Welcome Back
–¡Espérenme!– gritó para correr tras de ellos, pero ella no era tan rápida. Los miraba alejarse poco a poco y perderse en la distancia. Corrió con todas sus fuerzas en un intento de alcanzarlos hasta que tropezó para caer al suelo. Vio sus pies, los cuales se habían enredado con las raíces sobresalientes de una planta. Amy forcejeaba con todas sus fuerzas para librarse de su agarre antes de que ellos se fueran de su vista, hasta que vio un par de manos ayudarla. Con un hábil movimiento lo vio romper aquella raíz para luego verla dulcemente.
–Ves, todo está bien- habló con una sonrisa el erizo plateado.
–Regresaste– dijo sorprendida.
–Claro Amy, somos un equipo.
Abrió los ojos desubicada y notó que aún yacía en aquel cañón. Lo había olvidado, Blaze, Silver y ella habían ido a Halloween Creak a buscar al Piedra Solar. Poco a poco los recuerdos de todo lo sucedido empezaron a regresar hasta que su mente se detuvo en un recuerdo fijo, su caída. Lentamente sintió sus ojos humedecer y el incontenible deseo de llorar vino a ella. Estaba en el olvido, y nadie llegaría a salvarla.
–¿Estás bien?– escuchó decir. Amy vio al erizo azul cerca de ella y poco a poco la claridad mental la acompañó. Vio hacia el cielo y recordó que una pequeña avalancha de rocas los había hecho caer. Recordaba a Sonic soltarse para así abrazarla con fuerza y caer junto con las rocas. –No te preocupes te sacaré de aquí– le dijo mientras movía un par de rocas. Amy vio al erizo azul que tenía pequeñas heridas en todo su cuerpo. Se vio a ella misma y notó que yacía sobre una cama de rocas y unas cuantas aprisionaban su cuerpo, las cuales él quitaba con rapidez. –Listo, ¿Puedes pararte?
–¿Por qué me ayudas?– preguntó confundida.
–Creo que ya habíamos tocado ese tema antes– le respondió con una sonrisa.
–¿Yo te agrado?– preguntó sin moverse de su lecho.
–Escucha, eso no es lo importante, nosotros...
–Sé que no te agrado– interrumpió para recostarse y ver hacia el cielo –No nos agradamos, así ha sido desde ese día que nos conocimos.
–Debemos irnos– habló él –Aquí seremos presa fácil para...
–Pero me salvaste– interrumpió nuevamente –Realmente sabes cumplir con tu papel de héroe.
–Mira– dijo Sonic con un suspiro –Lo importante es que estás bien... creo... al menos físicamente te ves bien.
–¿Siempre eres tan grosero con las chicas que salvas?– preguntó Amy con tranquilidad aún con su mirada perdida en aquel cielo cubierto en tinieblas.
–Oye sé que estás... eh... afectada por lo sucedido, pero podemos hablar de esto allá arriba con los demás.
–Hmph– exclamó molesta para sentarse y verlo al fin –Tú no sabes nada sobre mí, así que no vengas a decirme qué siento o si me afectó o no– dijo Amy poniéndose de pie.
–Bien, como quieras– respondió molesto –Sólo subamos para... ¿Eh?, ¡Espera!– gritó –¿Adónde vas?
–Lejos– respondió con molestia –Lejos de él, lejos de ti, lejos de todos– dijo para caminar sin detenerse.
–Ok, es obvio que no estás bien mentalmente– dijo para correr hacia ella y parar enfrente de la eriza deteniendo su marcha –Te comerán viva si decides caminar por aquí sola.
–Lo bueno es que eso no te incumbe– habló Amy para hacerse a un lado y seguir su camino –Diles que no pudiste salvarme, que algo me comió antes de caer o yo que sé.
–¡Estás loca!– exclamó Sonic para tomar su brazo y hacerla detenerse.
–A tu criterio sí, y no me podría importar menos. Ahora sueltamente– ordenó molesta.
