La Llegada de Dawn
Corrieron para refugiarse en el bosque de aquellos gigantes del inframundo, y cuando pensaron que no podría escapar de su perseguidor, lo vieron ser absorbido en contra de su voluntad de regreso a las profundidades de la tierra. Los tres vieron con asombro y alivio la desaparición del gigante armado.
–Qué... ¿Qué sucedió?– preguntó la eriza rosa aún asustada.
–Seguramente el espíritu de la luna se quedó sin energía– respondió Tails.
–¿De qué hablas?– preguntó la felina.
–Pues estuve investigando sobre el espíritu de la luna y el sol mientras ustedes fueron a Halloween Creak, y resulta que la invocación que hizo Shadow, si bien efectiva no es completamente eficaz.
–¿Ah?
–Verán, ella logró venir, pero a menos que logre hacer el ritual para su permanencia no tiene sus poderes completos. Gran parte, pero no demasiados como para poder llamar a criaturas tan poderosas como esas, por eso fue que regresaron.
–Pensé que Tikal había dicho que únicamente podría traer a esos monstruos si abríamos nuevamente el portal.
–Eso haría su estadía permanente– explicó el zorro –Pero ya que el espíritu de la luna es quien los invoca, su tiempo se limita al que el espíritu de la luna quiera darle o bien sus energías puedan mantener.
–Mmm...- exclamó pensativa la felina -¿Y qué pasaría si no se hubiera quedado sin energía?
–¿A qué te refieres?– cuestionó Tails.
–¿Qué pasaría si ya no los necesitaba más en el plano mortal y esa fue la razón por la que regresaron?
–Eso significaría que fueron una simple distracción.
–Exacto, pero ¿por qué invocar a demonios tan poderosos?, creo que cualquiera de esas cosas oscuras hubieran servido de distracción de ser ese el propósito.
–A menos que...
–¿Qué?
–A menos que quisiera separarnos– completó el zorro.
–¿De qué hablas?
–Esas cosas eran cuatro, y las cuatro tomaron diferentes direcciones, como los puntos cardinales (N/A: Norte, sur, este, oeste); mira– explicó Tails para tomar una rama pequeña y hacer una cruz en la tierra –Cada uno se encargó de caminar a manera de hacernos retroceder y separarnos. Buscaban acorralarnos, si querían a uno de nosotros, esa sería la manera más fácil.
–¡Espera! De ser así...– dijo para ver de nuevo al pequeño infierno que se había armado. –Uno de nosotros era su objetivo... "¡Silver!"– pensó alarmada.
–¡Debemos regresar!– gritó la eriza rosa para correr hacia el lugar, siendo detenida por la mano firme del zorrito.
–Ir sería un suicidio.
–Pero Sonic...
–¿Sonic?– cuestionó confundido.
–Si bueno...– calló un tanto avergonzada. No podía evitar preocuparse por él –Es sólo que...
–Mira tu radar– interrumpió Blaze.
–¿Uh?– Amy vio aquel radar y pudo ver tres puntos amarillos titilar en diferentes partes de la montaña. Sonic era alguno de ellos –Hay que ir a buscarlos.
–¿Qué horas son Amy?– cortó la felina.
–Son las... 4:30 a.m– respondió con un leve bostezo. Había olvidado por completo su cansancio y fatiga de haber pasado toda la noche en guardia.
–No– comandó la felina –Esperaremos un poco más hasta que salga el sol. Ahí los buscaremos, por el momento habrá que escondernos.
–Pero él...
–Él estará bien– habló Blaze con una mirada de preocupación, viendo de nuevo la hoguera en medio del bosque –...Él tiene que estar bien.
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Se refugiaron en un gran árbol hueco por dentro. Intentarían descansar el resto del tiempo antes de que sol saliera, con la esperanza de que saliera nuevamente. Con el espíritu de la luna en su mundo no sabían qué podía llegar a pasar.
–Haremos turnos de guardia– dijo la felina para ir a la entrada del lugar –Haré el primero. ¡Tú!- señaló al zorrito –Harás el siguiente, Amy serás la última.
–Pero...– habló Tails inconforme.
