Soleil de minuit
Antes de bajar del coche, Marinette y Adrien ya podían escuchar la algarabía que había sobre el Liberty. Al salir del coche algunos se asomaron para silbarles.
Marinette tuvo deseos de esconderse cuando la mano de Adrien tomó la suya. Lo miró por el rabillo del ojo con cierta sorpresa, pero Adrien se mostraba tan tranquilo como era habitual en él. Tiró suavemente de ella y la ayudó a subir al barco. Lo observó de refilón mientras subían por la rampa de acceso. Había logrado reordenar su cabello y ante la tenue luz del barco los copos de nieve brillaban. Habían mantenido las lágrimas de sangre y, con la oscuridad que daba el río, tenía las pupilas tan dilatadas que sus ojos parecían negros. Solo la sonrisa amable podía disuadir a Marinette de que pareciera un auténtico vampiro.
—¡Al fin llegaron! —gritó Rose al verlos.
—Vaya par de lentos, si es que... —dijo Kim, cruzándose de brazos. El gesto hizo que la tela inflada de su traje de Superman se deformara.
—Tú llegaste apenas hace quince minutos, Kim —le dijo Alix.
—Bueno, qué importa, finalmente llegaron —apuntó Alya, acercándose a ellos y sacando su cámara—. Ahora entiendo por qué todo el mundo se quedó en babia con los dos, los reyes de la noche, sí señor.
—Alya... —susurró Marinette, avergonzada ante el aluvión de fotos.
—Ay, Marinette, no seas así. Júntense más, quiero una foto de estreno de Hollywood. Un beso de película me vale.
—¡Alya! —la regañó Marinette, sonrojada hasta la punta de la nariz.
Alya hizo caso omiso del regaño, demasiado intrigada por la forma en que las orejas de Adrien se ruborizaron. Ver al siempre tranquilo modelo removerse incómodo sobre sus pies fue algo que no pudo ignorar.
—¡Oh, venga! Un mordisquito en el cuello, entonces.
—No voy a morderle el cuello —protestó Adrien.
—¿Y quién dice que se lo tengas que morder tú? Ella también es un vampiro —apuntó Alya.
—¡Sí, sí! Mari, ¡muérdele! —gritó Rose, haciendo que todos rieran y empezaran a corear.
—¡Ni te atrevas! —gritó Chloé, interponiéndose entre los dos y separándoles a la fuerza—. Antes de ponerle un dedo encima tendrás que vértelas conmigo.
Marinette observó con sorpresa a Chloé, que se erguía sobre ella cargando amenazantemente una estaca. Le costó un segundo reconocer su disfraz.
—¿Buffy? —preguntó Marinette con sorpresa.
Se imaginaba que Chloé traería a la fiesta otro disfraz tan llamativo que se llevaría la atención de todos. Ella era así. Pero el cosplay de Buffy era todo lo contrario. Unos pantalones de cuero rojos, la camiseta negra, la chupa, unos botines y la estaca. Por primera vez en muchísimo tiempo, vio a Chloé con el pelo suelto. Caía lacio sobre sus hombros, acariciándole suavemente las mejillas ante la brisa del río.
—Tenía que estar presente alguna cazadora de vampiros que frenara las patas a los murciélagos —aseguró Chloé antes de abrazar a Adrien—. ¡Adrikins, sácate una foto conmigo! Quedaremos fabulosos.
Marinette se alejó un poco del tumulto provocado por Chloé, chocando de espaldas con otra persona.
—¡Ay, lo siento! —se disculpó, dándose la vuelta.
La recibió la plácida y enigmática sonrisa de Luka.
—No pasa nada, ¿estás bien?
No podía ver sus ojos con claridad por culpa del sombrero outback marrón, pero no fue eso lo que llamó su atención. Lo miró de arriba a abajo, ignorando su pregunta.
—¿Marinette?
—¿Van Helsing? —respondió ella, ignorando su pregunta de nuevo.
Luka rió. Se llevó las manos a las caderas, apartando la gabardina de cuero. Debajo unos pantalones oscuros y un chaleco de cuero del que pendía una cadena de plata. A su cadera derecha, amarrado mediante un cinturón, estaba la funda de dos cuchillos de plástico.
—Por alguna razón parecía lo apropiado.
—¿Vas a cazar algún monstruo esta noche?
—Con tanto vampiro suelto, pensé que mis servicios podrían ser necesarios.
Marinette lo observó con sorpresa, pero antes de que pudiera comentar nada, Luka le tendió la mano. En el aire podía escucharse Baby Mine de Arcade Fire. Marinette tomó su mano y Luka la llevó a la improvisada pista de baile, que ahora estaba vacía porque todos estaban centrados en la sesión de fotos que Chloé estaba dando.
Se mecieron suavemente al ritmo de la música. Marinette apoyó las manos en los hombros de Luka y no pudo sino sorprenderse de la suavidad de la tela.
—¿Qué pasa? —preguntó Luka.
—Ahora mismo te estoy envidiando. Mucho, tengo que admitir.
—¿Y eso a qué se debe?
—Tu gabardina. Es una preciosidad.
—Lo sé, es más cómoda de lo que parece.
—Pero no es cuero de verdad, ¿no?
—¿Lo sabes solo con verlo?
—Tampoco te imagino vistiendo de cuero de verdad, no sé por qué.
Luka rió.
—En realidad, es de mi madre. Se la compró hace unos años, cuando Matrix estaba en pleno apojeo.
—Ha envejecido bien —contempló Marinette. Levantó con un gesto ágil el cuello, observando que en algunos puntos sí podía apreciarse el paso del tiempo.