–Eres una pesadilla– dijo el erizo azul con un suspiro de cansancio –Vamos
–¡Dije que no!
–Si bueno, no te estoy preguntando.
–¿Qué?, ¿Qué haces?, ¡Detente!– gritó. Sonic tomó a la eriza para así cargarla sobre su hombro y empezar a caminar de regreso mientras ella forcejeaba y gritaba en un intento de librarse de él. –¡Si no me bajas ahora yo...
–Sí, sí, sí... andando.
Sonic vio de nuevo aquella pared inclinada de rocas y notó que subir sería más difícil de lo que había sido bajar. Pero prefería arriesgarse a tener que pasar con ella más tiempo atrapados en el fondo del cañón. Tomó impulso para dar el primer salto cuando sintió un dolor agudo en su pierna derecha haciéndolo caer y así botar a su carga.
Amy cayó pesadamente sobre la tierra; posiblemente él ya se había cansado de pelear con ella. –¡Bien! Ahora...– pero calló al ver al erizo azul de una rodilla en el suelo, algo no estaba bien. Se puso de pie y caminó hacia él con suspicacia. Amy vio la pierna del erizo azul y lucía un poco inflamada, seguramente se había lastimado por la caída, después de todo él había hecho todo al intentar caer de pie.
–¿Estás bien?
–Sí, es sólo un rasguño– respondió para ponerse en pie sin poder evitar volver a caer. Sonic sintió como la eriza rosa lo sujetaba antes de tocar el suelo poniendo su brazo alrededor de su cuello. Él había hecho todo lo posible por evitar que ella se lastimara, y en el intento él había recibido la mayor parte del daño.
–Será mejor que busquemos algún tipo de refugio– habló Amy viendo hacia todas direcciones.
–Es más seguro intentar subir con una pierna rota que quedarnos aquí– debatió Sonic molesto.
–¿Así?, me gustaría verte intentarlo.
–Hmph, bien– dijo él para soltarse de su agarre con cierta brusquedad. Se paró tan erguido como su ahora incesante dolor le permitió, para así dar un saltó a una de las rocas sobresalientes del lugar. Se sujetó lo mejor que pudo e intentó obviar las punzadas de dolor que lo quemaban como el fuego mismo. Sonic intentó subir dando un paso hacia arriba hasta que escuchó un leve crujido proviniente de su pierna y sin poderlo evitar soltarse y caer con pesadez sobre su espalda sintiendo su pierna doler más que antes.
–Te lo dije– habló la eriza para verlo desaprobatoriamente. –Déjame ver...
–Estoy bien, no es... ¡Ouch !, ¿Qué demonios haces?– gritó con una expresión de dolor. Amy lo vio con una expresión de sorpresa mientras yacía en cuclillas a la par de su pierna ahora con tonos violetas.
–¿Te refieres a esto?– preguntó tocando su pierna suavemente con su dedo índice.
–¡Ouch!, ¡Sí, eso!– exclamó molesto.
–Bueno, parece que no está rota... aún– habló viéndola de cerca –Pero si te sigues esforzando la terminaras quebrando.
–¿Cómo sabes eso?– preguntó Sonic intrigado.
La eriza rosa le sonrió dulcemente ante su pregunta, confundiéndolo un instante por el dulce gesto.
–Yo soy... bueno, cada vez que Silver y...– pero calló de repente entristeciendo su mirada –Sólo digamos que soy buena para esto de la medicina y la curación– completó con tristeza.
–¿Y estaré bien Doc?– preguntó Sonic con una sonrisa. No quería traerle los recuerdo de lo que pasó arriba y del sutil rechazo del erizo plateado. Lo último que necesitaba era otro melodrama.
–No lo sé, creo que habrá que amputar.
–¡¿Qué?!– gritó asustado provocando en ella una amplía sonrisa divertida. Sonic suspiró tranquilo y sonrió por igual.
–Estarás bien, siempre y cuando descanses y no te sigas esforzando.