–¿Algún problema–- preguntó Blaze para verlo de reojo amenazadoramente.
–No ninguno– respondió con rapidez.
Tails la vio asentir con la cabeza y salir del gran árbol para perderse en la noche, suspirando aliviado. Fijó su vista de nuevo en la eriza rosa, quien mantenía aquella expresión de consternación en su rostro. No entendía por qué de repente parecía Sonic simpatizarle tanto, después de todo, la última vez que él recordaba que se habían visto, ellos no podían permanecer cerca uno del otro sin quererse matar.
–Sonic estará bien– habló al fin para romper el silencio.
–¿Eh?– exclamó sorprendida –Cómo sabes... es decir... ¿Qué te hace pensar que pienso en él?– preguntó con un sonroje en su rostro.
–No puedo ser hábil para las peleas cuerpo a cuerpo, pero no soy ciego o sordo– habló para sentarse en la tierra húmeda –Arriesgue mi vida por ti antes porque vi que eras importante para Sonic, de lo contrario se lo hubiera dejado a tu intimidante amiga.
–¿Antes?– repitió ella. Amy recordó que cuando el demonio atacó él la tomó en manos para sacarla volando de ahí mientras Blaze hacía una distracción. –Pues yo no te pedí que me salvaras– dijo molesta.
–Dime ¿por qué te preocupa tanto Sonic?– inquirió –Pensé que no te agradaba.
–¡Así es!... bueno, era... es sólo que...
Amy sintió aquel sonroje nuevamente. Le dio la espalda con rapidez mientras sentía su corazón palpitar fuertemente; puso ambas manos sobre su pecho en un intento de hacer que los latidos que se escuchaba ensordecedores en su cabeza, apaciguaran el constante tamboriteo, sin éxito alguno.
–Sonic es mi mejor amigo, y también es un gran héroe, salva a muchas personas y a muchas chicas– comentó Tails fríamente. Amy lo vio de reojo mientras lo escuchaba hablar –Y a veces las chicas tienden a sentir cosas, cosas que no sienten realmente– dijo con un tono de voz más lúgubre.
–¿Eh?– exclamó Amy volteándolo a ver.
–Tu afecto es hacia Silver, déjalo ahí.
–¿Qué tratas de decirme?
–Yo lo vi sufrir mucho por alguien en el pasado y no permitiré que eso se repita.
–Pero...
–A ti no te simpatiza Sonic más que a cualquiera al que haya salvado la vida. Que un incidente aislado no te haga pensar que sientes algo más.
–Yo no siento nada por...
–Lo veo en tu ojos– interrumpió su alegato –Deja las cosas como están y no te acerques más a él.
Tails vio a la eriza quedarse sin palabras y sin nada más que decirle mantuvo su mirada en la entrada de aquel refugió improvisado. Tails aún recordaba el tiempo de Sally, y del sufrimiento de su mejor amigo por como una chica, a la cual él se había dedicado a salvar en incontables ocasiones, le había pagado mal. Sonic a penas si había sido el mismo luego del rechazo de ella. Él no permitiría que eso se volviera a repetir.
Amy se sentó sobre la tierra húmeda y mantuvo su vista en su regazo. Lo que él decía no tenía sentido, a ella le agradaba Sonic más que antes, eso no lo podía negar, pero sentir algo como lo que él intentaba darle a entender era tonto, ella no estaba enamorada de él, no como lo estaba de Silver. Sonic simplemente le había ayudado a entender de mejor manera el rechazo del erizo plateado... eso era todo. Vio de nuevo al zorrito quien mantenía aquella mirada fija e intimidante a la entrada su refugio improvisado.
–Yo no...– musitó atrayendo su atención –Yo no quiero lastimarlo– completó con timidez, llamando su atención. –Y no te confundas– dijo parándose nuevamente y verlo con intensidad –Yo no tengo ningún sentimiento por ese erizo azul, para mi él no significa más de lo que tu significas para mí.
–Entonces seguramente debo significar mucho, pues pretendías arriesgar tu vida y regresar por él– citó el zorro.
–¡Es sólo una deuda!– dijo molesta –¡Él salvo mi vida!
