilidad ya debió haber desaparecido.

Captó el sonido de un par de pies arrastrándose, se hacían más fuertes con cada paso hasta que se detuvieron frente a su puerta.

Dejando caer su atención a la grieta debajo de la puerta, vio los parches de sombra que cortaban la luz, haciéndole saber que había alguien allí.

Jimin juró que podía escuchar el aliento, un aire fuerte y desigual como si la persona estuviera estresada por algo. Después de un largo y tenso momento, un golpe lo sobresaltó y él se sacudió.

Poniendo los ojos en blanco por su nerviosismo, Park se arrastró hasta la puerta y puso su mejor cara de bienvenida.

Se encontró con una sólida pared de fuerza que desbordó por su pequeña puerta. Frunció el ceño ante todos los músculos apenas contenidos por el algodón y el cabello salvaje, sin peinar, la mandíbula fuerte y sin afeitar. ojos preciosos.

El reconocimiento inundó a Jimin junto con una pizca de excitación. Esos ojos brillantes como la luna bajan por su cuerpo, las cejas del hombre se hunden aún más con cada pulgada. Finalmente, Hoseok colocó su atención en la bella cara contraria.

—Lo siento —graznó. su ronca voz dolorosamente hermosa.

Jimin no pudo evitar recordar la forma en que el hombre le había hablado sucio en ese callejón.

Él no estaba de humor para tratar con el chico en este momento, pero había cosas que simplemente no podía dejar pasar respecto Hoseok...


Hola :)

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