–Por si no lo has notado este no es el mejor lugar para descansar.
–No hay opción, no podemos subir y...– silenció Amy viendo su reloj de muñeca –Son las 5:45 pm. No tardara en anochecer y esas cosas salen de noche.
–De acuerdo– accedió Sonic resignado –Busquemos un refugió.
Ella sonrió complacida y estiró su mano para ayudarlo a ponerse de pie. Sonic le dio su mano un poco dudoso, después de todo era la primera vez que ella era amable; parecía que no era tan mala como él pensaba. Sonic se apoyó en ella para ponerse de pie con algo de esfuerzo para por un segundo cruzar su mirada con la de ella, y lo que pareció tan sólo una fracción de tiempo, pareció volverse una eternidad; había olvidado que ella tenía unos hermosos ojos color verde esmeralda. Sonic recordó de nuevo la primera vez que la vio y lo hermosa que ella era cuando no estaba molesta.
–¿Qué?– preguntó Amy confundida por su mirada penetrante y fija.
–¡Ah!, nada– respondió para mover su cabeza a los lados –Andando.
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Shadow vio a sus alrededores y gritó con ira para así golpear uno de los enormes árboles muertos de aquel lugar. Había sido engañado por aquella equidna y se estaba quedando sin tiempo.
–¡Demonios!– gritó furioso.
Aún recordaba aquella sonrisa retorcida que le había dado antes de cerrar el portal. Realmente deseaba lastimar a alguien en ese momento. Shadow suspiró profundamente para tranquilizarse viendo de nuevo aquel radar que Tails les había dado, y como lo imaginaba no había ningún portal abierto. Shadow viendo de nuevo aquel panorama desolado. Logró divisar a la distancia un castillo gótico, y entonces recordó que Midnight se encontraba ahí. –Si necesitas de mi ayuda, ven y pídemela... siempre serás bienvenido aquí– recordó sus palabras. Necesitaba un portal que lo llevara de nuevo a Halloween Creak y hacer pagar a esa equidna por lo que había hecho. Corrió hacia el castillo con la esperanza de encontrarla y conseguir la ayuda que necesitaba. Sólo esperaba que nada se lo comiera en el intento.
Llegó a aquel lugar y parecía que todo el inframundo se encontraba desolado, aunque no le sorprendía, todas las criaturas deberían de estar atacando su mundo en ese momento. Caminó con cuidado hacia las enormes puertas de madera y paró enfrente de éstas. Sólo esperaba que ella no hubiera cambiado de opinión. Shadow abrió las puertas con sumo cuidado provocando un rechinar de las viejas bisagras oxidadas. Entró a aquel recibidor vació inspeccionándolo con la mirada; el eco de sus pasos resonaron por el gran lugar dando alerta de su presencia. No estaba seguro qué tenía que hacer para encontrarla, había sido una tonta idea pensar que se encontraría sentada en aquel trono de espinas todo el día. Shadow observó que el recibidor tenía tres diferentes pasillos y se preguntó en sus adentros si sería conveniente ir a buscarla o esperar a que apareciera, pues no quería provocar su ira, si lo hacía jamás volvería a ver la luz del sol. Shadow escuchó una melodía invadir repentinamente los pasillos; una suave canción, como un tipo de vals.
Shadow decidió caminar en busca del origen de la música con la esperanza de encontrarla a ella y no un tipo de demonio musical. Así, se dirigió hacia uno de los pasillos de aquel castillo. El pasillo tenía cientos de puertas cerradas a todo lo largo de lado a lado, entre ellas podía ver estatuas de chaos demoniacos, criaturas oscuras y dragones fieros. Vio candelabros de hierro forjados colgar en el techo con una flama de color azul, dándole un aspecto aún más lúgubre a aquel lugar desolado. El suelo tenía una interminable alfombra roja sobre un pulcro piso de rombos negros y blancos.