–¿Y?
–Es normal, quiero pagar mi deuda con él, nada más.
–Di lo que quieras, tus ojos no me mienten.
–¡Eres tan terco como él!– gritó molesta –¿Qué les pasa a ustedes los hombres? Sólo porque una es atenta con ustedes creen que de pronto uno mágicamente se enamora de ustedes, ¡pues no es así!
–¿Entonces no sientes nada por Sonic?– inquirió arqueando una ceja.
–¡Claro que no!– respondió molesta –¡Es sólo una deuda! Él no significa nada para mí. Así es y así será siempre... no lo olvides.
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A pesar de las horribles criaturas que traía la noche, las estrellas en el firmamento brillaban con intensidad dándole una falsa tranquilidad al ambiente. Suspiró pesadamente para a lo lejos escuchar una pequeña riña entre el zorro de dos colas y Amy. No le puso mayor importancia, Amy siempre había sido una eriza muy explosiva y difícil de tratar si no se le hablaba con las palabras correctas.
Desde una de las ramas de aquel tronco hueco miraba las montañas extensas y verdes que se miraban tranquilas y pacificas; nada se movía y no había rugidos del inframundo o luces rojas que le indicaran que hubieran demonios cerca. Los sonidos de los grillos nocturnos inundaban el ambiente y la brisa fresca hacía que esa noche de verano fuera agradable. En sus adentros se preguntaba si aquellos demonios sabían que pronto amanecería y habían regresado a ocultarse. Fijó su mirada al cielo despejado y estrellado de esa noche y una expresión de preocupación inundo su mirada; antes la noche siempre había sido su mejor aliada, ahora le causaba temor de quedarse así, no sabía si mañana amanecería, si Dawn podría seguir manteniendo el cielo y de no ser así, sus esmeraldas serían sólo rocas brillantes e inútiles. Sin las Sol Emeralds ella ya no sería una guardiana y eso sólo significaría que Silver saldría de su vida para siempre. Blaze fijó su vista de nuevo al incendio aislado que se había creado en la casa de Tikal el cual alumbraba el oscuro paisaje. Suspiró preocupada y abrazó sus piernas para poner su barbilla sobre sus rodillas y ver de nuevo el extenso bosque. El no saber si él estaba bien o no o quién podría haber sido la víctima de la emboscada del espíritu de la luna, a pesar de que la mayor probabilidad fuese el erizo negro, la estaba carcomiendo por dentro. Su mirada se dirigió a la luna carmesí, y rogó al cielo, que el objetivo de la emboscada no hubiera sido él.
–Silver– musitó al aire.
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Paró de golpe y volteó a ver a sus espaldas. Era extraño, hubiera jurado por un momento haber escuchado su nombre en el viento. –¿Qué sucede?– escuchó Silver preguntar al erizo azul, sin poder evitar ver una vez más a sus espaldas. Movió la cabeza a los lados para darle a entender que no había sido nada y siguió su camino.
Silver aún no podía creer que aquel demonio que parecía invencible, simplemente desapareciera frente a sus ojos como el más afortunando golpe de suerte. La tierra, literalmente se lo había tragado. Ahora yacían ambos lejos de los demás y debían de volver a reagruparse. Vio al cielo y si su intuición no le fallaba no tardaría más de una hora para que el amanecer robará las estrellas y al fin poder estar a salvo, o eso esperaba.
–Bien, según esto debemos de estar cerca de alguien– habló Sonic mientras miraba su radar.
–¿De alguien?– repitió arqueado una ceja.
–Sí bueno, los puntos no dicen los nombres de quien pertenecen, pero te puedo asegurar que el punto solitario es Shadow.
Silver recordó al erizo negro, quien en su opinión era una de las criaturas más toscas y solitarias que había conocido, y conocía a varias de ellas; incluyendo a Blaze.
–Realmente él no es un erizo muy amistoso ¿verdad?
–¿Te refieres porque odia a todo el mundo?- preguntó Sonic con una sonrisa juguetona.
-Sí, bueno, y porque no pareces agradarle mucho.
–¿Yo?, ni en broma ¿acaso no lo ves? Soy su modelo a seguir– dijo con una sonrisa.