—Está un poco destrozada, pero eso le da más credibilidad a mi disfraz —dijo Luka, guiñandole un ojo.
Marinette se tapó la boca para ahogar una risotada, aunque falló irremediablemente. No fue consciente de que su risa llamó la atención de Adrien, que los miraba con los labios apretados.
No era la primera vez que era consciente de lo mucho que armonizaban esos dos. No necesitaba estar cerca ni escucharles para darse cuenta de la magnífica pareja que hacían.
"Date la oportunidad de comprobar si realmente sientes algo por ella en lugar de encerrar tus sentimientos por la posteridad. Créeme, lo único que queda bien después de guardarlo eternamente, es el queso, lo demás se estropea y te deja la casa apestando" le había dicho Plagg. Ahora un sentimiento punzante parecía querer taladrarle el pecho y le causaba terror pensar qué era. Pensar que Plagg tenía razón.
La cadencia suave de la canción terminó y fue consciente de los repiques de Missed Connection de The Head and the Heart. Era una canción que le encantaba, pero en ese momento le sentó como una patada en el estómago.
Hasta que no sintió el violento tirón, no se dio cuenta de que Chloé le había tomado de la mano y lo había arrastrado a la pista de baile. Chloé resoplaba, levantando los mechones rubios que se le ponían frente a la cara por el viento, un gesto que hacía desde pequeña cuando estaba exasperada por algo.
Tiró con tanta intensidad de él que le recordó a su instructora de danza. Dócilmente, se puso en posición, manteniendo el agarre de sus manos y llevando la otra a la cintura de Chloé.
—Si dejas de actuar como un robot, lo agradecería.
—¿Como un robot, yo?
—Vaya, si hablas.
—Chloé...
—Me has tenido hablándole al aire durante los últimos cinco minutos.
—Lo siento.
—Si vas a estar de ese plan, ¿no es mejor que digas las cosas claras de una vez?
—¿Decir qué? —Adrien la miró sin entender.
—Adrikins, no me des evasivas, que yo eso no te lo compro.
—No sé de qué estás hablando.
—Adrien —dijo seriamente Chloé. Eso llamó la atención de Adrien, raro era que Chloé se dirigiera directamente a él usando su nombre en lugar de alguno de los apodos que le había puesto—. En serio, para ya.
—Pero es que no sé de qué estás hablando.
—Ni tú puedes ser tan idiota. Hablo de la cara de gatito empapado que pones mientras miras a Marinette.
Adrien lo iba a negar, pero Chloé se le adelantó.
—Ni se te ocurra decir que no tengo razón, porque los selfies que nos sacamos antes dicen totalmente lo contrario. Solo te falta ponerte a maullar, esperando que te mire y venga a mimarte.
La imagen se le hizo tan vergonzosa que Adrien sintió toda su cara arder. Sin embargo, no pudo evitar mirar de nuevo hacia Marinette y Luka. Seguían bailando, manteniendo una conversación amena que Adrien no podía escuchar. Cuando finalmente volvió la mirada a Chloé, esta lo estaba esperando con la mirada impertérrita. Tenía la ceja enarcada en ese gesto tan impertinente y digno que solo ella podía hacer.
—¿Decías? —preguntó Chloé, intentando marcar su punto.
Adrien no supo qué contestar. Chloé, hastiada, suspiró.
—Desde que los vi en esa gala estaba segura de que iba a pasar esto, pero no que ibas a tener la cabeza escondida en tu culo tanto tiempo. Deja de comportarte como un avestruz y lánzate de una vez.
—Marinette y yo solo somos amigos.
—Esa mentira no te la crees ni tú. Sientes algo por ella, algo que te está molestando y no va a dejar de incordiar hasta que te lo saques. Hay cosas que no deben estar encerradas en cajas, Adrien.
—Eres la segunda persona que me lo dice.
—Es raro que conozcas a alguien tan sabio como yo, pero entonces deberías hacernos caso. Si las cosas no salen, pues ya está, pero al menos sabrás que lo intentaste.
—Eres una buena amiga, Chloé.
—Soy magnífica —admitió Chloé con una sonrisa de suficiencia—. Y tendría que haber sabido que lo nuestro no iba a funcionar, eres demasiado romántico y lento.
Adrien rió y entonces se dio cuenta de que Chloé había estado tirando de él entre vuelta y vuelta para acercarles a Marinette y Luka.
—¡Cambio de pareja! —exclamó Sabrina a sus espaldas. Estaba sentada junto a Mylene e Ivan, sacando fotos de Chloé con su teléfono.
Chloé rápidamente empujó a Adrien y tiró de Luka. Marinette los observó con sorpresa y Luka simplemente se encogió de hombros con una sonrisa. Por un segundo, Marinette no pudo sino encontrar rara y divertida la pareja que hacían Buffy y Van Helsing bailando a la par. Quizás acababan armando un plan y todo.
Adrien estiró la mano hacia Marinette. Cuando ella correspondió el gesto, esperando que empezaran a bailar, Adrien se acercó a ella.
—¿Podemos hablar?
—Claro.
Marinette lo observó sin comprender, pero no se resistió cuando Adrien tiró gentilmente de ella para llegar a la rampa y volver a tierra.
Lunes, 7 de octubre de 2019
¡Hola a todos, lindas flores!
Sí, lo sé, ha pasado un mes, pero digamos que ha sido una época un poco complicada. En fin, aquí está el capítulo y el próximo será ya el último. ¡Ay, qué emoción!
Con esto y un bizcocho, ¡nos leemos pronto!
#LaFickerMalvada después de conseguir tiempo para escribir
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