Siguió así hasta que vio una puerta abierta y una tenue luz se colaba de ésta. Shadow se acercó un poco para ver un estilo de biblioteca gigantesca con libros del suelo al techo en gigantes libreras de madera. A su lado izquierdo yacía un ventanal gigante en donde se podía ver la luna rojiza que parecía iluminar todo con su luz; y en medio del salón yacía ella, dando vueltas como una delicada bailarina, sus pies a penas si tocaban el suelo y una hermosa sonrisa se pintaban en los labios. Aquellos mechones de cabellos largos y ondulados flotaban con cada vuelta que ella daba como mariposas en el viento. Se le veía feliz.
–Bailas hermosamente– habló el erizo negro haciéndose notar.
–¿Uh?– exclamó Midnight deteniendo su danza. La espíritu lo volteó a ver y una gran sonrisa se posó en su rostro –Shadow– musitó con una sonrisa –¡Has regresado!– habló para caminar con emoción hacia él.
La vio de nuevo acercarse a escasos centímetros de su rostro. Había olvidado por completo que ella no conocía nada sobre el espacio personal.
–Es bueno verte– dijo Shadow con cierto sonroje al sentir su cercanía, avergonzado.
–¿En serio?– preguntó Midnight con una luz en su mirada –Me alegra tanto que hayas regresado, pensé...
–Viene por...– interrumpió pero calló antes de completar su frase, tal vez decir "accidente" no era lo mejor en ese caso, no si quería salir de ahí –Alguien me trajo aquí.
–¿Quién?– preguntó para ver detrás de él como una niña curiosa poniéndose de puntillas en busca del responsable.
–Midnight– habló Shadow con seriedad para poner ambas manos sobre sus hombros y hacer sus pies tocar el suelo. –Necesito regresar, necesito ir a Halloween Creak
–¿Halloween Creak?– cuestionó confundida.
–Sí.
–¿Por qué, qué sucede?
–¿No lo sabes?– cuestionó arqueando una ceja. Ella movió su cabeza hacia los lados dándole a entender que no. –Las criaturas oscuras...
–¡Mis mascotas!– gritó preocupada. –¿Tú sabes dónde están?
–¡Espera!, ¿Tú no sabes qué pasó con ellas?
–No– respondió con tristeza –Debido a que los poderes de mi hermana se debilitan, el inframundo ha empezado a ser afectado y mis preciosos salen a jugar a tu mundo... sin mi aprobación.
–O sea que tú no...
–Alguien se los ha estado llevando fuera de mis dominios– interrumpió para caminar hacia el ventanal. –Y en cuanto sepa quien es...
–¿No puedes regresarlos?
–No– habló con una expresión de pesar –Sea quien sea tiene la habilidad de controlarlos a su voluntad. A menos que yo esté donde ellos, me temo que tu mundo será invadido por mis adoradas mascotas sin nada que pueda detenerlos.
–¿Te refieres a que se quedaran allá?– preguntó preocupado.
–Sí...
Shadow recordó al ejército que casi los devora debido a las órdenes de Shade. Si esas cosas permanecían en su mundo, el caos habitaría sin control. Tenía que haber una forma para traerlos de regreso.
–Espera, dices que a menos que tú estés allá no puedes hacer que regresen.
–Así es.
–Entonces, ¿Por qué no regresas conmigo?– preguntó en forma de invitación –De esa manera podrías regresarlos aquí y...
–No puedo Shadow– le interrumpió –A menos que alguien me invoque yo sólo sería como un fantasma, recuerda que soy un espíritu– indicó tristemente –Necesito un cuerpo material.
Shadow la observó con cierta consternación, él no recordaba que ella se sintiera como un espíritu. No le importó su atrevimiento y sin su permiso tomó su mano para sujetarla con fuerza; seguía siendo cálida y firme como lo recordaba.
–Yo te siento muy real.