–Sí, claro... Se nota que la caída en el cañón fue peor de lo que pensé.
–Hmph, al menos rescate a Amy– respondió molesto.
De nuevo sintió la culpa golpearlo con fuerza; no era necesario que todos reprocharan su decisión, no había podido salvarlas a las dos, por más que hubiera querido. Él había tenido que escoger, y le pesare a quien le pesare, él siempre escogería a Blaze. Miró de nuevo al erizo azul, quien seguía con aquella expresión de molestia en su rostro mientras ambos caminaban en aquel bosque oscuro. –"¡No me iré sin Amy!"– aún recordaba aquella frase. Nunca imaginó que alguien, aparte de Blaze, diría algo como eso, más aún él, quien no parecía simpatizar mucho de Amy desde que se habían conocido.
–Explícame algo– rompió el silencio el erizo plateado –¿Desde cuando llamas a Amy por su nombre?
–¿Y cómo quieres que le diga?- preguntó irónico –¿Amiga del erizo plateado?
–Me refiero a que antes de caer con ella en el cañón no parecías llevarte muy bien. No recuerdo haberte escuchado llamarla por su nombre ni una sola vez antes de eso– explicó inquisitivo.
–Ah bueno... eso era porque...– respondió vagamente. Desvió su mirada y vio de nuevo su pierna, que de no haber sido porque ella se percatara del poder curativo de la gargantilla de Dawn ahora no podría ni caminar.
–¿Qué pasó entre ustedes allá?
–¡¿Eh?!- exclamó sonrojado -¡¿De qué demonios hablas?!- preguntó nervioso para parar de su marcha –¡Nada pasó allá abajo!- explicó con rapidez.
–Algo tuvo que pasar, porque de repente se llevan muy bien– habló indiferente para caminar a la par de él y pasarlo –¿No es así?– dijo para verlo de reojo.
Sonic sintió como la temperatura de su cuerpo aumentaba a gran velocidad y como sus mejillas parecían arder. El recuerdo de ella abrazándolo con sutileza invadió su mente rápidamente. Cerró sus ojos con fuerza y sacudió su cabeza a los lados para intentar borrar aquel momento de su mente.
–¡No fue nada, sólo fue una charla eso es todo!– se excusó con rapidez.
–No me lo parece. Amy es una eriza muy especial, y que de repente le de su cariño a un extraño no es normal– dijo pensativo.
–¡No hay cariño involucrado!– corrigió velozmente –Sólo hablamos... eso es todo- explicó para tranquilizarse poco a poco.
–¿Sobre qué?– inquirió curioso.
–Hmph- exclamó para continuar su marcha –...Sobre ti
-¿Eh?
–No creerás que verte elegir a Blaze antes que a ella no le dolió– dijo para seguir su rumbo dándole la espalda.
–No podía salvarlas a ambas, yo...
–A mí no me lo expliques, hubiera sido a ella o Blaze, a cualquiera de las dos hubiera rescatado. Eso díselo a Amy.
–Es sólo que... lo que pasó...– intentó decir Silver para bajar su mirada culpable.
–En algún punto tenías que elegir, no puedes tenerlas a ambas.
–¿Ah?- exclamó para verlo nuevamente.
–¡Es decir!, ¡Ella tenía que enterarse de tus sentimientos! Je je- rió nervioso. Si Blaze descubría que él había hablado de más con Silver lo carbonizaría vivo.
–¿Ella sabe que me gusta Blaze?
–¡¿Te gusta Blaze?!- gritó asombrado.
–Eso fue lo que me dijiste, que ella se enteró de mis sentimientos.
–No, es decir... eso es...
–¿De qué se enteró entonces?
–Bueno, es obvio que no correspondes a su afecto, pero no sabe que estás enamorado de su mejor amiga– explicó –Amigo estás en serios problemas ¿Acaso no has escuchado hablar del código de las chicas?
–¿Código de las chicas?
–Este... "¿Qué demonios estoy diciendo? Y al final, a mí por qué me debería de importar este triángulo amoroso" Nada, olvida que dije eso.