Midnight sintió un sonroje apoderarse de sus mejillas con intensidad, era la primera vez que algún mortal la tocaba sin su consentimiento, pero era agradable. Ella no sabía nada de los gestos de afecto mortales, como tomarse las manos, los abrazos o los besos. Eran cosas de las que un espíritu era privado al tener una forma incorpórea. Ella sujetó su mano con cierta timidez y su mirada carmín se dirigió a ésta, su mano era firme y cálida, el tacto de otro ser era algo maravilloso.
–Sí, pero estás en el inframundo, aquí las reglas cambian– habló Midnight observando su mano sosteniendo la él –Se podría decir que tú eres un espíritu también.
–¿Te refieres que mi cuerpo...
–Está aquí o allá o en la nada, pero está. Son reglas algo complicadas para podértelas explicar– indicó sin interés –Lo que necesitas saber es que estás aquí en algo parecido a un espíritu, recuerda que vienes al mundo espiritual, no podrías tener un cuerpo o de lo contrario no podrías venir.
–Entiendo– dijo pensativo observando su mano. Se le hacía extraño pensar que era otro espíritu en ese lugar, pues sentía el dolor o el afecto.
–Shadow, ¿puedo pedirte un favor?
Su mirada se posó de nuevo en el espíritu de la luna observando un par de mejillas bañadas en color carmesí.
–¿Un favor?– repitió extrañado por su actitud.
–Sólo cierra los ojos.
–Para qué quieres...
–No te preocupes– interrumpió ella –No muerdo... no siempre– aclaró con una sonrisa divertida.
Shadow arqueó una ceja confundido, pero no por eso puso objeción alguna. Cerró sus ojos con cierta duda mientras sentía como ella soltaba su mano y así sentir un par de brazos rodearlo; abrió los ojos al sentir el contacto y vio cómo ella lo abrazaba cálidamente confundiéndolo por aquel gesto.
–Pero qué...
–Sólo quiero– musitó suavemente a su oído –Solo quiero saber qué es un abrazo– completó con tristeza –Por favor... no me hagas alejarme aún– suplicó aferrándose más.
Midnight lo abrazó suavemente sintiendo su cuerpo tocar el de ella, sentía su respirar, algo maravilloso a su criterio, pues ella no sabía qué era respirar. Sólo quería aprovechar tanto como pudiera del momento hasta que sintió algo extraño; los brazos de él la rodearon con fuerza pegando su cuerpo completo al de ella. Por primera vez en su vida inmortal había sentido lo que era un abrazo y era algo maravilloso, ahora entendía porque a los mortales les gustaba tanto darlos.
–Gracias– le susurró separándose de él suavemente.
–Te mantienes muy sola, ¿verdad?
–Es parte del papel que se me dio, es así y así será siempre– respondió con tristeza.
–Dime algo, tú me dijiste que necesitas que alguien te invoque para ir al mundo mortal, ¿Verdad?
–Sí, así es– asintió con la cabeza y un amago de sonrisa –Pero como imaginaras, no muchos mortales invocan al espíritu del inframundo, además están en las escrituras prohibidas, aunque alguien lo quisiera nadie puede hacerlo.
–¿Tú sabes lo que hay que hacer?
–Claro, después de todo es mi invitación.
–Enséñame.
–¿Estás seguro de esto?
–Yo te llevaré al mundo mortal– dijo decidido –Tal vez no pueda quedarme, pero puedo hacer que las criaturas que invaden mi mundo regresen contigo.
–Shadow– musitó con una dulce sonrisa. El erizo negro sintió como Midnight se abalanzaba contra él para abrazarlo con fuerza haciéndolo caer al suelo. –¡Muchas gracias!– gritó de felicidad.
–N-no hay de qué– balbuceó sonrojado. No estaba acostumbrado a que nadie lo abrazara, menos de esa manera.
–¡Oh!– exclamó Midnight al percatarse de su acción, alejándose de él apenada –Lo siento... es sólo que siempre quise hacer eso.
–Bien, ¿Qué debo de hacer?
–Tsk– sonrió divertida.
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La miraba ir y venir por toda la biblioteca con diferentes objetos en sus manos. Plumas de cuervo, cascarones de chaos y claveles rojos, los cuales colocó encima de un círculo que ella misma había dibujado con tiza blanca.