–¡No, espera! Explícame eso.
–Es como esa regla entre chicos- explicó indiferente –Mira, por ejemplo, si yo reclamo primero a Blaze, tú no podrás tenerla, aunque ella no guste de mí.
–¿Me estás diciendo que te gusta Blaze?- preguntó molesto.
–¡Pon atención!- dijo molesto para golpear su cabeza con su mano –Aunque te guste Blaze y asumiendo, con esto no quiero decir que sea así, que ella guste de ti, jamás te hará caso, porque Amy te reclamo primero ¿entiendes?
–Entiendo– respondió pensativo –¿Y entonces qué hago?
–¿Tengo cara de psicólogo o algo así?
–Es sólo que... Blaze es...
–¿Ya se lo dijiste a Blaze?
–Sí, así es- respondió con tristeza.
–¿Ella te rechazó?– preguntó curioso.
–No exactamente. Pero no correspondió tampoco.
–Bien, si ellas funcionan igual que nosotros, Blaze necesita la aprobación de Amy para, si en dado caso fuera así, confesarte sus sentimientos.
–Eso significa...
–Que debes de hablar con Amy.
–¡Estás loco!
–A menos que Amy repentinamente se enamore de alguien más, es tu única opción.
–¿Hablas de que debo de pedirle a Amy que hable con Blaze y le diga que estoy disponible?- resumió el erizo plateado –¿A eso es a lo que te refieres?
–Si lo pones de esa manera, sí.
–¡Realmente esa caída le hizo mal a tu cerebro!
–Esa es tu única salida si realmente quieres estar con Blaze, de lo contrario jamás pasara.
–Tiene que haber otra forma.
–Bueno...– dijo pensativo el erizo azul –Siempre funciona que el mejor amigo hable cosas que parecen irrelevantes con la chica que te gusta, respecto a cosas que no piensas después del rechazo– murmuró pensativo.
–¿Eh?
–Bueno, por ejemplo. Si Tails hablara con la chica que me gusta, y le dijera que después de su rechazo me interesó otra persona, eso la haría arder en celos y posiblemente haga algo para llamar mi atención nuevamente, dándome a entender sus verdaderos sentimientos.
–Eso suena bien para mí– dijo con una sonrisa.
–Bien, si eso quieres hacer, sólo debes de pedirle a tu mejor amigo que hable con Blaze y... ¿Por qué me miras así?– cuestionó ante la mirada fija del erizo plateado.
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Llevaban toda la noche caminando, después de que aquellos demonios con cascos de aceros desaparecieran y los separaran a todos, lo mejor sería reunirse todos juntos nuevamente. Tendrían una mejor oportunidad de luchar con las criaturas oscuras y sobrevivir si estaban juntos a si lo hacía cada uno por su cuenta. Knuckles caminaba adelante pendiente de la señal más próxima en su radar mientras la murciélago lo seguía de cerca con una expresión pensativa.
–Debemos de estar cerca de alguno de ellos.
–Sí– respondió ella vagamente.
Rouge vio al equidna quien caminaba frente a ella a paso firme por el oscuro bosque; ella aún recordaba como había buscado la manera de protegerla al ocultarla de Shade entre los árboles. Nadie jamás había intentado protegerla antes, después de todo a los ladrones no se les protege. Después de llegada de aquellos demonios en taparrabos Knuckles había corrido hacia ella, en el lugar que le había pedido que lo esperara para tomarla de la muñeca y huir a la profundidad del bosque. Ambos habían intentado derribar al demonio, sin éxito alguno, hasta que sin previo aviso, desapareció frente a sus ojos. Rouge observaba al equidna con intriga, era el primero que alguna vez se había preocupado por ella. Él era diferente al resto.
–Creo que estamos cerca– habló el equidna viendo su radar –Me parece que alguno de ellos está por...
–¿Por qué me ayudaste antes?– interrumpió su frase –Yo pude muy bien haberte ayudado antes, no era necesario ocultarme. No soy una dama en peligro ¿sabes?
–¿Uh?– exclamó Knuckles viendola de reojo.
–No necesito que me protejas.