–¿No debo de estar en el plano mortal para que esto funcione?– preguntó Shadow mientras la miraba flotar en diferentes direcciones con gran entusiasmo.
–No, sólo necesitas la invocación– respondió sin verlo en ningún momento –Y esto abrirá el portal, luego de eso...– dijo para terminar de dibujar unos símbolos en el círculo –Regresaremos a Halloween Creak– habló con una sonrisa. –¡Listo!
–Bien ¿ahora qué debo de hacer?
–Párate en el centro y repite esto: "Con una gota de sangre le abro camino al espíritu del caos para que camine y ande en el mundo mortal. Esta es mi invitación hacia ti, espíritu de la luna"
–¿Una gota de sangre?
–Ups, lo olvidaba– dijo flotando a una de las estanterías y regresar con una pequeña daga plateada–Un pequeño corte será suficiente.
–Pensé que dijiste que no tenía un cuerpo físico aquí.
–Mírame– habló Midnight con su mirada fija en sus ojos carmesí y con aquella daga cortar su mano, la cual sanó con rapidez –Yo no sangro, porque soy un espíritu. Pero tú no lo eres, tienes una forma parecida, pero como sabrás cuando viniste la primera vez con esa eriza rosa, tú puedes sangrar. Como te repito es muy complicado para explicarte.
–De acuerdo– asintió tomando la daga en sus manos. Shadow se paró en medio tal como ella le había dicho suspirando profundamente –Con una gota de sangre le abro camino al espíritu del caos para que camine y ande en el mundo mortal. Esta es mi invitación hacia ti, espíritu de la luna– repitió para con un corte rápido abrir una pequeña herida en la palma de su mano y así dejar un pequeño río de sangre tocar el suelo a sus pies.
–Tsk– sonrió Midnight al ver el círculo mágico iluminarse –Por fin...
–¿Y ahora qué?– pero calló al sentir el suelo a sus pies estremecer.
–Ahora regresamos al mundo mortal– le sonrió con malicia en su mirar.
Shadow vio todo a su alrededor empezar a desaparecer y un espacio negro absorberlo todo. Shadow vio a Midnight que yacía con aquella mirada confiada y media sonrisa. Vio sus labios moverse en un intento de decirle algo, pero al igual que la primera vez que había ido hacia el mundo espiritual, no logró escuchar nada, sin embargo logró leer los labios de ella –"Gracias"– y luego desapareció. Shadow sintió su cuerpo caer para luego ver ráfagas de colores envolverlo hasta que sintió la tierra chocar contra él.
Se levantó adolorido y vio que estaba de regreso en Halloween Creak. Shadow vio al cielo el cual ahora ya no tenía aquellas nubes grises, dándole una clara visión de la noche. La luna estaba a todo su esplendor con un tono rojizo en ésta y alumbraba cada rincón del cañón. Vio a diferentes direcciones y buscó a Midnight con la mirada; sin embargo no la encontró.
–¿Midnight?– la llamó para no obtener respuesta. –¡Midnight!– gritó haciendo que su voz resonara por el cañón. Shadow escuchó una risa traviesa invadir el cañón y supo que era ella, tenía que ser ella. La buscó por todos lados con la mirada sin resultado. Se dio media vuelta para verla parada detrás de él riendo a lo bajo. –Mid...
–Gracias por todo– dijo sonriente –Pero es hora de dormir.
–¿Qué?
Puso su mano sobre su boca para así con un suave beso sobre ésta soplar hacia él. Un pequeño viento con destellos brillantes lo rodeó y una inexplicable somnolencia vino a él. Shadow sintió sus piernas ceder ante su peso cayendo al suelo; sus párpados se volvieron pesados y su vista se dirigió a ella. Los ojos de Midnight brillaron intensamente con la luz de la luna y aquella sonrisa blanca iluminaba su silueta negra.
–Buenas noches... Shadow
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