–Bien– respondió sin interés –No lo volveré hacer– dijo viendo su radar nuevamente –Estamos a unos cuantos...
–¡¿Cómo puedes decir eso?!– reclamó Rouge molesta.
–¿Eh?– exclamó Knuckles alzando una ceja parando su marcha.
–¡¿Y si me pasa algo?!
–¿De qué estás hablando?– preguntó Knuckles confundido –No me acabas de pedir que no hiciera eso.
–Si bueno, que pueda protegerme no significa que no me guste que alguien más lo haga.
–¿Me estás pidiendo que te proteja?
–¡Por supuesto que no!
Knuckles la vio sin entender. No entendía qué demonios quería decirle; pero no había tiempo para eso. Vio de nuevo su radar y notó que había alguien en las cercanías con otro radar.
–No tengo tiempo para esto, estamos cerca de...
–¡Eres un gran tonto!– gritó Rouge pegandole una fuerte patada y hacerlo caer al suelo. –¡Eres un cabeza de nudillo escuchaste!
–¡ESTÁS LOCA!– gritó el equidna que levantaba su rostro de la tierra.
–Hmph, jamás se le dice a una dama que...– Pero un golpe rápido en su pierna la hizo callar perdiendo el equilibrio y caer a un lado del furioso equidna, quien había sido el responsable de su caída. –¡¿Por qué hiciste eso?!
–¡Tú empezaste!– gritó Knuckles viendola iracundo y poniendose en pie. –¡Déjate de tonterías y muévete! No tengo tiempo para estar perdiendo en tontas discusiones, debemos de reagruparnos lo más pronto posible.
–Bien– respondió con un suspiro para ponerse en pie por igual –Sólo quería agradecerte lo que habías hecho... pero no soy realmente buena para ese tipo de cosas– habló con cierta timidez.
–-¿Quieres darme las gracias?– preguntó más tranquilo viendola con su mirada clavada en el suelo
–Yo jamás doy las gracias– corrigió Rouge.
–Entonces cómo...
Rouge sujetó al equidna fuertemente de los brazos para así juntar sus labios con los de él y robarle un beso. Knuckles no pudo reaccionar ante la imprevista acción de la murciélago que así como pegó sus labios contra los de él en un beso rápido, se alejó de pronto.
Como si de un simple apretón de manos se hubiese tratado. Rouge se alejó de él sin darle la cara ni emitir palabra alguna, para continuar su camino.
–Yo prefiero... demostrarlo– susurró por último para seguir su trayectoria.
Sintió como sus mejillas no tardaron en sonrojarse con gran intensidad, y por más que en su mente quiso reclamarle sobre su acción completamente fuera de lugar, no pudo decir palabra alguna. Simplemente la observó fijamente mientras miraba su andar. Estiró un brazo mientras la timidez parecía abrazarlo con fuerza, para así pronunciar con debilidad su nombre.
–Rouge...
–Veo que estás vivo– la escuchó hablar para callar nuevamente y ver una figura conocida toparse con ellos.
–¿Rouge?– escuchó pronunciar al erizo negro que caminaba hacia ellos. –Y contigo está el guardián.
–¿Uh?– exclamó.
–Sí, es todo un pervertido ¿sabes? Me separó de los demás sólo para estar conmigo– dijo con una sonrisa picara.
–¡¿QUÉ?!– gritó molesto –¡Yo no fui quien...
–No lo niegues guardián– interrumpió Rouge con rapidez –Estás atraído por esta belleza exótica.
–¡Eso no es...
–Necesito que invoques a el espíritu del sol– interrumpió Shadow la absurda pelea.
–¿Ah?– exclamó Knuckles para tranquilizarse y verlo desaprobatoriamente. –Hmph, se lo dije antes a Tikal, yo no pienso...
–Ella está muerta– interrumpió con frialdad.
Tanto Rouge como el equidna callaron ante la trágica noticia del erizo negro. Shadow caminó hacia el equidna quien parecía incrédulo por sus frías pero verídicas palabras; para así darle en sus manos el libro que Tikal le había entregado antes de morir.
–Midnight sabía que si la dejaba con vida nos diría como traer a su hermana, por eso la mató– explicó el erizo negro.
–Te refieres que toda la emboscada y eso...- habló con tristeza Rouge.
–Fue sólo una distracción para no poder protegerla y matarla.
–Pero pensé que dijiste que te quería a ti muerto, no entiendo...
–Midnight está esperado algo antes de matarme– interrumpió Shadow al equidna –Eso me da poco tiempo.
–Necesito que invoques al espíritu del sol, si Midnight logra quedarse no volveremos a ver un mañana.
Knuckles vio el libro que yacía en sus manos y leyó el titulo del mismo "Espíritu del sol" Era lógico que la mejor sacerdotisa de su pueblo poseyera semejante información. Suspiró resignado y asintió con la cabeza.
–¿Qué tengo que hacer?
–Mira la página 13– ordenó el erizo negro –Creo que tiene el ritual, pero no logro entender esa escritura, necesito que lo traduzcas.
–Bien– dijo abriendo el libro y leer su contenido. –Bien según esto, se necesitan rosas blancas, plumas de paloma, agua de manantial y... creo que dice cascarones o ronrones, no estoy seguro.
–¡Como que no estás seguro!– regañó la murciélago.
–¡Son escritos muy antiguos, inténtalo tú si crees que es tan fácil!– se excusó el equidna.
–Son cascarones– interrumpió Shadow.
–¿Eh?, ¿cómo sabes?– cuestionó la murciélago.
–Son casi los mismos materiales que usó Midnight para su ritual, pero ella usó cascarones de chaos oscuros.
–Sí– dijo Knuckles retomando nuevamente el texto y leerlo –Necesitamos cascarones de chao ángel.
–Genial, ¿dónde conseguiremos eso?– cuestionó Rouge.
–Encárguense de las rosas, las plumas y el agua de manantial, yo me encargaré de los cascarones.
–Bien, no hay tiempo que perder– comando el erizo negro.
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Rouge y Shadow regresaron al punto de partida con los materiales que les había indicado el guardián. Shadow había recolectado las rosas blancas y las plumas, mientras que Rouge se había encargado de buscar agua de manantial en las montañas.
–Parece que encontraste todo- dijo Rouge con un pequeño balde en su mano.
–No fue difícil.
–Bien, parece que tenemos todo– habló Knuckles llegando con un cascaron en sus manos.
–¿Dónde rayos conseguiste eso?– cuestionó la murciélago.
–Soy un guardián del mundo espiritual, tengo algunas cosas de ese lado.
–Bien, terminemos con esto– habló el erizo negro.
Knuckles vio al cielo que pronto empezó a bañarse de tonos violetas y rojizos, era el momento; Dawn sólo podía ser traída cuando el primer rayo de luz tocara la tierra. Con una rama dibujó el pentagrama, como el libro lo indicaba, sobre la tierra y con velocidad colocó los objetos en el lugar adecuado. Se paró en medio del círculo y suspiró sabiendo en sus adentros que esto podría terminar mal, pero si el espíritu de la luna deseaba a Dawn del otro lado, era por alguna buena razón. Tomó un poco de agua en su mano y repitió las palabras que decía el texto una vez que vio el primer rayo de sol iluminar las montañas.
–Con una gota de pureza le abro camino al espíritu del cielo para que camine y ande por la tierra. Esta es mi invitación hacia ti, espíritu del sol– dijo dejando caer el pequeño río de agua purificada.
Aquel pentagrama emitió una fuerte luz blanca para enceguecer tanto a Rouge como a Shadow. Un remolino de viento rodeó todo el pentagrama obligando al equidna salir de éste y caer al suelo. Los tres se protegieron los ojos del viento arrasador con la mano en un intento de ver qué sucedía, hasta que pronto todo cedió. Una pequeña luz iluminó el pentagrama desde el cielo para ver a una chica de ropas extrañas descender con lentitud. Tenía sus ojos cerrados, como si en un apacible sueño se encontrara mientras descendía lentamente de entre las nubes.
–Midnight– susurró Rouge al ver a la chica bajar con delicadeza.
–No– corrigió el erizo negro –Ella es...
–Dawn– completó Knuckles.
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